Capítulo 26 "YUI"
Cuando abrió los ojos finalmente dentro de todos sus sentidos aún vibrantes a flor de piel, el espanto poco a poco se apoderó de ellos... Estaba lloviendo y ni siquiera lo había notado, se encontraba completamente empapado en medio de aquel caos destacado en relámpagos incandescentes y sonoros truenos. Las manchas de sangren se escurrían como estrías sobre su piel hasta sus ropas, pero no dolía...
-...¿Stacia?... –se le humedecieron los ojos, ocultándose por completo en el mar de sentimientos que aquel despertar le acarreó, doblándolo sobre sí mismo, tratando de resistir el embate de frustración, arrodillado, chocó su cabeza en varias ocasiones contra el suelo.
SWORD ART ONLINE
WHITE BUTTERFLY
Capítulo 26 "YUI"
-Desde el momento en que nos escapamos de Underworld habían pasado solamente unas semanas... cuando nos mudamos a nuestra cabaña en las afueras de la ciudad. El campo sin duda era el mejor lugar para pasar desapercibidos, después de todo quién buscaría a una diosa como la esposa de un granjero...
-¿La ducha? –le preguntó ciertamente cansado, había pasado todo el día en la mudanza, llevando cajas y muebles del carromato halado por el asno desde el mercado hacia las afueras del pueblo.
-Sí... supuse que terminarías exhausto... así que puse algunos leños a calentar agua, ahora mismo está perfecta. –le sonríe su amada, ayudándolo a quitarse el poncho que utiliza encima para poder cubrirse en cualquier momento que considere necesario, el olor del sudor se sintió casi al instante y las marcas negras que dejaba la tierra sobre la piel de su amado le hicieron ver que realmente el día había cobrado con su energía.
-No Stacia... no me toques así... -se sintió avergonzado de su propio estado, después de todo no era su costumbre exhibirse frente a las mujeres de manera tan desagradable. –Mírame estoy hecho un asco.
-No señor, eso sí que no, usted no puede prohibirme tocar a mi marido cuando yo quiera y como yo quiera. –Le sonrió divertida.
-¿Cómo tú quieras?... –abrió grandes los ojos ante sus palabras, para luego ser volteado por ella y empujado despacio desde la espalda por sus delicadas manos, entrar finalmente al cuarto de baño.
-¿Tú entrarás conmigo?... preguntó al verla junto a él, pregunta que hizo sin pensar y que lo sonrojó al instante.
-Por el momento me retiraré pero vendré a ayudarte a enjabonar la espalda, así que tómate tu tiempo en lo que yo termino la cena. –Respondió sin tomar ninguna clase de nerviosismo por la pregunta que le hizo, para luego salir y cerrar la puerta tras de sí.
Tras un suspiro, se terminó de desvestir y entró a la tina despacio, para luego sentarse a lo largo de la misma hasta recostar su espalda contra el respaldo. Tuvo que doblas sus rodillas entonces, así notó lo pequeña que en verdad estaba, pero pensó que sería mejor así, ya que Stacia quedaría perfecta dentro y no correría peligro de lastimarse.
-...Stacia... -repitió para sí mismo y cerró los ojos. Estaba tan cansado que la inminente relajación del agua caliente rodeando su cuerpo lo arrullo en un segundo.
-Es peligroso dormirse dentro del agua caliente... -escuchó entonces muy cerca de él, al abrir los ojos, el rostro de su amada estaba justo frente al suyo, por lo que chapoteó un poco del susto.
-¡Ahh!
-¡Perdón! ¿Te asusté?... –lo mira preocupada.
-Más bien... me sorprendiste -recupera la compostura, apoyándose a los lados de la tina.
-Bueno. –Ladeó la cabeza en una sonrisa. –Discúlpame.
-No tienes por qué pedir disculpas... -le sonrió divertido por el momento.
-Tú siempre eres así conmigo... nunca me dejas admitir mis errores... me estás malcriando mucho.
-Es que hasta el momento... no he visto que cometas ningún error Stacia... -tras sus propias palabras piensa en la situación por la que están pasando, pero se niega a decirse a sí mismo que haberla llevado de su hogar haya sido una falta.
-¿Ali?...
-Shampoo. –le dice sin más que una sonrisa en el rostro.
-¿Qué? ¿Ahora el señor príncipe necesita que le laven el cabello? –le sonríe, tomando entre sus manos la jarrita y dejando caer sobre su mano un poco del pegajoso líquido verde. –A ver... voltéate.
