Capítulo 12 "White Cosmos"
-¡Papi! ¡¿Papi ya viste?! –llegaron junto a ellos las pequeñas, que sin tomarle atención a la caída de la tetera junto a las tazas, tomaron a su padre, una de cada mano y lo halaron hacia la ventana. -¡¿Verdad que está bien bonito?! –mira emocionada Hime.
Mientras la mirada de Kazuto se abre poco a poco en la sorpresa.
-¿Pero qué... demonios?...
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WHITE BUTTERFLY
Capítulo 12 "White Cosmos"
Luces... una infinidad de luces incandescentes invadieron el cielo y de él, se desprendieron como lluvia de pequeños diamantes, al asomarnos por aquella ventana... fuimos testigos de lo que estaba a punto de comenzar... todo aquello no era más que el augurio de la virtualización.
Completamente inseguro de lo que estaba por venir e impotente en la incertidumbre, tomé a mis hijas, abrazándolas a mi pecho con ambos brazos y le grité a Asuna y a Sino que debíamos ocultarnos... No nos dio demasiado tiempo... llegamos a la habitación principal y nos metimos todos bajo la cama, para que al segundo siguiente, el peor movimiento telúrico que había afectado de tal magnitud a Tokio nos azotara con todo su poder. Sólo se escuchaba el chillido de los edificios vibrando, los miles de cristales rompiéndose. ¡¿Qué estaba pasando?! ¡¿Qué demonios estaba pasando?!
Duró alrededor de 2 minutos... cuando finalmente salimos del departamento... lo que vieron mis ojos fue realmente irreal... ¿A esto se refería Sugou con la virtualización del mundo?... ¿Este sería su reinado en el mundo real?... Este era... el inicio del show...
En medio de los llantos desperdigados por las calles y los de mis propias hijas, caminamos tratando de encontrar una explicación a lo ocurrido, si hasta hace unos minutos los edificios crujían por el azote del terremoto que había pasado... ¿Dónde... Dónde estaba todo?...
Planicies enormes y sin fin, valles coloridamente verdes... Esto no era la ciudad...
Al tratar de regresar al departamento, el edificio tampoco estaba... ¡¿De qué se trata esto?!
Fue lo que a partir de ese momento se conoció como FENÓMENO DE VIRTUALIZACIÓN. De alguna manera los datos virtuales se estaban introduciendo poco a poco a la realidad, transformando nuestro mundo en el otro, lo que significaba que ahora no habían lados, teníamos simplemente un solo sitio con millones de datos. Lo que había causado pánico, angustia y horror a la humanidad.
Una realidad donde los líderes de ese nuevo universo no serían otros que los gamers... los especialistas en tecnología... y cualquier persona que tuviera aunque fuera la más mínima noción de lo que estaba sucediendo.
Lo que teníamos frente a nosotros era una realidad virtualizada a la que debíamos enfrentar... sin avatares... nuestros yo reales... nuestros cuerpos, nuestras presencias... es lo único que quedaba.
Ha transcurrido un mes desde entonces, todo lo que se conocía como parte de las ciudades ha desaparecido, por lo que la construcción de refugios y cabañas está en su auge. Hasta los hospitales... no están... ahora... cuando más los necesitamos... aunque trate de controlar la incertidumbre y la impotencia que siento... a veces se vuelve verdaderamente imposible... el misterio que tanto había tratado de ocultar mi hermano finalmente se me develó... abriendo cuantiosamente mi preocupación por él... pero al mismo tiempo... por mis hijas... El motivo por el que fue sacado del proyecto del hijo único... no fue exclusivamente por la falla de su sistema nervioso... o tal vez... esa misma fue secundaria al problema principal... cáncer de médula ósea... Leucemia... que había cedido pero ahora se muestra recidivante...
-Ahora más que nunca debemos encontrar el White Butterfly... si lo hacemos por medio del llamado de los dragones estoy seguro que funcionará... hemos intentado hacerlo un par de veces con Silica pero... -cierra los ojos Kazuki, ante un Kazuto que no sale del asombro por la reciente explicación.
-Debes... conservar tus fuerzas –lo mira serio el gemelo mayor. –Lo mejor será buscar otro método...
Al recordar sus propias palabras, Kazuto aprieta fuerte los párpados y arremete contra un árbol con su espada negra, la cual, por el fenómeno de virtualización puede ser invocada por medio del menú, cual se tratara de su avatar de Kirito.
-¡Demonios! Lo sé... debo encontrar otro método... pero cual... ¿Dónde está el White Butterfly? es más... ¡¿Qué diablos es?!
-¿Qué diablos es qué? –escucha una voz masculina tras de él por lo que baja la espada y voltea poco encima de su hombro. No estaba de humor para socializar y esa era una voz desconocida.
