Capítulo 13. Scars of my past.
Jimin abrió los ojos abrumado por el jet lag y miró la hora en su teléfono que descansaba sobre la mesilla. Después de horas y horas mirando el techo, con Yoongi dando vueltas por la habitación, frustrado por no poder dormir, por fin había conseguido cerrar los ojos un rato.
Al girarse hacia su derecha, pudo ver la cama deshecha y a Yoongi juguetear con la cortina mientras sostenía el móvil contra su oreja y asentía. Cuando miró la hora no se sorprendió de que solo fuesen las diez de la mañana.
-Si, no se preocupe señor Abdel-escuchó decir a Yoongi. -No, no cierre la excavación tan pronto, ponga al equipo al tanto y en cuanto lleguemos empezaremos a excavar, aviso a Jimin y a Sammi y nos ponemos en marcha, llegaremos en un momento-añadió. Después colgó el móvil y lo miró un segundo con una mueca extraña en la cara mientras avanzaba hasta la cama.
-¿Que pasa?-preguntó el chico con los ojos entrecerrados por el sueño. Yoongi hundió la cabeza en la almohada intentando no gritar.
-¿Yoon?¿está todo bien?-volvió a preguntar incorporándose un poco. El mayor se incorporó también y sonrió cansado.
-Escucha cariño...se que estás agotado pero...han encontrado algo...una estructura de piedra caliza-explicó. Jimin abrió los ojos de golpe y una brisa fresca atravesó la ventana como una señal.
-¿Una entrada?-dijo más alto de lo que pretendía. Yoongi esbozo media sonrisa por el ímpetu de su chico.
-No han querido excavar más hasta que no llegásemos-dijo simplemente. Jimin asintió y como si un muelle lo expulsase del colchón saltó de la cama hacia su ropa que se encontraba en una silla doblada. Yoongi sonrió viendo como se deshacía de la camiseta que le había prestado para dormir y se ponía la misma ropa que había utilizado para el viaje, a trompicones.
-Vale venga, vamos a por Sammi-sentenció pasando su camiseta por su cuerpo y sacando la cabeza por el cuello para hablar.
-¿Puedo vestirme?-preguntó el mayor irónicamente mientras luchaba por no reírse a carcajadas.
-¡Rápido Yoon! ¡Vamos!-apremió el joven. -¿Vas tan lento por algo en concreto?-volvió a preguntar Jimin cuando vio como Yoongi se vestía con demasiada calma para su gusto. Unos minutos después, salieron al pasillo con el joven tirando de la mano del arqueologo que intentaba frenarse para molestar a su chico que estaba de los nervios.
Caminaron a paso rápido por el pasillo y cuando llegaron a la habitación de la chica tocaron un par de golpes en la puerta esperando que estuviese despierta.
Tras unos pocos minutos, Sammi abrió la puerta y ambos chicos pudieron contemplar el semblante serio de su amiga.
-¿Porque no estáis durmiendo? ¿Estáis bien?-preguntó preocupada. Yoongi miró a Jimin de reojo y luego miró serio a la chica.
-Nos acaba de llamar el señor Abdel-dijo solamente. Sammi abrió los ojos y cambió el peso de una pierna a otra. -Han encontrado una estructura y quería saber si vamos a ir o cierra la excavación hasta mañana-explicó el mayor intentando mantener controlado el ligero temblor de su cuerpo que se denotaba en su voz. La chica se quedó quieta un segundo y sintió como su cuerpo también empezaba a acelerarse y a temblar.
-Me visto y nos vamos, dadme un momento-dijo simplemente. Cuando intentó cerrar la puerta, Yoongi alargó la mano y sujetó a la chica delicadamente por la muñeca.
-Sam...puedes quedarte si quieres-sugirió en voz baja. Su amiga miró el agarre y negó levemente con una compungida expresión en la cara.
-Es mi trabajo...estoy bien-contestó únicamente. El mayor asintió y la dejó ir mientras cerraba la puerta para cambiarse.
-Ha estado llorando-dijo Jimin en un susurro. Vio a Yoongi asentir mientras se apoyaba agotado contra la pared.
-En el avión también estuvo llorando-indicó únicamente alcanzando la mano del más joven para entrelazar sus dedos.
-Está confundidísima-añadió este correspondiendo el gesto.
-Lo se, esto va a ser un gran reto para ella-aseguró el más mayor.
-Y...¿Cómo está él?-preguntó Jimin en bajito.
-Preguntando por ella-respondió el mayor con una pequeña sonrisilla. De pronto la puerta de madera oscura de la habitación de su amiga se abrió y reveló a la chica con la misma expresión seria que antes.
-¿Nos vamos?-preguntó quedándose allí quieta un segundo. Los dos asintieron como si hubiesen sido pillado haciendo una travesura y se encaminaron detrás de ella hasta el todoterreno.
