Capítulo 12. Ardiente desierto.

"En Whispers hay amor, misterio, encrucijadas, amistades, luchas por los sueños y muchas cosas más, no sólo sexo. Es una historia que te transporta a Egipto y a sus misterios y encantos y sí, hay Yoonmin, hay amor y puede que sexo, pero no es sólo eso. Si no lo saben apreciar no pueden ser parte de esto".  @siilvertaetae



Jimin rodó por la cama vacía con el móvil en la mano mientras los chillos al otro lado del teléfono se hacían presentes.

-Tal cual os lo cuento, se formó un lio tremendo, primero estábamos todos juntos riéndonos y bromeando y al rato casi se matan-explicó sentándose con las piernas cruzadas sobre el colchón.

-Que intensidad, tienes que presentarnos a esa gente-pidió el más joven de sus amigos con una enorme sonrisa.

-Eres un cotilla, Jeon-declaró el chico. Un momento después la puerta se abrió de golpe y Jimin miró a Yoongi que entró con una mueca extraña en su rostro.

-Yoon, ¿no estabas con Nam?-preguntó. Vio al arqueologo encogerse levemente de hombros.

-Vengo de hablar con Hobi-dijo seriamente.

-¿Todo bien?-preguntó de nuevo Jimin.

-Está raro el asunto pero obviamente hoy no es el día para esto-explicó. De pronto se fijó en las manos de Jimin que sostenían el móvil con las caras de sus amigos bien pegadas a la pantalla. -Oh, estas hablando con los chicos-añadió con una pequeña sonrisa.

-Si, Sammi vendrá en un rato así que estaba aprovechando para ponerlos al día-explicó Jimin enfocando un poco a Yoongi con la cámara para que los viese.

Yoongi asintió y saludo tímidamente a través de la cámara. -Entonces os dejo tranquilos, solo vengo a por mi ropa y mis cosas y me voy otra vez-dijo retirándose hacia el baño para recoger lo que había ido a buscar.

-Madre mía, que hombre...-suspiró el mayor de sus amigos apoyado sobre la espalda de su novio. Jimin rodó los ojos con una sonrisa orgullosa.

-Taehyung-reclamó en un susurro.

-Como puede tener esa cara y mirarse al espejo tranquilamente todas las mañanas-añadió Jungkook embobado.

-Cállate que te va a oír-susurró de nuevo intentando hacer callar también a Jungkook.

-Déjalos, me levantan el ego-contestó Yoongi risueño desde el baño. Las risas al otro lado del teléfono se hicieron patentes. Jimin entrecerró los ojos e intentó no reírse tapándose la cara con la sabana de la cama aún deshecha.

-¿Puedes por favor ignorarlos?-preguntó ante las risas de sus amigos.

-Escucha, yo me voy ya, Nam está que le va a dar un algo-comentó

-Mándame un mensaje si la cosa se pone extraña con Hoseok ¿vale?-pidió Jimin. Recibió un pequeño beso y vio a Yoongi alejarse con las manos llenas de cosas.

-Claro, no te preocupes, si se pone agresivo te llamo para que me defiendas-rió intentando abrir la puerta. -Jimin-dijo el chico antes de salir por la puerta para llamar la atención del joven. El aludido levantó la cabeza de inmediato y se miraron intensamente a los ojos.

-Te veo en el altar-añadió con una sonrisa. Jimin se quedó tieso y luego una sonrisa estúpida se extendió por su cara y se quedó instalada allí incluso después de que el arqueólogo se perdiese tras la puerta. Lo siguiente que escuchó fue a Jungkook y Taehyung silbar y vitorear al otro lado del teléfono.

-Eso ha sonado a propuesta-chinchó Tae con voz soñadora. Jimin negó con la cabeza.

-Ni siquiera somos...-comenzó a decir. Un par de toques volvieron a sonar en la puerta interrumpiendo sus palabras y Jimin se incorporó enseguida mirando la hora en el móvil.

-Madre mía, esa habitación tiene más trafico que Seúl-comentó Taehyung haciendo reír a su chico y a Jimin que inmediatamente dejo el móvil en la cama y se levantó para ir a abrir.

-Es un día importante, están todos de los nervios-justificó únicamente.

Jimin se acercó rápidamente a la puerta y abrió encontrándose de frente con Jin que tenía una mueca extraña en la cara. Este le saludó tímidamente con la mano.

