Capítulo 9. Lapislázuli.
Yoongi era apasionado en todo lo que hacía y eso hacía a Jimin derretirse bajo el ardiente sol del desierto de aquella mañana. Habían llegado relativamente pronto a la excavación con sonrisas más que amplias en sus rostros e inmediatamente se habían puesto a trabajar en un pequeño indicio que uno de los trabajadores había descubierto con un pequeño sonar y que ahora había que comprobar con la maquinaria más innovadora que había llegado ese día cedida por el propio gobierno egipcio
Habían pasado las escasas dos horas que llevaban allí mirándose en la lejanía y sonriendo disimuladamente con los ojos brillantes después de que aquella misma mañana Sammi atravesase la puerta de su habitación irrumpiendo como un huracán mientras contemplaba todo a su alrededor con los ojos como platos.
-¿No esta Yoongi aquí? ¿No ha pasado la noche contigo?-cuestionó su amiga dándose la vuelta para mirarle a los ojos.
Jimin cerró la puerta la puerta tras él y negó entrecerrando los ojos todavía con sueño.
-¿Por qué?-chilló alarmada haciendo reír a Jimin. -¡Según tus mensajes todo iba de maravilla!-añadió en el mismo tono.
-Y lo fue Sammi, ¿Qué te digo? ¿Qué no soy de esos? ¿Es demasiado pronto? ¿Yoongi no es de esos?-se había quejado Jimin haciendo aspavientos. Con una risa contenida ambos se habían sentado juntos al borde de la cama.
-Es que Yoon si es de esos-sentenció la chica firmemente.
-Joder, yo también soy de esos, pero no se que me pasa con él, que siento la necesidad de ir despacio y ayudarle a sanar, es guapo e irresistible, pero también es dulce, bueno y me vuelvo demasiado inocente a su lado. Necesita curar ese corazón suyo antes de que podamos dar pasos de gigante-explicó Jimin haciendo aspavientos con las manos.
-¿Te lo ha contado?-preguntó ella tan asombrada que pensó que se desmayaría allí mismo.
-Si-confirmó Jimin simplemente con un pequeño asentimiento.
Sammi había sonreído entonces, con una sonrisa de las de verdad, encantada al parecer porque Yoongi hubiese compartido sus secretos más íntimos con el chico.
-Eres muy importante para él si te lo ha contado- había dicho acariciando levemente el mentón del joven. Entonces ambos se habían abrazado durante un buen rato mientras Jimin le contaba todo lo que había pasado, todo lo que Yoongi y él habían hablado.
La noche anterior habían charlado hasta tarde, reído y se habían besado acurrucados encima del capó del todoterreno de Yoongi mientras observaban las estrellas con las manos entrelazadas. Casi a las dos de la madrugada, cuando el festival ya había apagado todas sus luces, el ruido de la gente había disminuido notablemente y la música solo era un recuerdo leve en el rescoldo de sus alborotados corazones, habían decidido dar por finalizada aquella mágica noche.
Yoongi sentía algo extraño en su pecho, lo sintió durante todo el camino de vuelta a Hadid, con Jimin medio dormido a su lado en el asiento del copiloto, así que cuando llegaron a aquel pasillo demasiado oscuro y demasiado caliente supo que algo raro pasaba cuando simplemente besó a Jimin con dulzura y se despidieron con una sonrisa. Ya en su habitación ambos se encontraron pensando en aquella despedida demasiado cansados para no caer ante el sueño.
Podían haberse comido a besos en ese pasillo y haber pasado la noche juntos en una maravillosa burbuja de placer, para ninguno hubiese sido extraño ni fortuito que hubiese pasado, pero no, algo en aquel sentimiento extraño que sin saberlo, ambos portaban, les había hecho dejar ir al otro sin hundirse en el pozo de la pasión.
Y por eso Jimin llevaba un buen rato distraído mirando al arqueólogo trabajando sin cesar detrás de su sueño. Pensando en como aquel hombre lo volvía un niño con solo mirarle, en como a cada roce de sus labios se volvía ingenuo como un adolescente y como con aquel hombre delante, guapo e imponente había sido incapaz de tener el impulso de pasar la noche con él.
