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Exhausto, tendido en la cama, con el beta desnudo sobre él, así terminó después de darle rienda suelta a su desencadenado libido y por supuesto, Dong Min logró más que calmar su desespero.
En esas pocas semanas se había dado cuenta de muchas cosas, principalmente, de lo placentero que era compartir la cama con aquel castaño; segundo, que cada que el espacio entre ellos se hacía íntimo, le daban ganas de acariciarle, besarle y mimarlo como a ninguno de sus anteriores amantes; ser dulce sin esfuerzo y cuidarlo, tratar de admirar lo bello que era aquel hombre aún cuando su voz ronca y su físico no compaginaran con su androgino y hermoso rostro. Pero ese cuerpo masculino era incluso mejor que el de cualquier omega.
Dong Min era perfecto.
Y es por eso que en partes, el usarlo para conseguir lo que quisiera no resultaba tan mal después de todo, porque al final, su premio era comerse al joven y disfrutar de su tiempo. Más que merecido se lo tenía.
Acarició el cabello húmedo del castaño haciéndolo hacia atrás, quitando en el proceso el sudor de su frente también, el beta solo miró cansado hacia arriba y acomodó su rostro entre los pectorales del hombre, usándolos de almohada. Solo eran ellos y el silencio relajante envolviendolos.
De pronto, Bin recordó lo que realmente le instó a llevar al hombre a su apartamento y entre las mismas caricias, soltó sus dudas.
-Bebé -Dong Min respondió con un 'uh-uhum' -¿De qué era el trabajo que estabas haciendo? -preguntó con demasiada curiosidad, además que el beta se negó a mostrarle.
-Uh, un reporte de unos balances qué el señor Park quería.
-¿No crees que te da demasiada responsabilidad?
-Es algo importante y nadie más puede tener acceso a esos documentos.
-O será que Park está cubriendo sus fechorías -Dong Min se acomodó para verlo de frente con el ceño fruncido.
-El señor Park no está haciendo nada malo y desde ya te digo, deja de tratar de hurgar en mi trabajo.
-¿Te pones molesto porque Park es tu jefe o por algo más? -Dong Min viró los ojos.
-Deja de hablar mierdas, solo defiendo la verdad y el señor Park realmente es alguien que tiene valores y moral. Sé que lo odias, que Boo quiere sacarlo de su puesto en el gobierno y todo lo demás. Estoy enterado de su rivalidad y créeme que ya me salté bastante las trancas saliendo contigo.
-Solo quiero que ese malnacido no te engañe.
-No lo hace.
-Entiendo que le debes mucho, pero-...
-¡Sí, le debo mucho, ¿Y qué?! -interrumpió -No te imaginas como le estoy de agradecido por darme una oportunidad aun cuando solo era un adolescente con aspiraciones y sin nada, pero eso no afecta mi opinión sobre él y absolutamente nada.
-Lo entiendo.
-No lo entiendes porque tú naciste en cuna de oro con todo a pedir de boca -el pelinegro solo apretó los dientes.
-¿Qué sabes de mí? No sabes nada para hablar, Dong Min. -trató de hablar con calma.
-No sé nada de ti y tú tampoco de mí, por lo que esta relación que tenemos ni sentido tiene.
-No me refiero a eso, sino que-
-Solo dime, ¿Es más importante mi maldito trabajo que yo? Dime, ¿prefieres que hablemos de dígitos? ¿En serio? ¿Vamos a pelear? -se notaba la molestia del beta, para Bin no era bueno por supuesto, así que intentó calmarlo.
-Bebé...
-Solo dime si quieres discutir y terminamos haciendo lo que tu quieras. Ya me da igual cualquier cosa porque parece que te importa más el suspiro de Park que mi vida, claro.
-Nada de eso, bebé, ¿qué cosas dices? -lo sentó a horcajadas en sus muslos y el beta recobró fuerzas para no gemir con el roce de sus miembros. -Yo solo quiero tu atención y tenerte conmigo... -dirigió sus labios al cuello del chico para dejar besos.
-Entonces no arruines el ambiente con tus preguntas innecesarias. Ya te lo había dicho, el trabajo se queda en la oficina para mí. -ladeó su cuello para darle más espacio, mientras llevaba sus manos al cuello del alfa para sostenerse.
-Nada de preguntas del trabajo cuando estemos cogiendo, entendido -Dong Min rio y se alejó solo un poco para verlo.
