Capítulo 3. Meryatum
Esa misma madrugada, Samara salió por la puerta de la habitación de Jimin con destino a su cuarto casi a las 6:30 de la mañana y dejó a los dos chicos charlando relajadamente sobre la nueva excavación y el trabajo mientras una relajante canción de piano sonaba en el portátil abierto de Jimin. Este estaba entretenido sacando algunas fotos al cielo anaranjado que despuntaba en el horizonte a causa del sol de la madrugada.
-Ha sido una noche larga, gracias por ayudarme con todo esto-agradeció Jimin levantándose de la silla y echándose de espaldas sobre la cama que había tenido función de mesa durante toda la noche y que en ese momento habían vaciado recogiéndolo todo.
-Ya te dije que no vas a estar solo en esto, era lo menos que podía hacer-aseguró Yoongi reprimiendo un bostezo que amenazaba con salir de sus labios. Jimin sonrió enternecido mirando al techo y se pasó las manos por el pelo despeinándose.
-Aún así, gracias, quiero hacerlo bien-aseguró cerrando ligeramente los ojos ante el cansancio de toda la noche despierto. Estaba empezando a relajarse y agradeció enormemente que el joven arqueólogo rompiese el silencio que se había formado en la habitación para evitar quedarse dormido.
-Jimin...¿puede hacerte una pregunta?-dijo con tranquilidad mientras el moreno se giraba asintiendo ligeramente. -Ese sueño tuyo...¿hay algo que puedas identificar? ¿Un tatuaje, alguna mancha? Algo que pueda decirte de quien se trata quiero decir-pregunto intrigado. Había pasado la noche pensando en aquello mientras Jimin le hablaba o le dedicaba alguna palabra y se sentía infinitamente agradecido de haber encontrado a alguien como él, a diferencia de que él si sabía quien era el dueño de sus sueños y aquel fantasma le perseguiría para siempre.
-Hay algo...un anillo, pero nunca he visto nada parecido-titubeó Jimin ante la nueva pregunta.
-¿Como es?-volvió a preguntar aún más intrigado. Sintió una especie de escalofrío recorrerle de los pies a la cabeza.
-Por lo que recuerdo, es como si fuese un anillo antiguo, tampoco es que lo haya visto muy bien, es apenas un momento, las manos me acarician y cuando intento ver algo más me despierto, me hace sentir un idiota la verdad-explicó Jimin cruzándose de brazos.
-Se lo que sientes, toda mi vida he tenido el mismo sueño en diferentes vertientes, es como si quisiesen decirme algo y ahora que han vuelto es como si la intensidad hubiese ido en aumento ¿Te pasa algo así? -preguntó curioso después de explicarle su propia experiencia.
-Si, siento una conexión enorme con la persona que aparece en mi sueño, aunque no la conozca, aunque no la haya visto en mi vida, sus manos me transmiten muchas cosas, sus caricias me llegan al alma y siento...amor, como si esa persona me quisiese aunque yo no la conozca...-terminó de explicar un poco asustado por la reacción que tendría Yoongi que lo miraba fijamente mientras hablaba. Al contrario de lo que pensaba Yoongi lo estaba observando y escuchando tan atentamente porque se sentía inquietamente atraído por aquella historia.
-Eres extraordinario-murmuró inconscientemente Yoongi. Jimin se sonrojó violentamente y cuando se dio cuenta de lo que había dicho, Yoongi abrió los ojos y tuvo que agarrarse a la mesa para no caerse de la silla.
-Quiero decir, que es extraordinario lo que te pasa, nunca había conocido a nadie que tuviese sueños recurrentes como los míos y que los sintiese así-aclaró intentando salir del paso.
-Gracias, supongo-murmuró el chico con una pequeña sonrisilla agradecida. Volvieron a sumirse en un silencio delicado hasta que pasados unos minutos Yoongi se levantó para irse hacia su habitación.
