Capítulo 16. Cosas maravillosas.

"Veo cosas maravillosas"-Howard Carter.

Después de exhaustivos días de estudio y conservación, metidos entre aquellos pasillos, por fin tenían unas horas de descanso bajo la pérgola que se había convertido en su pequeña burbuja de privacidad que los protegía de las miradas indiscretas de los trabajadores hacia sus muestras de cariño y del asfixiante calor de finales de Junio en el desierto de Hadid

Mientras Yoongi paseaba su vista por las fotos que Namjoon y Jin habían subido a Instagram de su luna de miel en una preciosa isla paradisiaca, Jimin escribía rápidamente y trazaba esquemas sin parar sobre unas hojas de papel.

-Necesito bajar otra vez, creo que hay algo que se me escapa en ese cortejo funerario que va hacia la primera losa-dijo saltando como un muelle de la silla en la que estaba sentado. Yoongi levantó la cabeza perezosamente y estiró un poco su espalda en el respaldo de la silla.

-Cariño...tienes que descansar-murmuró con una sonrisilla condescendiente.

-Es importante para mi, solo es un detalle que necesito para dar por finalizado el estudio de los pasillos-replicó el chico arrugando una hoja de papel para tirarla a la papelera rebosante  bajo la mesa donde había estado trabajando. Su chico lo miró y negó viendo como recogía todo aceleradamente para irse cuanto antes.

-¿Te importa ir con alguno de los trabajadores? Yo no me encuentro muy bien-explicó. Jimin frunció el ceño y dejo todo apoyado en la mesa para dirigirse hacia Yoongi.

-¿Quieres que me quede?-preguntó agachándose a su altura para apoyarse en sus rodillas y mirarlo a los ojos.

-Márchate, si te quedas aquí empezará a darte vueltas la cabeza-ordenó Yoongi risueño. Jimin rió con él.

-Exagerado-murmuró en una queja. Dejó un pequeño beso en sus labios y volvió a erguirse cogiendo todo lo que iba a necesitar. -Solo será un momento,  tengo que comprobar una última cosa para cerrar los pasillos y poder tirar la losa para entrar a la antecámara-explicó. Su novio asintió conforme por su pasional trabajo.

Lo vio marchar por la explanada acordonada cargado con el cuaderno donde se estaba escribiendo todo el proceso del hallazgo de la tumba y cuando Jimin despareció escaleras abajo buscando a alguno de los trabajadores que lo acompañase, por fin pudo dejarse caer exhausto sobre la silla. Llevaban toda la mañana allí y la cercanía con la tumba le estaba chupando la poca vida que le quedaba. Sumido en sus recuerdos una imagen rápida cruzó su mente como un rayo.

"-Ramsés maldijo vuestro amor, he escuchado que utilizará esa maldición en la tumba de Ahmet para que no podáis volver a encontraros-balbuceó la muchacha secando las lágrimas que había derramado. Vio a su amigo hacer lo mismo y sintió su dolor cuando contempló como observaba penitente la cicatriz en su mano.

-Es un...-comenzó a decir el chico. Ella puso su dedo índice con delicadeza sobre los labios de su amigo para callarlo.

-Ten cuidado Kadid, hermano mío, no se de que es capaz si vuelve a volcar su ira contigo-advirtió ella mirando de reojo a cada lado.

-Tranquila Sitre, desapareceré de aquí ahora mismo-afirmó Kadid. -La que has de tener cuidado eres tú, si descubre que fuiste nuestra cómplice, que cediste a su hermano ante los dioses y que ibas a ayudarnos a escapar, te matará-explicó preocupado. Sitre negó con la cabeza y retiró una lágrima que había escapado de sus ojos.

-No te preocupes por mi, me necesita, me ha comprometido con Kauab, el hermano menor de Ahmet, necesita asegurarse de que si le pasa algo tendrá quien le sustituya y me necesita para asegurar la dinastía-narró como si fuese lo más obvio del mundo. Vio a su amigo suspirar fuertemente, tanto que su bonito pelo rubio se despeinó por un segundo.

-¿Estarás bien?-inquirió preocupado el chico.

-Kauab es un buen muchacho y me trata bien, no te preocupes-murmuró ella quitándole peso al asunto. Kadid asintió despacio. Ambos se quedaron en silencio cuando escucharon a la guardia de Ramsés aparecer por el camino.

-Asegúrate de que nadie sepa lo que te he dado, no quiero que te pase nada-susurró el chico tomándola de las manos con cariño.

-Tranquilo, lo llevaré en la ofrenda junto al anillo azul que me dieron al comprometerme con Meryatum, pensarán que es mío y me encargaré de que nadie le quite vuestro anillo-explicó ella. Kadid la observó como si la viese por primera vez y no por última. Tan fuerte, tan valiente y tan salvaje como la primera vez que la vio. Y ella lo miró a él y en sus ojos pudo leer sus pensamientos.

