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Nervioso o no, estar nuevamente frente a frente con el amor de su vida hacia que todo su sistema dejara de funcionar correctamente. Dong Min entró, cerró la puerta y puso sus llaves sobre aquella mesita donde acostumbró a ponerlas.
-Minnie...
-Hola, Bin. -el silencio era principal acompañante, no sabía ni por donde comenzar, ni que decir, pero Dong Min entendía de alguna manera que debía dar el primer paso si no quería que aquello fuera más incómodo de lo que ya era -Te cité para que habláramos del apartamento.
-¿Qué pasa con el? -respondió el alfa sifuiendola conversación, todo para evitar tocar el tema anterior.
-En realidad, no creo volver a pisar este lugar nunca más, así que si quieres pasarlo a tu nombre estás en tu derecho.
-Min, hablemos. -su voz suplicante estaba lejos de convencerlo.
-¿Qué quieres que hablemos? No hay nada que puedas-...
-Déjame explicarte todo, no creas que no te amo.
-¿Qué importa eso? Mañana vas a casarte, ¿Y qué? Tus explicaciones no cambiarán nada.
-Minnie, yo te amo, pero tengo que cumplir con lo acordado.
-Exacto. Tú lo dijiste, debes de casarte y yo desaparecer. -intentaba con todas sus fuerzas, reprimir ese sentimiento, ya no iba a ceder más.
-No puedes desaparecer, encontraré la forma de librarme de todo y seguirte.
-¡Pero yo ya no quiero que me sigas! -exclamó -No puedes remediar mi vida, ni el daño que has hecho. No puedes tapar el sol con un dedo, mucho menos fingir que nunca pasó nada porque el dolor en mi pecho lo dice todo.
-Mi amor... Por favor...
-No, Bin. Debes de entender algo, yo debo irme, lejos, donde nadie me conozca y pueda estar lejos de ti. Tengo que buscar mi felicidad y olvidarte.
-Minnie, ¿Aún me amas? -aquella pregunta suelta en el aire lo puso en una situación muy complicada.
¿Qué responder? ¿Sí? ¿No? ¿Qué decir?
-¿Qué quieres que te responda? -el alfa acortó la distancia lentamente, su cuerpo y sistema obediente respondieron bien al mínimo contacto del roce de sus dedos y cuando Bin tocó su rostro, sintió un fuego recorrer absolutamente todo su ser.
-La verdad, y si las palabras no salen, quiero que me demuestres tu amor... -su labios se fueron juntando con timidez y cuando sintió, ya estaban besándose con calma, pero demostrando al simple contacto el amor el cual ambos sentían.
-Bin-...
-Min, entiende que solo te quiero a ti -el beso se fue profundizando porque a pesar de las heridas, Dong Min aun lo amaba, aunque haya hecho de su vida un desastre, entiende que no podría vivir sin él, pero que la distancia le enseñaría a hacerlo.
El alfa descendió sus manos por su espalda hasta su cintura, donde rompió por completo con la distancia que aún se guardaban. Cuando sintió, lo estaba cargando y lo único que pudo hacer fue sostenerse de sus hombros para no caer. Lo miró a los ojos y el pelinegro simplemente hizo lo mismo, como si por telepatía pudiera decirle lo que sentía.
Lo llevó a la habitación donde al bajarlo, el omega lo besó por impulso, dejándose llevar por sus emociones frustradas.
"Va a ser la última vez..."
La última vez en la que sería sostenido entre sus brazos y aunque sabía que estaba mal, no negaba el deseo que sentía por él.
El alfa se puso sobre él, soltando sus labios para besar su cuello, repartir besos por todo su torso a medida que las prendas desaparecian de su cuerpo. El omega sintió su propio aroma fundirse con ese fuerte aroma que desprendia el alfa, sin embargo, era mas fuerte el aroma del alfa por lo que no entró en pánico.
-Minnie... -dijo su nombre suavemente sobre su oído mientras con sus manos quitaba su pantalón y el omega solo elevó su cadera para darle espacio. -Te amo-..
-No-...-Ahogó un gemido en su mano en cuanto sintió los dedos del alfa entrar.