-Jin, pasa-ofreció amablemente el chico retirándose de la puerta para dejarle paso.

-Jimin me va a dar algo...-comenzó a decir el joven mientras se internaba en la habitación. Jimin recordó a sus amigos en el móvil y levanto la mano para que esperase.

-Espera, dame un segundo-pidió Jimin recogiendo su móvil de entre las sabanas. -Chicos, os dejo, ha venido Jin, luego os mando una foto ¿vale?-dijo mirando a sus amigos a través de la cámara.

-Pásalo bien, Minnie-gritaron a la vez despidiéndose con la mano. Jimin les sonrió y se despidió de la misma manera antes de colgar.

-¿Estabas hablando con tu amigos? Perdona, te he molestado...-se disculpó Jin con una mueca.

-No no, quédate tranquilo, si de todas formas iba a colgar enseguida, aún tengo que ducharme y todo y Sammi me ha dicho que se pasará en un rato para ayudarme con el maquillaje-explicó Jimin.

-Yo venía...veras, tengo que pedirte un favor-dijo finalmente con expresión dudosa.

-No me digas que tienes dudas y te tengo que ayudar a escapar, porque me desmayo aquí mismo-bromeó entre risas el joven con los ojos muy abiertos. Jin rió con él y negó con la cabeza.

-No, no por dios...llevo queriendo casarme con Namjoon casi desde la universidad, es otra cosa-contestó contagiándose de la risa de Jimin. -Te necesito, sabes que Sammi es una de mis dos testigos, bueno pues mi amiga Yun, la que iba a ser mi otra testigo, estaba embarazada y me acaba de llamar que ayer se puso de parto de madrugada y obviamente no pueden venir a la boda. Yo...se que solo te conozco desde ayer, pero eres el único que se me ocurre que sepa coreano y como he visto lo mucho que te quieren Sammi y Yoongi se que eres de fiar, por eso quería que fueses mi testigo en uno de los días más importantes de mi vida-explicó todo de carrerilla. Jimin sintió su corazón revolotear ante sus palabras y agarró con cariño una de las manos del mayor.

-Cuenta conmigo Jin, te acompañaré como testigo en este día y si me dejas lo haré por el resto de tu vida-respondió con seguridad. Jin lo miró a los ojos, con aquella mirada intensa que se le había aguado un poco y carraspeó para contener la emoción.

-Ya se porque te ha elegido Yoongi-comentó Jin con una sonrisa.

-No somos...-comenzó a decir Jimin.

-Ya, pero es diferente contigo que con los demás-interrumpió el mayor sin dejar de sonreír.  Asintió tímidamente y Jin, sin decir nada lo abrazó con cariño.

-Díselo a Sammi ¿vale? Os estaré esperando-añadió cuando soltó su abrazo. El joven asintió y vio al chico marcharse hacia su habitación.

Jimin se quedó allí durante unos segundos viéndolo marchar con una sonrisa y después de cerrar la puerta cogió sus cosas y se metió a la ducha. Cuando salió contempló el traje que se pondría aquel día y sin perder un momento se terminó de secar el pelo y se puso la fina cadena con el dije de Isis que Sammi le había regalado para el festival. Algo en su corazón le decía que Yoongi seguía llevando aquella pulsera de Osiris en su muñeca.

Unos minutos después, mientras terminaba de abrocharse los puños de la camisa blanca que había elegido un par de golpes sonaron en la puerta y se acercó a abrir sabiendo que su amiga se encontraba al otro lado.

Tras la puerta, una avergonzada Sammi lo miró con una pequeña sonrisa.

-Ay Sammi-murmuró el chico emocionado llevándose la mano a la boca. La chica llevaba un bonito vestido largo rosa de escote en V con finos tirantes decorados en pedrería y una apertura delicada al costado de su pierna. Se había dejado el pelo suelto ondulado con un pequeño recogido en forma de corona en la parte trasera de su cabeza y había rematado el outfit con unas sencillas sandalias plateadas que se anudaban a lo largo de su pierna desnuda.

-¿Te gusta?-preguntó un poco cohibida por la mirada que le dedicaba su amigo. Jimin asintió con fuerza un par de veces.

-A Hoseok le va a dar un infarto-dijo solamente apartándose de la puerta para dejarla pasar. Ella rió sonoramente y se metió en la habitación de sus amigos.