-Tenemos la primera cita de la mañana a las 9:45, contamos con media hora de viaje hasta la capital y pasaremos primero por el museo egipcio. Como el ayuntamiento está cerca nos conviene pasar por allí antes para recoger un par de cosas que nos vendrán bien para añadir al informe y como está cerrado por el próximo traslado de las momias al nuevo museo nos atenderán enseguida. Con suerte estaremos aquí ante de mediodía y podremos descansar. Acuérdate de coger la identificación-recordó repasando toda la mañana.
-Vale...estoy nervioso...-confirmó Jimin con una sonrisa tímida. Yoongi lo miró y sintió la tentación de acariciar sus abultadas mejillas con cariño e infundirle animo, pero se quedó quieto en su sitio y no se acercó.
-Lo vas a hacer estupendamente, has nacido para esto, hemos repasado esto un montón de veces durante la noche y lo has manejado con una naturaleza increíble-animó.
-¿Y si me notan la cara de cansancio?-se quejó el más joven.
-Aún cansado caerán ante tu carisma y tu belleza, Jimin-aseguró el arqueólogo. Observó los ojos del chico abrirse ante aquel halago y un dulce rubor cubrir sus mejillas y retrocedió pensando en lo que acababa de decir.
Yoongi volvió a maldecir para sus adentros el haber hablado sin pensar, Jimin era guapo, mejor dicho, Jimin era precioso y su belleza angelical no había pasado desapercibida para el joven arqueólogo, ni para nadie, y una vez más Yoongi se vio metiendo la pata y diciendo cosas que prefería guardarse. Se vio tonteando como un idiota y se sintió dolido consigo mismo por no respetar el luto de su corazón, pero no pudo evitar que de sus labios brotasen las palabras sin control alguno.
-Creo que será mejor que vaya a cambiarme, ¿nos vemos en una hora?-dijo para intentar cambiar de tema. Jimin asintió y cuando lo vio salir por la puerta casi se puso a saltar por la habitación. Entre los nervios y los halagos del chico tenía la adrenalina por las nubes. Negó un momento con la cabeza y se dirigió al armario para buscar algo cómodo y elegante que ponerse.
-Jimin, sé profesional-se regañó en alto mientras se abrochaba la camisa y la metía por dentro de sus pantalones. Recogió la carpeta con el proyecto, el usb de la presentación y se colgó del cuello la identificación que Yoongi le había dado el día anterior. Con todo en la mano salió para encontrarse con el arqueólogo.
Cuando se encontraron en la salida donde habían quedado y se montaron en el coche, volvieron a repasar que llevasen todo, miraron uno a uno los papeles que habían preparado durante la noche y revisaron que llevaban sus identificaciones y el pendrive con la presentación que propondrían al comité de permisos arqueológicos. Cuando dieron el visto bueno, Jimin dejó la carpeta en el asiento de atrás y se relajó en el asiento mientras Yoongi encendía la música que cubrió el tenso ambiente de nervios y euforia. La media hora de viaje la pasaron repasando cosas importante que tendrían que remarcar y cantando alguna canción que conocían para hacer más ameno el camino y evitar los silencios. Yoongi condujo directamente hasta la puerta del museo egipcio de El Cairo y cuando llegaron aparcó en una calle cercana tras otro coche igual de mal estacionado que el suyo. Juntos se dirigieron hasta la entrada y Jimin se maravilló por estar allí, entreteniéndose a hacer algunas fotos para más tarde mandarle a su padre y subir a sus redes sociales.
-Estoy seguro de que has oído lo del traslado de las momias al nuevo museo-dijo Yoongi cuando entraron, metiéndose por medio de una foto sin darse cuenta. Jimin lo miró con una ceja alzada y luego asintió.
-Todo el mundo habla de ello, dicen que va a ser impresionante. Cuando no sabía si iba a estar aquí o no pase varios días buscando links de gente que lo fuese a retransmitir-admitió el moreno guardando su móvil en el bolsillo de sus ajustados pantalones.
