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Dong Min fue a darse una ducha como de costumbre y dejó su teléfono en la mesita de noche en el cuarto del alfa. Bin sólo esperó a que este se fuera para poder tomar su celular e intentar desbloquearlo. Se había fijado en la contraseña del muchacho muchas veces por lo que en el segundo intento el teléfono se desbloqueó.
Buscó rápidamente el archivo y se lo mandó a él, estaba nervioso realmente, mientras cargaba solo rezaba para que el castaño no se apareciera en ese momento y sus súplicas fueron escuchadas. Se aseguró de haber recibido el documento y eliminó todo rastro en el teléfono del beta. Lo regresó a donde originalmente lo había guardado y listo.
Cuando Dong Min se apareció nuevamente, actuó como el amante dulce y atento. Nadie sospechó...
-¿Qué es eso, Bin? -le entregó la copia extra.
-Léelo por usted mismo, padre -el hombre dudoso bajó la mirada a las páginas en su mano. Sus ojos saltaron en sorpresa.
-Bin-...
-No es más que un informe con datos numéricos detallados de la organización en la que está Park y -señaló una columna marcada en el -El fraude que está haciendo junto al alcalde.
-¡Eres brillante, Bin! Si logramos descifrar qué es lo que está haciendo Park con el dinero o el manejo de él y el alcalde, sería mucho más benefactorio.
-Lo sé, padre.
-Pero, ¿De dónde conseguiste esto, Bin?
«Me ando tirando al estúpido asistente de Park»
-Tengo mis contactos -dijo con simpleza.
-Supongo que no has descansado con este asunto.
-Sabe como soy, además, por el bien de la justicia espero poder encontrar la verdad de todo esto.
Ni el mismo se la creía, pero si tenía a aquel viejo sonriendo como idiota por aquellas hojas, solo significaba que estaba a nada de lograr su cometido.
Después de la pequeña plática con Boo, salió de su oficina y caminó hacia su auto mientras marcaba en su teléfono el número de Dong Min.
-Hola, bebé... - respondió con dulzura. Si necesitaba seguir con su plan, debía de ser siempre ese hombre dulce con el ingenuo beta.
Dong Min en su oficina organizaba su escritorio, últimamente estaba recargado de trabajo y debía de dejar todo en orden para que no afectara con su salidas nocturnas.
Sabía que estaba haciendo mal, pero aquella confusa e inestable relación era muy deseada por él, aun cuando al llegar a casa sintiera el miedo y el arrepientimiento seguido por el estar engañando a su novia.
Debía de pensar bien y en algún momento romper con ella.
¿Realmente Dong Min está enganchado con el alfa? No se sabe a ciencia cierta, aun desconfía en él aunque pareciera que le ha entregado su vida, tiene sexo con él todos los días, pero conoce muy bien el pasado de Moon y tiene una ligera sospecha de que hay algo más que debería de saber, así que enamorado o no, va a dejar que el tiempo decida que debe de hacer con ese gustar que siente.
-Min -Sunmi se aparece por su estancia y le sorprende, casi nunca su hermana llega a verlo, por lo general se ven después del trabajo en casa.
-¿Qué pasó, beba? -abraza a su hermana.
-Quise venir a verte, últimamente llegas tarde a casa y solo te veo por la mañana. Tengo libre ahorita, no sé si quieres ir a tomar un café.
-¡Claro que sí! Déjame solo avisar al señor Park.
-Ve, ve. -su hermano se gira para tocar la puerta de la oficina del canciller y ella esperaba a que salga.
En eso, su vista se va hacia el hombre que va caminando hacia ella con un ramo de flores en su mano. Aquel hombre se le hace conocido, pero sabe de donde y le sorprende cuando con una sonrisa le saluda.
-Buenas tardes -saluda. Sunmi nota la elegancia de este alfa e incluso se siente intimidada con él.
-Buenas tardes.
-Beba, ya podemos ir-... -Dong Min se congela al verlo y el alfa con aquella misma sonrisa saluda a Dong Min.
-Señor Lee, ¡Que gusto verlo! Pensé que no estaba -Bin hace como que Sunmi no está presente y se acerca a él.
-Se-señor Moon -lo mira y luego, dirige su mirada a su hermana quien se nota un tanto extrañada. -Déjeme presentarle a mi hermana -dice rápidamente caminando a ella y abrazándola con su brazo.
-Noté el parecido pero preferí que Lee me sacara de duda. Mucho gusto, señorita. Soy Moon Bin. -se presenta con todo respeto.
-Moon Bin-... ¡¿Licenciado?!-musita en voz baja, para luego exaltarse al darse cuenta de quien es aquel hombre -¿Usted es el-...?
