𝟷𝟿
Escuchó a su hermana y a Bin discutir, obviamente no se había ido así por así, no era tan estúpido, no cuando desde aquella llamada su poca confianza en Bin se iba desvaneciendo aún más. Incluso quiero creer que lo que oía no era cierto, pero no tuvo el valor de afrontarlo y salió corriendo al auto.
Justamente cuando entró, el alfa venía detrás de él con una cara enfadada, pero bien que disimuló al ver a Dong Min.
-¿Estás bien, cariño? -preguntó acercándose a la ventana con la maleta del castaño en manos.
-Sí...
-Es una chica difícil, pero ya verás que entenderá nuestra relación algún día.
No hizo ningún comentario, solo trataría que esos días de descanso se hicieran largos y maravillosos. Llegaron al aeropuerto, subieron al avión y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban en el resort. El alfa reservó una de las más lujosas habitaciones con la vista al mar y las cristalinas aguas de la piscina.
-Bin, esto es... ¡Wow!
-¿Te gusta, bebé? -el alfa con tal de hacerlo feliz no le importaba gastar el dinero que fuera.
-Me encanta, es hermoso.
-Y solo llevamos unas horas, espera a que conozcas el lugar y todas las actividades que están organizadas.
Y hubiera sido maravilloso si Dong Min se hubiera ido a cambiar y a darse un baño en la piscina, pero desde que salió de casa algo no estaba bien. En realidad, desde el momento que se despertó, se sintió sumamente extraño. Su cuello ardía horrible y hasta el momento que fue al baño fue que miró los dientes de Bin pintados, casi y como la marca de los omegas. La noche anterior... Tampoco puede explicar que le pasó, posiblemente fue por tantos días sin sexo acumulados por aquella desesperación que había tenido por Bin, algo sumamente inusual. Pero, sabe en su interior qué no solo eso influyó. De alguna manera sintió un aroma a ámbar y pino, un aroma que lo mantenía mareado, con su piel electrizada y muy...
-¡Dong Min! -el castaño casi y se cae producto al mareo, Bin lo sostuvo en sus brazos y trató de tranquilizarse.
¡Santo cielo! No podía ser cierto, se negaba a creer en que algo así le podía pasar a él... Su cuerpo había lubricado, su cuerpo había derramado esa sustancia propia de los omegas, ¿Por qué?
-¿Te sientes bien? -el olor a ámbar lo rodeó, era suave y relajante, por lo que influenciado en el aroma, negó con un gesto.
-Solo estoy cansado, no estoy acostumbrado a salir más que a la oficina.
-Minnie, necesitas descansar por hoy.
-¿Qué? No, tonterías, necesitamos salir. Venimos a disfrutarlo, no a dormir, ya se me pasará -el alfa no convencido con su respuesta, terminó por cargarlo en sus brazos en modo princesa. -¡Bin!
-Vas a descansar y punto...
-¡Bájame, me vas a botar! -sabía que era pesado como para que el mayor se pusiera a hacer aquello.
Lo llevó a la cama, lo sentó y quitó primeramente sus zapatos, se alejó solo para buscar en las maletas algo de ropa y lo ayudó a cambiarse para que estuviera más cómodo. Finalmente, Dong Min terminó acostado.
-Iré a la recepción para ver si tienen alguna pastilla, ¿qué te sientes? -el alfa estaba sumamente preocupado.
-Solo estoy mareado y tengo ganas de vomitar.
-Está bien, ya vengo, bebé. Duérmete tranquilo y descansa todo lo que quieras.
Lo último que vio, fue a su novio salir por la puerta y a los segundos ya se había dormido.
Los Ángeles, California
Si había algo que a Seungkwan le caía mal, era el comportamiento tan extraño e infantil que su prometido había estado teniendo con él los últimos días. Odiaba tanto que ni siquiera viera sus mensajes, era como estarle escribiendo a nadie porque solo estaban entregados y más nada.
Lo odiaba.
Tuvo que llamar a su papá para tener noticias de él y Dokyeom le hizo saber que Bin estaba en un viaje de negocios en China, que el alfa estaba lleno de trabajo y tal vez esa era la razón por la cual no respondía.