-No hay otro hombre en mi vida, solo que tú... Tú eres a quien deseo, a quien amo con todo mi corazón... -el omega se reprimió, mordiendo su brazo para no soltar nada. Pero el pelinegro le hizo dejar de hacerlo. -¿Qué estás haciendo?
-No quiero oírte, no puedo... -las lágrimas se desbordaron y el alfa con ternura, besó sus párpados húmedos.
-Aunque sea, disfrutemos la última noche juntos... -la tristeza se acumuló en su garganta, pero se obligó a aparentar estar bien. Él quería decirle a Dong Min sin llorar cuanto lo amaba y ya que las palabras no salían, pues se demostraría en el acto.
-Usa lubricante. -pidió el omega para que Bin no se diera cuenta de su humedad natural y el alfa obediente lo buscó, y lo aplicó en sus dedos.
Con cuidado, terminó de prepararlo aunque no costó mucho por obvias razones y luego ya desnudos, juntando piel con piel, fueron uno. Dong Min se dio cuenta del error, el pelinegro ni había usado protección y eso lo puso en alerta, aunque... Algo en su interior le decía que no lo necesitaba, solo quería sentir a su alfa el último instante.
-Te amo... Te amo...
Repetía Bin mientras embestia con cuidado, dándole el mayor de los placeres al chico, mirándolo a los ojos mientras sus cuerpos se reclamaban.
-Te amo más de lo que las palabras pueden expresar...
-¡Bin-ah! -el omega gimió en alto su nombre mientras se aferraba a él.
-Eres mi refugio en las tormentas y mi alegría en los días soleados.
El corazón de ambos latía con fuerza al punto de querer salirse de su pecho.
-Prometo ser tu compañero fiel, tu apoyo incondicional y tu amante eterno... -el chico sintió su mejilla húmeda y cuando miró, era Bin quien lloraba abrazando su cuerpo, deteniendo el acto y solo lloraba.
Estaba diciendo sus votos, aquellos que solo debería jurar frente a un altar, pero la persona que amaba realmente estaba a nada de irse de sus manos y no podía dejarlo así.
-Juntos, construiremos un hogar lleno de amor, risas y recuerdos inolvidables. Te amo hoy, mañana y siempre. -Dong Min tomó su rostro entre sus manos y miró sus lágrimas en corriente.
-Bin...
-Soy todo tuyo, Lee Dong Min. -Dong Min se sentó sobre él y lo abrazó. -No me dejes, por favor, Dong Min, no lo hagas...
-La decisión ya está tomada... No puedo cambiarla -para distraer la tristeza, Dong Min fue esta vez quien se movió sobre él y retomaron el acto, pero ahora, con más amor, besándose sin ganas de alejarse del otro, sintiendo el tiempo congelado a su alrededor y solo ellos en el mundo gritandose a los cuatro vientos que se amaban, pero no podían estar juntos...
Y esa fue última noche, en la que sus cuerpos sintieron vida y toda luz de sus almas destinadas se apagó...
Cuando despierto, era de madrugada y sorprendentemente, Bin seguía pegado a su cuerpo, sin querer ni por un momento alejarse de él, pero llegó el momento.
Es hora de decir adiós, de tomar todo y largarse sin dejar rastro. Miró el cuerpo acostado a su lado a detenimiento, acarició su cabello negro y sintió su garganta apretarse.
Lo amo. Lo amo.
Pero le hace daño y no puede vivir así por más tiempo.
Se levantó de la cama, tomó una ducha para quitarse el olor del alfa de alguna manera y ya listo, caminó a la puerta para tomar sus llaves.
Pero el impulso lo terminó traicionando y le hizo regresar a la habitación. Se acercó a la cama y se inclinó para depositar un beso en la mejilla del alfa, un beso corto en su piel qué demuestra el cariño que le tenía.
-Te amo, Bin. -soltó con amargura y lo que no esperó, fue sentir una mano sostener su muñeca y los ojos llorosos del alfa al instante.
-Yo también te amo, Dong Min. -fue inevitable para él volver y besar al pelinegro en la boca, pero sabía que este ya tenía un dueño, una marca la cual crear y un vínculo con alguien destinado para él. -Promete regresar un día sano y salvo, mi precioso beta -una sonrisa, eso fue lo último que recibió de Dong Min.