-Lo lamento... no tengo tiempo para charlas...
-Tan severo como me lo comentaron... -le responde el joven, por lo que tras dar un suspiro, Kazuto se voltea completamente hacia él.
-¿Qué quieres?...
-Wow... entonces era verdad... es la espada del cielo nocturno... había escuchado de la creación de la grandiosa espada por las habilidades transmitidas a una chica por el herrero mítico. –le explica el pelinegro ojiazul recién llegado.
Kazuto se limita a mirarlo, ya molesto por tantas palabras que le provocaban incertidumbre. –Te pregunté qué es lo que quieres...
-¿Así tan deprisa y sin presentarnos? –lo mira sorprendido.
-¡Ahh! –suelta un pequeño quejido de molestia el Kirigaya, al notar que había caído en el juego del recién llegado.
-Por favor no te desesperes... es más... ¡Si he venido hasta aquí, es por algo importante!
-¿Y qué es eso tan importante que tienes que decir?... –se cruza de brazos.
-Si unimos fuerzas... yo podría ayudarte a encontrar el White Butterfly... -lo mira entrando en seriedad, a lo que Kazuto abrió grandes los ojos. –No me mires así... que no es misterio para nadie su existencia... aunque si para muchos la realidad de su gran poder...
-Lo lamento pero... no suelo unir fuerzas con nadie... y ya debo irme –empezó a caminar y pasándolo lo miró de reojo desde más allá de donde se encontraba parado el otro joven.
-Lo sé... Kirito...
Las palabras en el aire, llegaron a sus oídos con los movimientos del aire sobre su cabello, se volteó nuevamente, esperando continuar escuchándolo.
-¿Te sorprende que lo sepa?... pues... digamos que este mundo ya es más virtual que real... ¿no lo crees?... por lo que lo mejor es ir llamándonos por lo que somos... Espadachín negro...
-¿Quién eres tú?
-... no... tú no te presentaste... no tengo por qué hacerlo... pero te diré algo... veremos quién encuentra primero al White Butterfly y se queda con Black Lotus y White Cosmos. –Ante sus palabras, la preocupación se apoderó del rostro del padre, pero fue demasiado tarde para seguir, de un momento a otro el joven de ojos azules había desaparecido.
-¿White Cosmos? –El nombre le revoloteó en la cabeza tras escucharlo. –Ese... es el nombre de uno de los sujetos de experimentación del Brain Implant Chip... igual que... mi Black Lotus... es de esperarse que los sujetos de experimentación hayan caído también dentro de esta trampa... porque viven en este mismo mundo pero... ¿por qué mencionarlo junto a mi hija?...
Con la mente sumergida en ese pensamiento, se encaminó de regreso a la cabaña que semanas atrás habían levantado como refugio para su familia. Tal vez porque las habilidades virtuales también estaban marcadas para su utilización en el mundo virtualizado, la construcción no se tornó difícil, dándole incluso un aire muy parecido a la cabaña que una vez compartieron en SAO y el nuevo SAO.
-¡Papi!
-¡Llegó mi papi!
Gritan ambas niñas y salen corriendo a recibirlo, seguidas de un hermoso perro Golden retriever bastante pequeño. Derribándolo entre los tres, para ser recibido entre lamidas, abrazos y besos.
-Jajaja no, ya basta Kin. –Tomó al perro entre sus manos para ponerlo en el suelo, y a las niñas de cada mano, para encaminarlas adentro.
-¡Kirito-kun! –llegó rápido a la entrada Asagi también. –No te tardaste nada –le sonríe, para luego poner cara de sorprendida.
-¿Qué sucede? –pregunta Kazuto al verla.
-¿Y la leña?
-¡AHHH! –el joven parpadea y levanta los brazos angustiado. -¡Perdón!
-¿Qué sucedió?... –preguntó inmediatamente preocupada.
-Te... contaré más tarde... -le responde suavemente. –Por ahora... ¡¿Qué hay para cenar?! ¡Muero de hambre! –les preguntó animoso a las niñas, que se emocionaron y las estrellas brillaron en sus ojos.
-¡Yo te serviré la comida Papi! –corre a la cocina Yuuki.
-¡Espera Yuuki-chan! –corrió tras ella Asagi.
-Entonces... yo... -se queda sin saber qué hacer Hime.
-¿Me quitarás el abrigo? –le pregunta tratando de animarla.
-¡Sii!
Pasadas un par de horas estaban ya arropándolas y cerrando la puerta de su habitación, ambos suspiraron.
-Sí que tienen energía... pensé que nunca se dormirían... estoy cansado... -se apoya en la puerta el Kirigaya.
-Suenas como un anciano Kirito-kun... -lo mira divertida, pero a él, aquellas palabras le recordaron otro momento en que había vivido algo parecido con su amada, en una de las bancas de la escuela.
