𝟷𝟺

Solo un par de días pasó y el alfa en medio de la noche buscaba refugiarse en su ambiente contaminado. San le dijo que disfrutara de su beta, que le dejara el caso a él, pero lo cierto es que Bin no se ve atado a nadie. La fidelidad no es algo que se le dé bien, por lo que encontrar a algún omega esa noche será solo el inicio de muchos encuentros casuales que tendrá.

Eso de estar unido a otra persona es algo que nunca cree hacer, incluso ya cuando esté casado siente que Seungkwan no le será suficiente, tal vez y cuando Boo le exija nietos la situación cambie un poco, pero tampoco se ve de padre. Es una situación tan confusa ya que entiende que su estilo de vida es libertino, pero por una responsabilidad se ve forzado a cambiar.

Cuando se da cuenta, ya se está mezclando entre las personas en aquel prostíbulo, pidiéndole al mesero un trago y sentándose en la barra para buscar a su próxima presa. Eventualmente, dos omegas caen ante tan imponente presencia, los chicos lo besan, lo tocan y acarician, y justo cuando camina entre tambaleos a un cuarto, siente unas enormes ganas de vomitar.

Trata de ignorarlo, pero incluso siente su cuerpo incómodo, su alfa principalmente y no entiende que pasa, harto de sentirse extraño, despega su boca de uno de los chicos y corre al baño para sacar todo. Sorprendentemente, no sale más que el licor antes consumido y mocosa.

-¿Qué te toma tiempo, guapo? Ven con nosotros -uno de los chicos aparece semidesnudo soltando feromonas dulces para atraerlo.

Error.

El alfa nuevamente siente aquella náuseas pegarle, trata de dejarse llevar por su instinto posesivo qué le pide hacer con aquellos chicos lo que sea, pero algo en su interior no lo deja.

Sale de la habitación mareado, escuchando los llamados de sus anteriores acompañantes y en su auto, solo se le ocurre una cosa.

-Bin-...

-Te necesito... Ve al apartamento...

Dong Min era su solución.

El beta llega cuanto antes, toca la puerta y no hay nadie, y no entiende que pasa, pero por como escuchó a Bin sabía que era mejor conducir hacia él y esperarlo. Unos diez minutos después, el alfa aparece casi y cayendo por la puerta del elevador.

-¡Bin! -Corre a auxiliarlo y lo ayuda a ponerse de pie. El alfa le facilita la llave y ya adentro del apartamento, lo acuesta en el sofá mientras cierra la puerta. Se pone de rodillas en el suelo para verlo mejor, toca su rostro y nota como una leve fiebre.

-Minnie....

-¿Qué tienes? ¿Qué pasó? -pregunta preocupado.

-Dong Min... ayúdame... -el alfa busca sus labios, lo besa con ansias y jala su cuerpo para que el beta se ponga sobre él.

Dong Min no entiende que pasa, pero siente el sabor del licor que posiblemente su novio estuvo ingiriendo. Siente las ansias del alfa cuando lleva sus manos al ziper de su pantalón y dispuesto a ayudarle, lo detiene.

-Min-...

-Vamos a la cama - no es necesario que diga más, entre su mareo se levanta del sofá para unir su boca a la del beta y caminar entre pasos cortos a su habitación.

Dong Min tomó la iniciativa por primera vez, abrió su camisa, con sus manos habilidosas abrió su pantalón y entonces, lo acostó en la cama subiéndose sobre él mientras quitaba sus propia ropa. El alfa repentinamente buscó su cuello e inhaló su olor, su perfume era dulce, delicioso, se mezclaba tan bien con su gel de ducha. Dong Min se sintió nervioso y extraño, sabía que los alfas suelen buscar el cuello de los omegas para sentir su aroma, pero el no ser uno de ellos es lo inquietantes.

Sin embargo, en su fragancia artificial, el alfa siente que ha encontrado lo que necesita para calmarse y al menos esa noche no lo va a dejar ir fácil...

-Min, necesito que me ayudes... No puedo más...

-¿Qué pasa, Bin? -entre sus manos tomó su rostro hirviendo y el alfa solo negó.

-Solo ayúdame ahora, luego hablemos -el beta cerró sus ojos un momento tratando de no sobre pensar, sorpresivamente, unos labios dulces dejaron un beso sobre sus párpados y cuando los abrió, tenía de frente el rostro más dulce jamás ante visto por sus ojos -Estoy esperando por todo lo que mi novio tenga para darme.