-Sí, beba, es él. El señor Moon es un buen amigo mío -Sunmi no puede creerlo. Sabía que por el puesto de su hermano podía conocer gente importante, pero no que conociera al tan mencionado Moon.
-Somos grandes amigos, de hecho, muy íntimos -el nerviosismo en el rostro del castaño se hace notar por lo que actúa inmediatamente.
-Señor Moon, tendremos que dejarlo. Fue un gusto verlo -hace una reverencia y se aleja un poco con Sunmi, pero el mayor no está contento con su decisión.
-Espera -lo jala lo suficiente como para que Sunmi no escuche sus murmuraciones. -¿Vas a dejarme así?
-Tengo que irme, no seas tan obvio. -pide Dong Min sumamente nervioso.
-He venido hasta aquí por ti, incluso te traje flores, ¿No crees que es de mala educación dejarme con ellas? -Dong Min trata que su sonrojo no se note.
-Hablamos luego -el alfa intenta darle un beso en la mejilla pero él se aleja antes de que eso sea presenciado.
Camina hacia su hermana y la abraza sintiéndose perdido, pero quiere que aquella situación se esparza.
-¿Qué quería el licenciado?
-Nada, locuras. -Sunmi no está tranquila con su respuesta, pero ya encontrará la forma de sacarle la verdad a su hermano.
En la cafetería, ambos no han dejado de hablar y cual fue su sorpresa, cuando alguien aprieta sus hombros por detrás, Dong Min se gira y se encuentra con los ojos alegres de Mina.
-¡Cuñada! -saluda Sunmi y la mujer corre a ella. Dong Min solo toma de su café rápidamente gracias a los nervios, sin importar lo caliente que este estaba.
-Min~ -dice aniñada acercándose a él -Tienes dos semanas sin contactarme, pensé que te había pasado algo malo.
-No he tenido tiempo, perdóname -dice con una sonrisa apenada como disculpa.
-Sonrieme así hasta en sueño, mi amor -la beta lo besa en los labios y Sunmi nota algo que le preocupa.
-¿Qué andas haciendo aquí? -pregunta la omega para disimular un poco.
-MI jefe me pidió un capuchino y un brazo gitano -mira la orden en la pantalla y se tiene que ir -Nos vemos. Adiós, cuñada. Adiós, mi amor -nuevamente lo besa y corre.
Dong Min en su lugar sigue bebiendo su café como si nada y Sunmi prefiere olvidar aquel tema inquietante, y solo trata de hablar con él de cualquier cosa.
Pero al regresar a la oficina, mientras caminan, la duda la carcome y tiene que quitarse eso que la inquieta.
-Min, ¿Mina y tú están bien? -el castaño la mira y asiente. -Me pareció que odiaste cuando ella te besó.
-Estás viendo cosas que no son.
-Min, ni siquiera tuviste la cortesía de devolvérselo o decirle algo bonita. Es tu novia, Dong Min. -hasta ella se sintió mal con ver a su hermano con los labios cerrados cuando la chica se le acercó. Dong Min nunca antes había actuado así con la chica.
-Tengo muy claro que es mi novia, no es necesario que me lo repitas. -responde a la defensiva -Te veo en casa.
Simplemente camina a la oficina de Park dejando a su hermana con más preguntas que al principio. Pero lo descubriria, en algún momento sabría que demonios le estaba pasando a su hermanito.
Casi las 6 de la tarde, cuando Dong Min recibió un mensaje de Sunmi.
Voy a llevarme el auto.
Maldijo a lo bajo, pero solo respondió.
De acuerdo.
-Busca como irte a casa, Lee -dice Jin Woo saliendo de su oficina, listo para ir a casa.
-En un rato me voy, señor. Tenga un buen regreso a casa.
-Cuídate.
Se sienta y pone sus codos en el escritorio para poder sostener con sus manos su rostro. ¿En qué demonios se iría a casa? Bueno, si sale en 10 minutos puede tomar un autobús que lo deje cerca de casa, pero si lo pierde no sabe en cual irse después.
En eso, un mensaje cae en su teléfono y revisa. El cielo ha visto su preocupación.
¿Dónde estás?
En mi oficina.
¿Por qué no te has ido a casa?
Mi hermana se llevó mi auto y estoy terminando unas cosas.
Voy para allá.
Sonrió por el mensaje y como un adolescente tuvo que esconder su rostro sonrojado, al menos sacaba provecho de tener un amante con auto. Aveces se preguntaba que le había pasado, él nunca fue así, siempre fue un hombre con gustos por las mujeres bonitas, anhelando siempre el proteger a su pareja de todo, y ahora, era él quien estaba actuando con tanta normalidad como una novia. Era lindo sentirse así, pero abrumador.