-Bien, pues aquí están, todos los sarcófagos de reyes y reinas que van a trasladarse, incluido nuestro querido Ramsés II. Ojala pudiese tener una entrevista cono ese cretino y que me confesase donde esta exactamente la tumba-dijo Yoongi risueño. Jimin rió por la tontería que acababa de decir el mayor y asintió extasiado, sin saber a donde mirar. No era la primera vez que veía un sarcófago ni una momia, pero si la primera vez que los veía en persona y que podía apreciarlos con toda la nitidez posible.
Yoongi continuó parloteando con entusiasmo por toda la sala principal del museo señalando cosas a diestro y siniestro, señalando algunos sarcófagos que el mismo había descubierto y Jimin lo siguió con entusiasmo mirando todo y quedándose un poco más retrasado que el mayor.
-Ahmet-susurró una voz a sus espaldas. Jimin se volvió hacia el lugar de donde procedía la voz pero no encontró a nadie. La siguiente vez que la escuchó, la voz le atravesó como si fuese una daga y no pudo evitar precipitarse sobre una de las cristaleras que cubría un ornamentado sarcófago dorado.
-Ahmet-escuchó por tercera vez. Inmediatamente un coro de voces empezó a martillear su cabeza como si estuviesen dentro de él y apretando los ojos mareado intentó comprender lo que estaba pasando. Cuando volvió a abrir los ojos, parecía como si todo allí hubiese desaparecido, como si la grave voz de Yoongi a lo lejos se hubiese esfumado y solo uno de los sarcófagos cerrados y precintados para el traslado, se encontrase en aquella sala y lo llamase.
Con pasos pequeños e inseguros se vio transportado hacia él y se fijó en una pequeña placa metálica en la cristalera que cubría dicho sarcófago, pero no llegó a leerlo porque una vez más las voces lo marearon y su vista se emborronó. Era como si algo lo atrapase, como si la momia de aquel sarcófago cerrado lo atrajese hacia allí sin poder resistirse, solo escuchaba una palabra siendo gritada por distintas voces que no había oído nunca pero que todas parecían conocidas.
Ahmet...Ahmet...Ahmet...
-¿Jimin? ¿Jimin estás bien?-Preguntó Yoongi llegando a su lado. El más joven se sobresaltó asustado cuando el arqueólogo puso las manos en sus hombros para zarandearlo e intento alejarse en vano.
-Eh eh, tranquilo, ¿estás bien?-preguntó el mas mayor preocupado.
-Si, ha sido solo un mareo-justificó Jimin ante la ceja confusa y elevada de su compañero.
-¿Has salido sin comer nada verdad?-preguntó este casi afirmando. Jimin sacudió un poco la cabeza para intentar despejarse y luego asintió lentamente.
-Tengo el estomago cerrado-dijo simplemente.
-Jimin tienes que cuidarte, llevamos toda la noche en vela y no has comido nada, vamos, recogeremos los documentos que necesitamos e iremos a tomar algo antes de la presentación, aun tenemos tiempo-dijo seriamente el arqueólogo. Jimin asintió levemente y mientras comenzaban a alejarse del lugar, ambos echaron un vistazo por encima de sus hombros al sarcófago que dejaban atrás. Jimin asustado y asombrado y Yoongi con recelo.
Mientras caminaban, Jimin se planteó si decir en alto lo que acababa de ocurrirle sería una buena idea sin parecer un loco, así que descartó de inmediato esa opción y decidió que cuando tuviese un rato investigaría por su cuenta que significaba aquella palabra que había escuchado tan claramente en su cabeza.
Cuando llegaron a una puerta marrón oscura oculta bajo unas escaleras fue cuando Yoongi apartó por fin su brazo de los hombros del más joven que había caminado casi apoyado en él por el reciente vértigo que había sufrido. Por un momento pensó que se estaba volviendo loco, entre las voces y lo que que estaba leyendo ante sus ojos en la pequeña plaquita que adornaba la puerta.