Parecía insuficiente el solo mirarlo desde su lugar en la excavación mientras vigilaba la extracción de arena de una zona delicada y Sammi parloteaba sin parar dando ordenes a todo el mundo. Estaba embobado, y se sentía idiota por estar así cuando debería estar totalmente centrado en el príncipe perdido, pero no podía evitarlo, Yoongi le volvía loco y algo demasiado extraño lo hacía querer acercarse a ese fuego que desprendía el arqueologo, tan cerca que le quemase y le consumiese por completo.
Jimin se acercó despacio hacia él, verlo allí con aquella camiseta blanca pegada al pecho, analizando el sonar meticulosamente le había recordado lo mucho que le gustaba lo apasionado que se veía hacia su trabajo. También con encontrar a Meryatum y aunque Jimin todavía no lo sabía, Yoongi había dispuesto todo su empeño en sanar, en dejar el doloroso pasado atrás y curar su corazón para entregárselo por completo a aquel chico que mágicamente era capaz de sacar de su cabeza a Ahmet.
Ahmet...siempre amaría a Ahmet, por lo que había hecho en su vida, por lo que había significado y por ser el motivo de su supervivencia y su incansable y larga búsqueda, pero Jimin había impactado fuerte en su vida y sin saber como, le hacia sentir lo mismo que sintió años atrás en su más tierna juventud con el joven y dulce Ahmet.
-¿Como lo lleváis?-preguntó el moreno sobresaltando a Yoongi que no lo había oído llegar. Este soltó un suspiro frustrado y le mostró el enorme sónar que estaban montando.
-Falta un conector y no podemos empezar sin él, estábamos intentándolo pero no hay manera así que Akram se ha ofrecido a ir al museo a por él, pero eso nos retrasará mínimo dos horas más-explicó el arqueologo con profesionalidad. Miró a Jimin que frunció los labios y rechistó en coreano como si nadie pudiese entenderle allí.
-Muchas gracias Akram, ve tranquilo y vuelve cuanto antes-pidió Jimin ante la mirada atenta del chico que se despidió con una sonrisa y se marchó dejándolos solos.
-Dos horas perdidas por un cable, luego que me enfado, seguro que lo han hecho a posta-refunfuñó Yoongi pateando con rabia toda la arena que pillaba a su alrededor. Jimin apretó los labios pero no pudo evitar que una risita se le escapase y agitase sus hombros. El mayor se quedó mirándolo como si hubiese visto un fantasma. Aquella risita surcó su cuerpo como un escalofrío.
-Relájate Yoon, acabamos de empezar, en dos horas más o menos tendrás aquí ese cable y podrás empezar a sondear todo lo que te dé la gana-comentó Jimin con dulzura intentando hacer pensar al arqueologo con positividad.
-¿Como puedes estar tan tranquilo?-preguntó simplemente viendo como el chico se cruzaba de brazos con parsimonia.
-Cariño...estoy tranquilo porque sé que vamos a encontrar al príncipe, cada vez que llego a estas tierras es como si lo viese, si la tumba existe, está aquí, en algún sitio-aseguró el más joven pasándose la mano por la frente con tranquilidad.
-Pero...-empezó a quejarse Yoongi. Con una enorme sonrisa Jimin se acercó de un paso para colocarse delante suyo.
-Osiris...-murmuró muy bajito poniendo un dedo en los labios del arqueologo que abrió los ojos sorprendido. Su corazón dio brincos en su pecho mientras observaba a Jimin alejarse con una sonrisa coqueta. Lo ponía cardiaco como solo una persona había conseguido hacerlo y sentía el corazón explotarle cuando se le acercaba como anteriormente había hecho Ahmet.
-Joder-murmuró tragando saliva mientras miraba hacia todos los lados para después darse la vuelta y seguir de cerca al chico. Caminó detrás de él totalmente perdido en aquella visión casi angelical, admirando aquella figura perfecta tallada en los apretados pantalones color caqui y la ligera camisa azul entallada con aquel cinturón ancho que marcaba la fina curva de su cintura y acentuaba aún más los atributos de Jimin. Y por un momento creyó estar viéndolo a él, con su faldilla de lino blanco bordada de colores en los bajos, moviendo sus caderas provocativamente haciendo repiquetear los cientos de collares en su pecho, con todo su torso al descubierto, mientras su yo más joven se perdía embelesado en su espalda desnuda curtida por el sol y mientras el otro se alejaba para reclamarle un beso a escondidas bajo el ardiente clima del desierto de 1244 a.c.
