Capítulo 25 "Trampa"
Había llegado a pensar que teníamos una oportunidad... que a veces el amor se presenta de la manera menos esperada pero que a fin de cuentas por tratarse de un sentimiento como tal... estaría dispuesto a afrontar y flanquear cualquier obstáculo que se aproximara... sin embargo al final entendí que el amor... no es más que una maldición... que termina por arrancarte el alma del pecho cuando te das cuenta que no eres capaz de hacer nada de lo que te propusiste...
El amor... mi amor que no fue más que una rosa marchita llena de espinas...
SWORD ART ONLINE
WHITE BUTTERFLY
Capítulo 25 "Trampa"
PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS
-¡Pero Alistair!, -tal parece que los príncipes fugitivos están discutiendo por algo..., la diosa ha sido sujetada por los hombros por el caballero estelar, cual le prohibiera salir de la habitación, en la que ambos estaban parados al umbral de la puerta.
-¡Ya te dije que no!, -le grita entonces, por lo que la castaña se sorprende y desiste de sus intenciones, bajando la mirada ante él, lo que parece dolerle en el alma al Starlight, quien entrecierra los ojos y llevándose una mano al rostro respira hondo, - Por favor discúlpame..., -regresa la mirada hacia ella, quien aún mantenía la mirada baja, -pero es algo que... ya hemos hablado muchas veces... y sabíamos que este día llegaría...
-Lo sé..., -responde y levanta entonces la mirada, -es difícil Ali... pero lo comprendo..., -trata de no molestarlo más y aunque no sonríe, tampoco se queja.
-¿Me esperarás?..., -pregunta aún dolido consigo mismo por la conversación tan horrible que le hace tener a su amada, a lo que ella asiente sin decir palabra y recibiendo un beso rápido del príncipe, quien se retira y sale de la casa, cerrando la puerta tras de sí. Mientras ella queda parada frente al umbral de la puerta y baja la mirada hacia su abdomen, que a estas alturas de su embarazo luce prominente, -son 7 meses ya bebé..., -se lleva las manos al vientre, con lo cual la tela se pega a su piel acoplándose perfectamente a la convexidad de su abdomen grávido. Por lo que puede notar la forma en que su cuerpo se va moldeando con el paso de los meses para el alojamiento de su hijo. Por la curiosidad natural de cómo se vería, camina hacia el espejo aún estirando la tela de su pijama sobre su vientre, puede notar que su embarazo es definitivamente notorio. –Alistair tiene razón... es algo que ya no se puede ocultar... No hay marcha atrás bebé... no la hay..., -sigue sin quitar la mirada de su delgada figura embarazada del espejo, para luego soltarse la ropa y quitarse del frente del reflector.
Se ha sentado sobre la cama con la mirada asustada, cual recordara por lo que está pasando. La guerra ha sido declarada por Underworld, reclamando a la princesa Stacia y al hijo que lleva en su vientre.
En ese momento Alistair entra por la puerta, pero ella parece no notarlo, por lo perdida que se encontraba dentro de sus pensamientos, el príncipe luce aún preocupado por haberla dejado así, por lo que ha decidido regresar.
-¿Stacia?... -se aproxima a ella y nota como inconscientemente se sujeta fuertemente el vientre. –Stacia... -se sienta junto a ella sobre la cama y pasando sus brazos sobre los de ella, coloca sus manos sobre las de la castaña en la superficie de su abultado abdomen, mientras apoya su mentón en el hombro de la chica, acto que rápidamente la trajo de vuelta a la realidad, deslizándose el par de visitantes indeseadas que se habían apoderado de sus ojos.
-¿Ali? -observa su rostro al lado suyo y bajando la mirada hacia su vientre nota como él también la toca, -Yo...
-Tranquila... -le susurra en el oído, por lo que ella voltea a verlo de frente.
-Ali... -menciona su nombre en medio de la colisión de sus sentimientos que se vienen a pique al tenerlo cerca y abrazándolo fuerte desata su llanto sobre el pecho de su marido.