-No estamos cogiendo.
-Pero lo haremos, precioso -tiró al beta a la cama y se puso sobre él atrapando su grueso muslo y enredandolo en su cintura, metiéndose entre sus piernas, provocando con aquello la risita nerviosa del chico y el inicio de una segunda ronda.
Aunque por dentro, el alfa estaba sumamente fastidiado por como Dong Min se había negado a mostrar sus cosas.
Una pérdida de tiempo total.
Cuando Dong Min llegó a casa ya era pasada la media noche por lo que tuvo que despedirse del alfa y entrar a casa en silencio, principalmente porque Sunmi ya había pasado sospechando de su relación desde hace unos días y no quería problemas, era más fácil ahorrarse el sermón y la explicación que tendría que darle.
Pero al abrir la puerta y usar su teléfono para alumbrar un poco por donde iba a pasar, se encontró con su hermana sentada en medio de la sala y gritó del susto.
-¡Sunmi! ¡Casi me matas de un susto!
-¿Dónde estabas, Dong Min? -preguntó la mujer sin rastro de expresión en su rostro.
-En la oficina, el reporte del señor Park fue más difícil de lo que creí.
-¿Ah sí? -se levantó directo a la cocina -No sabía que dejar que te coman la boca era un reporte que te encargó Park -soltó sin rodeos al momento de desaparecer de su vista.
-Su-sunmi. -la siguió sumamente nervioso -¿Qué estás dici-...?
-¡Te vi, Dong Min! ¡Vi como Moon te estaba besando! ¿VAS A SEGUIR NEGANDOLO? -el castaño solo bajó su rostro apenado -¿Por qué me mentiste? ¿Qué te costaba decirme la verdad?
-Iba a contarte, pero...
-¿Pero, qué? ¿Sabes lo jodido que es esto? ¡Le fuiste infiel a tu novia con un alfa! ¡ERES UN BETA, DONG MIN!
-Y lo sé perfectamente, ¿Pero que quieres que te diga? ¿Qué lo voy a dejar y haré como si nada ha pasado? Yo ya le entregué mi cuerpo a ese hombre, ¿qué más voy a hacer? -Sunmi se sorprendido por su sinceridad y solo negó.
-Mina espera que te cases con ella, que vivan juntos y la esperes, ahora no sé que pensar o sentir.
-Mina y yo no estábamos bien, la quiero, sí, pero antes de que esto sucediera intenté romper con ella y me rogó para que no lo hiciera.
-¿Y aceptaste?- Dong Min asintió -Uno no se queda en una relación solo porque otra persona quiere, es porque realmente uno quiere estar ahí.
-Pero ella insistió y hasta hizo un show en la cafetería, y no supe que decirle.
-Se dice no, para evitar estos problemas. Pero responde algo -lo miró de frente y con seriedad -¿De verdad quieres estar con ese hombre?
-No lo sé.
-Dong Min, tú no eres gay.
-No lo soy, pero estuve dispuesto a cambiar de rol con él y lo acepté, así que no sé si es solo confusión o si realmente estoy enganchado con ese hombre.
-Trata de decidir. El que le hayas dado tu cuerpo no significa que también le hayas dado tus sentimientos, así que piensa bien lo que harás, pero recuerda que un alfa y un beta no están destinados a ser.
-¿Y qué si somos la excepción? -la omega negó y sonrió debilmente.
-Si él te ama y tú te decides, puede que haya una posibilidad. Piénsalo bien. -caminó al pasillo y se detuvo solo para voltesrse y decir: -No quiero que salgas lastimado, Min.
Con aquellas palabras lo dejó en completo silencio y oscuridad a mitad de la noche.
...
Después de despedirse de Dong Min, Sunmi fue a recoger a su hijo a la guardería, luego, se dirigió al supermercado a hacer las compras de la semana. No tenía el tiempo necesario de hacer compras en la semana como otras madres, así que esperaba siempre que Dong Min las hiciera o ella en el auto de él a esas horas de la noche. Era muy cansado por supuesto, , pero ambos se apoyaban aún cuando tenía mil cosas por hacer.