-Pongámonos manos a la obra, Jin nos espera para acompañarlo al altar-dijo la chica simplemente.

Jimin se sentó en el baño y Sammi se dedicó durante casi media hora a maquillar sutilmente al chico como había hecho para el festival mientras hablaban de todo y bromeaban picándose el uno al otro sobre Yoongi y Hobi.

Cuando terminaron allí, Jimin se ajustó la corbata y se puso la americana gris del traje y tras sacarse un par de fotos juntos para el recuerdo se pusieron en marcha a la hora acordada hacia el jardín donde se celebraría la boda.

Al verlos, Jin respiró tranquilo y los abrazó a ambos con cariño para después proceder a contarles lo que tenían que hacer. Unos minutos más tarde una de las organizadoras llegó a su lado y los colocó a todos en posición tras unas cortinas que daban paso al lugar donde Namjoon ya esperaba a su futuro esposo.

La música sonó en el tono perfecto y dos asistentes que andaban por allí retiraron las cortinas para que pudiesen salir. Jin suspiró nervioso y salió por el pasillo hacia el precioso arco. Tras él, Sammi y Jimin desfilaron a la vez mirando al frente con bonitas sonrisas contemplando fijamente a los dos hombres que se encontraban en el altar al lado de Namjoon.

Este sonreía complacido al borde de las lágrimas por ver a su hombre llegar al altar después de tanto tiempo. Jimin consiguió desviar la mirada de aquella intensa que le fulminaba desde que había hecho acto de presencia.

Al llegar, él y su amiga se colocaron a la izquierda de Jin que inmediatamente entrelazó las manos con el hombre que estaba a punto de convertirse en su esposo. Y mientras la canción que Namjoon y Jin habían elegido seguía sonando, Jimin levantó de nuevo la mirada. Respiró entrecortadamente al encontrarse de pleno con la oscura mirada de Yoongi fija en él sin una mínima intención de moverse de allí. El mayor sonrió en la distancia como si no existiese nadie más allí e hizo un gesto de un silbido en silencio que provocó a Jimin tener que aguantarse una carcajada.

Cuando la jueza comenzó a hablar, Jimin se permitió desviar un momento la mirada hacia Hobi que sonreía ampliamente como un idiota enamorado mientras no podía despegar la mirada de la angelical Sammi. Durante un buen rato, la jueza se dedicó a leer pasajes sobre el matrimonio y la unión en inglés y en coreano mientras los novios no paraban de sonreírse y mirarse embelesados sin soltarse de las manos.

En mitad de la ceremonia, Hobi y Yoongi se adelantaron un momento para que los novios pudieran realizar la tradición coreana de la bendición del matrimonio. Cada uno les entregó una figura de madera con forma de pato para simbolizar la unión y la fidelidad. Ambos pronunciaron sus votos con sonrisas y lágrimas en sus ojos y Jimin tuvo que pestañear levemente un par de veces para evitar que las lágrimas saliesen de sus ojos. Pudo ver a su amiga a su lado limpiarse disimuladamente los ojos por la emoción. En el momento de entregar los anillos, Jimin y Sammi se adelantaron de la misma manera que habían hecho Hobi y Yoongi, con los ojos de todo el mundo sobre ellos. Con una enorme sonrisa Jin cogió el anillo que Jimin le ofrecía y Nam cogió el de Sammi dedicándole una tierna caricia en la mejilla a la chica. Juntos volvieron a retirarse y todo el mundo volvió a fijar su vista en los novios.

-¿Kim Namjoon, aceptas a este hombre como tu esposo, para serle fiel y hacerlo feliz durante el resto de vuestras vidas?-preguntó la jueza mirando fijamente al chico que no tenía ojos más que para su hombre.

-Si, acepto-dijo de inmediato sin despegar su mirada de Jin que sonrió aún más ampliamente. Una risita generalizada se levantó en el lugar.

-¿Kim Seokjin, aceptas a este hombre como tu esposo, para serle fiel y hacerlo feliz durante el resto de vuestras vidas?-volvió a repetir la mujer esta vez para el otro chico.

-Si, si quiero-murmuró Jin emocionado. Se hizo un silencio denso y especial en aquel jardín mientras los dos protagonistas se ponían respectivamente los anillos y después de unos segundos la mujer que había oficiado la ceremonia sonrió y volvió a hablar.

-Damas y caballeros, les presento a la familia Kim-declaró mientras ellos se besaban por primera vez como esposos.