Él no hace más que responder el abrazo rodeándola por la espalda y la cintura, tratando de aguantarse su propio dolor, con tal de que ella sintiera el apoyo proveniente de él.
Momentos después, parece encontrarse un poco más tranquila y se separa de su pecho, -se movió... hacia tu mano... cuando me tocaste, -le informa los acontecimientos antes de su llanto.
-¿En serio? -pregunta mientras sonríe.
-Sí... siente -le agarra una de sus manos y la coloca sobre su vientre, pero es sorprendida por el contacto recibido por parte del guerrero, quien la ha besado, tomándola del rostro con una mano, mientras mantiene la otra ahí dónde ella se la puso.
Cual el beso transmitiera todos los sentimientos encontrados que poseían ambos se intensificó de sobremanera, un beso tras otro y tras otro, mientras ella pasa sus manos tras la nuca del pelinegro, ambos mantienen sus ojos cerrados, hasta que se separan levemente para tomar aire y se miran deseosos de seguir probando los labios del otro.
-Por favor ya no te preocupes... me matan antes que algo les pase a ti o al bebé..., esos malditos no se saldrán con la suya... por más que proclamen la guerra... o el cese al fuego exigiendo a mi hijo...
-No digas eso por favor..., -lo mira preocupada.
-Por el momento hay que dejar que sigan pensando lo que quieran... mientras no vean la evidencia del delito no hay problema..., -habla cual se refiriera a su embarazo ya que no ha dejado de tocar el abdomen de Stacia mientras habla. –Han pasado 6 meses... sin que tengamos problemas... pero... jamás voy a llamar a lo que pasó un error... amo a mi bebé... y lo voy a proteger..., -entonces la abraza y la princesa cierra los ojos al sentirse confortada entre sus brazos.
-Nunca me dejes... no podría soportarlo... -le reveló en un impulso de debilidad.
-Stacia... jamás pensaría en hacer tal cosa... solo la misma muerte podría arrancarme de tu lado... -pasó su mano desde la cabeza de su esposa, sumergiendo sus dedos en su larga cabellera vistosa.
¿Por qué dices esas cosas?... ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta?...
-Hablar de la muerte es natural... a todos llega su momento en algún instante de la vida... pero para cuando ese momento llega... significa que la misión ha terminado... y la mía contigo... con ustedes... no tiene fin Stacia...
Al escuchar las palabras que mencionó, se separó de él colocándole la mano sobre el pecho y mirándolo sorprendida.
-¿Sucede algo? –pregunta intrigado por tal reacción.
-¿Ali?... –preguntó cual tratara de reconocerlo y colocándole una mano en la mejilla lo miró aún más sorprendida.
PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS- 12 AÑOS ANTES –UNDERWORLD
-Las personas como nosotros no podemos estar en aquel mundo... debes comprenderlo joven príncipe... Si las personas de aquel mundo llegaran a descubrirte te matarían.
Las palabras pronunciadas por su escolta le vienen a la mente una y otra vez, rondando sus pensamientos desde aquel el día que las escuchó por primera vez, siéndosele repetidas constantemente, sin embargo su alma aventurera no le permitía escuchar con claridad y mucho menos entender el significado de aquellas palabras.
-¿Por qué las personas de este mundo desearían tomar mi vida?... –Un pequeño pelinegro de alrededor de 8 años se encontraba sentado a las orillas de un arrollo rodeado de bastos frutos rojos. Un pez saltó frente a él, emocionándolo, por lo que se puso de rodillas y apoyando las manos en la orilla para poder asomarse. Sin embargo el relincho del poni de pegaso negro, le urgió a esconderse puesto que alguien se aproximaba y si las personas de aquel mundo llegaban a descubrirlo lo matarían.
Fue entonces cuando se escondió entre los arbustos de deliciosa esencia y miró fijamente clavando sus ojos perlados en la figura que apareció entonces. Una niña aún más pequeña que él, con el rostro completamente enrojecido por el llanto, llevaba una capucha roja y dando un par de pasitos a la vez llegó a sentarse justo al lugar donde él se encontraba antes, por lo que abrió grandes los ojos asustado al ver el pedazo de pan que había dejado sostenido en el tronco del árbol donde se apoyó.
