𝟶𝟷
El ruidoso reloj en aquella mesita de noche sonaba y sonaba sin descanso avisando que era hora de levantarse. Renuente a dar un paso, aquel castaño chico se embolsó, de pies a cabeza cubierto con la gruesa tela de aquel calentito edredón y... Un click en su cabeza qué le hizo despertarse de golpe.
-¡Mierda! - exclamó enojado, estirando con pereza su mano hacia el reloj para apagarlo y así, poder al fin despojarse de sus cómodas y abrazadoras sábanas.
Lee Dong Min, es un joven de 22 años de edad, un castaño beta, de 1.83 de estatura, un cuerpo masculino, pero no a la exageración, un joven que trabaja en el Ministerio de Asuntos Exteriores para el canciller de la república como su secretario y aun más importante, como su asistente personal.
Entró a trabajar hace un año y ha progresado en grande hasta estar donde está, su sueño es convertirse en un abogado o juez de la corte suprema, pero sabe que para conseguirlo tiene que esforzarse y conseguir tiempo. Algo que claramente no tiene.
Pero está bien, Dong Min no se aflige, sigue en lo suyo con una actitud positiva y el levantar de cada mañana es impulsado por ese sueño que sabe que con mucha confianza, puede lograr.
Sale del baño y mientras se está vistiendo, su puerta es tocada. Un rostro femenino se refleja con una gran sonrisa.
-El desayuno está listo.
-Gracias. Ya bajo, SunMi.- la chica asiente y le deja vestirse en paz.
Dong Min vive en un apartamento en el centro de Seúl junto con su única hermana, Lee SunMi quien es mayor que él por 6 años y con su sobrino de 4 años. A su padre nunca lo conocieron y su madre murió hace unos 3 años, el cáncer de mama la terminó arruinando y desde entonces han estado juntos. Los hermanos Lee son inseparables.
Tiene puesta su ropa, un traje café, camisa blanca por dentro, zapatillas limpias, su corbata oscura, sus delgados lentes y está listo. Todo un hombre apuesto y decente, alguien normal en aquella sociedad tan retorcida.
Baja a comer y la omega de cabellos castaños está comenzando a servirse.
-Min, apúrate -dice haciendo una seña con la mano para que se diera prisa -. Se me va a hacer tarde y tengo que ir a recoger a Yesung.
-Ya voy, mujer. Desayunamos y yo mismo te llevo donde tu esposito a traer al chiquito. - dice con burla y SunMi molesta le da un golpe en el brazo.
-No es mi "esposito", idiota, ese malnacido siquiera debería de estar viviendo.
-Ya deja de ser infantil, si Yesung quiere estar con su papá, pues déjalo. No le veo nada de malo.
-Tú no sabes lo que es ser influenciada por feromonas, ni el tener una maldita marca que no desaparece con nada, aun cuando ya renegué de ese perro.
Y escuchaba atentamente su frustración, porque él nunca sabría lo que era sentir feromonas, ni mucho menos eso de la marca, Dong era un beta, nada de eso lo llegaba a influenciar y gracias a eso, es que mantiene intacto su puesto al lado del canciller, un hombre al que le podría llamar padre, alguien que le ha enseñado todo tipo de cosas sobre política y demás, alguien que pone toda su confianza sobre él y siempre trata de no defraudarlo. El canciller Park es un hombre de palabra y sobre todo, alguien honesto y respetado por el pueblo.
Justo y recto, así era el señor Park, el mismo hombre que le obsequió un auto para que anduviera a su pequeña familia por toda la ciudad y con facilidad, alguien que le había aumentado el sueldo para que su sobrino viviera bien después de que su hermana se dejara con su alfa y halla sufrido de maltrato.
Definitivamente, estaba en buenas manos y con buenos empleadores.
-Estoy jugando, chiquis, tranquila. Mejor vamonos, que el señor Park tiene una reunión muy importante hoy y debo llegar temprano. -pidió amablemente.
SunMi y él terminaron de comer, recogieron los platos y ya con todo listo, salieron de casa para ir a recoger al pequeño Yesung, luego a la guardería y ya de último, llegar a la oficina donde SunMi se iba a su debido departamento y él corriendo para comenzar con su función.