Todo el mundo estalló en aplausos y cuando Namjoon y Jin desfilaron por el pasillo hacia la entrada de la sala del hotel donde se celebraría el convite y la fiesta, Sammi abrazó a Jimin con alegría. Caminaron unos pasos tras los novios hasta juntarse con los otros dos testigos que se unieron a ellos con ilusión.

Yoongi cogió de la mano a Jimin y le sonrió mientras veía a Sammi titubear al lado de Hobi delante suyo mientras ambos intentaban disimuladamente tomar la mano del otro.

-¿Pero qué les pasa?-susurró el joven moreno. Yoongi rió.

-Que son nefastos en esto-dijo simplemente dando un pequeño apretón en la mano de Jimin que sonrió igual que él.

-Hobi viene hacia aquí-comentó Jimin en un tono bastante discreto por encima de la música. Vio a Yoongi levantar la cabeza ligeramente de su móvil en el que andaba trasteando para subir una foto que había sacado para felicitar a sus amigos recién casados y posó su mirada oscura un poco más allá del hombro de Sammi. Esta, que no había dicho ni una sola palabra de lo ocurrido el día anterior, abrió los ojos mientras sostenía una sofisticada copa con un líquido rosáceo junto a sus labios.

Jimin sonrió al recién llegado y luego se entretuvo en subir el también una foto que había conseguido sacarse con Yoongi.

-¿Todo bien chicos?-preguntó Hobi un poco cohibido cuando se situó a su lado.

-Genial-contestó Yoongi animado. Hobi le miró un poco receloso pero luego le sonrió tímidamente.

-Yo...venía a llevarme a Sammi, si quieres bailar claro-dijo dirigiéndose más a la chica que a los otros dos que habían pasado a segundo plano. Su amiga los miró y casi al momento entrelazó su mano con la del chico. Dejando la copa en la mesa se marchó lentamente hacia la pista.

-Te lo dije, no iban a durar mucho enfadados-comentó Yoongi por encima de la música. Jimin asintió y sonrió mirando a la pareja que parecía absorta en la música lenta que acababa de comenzar a sonar. Él también quería estar así con Yoongi, así que se volvió hacia él y se topó con su oscura mirada clavada en la suya.

-Esto...yo...eh...-titubeó el joven rascándose la nuca. Yoongi lo miró y rió por verlo en ese estado. El color había inundado sus abultadas mejillas y se perdía en su naricilla como un ligero brillito.

-Jimin-dijo con aquella sonrisa que lo ponía tan nervioso.

-¿Si?-balbuceó el aludido.

-¿Quieres bailar?-preguntó Yoongi con una sonrisa acabando la frase por Jimin que había estado titubeando durante un rato. Extendió la mano hacia el chico que la agarró y miro con una sonrisa la unión por un segundo. Tan doméstico...tan familiar. Con una sonrisa caminaron juntos entre los invitados siguiendo el mismo camino que habían seguido Hobi y Sammi hacia la pista.

Escogieron un lugar y Yoongi lo hizo girar una vez para luego acogerlo entre sus brazos con una sonrisa. Jimin se tambaleó y se apoyó en su pecho dulcemente mientras pasaba las manos por detrás de la nuca del chico y se atrevía a acercar su rostro sin despegar la mirada el uno del otro.

-¿Te he dicho lo guapo que estás esta noche?-murmuró Jimin balanceándose con Yoongi por la pista. Este negó y valientemente acercó su rostro al otro que lo miraba absorto como si estuviese mirando a un ángel.

-No hace falta que te diga lo que pienso, creo que puedes adivinarlo por las ganas que tengo de besarte-murmuró deslizando las manos por sus hombros en una caricia.

-No te reprimas pequeño-murmuró Yoongi cerca de sus labios provocándolo.

El corazón de ambos revoloteo alterado. Con sus rostros a escasos centímetros Yoongi afianzó sus manos aún más en la cintura de Jimin y con un suspiro junto su rostro al del más joven. Por fin pudo saborear aquella dulce boca que le llamaba sin remedio. Dejó un par de besos pequeños en los labios del menor consiguiendo que este sonriese y pasase delicadamente sus manos por el cuello del arqueologo enredando sus dedos entre el pelo claro de este. Y cuando por fin llegó aquel ansiado beso, la corriente eléctrica de sus cuerpos atrayéndose fue tan fuerte que los dejó sin respiración.