*Ibrahim Osman*
-¿De verdad es él?-preguntó con una vocecilla y una inocencia que hicieron al mayor sonreír. Asintió y Jimin se puso más recto a su lado. -Creo que hoy me va a dar un infarto al final, ya veras-afirmó en bajito. Su compañero rió en bajo y tocó un par de veces a la puerta. Cuando la voz desde dentro les dio paso, Yoongi le indico que pasase detrás.
-Mi querido Yoongi-dijo un hombre de mediana edad sentado detrás de su escritorio. Jimin lo reconoció de inmediato, había estudiado sus hallazgos y lo había visto acoger a Yoongi bajo su ala en muchos medios y revistas. Estaba delante de uno de los mejores arqueólogos de todo Egipto. Yoongi cerró la puerta detrás de él y el hombre se levantó a saludarles envolviendo en un gran abrazo al mayor que palmeó su espalda con cariño. Se sonrieron cuando se separaron y Yoongi se volvió hacia Jimin que se encontraba parado como una estatua en mitad del despacho.
-Jimin, te presentó a mi maestro, el señor Ibrahim Osman, él me enseñó todo lo que sé, fue mi profesor en la universidad cuando estaba en Corea y me guió en mi primera excavación-explicó con una enorme sonrisa.
-Oh querido, tu ya poseías ese talento natural, yo solo te ayudé a potenciarlo-aseguró con una sonrisa dirigiéndose hasta Jimin. -Así que tu eres el famoso Park Jimin, encantado de conocerte, espero que tuvieses un buen viaje y que te encuentres a gusto aquí en Egipto-dijo el hombre apretando ligeramente su mano con una sonrisa.
-El honor es mío señor Osman, he leído mucho sobre usted y como acogió a Yoongi como su aprendiz. Estar aquí es un sueño, aun no me lo puedo creer-declaró Jimin incrédulo.
-Que alegría oírte decir eso muchacho-murmuró sinceramente el señor Osman.
-Como ya te conté ayer venimos a recoger la carta de recomendación de la universidad de Jimin, una copia de mi registro de hallazgos y la carta que te pedí para que nos agilicen los tramites si nos conceden la temporada-intervino Yoongi dando a conocer a Jimin el porque estaban allí.
-Va a ser complicado querido, espero que hayáis preparado una buena presentación para convencer al comité-dijo el hombre con más sinceridad de la que a Jimin le hubiese gustado escuchar. Aún así Yoongi no perdió el animo y se acercó un poco más al escritorio donde el arqueólogo más mayor se había puesto a trastear entre cientos de papeles.
-Jimin tiene mucho talento, va a conseguir lo que quiera-explicó Yoongi sorprendiendo al más joven. Ibrahim Osman levantó la vista con varios documentos en sus manos y los extendió hacia el que había sido su aprendiz que los recibió agradecido.
-Es especial Ibrahim, es como yo, tiene esos sueños...ya sabes...y ha preparado una presentación excelente, tiene una buena idea de donde podría encontrarse la tumba y el perímetro que barajamos es bastante asequible-añadió pasándole los documentos a Jimin que los guardo en la carpeta que llevaba en las manos en completo silencio. No se fijó en como el señor Osman lo miró un segundo por encima del hombro de su compañero. Luego miró a este que entrecerró un poco los ojos con confusión y tras un momento en silencio volvió a girarse y a meterse tras su escritorio.
-Entiendo, seguro que haréis buenas migas, ahora si me permitís tengo que seguir trabajando para que todo esté al día para dentro de unos meses cuando todos estos vejestorios deban marcharse a su nuevo hogar-dijo nuevamente con esa sonrisa blanca y entusiasmada que había tenido durante toda la visita.
-No te molestamos más, gracias por atendernos tan repentinamente-dijo Yoongi agradecido.
-Siempre tengo tiempo para ti Min Yoongi, encantado de conocerte Jimin, ven un día con más tiempo y te enseñaré los secretos mejor guardados de Egipto-ofreció amablemente.
-Así lo haré señor-prometió. El hombre asintió con una sonrisa y ellos salieron del despacho con Jimin aún en shock por haber conocido a tal personalidad.