Poner en orden cada uno de los asuntos del canciller.
Vestido con un elegante traje y conduciendo su auto carisimo, llegó a la casa de los Boo. Boo Dokyeom es un importante y reconocido senador, un alfa realmente importante, viudo y con un hijo maravilloso hasta donde dice, pero este no se encuentra en el país, vive en Estados Unidos desde la muerte de su madre.
Aunque realmente, el heredero de todo cuanto tiene Boo es en realidad Moon Bin. Un alfa que trabaja como consejero de estado gracias a su ayuda. El señor Boo conoció a Bin en una hacienda ubicada en Kwichon, una zona rural donde el señor Boo tenía unas tierras. Aquel pequeño niño de tan solo 6 años apareció de pura casualidad frente a él, siendo cargado por un omega pelinegra quien era su madre. Se dio cuenta de su estado de vida y todo cuanto pasaba a través de su investigación, y con todo cariño, sacó a aquella mujer y a su hijo de pobres, porque su esposa así también lo deseó.
La madre de Bin era su sirvienta en la mansión y los señores de la casa, educaron al pequeño Bin hasta convertirlo en lo que es ahora. Todo un profesional, un hombre graduado con honores de la escuela de Finanzas y ahora, alguien respetado por la mayoría.
Moon Bin a sus ahora 27 años, es totalmente un hombre robusto, cuerpo perfecto y rostro bello, sumamente hermoso, es el que sacó a su madre de trabajar para los Boo, es quien trata de ser el orgullo del senador, quien trata de ocupar ese lugar que el hijo del propio Dokyeom no ha sabido tomar y sobre todo, alguien que hace de todo para poder un día tomar el lugar que tiene aquel viejo.
Moon está obsesionado con el dinero, el poder, la dicha de tener a todos bajos sus órdenes, pero para ello, tiene que actuar sumiso, así como siempre lo hace al llegar a casa de Boo.
-Buenos días, mi señor.
-Bin, ya te he dicho que no me digas señor, dime padre. Siéntete en confianza- dice aquel alfa caminando hacia el comedor.
-Lo siento, padre, no me acostumbro- el hombre niega y agradece en el momento que Bin jala su silla para que pueda sentarse cómodamente.
Incluso para Dokyeom es fácil aceptar que Moon es como un hijo, lo que no sabe es que Bin está dispuesto hasta chuparle el trasero y los pies con tal de que su plan se haga bajo control y salga a la perfección.
Está agradecido con el viejo, pero también ahnela más. Tal vez es su perdición, pero es lo único que le falta para ser feliz.
Omegas, dinero, mansión, autos, ropa de lujo, todo lo tiene, menos el poder total en aquel parlamento, así como lo tiene Boo Dokyeom. Y lo va a conseguir... Solo es paciencia.
-Bin, Park será el anfitrión de la reunión esta noche, ¿Te enteraste?
-Por supuesto, ese perro siempre mueve influencias para llamar la atención. -tanto como Boo y Bin, y cierto miembros del parlamento estatal, están detrás de la cabeza del tan aclamado canciller. -Pero por lo que tengo entendido, Park no está en la ciudad, ¿Cómo piensa organizar tal evento?
-Aquí está el detalle, siéntate- Bin jala una silla del elegante comedor y se sienta frente a él -Park tiene un aliado fiel, alguien al que le confía sus documentos más importantes.
-¿Quién es?- espera la respuesta mientras Dokyeom come.
-Su asistente. Un pobre diablo al que Park "salvó". Dicen que ese tipo lo adora y hace hasta lo imposible para agradarle.
-¿Así que este sujeto tiene todo lo que hemos buscado por años? Solo hay que convencerlo para poder revelar el fraude que está cometiendo- la risa escandalosa del alfa se escucha y Bin se queda en silencio.
-Bin, ¿Realmente crees que su asistente te dará sus libros contables así sin nada? Ni pensarlo, es más fácil sacarle dinero a un diputado tacaño antes de que a este hombre.
