Capítulo 2 "Cicatrices"
En un abrir y cerrar de ojos habían pasado tres años y medio... bueno... casi cuatro desde que todo aquello terminó, sin embargo... no había un simple y solo día en que no lo recordara, sus pensamientos y su conciencia estaban siempre apuntando en esa dirección, como un video programado a repetirse una y otra vez, el día que más detestaba... el día en que había despertado el odio profundo dentro de su corazón... el día en que se había convertido nuevamente en un jugador solitario, el día en que se vio sin ella, el día en que la perdió...
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Capítulo 2 "Cicatrices"
La base subterránea de lo que parecía tratarse de un laboratorio clandestino, era apenas iluminada por la corriente eléctrica que llegaba en sesiones de parpadeos a los focos que pendían del techo, dándole al lugar una apariencia lúgubre y temible a los ojos de aquella pequeña, que desde una esquina, yacía acurrucada y doblando las rodillas, las llevó a juntarlas contra su pecho. Se encontraba descalza y abrigada solamente por la bata blanca que la señalaba como uno más de los objetos a utilizar en la jornada de investigación.
Aunque sus cortos cabellos castaños casi pelirojos que rozaban la parte alta de su cuello lucían peinados y estéticos, la mirada gris no podía permanecer mucho tiempo abierta y se refugiaba contra sus rodillas. Todo parecía indicar que no llevaba mucho tiempo en aquel lugar.
-Ya es hora... Yuuki... -el sonido de la voz de aquel hombre la estremeció en horror, encogiéndose aún más de hombros y sin deseos de levantar el rostro para verlo. -¡Te estoy diciendo que ya es hora! –la réplica fue más fuerte, por lo que la pequeña apretó fuerte los párpados.
-No... por favor Padre...
-¿Me estás diciendo que no quieres conocer a tu madre entonces?
Tras unos segundos y un pequeño sollozo levantó el rostro hacia él. Aquel hombre de extraña apariencia la miraba con el ojo que le parecía funcionar, mientras las secuelas de lo que parecía haber sido un derrame facial se observaban del otro lado de su rostro. Aún así... por extraño que le pareciera era la única persona que había estado con ella desde que recordaba, por lo que haría cualquier cosa que le pidiera hacer para complacerlo, después de todo era su padre y le daría la oportunidad de conocer lo que tanto había anhelado hasta ese día, el rostro de su madre.
Por lo que terminó por levantarse y tomando la mano del adulto caminó hacia donde las luces brindaban una mayor claridad, al centro del lugar.
Las manos tomadas de un adulto y una pequeña niña, formaban el vínculo de confianza más grande. La escena se traslapa con la mano de un joven de piel clara, que llevaba una camisa de manga de ¾ y la de una pequeña con una mano muy similar a la anterior.
-¿Entoces hoy papi? –hasta da un pequeño saltito.
Kazuto, que llevaba a su hija de una mano y una caja en la otra mano, se detiene frente a un auto negro de 4 puertas y apoyando la caja en la capota, saca las llaves.
-Así es, por eso esta tarde van a venir todos tus tíos a la nueva casa, para ayudarnos a desempacar, para este momento las cosas ya deben haber llegado.
-¿Y a donde voy a domir? –pregunta mientras su padre le coloca el cinturón de seguridad en la parte trasera del auto.
-...mmm ¿No habíamos hablado ya de esto? que Hime tiene que empezar a dormir solita, que vas a tener tu propia habitación. –Le sonríe y se acomoda los lentes que desde hace un par de años usa.
-mmm... -se queda pensativa un segundo, para el siguiente asentir alegre.
-¡Eso es! –cierra la puerta de dándole la espalda un momento al auto, le echa un último vistazo a la que hasta el día de hoy había sido su casa.