Con la petición, el príncipe se puso de espaldas a ella, dejando al descubierto frente a su mirada la mitad superior de su espalda desnuda y perfecta y su largo cuello firme, por lo que atraída por tal vista, se acercó un poco más a él, colocando las manos sobre los cabellos oscuros y abundantes, sintiendo como de inmediato se formó la espuma entre sus dedos, con los que se dedicó a masajear la cabeza de su amado en repetidas ocasiones.
-¿Está bien así?... –preguntó en su oído al notar que había cerrado los ojos al sentirse entre sus manos.
-Es perfecto...
De un momento a otro había pasado hacia su cuello y espalda, notando tras enjuagarlo algunas marcas de sus propias uñas, estampadas como garras en hileras sobre su piel. Lo que la hizo sonreír... no comprendía por qué aquellas heridas no la hacían sentir en lo absoluto culpable, más despertaban en ella el deseo de provocarle otras de la misma índole y saber que ella es la única capaz de hacerlo.
Tomó el recipiente de agua y le dejó ir un poco sobre el cabello para borrar el rastro de la espuma, dejándolo con el cabello empapado y goteando, mientras él mismo se limpiaba el rostro del exceso.
-Separa los brazos... -prácticamente le ordenó al oído con una voz tenue y delicada, lo que lo hizo despertar de su somnolencia y obedeciéndola, observó como su pecho era masajeado por la barra de jabón, mientras su espalda se había convertido en soporte del peso de su amada cuyos pechos se compactaron contra él al juntarse de tal manera.
ADVERTENCIA: LEMON
-Stacia... si haces eso vas a mojarte... -Lo único que se me ocurrió decir... estúpido, estúpido, estúpido... mis propias palabras se volvieron en mi contra dentro de mi mente, inmediatamente lo único que pensaba y quería era adentrarme dentro de su mar, mi miembro se puso como roca de solo pensarlo, y ahora que hacía... quería que ella lo viera... que lo supiera... pero al mismo tiempo... ¿Sólo por estarme enjabonando me pongo así? Bueno... pensándolo bien... qué hombre no reaccionaría así si la mujer que ama está... así...
-¿Mm?... ¿Qué es eso que está flotando ahí?... –miró desde donde se encontraba como una pequeña boya perdida en el mar se asomaba entre las piernas de su amado.
Alistair al notar de lo que la diosa hablaba, se alarmó al instante y se curvó hacia el frente.
-Na... nada... no es nada... -cerró los ojos frustrado.
-A él también iba a lavarlo... no pensé que tuviera tantas ganas de jugar ya... -le dijo suave y despacio al oído, tratando de tranquilizarlo, que supiera que de antemano había pensado que algo como eso pasaría... que no tenía que sentirse extraño al respecto.
-Perdóname... -le respondió aún con su explicación tierna.
Sin embargo, lo único que ella quería en ese instante era que él se sintiera bien y reconfortado... y que mejor manera de demostrarle sus sentimientos que con los actos. Metió el brazo en la bañera en dirección declive sobre el abdomen de su amado y casi al instante un parpadeo largo seguido de un pequeño y hasta dulce gemido del pelinegro se escuchó.
-Déjame ayudarte con esto... -se colocó por completo tras de él, prácticamente abrazándolo.
-Sta...cia... -no sabía qué posición me ayudaría más a soportar aquella exquisita tortura, la sentía detrás de mí... delante de mí... dentro de mi... en todas partes. ¿En qué momento Stacia se había convertido en un ser omnipresente? Los tirones que me daba revolvían el tiempo y el espacio a mí alrededor, en aquel momento sólo tenía espacio en la mente para aquella sensación creciente proveniente de la mano de mi amada sobre mí. La calidez de su contacto me acrecentaba en todos los sentidos. Si me doblaba hacia adelante, sentía que iba a explotar, si trataba de relajarme y me recostaba hacia atrás, ahí estaba ella y su olor que me hacía querer saltar. Quería más... mucho más... más... Pude sentir como los cuernos emergieron enloquecidos en mi cabeza, no otra vez... había perdido el control...
-Ali... -me llamó en su propio jadeo y ya no puede soportarlo más.