Sacudió la cabeza y se centró en Jimin que se perdía ya entre las cortinas de entrada en aquella pérgola improvisada en medio del desierto donde trabajaban documentando cada hallazgo y cada día. ¿Cómo podía ser posible que Jimin y Ahmet fuesen tan iguales, que tuviesen tantas similitudes? ¿Cómo podía ser, que después de años eternos de lucha por no olvidar a su querido Ahmet, llegase otro que sin hacer nada más que ser él mismo, le hiciese olvidar hasta su nombre? No lo entendía, aunque en el fondo de su ser sospechase, no llegaba a entenderlo.
A las afueras de la enorme carpa, Yoongi soltó el aire contenido y atravesó la entrada para inmediatamente encontrarse con los brazos de Jimin rodeando su cuello en un ferviente abrazo.
-Me moría por besarte-susurró rozando la mejilla del mayor con su nariz.
-Al final me va a parecer bien que el conector no estuviese en el bendito aparato-replicó el arqueólogo abrazando completamente la fina cintura del joven moreno. -Ven aquí pequeño-pidió en una súplica como si pudiesen acercarse más hasta fusionarse en uno solo.
Jimin paseó su lengua seductoramente por el labio inferior del mayor y luego dejó que este jugase con sus labios dejando pequeños besitos por toda la boca del joven. Con un beso casi enfurecido y cargado de deseo, Yoongi atacó de pleno la boca del menor haciéndole soltar un jadeo impresionado que le obligó a abrir sus labios dejándolos a merced del chico, que los devoró para después dedicarse durante largos minutos a explorar su boca en un febril juego de poder.
Para Jimin, besar a Yoongi era como respirar al salir a la superficie después de bucear durante largos minutos. Era el soplo de aire fresco de aquel desierto ardiente que los envolvía. O así lo sentía Jimin, que cada vez que rozaba los labios de aquel hombre sentía como si los conociera de toda la vida, como si explorarlos con los suyos lo devolviese a una vida que sentía perdida en el fondo de su alma.
-¿Como puedes besarme así y luego sonrojarte?-preguntó Yoongi con una sonrisa atrapando más aún al chico entre sus brazos cuando este se alejó para darse un respiro. Jimin sonrió aún con aquel brillito en sus mejillas y su delicada nariz y se escondió en el cuello del chico que lo tenía abrazado para no mirarle directamente a los ojos, esos ojos que lo desconectaban totalmente del mundo.
-Yoongi, Jimin-llamó a lo lejos la voz de Sammi sacándolos del trance en que se habían sumergido. Unos segundos después la chica atravesó la pérgola como un huracán y los miró con los ojos muy abiertos.
-Los trabajadores...han encontrado algo mientras excavaban-dijo entre jadeos intentando recuperar el aliento bajo la atenta mirada de los dos chicos que se miraron sorprendidos. Un escalofrío recorrió a Jimin de los pies a la cabeza. Salieron los tres juntos mientras su amiga los ponía al corriente sobre como había sucedido todo.
-Entonces uno de los hombres notó algo en la criba y vimos el color, el señor Abdel se está encargando de la extracción pero os estábamos esperando-explicó la chica intentando seguir los pasos acelerados de sus amigos que parecían impulsados por cohetes en sus zapatos.
-¿Qué tenemos?-preguntó el arqueólogo mayor con un tono demandante en cuanto llegaron al tumulto de gente que se encontraba reunida alrededor del lugar del hallazgo.
El señor Abdel les hizo un hueco y ambos pasaron a primera fila donde una chica joven con cara emocionada colocaba la pequeña pieza azul sobre una almohadilla blanca en una caja para que no se dañase.
Una vez a salvo la sacaron del pozo donde se había realizado la criba y Sammi se la pasó a Jimin que acogió la caja entre sus manos. Una grave voz martilleó en su cabeza.
-Ahmet...Ahmet...-repitió aquella voz grabando la palabra de nuevo en su cerebro.