Aunque tardé un poco... finalmente pude hacerlo... Había decidido que la única forma de superar todo lo ocurrido o por lo menos intentar hacerlo era salirnos de esa casa... por supuesto que no la detestaba ni mucho menos... había sido mi casa durante toda la vida... pero al mismo tiempo... fue el lugar que Asuna y yo compartimos... cuando nos enteramos que estábamos esperando a las gemelas... aunque no fue durante mucho tiempo... fueron los 4 meses más hermosos y placenteros de mi vida... me acostumbré al instante al tenerla en mi espacio y verla por las madrugadas usando mi ropa...
Una vez más lo estaba haciendo... se había quedado viendo hacia la nada, pensando en ella, por lo que se sacudió su propio cabello con la mano y tras despeinarse un poco, entró también en el automóvil. Fijó su mirada en el retrovisor para inspeccionar que no viniera ningún otro auto por atrás y poder salir, pero no pudo evitar encontrar la mirada ambarina de su hija que le sonreía.
Soy un idiota... por más que trate de alejarme de tu recuerdo, jamás lo conseguiré... porque vivo con él...
Le devolvió la sonrisa a la niña y salieron del aparcadero para dirigirse hacia su nueva vivienda.
Según iba por la carretera cambiaba las velocidades para acelerar cada vez más, no podía evitarlo, amaba sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo y el aire filtrándose a todo lo que da por las ventanas.
Pasó alrededor de media hora en el trayecto del viaje, hasta que finalmente llegaron. Se trataba de un complejo de edificios familiares que contaba con parqueo y zona recreativa. No había querido comprar una casa porque le parecía que era demasiado ostentoso sólo para los dos, por lo que la idea de un pequeño apartamento donde pudiera vivir en paz con su pequeña era más que suficiente.
-¡Llegamos! –se voltea hacia ella, pero enseguida se sorprende y se sonríe solo al darse cuenta que se había quedado dormida. –No debiste haber dormido nada anoche cuando te diste cuenta que te mojaste... ¿Pero por qué no me fuiste a buscar antes?... –Se baja del auto y llegando con ella, la toma entre sus brazos y ya sea por inercia o por la costumbre, Hime le rodeó el cuello con los bracitos y apoyó su cabeza sobre el hombro de su papá.
-Esa es la costumbre... entrar a la nueva casa cargando una chica, -se rió nuevamente y suave y se paró en seco, al ver que frente a su apartamento una pareja platicaba amenamente, más que platicar el flirteo se sentía en el aire, ella apoyada contra la puerta y él apoyando su brazo en la puerta, muy cerca de ella.
-¡Ejem! –se aclaró la garganta el Kirigaya al verlos.
-¡Iooo Kirito! –lo saludó el pelirojo tras separarse.
-¿Creo que llegamos un poco temprano no? –lo saluda Rika agitando la mano.
El joven al recibir sus saludos se encoge de hombros y suspira. –Ya te he dicho creo que unas mil veces... que mi nombre es Kazuto... que de llamarme de otra forma vas a con fundir a Hime. –le explica mientras saca la tarjeta Key de la casa y la desliza sobre la cerradura magnética.
-Ya... hablando de la chibi Kirita ¿qué le pasó? –trata de ponerle la mano en la cabeza a la niña.
-¡Klein! –se molestó por como la llamó.
-Jajajajaja ¿Así que ahora soy Klein? Y yo debo llamarte Kazuto... -se cruza de brazos.
El pelinegro suspira. –La pobre pasó una mala noche... -les invita a entrar y cierra la puerta una vez todos estuvieron adentro.
-¿Mala noche?... ¿Te preguntó por su mamá otra vez?... –aunque sabe que toca terreno escabroso no puede evitar hacer la pregunta la castaña oscura.
Los ojos grises se encontraron con los pardos tras la pregunta, pero bajando la mirada lo negó. –No... pero tuvo otra crisis de mojar la cama...
-¿Bueno... pero se supone que eso a esa edad es normal aún no? –trata de animarlo.