Más fue su sorpresa que la pequeña al ver el bollo junto a ella lo tomó entre sus manos y viendo hacia un lado, para luego mirar al otro y notar que no había nadie se lo llevó a la boca desesperada comiéndoselo en un segundo, para luego respirar aliviada.
Aquellas acciones lo interesaron aún más... las personas de aquel mundo no eran tan malas como pensaba... trató de asomarse un poco más entre los arbustos, pero sus movimientos causaron el ruido de las hojas chocando entre ellas, por lo que la niña volteó directa y rápidamente hacia él, quedando los dos mirándose de un momento a otro.
La niña se levantó y dando dos pasos hacia atrás chocó contra el árbol y con esto su capucha cayó hacia atrás, dejando al descubierto su brillante cabello de atardecer.
-No... no te asustes –salió de entre los arbustos con las manos levantadas en señal de paz, pero ella no podía dejar de mirarlo preocupada, observando sus ropas sucias de tierra y su rostro empañado de hollín. ¿Quién era ese niño y de donde había salido? Se agachó rápido y buscó con la mirada algo con lo que poder alejarlo, cual se tratara de un animalillo perdido, miró una roca que bien cabía en la palma de su mano y la sujeto.
-Por favor... -fue lo único que él articuló, pero era demasiado tarde, la acción se había cometido, la pequeña le había arrojado la piedra que fue a dar justo al lado de su ceja izquierda, derribándolo al instante al sentir el dolor punzante y el ardor de la herida derramando el líquido espeso sobre su párpado. Abriendo en sorpresa aterradora los ojos de la pequeña.
-¡No! –corrió hacia él y se agachó a su lado, -debiste haberte ido...
-Yo... yo solo... -su respiración se agitó al ver como su mirada se teñía de rojo. -Las personas como nosotros no podemos estar en aquel mundo... debes comprenderlo joven príncipe... Si las personas de aquel mundo llegaran a descubrirte te matarían. –Aagghh... -aunque trataba de controlar su propio dolor, su herida empezaba a escocer y no pudo controlar más sus lágrimas que luchaban por salir y con ellas, las protuberancias sobre su cabeza, que terminaron por asomarse totalmente, ante la mirada sorprendida e incrédula de la niña.
-Ehh... eres... eres una bestia... -se levanto rápidamente y dio varios pasos hacia atrás, mientras lo mirada con horror.
-¿Una bestia?... –le preguntó sin comprender
Con la dificultad de la asimilación del momento levanta su brazo a señalar los cuernos que se asomaron entre sus cabellos.
-¿No son las bestias seres irracionales e instintivos? ¿Por qué me llamas así?...
Ante tal reacción, la niña se relajó un poco y destensó los hombros para enfocar su mirada en el rostro del niño, encontrando sus ojos tristes y su expresión cansada, lo que enseguida la conmovió.
-Lo lamento mucho... -corrió hasta alcanzarlo y tomándolo de ambas manos le sonrió. –Tenía miedo...
-¿Miedo de mí?...
-Pensé... que podrías hacerme daño... en cambio fui yo la que te lo hizo a ti... por favor déjame ayudar... -lo dirigió hacia el riachuelo.
Minutos después le había despejado el rostro de la sangre que le corrió.
-¿Por qué estabas llorando?... –preguntó sin despegar la mirada gris del agua.
-¿Llorando?... –se encogió de hombros y flexionó las rodillas para colocar sus brazos sobre estas. –Porque... hay muchas cosas que no comprendo...
El niño volteó a verla al escucharla.
-Igual que yo... tal vez... hay una sola que comprendo bien...
-¿Y qué es?... –lo mira intrigada.
-...La muerte –respondió con cierto estoicismo. - Hablar de la muerte es natural... a todos llega su momento en algún instante de la vida... pero para cuando ese momento llega... significa que la misión ha terminado...
PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS
-Siempre me pregunté que habría sido de ese niño... que hablaba con tanta frialdad... de la muerte...