Sin saber muy bien porque, el joven acercó con celo al pedacito encontrado para protegerlo contra su pecho. Yoongi se acercó despacio y lo miró fijamente a los ojos notando su incomodidad. El joven se sintió agobiado por la intensa mirada y poco a poco le mostró la caja dejando el recelo de lado con él.
-Jimin-susurró Yoongi tras unos segundos con un ligero temblor en sus labios.
-Lo se-aceptó el aludido agarrando con fuerza la cajita.
-Lo identificaremos ahora mismo en la carpa, vosotros seguid excavando, algo me dice que no es una pista en vano-pidió Yoongi recobrando la compostura para animar a su equipo
-Mantennos al tanto-pidió Sammi con una carita esperanzada que hizo sonreír a Jimin.
-No te preocupes, en cuanto sepamos algo os decimos-aseguró dedicando una pequeña sonrisa a su amiga.
-Muchas gracias equipo, seguid así-animó Yoongi alzando el puño victorioso hacia los trabajadores. Ambos se miraron con una sonrisa conforme y mientras los demás volvían a su trabajo, ellos se encaminaron de nuevo por la planicie hasta su habitual lugar de identificación bajo la pérgola gris que se levantaba entre unas dunas sin dejar de mirar el pequeño pedazo de joya en la cajita almohadillada que Jimin llevaba en sus manos con extrema delicadeza.
No hablaron nada en el transcurso sino que solo con miradas entendían todo lo que rondaba por la cabeza del otro; Los nervios y la presión del momento les había cerrado la boca por completo.
Yoongi pasó primero y sujeto la cortina para dejar pasar a Jimin que no podía retirar la vista del pedazo de lapislázuli que llevaba entre sus manos. Dejo la pequeña caja apoyada en la mesa al lado de una enorme lupa de arqueología que iban a utilizar y sacaron un par de guantes cada uno para no dañar la frágil reliquia con sus manos.
-Haz los honores y demuéstrame lo bien que se te da leer jeroglíficos-concedió sonriente Yoongi señalando con su mano hacia la enorme lupa que los esperaba. Jimin asintió en silencio y frunció los labios cuando sacó la almohadilla de la caja y la colocó bajo la lupa con el hallazgo encima.
Durante varios minutos, el arqueologo más joven se dedicó a contemplar la pieza a través del aparato girándola y girándola extremadamente despacio mientras lo único que podía escuchar era el retumbar de los latidos de su corazón en sus propios oídos.
-¿Que opinas?-preguntó en un susurro como si temiese desconcentrarlo. Jimin levantó un segundo la vista para mirarle y luego volvió a inclinarse profesionalmente sobre la lupa mientras narraba lo que veía.
-No tengo ninguna duda, es original, lapislázuli grabado...-afirmó en un murmullo sin apartar la vista de la gran lupa que aumentaba la joya.
-Eso nos dice que es de la Dinastía XIX-murmuró el mayor mirando también aquel pedazo tan hermoso. Jimin asintió y ambos se miraron sonrientes. -La dinastía del reinado de Ramsés II El Grande-añadió como si todavía pareciese un sueño todo aquello y no lograsen creer lo que veían sus ojos. Jimin volvió a guardar silencio mientras seguía contemplando el magnífico hallazgo.
-¿Y qué me dices del grabado? Voy a apuntar lo que me digas así que asegúrate de darme todas las posibilidades-pidió el rubio alcanzando una libreta y un lapicero que había en un bote encima de la mesa.
Jimin asintió como si no pudiese hacer nada más y volvió a mirar por la enorme lupa mientras se ajustaba los guantes para poder girar de nuevo la pieza entre sus manos.
-En la primera linea veo un óvalo, las siguientes letras están desgastadas pero luego se distingue un águila ladeada y una linea en zigzag-enuncio Jimin seriamente mientras Yoongi garabateaba lo que le iba diciendo en su libreta. Jimin se apartó un momento y se centró en lo que el arqueólogo había escrito.
-Eso sin duda es una R-sentenció señalando el boceto del águila. Yoongi asintió en silencio. -Y esto otro es una A y una N un poco desdibujada-añadió el chico girando un poco más la pieza entre sus dedos.
-¿Amón?-preguntó titubeante. La incertidumbre invadía el momento y las dudas se notaban en el aire.