-He leído tanto sobre él y sobre ti que esto parece un sueño-murmuró Jimin cuando salieron a la calle. Yoongi sonrió por la dulzura de aquel chico de mirada soñadora. Charlando sobre el señor Osman y sus aventuras con Yoongi se montaron en el todoterreno en el que habían llegado hasta allí. El arqueólogo se dedico a organizar de nuevo la carpeta bajo la atenta mirada del joven con los nuevos documentos y luego lanzando la carpeta al asiento trasero del vehículo volvió a salir a la calle bajo la mirada confusa de Jimin. Lo vio dar la vuelta y abrir su puerta.
-¿Que pasa?-preguntó el moreno
-Hemos hecho pronto, te voy a llevar a comer algo y me tomaré un café que me fortalezca antes de la presentación-dijo Yoongi. Jimin sonrió con ternura y bajo del coche. Caminaron charlando hasta una calle abarrotada de gente y se metieron en una pequeña cafetería típica con grandes candelabros y muchas mesas alargadas para comer. Yoongi pidió su café y un sándwich típico y obligó a Jimin a comer algo y a tomarse otro café mientras hablaban de todo un poco y el mayor le contaba como había llegado a Egipto. Aunque Jimin ya lo supiese todo sobre él, le gustó escuchar de primera mano cosas que ni los periódicos ni la televisión contaba y conocerlas desde el punto de vista del arqueólogo.
Unos 20 minutos más tarde pagaron su desayuno y Yoongi condujo esta vez en un silencio nervioso hasta el ayuntamiento de El Cairo donde tendría lugar la reunión y la presentación.
Esperaron en una sala durante largos minutos y cuando les llamaron se miraron histéricos.
-Vas a dejarlos alucinados-animó el mayor -Acuérdate, estoy a tu lado para ayudarte, quédate tranquilo-añadió. Jimin asintió sin palabras y ambos pasaron juntos a una enorme sala de reuniones. Dieron los buenos días y el arqueólogo se dedico a repartir las copias del informe a cada miembro del tribunal.
-Joven, puede comenzar-dijo uno de los allí presentes.
-Bienvenidos a la búsqueda del príncipe Meryatum-dijo Jimin girándose a la pantalla donde apareció la primera diapositiva que daba comienzo a la presentación del informe.
Respiró un par de veces y comenzó a explicar lo que con tanto ahínco habían preparado la noche anterior. Durante una hora y media se dedico a dar datos, explicar suposiciones, contar historias, mitos y creencias bajo la atenta mirada del jurado con la compañía de Yoongi a su lado que de vez en cuando añadía alguna cosa y cuando llegó al ultimo apartado y terminó pidiendo que considerasen su propuesta no creía que lo hubiese logrado. Las luces se encendieron y el tribunal se levantó de sus lugares para marcharse después de decirles que pensarían en la propuesta.
-Lo has hecho estupendo-aseguró Yoongi mientras salían por la puerta.
-¿Crees que de verdad lo consideraran? ¿crees que tenemos una oportunidad?-preguntó con un ligero temblor en la voz.
-Tu y yo juntos vamos a conquistar Egipto, los tenías comiendo de la palma de tu mano-aseguró exageradamente. Jimin rió por primera vez en toda la mañana y se dirigieron charlando animadamente hacia el coche para ponerse en marcha de vuelta al pueblo de Hadid donde por fin iban a poder descansar.
Entraron por la puerta cargando con las cosas que habían llevado en sus manos y cuando entraron a la zona donde estaban sus habitaciones observaron a Sammi sentada en la alfombra de la zona común entretenida con su móvil. Los vio llegar y se levantó entusiasmada.
-¿Y bien? Llevo una hora esperándoos para irme a la excavación ¿Cómo ha ido?-preguntó acelerada. Los dos chicos se miraron de reojo.
-Jimin los ha dejado con la boca abierta-dijo el arqueólogo arrancando una sonrisa enorme del rostro de la chica.
-Tu me has ayudado-contestó el otro también con una sonrisa.