Bajó impulsos terminó adueñandose de la boca del pelinegro nuevamente, pero esta vez, lo besos dados fueron extremadamente largos. Incluso cuando, con nerviosismo y totalmente desnudo, se subió sobre él de piernas abiertas en su regazo y buscó como rozarse contra su prominente erección, sus bocas no se separaron. Incluso cuando sintió aquellos dedos invadirlo y prepararlo, su boca no se separó. Incluso cuando su cuerpo vibró de necesidad al poner el preservativo y sentirlo entrar, su boca no pidió descanso.

El sentir a su novio era una necesidad, el escuchar sus gemidos entrecortados en medio del beso y sus cuerpos uniéndose, era como estar en la gloria nuevamente y más cuando al momento de buscar aire, escuchó su nombre salir de los belfos del alfa.

-¡Ah, Minnie! -y cuando se dio cuenta, estaba moviéndose sobre él sin miedo, sin vergüenza, tratando de hacerlo lo mejor posible incluso si era su primera vez en aquella posición, incluso si puesto a su cuerpo la vista no fuera buena, pero en parte, los gemidos de su novio eran como música para sus oídos arrogantes quienes exigían más... y más de él...

Y fue entonces que el alfa se dio cuenta de algo, principalmente, que no necesitaba a ningún omega para sentirse bien, que al momento de sentir los labios de Dong Min, su ansiedad se calmó; qué al momento de estar uniendo su cuerpo al de su chico, podía soltar aquellas feromonas rebalsadas que lo mantienen frustrado; que con solo mirar aquel bello rostro haciendo una mueca de placer, se siente en el mismísimo paraíso.

Su corazón late con fuerza, su cabeza se queda ida por unos segundos en un sentimiento extraño que lo ataca y solo puede pensar, en que nunca había conocido a alguien que lo hiciera sentir así..

-¡Bin! -y ese abrazador calor era la muestra de ellos.

Se abrazó a su pecho mientras los espasmos bajaban, su corazón latía con fuerza al ritmo del contrario, el sudor caía por el abdomen del alfa mientras este acariciaba su espalda y sentía su aliento en su nuca. Todo su parte baja estaba húmeda por lo que se avergonzó demasiado, sin embargo, era como si se hubiera drogado en algo, como si una sustancia lo mantenía lejos de su presente y lo único a su alrededor influyente era el desborde de feromonas en aquel cuarto, mismas que no podía sentir y Bin no pudo evitar liberar.

Cuando el aire regresó, con ambos brazos abrazó al alfa, metiendo su rostro avergonzado entre el hueco de su cuello y el pelinegro se rió por su adorable gesto que le hizo dejar un beso en su cuello.

-¿Por qué te avergüenzas, bebé? -el castaño mostró su rostro rojo y con ojos molestos le explicó todo, pero necesitaba que de lo dijera con su propia boca. -¿Qué te puso el rostro así, mi amor?~

-Cállate, Bin-¡ah!- con malicia salió de él y muy cerca de sus piernas decidió pellizcar el preservativo para retirarlo.

-Qué bonito te mirabas arriba... Tenemos que hacerlo más seguido así.. -lo llenó de besitos sobre su oreja y en su cuello sonrojado.

-¡Cállate! -al final lo besó en los labios con más calma que antes, aunque sus corazones latían con la misma intensidad.

Sentado en la sala, ya vestido y bañado, buscaba una película para verla con Dong Min. El castaño fue a hablar con su hermana para informarle que no llegaría a casa esa noche, más que todo porque la omega se preocupaba y más por la forma en la que salió de casa tan repentinamente.

-Llegaré bien a casa, no te preocupes. -el beta apareció por lo que lo llamó con la mano para que se sentara a su lado -Sí, sí, no soy un niño... Sí, estoy bien.

-Pásamela -Dong Min le extendió el teléfono -Cuñada, no asfixies a mi bebé, por favor.

-De todas las personas del mundo, contigo es con quien menos deseo hablar -se notaba el odio que le tenía la mujer -No, ¿sabes qué? Si tengo que hablar contigo, pero en persona.

-Cuando quieras. Sabes que por Dong Min estoy dispuesto a escuchar tus tonterías -el beta no entendía porque Bin decía aquello, necesitaba saber que le está a diciendo Sunmi.

-No estoy jugando, Moon. Tenemos que hablar y por cierto, espero que realmente cuides de mi hermano y no solo lo hayas llamado para sexo.

-No te hagas ideas equivocadas, preciosa, no sabes nada de mí -al ver que Dong Min ya se mostraba curioso prefirió sonreír -El único que podría robarte a Minnie soy yo lastimosamente, así que no te preocupes, no le haré daño.