-No volveremos a vernos- afirmó la muchacha. No necesitaba confirmación y aquello acrecentaba el dolor en su pecho por la pérdida de sus dos amigos. -Quizás en otra vida- reiteró en un susurro ella misma encogiéndose levemente de hombros.

-Se muy feliz, pequeña-dijo el chico solamente.

Se abrazaron con lágrimas en los ojos y la princesa se aseguró de esconderse bien bajo el tibio pañuelo que la cubría de la vista de los demás. Volvieron a despedirse y Kadid la vio marchar con el viento del desierto, perdiéndose entre las dunas con la tablilla, guardando el papiro para su amado al que no podría despedir, entre sus ropas. 

La vio por última vez como si fuese un espejismo entre la arena".

-¿Yoon?-escuchó que le llamaba una voz lejana. Agitó la cabeza y contempló a su amiga mirarlo preocupada.

-Perdona Sammi, no te había oído llegar-se disculpó. Ella se acercó más a él. 

-¿Recordabas otra vez?-preguntó la chica. Yoongi movió afirmativamente la cabeza.

-Recordaba a Sitre, pero tranquila, dime, ¿Qué pasa?-preguntó el chico al ver agobiada a su amiga.

-Vale, a ver, me han llamado los que van a instalar la verja en la entrada, están a diez minutos de llegar y necesito que leas el contrato del comité para la conservación del tesoro del príncipe en el museo y lo firméis Jimin y tu antes de dos horas para que se pueda derribar la losa sin problema-explicó la chica pasándole un sobre marrón con el escudo del gobierno egipcio. Yoongi suspiró, cansado y harto de firmar contratos pero asintió y entre los dos comenzaron a leer aquel aburrido documento.

Un poco más allá, Jimin contemplaba fijamente el cortejo funerario de mujeres pintado en la pared de la tumba que tanto había llamado su atención desde el principio. A su lado, el joven Akram miraba hacia el mismo lugar sin saber muy bien que estaban buscando.

-Jimin, quiero ayudarte pero no se que busco-murmuró el joven aprendiz. Lo escuchó murmurar y acercarse hasta casi pegar su nariz con la pared. Un par de minutos después soltó un gritito victorioso que asustó al muchacho.

-Ya lo tengo, Akram, mira-dijo indicando una de las figuras que sostenía un platillo. El chico se acercó y entornó los ojos viendo una serie de muescas en el objeto del mural. Escuchó a Jimin contar en voz baja y tras un segundo volver a contar como si estuviese equivocado. Contó él también y luego ambos se miraron con algo indescriptible flotando entre ellos.

-Diecisiete-dijo el joven. Jimin asintió. 

-Diecisiete años...era un niño-reiteró apenado.

-Que pena-murmuró Akram. El arqueólogo se llevó una mano al corazón mientras volvía a contar en silencio las muescas en el platillo.

Unos minutos después, el chirriante pitido del claxon de un coche lo sacó de su ensoñación y escuchó la voz de Yoongi llamarle desde afuera. 

El técnico enclavó el último tornillo y lo enroscó bajo la atenta mirada de los trabajadores y los arqueólogos de la excavación. Cuando terminó, movió un par de veces la verja metálica y ajustó una de las bisagras. Inmediatamente se volvió hacia todo el grupo que lo miraba fijamente.

-Bien, pues ya está, hemos acabado nuestro trabajo aquí-dijo el hombre pasando un par de llaves plateadas a Yoongi. Este las contempló en su mano y pidió permiso con la mirada para probarlas. El hombre se apartó y Jimin empujó con cuidado la puerta para cerrarla. El mayor metió la llave en la cerradura y la abrió de nuevo para luego volver a cerrarla y abrirla otra vez como si no diese crédito a todo aquello. La dejo abierta y se volvió hacia el hombre que se despidió y enfilo las escaleras para después meterse en su camioneta y abandonar la excavación.

-Bien, pues ya está-dijo Yoongi alzando la voz hacia su equipo. -Esta tarde llegará la seguridad, así que ahora si que si, ha llegado el momento, quiero al equipo de derribo aquí ya mismo y los trabajadores de desescombro sacando cada pedazo de la losa que pueda dañar los pasillos-ordenó.

Varios trabajadores cogieron sus herramientas y se plantaron allí donde su jefe les había ordenado. Juntos se encaminaron por el oscuro pasillo y se colocaron todos en posición mirando hacia la losa sellada.

-Todos podréis echar un vistazo desde fuera, pero la primera incursión la realizaremos Jimin y yo como indican los permisos que nos han sido otorgados por el comité para la conservación de los objetos-explicó Yoongi mirando a todo el mundo. -¿Preparados?-preguntó el arqueólogo. 