Esperó unos 20 minutos cuando recibió otro mensaje.
Baja, estoy en el estacionamiento.
Dong Min no esperó más y recogió sus cosas para salir a su encuentro. Y como se lo esperaba, Bin estaba afuera, mismo que al verlo abrió sus brazos para envolverlo en ellos.
-Pensé que estabas jugando. -dice Dong Min.
-¿Cómo podría engañarte, bebé? -dijo dando un beso en su mejilla -Aunque, no mereces que venga recogerte después del desplante qué me hiciste temprano. -reprochó.
-No podía decirle a mi hermana que eres mi amante, ella conoce a Mina, sabe de mi relación con ella.
-Está bien, nene, solo no vuelvas a despreciarme.
-Cuando seas el oficial, exigeme todo, alfa tonto -rio junto a él y se dieron un beso.
-¿No vamos?
-Claro. - Y subieron al auto.
Sunmi había llegado a casa hace una hora, fue a recoger a su hijo a la guardería y justo en ese momento, estaba haciendo la cena y hablando por teléfono con Mina.
-¿Pero en serio estás bien?
-Claro que sí, solo que, por supuesto, siento el cambio pegarme con fuerza. -respondió la chica.
-No es fácil irse y dejar todo así por así, tienes tu vida aquí.
-Pero creo que me adaptaré, viví ahí cuando era una niña, por lo que no pienso que me costará tanto.
-¿Y Dong Min? ¿No te ha dicho nada al respecto? -escuchó un auto a lo lejos estacionarse y hablando, caminó a la ventana para inspeccionar, su vecindario era un tanto silencioso de noche por lo que aquello llamó su atención, aparte que vivían en un segundo piso, fácilmente podía ver que pasaba en la calle.
-Supongo que está tratando de evitarme para hacer más fácil la despedida, una relación a distancia no será fácil, pero como lo conozco sé que me esperará todo el tiempo que necesite. - SunMi miró a lo lejos a dos hombres en aquel auto, más no reconoció sus caras.
-Tienes razón, Dong Min va a esperarte todo. -su sorpresa fue inmediata, cuando miró a su hermano salir del dichoso auto.
-No es por nada, pero aveces creo que Min quiere pedir mi mano. Sería un sueño casarme con él, llevamos mucho saliendo -SunMi no dijo nada, se mantuvo en silencio mirando la sonrisa que se formó en el rostro del castaño y como se despedía de la persona dentro del vehículo.
-Sí. Linda, tengo que cortar, me alegra haber hablado contigo, cuídate -Dong Min caminó alejándose del auto y ella se obligó a quitarse de la ventana.
-Igualmente, te quiero mucho, bye.
-Bye. -Cortó y fue a la cocina para disimular un poco.
Al ratito, el beta estaba entrando a casa, colocó sus llaves en la mesita al lado de la puerta y quitándose el saco, caminó a la cocina donde sabía estaba Sunmi.
-Pensé que vendrías más tarde -comentó mirando de reojo al castaño beber agua.
-Tomé el autobús correcto gracias al cielo y venía volando -detuvo lo que estaba haciendo para verlo de frente con el ceño fruncido.
-¿Autobús? Ajá -Dong Min percibió el sarcasmo y decidió enfrentarla.
-¿Qué te pasa? -preguntó a la omega y esta ya enfadado simplemente lavó sus manos y caminó a la sala -Te hice una pregunta. -la siguió, ahora él estaba molesto por ser ignorado.
-¿Quien te trajo?
-No sé de que me hablar, yo vine-...
-No soy ninguna estúpida, Dong Min. ¿Dime quien te trajo? -el beta renuente a dar explicaciones solo divagó.
-¿Qué quieres?
-¿Tienes un amante?
-¿Qué? ¡No! -era incluso más molesto ahora.
-Ya te lo dije, no soy estúpida, Dong Min.
-¿Quien dijo que lo eras?
-Lo insinúas al mentirme en mi cara. Dong Min esto es serio -el castaño frustrado se sentó en el sofá -Como tu hermana mayor me preocupa que algo te pase y no quiero que andes haciendo nada indebido.
-¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? No viene ni al caso.
-Dong Min, ¿Qué es el señor Moon de ti? -su corazón se aceleró, pero no le dio importancia y respondió lo más natural posible.
-Un amigo, te lo dije antes, ¿No?