Esa tarde cuando llamó a su suegra, la omega le dijo casi lo mismo sobre el trabajo, aunque no le mencionó sobre ningún viaje, ni tampoco le daba noticias de donde diablos estaba metido Bin y el porqué ni había recibido respuesta del paquete que le envió.
La angustia lo estaba carcomiendo, no podía regresar a Corea y luego volver cuando tiene la defensa de su carrera programa la semana próxima, pero eso sí, desde el primer segundo que Bin pisara Estados Unidos, se iba a encargar que no se regresara con tanta facilidad. Mantendría a Bin a su lado si es posible más tiempo, aunque tampoco podía irse así por así cuando tenía tantos... Asuntos que arreglar primero...
-Deja ese maldito teléfono, kwan -el alfa a su lado pasó su mano por su cintura atrayendolo a él y obligandole a soltar el celular.
Seungkwan se dejó abrazar por el calor de aquello brazos desnudos y fuertes, sintiendo menos el enojo que tenía con Bin.
-¿Hasta cuando vas a estar esperando a ese hijo de puta? -preguntó el rubio con desdén. Estaba harto de tener que soportar tanto.
-Sabes que me tengo que casar y crear una familia con él.
-¿Y yo qué? ¿Sigo siento tu amigo o cómo?
-Tú solo eres mi pareja sexual, es todo. Bin es el dueño de mi corazón y deberías entenderlo.
-¿Y que si el dueño de tu corazón se entera que perdiste tu virginidad conmigo? ¿Qué te has acostado conmigo desde el primer año de tu carrera? ¿No sería divertido?
-¡Cállate! Cuando yo me case no habrá forma de que nos separemos y si quiero, puedo seguir en contacto contigo.
El alfa para no arruinar el ambiente solo lo besó y acarició su cuerpo desnudo para tener una segunda ronda.
Tal vez y ese matrimonio realmente nunca se iría a dar, no sabemos...
Sus horas de sueño se hicieron largas, pero un susurro en la habitación le hizo despertar. Miró hacia atrás con cansancio y Bin estaba hablando por teléfono, distraído completamente sin notar que él lo miraba. Escuchó una risa salir, un asunto sobre papeles y más que no entendió.
Su trabajo es más importante que tú.
Se dijo a sí mismo tratando de hacerse sentir mal. Pero aunque no tenía otra opción, optó solo por no hacer preguntas, ni esperarlo y se acomodó nuevamente para dormirse.
Al día siguiente, el beta se despertó con mayor ánimo, Bin dormía a su lado aun, por lo que decidió irse a dar un baño y esperar que se despertara para salir. No pasó mucho tiempo cuando el alfa se despertó y se metió a la ducha con su novio.
-Buenos días, cariño.
-Buen día -el alfa lo besó con lentitud mientras se quitaba la ropa y dejaba que el agua bajara.
-¿Ya estás mejor?
-Como nunca -su respuesta lo instó a tomarlo de los muslos y cargarlo, apoyando su espalda en el azulejo, sus piernas firmes rodearon su cintura y dejó que el alfa acariciara cada rincón de su cuerpo.
Tomó la gel de ducha y mientras el agua caía, lo enjabonó terminando en su entrada donde sus dedos se inflitraron, haciendo sentir tan bien a Dong Min y más porque su nariz no percibía el aroma a ámbar y pino, ni tampoco este tenía algún poder sobre él. Era sexo como el de siempre, donde en cada toque sentía la excitación ir creciendo.
Cuando estuvo preparado gracias a la técnica habilidosa de sus dedos, fue penetrado con lentitud, pero con certeza, aferrado a la espalda de su novio quien tenía sumo cuidado en no crearle una ligadura en sus muslos al estar en tal posición, pero si llenandolo de placer, tanto que unos segundos después cuando el orgasmo lo abrazó, se sintió tan pleno, relajado, sin estrés completo y llenó a Bin de besos. Y más tranquilo porque su entrada esa vez no se había aflojado sola, ni tampoco había alguna humedad extra.
-¿Mejor? -el beta sonrió cuando sus pies tocaron suelo otra vez.