-Eres un maldito.

-Le diré a Dong Min. Nos vemos. -le quitó el celular para cortar y luego dárselo. -Tu hermanita es peor que una madre, pobre de Yesung cuando crezca.

-¿Qué te dijo?

-Qué te saqué de tu casa por un berrinche mío, que tú ya ibas a dormir y que ni siquiera quería verme. Que hago que te puedan asaltar en la calle y no sé qué.

-Ella es así. No me quejo, es mi única familia y lo sabes -se acostó en el sofá poniendo su cabeza sobre sus muslos.

-¿Estás cómodo, bebé? -el beta sonrió y asintió, acomodándose más.

-Por supuesto que sí, mi novio alfa es muy cómodo.

Pusieron una película y se quedaron en silencio por al menos una media hora, solo mirando la pantalla y comiendo palomitas con caramelo qué preparó Dong Min aparte de unas banderillas de queso mozarella y cheddar que estaba deliciosas.

Pero la ansiedad nuevamente lo atacó y al desviar su mirada al bello rostro de Dong Min, quiso soltar todo.

-Min, ¿Si te cuento algo me odiarías? -el beta se sentó recto y negó.

-No lo sé, pero no creo que sea tan grave, ¿O sí? -el miedo fue quien inundó está vez al alma de Dong Min.

-Minnie... -se giró para estar frente a frente y tomó sus manos -Todo este tiempo he cometido algo realmente malo, yo... No sé ni cómo decirlo.

-Está bien, Bin, tómate tu tiempo.

-No, es que necesito decirte esto, no quiero hacerte sentir mal, pero tampoco puedo seguirlo ocultando -¿Por qué de un momento a otro se miraba sincero? ¿Qué le estaba pasando?

-Entonces dilo, ¿qué pasó? Incluso lo de hoy no me has explicado.

-Minnie, yo me he acostado con omegas mientras he estado saliendo contigo -pensó que el beta se separaría de él, que le iba a gritar o algo, pero Dong Min ni reaccionó -Creí buscar en esas personas pasajeras lo que... -¿Cómo lo decía sin que se escuchara feo? -Lo que, tú sabes, ¿No? Eso que-...

-Que no puedo darte -completó el beta con una sonrisa, realmente forzada -Feromonas, mi sumisión, lo que hace que ellos sean lo más importante para los alfas a la hora del sexo.

-No es tanto eso, sino que-...

-¿Crees que no entiendo a que te refieres? Sé que entre los omegas y yo hay una enorme diferencia, y más porque el sexo no duele para ti, porque es más fácil ser influenciado por feromonas y que las cosas salgan con normalidad.

-Pero yo amo acostarme contigo, yo no necesito feromonas para estar con alguien.

-¿Entonces por qué los buscaste? ¿Por qué te acostaste con esas personas si me tienes a mí? -más que pregunta sonaba a reclamo, sin embargo, el rostro de Dong Min no reflejaba enfado.

-Porque me di cuenta de ello hasta hoy, porque creí que el que otra persona reciba mis feromonas era bueno, porque creí que esa maldita diferencia iba a ser resuelta de esa forma.

-Sabes que no entiendo como funcionas, como tus feromonas influyen a otros. Te siento, pero no me afectas, ni siquiera estoy seguro si realmente lo que siento es el olor de tu alfa.

-Solo quiero pedirte perdón, perdón por no valorarte lo suficiente, por no velar por ti, por buscar en otros algo que no necesito.

-No nos engañemos, sé que lo necesitas.

-No, no lo necesito. Lo único que necesito es que estés a mi lado incluso si mi celo llega cada mes por mi exceso de feromonas. -Y no mentía, cada que estaba con Dong Min guardaba sus feromonas consiente que este no las sentía, por lo tanto, ni había razón por la cual mostrarlas, sin embargo, llegaba ese momento donde no podía evitarlo y lo llenaba de su olor aún cuando esa fragancia no quedara impregnada en él.

-¿Tienes algún problema? ¿Por eso es que necesitas sacarlas?

-Es algo que somos, si no liberamos esto, se vuelve un problema. Es lo que nuestros cuerpos nos pide.

-Y si tanto necesitas liberar tus feromonas, ¿Por qué no solo las sueltas conmigo?

-Porque no quiero afectarte y yo-...

-Bin -interrumpió -¿Escuchas lo que estás diciendo? No siento tus feromonas, por lo tanto, no me afecta, ni en lo más mínimo.