Bailaron durante largo rato y luego se unieron a sus amigos. Sammi desapareció disculpándose para ir al baño y más tarde Jimin se apartó del grupo para lo mismo, pero cuando dejó la sala donde se celebraba la fiesta y vio a su amiga teniendo una acalorada discusión con Hobi en el pasillo decidió darse la vuelta y volver a donde estaba.

-¿No ibas al baño?-preguntó Jin colgando del brazo de su marido.

-Hobi y Sammi...-comenzó a decir.

Un grito salió de la boca del mayor de todos. -¿Se estaban liando?-preguntó emocionado.

-¿Que? ¡No! Estaban discutiendo otra vez, no he querido meterme-aclaró con una tímida sonrisa.

-Si se dejasen de tanta tontería que bien nos iría a todos-murmuró Jin cruzándose de brazos. 

-Pues si, en fin, voy a ir a buscar otro baño que esté más lejos de esos dos-dijo tranquilamente dándose la vuelta.

-Te acompaño-gritó Yoongi llamando la atención de Jimin a través de la música.

-Si, no vaya a ser que se pierda-chinchó Namjoon cuando ya se alejaban. Yoongi rió y le hizo un gesto grosero con el dedo antes de enlazar su mano con la del joven que sonrió con algo extraño en el estómago.

Caminaron por los pasillos en silencio y sin saber muy bien porque, guiados por aquel sentimiento tan extraño se encontraron a si mismos frente a las puertas del ascensor del hotel.

-Creo que ya no necesito ir al baño...-murmuró Jimin tanteando el terreno. Yoongi abrió los ojos y miró al chico a su lado que sonreía mirando al suelo tímidamente. Era él. La viva imagen del amor. Y Yoongi supo que no necesitaba más que a ese hombre en todos los sentidos para ser feliz.

Unos minutos después se encontraban caminando hacia su habitación a paso rápido con la única intención de encerrarse para siempre en su burbuja de amor.

Yoongi peleó con la cerradura de la puerta y Jimin rió a su lado sujetándole las manos para abrir por él.

-¿Estas nervioso Yoon?-murmuró seductoramente dando la vuelta a la llave hasta que la puerta cedió.

El mayor lo miró a los ojos y tiró de él cerrando la puerta tras de si para internarse en la oscura habitación.

-¿Tu que crees, príncipe?-susurró a centímetros de sus labios poniéndolo cardiaco. Jimin se dejó llevar y lo empujó contra la pared de aquella habitación para devorar su boca. No sabía muy bien porque, si por la corbata que le ahogaba o por el momento en si, pero aquella habitación era realmente sofocante.

Comiéndose a besos se desplazaron por el lugar y con un pequeño empujoncito, el más joven terminó tendido en el colchón con Yoongi de rodillas entre sus piernas repartiendo pequeños besos por su estómago.

-Yoon yo...hace mucho que no...-comenzó a decir tímidamente mientras se incorporaba un poco para mirar al mayor a los ojos. Este acarició su pelo con ternura y besó su frente.

-Tranquilo, si quieres parar dilo...solo quiero cuidarte pequeño-murmuró Yoongi con dulzura. Jimin sonrió y algo en su pecho se removió con añoranza.

Y cuando se miraron de nuevo a los ojos ya no hubo dudas, se vieron por completo y se vieron más allá de los años y del paso del tiempo. Se vieron el alma condenada entre jadeos, mientras las manos del uno y el otro arrancaban las prendas en aquella asfixiante habitación, desnudándose el cuerpo, la mente y el alma como aquella primera vez en 1244 a.c.

Torpemente Jimin deslizó sus manos por todo el cuerpo de Yoongi que no dudó en acostar a ese chico sobre el cómodo colchón y abalanzarse sobre su boca con necesidad. Durante largos minutos solo fueron besos y caricias tímidas que no traspasaban fronteras más allá de lo banal, pero luego todo se volvió aún más caliente y más certero cuando el mayor deslizó la lengua y los labios por cada rincón de aquel angelical cuerpo que lo llamaba a ser devorado.

Con agonizante calma, el arqueólogo se dedicó a colmar de placer a aquel chico que apenas podía respirar entre gemidos ahogados. Había esperado demasiado aquel momento y cuando la mano de Yoongi se coló entre sus piernas y tanteó la zona más sensible de su cuerpo creyó que no podría asimilar todos aquellos confusos sentimientos que se le venían a la cabeza y le apretaban el corazón.