-Adiós, Bin.
Dong Min sabía que hasta el final hizo mal, pero al corazón no podía mandarlo y lo que sentía por aquel hombre era inmenso, un amor jamás vivido en su carne.
Cuando despertó el sol ya había salido, revisó su celular y tenía más de veinte llamadas perdidas tanto de su madre como de su prometido. Desnudo en aquella cama solo pudo abrazar la almohada a su lado, la cual aun olía a Dong Min y sintió su pecho latir con fuerza.
Dong Min no le dijo, pero su madre si que lo hizo y se sentía aún más ansioso con saber que en unas horas más, su vida se iría en un avión a otro país, a vivir otra vida lejos de él.
Quería ser egoísta e ir tras él, detenerlo, pero sabía que contra Dokyeom no tenía las de ganar y que Dong Min saldría lastimado por más que quisiera protegerlo.
Renuente a querer dejar aquella cama, solo pudo pensar por un rato en Dong Min y ya cuando se decidió, tuvo que levantarse y prepararse para las horas más difíciles de su vida.
Su matrimonio estaba a unas horas de darse.
...
Cuando llegó a casa de su madre, se encontró con Seungkwan y a los empleados sacando algunas decoraciones qué Jong Sun había guardado.
-Hasta que por fin apareces -reclamó Seungkwan -Llevo toda la maldita mañana llamándote.
-¿Y mi mamá? -ignoró por completó sus quejas.
-Jong Sun tuvo que ir donde el sastre a arreglar su vestido, ¿Dónde carajos estabas? ¿Ya viste la hora?
-Me dormí. -respondió.
-Se supone que debías dormir acá, no en tu apartamento. -se notaba que Seungkwan no andaba de buen humor.
-Pero ya estoy aquí, ¿No es así? Además, el apartamento ya puede irte quitando el sueño, voy a venderlo.
-Sería el colmo que un hombre casado tenga un apartamento lejos de su familia.
-Como sea. Solo te informo. -si Seungkwan seguía con sus cosas, seguramente lo sacaría de quicio.
-Bueno. Camina al auto y lleva todo lo que consideres necesario, tu maleta, los pasajes, todo para la luna de miel. Recuerda que no regresas hasta dentro de un mes.
-Sí, Boo, ya sé. -respondió con claro enfado, caminan a las escaleras.
-¡¿Qué demonios te pasa-...?! ¡Bin! ¡Moon Bin, te estoy hablando! -lo ignoró completamente, subiendo a su habitación donde encontraría un poco de paz antes de enfrentarse a su triste realidad.
En casa de Dong Min, todo estaba patas para arriba - como comúnmente se dice- era como si un terremoto hubiera pasado por cada una de las habitaciones, pero por lo menos, las maletas ya estaban listas.
-Minnie, dile a tu hermana que venga a comer. -Jong Sun llegó muy de mañana, aprovechó que Seungkwan llegó para esfumarse antes de que alguien controlara su salida.
Llegó a ayudarle por supuesto, además de que posiblemente ese sería el último día en que mirara a Dong Min, así que quería ser amable con él y servicial hasta el último segundo. Les preparó el desayuno mientras terminaban de hacer unas llamadas y de buscar toda su documentación para el viaje.
-Señora Moon, no se hubiera molestado enserio -salió Dong Min de la habitación para desayunar aquel banquete puesto en su mesa.
-No digas nada, Min. Mejor come que se hace tarde.
-¡Min, ¿tienes todo listo?! -gritó la chica desde la habitación.
-¡Sí! ¡Ven a comer!-respondió de igual manera. Más tarde, los cuatro desayunaron, siendo Jong Sun tan amable que fue ella quien le dio de comer a Yesung para evitar que se chorreara con algo y así que Sunmi pudiera comer tranquila.
-Se nota que le gustan los niños, señora Moon. -dijo la omega. Dong Min solo escuchó.