Anduvo por los pasillos con su pequeño hijo con total calma, volvieron a casa y en el camino Yesung se quedó dormido. Al llegar a casa y comenzando a bajar algunas bolsas se acordó de lo más importante: No tenía las llaves con ella, las había dejado en casa esa mañana ya que salió con Dong Min y no imaginó que su castaño hermano se quedaría trabajando hasta tarde otra vez.
Lo llamó, pero automáticamente la mandó al buzón, llamó nuevamente y nada otra vez, Dong Min no respondía. Fue a la casa de su vecina, una anciana de 71 años quien era la encargada del edificio donde vivían y tampoco, la señora al parecer no estaba en ese momento.
Ni modo, no tenía más opción que regresar a la oficina para pedirle a Dong Min las llaves de la casa. Manejó hasta hasta ahí con su hijo dormido, rezandole a Dios para que no se llegara a despertar porque sabía muy bien lo quisquilloso que era Yesung cuando no estaba en casa.
Saludó a los de seguridad y les hizo saber que buscaba a Dong Min. Subió las escaleras una por una hasta el piso donde estaba su hermano dándole gracias al cielo de haber dejado sus zapatos bajos y de tela totalmente cómodos en el auto del castaño. Todo el día anduvo con tacones altos y ya estaba acostumbrada a usarlos, pero obviamente también le eran molestos después de ciertas horas.
Acercándose, escuchó voces y por supuesto que reconoció la voz de Dong Min por lo que caminó sigilosa. Se quedó a unos metros de distancia en medio de la oscuridad qué habitaba aquellas oficinas y tuvo que reprimir su grito de asombro cuando vio al castaño entre las piernas de aquel hombre.
Tenían a su hermano sujeto del trasero y la cintura, besándolo y muy cerca de la entrepierna del tan dichoso Moon. Se sentía completamente extrañada y solo pudo marcharse sin decir nada, escuchando por última vez:
-"Eres un encanto, bebé".
-"Por ti lo soy".
En la salida tomó aire y se acercó al auto para sentarse y tratar de ordenar su mente confusa. Su teléfono sonó y respondió al instante con ver quien era.
-Dígame, señora Choi.
-Me dijeron que estuviste buscándome.
-Sí, es que Dong Min trabaja hasta tarde hoy y no tenía mis llaves. Quería ver si me prestaba el repuesto.
-Claro, hija. Ven a la casa, ya estoy aquí.
-Está bien, ya llego. -cortó y no dudó ni un segundo más en marcharse de aquel lugar buscando como ignorar aquella incómoda situación.
Pasaron unos cuantos días y se podría decir que Bin comenzaba a hartarse un poco de Dong Min, y no es que ya no quiera pasar tiempo con él, sino que siente que ese tiempo lo está echando a perder. Muchas veces ha intentado leer los archivos que Dong Min mantiene en su escritorio mientras trabaja y el beta simplemente los toma y los mueve a otro sitio, o lo toma de imprevisto y lo besa desviando la atención en aquellos papeles, todo para que él no los toque.
¿Será que Dong Min ya describió su plan? Lo más seguro, es que aun no y que solo Dong Min quiere atención del alfa y es todo.
Esa tarde, es una reunión conmemorativa de las fuerzas navales y el ejército por lo que todos en el ministerio salieron temprano, excepto Dong Min quien tiene que esperar que Park salga a la reunión para poder irse. Pero los planes cambiaron de último momento.
-Vas a acompañarme, Dong Min. -le hizo saber el alfa en cuanto salió de su oficina y, nervioso y sorprendidos lo siguió.
-Pero, Señor-...
-¿Qué pasa, Dong Min? -el alfa detuvo su andar.
-Nunca yo he ido con usted a esos eventos, y... Y sabe que estará el presidente y yo no-...
-Si Myung Jun que no sabe absolutamente nada de política me acompañará, ¿Por qué no tú que estás conmigo día a día como mi apoyo?
-Pero el señor Myung Jun es su esposo.
-Y tú eres como mi hijo, ¿Entonces, qué está mal? -el castaño solo asintió con una sonrisa tímida.
-Le agradezco, señor Park.
-Ahora -puso ambas manos en los hombros de Dong Min -Ve al baño, peina tu cabello y arregla esa corbata chueca. Te espero en el auto. -palmeó suavemente y Dong Min casi y corrió a verse para no atrasar. Faltaba solo 30 minutos para que comenzara la reunión.