-Jimin, tu sabes perfectamente el segundo nombre de Ramsés, Ramsés Meryamón, el nombre que adquirió al subir al trono como destinado por el Dios de los dioses-explicó Yoongi como si leyese directamente de un libro lo que estaba diciendo.
-¿Entonces es suyo?-preguntó el joven con un pequeño temblor en la voz. Vio a Yoongi fruncir los labios con duda mirando el papel.
-No lo sé...había una segunda linea, vamos a analizarla para ver si pone algo más-comentó el mayor para poder seguir con aquella identificación. Sin perder un segundo, Jimin volvió la vista a donde estaba el pequeño tesoro.
-Justo donde empieza la rotura se ve el ala de un águila pero no se decirte si es una A o una M porque la cabeza no está-explicó frunciendo el ceño hacia la pieza como si aquel objeto inanimado tuviese la culpa de estar roto.
-Vale no pasa nada, ¿qué más ves?-demandó Yoongi instándole a continuar.
-Poco más, está muy dañado, creo que lo siguiente es un semicírculo y al final se dibuja un águila con mirada frontal-añadió inseguro. Yoongi paró de escribir y ambos se quedaron en completo silencio.
-Vale, ven a transcribirlo porque creo que me estoy volviendo loco-pidió Yoongi con los ojos clavados en el papel. El más joven se acercó y sin importar absolutamente nada más que lo que tenían delante Yoongi lo acercó hacia sí y lo sentó en su pierna para que pudiese comprobar la hoja de los bocetos donde él mismo había estado anotando.
-Pongamos que es una M la primera letra...no te estás volviendo loco, las otras dos son una T y otra M al final-aseguró con un pequeño asentimiento. Yoongi asintió también.
-Meryatum...-dijeron a la vez. Ambos se miraron a los ojos con un calor muy intenso creciendo respectivamente en sus pechos.
-Esto nos da una pista fuerte de por dónde seguir y con ella nos ganamos la credibilidad en tu teoría...no se si te lo he dicho ya, pero eres un maldito genio-articuló el mayor mientras pasaba un brazo posesivamente por su cintura haciendo reír a Jimin que se encaró hacia él.
-Algo me has comentado...¿Qué opinas ahora de mi manejo de los jeroglíficos Yoon?-Dijo en un tono seductor deslizando disimuladamente su mano por la tela de la camiseta que cubría el antebrazo del chico. Sintió las manos de Yoongi clavarse en sus caderas y soltar un suspiro ahogado.
-Jimin...-susurró cerrando los ojos ante el contacto. Aquel descubrimiento se había vuelto demasiado caliente y demasiado serio de un momento para otro.
-¿Que cielo? ¿Quieres un beso?-preguntó Jimin muy cerca de sus labios. Yoongi respiró agitado por la cercanía y por aquel hilo invisible que tiraba hacia los labios ajenos y que lo ponía tan nervioso. Asintió levemente y Jimin rió bajito. -Tu tatuaje por un beso-intentó negociar el más joven.
Negó aún con los ojos cerrados. -Te ofrezco una pista si quieres-murmuró agitado el mayor en contraoferta intentando disuadir a Jimin que jugueteaba con sus dedos por encima del tatuaje escondido haciéndolo arder en su piel.
-Una pista por cada beso Yoongi, es mi última oferta-murmuró rozando levemente sus labios.
-Vale, pero deja de torturarme-accedió al final el mayor intentando permanecer serio sin sucumbir a los múltiples encantos del chico que tenía entre sus brazos.
-La pista-pidió Jimin poniendo sus brazos alrededor del cuello del mayor.
-El beso primero-exigió él atrayendo al chico por la cintura. Jimin se hizo de rogar y después dejó un delicado y corto beso sobre los labios del otro que lo esperaba ansioso. Luego se retiró riendo.
-Maldito tramposo-gruñó Yoongi abriendo los ojos mientras lo agarraba de la mano para volver a atraerlo.
-Dame la pista y me pienso un beso gratis-chantajeó el más joven rozando su nariz contra la mejilla de Yoongi. Se miraron a los ojos y el arqueólogo se preguntó en ese momento como iba a negarle nada a aquel chico con aquella carita que le ponía cuando quería algo. Suspiró desistiendo en su resistencia y pensó un segundo la pista que no consiguiese desvelar a Jimin realmente el tatuaje.