Alistair al escucharla baja la mirada, recordando aquel momento, pero sin querer ahondar en el asunto, sonríe. -¿Así que tú fuiste la osada que me arrojó aquella piedra? ¿Puede imaginar qué sería de mí si hubiera dañado mi hermoso rostro alteza?
Aunque su comentario le causó gracia, fue más fuerte el sentimiento que todo aquello le despertó, resumiéndose en sus ojos con lágrimas abundantes y acumuladas, por lo que el príncipe la abrazó entonces con fuerza.
-...Perdóname
-¿Pero qué estás diciendo?... Stacia eso pasó hace miles de años y no me importa... en serio
-Pero fue algo que pasó... y que de cierta forma nos afectó a los dos... Jamás te dije por qué lloraba esa vez...
El pelinegro abrió los ojos en sorpresa, -es verdad... -sonrió con cierta melancolía, pensar que un recuerdo tan lejano los unía. Quería escucharla, que le contara todo lo que pasaba por su mente, para conocerla mejor, para comprenderla.
-Ese día me enteré que mis hermanas nacerían...
-¿Mm?... ¿No querías hermanas? –le pregunta tratando de comprender.
-No se trata de eso... tenía mucho miedo de la vida... lo que significaba su existencia... su creación... su futuro... Desde que nací se me inculcó que el amor forma la vida... y que mi amor como diosa... debía estar presente en todo mi pueblo... que mi amor sería para ellos y que ellos vivirían bendecidos... pero en aquel entonces no comprendía nada de eso... pensar que una simple criatura gozara de tal poder...
-...Stacia...
-Y con el paso de los años esa pregunta se fue acrecentando dentro de mí... llegué a comprenderlo... o por lo menos eso creía... hasta que te conocí... -acompañado a sus palabras se separó de su abrazó y tomándolo de la mano entrelazó sus dedos con los suyos.
-Fui un grandísimo egoísta al alejarte de esa manera de tu gente... -apretó con fuerza su mano. -¿Te arrepientes?... –hasta la misma pregunta formó un nudo dentro de su garganta que le costó exteriorizar.
-No Ali... este fue el camino que yo escogí... junto a ti... a decir verdad... jamás pensé en llegar a gozar del fruto de la bendición en mi misma... -se llevó la otra mano al vientre. –Este es tu hijo... mi hijo... verlo y sentirlo crecer dentro de mí... es una experiencia maravillosa que no cambiaría jamás por nada...
-Stacia... tú eres lo más delicado... tierno... y sagrado que jamás creí llegar a tener... gracias... -le colocó una mano en la mejilla y la acarició con el pulgar. –Sabes... hay algo que me ha estado molestando últimamente.
-¿Molestando?... ¿Ha pasado algo?
-No... precisamente lo contrario... -baja la mirada sin saber cómo continuar.
-¿Te refieres... a que no hemos estado juntos? –baja la mirada ruborizada por su propia pregunta, ruborizándolo también.
-No me refería a eso... -se rasca el cuello al quitarle la mano del rostro a la princesa.
-uh... -se encoje de hombros ella.
-Stacia... ¿Quieres que estemos juntos?... –preguntó sorprendido.
-¡No me lo preguntes así, tonto! –entonces se calma y suspira. –Pero claro que quiero... tengo unas ganas infinitas de estar contigo... todo el tiempo... -tiemblan sus ojos nerviosos por lo que acaba de mencionar.
-Pero nunca me dijiste nada... yo pensaba que no querías... porque siempre que empezaba a besarte... o a tocarte... tú... llegué a pensar incluso que fue... porque varias veces llegué a lastimarte...
-¡Ali! –lo miró avergonzada. –Tú jamás me lastimaste... No me hagas decirlo... -bajó su mirada hacia su vientre y lo acarició.
-Entonces no lo hagas... -le susurró junto al oído al mismo tiempo que le besó el lóbulo de la oreja. –Cásate conmigo...
-¿Qué?... –se separó al instante de él y lo miró sorprendida.
-Bueno... no era el momento ni el lugar en que había planeado decírtelo pero... creí que era oportuno. –le sonrió sincero.