-Mucho mejor... Demasiado bien, Binnie... -el diminutivo le hizo sentir a Bin confuso, pero le agradó la forma en la que salió de sus labios. Tal vez y Dong Min sería la única persona, aparte de su madre que lo podría llamar de esa forma y sentirse bien al oírlo.
Luego, se vistieron y su primera actividad del día fue ir a desayunar al aire libre en la terraza del resort, después decidieron visitar los museos en la Isla puesto a que descubrió que a Dong Min le gustaba ese tipo de lugares.
Regresaron solo a almorzar y el paseo continuó, aunque el día lastimosamente se les hizo tan corto que no les dio tiempo ni de cenar. Llegaron exhaustos, pero felices y más porque al acostarse, Dong Min lo abrazó.
-¿Qué pasa?
-Por mucho tiempo había olvidado lo que se sentía divertirse. Gracias por hacerme volver a la vida.
¿Qué más le iba a pedir a la vida si ya tenía a Dong Min en ella?
Y quien sabe, tal vez ese viaje le ayudaba a tomar un decisión definitiva.
Al caer la noche, ya se había dormido, tal vez y unos cortos minutos, cuando su teléfono sonó. Trató de ignorarlo solo bajando el volumen y hacer como si nada, pero nuevamente llamaron y maldiciendo, tuvo que quitar a Dong Min suavemente de su lado para no despertarlo y salir al balcón para responder.
-¿Hola?
-Hasta que por fin contestas -maldijo internamente, no se fijó quien estaba llamando.
-Hola, Boo.
-¿Boo? ¿Estás enojado porque te llamé? Solo me dices así cuando estás enfadado, ¿Qué? ¿Pasa algo? ¿Acaso ya no quieres saber de mí? -el dolor de cabeza comenzó. Miró hacia la cama y Dong Min parecía dormir, pero para asegurarse se giró por si acaso.
-MI niño, no es eso, sino que ya estaba acostado- trató de usar un tono de voz diferente, más dulce.
-¿Y qué?! Soy tu maldito novio y puedo llamarte a la hora que se me dé la gana.
-Sí, mi amor, lo siento. ¿Pasa algo?
-¿Por qué no has contestado? Te dejé recados y nada.
-El trabajo me está consumiendo, ahorita estoy en un viaje de negocios y pues ya te imaginarás.
-Cierto. Ay, Binnie, perdóname por despertarte -el omega cambió de parecer de un segundo a otro -Bueno, cuando regreses a Corea me llamas por favor.
-Sí, yo te llamo, descuida.
-Buenas noches, te amo.
Colgó, miró con cansancio el cielo, nuevamente la frustración estaba ahí y no sabía que hacer. Al momento que regresó a la cama, solo pudo besar a Dong Min en todo su rostro, abrazarlo sintiendo una punzada en el corazón.
Quería decirle a Dong Min que estaba pasando y buscar una forma de mantenerlo a su lado.
Él ya no podía vivir sin Dong Min. No podría vivir sin su otra mitad.
Lo que no sabía es que Dong Min había escuchado toda su conversación.
...
Al día siguiente su tour nuevamente emprendió rumbo, amó especialmente ese día porque Dong Min descubrió que había un museo del oso de peluche y fue como si su novio se hubiera convertido en un niño.
Dong Min le confesó que siempre le habían gustado, pero que se obligó muchas veces a ser más masculino de lo que era y más por su raza.
-¿Entonces toda la vida has sido gay? -Dong Min negó.
-No era gay, en algún momento sentí atracción a otros alfas, pero era más hacía las mujeres.
-¿Bisexual? -Dong Min se rió -¿Qué?
-Pensé que era Hetero, pero terminé siendo Binsexual -lo abrazó escondiendo su rostro sonrojado y amando cada pequeña oportunidad que tenía para estar pegado a él en público sin que nadie los juzgara.
-Qué horror, espero y que seas el único con ese género porque yo también me he convertido en Minniesexual. - Ambos rieron por su tontería, se dieron un besito y continuaron con sus actividades.