-Bueno, la pista es...que es un jeroglífico dentro de su cartucho, como los de las entradas de las tumbas-enunció con una sonrisilla mientras veía a Jimin abrir los ojos ante su respuesta.
-¿Ya? ¡Pero eso ya lo sabía!-se quejó el más joven soltándose de los brazos del arqueologo que se encogió de hombros con una preciosa sonrisa adornándole el rostro.
-Ya pero es que ¿sabes que? Que yo también sé hacer trampas cariño-murmuró dando pequeños pasos intentando alcanzar al otro que parecía querer huir de él y comenzando así una carrera en círculos alrededor de la mesa donde habían estado trabajando.
-Perdemos el hilo muy rápido ¿lo sabes no? Tu y yo estábamos analizando una pista fundamental del que podría ser el hallazgo del año y míranos ahora, peleando por un par de besos-reprochó Jimin riéndose. Yoongi sacudió la cabeza en afirmación.
-Eres tú, que por lo visto te he contratado para distraerme-bromeó Yoongi quedándose quieto poniéndose las manos en la cintura -Ven aquí y quédate quietecito, tengo que contarte algo y hacerte una proposición-pidió rodando los ojos. Jimin sonrió al otro lado de la mesa a la que estaban dando vueltas como dos niños.
-¿Es indecente?-rebatió Jimin.
-Mira no se que te pasa pero no me disgusta para nada esta faceta tuya-le contestó Yoongi estirando su mano para acoger la del joven entre las suyas.
-¿No te disgusta porque sabes que me tienes comiendo de tu mano o porque sabes que podemos hacer muchas cosas divertidas juntos?-inquirió el moreno acercándose un poco más.
-Quédate solo con que no me disgusta y no le busques un porqué a todo-murmuró Yoongi golpeando delicadamente con su nariz la del joven que sonreía sin poder evitar que su corazón galopase en su pecho a un ritmo irrefrenable.
-¿Dices que me deje llevar entonces?-preguntó Jimin jugando y entrelazando con cariño sus manos.
-Así no me dejas pensar, tengo que contarte algo sobre mis amigos y no me estas dejando-se quejó el mayor acogiéndolo con cariño entre sus brazos. Jimin rió discretamente.
-Vale, pero primero dame un besito-pidió Jimin con una sonrisa que derritió el corazón del arqueólogo que cedió al instante atrayendo con facilidad al joven que juntó sus labios en una dulce caricia.
-Yoongi-dijo una voz a sus espaldas. Como si quemase, Jimin se apartó al oír la voz y cuando se volvieron, el señor Abdel los observaba con los ojos entrecerrados juzgándolos.
-Señor Abdel-gritó Yoongi separándose inmediatamente. -No es...-intentó justificarse.
-Si...si es Yoongi-interrumpió el hombre con voz grave. -Te lo dije, ten cuidado con lo que haces chico, no conseguirás más por meterte en la cama del jefe-reclamó el hombre lanzando un dedo amenazante hacia el joven que se encontraba al lado del arqueologo que había abierto la boca para defenderle. Inmediatamente Jimin enderezó la espalda y se cruzó de brazos y Yoongi se calló sabiendo que no lo necesitaba.
-En primer lugar, yo también estoy al mando aquí, señor Abdel y en segundo lugar, se perfectamente lo que hago y con quien me meto en la cama y me temo que lo que pase entre este hombre y yo no le concierne más allá de lo que pueda afectar a la excavación-se defendió firmemente Jimin. El señor Abdel se puso tieso como una vela y luego salió a grandes pasos por el mismo lugar por donde había llegado. Un flashazo cruzó por delante de los ojos de Yoongi que tuvo que agarrarse disimuladamente a la mesa para no caer.
"-Ramsés, te equivocas, yo también decido aquí y si es lo que te preocupa, que no lo haga, voy a cumplir con mis deberes en cuanto a Sitre aunque nuestros sentimientos no cuenten para vosotros-replicó el chico a la ofensa de su hermano que aún sostenía las sábanas arrugadas entre sus puños.