Dejó ir un sonoro gemido que volvió loco al mayor y en la distante cercanía de sus cuerpos se miraron con los ojos inundados en algo más que lo simple banal del sexo.

Eran manos por todas partes, besos ardientes y posesivos marcando la piel del otro, desbordados de un placer inmenso. Se dedicaron a complacerse el uno al otro, sin prisa, solo disfrutando del momento, pidiendo por más, ahogándose en sus cuerpos calientes y anhelantes del otro.

Jimin cerró los ojos cuando Yoongi acarició sus piernas y las entrelazó a su espalda con delicadeza. Se miraron intensamente y cuando el mayor presionó su cuerpo para deslizarse en su interior con la mayor delicadeza posible aguardando por la comodidad del moreno, no hubo más dudas entre ellos y la furia de la pasión, de la desesperanza y de la necesidad de aquella unión los golpeó con fuerza cuando se sintieron el uno al otro.

El anhelo...había sido demasiado grande y en ese preciso momento, donde el único aire en aquella habitación era el que escapaba de sus bocas en sonoros gemidos de placer, donde no había ni un solo centímetro de sus cuerpos que los separase, solo entonces y por un instante, cuatro personas separadas en el tiempo volvieron a ser dos. Dos personas perdidas en el placer de aquel momento.

-Ahmet...Jimin-susurró inconsciente el arqueólogo mientras besaba el cuello de Jimin. Acompañado que aquel tortuoso vaivén de sus caderas, aquello resonó como una canción demasiado erótica y sin certeza alguna, aquellas palabras calaron en Jimin sumiéndolo en el más absoluto éxtasis. Ver a ese hermoso príncipe bajo su cuerpo en aquel estado arrojó a Yoongi por el mismo precipicio, gimiendo extasiado en absoluta sintonía con su amante.

El cuerpo desnudo del mayor recayó perezoso sobre el del joven moreno que todavía intentaba a duras penas recuperar el aliento robado del orgasmo.

-¿Estás bien?-preguntó Yoongi con una bonita sonrisa alzándose un poco para retirarse de encima del chico y no aplastarlo con su peso. Jimin conectó su mirada con la del chico que pudo admirar enternecido el leve sonrojo en las mejillas y la nariz de aquel dulce príncipe reencarnado en aquel espectacular joven que lo volvía loco en todos los sentidos.

-¿Bien? Bien no es la palabra cariño...-murmuró Jimin con una sonrisa acercándose más hacia él. No quería perder ese contacto tan bonito y tan íntimo y no veía necesario separarse ahora.

-Mi pequeña hoguera...mi hogar-musitó besando su pelo mientras el joven se acurrucaba en su pecho y besaba allí donde tocaban sus labios.

-Mi hogar-volvió a susurrar Yoongi apretándolo más contra su cuerpo. Un pinchazo en el costado que dolió horrores lo devolvió de golpe a la realidad, pero el suave ronroneo de Jimin entre sus brazos y el calor de su piel contra su cuerpo, unidos al compás de sus agitados corazones buscando la calma, los sumergió a ambos en una extraña y dulce paz que los acompañó hasta el sueño.

"Era la primera vez que traspasaba todos los límites impuestos en la corte de Ramsés y lo había hecho de la mano ni más ni menos que del príncipe Meryatum, el hermano pequeño del faraón.

Jamás había estado en sus aposentos, ni siquiera había estado allí cuando eran solo dos niños correteando por todos lados y alborotando a todo el mundo. Aquella vez era diferente, ya no eran dos niños, sino dos jovencitos y sus juegos ya no eran inocentes, ahora jugaban con fuego pretendiendo quemarse, eran piel y carne, besos y caricias, gemidos, jadeos y gritos apagados en la boca del otro. Y luego eran paz, calma después del éxtasis. Eran amor y palabras bonitas. Y después de aquella primera vez asfixiante y placentera sintieron que nada podría separarles.

Una de aquellas calurosas tardes, después de haber hecho el amor entre las sábanas blancas y las cortinas de la enorme cama adintelada, mientras Kadid deslizaba sus dedos entre el cabello mojado por el sudor del joven príncipe, los pensamientos crueles sobre su destino irrumpieron en la habitación.