Durante el camino hacia la excavación ninguno abrió la boca. Jimin movía la pierna ansioso al ritmo de la música de la radio. Sammi por su parte no paraba de teclear en su móvil y cuando levantaba la vista, simplemente se perdía en el paisaje que pasaba rápidamente a su alrededor.
Por otro lado, Yoongi no paraba de dar vueltas en su cabeza a la idea de que la tumba podía estar a solo unos minutos de ellos, esperándolo, esperando a Jimin y que aquella maldición podría terminar en poco tiempo, dejándoles por fin después de tantos años ser felices como merecían.
El corazón de los tres se aceleró notablemente cuando el todoterreno se introdujo entre un par de dunas previas a la excavación y los suspiros se hicieron presentes en el vehículo cuando Yoongi apagó el motor.
Bajaron lentamente cada uno y se juntaron con todo el equipo que les esperaba al principio de la excavación. Saludaron a todo el mundo con sonrisas y abrazos y el señor Abdel, que parecía incluso relajado, abrazó a Sammi que correspondió el abrazo agradecida.
-¿Te encuentras bien?-preguntó uno de los trabajadores acercándose a la chica. Sammi lo miró amigablemente y asintió.
- Estoy cansada, no he dormido por el jet lag-explicó. El señor Abdel dejó escapar una media sonrisa.
-Pareces una momia con esas ojeras hija...-intentó bromear el señor Abdel mientras acariciaba con ternura el pelo de la chica que seguía a su lado. El hombre solo demostraba aquellos gestos de cariño con la chica que había sido como su hija desde que había terminado la carrera y se había puesto a trabajar bajo su amparo.
-Señor Abdel...no me obligue a quedarme con el llavero que le he traído de Nueva York-dijo la chica con tranquilidad mientras se abrochaba la bota. Una risilla se extendió por el grupo.
-Samara, por dios-dijo el hombre negando con la cabeza mientras intentaba evitar que una sonrisa escapase de sus labios.
Caminaron todos juntos hacia el pequeño descubrimiento que había sido acordonado para que nadie se acercase antes que los arqueólogos al mando de aquella excavación.
-Ahí está-señaló uno de los trabajadores. Yoongi y Jimin se acercaron intentando mantener sus nervios a raya. Después de unos segundo en que ninguno se atrevió a respirar, Yoongi rompió el denso silencio que se había formado a su alrededor.
-Tu que crees-preguntó volviéndose hacia Jimin que tenía la mirada fija en la plana superficie semienterrada en la arena.
-Podría ser...-murmuró el moreno. Se acercó un poco más saltando la cinta que habían puesto y se arrodilló pasando la mano por encima para retirar algo de arena. -Está trabajada, eso seguro y tiene indicios como si hubiesen querido escribir algo, eso podría decirnos que es una tumba apresurada, sin acabar...podría ser la entrada...-sentenció el chico mirando de reojo a Yoongi que movía sus manos con nerviosismo.
-Según los papiros de la tumba de Ramsés sobre el príncipe, su muerte fue algo precipitada y la tumba aún no estaba terminada cuando el murió-comentó Yoongi con la voz algo tomada por la tristeza y los nervios. Sabía muy bien de que hablaba y como fue aquella muerte. No necesitaba a Ramsés para saber aquello.
-Señor Abdel, que todo el equipo se prepare, comenzaremos a excavar a partir de aquí. Si es la entrada, antes de esta noche tendría que estar despejada-ordenó Jimin poniéndose en pie. Yoongi lo miró a los ojos como si quisiese decirle mil cosas, pero solo pudo asentir en señal de aprobación.
El hombre asintió a su vez y comenzó a hablar en árabe para todos los allí presentes. Con un grito de alegría todo el mundo cogió su palas y empezaron a quitar la arena de alrededor.
Jimin siempre había creído que la paciencia era una gran virtud, una virtud de la que él carecía. Su padre siempre le decía que en eso se parecía a su madre, que si quería algo, lo quería en ese momento y así se sintió ese día. Viendo como los trabajadores se afanaban y quitaban la arena de la losa de caliza se sintió como si estuviese conteniendo el aliento y no necesitase respirar mientras veía el cuerpo de la piedra salir. Yoongi a su lado rozó su mano un par de veces mientras él mismo movía la pierna sin parar a causa de los nervios.
Cuando el equipo se apartó todos los allí reunidos se abalanzaron hacia delante empujando levemente a Jimin, Yoongi y Sammi que se encontraban frente a la enorme losa que había quedado al descubierto.
La chica se acercó y palpó con sus manos aquel enorme pedazo de piedra que se erguía firmemente sobre ella, pero en cuanto la tocó, esta se tambaleó y le dio una certeza de lo que aquella enorme piedra era. Indicios de una construcción cercana, pero no una tumba perdida.
