Capítulo 10 "Hogar"
Una leve corriente invernal se filtraba por la ventana. A pesar que las cortinas estaban sueltas, en ocasiones la pequeña corriente se intensificaba y era capaz de levantar la tela.
Estiró su mano, pero no fue capaz de tocar nada más que la fría ropa de cama del otro lado del mueble.
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WHITE BUTTERFLY
Capítulo 10 "Hogar"
La sensación la hizo sentir extraña. ¿Qué buscaba?... era como si... al efectuar aquel movimiento encontraría algo... que en ese momento no recordaba... ni tenía sentido alguno. Volviéndose una con su yo entredormida, abrió los ojos despacio. Tratando de ubicarse en donde se encontraba, observó ligera a los alrededores, encontrando la ventana que había filtrado aquel tibio viento que la despertó, una mesa con una instalación de tres pantallas digitales, un perchero. Por la apariencia de la habitación, pertenecía a un hombre, eso era seguro. Fue entonces cuando todo lo acontecido hace apenas unas horas acudió en un instante a su mente. Era verdad... esa noche había regresado a casa... aunque tratara de pensarlo de esa forma. ¿Podría en verdad considerarlo así?... Nada se le hacía familiar...
-Nos mudamos hace relativamente poco, pero todas las cosas son las mismas que había en casa. –Se imagina la figura de Kazuto, hablándole parado en el lumbral de la puerta de la habitación en que se encontraba.
-Aunque lo digas... -responde para sí sisma y toca con cuidado el colchón bajo ella, como si aquel tacto pudiera devolverle aunque fuera un poco de lo que había perdido. Pero no ocurrió así, apretó los puños frustrada y se llevó las manos al rostro. –Se supone que tengo que hacerlo... por el bien de Yuuki-chan... y... -no puede pronunciar el otro nombre ya que los ojos se le llenan de lágrimas, por lo que separa sus manos y se limpia con el dorso. –Pero yo... -voltea entonces hacia la derecha, encontrándose con la mesita de noche donde yacía una foto de Kazuto y Hime, no parecía muy antigua. Miró los rostros de ambos durante un tiempo y volvió a colocarla en su lugar. –Tal vez... sólo necesito un poco de aire... -se dice a sí misma, tratando de dejar todas sus dudas atrás, pero al salir de la habitación y caminar en dirección de la sala, se topa con el joven cuya imagen ha estado perturbándola desde que todo eso empezó. Primero odiándolo... ahora sin fundamentos... y luego... esa sensación de querer permanecer a su lado... de conocer más sobre lo que tenía para dar... de su forma de ser... de su yo... para terminar enterándose que el lazo que la unía a él era el más puro... aunque ella no lo supiera... no... más bien... no lo recordaba y eso estaba a pocos pasos de terminar enloqueciéndola. ¿Cómo de la noche a la mañana se había caído la farsa de Sugou? ¿Cómo era posible que ella tuviera un ser amado?... Y más aún... ella... lo había convertido en padre... y no tenía idea de cuanto pudo llegar a amarlo.
Aquel recuerdo que tenía de haber dado a luz poco a poco se había ido esclareciendo en su memoria. Pero la figura del hombre junto a ella seguía siendo nadie más que Sugou. ¿Por qué?... ¿Dónde estaba Kazuto en ese momento?...
Sin darse cuenta había caminado lo suficiente como para llegar a pararse frente al joven que dormía en el sofá, apoyando la cabeza sobre una almohada de su cama y cobijado por una frazada bastante pequeña de fresitas.
Agachándose se sentó en la mesita de centro y dejándose llevar por su misma ansias de conocimiento, empezó a observarlo dormir. No tenía idea de por qué lo hacía pero... el hecho de saber que estaba ahí junto a ella y que tenía la posibilidad de contemplarlo, pero al mismo tiempo de traerlo a la realidad en el momento que quisiera la reconfortaba. Era como si depositara su confianza en la faz clara del joven durmiente.
-Debes estar exhausto... -lo miró comprensiva y hasta con cierto cariño, de pensar que le cedió su cama para que ella descansara pero en lugar de eso, estaba ahí, mirándolo sin que él lo notara. Abrió un poco más los ojos al ver que Kazuto se movió un poco y con eso, unos cabellos cayeron sobre su frente, la inercia la llevó a tratar de acomodarlos, pero al hacerlo, también toco parte de la mejilla del joven con los últimos dos dedos. –Estás helado... -miró entonces con más atención la pequeña frazada que tenía encima. -¿Era lo único que tenías?... –preguntó sin percatarse que el pelinegro la miraba, hasta que volvió nuevamente a verlo al rostro.