Nadie dijo nada en voz alta, la tensión podía palparse en el ambiente y el primer golpe de la maza contra el cincel clavado en la pared se sintió como si fuese un enorme estruendo en aquel denso silencio. Nadie parpadeaba, incluso parecía que todos allí estaban conteniendo el aliento.

-Me estoy acordando de Howard Carter-Jimin inclinándose un poco hacia su chico que estaba demasiado serio a su lado.

-A diferencia de que es nuestro momento y no el suyo-susurró el rubio en respuesta dejando ir una enorme sonrisa. Jimin asintió mientras veía los cascotes de la losa ir desprendiéndose poco a poco con cada martillazo.

-Me va a explotar el corazón-escucharon decir a Sammi un poco más a lo lejos. Un risilla nerviosa se extendió por el grupo mientras la parte superior de la losa desaparecía dejando entrar la poca luz que habían conservado para aquel momento.

Poco a poco la piedra dejó de existir y comenzó a poder observarse una cantidad enorme de objetos polvorientos cubiertos por telas de lino que dejaban intuir de qué se trataba cada cosa. Eran muchos objetos, sin duda el tesoro funerario intacto de un príncipe, hermano del faraón más grande que había dominado Egipto.

Todo el mundo se echó hacia adelante empujándose como críos para poder ver mejor cuando los trabajadores comenzaron a quitar los cascotes del suelo y Sammi soltó un par de palabras malsonantes en español cuando vio tantos objetos. Yoongi contuvo el aliento cuando su corazón se aceleró y Jimin sintió que su corazón se anclaba a algo que no tenía muy claro que era, mientras las voces que siempre le acompañaban gritaban palabras incomprensibles en su cabeza. Pasaron unos largos minutos hasta que Yoongi reaccionó y cuando lo hizo, aquella bonita sonrisa que siempre tenía para su equipo se había borrado de su cara convirtiéndose en una mueca insegura.

-Que salga todo el mundo-exigió el arqueologo algo nervioso. Los allí presentes se miraron entre si y dedicando miradas frustradas hacia el agujero comenzaron a salir en orden con un murmullo generalizado acompañándolos.

Cuando se quedaron solos Jimin agarró con cariño de la mano a Yoongi que volvió a sonreírle levemente.

-¿Estás bien?-preguntó dulcemente. El mayor asintió enérgicamente y apretó su mano.

-Si, solo estoy nervioso-excusó. -¿Vamos?-sugirió sacando de su bolsillo la linterna que siempre le acompañaba. Jimin asintió y juntos cruzaron la entrada acompañados solo por el haz de luz del aparato.

Un fogonazo caliente salió a recibirlos y el aroma a especias desecadas combinado con la humedad y el olor a cerrado de los tres mil años que la estancia había estado sellada, les ahogó durante unos cuantos segundos. Jimin se mareó y se agarró fuertemente de aquella mano que lo guiaba por la oscuridad.

En silencio contemplaron como la luz de la linterna iluminaba aquella sala cuadrada llena de magníficos tesoros brillantes; ánforas repletas de grano, esculturas de dioses intuidas bajo piezas de lino bordado...

Ninguno de los dos supo cuánto tiempo pasó hasta que el más joven se dio cuenta de un pequeño detalle y rompió el silencio.

-¿Y dónde está el sarcófago?-preguntó Jimin sofocado.

Yoongi apuntó con la linterna hacia todos lados descubriendo más y más parte del tesoro. Apuntó a las paredes demasiado vacías para ser la tumba de un príncipe y su mirada recayó contra la única pared adornada de la estancia.

-Ahí-dijo únicamente. Jimin caminó despacio hacia el lugar iluminado intentando no tropezarse con nada en el camino y observó las juntas cubiertas por masilla cementada alrededor de la losa con los sellos de Ramsés.

-Está ahí detrás-afirmó con una voz un poco ronca.

-¿Puedes sentirlo?-balbuceó el mayor acercándose a su espalda.

Sumido en un pequeño trance Jimin asintió despacio y se acercó hasta estar a centímetros de la piedra. -No estoy loco-añadió el joven más para si mismo que otra cosa. Como por inercia acercó su mano derecha a la losa y la pego por un segundo eterno donde Yoongi contuvo el aliento con los ojos muy abiertos.

La cicatriz rozó la polvorosa entrada y una ráfaga fría se coló por la espalda de Jimin hasta concluir en su mano. Entonces la cicatriz ardió y el dolor le devolvió a la realidad. Apartó la mano asustado y se apartó de la puerta chocando a su espalda con el pecho de Yoongi que lo miraba entre asustado y asombrado.