Sammi se volvió hacia los chicos con una mueca triste y fastidiada surcando su rostro. Negó un poco con la cabeza y se volvió hacia el resto del equipo.
-No es nada...-murmuró Yoongi. Soltó un gruñido frustrado y se llevó las manos al pelo alborotándolo por completo.
Jimin maldijo por lo bajo y se irguió de golpe. Giró bruscamente y se marchó apartándose de todo el mundo hacia la pérgola. Yoongi lo miró en la lejanía, atravesando el desierto hecho una furia y se levantó para ir detrás de él. Miró a Sammi y disculpándose de todo el mundo se fue detrás del joven.
-Eh, espérame-gritó cuando se alejaron un poco de la multitud. El chico no respondió y siguió dando zancadas levantando arena a cada paso.
-Jimin, espera por favor-volvió a gritar cuando su chico estaba por entrar bajo aquella carpa donde acostumbraban a trabajar. Esa vez, el joven se volvió hacia él frunciendo el ceño.
-¡Una entrada ciega! ¿Es que no vamos a encontrarla jamás?-se quejó agarrando con fuerza la cortina de entrada. Con un golpe seco, sacudió la tela y se metió bajo la pérgola.
-Por favor Jimin, cariño cálmate-pidió entrando detrás de él. -Piensa un segundo, no te alteres, si eso está ahí, cubierto de tantísima arena, la tumba no puede estar demasiado lejos. Son indicios de una construcción...-intentó explicar el mayor para que Jimin se calmase.
-Ya se que son indicios de una construcción...Necesito encontrar a Meryatum, no se que me pasa, pero es una necesidad, siento que me arde el corazón cuando piso estas tierras, porque sé que está ahí...pero ¿donde?-dijo desesperado. El arqueologo nunca lo había visto así de nervioso y le dio pena no poder decirle en ese mismo momento que sabía por lo que estaba pasando. Si él sentía que Meryatum estaba cerca, se imaginó como debía sentirse el propio Jimin estando cerca del lugar de reposo de su pasado.
Yoongi lo miró dar vueltas por la pequeña zona resguardada y lo vio dejarse caer derrotado sobre una silla.
-Estoy tan cansado-murmuró echando la cabeza sobre la mesa. Dejó caer sus brazos hacia delante con las palmas de las manos hacia arriba como si estuviese pidiendo algo y Yoongi sonrió enternecido. Se acercó para entrelazar sus manos pero entonces, algo que había pasado por alto hasta ese momento lo dejó helado en el sitio.
"-¿Que haces aquí?-preguntó Kadid sorprendido de verle allí.
-Me he escapado a ver a mi esposo-dijo simplemente acostándose a su lado en la corta hierba que crecía en la ribera del río.
-Estas enfermo mi vida, deberías estar en reposo-replicó el mayor. Ahmet sonrió un poco.
-Te echaba de menos-susurró un poco avergonzado. Kadid no pudo hacer otra cosa que esbozar una sonrisilla. Después de todo lo que habían pasado juntos, de toda la vida conociéndose, aquel príncipe tan hermoso seguía sonrojándose cuando le decía que lo había echado de menos.
-Y yo a ti pero...-comenzó a decir comprensivo mientras acariciaba con cariño su mejilla.
-Kadid...¿Cuándo nos marcharemos?-interrumpió el más joven.
-En cuanto estés mejor-aseguró el aludido sin ninguna duda.
-¿Y a donde vamos a ir?-volvió a preguntar el príncipe apoyándose en su hombro con la mirada soñadora.
-¿Quieres que te lo cuente?-preguntó Kadid con una pequeña sonrisa. Sintió al príncipe asentir sobre su hombro ligeramente. -Veras, he encontrado a un barquero que nos llevará sin hacer preguntas hasta el mar y allí conseguiremos un transporte que nos lleve a cualquier sitio lejos de aquí-explicó acariciando levemente el brazo del chico que permanecía acostado sobre la hierba.
-Lo estoy deseando-admitió el joven. Kadid carraspeó un poco incomodo y se incorporó un poco para mirarlo a los ojos.
-Sabes que no tengo grandes lujos para darte, solo tengo una vida entera para amarte y una vida entera para servirte-admitió el sacerdote.
-No necesito grandes lujos...tengo joyas que podemos usar cuando estemos lejos de aquí, solo necesito una pequeña casita en algún pueblo lejano, un hogar para los dos y vivir una vida preciosa a tu lado-narró Ahmet con la vista perdida en el suave vaivén del agua del rio. Kadid asintió. Si, el quería exactamente lo mismo.
Vio de reojo a Ahmet pasarse la mano por la cicatriz reciente que portaba en su mano derecha.