Se levantó de un impulso y volteó hacia ella, mostrándole su cuerpo húmedo, desnudo y activo. Para acto seguido atraerla hacia él con una mano, mientras con la otra la tomaba entre el cuello y la mejía y acercándola a él la beso con desespero. Sacando una pierna de la tina y escurriendo toda el agua que acarreó con él hacia el piso, seguida de la otra, sin soltarla la cargó sobre su cintura, haciéndola sentir la presión que ejercía su miembro que ella misma había estimulado contra su propia intimidad recubierta de miles de telas, sonrojándola en su propio deseo.
Una vez despojada de sus ropas, se encontraba aprisionada entre él y la pared, que la sostenía de la cadera, mientras su unión la mantenía por encima de él. Podía sentir como la llenaba por completo y con gran ímpetu, el calor dentro de aquel lugar que de por sí destilaba humedad y vapor era abrumador, sentía como había comenzado a sudar en medio de toda su locura desatada para ese momento sin freno.
-El pensamiento cruzaba por mi mente de manera interminable "Hermosa" simplemente eso era lo que pensaba al verla... Jamás había conocido a una mujer con aquellos atributos, su aroma... cada esencia que se desprendía de su cuerpo me cautivaba en un laberinto de averiguación por saber de donde provenían todos y cada uno de ellos... Sus cabellos, su cuello... entre sus pechos, cada una de las partes que besaba tenía un olor diferente y a la vez el mismo... tan natural... tan acogedor... tan cálido... tan Stacia... era como si pudiera verla frente a mí al mantener los ojos cerrados.
Me detuve... quería tenerla así... esperando por mí... viéndome sobre ella, con aquella plácida sonrojes que me invitaba a seguir mimándola, era como si el toque de mis dedos, despertara cada pequeño bello que cubría su blanca tersura que a pesar de anhelar tanto... luchaba contra mi propio ímpetu para dejarla progresar a su propio ritmo... me encantaba ver su despertar apasionado entre mis brazos.
Podría jurar que sus labios habían adquirido el color de las moras que tanto ama, entre mis labios. No me bastó con verla... tenía que probarla...
-¿Qué sucede?... –me miró con aquellos hermosos ojos de oro encendidos por la lujuría. Lo sabía... aquel podría llegar a ser el pecado más grande que jamás realicé... yo había transformado a la sublime y delicada diosa Stacia en esto... ¿Pero cómo podría arrepentirme?...
-Te amo... -le susurró a los labios, mientras ella se derritió sobre los suyos, para nuevamente besarse con emoción, le encantaba jugar a saborear su lengua, al hacerlo sentía más que una sensación divina, sentía como el amor fluía entre los dos.
Y Así empezó a moverse, lento y despacio para readaptar el ritmo, pero en un segundo se perdió dentro de aquel canal que lo aprisionaba con fuerza, querer salir y entrar ya no era lo primordial, sino escucharla enloquecer cada vez que lo hacía y sentir como su propio miembro batallaba por mantenerse erecto y firme, buscando adentrarse cada vez más y más en ella, buscando su propio estiramiento y engrosamiento para cumplir su cometido.
Si fuera posible que el tiempo se detuviera para congelar aquel momento con todas sus sensaciones revueltas por la eternidad sin duda pagaría el precio.
No se habían separado de aquel beso, hasta que Stacia no pudo más y se alejó tratando de controlarse a sí misma y su vergüenza, estaba consciente de la posición en la que estaba, sujetada en el aire por la cadera de su amado, enganchada a él. Lo veía venir y le daba miedo caerse. –Ali... Ali...
-Stacia... sopórtalo... aún falta... -le logró responder entre jadeos, sin embargo ella no pudo más que apretar los párpados y abrir la boca. Estaba siendo envestida de manera tan ferviente que de ninguna manera podría soportarlo por mucho.
-Si tú... sientes que falta... es porque no... yo no... -baja la mirada al sentir que él se ha detenido.
-Al contrario... te deseo tanto que quiero que esto nunca acabe... -volvió a besarla, pero esta vez más despacio y delicado, haciéndola retorcerse de sólo sentirlo moverse levemente dentro de ella mientras la besaba.
La presión que lo rodeaba lo hizo sentir del mismo modo que ella en un instante, cual su interior quisiera exprimirlo.
-...Stacia...ahh...
Recibió su continuación un poco más tranquila, adaptándose nuevamente a sus movimientos que habían pasado de la sutileza a la brusquedad desde hace varios minutos, mismos que la hacían sentir que estaba a punto de terminar.