-Estoy casi seguro de que van a darte los permisos y pondremos en marcha las excavaciones en menos de dos meses-aseguró Yoongi poniendo una mano amigablemente en el hombro de su compañero y apretando ligeramente.
Sammi levantó una ceja confusa y chasqueó los dedos delante de los chicos que se volvieron hacia ella. -Estoy aquí-dijo alzando un poco la voz para traerlos de vuelta al mundo real y no a su recién formada burbuja de halagos el uno hacia el otro.
-Perdona, es que ya no me tengo en pie y no estoy nada centrado-se excusó Jimin alejándose poco a poco hacia la puerta de la habitación.
-¿Te lo contamos todo mejor esta noche en la cena?-propuso Yoongi dando un pequeño toquecito en la nariz de ella que sonrió al momento.
La chica se encogió de hombros y asintió. Jimin miró al suelo un poco incomodo pero se sorprendió cuando Sammi les dio un abrazo a cada uno y se despidió marchándose hacia la salida para como había dicho irse a la excavación. La miraron marchar mientras se recolocaba la alta y espesa coleta que se había hecho y cuando desapareció volvieron a quedarse mudos en las respectivas puertas de sus habitaciones.
-Bueno pues llegó nuestro momento de descansar-murmuró el menor rompiendo el denso silencio que se había instalado entre ellos después de que Sammi los dejase solos. Yoongi asintió con la llave de la puerta en la mano mientras la empujaba cuidadosamente.
-Una vez más Jimin, gracias por hacer esto por mi-comentó volviéndose hacia el moreno que le dedico una nueva mirada de soslayo mientras abría su puerta.
-Quiero pensar que el príncipe está por ahí en alguna parte del desierto y que no solo es una locura tuya como todo el mundo piensa-murmuró el chico. Yoongi sonrió.
-Quizás estás tan loco como yo-declaró con una sonrisa. Jimin le imitó.
-Puede ser-confirmó simplemente adentrándose un poco más en la habitación sin despegar la vista del rubio que tampoco le quitaba la mirada de encima.
-Buenas noches-dijeron a la vez. Y aunque solo pasaban unos minutos de las 11 de la mañana, y era ridículo desearse buenas noches cuando era de día, dicho así en confianza sonaba bien.
Cuando se despidió de Yoongi en la entrada de su habitación y el arqueólogo se internó en la suya, Jimin cerró la puerta tras de si y se apoyó en la puerta suspirando entre agotado y frustrado. No entendía porqué, pero la presencia de su socio lo hacía volverse torpe e inseguro y lo tenía en tensión. Achacó esos nervios al cansancio y al episodio del museo y lo enterró todo en su mente con la única idea de echarse a dormir durante unas cuantas horas. Con la ropa y todo, se tiró sobre la mullida cama, pero no tardó mucho en notar debajo de su cuerpo el cuaderno donde tenía la lista de sueños pendientes que le había pedido el mayor, así que abrió por la ultima pagina escrita, alcanzó un bolígrafo y escribió un punto nuevo.
+1→ 11. Encontrar al príncipe Meryatum.
Tras dejar de nuevo el cuaderno en el escritorio, y bajar la persiana por la que aun se colaba el sol de la mañana se echo en la cama. No supo cuando se quedó dormido.
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Hola a todos :)
Ya estamos aquí con el capítulo 3 y ahora si que empezamos a saber más cositas, estoy segura de que empezáis a ver el misterio por aquí.
En fin, no os quejareis, un capitulo 95% Yoonmin, todo el día para ellos. Tengo tantas ideas, y estoy escribiendo tanto para tener material guardado porque la primera semana de Junio tengo los exámenes de acceso a la universidad y pasaré unos días desaparecida así que estoy aprovechando ahora que puedo.
Y bueno pues espero que os esté gustando mucho y que estéis disfrutando de este fanfic. Ya sabéis que cualquier cosa me la podéis comentar que yo os leo encantadísima.
Nos leemos en el siguiente.
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