-Ali... -temblaron sus ojos al verlo y le sonrió.
-Todo este tiempo me he estado preguntando... ¿Cuál sería el significado de hacerlo?... si se trataba de una formalidad... porque para unir las vidas... supongo que las nuestras ya lo están.
-¿Pero qué estás diciendo muchacho tonto? ¡La bendición es muy importante! ¡Ya se habían tardado demasiado! ¡Tu mujer está por parir! ¿Acaso ibas a permitir que tu hijo naciera fuera del matrimonio? –todas las preguntas a la vez, pronunciadas por aquella anciana voz.
-...Kaede... -volteó hacia la puerta despacio el príncipe, perdiendo la posición que tenía sentado junto a su amada.
-¿Sucedió algo Kaede-san?... –preguntó también la princesa, perdiendo la emoción del momento.
-Vine a ver por qué su alteza no llegó a la reunión de campesinos... sabiendo muy bien que el tema a tratar es la forma de ayudar en la defensa del lugar contra los ataques de Underworld...
Al escucharla Alistair se levantó de golpe. -¿Ya se terminó?
-Como no llegabas... -lo mira reprochante la mujer.
-Ali tiene un problema para llegar temprano a las reuniones Kaede-san... -sonríe de lado Stacia.
-¿Y ahora? –le pregunta el pelinegro.
-Ahora harás realidad tu petición de matrimonio, yo me encargaré del pueblo, concertaremos la reunión para la noche, -lo reverenció y se dirigió a la puerta.
-No puedo creer que lo olvidé... -se lleva una mano a la cabeza. -¿Quieres que vayamos al pueblo a ver lo de la boda?... –voltea a verla, pero entonces nota, como la castaña se ha recostado de lado sobre la cama y tras cerrar los ojos se ha quedado dormida. -¿Stacia?... –se acercó a ella y agachándose frente a la cama quedó a la altura de su rostro. –Últimamente siempre estás muy cansada... -pasa su mano sobre su frente. –Y aún así querías ir conmigo a la reunión... -le da un beso en la frente despejada. –Descansa...
1 DE NOVIEMBRE DE 2029, ACTUALIDAD
-¡Asuna!, ¡Asuna! –No hacía más que pensar en ella y encontrarla, cuando corría por aquellos pasillos oscuros.
Misma necesidad que desbordaba el corazón de la chica, que corriendo a través de los mismos pasillos, lo llamaba animosa. -¡Kirito-kun!, ¡Kirito-kun!
A los lejos el espadachín pudo escucharla y dejando la prudencia atrás, corrió aún más rápido hasta divisarla, -¡Asunaaa! –llamó con toda la emoción de su corazón, a la chica que vestía un vestido negro de dos retazos de tela por el frente en forma vertical, que cubrían desde sus pechos hasta la cadera, juntados por un entretejido de hilo negro, dejando expuesta su cintura. Mientras su corpiño era adornado por una serie de plumas blancas lo mismo que sus largos guantes negros en la parte alta de los brazos. Dando paso a una inmensa falda negra con un dobladillo central y de borde, adornado con múltiples mariposas a nivel de la cadera y un par de alas de mariposa negra con rosa.
-¡Kirito-kuun! –lo vió también y corrió hacia él emocionada.
-¡Asunnaaa!
-¡Kirito-kuun!
Él desvaneció sus espadas y se encontraron finalmente en un abrazo fuerte que los hizo girar sobre si mismos, él al levantarla y ella dejándose mover. Una vez se estabilizaron la dejó poner los pies sobre el suelo, pero no la soltó, la miraba y abría la boca como si tuviera una infinidad de cosas que decirle y no saber ni por dónde empezar.
-Estás aquí... -dijo finalmente la castaña, sin poder dejar de mirarlo, con aquella mirada temblorosa e irracionalmente feliz. –Colocó una de sus manos sobre el rostro del chico, acariciándole la frente, la oreja, la mejilla, toques con los cuales él cerraba los ojos sumamente feliz de poder haberse reunido con ella finalmente.