-¿Te duele?-preguntó Kadid cogiendo su mano entre las suyas para repasar delicadamente la marca rosácea con su pulgar.
-No, ya está curando, solo me pica un poco-admitió. -Será la cicatriz más bonita que hayamos visto en nuestra vida-añadió con una sonrisilla.
-Que cosas dices, Ahmet...-comentó risueño el mayor mirando al chico con cariño.
-Es el amor que habla por mi-contestó con una sonrisa cansada el príncipe. Una tos infernal salió de aquel chico que se cubrió la boca con la mano.
-Amor, ¿estás bien?-preguntó de nuevo muy preocupado por la salud del príncipe.
-Solo estoy cansado-dijo con una débil voz. El mayor lo vio encogerse sobre si mismo y una tos gruesa arrancó de nuevo desde los pulmones del joven.
-Deberías estar descansado, ven, te llevaré a tus aposentos-sugirió Kadid preocupado. El joven príncipe asintió y se levantó del suelo apoyándose en el hombro del chico, que tocó su frente febril.
-Necesitas bajar esa temperatura pero ya, ayúdame amor-pidió tirando del joven hacia arriba para sujetarlo entre sus brazos. Ahmet hizo fuerzas para levantarse y se apoyó en aquel hombre al que en ese momento le confió su vida sin contemplaciones. Aquella horrible tos que había hecho acto de presencia un poco antes volvió a sacudir su cuerpo, esta vez con más violencia. Cuando retiró la mano de su boca, algo lo dejo helado y a su lado, algo hizo saltar las alarmas del joven aprendiz de sacerdote que se inclinó sobre él para atraparlo antes de que se desplomase sobre el suelo. Un hilillo de sangre rojiza resbalaba por la comisura del príncipe que estaba empezando a marearse mientras mantenía la vista perdida en su mano llena del oscuro líquido.
-Ahmet, ¿me escuchas? Mi príncipe, tengo que llevarte al templo-dijo más para sí mismo que otra cosa.
Pero aquel chico ya estaba muy lejos de allí, sumido en un espeso duermevela que lo volvía todo oscuro y no lo dejaba abrir los ojos del todo.
-Ayuda por favor-pidió Kadid a voz en grito. Un par de criadas lo avistaron cargando con el joven hacia el templo de Atón y asustadas llamaron a los sacerdotes que salieron a toda prisa hacia los jóvenes.
Entre todos lo cargaron hacia dentro y lo metieron a una sala obligando a Kadid a quedarse fuera.
-Kadid-escuchó en un susurro de su amor antes de que se cerrasen las puertas y él se dejase caer al suelo derrotado".
-Bonita cicatriz-murmuró Yoongi acariciando la blanquecina marca en la mano de Jimin. Un escalofrío recorrió la espalda del joven de arriba abajo cuando el arqueólogo trazó la final linea con su pulgar y levantó la cabeza levemente para mirarlo a los ojos con el corazón latiendo alborotado por aquel mínimo roce.
-Ni siquiera recuerdo cuando me la hice, mi padre bromea con que está ahí desde siempre y que nací con ella-dijo simplemente con voz agotada. -Perdona por la pataleta-añadió. Yoongi lo miró condescendiente.
-No te preocupes, sé como te sientes-dijo el mayor intentando quitar un poco de aquella carga que llevaba aquel dulce chico. -¿Quieres ver una cosa?-añadió inseguro. Jimin lo miró y asintió levemente con la cabeza.
-Mira esto-dijo revelando la palma ante los ojos del chico que se agrandaron al ver lo que el mayor le enseñaba. Una fina marca rosácea muy similar a la suya, estaba marcada en su piel cruzando la palma. Jimin llevó la mano hacia allí y la dejó reposar con cuidado sobre la de Yoongi. Cicatriz con cicatriz. Un hormigueo recorrió sus manos y se quedó allí instalado incluso después de que se rompiese el contacto. Algo tan íntimo y delicado como un beso se instaló en ambos jóvenes.
-Mi madre decía que nací con ella-susurró el mayor sin quitar los ojos de Jimin que no paraba de mirarse la mano un poco confuso.
-¿Como es posible?-murmuró levantando la vista hacia los ojos del mayor.
-Jimin yo...-empezó a decir este. De pronto una ráfaga de viento caliente sacudió la tienda y varios mapas amenazaron con volar de su lugar.
-No soporto este día más-gritó Sammi entrando a la pérgola. Los chicos la miraron saliendo de su ensoñación y tuvieron que contener una carcajada.
-¿Que te ha pasado?-preguntó el mayor viendo como la chica estaba totalmente despeinada.
-Ráfagas de viento del desierto me han pasado-replicó la chica con disgusto mientras se alborotaba el pelo con las manos para quitarse la arena que se le había quedado pegada. -Nos han pedido que nos refugiemos un rato por el viento, así que como os he visto tan afectados me he venido para aquí-volvió a decir mientras seguía con su labor.