A pesar de que Dong Min estaba riendo y disfrutando de las caricias de su novio, la verdad es que se estaba muriendo por dentro. No podía estar tranquilo cuando su corazón se sentía lejos de sentirse tranquilo, no cuando su novio llamó a otra persona "amor" y menos cuando amenaza a tu hermana de decir algo que no debe.
Hay un sin número de cosas que no entiende, pero... Realmente se ha convertido en alguien muy estúpido.
Desde el primer momento que dejó que Moon Bin entrara en su vida, sabe y reconoce perfectamente que hizo mal. En cuanto se enamoró, sabe que fue lo peor que pudo hacer en su vida y que él comience a sufrir sin saber por completo que pasa y tantas incertidumbres que siente, todo, pero absolutamente todo, es producto de su estupidez.
Pero no pierde la esperanza de que su novio cambie y lo escoja a él.
Regresaron al hotel para almorzar, pero al momento de llegar al comedor, Bin recibió una llamada y lo dejó comiendo solo. La frustración estaba entrando y no halló solución. Cuando el alfa regresó a la mesa decidió ignorarlo y sentarse en la barra para beber algo, obviamente Bin si quiso ir detrás y preguntarle que pasaba, pero su teléfono volvió a sonar y no pudo ignorarlo. Cuando las cosas se tratan de Seungkwan debía de contestar de inmediato o este sospecharía.
Dong Min harto decidió que lo mejor para llamar su atención era provocarlo con lo único con lo que lo conoce bien. Sus celos.
Lo quiera o no, sabe que el alfa es extremadamente celoso con él, se lo ha demostrado hasta con el mínimo gesto, así que... ¿Por qué no solo probar? Así de una maldita vez salía de dudas.
-Puedes servirme otro, gracias -sonrió con coqueteos a la camarera y la chica perdida en su belleza le respondió tímidamente. Tal parecía que su efecto en las mujeres seguía siendo el mismo.
Vigiló qué Moon estuviese viéndolo para así sonreír más y hablarle más dulce a la chica. El pelinegro alfa por supuesto que lo estaba mirando y al no concentrarse en Seungkwan decidió cortarle e ir donde Dong Min.
-Aquí tienes tu bebida, que la disfrutes. -dijo la chica tímida entregándole una limonada.
-Si la hiciste tú, obviamente la disfrutaré... Muchas gracias, preciosa.
-Dong Min -el alfa miró a la chica intimidante y esta se fue. El castaño entretenido con aquello se levantó con su bebida en manos y caminó alejándose de él. -¿Dónde vas? -el castaño lo miró de reojo dándose cuenta que lo seguía.
-A la habitación, esperarte me ha cansado. No me molestes.
Respondió con total arrogancia acelerando su paso y dejando burlado al alfa. Bin estaba sumamente enfadado con ese chico.
Al caer la tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse, en la habitación Bin se mantuvo todas esas horas leyendo, sin dirigirle ni una sola palabra al beta. Tal vez era algo infantil, pero no le iba a estar rogando, menos si iban a terminar discutiendo. Mientras tanto, Dong Min se preparaba en el baño para salir a refrescarse esa calurosa noche. La verdad es que desde que escuchó a Bin volver a la habitación, se ha sentido extraño, con su cuerpo pesado y ese calor que emana una energía extraña, casi y quitándole todas sus fuerzas.
Pero no se iba a dejar morir, aun cuando la debilidad lo mataba. Tenía un plan B, algo que podía ayudarle con lo que quería, pero primero debía comprobar el terreno.
Salió del baño cambiado, mirando la reacción de Bin al verlo, disimuló mirándose en el espejo y acomodando su cabello.
-¿A donde vas? -preguntó el alfa con clara molestia. Dong Min vestía con unos shorts apretados y cortos, qué le llegaban más arriba de la mitad de sus muslos, una camisa de botones, abierta, semitransparente y peor, era que no lleva nada por dentro por lo que todo su abdomen estaba al descubierto.
-Llevo tres malditos días en este lugar y solo he podido ver la piscina desde la ventana. Voy a darme un baño y ya luego regreso.
-No vas a salir así. -dijo autoritario.