Alistair que había metido su nariz entre sus pechos, empezó a lamer uno lo que la terminó de descolocar.
-¡Ali! ¡Ali no! ¡Ali! ¡A! ¡AHH!
El príncipe la abrazó fuerte contra él, al sentir que él mismo había perdido sus sentidos en medio del gemido de desahogo de su amada. Para terminar bajándola y tras besarla, abrazarse con fuerza.
-¿Vamos a la habitación? –preguntó ella sobre su pecho.
-Sí... estoy exhausto... -le sonrió.
FIN DEL LEMON
-¿Alí?... ¿En qué estás pensando? –su mujer con un evidente embarazo por culminar se asoma tras la puerta de la habitación.
-¿Ah?, no, nada... ¿nos vamos? –se levanta de la cama de un brinco.
1 DE NOVIEMBRE DE 2029, ACTUALIDAD
Mientras tanto... la party había llegado al castillo oscuro... sin embargo, la expresión de sorpresa en el rostro de todos, auguraba un mal presagio.
-¡¿Qué estás diciendo?! –preguntó desesperado Klein.
-Ya les dije... Mortred no está aquí... jaja... El tenía toda la razón... al dejar a Kirito fuera de combate todos sus amiguitos vendrían como moscas a la carne... en busca de la Excalibur... -les sonrió irónica Morgana. –Mientras él... terminaba lo que empezó.
Los ojos de Kazuki se abrieron en sorpresa. –Está... ¡Ese maldito se fue al castillo de gobierno!
-¡¿Qué?! –pregunta incrédula Liz.
-Fuimos unos idiotas... ¡Debemos regresar! –les ordena el rey.
-¿Regresar? –pregunta Morgana haciendo énfasis en su presencia aún ahí.
-En el castillo... sólo están Asuna... Kirito y las niñas... si Mortred los ataca... -se lleva las manos al rostro Liz preocupada.
-Silica y Merlín también están ahí... -la corrige Kazuki.
-Como sea... no son una gran fuerza de combate... sólo recuerda lo que ese imbécil le hizo a Kirito... -aporta preocupado Klein.
El deseo de ayudar a sus amigos se quedaría por el momento solamente en eso... a pesar que se trataba del castillo de gobierno, sus habitantes y sus cuidadores no eran más que simples humanos... personas que de igual manera habían quedado atrapadas dentro de la virtualización del mundo.
Cuando abrió los ojos finalmente dentro de todos sus sentidos aún vibrantes a flor de piel, el espanto poco a poco se apoderó de ellos... Estaba lloviendo y ni siquiera lo había notado, se encontraba completamente empapado en medio de aquel caos destacado en relámpagos incandescentes y sonoros truenos. Las manchas de sangren se escurrían como estrías sobre su piel hasta sus ropas, pero no dolía...
-...¿Stacia?... –se le humedecieron los ojos, ocultándose por completo en el mar de sentimientos que aquel despertar le acarreó, doblándolo sobre sí mismo, tratando de resistir el embate de frustración, arrodillado, chocó su cabeza en varias ocasiones contra el suelo.
-¿Qué eran esos pensamientos?... era la segunda vez que esa especie de recuerdo le cruzaba por la mente desde hace un par de minutos. Últimamente siempre que despertaba de una siesta era así... vistazos del ¿pasado?... según lo que Alistair le había dicho, Asuna correría mucho peligro y él debe protegerla, pero en su actual estado...
Se llevó una mano al rostro y con ella se quitó la compresa de agua fría que su hija le había colocado. Finalmente estaban los cuatro reunidos... después del terrible martirio que tuvieron que pasar... para ahora encontrarse postrado en una cama sin poder hacer nada, o trabajar para liberarse de esa situación... no podía permitirlo, debía haber algo que él pudiera hacer, no iba a permitirse sentirse derrotado, no ahora que su familia estaba junta.
Cuando iba a quitarse la cobija de encima, observó como a los pies de la cama, la pequeña castaña se había quedado dormida apoyada sobre el colchón.
-Yuuki... -trató de moverse para llegar hasta ella, pero como si un haz de electricidad le hubiera surcado el pecho, un terrible dolor lo embargó. -¿Tan... mal está esto?... –como pudo se haló la camisa con intención de levantar también la venda, pero no lo hizo, no tenía caso, la misma estaba completamente manchada de sangre. Los ojos le temblaron en ansiedad y dolor, pero rápido se sacudió la cabeza.