Las cámaras de los canales televisivos cubrían todo una franja qué impedía el paso, la multitud se acomodó en los respectivos lugares asignados y Dong Min nervioso solo podía morder sus uñas para calmar a su ser ansioso. Las personas a su alrededor eran gente sumamente importante, el mismísimo presidente de la República estaba frente a él y deseaba que todo fuera bien y que nada malo pasara.
Myung Jun a su lado no dejaba de hablarle para relajarle y agradecía bastante la compañía de aquel parlanchin omega quien era como una madre para él.
La reunión fue presidida con calma, vio desfilar las tropas impresionantes por aquella enorme calle y con mucha emoción sus ojos se disparaban automáticamente cuando veía algo nuevo mostrarse a ellos. Para que, una hermosa y espectacular noche.
Al terminar todo, se dirigieron a un salón donde les tenían preparado un buffete exclusivo para los invitados donde aquella gente estirada y de rango hablaban sobre negocios y política.
-Si quieres ve a comer algo, Minnie -le dijo el omega y él asintió alejándose a los segundos a coger algo que comer.
Mientras se servía, sintió unas manos rodear su cintura y con temor se giró, mirando a Bin detrás suyo con una sonrisa.
-Hola, bebé.
-Me asustaste -dijo en reclamo, inspeccionando que nadie los estuviera viendo.
-¿Qué otra persona puede tomarte de la cintura además de mí? -susurró en su oído y el castaño tuvo que actuar normal aún cuando su cuerpo haya respondido perfecto a aquella gruesa voz rasposa.
-Cállate -dijo en susurro y no fue suficiente, nuevamente el alfa lo sujeto de la cintura mientras este terminaba por poner su plato en la mesa y respiró profundo.
-Estamos en público -advirtió.
-¿Y, qué? Serás mi novio pronto, se tienen que acostumbrar.
-¿Y si el señor Park o Boo nos miran? ¿No puedes pensar en eso?
-Por mí te besaría frente a ellos para-...
-¿Dong Min? -una voz extra los interrumpió. El castaño giró su rostro y aprovechó para soltarse y sonrió en grande.
-Park Min Hyuk, ¡cuanto tiempo! -el alfa frente a ellos era capitán de la fuerza naval y también, hijo único de Park Jin Woo y Myung Jun.
-Lo mismo digo -la sonrisa en el rostro del alfa fue desvaneciendo hasta ver de frente al pelinegro -Moon Bin, sigues igual que siempre.
-También tú, Park -respondió con seriedad. Dong Min al notar el ambiente tenso solo habló amablemente al alfa.
-Min Hyuk, fíjate que... -el beta se alejó completamente de él, solo hablaba con el otro alfa como una lora ignorando su presencia. Bin estaba molesto, pero por nada se despegó de ellos, es más, si las miradas mataran, Dong Min ya estuviera muerto hace mucho y no era para menos, si hasta el beta sintió como un hoyo traspasaba por su cabeza de lado a lado. La mirada intensa del alfa sobre él era algo que no iba a negar que le daba miedo y se sintió cohibido por aquello, pero si quería aligerar el clima, obviamente debía fingir que no pasaba nada.
Bin esperó media maldita hora a que el omega terminara de hablar y su molestia incrementó en el momento que miró a ambos despedirse con un abrazo y como el alfa le dio un beso en el cachete a su hombre.
Sí, su hombre.
Moon estaba qué ardía de rabia.
-Me dio gusto volver a verte y hablar contigo, Dong Min. Cuídate.
-Igualmente, y no olvides visitar a tus padres cuando puedas. -se dieron una sonrisa y Min Hyuk se fue.
Dong Min se giró con aquella misma sonrisa hacia el alfa, misma que se borró con ver la seriedad que cargaba.
-Bin, Min Hyuk-...
-Vámonos -dijo después de beber de un trago un vaso de agua.
-No puedo irme, el señor Park-...
-¡Maldita sea, vámonos! -lo tomó de la muñeca y se lo llevó a la salida hasta su auto.
Dong Min subió al auto del alfa sin rechistar, sabiendo perfectamente que estaba sumamente enojado.
-Bin, cálmate -Dong Min fue jalado a la habitación mientras pedía clemencia, tal parecía que el hombre no lo estaba escuchando -Bin.
-¡Cierra la maldita boca, Dong Min! -lo empujó a la pared ya en la habitación de su apartamento y se alejó frustrado.