-Tiene razón, señor, me disculpo- el hombre riendo palmea suavemente su hombro y se pone de pie.
-Descuida. Mejor vamonos, hay reunión en asamblea.
El alfa ya desayunado, se dirige en compañía de Bin hacia las afuera de su mansión donde cada uno sube a su auto y se van hacia el parlamento.
Hay trabajo que hacer.
Todo el día, Dong Min ha andado de un lado para otro, organizando todo para la gala que su jefe va a dar, mueve a cientos personas para que dejen el salón principal de aquella mansión listo y reluciente. Se han invitado a personas de gran renombre, incluso el vive presidente de la república estará ahí y no quiere que el canciller de una mala impresión, quiere que deje a todos maravillados con su hospitalidad.
Ya se comunicó con el guardaespaldas del señor Park y la aerolínea que lo transporta para saber a que hora el alfa está pisando tierras coreanas y que todo salga a la perfección.
Ya caída la noche y solo una hora de que se cumpla la hora estipulada en las invitaciones, el señor Park se hace presente y él con todo respeto hace una reverencia.
-Bienvenido a casa, Señor Park, espero que haya tenido un buen viaje.
-Dong Min deja de hacer eso- pide el hombre.
-Jin Woo, ¿Hasta cuando este niño seguirá siendo tu perro fiel? No, no, dale más libertad- al escuchar la voz extra, levanta el rostro encontrandose así como Kim Myung Jun, la pareja de su jefe.
-Se-señor, bienvenido también a casa, no-no lo esperaba- el omega de cabellos grisaceos acaricia el cabello del chico.
-Está bien, Jin Woo me encontró en el aeropuerto por casualidad y venimos juntos- le hace saber con calma.
-¿Todo está listo, Lee?- interrumpe Park.
-Sí, señor, todo está preparado, los meseros están aquí, ya solo falta que vengan sus invitados. Su traje está en su habitación, me tomé también la molestia de elegir algo para que el señor Kim se ponga esta noche, así que puede estar tranquilo. -le hace saber con una sonrisa orgullosa.
-Muy bien, Dong Min. Antes de que te vayas solo quiero que hagas algo más.
-Qué cosa?
-Quiero que dejes ese cuaderno en manos y disfrutes de la velada con nosotros, ah y toma- le entrega unas bolsas qué hasta el momento ignoró -Es un regalo, así que ve a ponértelo y quédate a disfrutar de la noche.
-Pe-pero, señor, yo no debería-..
-Es una orden, solo disfruta. Has hecho demasiado por nosotros hoy, así que hazlo, te lo mereces. -dije el omega y Dong Min asiente.
-Está bien, señor. Muchas gracias.
El alfa y su pareja se alejan de él para poder vestirse y él también hace lo mismo, solo faltan 30 minutos para que todo comience.
Uno por uno de los invitados van llenando aquel lujoso y brillante salón, desde una esquina Dong Min reconoce uno por uno a los importantes personajes que entran junto a sus parejas y sonríe al ver a su jefe y a su pareja siendo felicitados por tanto que han hecho y por el excelente servicio.
Vagamente, camina a la barra donde pide un trago por lo menos para relajarse, siente la cabeza explotar y el dolor en su nuca debido al estrés. Ya no sabe que hacer para hallar rejalación.
-Disculpe- una voz masculina le hace girar su rostro -Vi que estaba solo y quise hacer compañía.
Dong Min lo revisa de pies a cabeza, un alfa de cabellos negros, un traje italiano, buen parecer... Por supuesto que sería así.
-Le agradezco, ¿Señor...?
-Bin, Moon Bin... ¿Con quien tengo el gusto?- extiende su mano al beta y este la toma.
-Lee Dong Min.
-Es un gusto conocerle, señor Lee.
Y ese simple saludo, era la base de toda su desgracia.
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Wenasss, mi gente 💋
Realmente no pensaba actualizar, pero resulta y resalta que la idea está fresca y solo surgió por lo que organizando todo he decidido que los fines de semana estaré subiendo al menos un capitulo para no dejar la idea en el olvido.
Bueno, beban agua y muchos besotes.
Los amo❤️
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