-¿Que ha pasado?-preguntó aturdido dándose la vuelta para mirar al arqueologo a los ojos. Este lo sujetó por la cintura con cuidado como si fuese a romperse. El dolor que Jimin había sentido en la palma de su mano se extendía también por la rosada cicatriz oculta en el puño del mayor.

-Yo...has dicho que lo sentías ahí detrás-explicó Yoongi con delicadeza. El joven abrió los ojos y luego agachó la cabeza avergonzado.

-No recuerdo...me estoy volviendo loco, Yoongi-gimoteó escondiéndose en el cuello del chico. Este maldijo por lo bajo por no poder decirle aún la verdad y lo abrazó con fuerza para reconfortarlo.

-Salgamos de aquí, todavía tenemos que llamar al comité y estás agotado-murmuró como excusa para poder marcharse de allí. Jimin solo asintió y se dejó llevar.

Salieron a paso ligero por los pasillos enfilando las escaleras hasta la explanada desértica donde el equipo esperaba.

-Nosotros iremos a contactar con el comité, id colocando las mesas de clasificación en la sala ciega de la cámara y esperadnos hasta que volvamos-ordenó pasando entre los miembros de su equipo.

Sammi los miró preocupada como cada vez que salían de aquella estancia y vio en sus ojos que algo raro estaba pasando. Aquella vez era diferente, algo había cambiado en sus amigos.

-Iré a buscar agua-se excusó la chica. Yoongi asintió sabiendo que en poco rato estaría con ellos y ayudó a Jimin a llegar hasta la fresca pérgola que se había convertido en su refugio.

-Siéntate aquí, cariño-indicó el arqueólogo deslizando una silla hacia el joven. Este se dejó caer y perdió la mirada en el estampado de la alfombra que cubría la arena. Pasaron unos minutos donde ninguno dijo nada, hasta que su amiga apareció irrumpiendo en aquella burbuja. 

-He avisado al señor Osman de que querías hablar con él, estará aquí en un rato-comunicó Sammi para Yoongi mientras pasaba la botella de agua a su otro amigo que se encontraba cabizbajo en el silla donde se había sentado desde el principio.

Yoongi abrió los ojos sorprendido pero encontró la respuesta a su silenciosa pregunta en la mirada preocupada de su amiga.

-Gracias Sammi-dijo sinceramente. Ella asintió seria.

-Me quedaré con él hasta que vuelvas-aseguró la chica sentándose al lado de su amigo. Yoongi asintió en silencio y se arrodilló delante de Jimin, su príncipe afligido que creía estar volviéndose loco.

-Volveré enseguida y nos iremos a casa ¿vale? -murmuró buscando su mirada. Lo vio asentir muy levemente y acogió sus manos entre las suyas para besarlas. -Te quiero Jimin, más a que a nada en esta vida-aseguró. El chico lo miró con ojos apesadumbrados y se dejó abrazar. Luego Sammi tomó el relevo y lo acogió entre sus brazos para juntos ver marchar a Yoongi a encontrarse con el señor Osman que acababa de llegar.

-Yoongi, ¿estas bien? Samara me llamó muy asustada-cuestionó el mayor llegando a su lado con celeridad.

-¿Podemos hablar en privado?-pidió el arqueólogo mirando fijamente a los ojos al hombre que lo miraba confuso.

-Claro hijo, alejémonos de aquí-aceptó el hombre indicándole hacia un lugar alejado de todo el equipo que trabajaba ajeno a lo que estaba pasando.

Caminaron totalmente en silencio un rato alejándose del campamento base de la excavación y cuando ya habían perdido de vista a todo el mundo Yoongi se volvió hacia el hombre. 

-Ibrahim...creo que algo no va bien, se que me dijiste que tu no sabes todo sobre este tema, pero me has ayudado durante estos años y necesito preguntarte-aclaró el chico metiendo una mano en su pantalón para comprobar que el anillo seguía allí. Osman hizo una indicación con su mano para que siguiese hablando.

-Acabamos de realizar la primera incursión a la antecámara del tesoro de Meryatum y hemos encontrado la puerta sellada de la cámara funeraria-empezó a explicar. Hizo una pausa para encontrar las palabras para describir lo que había pasado allí abajo. -Jimin...no se encontraba muy bien, ha dicho y hecho cosas ahí dentro y ahora no se acuerda-terminó de decir. Ibrahim Osman lo miró como si lo viese por primera vez y frunció el ceño reflexionando con preocupación durante unos minutos en que no dijo nada.

-Me contaste que Ramsés maldijo vuestro amor para siempre cuando Ahmet murió ¿no es así? -preguntó el hombre. Yoongi asintió levemente.

-Y vosotros estáis unidos por un juramento de sangre, una promesa eterna que hicisteis para declarar vuestro amor a los dioses ¿verdad?-volvió a preguntar. El joven arqueólogo asintió de nuevo, perdido por las preguntas del mayor.