-Asuna... lo lamento tanto... -las lágrimas le circularon en los ojos al mencionar estas palabras, que no pudo controlarlas y terminó bajando la mirada para que no lo viera en esa forma tan débil, pero ella no le dejó continuar y con la mano que le tenía agarrado del rostro, lo elevó para que la viera.
-...Lo sé... -las lágrimas le circularon a ella también y derramándose sobre sus mejillas, se acercó más a él, mientras cerraba los ojos para finalmente besarlo, Kirito sólo pudo seguirla y cerrando los ojos le correspondió con toda su alma en ese beso que los estremeció a ambos desde el inicio. Un beso bañado en las lágrimas de ambos, recubierto de arrepentimiento y felicidad pura.
Como si hubieran olvidado donde estaban, el tiempo pasaba y les era imposible separarse.
Permanecían abrazados en medio de la oscuridad de aquel pasillo.
Los recuerdos sobre el último día en que pudo estar a su lado no la abandonan, quería... añoraba recuperar aquella complicidad entre los dos...
Luego que Sinon y los demás salieran en rumbo del castillo oscuro, ella había ayudado a Kirito a volver a la cama, prácticamente obligándolo a recostarse por lo menos durante algunos minutos más, mientras recupera un poco de energía para encontrarse con sus hijas, quienes tenían días esperando verlo despierto.
Miraba sus manos entrelazadas, de cierta manera anclada a ellas como parte de su propia salvación, cuando sintió que la mano masculina la apretó un poco más.
-Asuna... estoy bien... en serio... -entonces escuchó su voz llamándola, por lo que volteó a verlo.
-Te traeré un vaso con agua... -dijo pensando solamente en salir de ahí... y se levantó pero el pelinegro no la soltó.
-Todavía hay agua aquí... -le respondió y con eso ella miró de reojo la jarrita aún con más de la mitad del líquido transparente en su contenido. -¿Qué sucede?...
-¿Qué debo hacer?... –preguntó aún dándole la espalda. -¿Cómo debo actuar?... –se llevó la otra mano al rostro, mientras él apretó con aun más fuerza su mano entrelazada con la suya.
-Asuna...
-¿Estamos juntos?...
Ante su pregunta, los ojos grises se abrieron sorprendidos para luego entrecerrarse. -¿Por qué preguntas eso?... ¿No te parece que lo estemos?...
-No lo sé...
-Pensé que lo habías comprendido... -sin soltarla se quitó la sábana de encima y parándose tras de ella la rodeó con los brazos sobre el pecho. –Te amo... el poder recuperarte ha sido maravilloso... me sentía perdido...
-Kirito-kun... -colocó sus manos sobre los brazos del joven y cerró los ojos.
La posición no duró mucho, puesto que a los instantes sintió una corriente eléctrica atravesándole la herida y tuvo que soltarse, siendo sujetado por Asuna para que no perdiera el balance, entonces lo abrazó colocando su pecho frente al suyo, disminuyendo drásticamente la distancia entre sus rostros, a lo que el pelinegro sin pensarlo dos veces reaccionó juntando sus labios a los de ella. Un beso compuesto de varios pequeños, uno seguido de otro, mientras la mira a los ojos esperando su reacción, para luego cerrar los ojos al sentirse correspondido.
En ese momento el sonido del llamado de la puerta los separó terminando mirándose y sonriéndose, para luego voltear a ver, como estaban solos en el castillo de gobierno, deberían ser las gemelas.
Efectivamente, la pequeña de larga cabellera negra abrió los ojos inmensamente alegre para enseguida derramarse en lágrimas al ver a su padre, quien al verla se arrodillo en el suelo como pudo y la espero, encontrándose al instante en un abrazado fuerte con su amada hija.
-¡Papiii! ¡Papii! –lo rodeó del cuello con sus pequeños brazos y sujetó la tela de su camisa apretándola fuerte entre sus manitas. –Tenía mucho miedo... ¿Dónde estabas?...
-Papi... tuvo que salir durante un tiempo... pero mírame... ya estoy aquí –la separó de él para limpiarle las lágrimas, a lo que ella le sonrió.