-Gracias Sammi-dijo Jimin simplemente con un hilo de voz.
-La encontraremos-prometió Sammi mirándolos a cada uno. Eran tres y seguirán siendo tres, aunque como ella había dicho un par de días atrás, tuviese que hacer horas extras o cavar con sus propias manos.
Unos días más tarde mientras Jimin dibujaba el paisaje Egipcio que se veía por la ventana tras pasar toda la tarde bajo las sábanas con Yoongi, este se incorporó un poco para llamar su atención.
-Te he preparado una sorpresa esta noche-dijo interrumpiendo el cómodo silencio que se había instalado en la habitación y que únicamente había sido roto hasta el momento por el roce del carboncillo de Jimin sobre su cuaderno. Dejó su trabajo y se volvió hacia el mayor que se había sentado sobre el colchón tapado únicamente con una sábana.
-¿Y eso porque?-preguntó el más joven guardando algunos de sus útiles de dibujo en un pequeño estuche.
-Porque me apetecía y hace mucho que no cumplimos algo de tu lista-contestó el rubio encogiéndose de hombros.
-Pero-empezó a decir Jimin. Yoongi levantó la mano con una sonrisa para que se callase.
-Puedes simplemente aceptar, preparar una bolsa con lo que necesites para mañana, y dejar de replicar-pidió viendo al chico cerrar su cuaderno y levantarse de su escritorio. -Mañana iremos directamente a la excavación y coge algo de abrigo, donde vamos desciende la temperatura por la noche-añadió.
Con un suspiro frustrado, Jimin se acercó a la cama para aceptar y darle un beso. Un beso que ambos decidieron prolongar explorando la boca del otro sin control. Minutos más tarde el joven salía hacia su habitación con una sonrisa para hacer lo que el arqueologo le había pedido y unas dos horas más tarde, casi cuando empezaba a atardecer, ambos se encontraban en el todoterreno de Yoongi internándose en el desierto.
-¿Me estas intentando secuestrar?-bromeó Jimin mirando a Yoongi que sonrió al instante.
-Cariño, si te dejas no puedo secuestrarte-contraatacó el mayor haciendo reír al moreno que se volvió a acomodar en el asiento.
-¿A donde vamos?-preguntó impaciente al cabo de un par de minutos. El mayor rodó los ojos y pensó una respuesta ingeniosa para darle y no revelarle la sorpresa antes de tiempo.
-Al paraíso, que es a donde te mereces que te lleve-contestó altanero con una sonrisa de medio lado. El corazón del joven dio un vuelco.
-Me has dejado sin palabras-masculló Jimin sonrojado.
-Ya era hora...y eso que tu no te callas ni aunque te estés ahogando-se quejó el mayor con una enorme sonrisa.
-Pero mira que eres...-comenzó a decir. Yoongi pegó un frenazo y Jimin se calló de golpe.
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que habían llegado a una especie de complejo en medio del desierto, con un vallado parecido a un camping tradicional pero que no parecía tener nada más que una vieja caseta al principio donde un hombre aguardaba apoyado en la puerta para atenderlos. Vio a Yoongi salirse del coche y hablar amablemente con el hombre que le sonrió y estrechó fuertemente su mano. Luego se volvió a subir al coche y arrancó para parar unos metros más allá en una enorme explanada de dunas.
-Voy a ponerte esto en los ojos ¿vale?-avisó sacando un largo listón de la puerta del piloto. Jimin lo miró con sorpresa y abrió la boca boqueando como un pez fuera del agua.
-No pero...-comenzó a quejarse el joven. Yoongi llevó un dedo a su labios y lo posó allí delicadamente ante la atenta mirada de Jimin.
-Sin quejas Jimin, no intentes arruinarme la sorpresa-pidió con media sonrisa. Lo escuchó mascullar algo como una queja, pero inmediatamente se giró un poco para darle la espalda y que él pudiese pasar el pañuelo de tela por su cuello para después acomodarlo con ternura sobre sus ojos. Cuando terminó de anudarlo firmemente, el mayor dejó un beso en su nuca que le puso los pelos de punta.
Sintió el traqueteo del coche subiendo una leve formación de arena y luego avanzar presuroso por el desierto solo con el sonidos de las llantas sobre los finos granos de arena. Se desplazaban en silencio y aunque Jimin no podía verlo, Yoongi llevaba plantada aquella sonrisa tan bonita que siempre tenía para el chico.
-Ahora voy a bajarme y te ayudaré a bajar del coche, no mires hasta que no te lo diga ¿vale?-explico hacia el chico que se removió en el asiento buscando su voz. El mayor acarició su mano y luego se desabrochó el cinturón.
-Vale-aceptó a media voz.