-¿Tú crees? -sonrió mientras le limpiaba la boca al niño. -Supongo que sí, ya estoy lista para ser abuela. -miró a Dong Min con una sonrisa que podía traducirse de mil maneras, pero el omega decidió ignorarla.
Ya no tocaron más el tema puesto a que se sentía la incomodidad de Dong Min en el aire, principalmente porque el omega no sabía bien cómo controlar sus feromonas.
Una hora más tarde, Min Hyuk llegó a recogerlos en su auto, el alfa también con sus maletas listas y todo preparado para irse.
Jong Sun abrazó a Dong Min con fuerza, no quería separarse del chico, pero entendía que debía dejar que se fuera por una mejor vida.
-Gracias por haber aparecido en mi vida, Minnie. Te voy a extrañar mucho.
-Gracias a usted por ser buena conmigo aun cuando no lo merezco.
-No digas tonterías, cariño. Mereces hasta que te bajen las estrellas del cielo por tu grande y noble corazón.
El chico la abrazó una vez más y la mujer tuvo que irse antes de que la mandaran a buscar. Fue doloroso saber que ya no la volvería a ver, pero las cosas debían de ser así.
-Minnie, ¿Llevas todo? ¿No se te queda nada? -preguntó Min Hyuk.
-No, no, vámonos. -Sacaron todas sus cosas y Dong Min miró hacia atrás, aquel apartamento donde pasaron tantos años, donde incluso pasó su adolescencia siendo cuidado por su hermana ahora quedaba enterrado igual que todo su pasado.
Pero confiaba en que ahora las cosas irían mejor y que la vida le sonreiria.
En el aeropuerto los esperaban Wooyoung, Myung Jun y Jin Woo para despedirlos. Hicieron el registro, la debida revisión de sus pertenecías y les entregaron todo para poder abordar. Su vuelo salía en una hora completa, así que tenían tiempo para despedirse.
Y mientras los abrazos y lágrimas se mezclaban su adiós, Dong Min miró el reloj en la sala de abordaje y se dio cuenta que estaba a nada de que su ex pareja se uniera eternamente con su destinado.
Bin en ese momento solo podía verse en el espejo de aquella habitación en casa de Boo y seguía sin creer que todo aquello estaba pasando, sus pies no se movían, no reaccionaba siquiera al fotógrafo quien capturaba en imagen cada momento, inclusive cuando se estaban alistando para la ceremonia.
-¿Están listos? -entró Dokyeom a la habitación donde solo se encontraban San, Bin, el fotógrafo y otros empleados, y con un simple gesto todos salieron excepto el pelinegro y su amigo.
-Listisimo, mi amigo ya se puso más guapo para acompañar a su hijo en el altar.
-Así puedo ver...
-Todo va a salir bien, Señor Boo. No se preocupe, incluso va a ser la boda del año. -mencionó San dándole ánimos al alfa mayor, pero este estaba ido en la expresión en blanco que tenía Bin en su rostro, como si su alma halla salido de su cuerpo.
-Sí, eso creo. Bin, ¿Todo bien? -por supuesto que Dokyeom sabía cual era el problema, pero no le daría importancia.
-Sí. -respondió con simpleza. El alfa se acercó, tomó su rostro y lo sacudió suavemente.
-Debemos irnos ya, hijo mío. -el pelinegro asintió y sin más, siguió a Dokyeom en el momento que salió de la habitación.
Ya casi, ya casi.
...
En el aeropuerto, comenzó el llamado a la puerta de abordaje. Dong Min quiso tomar ese momento para agradecerles a los Park por todo.
-Quiero pedirles perdón, señores Park. Perdón por haberlos puesto en una situación difícil por mis descuidos y no valorar lo suficiente el apoyo que ustedes siempre me dieron.
-No digas eso, Minnie. Tú siempre has sido un chico muy correcto, gentil y agradecido.
-Ya lo que pasó, dejemoslo ahí, en el pasado. Esto no es culpa de nadie, así que no te culpes. -dijo Jin Woo y al verlo cabizbajo, se acercó para abrazarlo.
-No merezco siquiera que me quieran o algo. Soy un desastre.
-Te amamos como a un hijo y siempre que podamos, vamos a apoyarte. -Jin Woo quería llorar, pero se contuvo para no afectar al omega emocionalmente.