-No debes temer... aún hay solución...
Esa voz... un escalofrío lo recorrió entonces, mientras los recuerdos de sí mismo con una vestimenta blanca le vienen a la mente. El Kirito de cabellos blancos y ojos dorados, el game braker se había convertido en su peor enemigo.
-No...
-¿Por qué no?....
-¡Déjame en paz! ¡Lárgatee!
Con los gritos, los ojos de Yuuki se abrieron despacio y en parpadeos. -¿Papi?...
-¡¿Kirito-kun?! –entra de golpe a la habitación Asuna al escuchar los gritos.
-Asuna... -al verla siente recuperar un poco la compostura.
-¿Pasó algo?... –lo mira preocupada.
Kirito reparte miradas entre ella y Yuuki, a lo que su esposa comprende. –Yuuki-chan... ve a decirle a Merlín-san que sólo me de un par de minutos con tu papi y podrá pasar.
-¡Sí mami! –sale diligente de la habitación y cierra la puerta.
-¡¿Qué pasó?! –se acerca ya demasiado intrigada por su estado de ánimo.
-¿Merlín? –pregunta él en respuesta.
-Es verdad... como tú estabas dormido no lo has conocido... él ha estado atendiendo tus heridas y nos cuido a Yuuki-chan y a mí también.
-Ah...
-¿Kirito-kun?... –busca su mirada que se había extraviado en sus propios pensamientos, pero que al escucharla volvió hacia ella.
-Asuna... no quiero que pase... -la tomó por ambas manos mirándola preocupado.
-¿Qué pase?... ¿Por qué dices eso? ¿Qué crees que va a pasar?...
Sus conjeturas eran ciertas... algo venía... pero no le dio tiempo ni de mencionarlo...
El sonido de una explosión...
El temblor y el estallido en todo el castillo...
Salir del cuarto tratando de encontrar a las niñas en medio de todo el polvo...
No ver nada...
Nada...
Nada...
Toser... sentir que no podía respirar en medio de todo aquel polvo levantado y caminar buscando aire.
y...
Sus ojos avellanas se abrieron grandes e incrédulos, para luego caer arrodillada por el impacto de lo que ve.
-¡Kii! ¡Kirito-kuun! ¡KIRITO-KUNN NOOO! ¡NOOOOOOOOOOO! –grita desesperada mientras las lágrimas se le derraman rápidas y en abundancia, llevándose las manos al rostro tratando de mantenerse cuerda ante lo que acaba de presenciar, luchando al mismo tiempo con el campo de energía que la recubre para ponerse en pie. Mientras Merlín había recubierto Silica y las inconscientes Yuuki y Hime.
El cuerpo del espadachín negro pende de la mano con que Mortred lo levantó, aún siendo atravesado por su brazo, mismo que saca con gran brusquedad, sacudiéndolo, derramando y salpicándose con su sangre, que brota de la herida y se su boca.
Los ojos grises que miraban casi ya de forma imperceptible a su amada que gritaba desde lo lejos y al otro sujeto que lo sostenía, sentía como todo a su alrededor se iba atenuando cada vez más en color hasta llegar a negro, dejando casi al mismo tiempo de escuchar. Los ojos grises se opacaron por completo.
...Asuna... Hime... Yuuki... Yui... Yui... -Clama en sus adentros por un poco de esperanza.
-Papá... -los ojos de la niña que yacía amarrada con cadenas mágicas, se abrieron grandes al percibir el llamado de su padre.
-¿Ya te moriste?... –le preguntó Mortred al ver que no reaccionó más.
-Kirito-kun... -apretaba fuerte los puños la castaña, mientras la impotencia la consumía. -¡¿Qué puedo hacer?! ¡¿Qué puedo hacer?! ¡¿Kirito-kuun?!
-¿Aún sigues queriendo liberarte?... Pero si esto es por ti hada azul... -lo miró ciertamente triste por su reacción el pelinegro.
-¿Qué?... si vas a hacer algo por mí... suéltame ahora... Kirito-kun necesita mi ayuda... -lo mira suplicante y completamente destrozada.
-¿Ah?... no... no hada azul... se supone que cuando yo mate a la bestia... el hada azul me convertirá en un niño de verdad... ¿No es así Asagi?... –pregunta finalmente desligándose del modo psicópata infantil que había adoptado.