-Así es-confirmó. No pudo evitar sonreír livianamente recordando aquel momento pero volvió a ponerse serio cuando el director del museo de El Cairo suspiró pesadamente.

-Por lo que sé y lo que tu me has contado, si esta es tu última vida, también es la última vida de tu amor por Ahmet y por lo tanto...la suya-informó sin rodeos. Yoongi abrió los ojos enormemente e inmediatamente se le llenaron de lágrimas.

-¿Es la última vida de Jimin?-preguntó comprendiéndolo todo.

-Me temo que así es-confirmó el hombre.

-Entonces si yo muero, él...-comenzó a decir. No pudo terminar porque su corazón dio un vuelto y una arcada asquerosa de culpabilidad le subió hasta la garganta.

-Él morirá contigo-terminó el señor Osman por él.

-No, no puedo, no puede ser, porque no nos dimos cuenta antes de esto-comenzó a decir el joven aceleradamente. 

-Era imposible saberlo Yoongi, porque no habíais tenido un contacto tan íntimo con Meryatum y su lugar de descanso hasta ahora, pero escúchame antes de ponerte histérico por favor-pidió el hombre haciendo una pausa. Yoongi respiró un segundo pero el ligero temblor de su cuerpo se acrecentó cuando la mirada de su mentor impactó con la suya de aquella manera tan seria. -No vas a morir, por lo que me has contado y lo que he calculado aún te queda tiempo, tiempo de sobra para sortear lo que os ha impuesto el comité y tiempo para que puedas enseñarle a Jimin quienes sois-explicó intentando tranquilizarlo.

-¿Y si no me cree?-cuestionó el chico.

-Solo tienes que mostrárselo y lo entenderá todo-contestó haciéndolo parecer demasiado sencillo. Yoongi suspiró. La mezcla de sentimientos en su interior era feroz. Impotencia, frustración, culpabilidad y miedo...sobre todo miedo.

-No puedo hacerle esto, Ibrahim-murmuró. El hombre asintió despacio y dejó descansar una de sus nudosas manos sobre el hombro del chico que lo miró agradecido.

-Esa promesa no fue solo cosa tuya, fue cosa de los dos, jurasteis amaros hasta vuestra última vida y aunque él no lo recuerde aún, estoy seguro de que no renunciaría a ella por nada del mundo-aclaró el hombre revelando ese punto que Yoongi no había analizado aún. Cuando Jimin supiese, ¿renunciaría al amor de Ahmet por Kadid o cedería por ellos?

Ambos se miraron en silencio con muchas cosas pasándoles por la cabeza en aquel momento.

-Cada vez que frunces el ceño se muere un hada-bromeó Yoongi apareciendo de la nada. Contempló por encima del hombro de Jimin, como con sus manos enguantadas abría una caja de madera llena de símbolos y jeroglíficos tallados en el material.

-Estoy cansado, solo es eso-respondió sonriéndole al chico que acarició su mejilla para retirar un mechón de su pelo. El arqueólogo mayor asintió comprendiendo. Estar tan cerca de Meryatum les estaba quitando la energía. 

-Solo un poco más y podremos descansar-Dijo Yoongi intentando infundirle un poco de ánimo. Lo escuchó suspirar y supo en ese mismo momento que el cansancio no era lo único que atormentaba al joven.

-Escucha...lo del otro día-comenzó a decir Jimin después de mantenerse unos minutos en silencio. Yoongi negó con la cabeza para que no siguiese.

-No pasa nada, no tenemos que hablar de ello-interrumpió intentando que no se abrumase más.

-Ya lo sé, sé que no me has preguntado nada pero...hay algo que quiero contarte, creo que estoy perdiendo un poco la cabeza...oigo cosas cuando estamos aquí abajo y...-dijo haciendo gestos con sus brazos. Yoongi se adelantó y dejó un pequeño beso improvisado sobre sus labios para que se callase.

-Jimin cielo...no hace falta que sigas...lo sé-sentenció. Se arrepintió al momento de lo que había dicho y se hizo agua ante aquella intensa mirada de Jimin.

-¿Como?-inquirió el chico algo confuso. Miró al mayor que sonrió levemente.

-Hablas en sueños, a veces dices cosas muy interesantes sobre mi-picó intentando desviar el tema.

-Te odio-murmuró el menor con una sonrisilla sin dejar de mirar su trabajo.

-Va en serio, no te preocupes, a mi también me pasan esas cosas-comentó Yoongi. El joven se encogió de hombros con pesar y el rubio se colocó a su lado para coger el cuaderno de clasificación con los documentos necesarios para echarle una mano y avanzar más rápido.