-Un amigo no te trata de besar frente a tu hermana, Dong Min. Un amigo no te lleva flores, ni mucho menos te trae a casa después del trabajo y te aseguro que ese chupete que andas en el cuello lo hizo tu amigo.
-¿Qué tonterías estás di-...?
-¡No digas más mentiras! -gritó ya frustrada, odiaba tanto que quiera verle la cara de imbecil -Noté como ese señor te miraba y como lo mirabas también, ¡Maldita sea, Dong Min, no seas inmaduro!
-Piensa lo que quiera, pero este chupete lo hizo Mina la última vez que nos vimos y si quieres creer que yo, un beta, tiene una relación con un alfa, entonces es tu problema. -Sunmi solo negó y se sentó frente a él.
-No cometas una estupidez, es todo lo que te pido.
-Creo que estoy grande como para tener amigos y pensar con cautela. El señor Moon es mi amigo y si me vino a dejar fue porque se ofreció, nos encontramos fuera del edificio y me preguntó en que me iba. Otra cosa, si estoy distante de Mina es porque no quiero que la separación nos afecte, ¿Algo más?
-Disculpame, pero tu también, no colaboras y me haces pensar cosas que no son -Dong Min asintió y recibió el abrazo de su hermana.
-No seas loca y deja de inventar cosas donde no las hay y listo.
-Solo dime todo, Min.
-¿Y Yesung? -preguntó disipando todo.
-Se quedó dormido desde que venimos en el auto y pues, estaba preparando la cena. Tú sabes que no puede saltarsela.
-Iré a verlo. -siguió con la mirada a su hermano y claro notó ciertas cosas, pero que más podía hacer.
Y le hubiera creído a Dong Min de no ser por aquel mensaje que a horas más tarde leyó el móvil del mencionado de parte de "Moon" qué decía:
Espero verte pronto y pasar otra noche contigo.
Me debes la llevada a casa, precioso.
Así que los días siguientes investigó sobre el tal Moon y todo el historial de mujeriego que se cargaba, incluso, escuchó en una ocasión a su secretaria hablando con otro chica del departamento de contabilidad sobre el pelinegro y disimuladamente se acercó a oír.
-¿Qué me puedo esperar? Es un alfa muy apuesto, por supuesto que tendría a todo el que quisiera, hasta gente que no va en su rango.
-Cierto, ¿Qué más te ha pedido? La última te pidió el expediente de Lee. -lo escuchado se le hizo demasiado extraño.
-Pues sí, me pidió el expediente de Dong Min, no sé para qué; después, me ha pedido que cancele algunas de sus reuniones y hasta que no lo contacte por las noches. Hace unos días me pidió un ramo de flores y ayer recibí un anillo que le mandaron.
-¿Quien habrá sido?
-El anillo es una compra que hizo, tonta, la pregunta realmente es para quien es exactamente.
-Tal vez tiene a alguien, ese hombre no puede estar sin nadie.
-Muy cierto, aunque no lo culpo. Si yo fuera de su interés también desearía tener a ese hombre sobre mí -solo escuchó las risas de las mujeres a lo lejos, tuvo que irse. Primero porque su almuerzo se había acabado y segundo, porque realmente no quería hacerse ideas malas.
Confiaba en Dong Min y seguiría haciéndolo.
Un día después, Dong Min tuvo que trabajar pasada la hora de su salida, debía de hacer un trabajo que Park le encargó con sumo cuidado y gracias al cielo, Bin le había dicho que no se preocupara por nada. Quedó en ir a recogerlo y después ir a su apartamento a "platicar".
Sunmi se había llevado su auto nuevamente y ahora le dio igual, de todas formas, después del trabajo necesitaba un poco de relax, y sabía que su amante se lo daría con creces más tarde. Y trabajó un par de horas y escuchó los pasos de su amante muy cerca. Levantó la mirada y sonrió al verlo, el guapo hombre vestía sumamente elegante como cada día, solo que aquel traje totalmente negro le apretaba tan bien a su figura que se le hizo agua la boca.
-Siento que me están comiendo con la mirada.
-No te equivocas -se levantó de su lugar solo para que el alfa lo tomara de la cintura y lo besara.
-Muy atrevido de tu parte, precioso.
-Quiero adaptarme a esto más rápido, la iniciativa es buena para dar un primer paso.
-Claro que lo es... -lamió sobre sus labios y sonrió ladino -Quiero comerte todo, bebé...
Se besaron con pasión sentado el alfa en su escritorio y con el beta entre sus piernas y masajeando con firmeza su trasero, disfrutando del choque de sus labios hambrientos, ajenos a los ojos que presenciaban su indecoroso acto.
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