-¿Te puedes calmar? -pidió el beta con voz temerosa.
-¿Cómo demonios me pides que me calme? ¡Ah! ¡Dime, Dong Min! -el beta solo pudo cerrar sus ojos en el momento que el puño del alfa impactó en la pared.
-Solo... Bin... -lo tomó de la mandíbula y le obligó a que lo viera de frente, aun cuando este estaba temblando levemente debido al temor.
-¿Qué soy para ti? -la pregunta repentina le hizo dudar. No respondió -¿Qué soy en tu vida, Dong Min?
-Mi... Amante... -la fuerza ejercida en su mandíbula incrementó y chilló de dolor.
-¿Nada más? ¿No soy más nada en tu vida?
-Bin-...
-Me tienes como un idiota a tus pies, esperando por ti, soportando todo, para que al final no sepas ni que decirme.
-No lo sé... Todo es muy confuso... -fue lo único que pudo soltar.
-Pues yo si sé que eres en mi vida y parece... -comenzó a quitar la corbata de Dong Min y a abrir los primeros botones de la camisa. -Qué tendré que enseñarte tu lugar.
-¡Bin! -lo tiró boca abajo en la cama -¡¿Estás-ah... loco?! -quitó su saco con desespero, y en el mismo sentido rompió su camisa, y arrancó sus pantalones dejándolo con el trasero en alto esperando por él.
-¿Sabes de quién eres ? -se pegó por su espalda, pasando su lengua por el lóbulo de su oreja y dejando besos en su cuello -Eres mío, Dong Min... -lo sentó de tal forma que sentía el trasero del beta en su abdomen.
-¿Bin, que estás haciendo? -sintió sus manos ser atadas con fuerza detrás de su espalda y de asustó -Bin, suéltame.
-Vas a comenzar a ser un chico obediente y a respetar a tu pareja.
-Bin~ -un escalofrío recorrió su cuerpo en el momento que el alfa acarició su falo. -¡Oh!
-Eres mío, Dong Min, pero has sido un bebé muy malo hoy... -una fuerte nalgada hizo que Dong Min entrara en un estado de confusión. -Di de quien eres, Dong Min.
-E-espera-¡Aaah! -nuevamente otra nalgada, incluso esta más fuerte que la anterior.
-Di de quien eres, Dong Min -el beta no respondió debido a que aun reprimia el dolor en su trasero por lo que una tercera nalgada fue propinada.
Y así tres más hasta que el chico se rindió y terminó pidiéndole en sollozos qué se detuviera, estaba asustado.
-Bi-Bin, basta, para, para, por favor...
-Di de quien eres, no te cuesta nada -ordenó con voz de mando.
-Soy... Soy tuyo... -respondió jadeante -¡Mierda, soy tuyo! -los dedos del pelinegro invadieron su cavidad anal profundamente. Eran dos dedos del alfa martillando su punto dulce y haciéndole colapsar de placer, aunque dolía de sobremanera.
-¡GRÍTALO! -ordenó introduciendo un tercer dedo y aumentando el ritmo de sus embestidas, importandole poco que estuviera lastimandolo.
-¡Soy tuyo, Bin! ¡Todo tuyo! ¡Aaaah Dios! -sentía sus piernas temblar con solo sus malditos dedos expertos que encontraron su próstata y no dejaron de empujar en ese dichoso lugar.
Sintió la otra mano del alfa comenzar a bombear su pene ya duro y no lo soportó, era demasiado, perdió el equilibrio hasta quedar en cuatro patas en la cama y apretó sus puños para soportar un poco más. De pronto, su interior quedó vacío y con repentino azote en su entrada, sintió al instante el pene del alfa invadirlo.
-¡Joder! -gimió del placer tan grande y del fuerte dolor por sentir sus paredes ser desgarradas. Fue empujado hacia abajo en la cama hasta enterrar su cabeza en el colchón y el alfa agarrando bien los mechones de cabello en su mano comenzó a embestir con brutalidad su agujero.
Entraba y salía con total dureza, escuchando los gritos de su amante sometido. Jaló sus cabellos obligandole a que se enderezara para poder darle un beso y decirle al oído:
-Te irás de aquí hasta que entiendas a quien perteneces, Lee Dong Min...
El beta solo asintió sumamente extasiado, excitado y... Muy distraído como para notar el problema más grande con el que tendría que lidiar...
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