Yoongi abrió la puerta y pasó por delante del coche a toda velocidad. Abrió la puerta del chico que se volvió hacia allí y sonrió como un idiota cuando lo contempló allí sentado sin saber muy bien lo que estaba pasando. Cogió sus manos y lo ayudó a impulsarse del alto vehículo con cuidado.
Sin poder evitarlo se acercó a él y aprovechó su desorientación para robar un pequeño beso de aquellos carnosos labios que le llamaban a gritos. Sin parar de quejarse y haciendo reír a Yoongi todo el rato, Jimin se desplazó con cuidado sobre la superficie movediza por la que le estaba guiando hasta que ambos se quedaron quietos en algún punto y el mayor abandonó sus manos para colocarse en su espalda.
El crepitar de algún tipo de fuego y el calor a su lado le hicieron adivinar que fuese donde fuese que estuvieran, alguien había encendido una chimenea o una hoguera. Se quedó allí plantado, inerte mientras sentía a Yoongi trastear a su espalda con el nudo de su barrera visual.
-Bienvenido a nuestro hogar por una noche-murmuró antes de dejar un pequeño beso en el lóbulo de su oreja y deslizar la tela de sus ojos. Tuvo que parpadear uno segundos para enfocar bien la vista y contemplar todo lo que le rodeaba.
Jimin contempló todo a su alrededor con la boca abierta como si aún no se creyese aquel espectáculo. Una enorme carpa estaba allí en medio del desierto alejada de otras tantas que se distinguían en la lejanía. Estaba adornada con bonitas telas de inspiración egipcia y a su lado habían recreado un pequeño porche con un sofá y una mesa baja sobre alfombras de coloridos estampados. Lo ojos del moreno comenzaron a aguarse con aquella vista que le recordó inmediatamente lo que había escrito en la lista de sus deseos sobre dormir bajo las estrellas del desierto.
-No me creo que hayas hecho esto por mi-murmuró casi sin aliento retirándose del cuello el suave pañuelo que había quedado abandonado allí.
-Si tu supieras todo lo que haría por ti-dijo tranquilamente con una sonrisilla tímida.
-Pero...esto es demasiado Yoon-volvió a replicar el joven. Yoongi lo cogió de las manos.
-Nada es demasiado para ti-sentenció firmemente ante la mirada emocionada de Jimin que no paraba de mirar todo a su alrededor.
-Estás cumpliendo cada una de las cosas de mi lista...¿en serio piensas que no es demasiado?-preguntó irónicamente mientras rozaba con sus dedos la tela de uno de los sofás que se encontraban en el pequeño porche colindante a la carpa de la tienda de campaña.
-Jimin a ver como te lo explico sin parecer un psicópata...te pediría que hicieras mil listas con mil deseos cada una y los cumpliría todos solo por verte sonreír-manifestó acariciando con sus pulgares la mano que aún tenía entre las suyas.
-Por favor, para de dejarme sin palabras-pidió en un murmullo. Yoongi rió totalmente feliz y pasó su brazo por los hombros del chico acercándolo a su costado.
-Anda ven, que te voy a enseñar el interior y luego cenamos-explicó. Jimin solo asintió con las benditas mariposas que el joven despertaba aleteando como locas en su estómago. Como el mayor había dicho, visitaron el interior de la gran carpa donde había instalada una bonita cama matrimonial llena de cojines blancos y dorados y luego salieron a ver el atardecer.
Cenaron en un ambiente romántico, lleno de cumplidos y palabras dulces con la única iluminación de la hoguera y la luna haciéndoles compañía. Jimin solo tenía sonrisas y palabras bonitas para aquel hombre que hacía lo imposible por cumplir todos los deseos que había escrito en su lista.
-Esto es lo más bonito que nadie ha hecho por mi-volvió a decir un rato después mientras ambos yacían en las alfombras de entrada a la carpa mirando las estrellas en el cielo. Yoongi sonrió mirándolo apoyado en su mano.
-Mirar las estrellas me recuerda a ti, príncipe-murmuró simplemente. Jimin sonrió con ternura y le dio un pequeño beso.
-Me haces tan feliz-confesó el más joven. El corazón del arqueologo rebotó en su pecho con alegría y se acerco más a él para apretarlo contra su cuerpo.
-Jimin-balbuceó mirando al infinito con el chico acurrucado contra su pecho.
-¿Si?-respondió el aludido separándose un poco. Yoongi respiro hondo y dejó que sus sentimientos por aquel chico le guiasen.
-Te quiero-dijo articulando lentamente cada palabra. El joven que se encontraba entre sus brazos abrió los ojos por aquella confesión inesperada y un tierno puchero se plantó en sus labios con un ligero temblor. Se quedó en silencio y un calor especial recorrió su estómago hasta su corazón quedándose atascado en su garganta.