Sus palabras le recuerdan a un comentario al respecto que una vez le hizo Kazuki y que ahora obviamente tenía que ver con los acontecimientos.
-¿Sabes?... cuando yo era pequeño... y me encontraba recluido en aquel laboratorio... una vez... una persona nos contó un cuento a mí... y a un amigo que tenía en aquel entonces...
Habla con ella luego de haberla encontrado vagando tras su encuentro con Kirito Game Braker en SAO II.
-¿Un cuento?... –lo mira sin muchos ánimos, ambos recostados sobre la cama, mirándose de frente.
-mmjmm... Es una tontería... trataba sobre un hada... que hizo a una marioneta un niño de verdad... -sonríe por lo bajo con las palabras mencionadas el otro Kirigaya. –Cuando escuchamos eso... de inmediato quisimos tener nuestra propia hada... -la mira más divertido.
-¿Su propia hada?... –lo mira sin comprender.
-En aquel lugar... nos sentíamos tan perdidos... no éramos más que simples marionetas a la orden del proyecto del hijo único...
-Kazuki-kun... -comprende entonces el significado de su deseo... alguien que les devolviera la vida... o más bien... que les brindara una... un alivio...
-Es gracioso... cuando te vi por primera vez después de SAO... tú eras un hada azul... -le sonríe agradecido. –Te encontré...
Las palabras de Kazuki no hacen más que intensificar su llanto.
-¿Entonces... finalmente comprendiste Asagi?
-Yo no soy esa persona... -nota entonces como el campo de fuerza desapareció y puede moverse con más libertad.
-¿Pero por qué dices eso?... ¿No habíamos dicho que saldríamos juntos de todo aquel infierno?... Todos ustedes son iguales... me abandonan dejándome atrás... Kazuki... Asagi... Stacia... -con los nombres pronunciados sacó su brazo del pecho de Kirito apoyándose con su otra mano sobre el espadachín para desengancharse.
Asuna lo ve caer de golpe en el suelo, sumamente pálido y la mirada opaca y perdida. -¡Kirito-kuun! –grita desde sus adentros, con el horror de pensar que puede perderlo, pero sin poder acercarse, más bien ha empezado a retroceder al ver como el dios oscuro ha empezado a caminar hacia ella. Pero en un momento se detuvo, apretó fuerte los párpados y desenvainando el estoque de su cintura, abrió finalmente los ojos encontrándose con los azules.
-...Déjame pasar...
-No Stacia... por fin me deshice de ese maldito cabro... ya no va a molestarnos más...
La enfureció... -apretó con gran fuerza los dientes que sintió hasta su mandíbula temblar. –No soporto... que nadie le diga así... no es un cabro... no es una bestia... es sólo una persona que ha sufrido mucho llevando una maldición a cuestas... -le respondió despacio y sin mirarlo a los ojos, pero Vector podría reconocer esa forma de hablar donde fuera...
-Stacia... -lo afirma ahora con propiedad.
La diosa al verse reconocida levantó la mirada furiosa hacia él.
-Déjame pasar... -pidió una vez más, pero ahora la autoridad de su alcurnia la revestía y soportaba.
Incapaz de negarle una petición se hizo a un lado, era ella... tenía que encontrar la manera de mantenerla activa... y si dejándola ir con el cabro moribundo la mantendría a su lado, estaba dispuesto a dejarla hacerlo.
Caminó lo más rápido que pudo hasta llegar a él, levantándolo al instante del suelo que ya estaba empapado con su sangre, recargando su cabeza sobre su brazo, observando el estado terrible en que se encontraba su amado.
-...Ali... -le colocó una mano en la mejilla, con la que le brindó una caricia repetitiva en la misma, sin dejar de mirarlo. -¿Por qué pasó esto nuevamente?... –se agachó sobre él y lo beso despacio y suave, al mismo tiempo que colocó su mano sobre la herida de su pecho, de la cual un brillo irregular e inmensamente luminoso se empezó a desprender. Para al cabo de unos segundos separarse y notar que no había servido de nada. Sus ojos avellanas temblaron incrédulos. -¿Ali?... –entonces parece comprenderlo y voltea a ver hacia Vector aún su marido entre sus brazos.
-¡¿Dónde está la Excalibur?!
-No te la daré... -responde franco con la intención que ella sepa donde se encuentra.