-Min, nosotros te amamos mucho, así que no pienses cosas feas y solo recuerda que no importa que pase, ahí estaremos.
-Quedas en buenas manos, Min Hyuk cuidará de ustedes y los ayudará a que tengan una nueva vida lejos de todo.
-Prometo resolver su situación lo antes posible.
-Descuida, al final, la verdad siempre sale a flote y todo se solucionará.
-Min, ya es hora. -dijo Min Hyuk.
Todos se despidieron y Wooyoung en lágrimas, solo pudo abrazar con fuerza al omega.
-No llores, Wooyoung.
-No quiero dejarte ir, no me quiero quedar solo, Minnie. -el omega se había aferrado a la idea de permanecer siempre al lado de Dong Min y el separarse era terrible para su corazón.
-Puedes ir a visitarme, además, no has quedado solo. Te dejo acompañado de tu alfa, con una carrera que culminar para que logres tus sueños.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí, Minnie. Sin ti jamás hubiera cambiado. Eres mi mejor amigo y espero que siempre lo seas.
-Yo también espero que te quedes a mi lado por mucho más tiempo, incluso si muero, que aun estés ahí. -un último abrazo y caminó con su maleta siguiendo a Sunmi, cuando en eso, una voz se escuchó.
-¡Dong Min! ¡Dong Min! -sintió la cabeza girar con fuerza, las náuseas estaban ahí, ni siquiera pudo distinguir de quien era aquella voz hasta que tuvo... A su antigua novia frente a él.
-Min...
-Mina. -la chica estaba con otra beta, pero ella dio un paso más a él.
-Supe que te ibas, Sunmi me dijo y... Yo no podía dejar que te fueras sin antes arreglar las cosas. -le sorprendió tanto sus palabras que no pudo pensar en absolutamente nada. -Yo no quiero que creas que estoy enojada contigo, después de todo, entendí que tú y yo no íbamos para ningún lado con nuestra relación y que fue lo mejor. Gracias a lo que pasó pude incluso encontrar a una persona que me enseñó el verdadero significado de amor, sin obsesiones y caprichos.
-Yo también creí encontrar eso en él y fue tan difícil para mí el confesar mi pecado, sentía demasiada vergüenza porque no quería lastimarte.
-Min, yo te amé demasiado, pero está bien. El único culpable de como rompimos fue Moon, porque sé que tú en algún momento lo dirías y aunque tal vez me enojara, lo entendería. ¿Quién puede competir con ese hombre tan guapo? -ambos se rieron.
-Tontita. Mina... -se tomaron las manos -Yo también te amé mucho, perdóname por hacerte daño y mentirte.
-Ya todo quedó en el olvido, Min. Tranquilo. Perdóname a mí también por asfixiarte en ese tiempo, reconozco que no fui la mejor novia y que en partes, también fue mi culpa.
Se dieron un abrazo y la chica pudo sentir en su contextura el cambio del que le habló Sunmi.
-Sé que eres un omega ahora, así que cuídate mucho. Espero que lleves una buena vida y que también encuentres el amor.
-Nos vemos, Mina. -ahora si fue momento de casi correr para subir a su avión.
Escuchó un llamado, una voz de alguien a sus espaldas, se giró a ver y solo vio borroso...
Y cuando se dio cuenta estaba sentado en el avión. Respiró profundo, ya no había nada que lo uniera a Corea, debía de volar para renacer...
Caminaba al altar en compañía de su madre, vestido con un elegante smoking, sonriendole a todos los presentes en aquella iglesia, pero al bajar su mirada su madre asintió, entendiendo perfectamente lo que su hijo estaba sintiendo en ese momento.
Estaba a punto de casarse y no con la persona que amaba, no con su destino, sino por compromiso y la atadura tan fuerte que se había puesto en el cuello al decidir seguir su amor al poder y no a la persona que lo había esperado cada noche.
-Tienes que ser fuerte y olvidarlo.
-Mamá, yo debería estar en ese aeropuerto impidiendo que se vaya -la omega negó y solo lo abrazó al llegar altar.