-Sí... sólo espero que no esté teniendo algún tipo de terror nocturno y no me diga... más ahora que va a tener su propia habitación.
-Es normal que le de un poco de miedo, -aporta también el pelirojo. –Pero no pueden dormir en la misma cama para siempre Kirito, ay... mi pequeña Hime está creciendo tan rápido, yo como todo buen padrino lo noto. –Ante su comentario Kazuto lo miró con los ojos entrecerrados.
-Dímelo a mí... no sé en qué momento mi bebé se convirtió en una niña.
-¡AHHHH Kirito que hermoso sonó eso! –lo mira emocionada Liz, lo que lo sonroja de nerviosismo.
-¡Voy, voy a acostarla! –salió del recibidor, dejando a Rika y a Ryoutaro mirando en la dirección que se fue.
-me alegra verlo tan repuesto... -se sienta en una de las cajas el joven.
-Está tan ocupado que tal vez ya no le queda ni tiempo de pensar...
-Yo aún... me resisto un poco... a lo que pensamos hacer cuando estemos reunidos todos... es decir... desde que pasó... lo que pasó, Kirito la ha pasado demasiado mal... siento que hacerle eso sería como revivir un poco lo que pasó... no quiero volver a ver ese rostro lleno de angustia y tristeza en él...
-¿Pero y si los rumores son ciertos?... ¡¿Y si podemos recuperarlo?! –se para frente a él y le coloca las manos en los hombros. –Créeme que a mí tampoco me hace mucha gracia de buenas a primeras pero...
-Además que quien sabe si pueda ir con nosotros de todas formas... con lo que estudia y trabaja, sé que apenas y tiene tiempo para nada y lo que tiene lo usa para estar con la niña, a lo sumo en ALO para jugar con ella y Yui-chan...
-¿Y a dónde quieren ir? –los mira expectante Kazuto, asustándolos a ambos que no lo sintieron regresar.
-¡AHHH!, ¡No aparezcas de la nada! –le gritó molesta Rika.
-Jajajajjaa –se ríe para luego ponerse serio. ¿Y entonces?
La pareja se vuelve a ver entre ella.
Mientras tanto una conversación correspondiente al mismo tema se estaba llevando a cabo en la habitación de la joven Ayano.
-¿Entonces tú también te vas a ir a vivir con Kirito-san? –lo mira preocupada la chica de cabellos castaños mientras le sujeta de la mano al otro joven Kirigaya.
-Tal como lo oyes... mis dos hermanos me abandonan... -se encoge de hombros Suguha.
-Jaja no lo digas así... nadie te ha abandonado Sugu, -le sonríe Kazuki, por lo que ella, le responde de la misma manera.
-Es decir... ya no comeremos juntos... ni viviremos juntos... -baja la cabeza decepcionada.
-Creo que... todo este drama es por Kazuto... -la mira con una gotita al lado de la cabeza el pelinegro.
-Es que Onii-chan... -suspira, -mejor olvídenlo. –Debemos alegrarnos ahora que la rehabilitación de Kazuki-kun ha casi concluido, -junta las manos.
-¡Es verdad! –se pone de pie la castaña, -¡Iré a traer un poco de té!, -estaba por salir de la habitación, cuando fue detenida por el sonido de la voz del ojigris.
-¡Espera Keiko! –al escucharlo sintió que su corazón dio un pequeño salto y volteó a ver emocionada, pero al mismo tiempo preocupada, ¿Qué había sido ese arrebato?.
-¡Pero qué estás haciendo!, -llegó rápido junto a él, al ver que se había levantado sin su bastón y se lo pasó. –Ya sabes lo que dijo el doctor... debes tomarlo con calma... Kazuki-san...
-Y yo ya te dije que sólo Kazuki está bien... -le dice suave indicándole que las buenas formas de respeto ya están de más entre ellos, lo que la sonroja.