-Está escrito y cumplirás como nuestros hermanos cumplieron en su momento, dejar a un futuro sacerdote de Atón meterse en tu alcoba no cambiara tu destino-sentenció Ramsés llevándose las manos a la cabeza.
-Se perfectamente a quien dejo entrar en mis aposentos-contraatacó alzando más la voz el joven príncipe. El gran faraón salió de la sala a grandes zancadas mientras gritaba a todo aquel que se encontraba en su camino. Derrotado, Meryatum solo pudo derrumbarse sobre la cama, cubrir su cuerpo y el de su amante con la sábana que el faraón había arrojado al suelo y dejarse abrazar por Kadid que besó su pelo aún impresionado por la defensa del príncipe ante su hermano."
-Tú...-murmuró Yoongi llamando la atención del joven. Casi se sobresaltó cuando sintió las manos de Jimin en sus mejillas.
-¿Te encuentras bien?-preguntó Jimin agachándose un poco para mirarle a la cara. Yoongi lo miró a los ojos por un segundo. No era posible, no podía ser posible.
-Si es solo que...dios...necesito un segundo-aclaró. Jimin lo miró preocupado, pero su mente a mil por hora no lo dejaba pensar con claridad.
-¿Yoon?-insistió el joven moreno.
-Estoy bien, tranquilo, ha sido el susto y tu, que no te callas ni aunque te maten-reprochó Yoongi con una mueca indescifrable en su cara atrayendo otra vez a Jimin hacia el lugar donde había estado antes. El lugar a donde realmente pertenecía. Entre sus brazos.
-No se que me ha pasado, pero no voy a dejar que nadie me achante ni me quite valor por los sentimientos que tenga hacia quien me dé la gana-se justificó el chico.
-Pues lo has hecho muy bien, creo que el señor Abdel no volverá a molestarnos-dijo Yoongi firmemente enderezándose en su altura.
-¿Crees que se lo contará a todo el mundo?-inquirió Jimin preocupado. Yoongi negó con la cabeza.
-No, no le conviene crear drama alrededor de la excavación, no te preocupes por él, es un profesional, no perjudicará este proyecto-aseguró de nuevo. Revolvió su pelo rubio bajo la atenta mirada de Jimin que no había olvidado el incidente exterior.
-¿Seguro que estás bien?-preguntó preocupado.
-Si, si, ven, por donde estábamos, ya no me acuerdo ni de lo que te estaba diciendo-se quejó el mayor intentando quitar hierro al asunto mientras entrelazaba sus manos con las de Jimin que no le quitaba la vista de encima.
-Ibas a contarme algo de tus amigos-comentó para recordarle al arqueologo lo que estaban hablando antes de la interrupción del señor Abdel.
-Ah si, dos de mis mejores amigos se casan en un par de semanas, algo íntimo y me han pedido que vaya como testigo, también han invitado a Sammi y si tu quieres también puedes venir-explicó con calma contándole por fin lo que hacia unas horas le rondaba la mente.
-¿Yo? Pero si no los conozco-objetó el joven intentando no parecer desagradecido ante la invitación. Vio a Yoongi fruncir un poco los labios y agachar levemente la mirada avergonzado.
-Bueno, confieso que quizás les he hablado un poquito de ti y te han invitado personalmente-aclaró este sorprendiendo al chico que se encontraba entre sus brazos.
-¿De verdad?-murmuró Jimin incrédulo ante aquella repentina confesión.
-Si, Jin y Nam son encantadores, les costó muchísimo dar el paso y cuando nos enteramos de que se habían comprometido y que se casaban en pocos meses, casi no nos lo creíamos-explicó como si recordase con aquella sonrisilla que se le ponía cuando era feliz.
-Yo...no sé qué decir...-Jimin se vio interrumpido por una nueva presencia atravesando la entrada de la carpa.
-No se que le habéis hecho al señor Abdel pero está de un humor de perros...¿Interrumpo?-preguntó Sammi alzando una ceja al ver a Yoongi con el brazo alrededor de la cintura de Jimin.
-No, no pasa nada, hablábamos de la boda, Hobi me confirmó esta mañana que ya tiene el vuelo a Nueva York y Nam y Jin están esperando nuestra confirmación-explicó el arqueologo sin cambiar ni un centímetro la posición. No quería, se negaba a soltar al chico en aquel momento.