-Yo...ay Yoon, yo también te quiero-declaró Jimin intentando sofocar el nudo de su garganta y no gimotear como un niño en el intento. Se miraron a los ojos y como si algo tirase de ellos hacia el otro se encontraron besándose apasionadamente sobre la arena con Jimin echado delicadamente sobre el otro que lo atraía por la cintura hacia si. Cuando se separaron, el brillo de sus ojos había cambiado, se miraron como si se viesen por primera vez y Yoongi sabía que aquel había sido otro primer beso de los tantos primeros besos que se habían dado a través del tiempo. Un escalofrío recorrió al moreno cuando miró los oscuros ojos del arqueologo puestos en él y por un momento las voces martilleantes de su cabeza volvieron a hacer acto de presencia haciéndole temblar.
-¿Tiemblas por el beso?-preguntó el mayor en un susurro sobre sus labios.
-No seas tan egocéntrico, tiemblo porque hace frío-replicó el joven arqueologo con un puchero para encubrir lo que pasaba en realidad.
-Iré a traerte algo, ahora vengo-dijo simplemente dando un golpecito tierno en la nariz del joven.
Jimin aprovechó para hacer una foto de aquel precioso momento y subirla a sus redes sociales donde tenía acostumbrado publicar los momentos más felices de su aventura en Egipto.
Mientras tanto Yoongi se levantó y se internó levemente en la tienda donde dormirían para alcanzar una sudadera para Jimin. Un leve mareo lo sacudió de golpe mientras abrazaba la prenda y el olor del chico impregnado en la ropa le embotaba el cerebro.
"Kadid se encontraba allí, tirado en el suelo mirando las estrellas como si ellas fuesen a decirle algo cuando lo sintió; Un dolor infinito cruzó su pecho hasta casi ahogarlo. Tuvo que levantarse para tomar una ardiente bocanada de aire caliente que lo mareó por completo. Como un susurro la voz de Ahmet llegó a sus oídos diciendo su nombre y se fue como había llegado. Y entonces se temió lo peor.
Corrió como un desquiciado por las arenas del desierto hacia el enorme palacio de Ramsés que se iluminaba unos metros más allá de donde estaba ubicada la casa de sus padres y no paró ni siquiera cuando un par de guardias intentaron interponerse en su camino a las puertas de la vivienda real.
Intentó atravesar el enorme jardín principal y cuando ya vislumbraba la entrada algo le detuvo y le tiró agotado al suelo. El sonido de un enorme cuerno atravesó el sonido anunciando el fatídico desenlace que él ya había sentido en su corazón y el grito de cólera y desesperanza del gran faraón hizo retumbar las paredes de aquel lugar.
Kadid se quedó tendido en el suelo hecho un ovillo. Nunca un sonido le había resultado tan desagradable ni le había revuelto tanto el estómago. Se mantuvo envuelto en un incesante y desgarrador llanto, ni siquiera se movió cuando los guardias del faraón los trasladaron a una sucia celda por haber irrumpido en la corte de aquellas maneras. Ya todo daba igual...
En la oscuridad de aquel lugar, sentado en el suelo y apoyado contra la pared se llevó la palma de su mano donde tenía la cicatriz de su promesa con Ahmet a los labios. La besó como si aquello pudiese traerlo de nuevo a la vida.
El príncipe Meryatum, su amor...Ahmet...se había ido para siempre".
Un gemido lastimero salió de los labios de Yoongi y tuvo que agarrarse el costado cuando aquel dolor atravesó su cuerpo y lo dejó temblando plantado sobre la mullida y caliente alfombra.
-Cariño, ¿estás bien?-preguntó Jimin asustado. Tiró el móvil de su manos y corrió a su encuentro. Yoongi asintió rápido y se recompuso al borde de las lágrimas. La historia le estaba contando el final, el final de Ahmet y si no se daban prisa...su final.
-Solo estoy agotado, estos días han sido demasiado-se excusó el rubio con un suspiro. Jimin acarició su mejilla con cariño.
-Estamos cerca, no me preguntes como pero sé que en la parcela a la que estamos quitando la arena ahora está la entrada por algún lado, solo nos hace falta un poco de paciencia y estoy seguro de que va a aparecer. Siento a Meryatum en mi corazón y en mis huesos Yoon, se que está ahí-comentó el joven como si lo recitase de carrerilla. Yoongi lo miró fijamente y lo analizó. Claro que lo sentía y si él lo sentía así, como iba a ponerlo en duda.
-Si me lo dices así como voy a decirte que no te creo-masculló el mayor mirándole fijamente a los ojos. Aquella convicción hacía estragos en sus sentidos. Jimin en si, hacía estragos en sus sentidos.