-¿Por qué? -preguntó sin darle importancia -¿Me trajiste para disfrutar o para ser tu esclavo en estas cuatro paredes?- se encogió de hombros -Tengo que ser libre, ¿No crees? -No dijo más nada y salió por la puerta.
El alfa furioso tiró al suelo el libro que leía, quería salir, tomar a Dong Min del cabello y jalarlo, hacerle regresar a la habitación y dejarle en claro que no podía hacer lo que se le diera en gana. ¿Cómo carajos manejaría esa situación?
Decidió seguirlo, ver que andaba haciendo su novio. Así que salió del cuarto unos minutos después y caminó hasta la piscina, casi no habían muchas personas por lo que a la primera vista encontró a Dong Min. Su enojo aumentó cuando lo miró abrazado de dos hermosas chicas, riendo con confianza. Estaba tan enojado porque una de ellas incluso estaba abrazada a su pecho como si el cuerpo de su pareja fuera de uso público.
-¡Dong Min! -el beta sonrió al escucharlo y le dijo algo a las muchachas mientras este se acercaba.
-¿Entonces te esperamos? -preguntó una de ellas con coqueto -Ya sabes que habitación es. -salieron del agua pasando a la par del molesto y explosivo hombre.
-¿Qué pasa, Bin? -dijo con tranquilidad saliendo del agua, recogiendo su camisa húmeda.
El alfa no dijo nada, mas que jalarlo y llevarlo de regreso a la habitación con pasos rápidos, el beta ni siquiera puso resistencia, claro que fingió quejarse pero su cuerpo honesto pedía que su novio lo poseyera.
-¿Qué carajos estabas haciendo?! -su voz enfadada salía casi en gritos -¿Qué demonios planeabas hacer?
-¿Por qué debería de darte explicaciones? Tú has pasado hablando por teléfono todo este tiempo y ni siquiera te he preguntado que pasa.
-No es lo mismo.
-¡Si lo es! -dijo ya exaltado -No te metas en mis asuntos si yo también te doy tu espacio.
-No se trata de espacio, ¡se trata de que andas de coqueto con toda perra que se te cruza!
-No sé de que estás hablando -se hizo el inocente.
-¿Ah, no? ¿Entonces cómo explicas el coqueteo nefasto qué tenías con esa perra en el restaurante y las putas con las que estabas ahorita?
-No les digas así. -el alfa lo tomó de la mandíbula con fuerza.
-¿Entonces, qué? ¡Ah, cierto! ¡La puta aquí eres tú! -con fuerza cayó la palma de su mano en la mejilla de Dong Min. -Tú eres la sucia perra inconforme con lo que su pareja le da. -los nervios del beta estaban por lo aire, pero se sentía extrañamente excitado -¿Quieres meter tu pene en sus coños o qué? ¿No te basta con que sea yo el que te rompe el culo?
-Bin-... Eso no es así...
-¡¿Entonces que carajos es?! ¡¿Cómo le llamas al descaro que estás haciendo, Lee Dong Min?! -contestó con su voz de alfa, sus celos dominandolo totalmente.
-Yo solo... Solo te quiero a ti, pero no me prestas atención. -confesó con la cabeza baja. Estaba sumamente nervioso.
-Coqueteando con esas putas no vas a ganar mi atención -tomó su rostro entre sus manos y le hizo levantar la mirada. -Entiende la ansiedad que tengo, el saber que las mujeres te gustaban me genera angustia porque no quiero que ninguna perra te vea o te desee... -lo sujetó fuertemente de la cintura y con su mano libre jaló su cabello. -¿Entiendes que eres mío, Dong Min?
-Has pasado con ese maldito teléfono de arriba para abajo dejándome solo, yo necesito calor, necesito que alguien me llene de lo que pido y mi novio no puede darme-...
-¡Cállate!
-¿Qué quieres? ¿Quieres golpearme? -Dong Min claro que disfrutaba de aquel entretenido momento en donde su pareja estaba entre la espada y la pared. De la misma boca de Wooyoung salió: Bin tiene unos problemitas muy graves cuando nada sale como lo mentalizó, y se da cuenta que realmente, cuando Bin está enojado es otra persona. Y más cuando está celoso.