-Sí me lo dices tanto... puede que sea verdad y que ya sea un anciano. –cierra los ojos y sonríe. Asagi lo miró sin comprender pero aún así rió.
-¿Quiere que le ayude a llegar a su habitación abuelito? –le siguió el juego. Y se mete bajo su brazo, para apoyarlo sobre su hombro y tomarlo de la cintura, prácticamente abrazándolo demasiado cerca, tanto que al voltear a verlo sus rostros quedaron tan cerca que quedaron a un par de centímetros de besarse, lo que los sonrojó a ambos, que desviaron la mirada.
-¿No te parece mejor, si vamos primero al sofá? –pregunta el pelinegro tratando de romper el hielo.
-Cla... claro...
En un principio, la castaña, pensó que seguirían con aquella conversación que quedó interrumpida, pero las reglas del juego eran otras. Kazuto la tomó por la cintura aún parados frente al sofá, e inclinándose sobre ella la tomó por la mejilla izquierda y la besó dulce y despacio.
A parte de los dos primeros besos que se dieron, que por las circunstancias desesperadas en que estaban... había habido algunos otros pequeños acercamientos, pero nada parecido a ese beso que ahora le compartía. Y al que no dudó un segundo en corresponder... porque lo ansiaba, el hecho de pasar a su lado día con día y tener la oportunidad de ir conociéndolo más, la había enamorado de su forma de ser, su humor, su semblante, sus pensamientos, sus inquietudes... su algarabía y su valor.
Pasados algunos segundos se separaron y la mirada de la chica de cabellos claros decayó hacía el suelo, demostrando con aquel gesto la confusión de sentimientos que le acarreaba el hecho de amarlo, de querer corresponderle... de sentir que podría llegar a ser feliz al encontrarse entre sus brazos... y al mismo tiempo, sentir que usurpa su propio lugar en el mundo.
La mano de Kazuto aún se apoya contra su mejilla, por lo que la siente temblar levemente.
-...As...agi...
-Kirito-kun... -le responde, estrechando la unión de la mano del joven a su rostro, al colocar la suya por encima de la de él. –Yo... he tratado de sobrellevarlo...
Sus palabras abrieron extrañados los ojos grises que no comprendían exactamente a qué se refería.
-Sé muy bien... que no soy quien solía ser... que... mi apariencia ha cambiado... -se toca con ligera amargura la punta de un mechón de cabello delantero, para guardar silencio por algunos segundos. –Pero... -levanta la mirada hacia él. –Durante todo este tiempo... me he dado cuenta que dentro de mi corazón... el amor que sentía... ¡Que siento! ¡Cada día se vuelve más fuerte! Aunque... haya intentado... no... aunque te haya hecho tanto daño...
-Eso... es algo que no tiene más importancia. –Le sonríe y la mira con ternura.
-Kirito-kun...
-Todas las cosas que pasaron por ese maldito de Sugou... todo lo que sigue pasando por su culpa... -enfurece el seño por unos instantes, apretando los párpados. –Son cosas... situaciones que nos ayudaron a reencontrarnos... obstáculos que se pusieron en nuestro camino para volvernos más fuertes... para sembrar en nuestros corazones esperanza... y estoy agradecido con la vida por eso. Así... que lo que pasó... no es algo que se deba lamentar... -Te amo... y estoy muy feliz de qué estés aquí conmigo... con las niñas... Asagi...
Los ojos avellanados parecían deslumbrados ante tal muestra de amor y confianza, reconfortados por las palabras, los gestos y aquella mirada plata que tanto amaba, que incluso desprendieron un par de lágrimas. Llanto que fue reemplazado por la sensación envolvente de los labios del pelinegro aprisionándola en su cárcel de sublime armonía.
De beso en beso, la fue aproximando al asiento y apoyando su rodilla sobre este, la doblegó ligeramente, recostándola sobre los cojines.
-Ki...Kirito-kun... -lo detuvo, colocando ambas manos sobre el pecho del joven.
-¿Qué sucede?...
-Verás... esto... sonará raro... pero... -lo mira sintiéndose demasiado avergonzada. –Yo nunca...
Al escucharla, los ojos de Kazuto se abrieron grandes. Era verdad... a pesar de que era ella... no lo era al mismo tiempo... y eso lo comprendía... el hecho de haber estado con Asuna en el pasado... la razón de peso de incluso haber estado embarazada y dado a luz... son cosas que ella no recordaba...
-Tienes razón... -le sonrió.
-¿Es una tontería verdad?... –lo miró preocupada.
-No... claro que no... Yo podría... -se sintió ligeramente avergonzado con las palabras que cruzaron por su mente para proponerle, evidenciado en su sonrojo pasajero y sus pupilas temblorosas ante ella.