Entonces Kirito vio como Yuuki había corrido junto a Asuna y tendiendo su mano hacia ella, la pequeña se acercó y lo abrazó fuerte también.
-Mira Hime... mamá y Yuuki también están aquí... -pasa su mano sobre el cabello de la pequeña peliroja. –tenía tanto miedo de que algo te hubiera pasado...
-Yuuki ha estado en tratamiento con Merlín-san... -le responde a su tácita pregunta Asuna.
Por un momento las miradas de Hime y Asuna se cruzaron y la pequeña bajó la misma volviendo a abrazar con fuerza a su padre.
-¿Hime-chan... no quieres que esté aquí?... –pregunta enfrentando la realidad la ex vice comandante. Si algo había comprendido era que ahora que había regresado debía recuperar su vida... y en eso incluía a lo que ella misma era... el amor que le tenía a Kirito... y por supuesto... sus hijas...
El recuerdo de haber dado a luz en medio de su propia debilidad y ver aunque fuera de lejos a la bebé de escasos cabellos negros la inunda.
-¿Sabes por qué te quise llamar Hime?... –le pregunta entonces, al ver que la niña no respondió a su anterior cuestionante. –Porque eres mi princesa –le sonrió en medio de su llanto inminente.
La niña al escucharla abrió grandes los ojos, sin bien, el recuerdo de los acontecimientos recientes la perturbaban... dentro de su memoria pesaba más todas aquellas noches que había llorado queriendo saber más de su madre y no tener la valentía para preguntarle por ella a su padre; Guardar la foto de su adorada mamá en el fondo de su caja de tesoros y aquella noche... haberla finalmente conocido...
-No quiero que te vayas... -le respondió finalmente la niña.
-ve con ella... -le dijo quedo su padre, por lo que tras soltarlo caminó un par de pasos hasta que la expresión en el rostro de Asuna le dijo que lo que más deseaba en ese momento era abrazarla y demostrarle cuanto la quería, cuanto la había extrañado también, llegó rápido hasta ella y ambas se abrazaron con fuerza, mientras las lágrimas se les corrían a las dos.
Mientras Yuuki abraza con fuerza el cuello de Kirito una vez fue liberado de Hime.
-Tenía miedo de que algo te hubiera pasado...
-Estoy bien...
-Pero... -se alejó un poco y puso su mano sobre la venda que atravesaba su pecho. Sin duda su hija Yuuki era mucho más observadora que la pequeña Hime. Su padre le sonríe.
-No es nada...
-Pero... tienes fiebre... -le colocó una mano en la mejilla y lo miró preocupada.
El pelinegro cerró los ojos divertido. -¿Tú vas a cuidarme?
-¡Sí!
Mientras tanto... la party había llegado al castillo oscuro... sin embargo, la expresión de sorpresa en el rostro de todos, auguraba un mal presagio.
-¡¿Qué estás diciendo?! –preguntó desesperado Klein.
-Ya les dije... Mortred no está aquí... jaja... El tenía toda la razón... al dejar a Kirito fuera de combate todos sus amiguitos vendrían como moscas a la carne... en busca de la Excalibur... -les sonrió irónica Morgana. –Mientras él... terminaba lo que empezó.
Los ojos de Kazuki se abrieron en sorpresa. –Está... ¡Ese maldito se fue al castillo de gobierno!
-¡¿Qué?! –pregunta incrédula Liz.
-Fuimos unos idiotas... ¡Debemos regresar! –les ordena el rey.
-¿Regresar? –pregunta Morgana haciendo énfasis en su presencia aún ahí.
-En el castillo... sólo están Asuna... Kirito y las niñas... si Mortred los ataca... -se lleva las manos al rostro Liz preocupada.
-Silica y Merlín también están ahí... -la corrige Kazuki.
-Como sea... no son una gran fuerza de combate... sólo recuerda lo que ese imbécil le hizo a Kirito... -aporta preocupado Klein.
Continuará...
SAO WHITE BUTTERFLY, Capítulo, 26 "Yui"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top