-Y aquí vamos de nuevo... -cierra los ojos Suguha. –Mejor hablemos de lo que vamos a hacer esta tarde cuando lleguemos a casa de Onii-chan...
-Es verdad... aún no puedo creer que Nii-san sea el único que no sepa al respecto... -vuelve a sentarse, ayudado por la joven Ayano.
-Es que como Kirito-san apenas y entra ya con nosotros... por eso no se ha enterado... me parece tal vez hasta un poco injusto que no lo sepa... pero al mismo tiempo... me parece injusto también decírselo... es decir... ¿No sería eso como perturbar su tranquilidad?...
-Puede que tengas razón... pero conociendo a Onii-chan... sé que él no se quedara con los brazos cruzados al saberlo... -levanta la mirada al techo Suguha.
Techo que se transforma en el que recubre el apartamento de Shino, quien acostada sobre su cama, cierra los ojos mientras piensa en el mismo asunto que todos los demás, el hecho de decirlo ó no decirlo...
-Me pregunto... si aquellas palabras... fueron sólo el fruto de la rabia... o en verdad pensabas eso Kirito...
El mismo día en que el juego había sufrido un vaciado de memoria para un reinicio forzado del sistema... el mismo que día que todos se desconectaron... el mismo día en que nació Hime... tras los múltiples impactos tanto físicos como Psicológicos que había sufrido el joven Kirigaya, había terminado por sucumbir ante el dolor y el cansancio, desmayándose en plena sala de espera, por lo que había sido trasladado a una de las habitaciones para un chequeo general por el estado en que se encontraba suponiéndose anémico y con cierto grado de desnutrición tras su encierro.
Estaba fuera de sí... al abrir los ojos el hecho de ver a la joven Asada dormida en una silla a su lado lo descontroló, No quería que estuviera ahí, no quería que nadie estuviera ahí, ¡Quería estar sólo!, ¡Quería morirse! Pero entonces el pensar en su hija le recobraba la cordura.
-Kirito... -lo vió luego de abrir despacio los ojos.
-Vete...
-¿Cómo?...
-¡Te digo que te vayas!, ¡¿ó acaso estabas esperando el momento para besarme otra vez?!, ¡Pues si eso es lo que quieres pues toma! –levantándola la arrinconó contra la pared y la beso brusco y fuerte. -¡¿Es acaso eso lo que querías?!, ¡¿Y sentiste algo?!, ¡Apuesto a que nada! –se detiene entonces tomando consciencia de lo que hizo, bajando la mirada de ella hacia el piso, pero sin soltarla de los brazos.
-Shino...
-...Kirito...
La soltó al escuchar el hilo de voz con el que le respondió. –No puedes sentir nada... porque yo... ya no transmito nada... -se le derramaron las lágrimas incontenibles nuevamente y cayó arrodillado ante ella. –No sé qué demonios estoy haciendo... por favor perdóname... Shino... -se llevó las manos a la cabeza, casi halándose de los cabellos confundido.
-Tranquilo... -se agachó frente a él y esta vez fue ella quien lo rodeó con sus brazos. –Tú también tienes derecho a desahogarte...
Aunque no tenía idea de que tú supieras que yo... te había robado un beso... jamás me dijiste nada, ¡eres un idiota! Pensaba mientras lo abrazaba.
-Es... que ya no puedo... ya no quiero saber nada de ese mundo... por favor...
-Sin embargo... volviste a entrar en ALO... ¿Sería sólo por Yui-chan?... –abre los ojos preocupada, pensando en lo que estaban por decirle. –Espero que las heridas se hayan vuelto cicatrices... porque de lo contrario... puede que vuelvan a sangrar... -se da la vuelta sobre la cama, quedando de lado. –White Butterfly... -Inspira profundo y toma fuerzas para levantarse de la cama.
Continuará...
WHITE BUTTERFLY Capítulo 3 "Silueta"
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