-Oye una cosa, me ha llamado el comité antes para darme los plazos-comenzó a explicar Yoongi. -Tenemos que desalojar lo que queda y clasificarlo para el museo entre hoy y mañana para que puedan darnos los permisos de entrada a la cámara funeraria-explicó el arqueologo cambiando de tema totalmente.

-No queda mucho, podemos hacerlo-murmuró simplemente Jimin sin dejar de observar las desgastadas sandalias de cuentas del príncipe con las que estaba trabajando. El mayor frunció el ceño y se acercó un poco más hacia el chico para mirar también aquella parte del ajuar funerario.

El menor trabajaba con cuidado sobre una bandeja plástica que contenía el otro par del calzado encontrado en la bonita caja labrada. Lo manejaba como si se tratase de la pieza más valiosa y aunque había comenzado a perder alguna cuentas de su bordado a Jimin le pareció como si aún se pudiese sentir la vida dentro de aquellas sandalias.

-Suela de plata con incrustaciones de oro y cuarzo rosa. Correas de cuero para sujetar el pie. Probablemente un regalo para algún momento importante de su vida. Apunta en incidencias que los adornos de abalorios se han desprendido porque los hilos de papiro se han roto por el tiempo-indicó el más joven todo de carrerilla. Yoongi asintió y terminó de escribir.

-Apuntado y listo para su clasificación-dijo cogiendo una pequeña bolsa de plástico de zip para meter el papel. Jimin estampó su firma al lado de la del mayor y dobló el papel para guardarlo en la bolsa.

-¿Sabías que era tan joven?-preguntó el moreno de pronto con un dolor indescriptible en su corazón.

-En los escritos de Ramsés ponía que era joven, pero esto...es demasiado-murmuró el arqueólogo intentando disimular. Lo sabía, eran unos niños, él solo tenía dos años más cuando lo perdió.

-¿Que pudo pasarle?-se preguntó Jimin por décima vez desde que había descubierto la edad del príncipe. Yoongi se sobresaltó a su lado y titubeó buscando una respuesta. Una respuesta que él tenía de primera mano, una respuesta tan dolorosa como el hecho de tener que ocultarle a aquel chico maravilloso todo lo que sabía.

-Supongo que las pruebas cuando saquemos el sarcófago nos contarán su historia-dijo únicamente encogiéndose de hombros.

-Me causa mucho dolor que Meryatum muriese tan joven, pienso en su familia, si estaba prometido, casado...si tenía hijos...-declaró el chico dejando la bolsita con la documentación en la zona habilitada para ello en la mesa.

-No te preocupes, yo también me siento profundamente apenado en esta tumba, es normal, ver la muerte de alguien tan joven tan de cerca y no poder hacer nada es simplemente abrumador, te llena de impotencia-narró Yoongi como si de verdad sintiese lo que le estaba contando. Jimin lo miró algo apenado y luego asintió levemente antes de encogerse de hombros.

-Da igual, sigamos trabajando, vamos contrarreloj-murmuró únicamente antes de darse la vuelta hacia la mesa de trabajo. Yoongi asintió y siguió apuntando el siguiente objeto mientras Jimin guardaba con cuidado el par de sandalias para su traslado.

Si, ellos iban siempre con el tiempo en contra.

-¿Nos cambiamos y damos un paseo de medianoche?-preguntó Yoongi tirando su mochila en una esquina de la habitación.

-Lo que tú quieras-contestó Jimin con una sonrisa tirándose de espaldas en la cama.

-Unos días de descanso, no me lo creo-murmuró Yoongi sentándose a su lado.

-Podremos dormir hasta tarde, salir a pasear...podré dibujar y dejaré de estar esclavizado-enumeró el chico fijando la mirada en Yoongi que se había cruzado de brazos con una sonrisa irónica ante las palabras de Jimin.

-Y dale, no pareces molesto de que te esclavice cuando no sales de esos pasillos o de la sala de clasificación-se quejó Yoongi. Jimin rió en alto y se abrazó a él como un koala ansioso por su contacto.

- ¿No crees que ya es hora de que te mudes aquí conmigo, príncipe? -preguntó el rubio cambiando de tema. Lo acogió entre sus brazos y oculto su rostro en el cuello del menor.

-Me gusta tener mi habitación de vez en cuando-contestó el moreno con una sonrisa mientras Yoongi dejaba pequeños besos allí donde estaba apoyado.

-¿Para perderme de vista?-preguntó en un susurro el mayor delineando con besos la mandíbula de Jimin. Este asintió levemente para chinchar a su chico que mordió delicadamente el lóbulo de su oreja en contestación.

-Quieres dar un paseo o nos quedamos aquí-ronroneó Jimin haciéndose pequeñito bajo el cuerpo de Yoongi que lo acechaba cubriéndolo con una enorme sonrisa pícara plantada en la cara.