-Tienes razón... está helando un poco...
-¡Pe!, ¡Perdón! –le quitó la mano del rostro en un segundo, para sonrojarse luego de pensar en lo que estaba haciendo. ¡¿Qué estaba haciendo?! –Lo... lo lamento... no quería despertarte... es sólo que vi... la ridícula frazada que tenías y yo...
-¿Ah? –mira aún algo adormilado hacia su pequeño cobertor. -¿Cuándo?... ¡Hime! –analiza rápidamente que la única que pudo haberlo cobijado así era su hija, lo que significaba que había despertado, por lo que se levantó rápidamente del sofá y seguido de una Asuna sin comprender, llegó a abrir despacio la habitación de su hija, misma donde ella y Yuuki dormían una al lado de la otra sobre la cama, prácticamente en la misma posición en que las había dejado, por lo que una de dos... una de ellas se había levantado y luego vuelto a acostar y a cobijar por si misma... lo que le parecía demasiado elaborado y la otra es que por fin se haya convertido al sonambulismo...
-¿Qué sucede? –pregunta intrigada por el rostro pensativo que tiene el ojigris.
-No es nada... es sólo que yo... no me puse ese cobertor... pero veo que las niñas están tal y como las dejé...
-Mmm... debió haber sido cosa de Yuuki-chan –le sonríe.
-¿Yuuki?
-Es una niña muy considerada... a veces... entraba a mi habitación por las noches cuando no podía dormir, me acomodaba la frazada y luego se tumbaba a mis pies.
-¿Cómo? ¿Sobre tus pies?
-Sí... aunque le dije mil veces que podía dormir a mi lado... parece que se sentía culpable de usurpar espacio de la cama... pobrecita...
-Ya veo... y no es que en ese entonces pudieras hacer algo por ella... -baja la mirada sintiéndose hasta culpable por el relato.
-Bueno... lamento mucho haberte... despertado... -lo reverencia.
-No... descuida, desde que tengo a mi niña nunca duermo bien ya... es como si me despertara por cada pequeño sonido porque me alerta que algo puede estar pasando.
-¿En serio?... entonces... con más razón deberías descansar cuando puedes... para que estés bien para... tu niña... -le dice sin muchos ánimos y hasta bajando los hombros. ¿Qué había sido eso?, de repente se sintió muy desanimada.
-Querrás decir... por mis tres niñas –le sonríe haciéndole entender que la incluye a ella y a Yuuki. –Bueno... en realidad 4... -se queda pensativo llevándose una mano al mentón.
-¿Cuatro?... ¿Qué quieres decir con eso?... es decir... -se encoje de hombros nerviosa. –Según entendí... esas tres niñas...
-Sí... Hime, Yuuki y tú, pero hay alguien más.
-¿Tienes... otra hija?... –abre grandes los ojos sin comprender, sintiéndose engañada por unos instantes, hasta furiosa.
-Sí... y tú también.
-¿Ah?... Eso no puede ser posible... ¿Una hija mayor?... –la respuesta se vuelve hasta ansiada.
-Verás... -le brinda la mano para que la tome y así lo hace, un poco dubitativa, pero termina aceptando su invitación a departir ya que la conversación es demasiado interesante. –Llegan a sentarse a la cocina, en donde Kazuto se levanta hacia la estufa para poner a hervir agua. -¿Quieres un té?
-...Sí... gracias.
-Nosotros... tuvimos un noviazgo... -baja la mirada buscando las palabras justas para describirlo, lo que ella trata de comprender. ¿Qué tanto tendría que pensar? Decir que lindo y romántico debía bastar.
-¿Qué?
-Fue muy... apasionante y divertido –le respondió con una sonrisa, sonrojándola. Puede que esas palabras superaran las expectativas. -Nuestra historia... tiene muchas aventuras... pero no quiero agobiarte con eso... pero te puedo decir que... tuvimos nuestra primera hija al poco tiempo de habernos casado...
-¿Cómo así?, No comprendo... ¿Tuvimos una perrita o algo?
-Jajajajaa, noo... en palabras técnicas... nosotros nos casamos en un juego... y en ese juego adoptamos una niña... que es una IA... por así decirlo... su nombre es Yui.
-¿Yui-chan?...
-Sí... un día de estos... podrás hablar con ella... aunque creo que sería mejor hacerlo desde el mundo virtual...
-¿Qué acaso se puede de otra forma? –lo mira curiosa.
-Hemos hecho hasta lo impensable para ella pueda compartir nuestra realidad... -le comenta, mientras lleva la tetera a la mesa y coloca ambas tazas. –Su voz y su mirada se notan decaídas al hablar de Yui con ella, tratando de soportar el dolor de ver que no la recuerda... así como no lo recuerda a él... y no recuerda nada...
