Hay personas que simplemente no merecen que les paguen en agradecimiento.

Existe quien hace un favor desinteresadamente en el momento, por algún motivo tocas su corazón y se apiadan de ti. Al inicio sabes que lo hacen sin otras intenciones más que ayudarte, pero con los años, se aprovechan de ello.

Entonces, se comienza a notar su desfachatez y descaro. Piden favores a lo loco, sólo porque te necesitan te buscan, te tratan siempre mal, hablan a tus espaldas y si es necesario, la apuñalan. El caso es que saben que tú estás tan agradecid@ que aunque todo eso suceda, seguirás la corriente. Sólo por esa sensación de agradecimiento suprema que te impide darles la espalda alguna vez.

Incluso yo tengo esa espina de la devoción impuesta por otros y autoimpuesta, pero he aprendido con la vida que las cosas tienen fecha de caducidad, seguir ciegamente a alguien, aferrarse a la idea de que es buena persona sólo porque te trató bien, reírse de sus gracias y contarle tu vida pensando y esperando que no salga a decirlo a los demás.

A veces no podremos evitar llevarnos el fiasco, pero sí podemos diferenciar y seleccionar a quién y cómo pagarles la bondad.

Amor con amor se paga y con la misma moneda también. La moneda tiene dos caras y una fina franja que las separa. Así que, he de abrir bien los ojos y buscar bien pata no equivocarme tantas veces al pagar.