-Este es el camino que tú escogiste, ahora no te arrepientas. -muchas veces, Jong Sun habló con él, le dijo que pensara bien sobre lo que haría, que se fuera a vivir con Dong Min a otro lugar donde nadie los molestaría, pero Bin aún cegado decidió lo peor.
Dejó a su hijo en el altar, le dio un beso en la mejilla y fue hacia su lugar asignado, unos segundos después, entró el omega de la mano de su padre, aquel omega se veía tan hermoso y angelical vestido de blanco, con un velo que arrastraba al suelo y tapaba su rostro, y lleno de flores su cabeza.
Jong Sun miró a su hijo, nuevamente aquella crítica situación, su rostro no desprendia alegría, sus ojos estaban brillantes de lágrimas, una sonrisa forzada se muestra ante todo, pero ella como su madre lo siente y entiende perfectamente.
Tal vez y si le hubiera dicho a Bin que Dong Min se había convertido en un omega, las cosas fueran diferentes. Tal vez su hijo se hubiera largado hace más de dos horas con el chico, tal vez y ya estuvieran en el avión rumbo a Japón, pero tampoco puede romper la promesa que le hizo a su yerno. Dong Min le pidió ocultarlo y debe de cumplir.
Dokyeom entregó a su hijo y el alfa aun más sonriente, tomó sus manos en recibimiento, no sin antes besar las manos de su suegro y darle las gracias tal y como practicaron.
-Haz muy feliz a mi hijo y cuídalo. Sé que lo estoy dejando en buenas manos, así que amense sin importar nada -son las palabras del hombre antes de abrazarlos a ambos y retirarse a su lugar.
La bendición es dada y Bin entiende que ha tocado fondo, está ahí en vez de correr hacia Dong Min.
No puede estar pasando.
-Queridos hermanos, estamos aquí junto al altar para que Dios garantice con su gracia la unión de dos almas en matrimonio... -ni siquiera escuchaba la voz del padre, todo se sentía como un sueño, irreal totalmente.
La ceremonia se da a la perfección, Seungkwan no deja de verle, de decirle que lo ama aun cuando el padre está hablando, pero se siente extraño, perdido.
A la hora de decir los votos, solo tiene un rostro frente a él, la persona a quien se los dijo sin siquiera estarse casando y las lágrimas lo traicionan a tal punto que cada parte de su cuerpo grita el nombre de Dong Min.
-Te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Eres mi refugio en las tormentas y mi alegría en los días soleados. Prometo ser tu compañero fiel, tu apoyo incondicional y tu amante eterno... -el alfa lloró, fue inevitable.
-Mi amor~... -la imagen era eternecedora para los presentes, «un alfa llorando por casarse con el omega de su sueños», eso era lo que cualquiera pensaría, pero era una completa y absurda mentira.
Bin se disculpa y trata de terminar para luego, colocar el anillo en su dedo y esperar por la bendición.
-Si alguien tiene algún motivo por el cual esta pareja no deban unirse en matrimonio, que hable ahora o calle para siempre. -Bin quería irse, largarse de una vez por toda e impedir que siguiera, miró a su suegro y este lo miró con dureza, claramente Dokyeom entendía el comportamiento del alfa. -No habiendo objeción, que la gracia del cielo ilumine sus caminos. Yo los declaro alfa y omega. Ahora, sella vuestro amor con un beso.
Bin quitó el velo del rostro del omega y lo besó, el chico se colgó practicando de su cuello para unirse más a él. Los aplausos se escucharon, la bulla se hizo aún más grande. Su madre se acercó a abrazarlos, principalmente a él y como un niño lloró en su pecho estando sumamente lastimado.
-Ya se fue, Binnie. Es el inicio de una nueva vida.
Y odiaba tener que aceptar que Dong Min ya no estaba ahí, que ya no quedaron oportunidades para verse o siquiera poder escuchar su voz.
Como un sueño fatal, Dong Min se fue de su vida llevándose con ella la suya...
🝮︎︎︎︎︎︎︎•🝮︎︎︎︎︎︎︎•🝮︎︎︎︎︎︎︎•🝮︎︎︎︎︎︎︎
Solo falta el epílogo.
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