-Lo lamento mucho... -coloca su mano sobre la de él, que había recién colocado la taza frente a ella, aún sujetándola.
-¿Ya no quieres?... no tienes que disculparte por eso...
-No es por eso... -aprieta su mano contra la taza, tratando de controlarse, pero no puede más y soltándolo de golpe, hace la silla hacia atrás, para levantarse rápido y salir de la cocina, ante el acto, el Kirigaya coloca la tetera sobre la cocina y sale tras ella, buscándola en la sala, hasta que observa detrás de la puerta de cristal azul del jardín, a la chica parada sobre la grama. Los cabellos rojizos la identificaban al instante.
-Tú misma dijiste que estaba helando... no es bueno estar afuera a estas horas... te puedes enfermar... -se acerca tras de ella, pero la chica no menciona una palabra. Sólo está ahí parada como si esperara que las palabras se las llevara el viento.
Al no recibir respuesta él también se queda parado tras de ella unos segundos. -¿He sido... muy insistente?...
Una vez más queda esperando respuesta y no la obtiene.
-¿Asuna?...
-¿Quién es?... –Le responde finalmente pero con una pregunta más.
-¿Quién?... –pregunta sin comprenderla.
-Asuna... ¡¿Te estoy preguntando quién es?! –le grita aún dándole la espalda, mientras aprieta fuerte los puños. Kazuto pareció palidecer por aquella pregunta. ¿Estaba hablando en serio?... y aunque sabía que era verdad... una parte de su ser o tal vez... todo su ser... se negaba a aceptarlo... se la habían arrebatado de una manera tan vil y ahora que la recobrara no era ella misma... su voz, su cuerpo, incluso su mirada eran idénticas a como la recordaba... no... tal vez hasta en eso había cambiado...
La mirada llena de luz y alegría que transmitía cada vez que me miraba había desaparecido... ahora lo hacía con cautela y miedo... con reserva... Apenas y podía creerlo... que lo que estaba ocurriendo en ese momento... realmente me estuviera pasando... Quería tenerla de vuelta... la necesitaba... tanto... ¿Pero... de esta forma?... ¡¿Por qué?!, ¡¿Qué sentido tiene entonces?!
Cuando Yuui nos dijo de la fiesta... nos pusimos de acuerdo con asuntos internos... es decir... Seijiro nos ayudó... tenía la esperanza de encontrarla, pensaba... que si por lo menos podía volver a verla sería suficiente para recobrar fuerzas... para mantenerme vivo... por eso... no dudé un segundo... entré a aquel lugar, buscando desesperado entre la multitud, mujeres de toda clase que podrían ser ella... pero ninguna me pareció tan hermosa... tan atrayente... tan necesaria como ella... era verdad... lo que mis ojos veían... cruzando la pista de baile, parada sola... sentí que me sofoqué de solo verla. ¿Era ella?... ¡¿Realmente era ella?! Me costó un poco de trabajo adaptarme a la ausencia de sus hermosos y elongados cabellos... pero no había duda, mi vista no me fallaba. Por lo menos de lejos... tal como la recordaba, hermosa y perfecta.
Al tenerla abrazada a mí en aquel cuarto de baño, me juré internamente que nada ni nadie iba a volver a separarnos... y la besé... con toda la intensidad que en ese momento que recorría mi cuerpo entero, quería... necesitaba que ella sintiera cuánto la amaba y cuanto la extrañaba... aún si ella no podía recordarme...
Una vez... llegaron los agentes por Sugou... quedamos nuevamente a solas...
-Kirito-kun...
-Tranquila... ya todo está bien –le tomo ambas manos entre las suyas. –Ahora... sólo iremos por Hime y regresaremos a casa... por fin... estaremos los cuatro reunidos.
-¿A... casa?... –aunque el término le pareciera de lo más agradable, no reconocería nada ni a nadie... lo que le preocupaba.
-Poco a poco... ya verás como todo te va resultando familiar... además... -la seriedad se apoderó de su expresión –Yo voy a encontrar el White Butterfly... y te regresaré tu memoria... te lo prometo...
Ante sus palabras le sonrió entre lágrimas.
-Sí.
Las gotas se interponían entre sus ojos y el antifaz plata que llevaba, por lo que él con cuidado lo haló hacia arriba y se lo sacó, dejándola ante sí, descubierta...su mirada gris temblaba al observarla, la niña de la que se enamoró seguía ahí... pero las facciones de la madurez se fueron apoderando de ella, dándole un aire aún más sofisticado y atrayente... se veía... en extremo hermosa...