-Devuélvela... sin ella Alistair... -baja su mirada al pálido rostro de Kirito. –Morirá... no... peor que eso... la bestia lo dominará...
-Entonces verás cómo es realmente ese maldito demonio...
-No tienes idea de lo que estás hablando...
-La que no tiene una idea eres tú Stacia... -Las palabras del dios la sorprendieron y asustaron. -¿A qué se refería?... El único recuerdo que tenía de haber visto a Alistair de esa manera era...
Las vivencias acudían en desorden a su cabeza, recién despierta, sólo puede pensar en esos dos momentos...
-¡AAAAAAAGHHHHh! ¡AAAAGHHHHH! ¡AAAAAAGGHH!
-¡Por dios, haz que tu mujer se calle! –le gritó la anciana a Alistair, asomada desde la puerta. -¡Cia-san debes cooperar! ¡Tus gritos se escuchan hasta afuera! –se dirige ahora a la princesa.
-¿Cómo le pides eso?... ¡¿Qué acaso no ves como está sufriendo?! –le respondió de la misma manera desesperado.
-¡Pues lo que le pasa es absolutamente normal! ¿Qué? ¿Cómo creían que nacían los niños? Pues ahí por donde se lo metiste por ahí mismo le va a salir. –le dice obvia, sus palabras no hicieron más que preocupar al príncipe, que aprieta fuerte los párpados, mientras sostiene la mano que se siente aún más frágil de su esposa, temblorosa y helada.
-Ali... -lo llama para que deje de discutir con la mujer y le asiente con la cabeza en medio de sus gemidos dolorosos indicándole que hará el esfuerzo por controlarse.
-No pueden permanecer aquí... han empezado a revisar las casas... -cierra de golpe la puerta la anciana hierbera.
-¿Qué?... ¿Pero a donde nos iremos?... ¡Stacia no puede moverse por ahora! –le responde asustado.
-Eso es lo de menos... -busca el chal con el que llegó y se lo lleva a la cabeza, para luego tomar su canasta.
-¡¿A dónde va?! –le pregunta confundido por sus actos y temeroso de su respuesta.
-¡¿Cómo que a donde?! ¡A ganar tiempo! Cuando vean que era la anciana la que estaba en la casa, no se preocuparán por revisar a profundidad... eso te dará tiempo de llamar a tu caballo y llevarte a tu mujer.
-¡¿Qué?! Pero Kaede... Stacia está en labor... -mira a su esposa y luego a la anciana.
-Precisamente por eso Ali-san... ¿Qué crees que le hará Underworld a ese niño que está por venir al mundo?... ¿No estaba aquí huyendo precisamente de eso?
Sus palabras eran completamente ciertas, por lo que él no supo como refutarla. -¿Qué es lo que tengo que hacer?..
-Aún tienen tiempo... ella apenas está empezando a dilatarse... y las primerizas tardan alrededor de unas 12 hras en hacerlo por completo para que el bebé pueda nacer... -Mira con cierta lástima a la diosa que apenas y puede respirar en medio de su propia angustia, las contracciones se habían ido intensificando según pasaba el tiempo y de eso ya dos horas. –Ella siente una gran molestia por los cuernos...
Al escucharla, los ojos de Alistair se abrieron en sorpresa de horror. -¿Qué?...
-Las mujeres en Overworld están acostumbradas a eso... pero las delicadas de Underworld... y más la princesa y diosa... -suspira. – Será un trabajo extenuante... mucho más que lo normal, debes apoyarla.
-¿Y tú?... –mira el príncipe a la anciana, esperando un poco de apoyo a parte de consejos.
-Lo lamento... pero a partir de ahora lo único que puedo hacer es hacerme pasar por la dueña de esta casa... Yo sé que tú podrás... -le coloca las manos en los brazos, para luego voltear hacia Stacia. –También tu podrás... tú más que nadie tienes que poder... -aprieta fuerte su mano y sale de la casa.
-¿Ali?... –lo mira sin saber cómo reaccionar ante lo que se avecina. Su marido la ayuda a sentarse y tomándola en brazos se asoma por la ventana.
-Sirrah nos llevará lejos de aquí... yo los voy a proteger... tranquila...
oooooo
El príncipe la había cubierto... yacía tendido ahora entre sus brazos.