Impactaron sus bocas en un beso carnívoro lleno de desasosiego por el otro. Se demostraron en ese roce todo lo que se habían echado de menos durante esos días donde apenas habían podido estar a solas y deslizaron sus manos por el cuerpo contrario arrugando la ropa que comenzaba a molestar mientras su dedos se colaban traviesos entre los huecos que dejaba esta misma.

Entre risas tímidas y suspiros Jimin consiguió deshacerse de la camiseta blanca de Yoongi que se dejó hacer tranquilamente. Escucharon a su lado en la mesilla la molesta vibración del móvil del más joven pero este negó con la cabeza restándole importancia. Acarició con las yemas de los dedos el tatuaje del antebrazo del arqueologo que se encogió a su contacto y luego ayudó al joven a incorporarse un poco mientras esté dejaba un devoto beso allí donde la tinta marcaba su piel.

El móvil de Jimin volvió a vibrar en la mesilla y ambos suspiraron frustrados ante aquella molesta interrupción.

-Cógelo, no paran de insistir, parece importante-murmuró el mayor quitándose de encima de Jimin y dejándose caer a su lado en el colchón con pesadez.

-Voy a matar al que haya interrumpido este momento-se quejó el más joven incorporándose en la cama y estirándose para alcanzar el móvil. Yoongi lo vio fruncir el ceño ante el número largo y extraño que aparecía en la pantalla.

-Tranquilo, luego te compenso-murmuró bajándose de la cama y caminando lentamente hacia el baño mientras le guiñaba un ojo. El joven esbozó una pequeña sonrisa y luego apretó el símbolo verde en la pantalla de su móvil llevándose inmediatamente el aparato al oído.

-¿Si? ¿Quién es?-contestó viendo a su novio internarse por la puerta del baño.

-¿Park Jimin?-preguntó una voz desconocida al otro lado de la linea.

-Si soy yo-volvió a decir únicamente dejándose caer sobre el colchón.

-Hola, le llamo de la universidad nacional de Seúl. Soy Kang Shin-hye, decano de la facultad de Historia. Hemos recibido una llamada del comité egipcio de conservación de antigüedades respecto al descubrimiento recientemente realizado por usted y el señor Min Yoongi. Nos solicitan un documento con su firma que le otorgaría el derecho de internarse en la cámara funeraria sellada y revisando el papeleo hemos visto que ese y otro documento de tratamiento de los hallazgos quedaron pendientes de su firma antes de su partida-explicó el hombre. Jimin escuchó el movimiento de hojas de papel y un intenso pitido por detrás de la voz del hombre.

-Pensaba que estaba todo en regla, cuando firmé el contrato de la excavación y viajé a Egipto todo estaba bien-replicó sin comprender muy bien porque justo en ese momento que estaban a solo unos días de entrar a la cámara funeraria del príncipe salía otro obstáculo a su camino.

-Ha debido de haber un error, necesitamos que venga a solucionarlo cuanto antes-replicó el hombre con amabilidad.

-Está bien...estaré allí en un par de días como muy tarde, gracias por llamarme-comunicó Jimin con la cabeza dándole vueltas a todo gas pensando en todo lo que tenía que organizar en pocas horas.

-Es usted uno de los orgullos de Corea del Sur ahora mismo, en todo lo que podamos ayudarle, lo haremos-comentó solemne el decano. El rubor inundó las mejillas del arqueologo y dio gracias de que el hombre no pudiese verlo.

-Muchas gracias señor Kang-agradeció Jimin. Se despidieron y colgaron el teléfono casi a la vez.

-Joder-murmuró enfurruñado tirando el móvil con desdén sobre el colchón. Yoongi asomó la cabeza por la puerta del baño con el ceño fruncido y contempló a Jimin con la vista perdida en su teléfono.

-¿Todo bien?-preguntó preocupado. El joven levantó la cabeza y negó con fastidio.

-Todo mal, era de la universidad de Corea-dijo simplemente. Yoongi frunció el ceño y se sentó en el colchón a su lado. -Ha habido un error con el papeleo y el comité ha avisado. Falta una firma en uno de los papeles...si no voy podrían cerrarnos la tumba y perder para siempre a Meryatum-murmuró con frustración.

-¿Y cuando tienes que ir?-cuestionó el arqueólogo fastidiado.

-Cuanto antes, tomaré el primer vuelo en estos días mientras ellos firman los permisos de entrada a la cámara funeraria y yo mismo les traeré en mano esa firma-sentenció el muchacho con aquella expresión molesta que ponía los pelos de punta. Se quedaron en silencio durante unos minutos que parecieron horas, con las manos entrelazadas sobre el colchón.

-Cabrones, nos lo están poniendo difícil-se quejó Yoongi con un suspiro cansado rompiendo el intenso silencio que se cernía a su alrededor.