-¿Kirito-kun?... –se escuchó la voz dulce en la actualidad. El joven se había quedado parado tras de ella con la mirada baja y sin notarlo las lágrimas se le habían corrido rumbo declive sobre las mejillas, al escucharla llamándolo levantó la mirada hacia ella.
Quien del mismo modo, lo observa con las lágrimas derramadas.
-Fui... Fui un tonto... por favor... ¡Por favor perdóname! –la reverenció mientras apretaba los puños. –Yo... no sabía cómo íbamos a poder sobrellevar esta situación... y he tratado de actuar natural... tan normal como podía... hasta el punto de no darle importancia... para que no te sintieras incómoda... pero el único que se sentía bien haciendo eso era yo... ¡No se supone que las cosas fueran así!... no quiero presionarte... haciéndote creer que Asagi... no importa ó que es un error... haciendo que te preguntes quién es Asuna... quién eres tú misma...
-Kirito-kun... -le coloca una mano en el pecho, por lo que levanta la mirada hacia ella. –En verdad... la amas demasiado... a ella... a la persona que yo solía ser... pero ella... ya no está aquí... y aunque yo quiera... tratar de hacer las cosas como ella... no puedo... si iba a resultar de esta manera... lo mejor hubiera sido que no me encontraras... permanecer muerta.
-¡No digas tonterías! –la tomó por los hombros, hasta apretándola con las manos. –Yo... doy tanto las gracias a la vida... por esta oportunidad...
-Yo... no puedo ser ella... ¡Yo no soy la chica que fue tu novia!, ¡No sé nada de ninguna Yui!, ¡Yo!... apenas y recuerdo cuando nació Yuuki-chan... y viví engañada... pensando que la había perdido... no recuerdo nuestro primer beso... no recuerdo siquiera que se siente... -lo mira atormentada.
-¿Quieres marcharte?... porque es algo que podría comprender... el hecho de estar en un lugar que te asocia a algo que no deseas... sólo se soluciona alejándote...
-¿Estarías dispuesto a dejarme ir? –lo mira sorprendida.
-Claro... -traga saliva y se limpia las lágrimas. –Si es lo que deseas...
-¿Por qué lo harías?... ¿No es lo que querías? Que yo volviera...
-Porque te amo... jamás podría ser feliz sabiendo que tú no lo eres...
-¡¿Por qué llegarías tan lejos por mí?!, ¡¿Por qué no luchas por tu propia felicidad?!
-...Porque te amo... -lo miraba incrédula por tal respuesta. –Asuna...yo... te amo... te amo tanto que... cuando te perdí... mi mundo se oscureció... si vivía era simplemente por la responsabilidad de mi hija... pero nada más... ahora que estás aquí... me doy cuenta que aquel amor está más vivo que nunca... y que sería capaz de hacer cualquier cosa por ti... porque te amo y porque te necesito... por supuesto que no me gustaría que te marcharas... quisiera... que permanecieras a mi lado y que juntos... buscáramos una solución... como siempre lo hicimos...
-Kirito-kun... si aceptas... esto... -abrió los brazos hacia él, indicándole que lo que tiene frente a él es lo que le puede dar. Sin pensarlo un segundo, Kazuto se acercó a ella y la abrazó contra con él con fuerza.
El sentimiento que le transmitió con ese abrazo fue en verdad increíble y hermoso, como si le dijera que no importaba lo que sucediera, él iba a estar ahí para ella, no importando de quien se tratara. Era la segunda vez que la abrazaba de esa forma, pero muy al contrario de la primera... donde en un principio se sintió sorprendida, ahora desearía que el momento no terminara jamás, sentir el cuerpo del joven junto al suyo la reconfortaba, su calor tan familiar y amistoso, su olor tan característico y atrayente, podría pasar ahí por horas, entre sus brazos se sentía protegida y amada, no importando si a la que amaba fuera otra forma de si misma, podía con eso, porque en su ser... también estaba empezando a sentirlo, aquella necesidad de su contacto, de sus palabras. Un sentimiento que no había tenido por nadie.
Levantó su rostro hacia él, quien al sentirla moverse, bajo la mirada hacia ella, encontrándose con sus labios levemente separados y su respiración oral visible al aire por la humedad; Una invitación a cerrar los ojos y recorrer el camino aprendido hacia sus labios, convirtiéndola en presa de sus besos una vez más. Haciéndola sentir que no había más lugar en el mundo que pudiera llamar hogar... más que estando a su lado.
Continuará...
SAO, White Butterfly, Capítulo 11 "De Bandida a Princesa"
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