-Vayamos a dormir-exigió tirando de la mano del chico hacia la bonita cama allí instalada. -Voy a darte besos hasta que te duermas para que sueñes conmigo-balbuceó Jimin después de darle un pequeño beso en los labios.
-Como si hiciese falta que me lo pidieses-respondió Yoongi risueño con un tinte de ironía en su voz.
Jimin rió con él y se arrastró dentro de aquel mullido colchón tapándose con las sábanas. Yoongi lo acogió entre sus brazos como hacía cada noche y juntos, con las estrellas sobre sus cabezas se sumieron en un acogedor sueño sin pesadillas aquella noche.
A la mañana siguiente los rayos del sol impactaron en sus rostros demasiado pronto y las alarmas de sus móviles se solaparon en el interior de aquella tienda. El joven se incorporó perezoso mientras veía remolonear al arqueólogo entre las sábanas sin querer levantarse. Sin poder evitarlo alcanzó su móvil e inmortalizó las vistas maravillado.
-¿Has terminado?-murmuró Yoongi con voz rasposa por el sueño mientras lo contemplaba con una sonrisa.
-Esto es...¿podemos quedarnos a vivir aquí para siempre?-preguntó el joven con voz soñadora. Su mente viajó a mil por hora y sin querer se imaginó despertando allí todos los días de su vida, con esas vistas...al lado de ese hombre maravilloso que lo miraba como si fuese el único ancla al que agarrarse.
-No te creas que me disgusta la idea-contraataco el rubio sonriente.
Entre risas ambos recogieron todo lo que habían usado. Prepararon sus bolsas y las metieron en el todoterreno blanco para después sentarse a disfrutar del desayuno tranquilamente.
-Tengo algo para ti, quería dártelo ayer, pero al final me distraje y no te lo di-comentó el mayor levantándose un momento para coger algo del maletero del coche. Se sentó de nuevo y pasó un pequeño paquete cuadrado a las manos del menor que le miraba sorprendido.
-¿Pero no te parece suficiente con todo esto que has montado para mi?-
-¿No te dije ayer que no?-contestó como si aquella conversación ya la hubiesen tenido demasiadas veces. -¿Vas a abrirlo o...?-añadió.
-Eres un impaciente- se quejó Jimin con una risita mientras rasgaba por un lado el papel de regalo. Sacó el contenido del paquete y abrió la boca mientras un escalofrío recorría su cuerpo. Un bonito álbum de fotos con la portada en negro y su nombre grabado en dorado en medio de esta apareció dejándolo impactado.
-Ay Yoon-susurró llevándose la mano a la boca. Repasó con cuidado la portada con su nombre y conectó inmediatamente su mirada con los ojos felices de Yoongi que sonrió orgulloso.
-Ábrelo-pidió sin más. Jimin asintió con aquella sonrisilla emocionada y sus ojos se agrandaron al leer una pequeña inscripción en la contraportada. "6. Llenar un álbum de fotos solo de Egipto". Sonrió enternecido cuando al pasar la pagina encontró amplio espacio vacío a excepción del primer bolsillo transparente que contenía una preciosa foto que él aún no había visto.
-La hizo Sammi en nueva York y me la pasó el otro día-dijo únicamente. El joven repasó sus rostros en la foto y se recreó en la bonita sonrisa que el rubio mostraba en la foto mientras le miraba. En la esquina derecha inferior había escrito algo con un bolígrafo plateado.
HOGAR.
¡Hola a todos!
Bueno bueno, ya estoy por aquí con un capítulo más y hoy tengo muchas cosas que contaros por aquí. En primer lugar quiero dar las gracias a @minipurplemoon por crear esta maravilla que os enseño a continuación. Gracias a ella he podido darle vida en una foto a los protagonistas de esta historia. Os dejo un link a su perfil para que veáis las maravillas que hace: https://twitter.com/minipurplemoon
GRACIAS, GRACIAS INFINITAS POR ESTE REGALO MARAVILLOSO.
Por otro lado, dar las gracias también a Laura, mi queridísima Laura siempre al pendiente de todo que se ofreció a hacerme maravillosos separadores que habéis estado viendo durante el capítulo. GRACIAS POR TODO CIELO.
Bien, una vez los agradecimientos contaros que últimamente he estado trabajando en estructurar lo que nos queda de esta historia y que si no cambia nada, Whispers in the Sand tendrá 21 capítulos más un epílogo. Así pues, si, ya pasamos de la mitad de este fanfic y comienza la cuenta atrás, aunque aún nos queda mucho, que no cunda el pánico.
Sin más que decir, espero que os esté gustando y de verdad de corazón daros las gracias a todos los que estáis desde el principio y a los que llegáis nuevos. Gracias por darle a Whispers el número 1 en el ranking de arqueología. GRACIAS DE CORAZÓN.
¡Nos leemos en el siguiente!
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