-Yoon...no te preocupes, no van a molestarnos más si puedo evitarlo-dijo Jimin mientras se daba la vuelta para apoyarse en el pecho de su chico con el mismo tono abrumado que había utilizado este. Yoongi lo miró a los ojos y su corazón se calmó perdido en aquellos ojos.

-Avisaré al equipo, ¿se lo dices tú a Sammi?-preguntó el arqueólogo mayor un poco después. El joven asintió despacio y después de dejar un pequeño beso en los labios de Yoongi se levantó para alcanzar sus zapatos y salir a buscar a su amiga para darle la noticia.

-Avisadme cuando lleguéis por favor-pidió Yoongi por décima vez en aquella mañana cuando pasaron los controles del aeropuerto. Sammi rodó los ojos y Jimin solo rió apretando su mano con cariño.

-Si, no te preocupes-dijo simplemente con una sonrisa. -Voy a comprobar los billetes, esperadme aquí-añadió Jimin dejando su equipaje de mano en el suelo al lado de su amiga. Lo vieron marchar y Sammi aprovechó para volverse hacia Yoongi e interrogarle con la mirada.

-Deja de mirarme así y di lo que tengas que decir-pidió cruzándose de brazos. La chica forzó una mueca y luego relajo su rostro mostrando sus verdaderos sentimientos.

-¿Vas a estar bien tu solo?-preguntó preocupada.

-Tranquila Sammi, no me voy a morir antes de que vuelvas-bromeó el mayor. Su amiga contuvo el aliento un segundo y abrió mucho los ojos impactada por la respuesta.

-Que no bromees con tu muerte-chilló la chica propinándole golpes en el hombro para después terminar abrazándolo. Yoongi rió con su amiga entre sus brazos y acarició su pelo con cariño.

-Voy a estar bien, te lo prometo-afirmó separándola de su cuerpo y mirándola a los ojos. La vio fruncir los labios y asentir levemente.

-¿Has avisado a Ibrahim?-preguntó la chica sin retirar de su cara esa expresión de preocupación. Yoongi asintió de nuevo con aquella sonrisa. Sammi vio acercarse a Jimin y se apartó un poco para dejarles intimidad en la despedida.

-¿Has hablando con Hobi?-preguntó Jimin ajustando una de las tiras de su bolsa.

-Si, tranquilo, no sabe nada, solo que va a recogerte porque tus amigos no pueden, no sabe nada de Sammi, entre todos hemos conseguido guardarle el secreto-explicó el mayor. -Va a flipar cuando la vea-añadió mirando a su amiga con el móvil en la mano y una enorme sonrisa en la cara.

-Eso espero-afirmó el joven. Se quedaron en silencio un segundo mirándose muy fijamente y el mayor acarició la mejilla de Jimin con delicadeza.

-Jimin-dijo simplemente. Lo vio sonreír irónicamente y mirar tímidamente al suelo. -Te quiero con toda mi alma ¿vale?-dijo por fin. Jimin lo miró extrañado y a la vez con una sonrisita dulce.

-Y yo a ti, pero vuelvo en un par de días cariño, soluciono los papeles y estoy aquí otra vez-contestó risueño. 

-Bueno, pero no quiero dejarte ir sin recordarte lo mucho que te quiero, solo por si acaso-explicó únicamente encogiéndose de hombros. El corazón del joven se derritió de amor en su pecho.

-Yo también te quiero-reiteró sinceramente. En ese momento anunciaron por megafonía el vuelo de Sammi y Jimin a Seúl. El joven se acercó y dejó un pequeño y discreto beso en los labios del arqueológo y luego se alejó sin soltar sus manos.

-Cuidaos-volvió a pedir el mayor. Jimin asintió y sus dedos rozaron sin querer la cicatriz de la mano del mayor un segundo antes de soltarse del todo. 

El arqueólogo los vio marchar a los dos y perderse por la puerta de embarque. Con la cicatriz de su mano ardiendo por aquel dulce toque de Jimin se marchó para volver al hotel.

Hola a todos :)

Bueno, ya estamos aquí con un capítulo más. Estamos tan cerca...aunque bueno, como no podía ser de otra manera, damos un paso para adelante, tres para atrás, pero bueno jajajajaja

Ya va quedando menos, tenía muchísimas ganas de que leyeseis este capítulo para que os enteraseis porque vamos contrarreloj. Jimin no lo sabe pero ahora, él también lucha por su vida.

Por otro lado, llega un momento muy esperado, el viaje a Corea, y Sammi va de sorpresa. ¿Cómo va a reaccionar Hobi cuando la vea y le diga que se va a mudar con él? Solo el tiempo lo dirá.

Y bueno pues nada, yo espero que os esté gustando como siempre y que os haya gustado este capitulo. 

¡Nos leemos en el siguiente!

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