-Dong Min, por favor.
-Golpeame de una maldita vez por ser una puta desobediente -originalmente, su plan ni siquiera incluía ese trato tan burgo, pero la excitación del momento y principalmente las ansias de experimentar, le hicieron caer bajo, metiéndose en un papel que no le caía. -Pero eso sí... Marcame como tuyo, follame y no me abandones.
Sus palabras solo fueron el fuego que encendió el ardiente ser del alfa, mismo que desea poseer a su pareja.
Lo tomó del cabello con brusquedad, apoderandose de la boca del beta con hambre insaciable, dio pasos lentos y tambaleantes hacia la cama donde cayeron sus cuerpos con la misma fuerza con la que se deseaban.
-Tienes que entender... que tú eres mío, Lee Dong Min.
-Hazme entenderlo...
Como agilidad y rapidez quitó la ropa húmeda, importandole poco que la cama se mojara, abrió ampliamente sus piernas para meterse entre ellas mientras repartía besos por todo su torso. El beta gemia tan espectacular que solo lo instaba a marcar su cuerpo, hacerlo suyo en ese momento y gritarle al mundo en especial que ese bello hombre era de su propiedad.
Quitó su cinturón para atar sus manos por encima de su cabeza con fuerza y enojo, hasta que el cuero se quedara clavado en su piel.
-¿Por qué te gusta tentarme....?
-¡Aah! -la palma de su mano cayó con fuerza en su entrada, soltó un quejido más parecido a un gemido por el recién azote.
-Responde, Dong Min.. -hizo círculos sobre la zona con su mano para prolongar el placer.
-Porque... Eres un idiota... -respondió lo ma honesto posible -Aun cuando tienes a un chico listo para ser follado, lo dejas ir por cosas insignificantes.. ¡AH!
-No sabía que mi lindo chico estaba esperando a que lo follara, pero ahora que lo sé, espero que no cierres estas piernas por ningún motivo... -se acercó a su oído para morder su oreja y lamerla -Voy a cogerte como nunca lo he hecho, tú solo grita...
Dong Min reprimió un gemido que amenazó con salir al oírlo, pero al sentir la lengua caliente del alfa en sus pezones la atención se distrajo totalmente. Sus dientes mordieron su delicada zona, chupó sus pezones como un bebé hambriento buscando la forma de ponerlos erectos e hinchados. Y lo consiguió, cuando se separó, miró los senos de su pareja hinchados, rojos y bonitos, jugosos en su mirada, que incluso le hicieron desear seguir jugando con ellos, pero su dolorosa erección lo llamaba.
-Eres tan bonito... Sensual... Ninguna mujer merece verte tal cual eres... -sus manos acariciaron su figura neutra, con más toques delicados qué otra cosa, aquel rostro bonito estaba a nada de hacer qué se viniera dentro de su ropa, destellando la excitación qué sentía.
Dong Min era bonito, no sexy y masculino como otros betas, sino hermoso, semejante a algo celestial.
Elevó la cadera del castaño, lo suficiente para que su boca tuviera contacto con su... ¿Brillante entrada? Bin notó algo extraño en su cuerpo, en especial en esa zona, pero imaginó que era la humedad por estar anteriormente en la piscina, ¿No?
Pero al momento de pasar su lengua en aquel lugar, sus papilas gustativas sintieron una sustancia viscosa y un tanto dulce. Chupó su entrada y con su lengua haciendo círculos fue introduciendo su sin hueso en aquel apretado lugar.
-¡Bin! -apretó sus puños, era espectacular aquel placer producido, tenerlo entre sus piernas comiendole todo.
-¿Qué hiciste, Min? -la pregunta salió suelta en el aire y aunque el beta no comprendía a que se refería, era mejor para ambos que se quedara así.
Las feromonas del alfa salieron y Dong Min una vez más sintió miedo, sintió un cosquilleo en su intimidad y luego... El largo chorro de lubricante depositado en la boca del alfa..