-Podrías... -le sonrió asintiendo, mientras lo miraba de la misma manera ansiosa y preocupada, entrecerrando los ojos al ver venir el beso que iniciaría nuevamente con las demostraciones de afecto. Era eso lo que necesitaba y quería... poder tomar su lugar en la vida de su amado, dejando atrás lo que alguna vez fue...
Habiéndola encaminado a la habitación, cerró la puerta tras de sí, para colocarle las manos sobre los pequeños hombros al pararse tras de ella. Entonces notó lo que en una ocasión ella le había señalado al ver una de sus fotografías, a pesar de pasar con ella el día a día, jamás la había tenido tan cerca... notó como su altura había cambiado en comparación a la de ella, sintiéndola por un momento tan débil, pequeña e indefensa, que el deseo de protegerla lo invadió. Por lo que la abrazó desde la espalda.
-Kirito-kun... -lo recibió con una sonrisa aún sintiéndose nerviosa. Pero el nerviosismo fue siendo reemplazado poco a poco por la cálida sensación de los labios de su amado estampándose a lo largo de su cuello. Le había apartado los cabellos de un lado, dejándolo libre y expuesto para él, pero aún con el olor del shampoo y la colonia entremezclados en una deliciosa esencia fragante que lo atraía demasiado.
Al mismo tiempo, los misterios bajó su ropa se irían develando ante él con el deslizar de su vestido de cierres ya abiertos sobre su espalda. La tersura de la piel expuesta le trajo a la mente una infinidad de recuerdos de las diferentes ocasiones cuando estuvo con su esposa. Que lo llevaron a querer recuperar aunque fuera un poco de todo aquello, como tantas veces lo había soñado. El sólo hecho de ver la curvatura de su cintura ante él, lo atrajo a colocar su mano sobre ella, un agarre fuerte, que la chica sintió hasta con cierto acto de posesividad, pero no podía dudar y mucho menos decir que le desagradaba. Amaba la sensación del tacto de sus dedos marcándose sobre su piel como si pudiera quemarla con una caricia, con un toque. Aquella persona, su amado se había convertido en la fuente de calor que necesitaba para subsistir, a pesar que apenas y la había rozado de la espalda con los labios y su cintura con sus manos, cual su cuerpo lo recordara y le reclamara por más.
En un momento como si la conexión entre ambos hubiera terminado de ajustarse y se activara, las leves caricias que en un principio le estaba proporcionando para no abrumarla, se transformaron en toques reconocedores de su propio espacio. La ropa interior aún rezagada se había convertido en barrera para sus manos, pero las mismas libraron agiles las imposiciones, infiltrándose bajo esta.
Cual la electricidad hubiera empezado a repartirse entre todo su cuerpo y subía y bajaba entre su pecho y su vientre, las sensaciones se intensificaban con cada segundo que pasaba. No sabía si sentirse avergonzada por las reacciones que tenía, aquella necesidad de sentir más y más o simplemente dejarse llevar y recibir todo lo que él tuviera para darle. Pero estaba segura en que de seguir así iba a llegar un punto en que ya no podría resistirse.
Él sabía... exactamente... donde... debía besar, tocar, aplicar presión, morder, lamer... Sin duda la estaba tratando delicadamente, podía sentirlo en la debilidad de los toques y los dulces besos, pero al mismo tiempo el conocimiento previo se había convertido en ventaja.
...No era justo
Es verdad que él tenía la ventaja... pero ella también podía hacer lo suyo... -tomó una de sus manos entre las suyas y llevándola a sus labios la beso, para entonces voltear hacia él. Todo ese tiempo de espaldas la llevó a imaginar el hecho de encontrarse en tal posición con él y que podía disfrutar todo lo que quisiera sin contenerse debido a que no le veía el rostro, pero también llegó el punto de querer mirarlo... descifrar las expresiones que anidaba y besarlo... y así lo hizo, atrapándolo del rostro con ambas manos, la mirada de ojos acerados la absorbió, besándolo una y otra vez, mientras le sacaba la camiseta, dejando expuesto el pecho y abdomen en los que enseguida poso sus manos. Mientras era empujada hacia la cama en la que cayó delicadamente sentada y luego recostada, mientras el pelinegro lo hacía sobre ella.
Cómo la había extrañado... aferrado a su recuerdo había logrado sobrevivir durante casi cuatro largos años... como un eco que le resoplaba en el oído indicándole que no podía darse por vencido. Tenerla nuevamente junto a él... y poder hacerle nuevamente el amor... era sin duda el significado que su vida le daba a lo que se conoce como felicidad.
Continuará...
SAO, WHITE BUTTERFLY, Capítulo 13 "White Butterfly"
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