-Gracias... gracias por haber permanecido a mi lado a pesar de todo... ¿Sabes?... eres lo mejor que me pasó en la vida... y no me arrepiento de nada de lo que hicimos... tal vez... haya llegado a este mundo... nacido con otros propósitos diferentes a reunirme contigo y ser feliz a tu lado... pero todo lo que tú me mostraste... las alegrías inmensas que me diste... esas sonrisas tiernas... esos encuentros no premeditados... esa algarabía de niño huérfano que busca conquistar el mundo... son todas las maravillas que te hicieron único e insuperable a mis ojos... -Los últimos mencionados se le arremolinaron en lágrimas entonces, mismas que una por una se fue desprendiendo del final de su rostro, a caer en diminutos círculos perfectos en el rostro pasible del príncipe.
-Por favor... -baja su mano de su rostro hasta su pecho, presionando despacio y firme en su recorrido de su mejilla izquierda sobre su cuello y hacia abajo, mismo que iba dejando un camino brillante sobre la piel del joven.
-No... Stacia... ¡¿Qué demonios tienes pensado hacer?! –la voz de reclamo de su hermano llegó presurosa a los oídos de la diosa, que víctima de sus propias e irreparables heridas levanta la mirada aún honorable y digna ante de él. Los ojos avellanados se habían tintado de dorado, sirviendo de evidencia del uso de su poder.
-Stacia...
Diosa de la vida y la creación...
Tú siempre nos darás esperanza a todos... porque todo tu cariño y devoción es para tu pueblo, tu gente por la que vives y respiras.
Stacia, tu amor es puro y sagrado, se remonta a los orígenes de los tiempos, a tu momento de concepción... a los dones celestes con los que fuiste creada; Las virtudes que te cubren y te hacen esa divinidad perfecta y humana que habita nuestro mundo. El equilibrio justo entre la vida y la eternidad... porque además de ser una diosa... eres una mujer.
Mi diosa... tu amor y preocupación debe ser para tu gente. El equilibrio de la vida se rige en esas leyes, amar a todos por igual y llenarlos de amor y bienestar. ¿Cómo alguien como yo podría poner en jaque la balanza de la creación y hozar conseguir tu amor? Si este tiene dueño... y no es más que la humanidad a la que te desvelas en proteger...
Y tú eres mi diosa Stacia... y te venero como el más fiel de tus devotos. Soy capaz de besar el suelo que pizas con tal se ser digno de permanecer a tu lado, ser la luz que brilla en tus ojos...
Por ti desafiaría a los avernos y me convertiría en escoria, por ti sacrificaría mi vida sin con eso pueda demostrarte cuanto te amo...
No importa que seamos enemigos, ni que tú seas una divinidad o yo un humano maldito... No importa la guerra que se gesta a nuestro alrededor, ni los miles de enemigos que desean destruir lo que somos...
Yo te amo Stacia... y lo haré por siempre... en esta vida... y en todas las que vengan... te lo juro...
El recuerdo que las palabras que Alistair le dedicó brilla con intensidad dentro de su corazón, llenándola de fuerzas para los acontecimientos que esperaba resultaran.
-Yo... también te amo Ali... aunque lo digas... que el amor de una diosa debe ser para su pueblo... que ese balance no puede ser alterado... pasó... amo a mi pueblo... -cierra los párpados con fuerza. –Pero te amo más a ti... mi amor... mi luz... mi todo... estas heridas no son nada... -menciona mientras siente la sangre empapando la ropa de su amado bajo su mano y observa como la línea roja aún gotea de entre sus labios. –Fui feliz... fui muy feliz Ali... -le susurró mientras lentamente juntó sus labios a los del príncipe.
Inmediatamente una brillante luz clara, los rodeó a ambos, haciendo flotar sus cabellos y ropas por la energía que emanaba la diosa. Hasta que todo se atenuó a blanco.
Si de algo estaba segura era que aquellas dos ocasiones... el nacimiento de su hija... y... su propia muerte... eran las únicas veces en que había visto el verdadero poder de Alistair... por lo que podría confiar... que al encontrarse en una situación así... el mismo tomaría fuerzas de su interior para levantarse como fuera...
Estaría por presenciar... nuevamente a la bestia...
Continuará...
SAO, White Butterfly, Capítulo 27 "estrellas de vida"
Las palabras que Ali le dice o lee... a Stacia en su recuerdo, son parte del Fanfic "El Pecado de una Diosa" de Sumi, yo vilmente me las robé porque las amo y me inspiran.
ARIGATO MINNA-SAN!
JA NEE!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top