Sammi se sonrojó al oír aquel nombre y abrazó su cuerpo con sus brazos mientras Jimin arqueaba una ceja confuso.
-¿Hoseok también va?-preguntó la chica mirándose las uñas desinteresada, o al menos fingiendo estarlo.
-¿Que esperabas? hemos estado juntos los cuatro toda la vida-replicó Yoongi con una sonrisa tirando de sus labios hacia arriba. Ahí estaba otra vez, Sammi, su amiga la tímida, la enamorada y sobre todo su amiga la que siempre estaba mostrando sus sentimientos pero quería ocultar como su corazón se aceleraba con solo escuchar aquel nombre.
-¿Quien es Hoseok? -preguntó Jimin simplemente sospechando por la actitud de Samara.
-Mi gran amigo de la infancia y el amor de verano de Sammi-aclaró Yoongi soltando el agarre de la cintura de Jimin que se incorporó y contempló atentamente a su amiga.
-Cállate-gruñó la chica sonrojada. Jimin sonrió y se acercó a ella.
-Déjala tranquila-exclamó en defensa de su amiga que se veía totalmente incómoda e incluso un poco triste a la mención de aquel hombre.
-¿Ahora estáis los dos contra mi?-preguntó cruzándose de brazos mientras se hacía el enfadado.
-En fin, dinos Sammi, que en esta excavación nos desviamos rápido de los temas importantes y el gran arqueólogo Min no ayuda-dijo Jimin intentando volver la conversación al tema principal que les concernía en ese momento. Yoongi refunfuñó un par de veces y la chica recuperó aquella sonrisilla que siempre portaba.
-Ay si, yo venía a que me contaseis sobre la pieza...el señor Abdel quiere concederme el hallazgo si a vosotros dos no os importa-explicó la muchacha tímidamente mientras miraba a sus amigos con una pequeña sonrisa intentando tirar de sus labios. Al fin y al cabo era ella la que había estado allí cuando la habían encontrado y la que había dado las instrucciones para sacarla.
-Por mi no hay problema-sentenció Jimin con una sonrisa.
-Más que merecido-aseguró Yoongi guiñándole un ojo. La chica sonrió agradecida y dio un par de palmaditas emocionada.
-¿Entonces?-preguntó con curiosidad.
-Mírala por ti misma, ahora es tuya-sugirió Jimin señalando la pieza.
Samara contempló el pedacito de joya durante unos minutos a través del gran aparato donde seguía reposando y cuando se separó llevó la vista al cuaderno de anotaciones que se encontraban allí. Su corazón al galope y las miradas intensas emocionadas de sus amigos le dieron la certeza de que no estaba imaginando lo que leía en aquellas anotaciones con la bonita caligrafía del mayor.
-Es del príncipe-murmuró con los ojos abiertos de par en par. Jimin y Yoongi se sonrieron entre ellos y luego miraron a su amiga que tenía los ojos aguados por las lágrimas y las manos en la boca conteniendo su sorpresa.
-Bueno...di algo más ¿no?-pidió Jimin acercándose a ella para acariciar su brazo con cariño.
-Es de Meryatum-chilló exageradamente lanzándose al cuello de su amigo que la recibió entre risas. Sin parar de saltar reclamó también a su otro amigo que sin poder negarle nada acabó por unirse en aquel apretujado abrazo de tres.
Todos lo sabían, estaban más cerca que nunca. Yoongi contempló a Jimin de reojo. Sin saberlo, habían encontrado a la pieza fundamental de su búsqueda.
-Si...es suyo-murmuró sin quitar la vista de Jimin que no paraba de sonreír.
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Hola a todooooooos!
Bueno, aquí estamos con otro capítulo más de Whispers in the sand y nuestros arqueólogos amados. Y menudo capítulo, ¡no han podido aclararse más cosas!
Por otra parte quería dedicar este capítulo enteramente a la relación de estos dos tortolitos porque me gustaría avanzar con ellos a la vez que avanzamos con la excavación y bueno, pues han salido también los tres personajes que nos quedaban por salir. Ahora si, ya estamos todos.
Espero que lo estéis disfrutando y os este gustando. Yo estoy encantada con el cariño que le dais a esta historia y no se como daros las gracias en serio.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
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