El pelinegro estaba tan ido en su trabajo y encantado con aquel cambio que no se le hizo extraño. Eso sí, sus pensamientos sobre Dong Min si que cambiaron, al menos su alfa terminó traicionandolo.
-¡Ugh!
-Es una pena que nunca más vuelvas a usar esto, es grande... -un fuerte estremecimiento se manifestó por todo su cuerpo, las manos del alfa lo masturbaron con fuerza, casi y creando un roce doloroso y excitante a la vez.
-Solo... Métela ya... -sus ojos cambiaron de color, su consciencia quedó perdida en el limbo y ni se diga Dong Min qué terminó por dejarse influenciar por las feromonas y su ser interior fue quien salió.
-Ten calma, mi amor... Ya casi... -el beta abrió sus piernas mostrándole su entrada y suplicó.
-Alfa, hazlo ya, por favor, por favor, alfa-¡Ah! -se introdujo de una sola estocada.
-Tú eres mío y siempre vas a ser mío, Lee Dong Min..
Las estocadas eran duras y precisas, dando en su punto dulce sin descanso mientras sus labios se unian en un beso apasionado donde toda la ira anterior se esfumó. Abrió las piernas del beta aún más de lo que ya estaban, acariciando su piel, empujandose con sed de Dong Min, marcando su cuello y llevando una de sus manos al amarre de sus muñecas para sostenerlo.
-Te amo, Minnie...
Lo siguiente fue algo indescriptible, como si algo se estuviese traspasando por sus pechos hasta lo más profundo de sus corazones, algo que hizo que sus almas se conectaran sin alguna razón, según ellos.
Los latidos se incrementaron, los besos y el deseo por el otro, si en un comienzo todo fue guiado por la lascivia, en ese instante estaban haciendo el amor, dejándose llevar por lo que sus corazones y seres internos les pedían. En un ágil movimiento, sus muñecas fueron sueltas y sus dedos se entrelazaron sobre la cabeza del castaño.
Besos y caricias dulces, embestidas suaves y placenteras, todo en ese momento era tan especial. Dong Min tomó la iniciativa y lo hizo sentarse en la cama mientras se subía sobre él. Sus ojos se conectaron con aquella pizca de amor desencadenando sus sentimientos.
-Te amo con todo mi ser...
-Yo también te amo, Bin...
Llegó su último día en aquel maravilloso lugar donde ha podido vivir y disfrutar cada segundo. Una nueva tarde y esta vez, caminaban tomados de las manos en la arena junto a la costa, el aire soplando en sus rostros y haciendo ese pequeño silencio en lo más especial de sus almas.
El alfa preparó un pequeño espacio en la arena, unas antorchas de fuego clavadas en el suelo, una seda tendida para que se sentaran y una copa de vino con sus respectivas copas.
-No sabía que eras detallista.
-No es lo mejor, pero quise que-... -el beta puso su dedo sobre sus labios.
-Qué me ames es suficiente para mí.
Tomaron asiento, sirvieron el vino y lo tomaron mientras el cielo se volvía oscuro. Bin no deja a de ver a Dong Min, el chico tenía un algo que lo enamoraba y le hacía caer en sus garras.
-Minnie... -el castaño lo volteó a ver - Si te dijera que quiero que vivas conmigo, ¿Qué responderías?
-Ya me lo propusiste e incluso pasado mañana veremos el apartamento.
-No, Min. -la pensó bastante bien y habló. -Quiero que nos casemos en un futuro, que seas mi pareja para toda la vida... Quiero que huyamos lejos de todos y vivir sin que nadie nos detenga. - el beta lo abrazó fuertemente.
-No es necesario que me lo pidas, yo siempre estaré a tu lado aun cuando las cosas se pongan duras, solo tienes que amarme.
-Y ya lo hago, te amo mas que a mi vida y a todo lo que este mundo me puede dar.
- Entonces dalo por hecho, yo aquí estaré.
Estaba decidido, él sería feliz al lado de la persona que amaba, aún cuando desafiara a su propio destino.
¿Y si todo era parte de la mentira de su vida?
•__• __• __•
(aquí hay algo que me gustaría que recordaran hasta el final de la historia.
Traten de adivinar que es)
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