-¿Estás dispuesto a recibirlas aún cuando esto se vuelve extraño?

-Quiero serte de ayuda siempre y cuando no vuelvas a buscar a nadie más que a mí cuando quieras tener sexo. Soy tu novio, es a mí a quien debes de anhelar, a quien debes de desnudar y hacerlo tuyo.

-Te prometo que nunca más me acostaré con alguien que no seas tú. Te lo prometo.

En parte Bin sabía que el liberar feromonas excesivas en un omega provocaba el estado de celo, en un beta sin bien ellos no siente y tampoco hay algo comprobado, se especula de una teoría extraña que casi nadie ha visto, pero confiará en que nada malo pasará.

¿Verdad?


Se despertó temprano y lo primero que hizo fue darle un beso en la mejilla al alfa dormido y levantarse para buscar que hacer. Se bañó y buscó en la ropa algo que ponerse y aunque encontró qué, una pequeña pregunta lo estaba haciendo pensar.

Por lo que miró ayer, la despensa estaba algo vacía por lo que pidió algunas cosas para hacer el desayuno, y mientras el delivery llegaba, se puso a limpiar el apartamento. La verdad es que estaba algo sucio, cubierto de polvo más que todo, pensó que tal vez estaba así por lo que Bin siempre estaba ocupado, pero en realidad aquel lugar parecía como que nadie lo habitaba.

No habían fotos, ni cuadros, ni algo que hiciera aquel apartamento el hogar de su alfa, no había ni rastros de una vida normal en aquel lugar, como si fuera usado solo para ciertos días y luego, nada.

A las media hora después, su delivery llegó y comenzó a hacer el desayuno. De repente sonó un celular en la habitación, así que corrió a ver quien era. Era el celular del alfa el que sonaba, así que con nervios lo tomó y corrió fuera para no despertarlo, miró a la pantalla "mamá" eso decía y dudoso respondió.

-¿Ho-...?

-¡Binnie, ¿Dónde estás?! ¡Tengo un problema con la cocina y no sé qué hacer.

-Señora Moon, su hijo está durmiendo aún -la mujer quedó en silencio un momento y luego Dong Min escuchó una risita.

-¿Eres el novio beta de mi hijo, verdad? -a Jong Sun por fin se le dio hablar con él.

-Sí, señora.

-¡Que alegría poder escuchar tu voz una vez más! ¿Cómo has estado?

-Bi-bien, ¿Y usted? -estaba nervioso por supuesto.

-Muy bien, feliz por escucharte. -escuchó los pasos acercándose y cuando se giró, Bin estaba con el ceño fruncido sin entender porqué Dong Min tenía su celular.

-Bin ya se despertó, se lo voy a pasar -con temor se acercó a él -Es tu mamá -le entregó el teléfono y corrió de vuelta a la cocina.

-¿Qué pasa, mi señora? -su mirada siguió a Dong Min, se miraba muy nervioso, tal vez pensó que lo iba a regañar, aunque pudo ser posible si no hubiera sido su madre quien llamaba.

-Con razón no volviste a casa, estás con tu noviecito -dijo con burla su madre.

-Si estoy con mi novio o no, ¿qué?

-Nada, nada, solo digo. Ya que estás con él, ¿Por qué no vienes a casa con él?

-No.

-¡Binniee! Tengo que conocer a mi otro yerno -el alfa miró nuevamente al beta en la cocina.

-¿Por qué? Sabes que no llevará mucho tiempo.

-¿Y qué? Necesito conocer al chico, saber que tipo de persona es y todo de él. Por favor, hijito, no seas malo.

-Ya veré que hago.

-Nada de eso, tienes que venir, tengo un problema con la cocina.

-Te enviaré a un técnico y ya.

-¡Vas a venir, Moon Bin, y vas a traer a tu novio! -cortó abruptamente y el alfa un tanto fastidiado tiró su celular al sofá.

-Bin, ya hice el desayuno -el alfa lo miró serio y no porque estaba molesto con él, sino que por ley tocaba cumplir el capricho de su madre. -No te enojes conmigo, por favor -se acercó a él con su rostro bajo y haciendo un puchero en su preocupación para abrazarlo, el alfa lo rodeó con sus brazos también dándole entender que todo estaba bien.

-Minnie, ¿Te gustaría conocer a mi madre?

Sabía que no tenía otra opción más que llevarlo, aunque no era mala idea después de todo.

-Me encantaría, Bin.

-Entonces después de desayunar, iremos a verla...

No se iba a arrepentir de mostrarle a su pequeña familia.








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