-Estoy enamorado de ti, no sabes hasta qué punto te quiero-confesó de la nada el joven sacerdote. Ahmet levantó la vista con una enorme sonrisa en la cara.

-Yo también estoy enamorado de ti-aseguró rozando con su dedo la nariz del rubio que acababa de confesarle lo muchísimo que lo quería.

-¿Qué haremos?-preguntó el mayor dejándose caer sobre la almohada algo decaído.

-Tengo que casarme con Sitre, es lo que se nos ha ordenado, pero ella y yo sabemos que no es lo que ninguno de los dos quiere...encontraremos la solución, mi vida, Sitre sabe...ella nos ayudará-explicó con su habitual carácter pacífico y taciturno.

-Aceptaré lo que puedas darme, mi príncipe-aseguró Kadid con un pequeño asentimiento. Ahmet imitó su gesto.

-Quiero darte una cosa y creo que es el momento adecuado-dijo de repente inclinándose hacia el suelo donde yacía esparcida su ropa para coger lo que había llevado escondido durante toda la tarde. -Ven, dame tu mano-pidió. La fina mano de Kadid resplandeció bajo la luz del sol y después de depositar un dulce beso en ella, el príncipe deslizó un bonito y pesado anillo por su dedo anular.  El mayor parpadeó y contempló la joya mientras Ahmet se ponía el otro idéntico que siempre llevaba. -Yo tendré el otro y no puedes quitártelo...así estaremos juntos para siempre-anunció sonriente. Una lágrima pesada se deslizó por la mejilla del futuro sacerdote y cayó con pensar en la sabana que cubría sus cuerpos desnudos. Ahmet lo noto y se puso serio.

-Puede que Sitre vaya a ser mi esposa de cara a la sociedad y a los dioses, pero tu Kadid, tu eres mi esposo aquí, en mi lecho y en mi alma y eso nunca nadie podrá evitarlo-dijo firmemente apretando las manos de aquel hombre que había robado su corazón por completo.

-Ahmet mi amor-murmuró Kadid alzándose sobre él apoyándose únicamente en sus codos mientras juntaba sus cuerpos desnudos. Ahmet sonrió aún un poco entumecido y elevó los brazos para acariciar las mejillas del mayor.

-Saldremos de esta como sea, conseguiremos estar juntos como sea, no voy a renunciar a ti por nada-aseguró el príncipe con una pequeña sonrisa.

Y en ese momento aquel joven príncipe Meryatum que yacía bajo el cuerpo del amor de su vida, no sabía lo equivocado que estaba.

No muy lejos de allí, una mujer gritaba angustiada cuando su pequeño hijo se desplomaba inerte en las calles arenosas del mercado egipcio."

Salió de aquel sueño como si algo lo impulsase y respiró entrecortadamente mirando al techo. Sintió a Jimin removerse a su lado y acercarse hacia él con los ojos entrecerrados por el sueño.

-¿Estás bien?-preguntó apoyado en sus codos.

-Soñaba contigo...Jimin...necesito decirte algo-titubeó el arqueólogo.     

Después de descubrir lo que sentía por Jimin lo había tenido claro, pero cuando se dio cuenta de que Ahmet vivía en el alma de Jimin todos aquellos sentimientos dispersos se juntaron en uno solo haciéndolo delirar de amor.

-Yoon, son las cuatro de la mañana-se quejó el chico somnoliento mientras se incorporaba y se sentaba entre las sábanas.

-No voy a esperar a mañana Jimin y no quiero que pienses que te digo esto por lo que ha pasado, pero creo estoy listo para dar un paso más en nuestra relación. No tienes que decir nada, pero si tu te sientes igual me gustaría...-dijo todo de carrerilla casi sin respirar. Jimin le interrumpió.

-Si-dijo conciso.

-¿Que?-contestó Yoongi confuso.

-Que me siento igual y que si, que quiero ser tu pareja o como sea que lo llamemos, que si Yoongi, que si-reiteró feliz con el corazón latiéndole acelerado.

La sonrisa en la cara del mayor se estiró tanto que pensó que se le saldría de la cara y solo pudo acercarse más a él para besar sus labios dulcemente.

-Ven aquí, voy a hacerte el amor hasta que amanezca-murmuró riendo. Jimin rió con él pero no hizo el mínimo esfuerzo en resistirse.

Jimin se había despertado demasiado pronto esa mañana. Había pasado un largo rato mirando a ese hombre maravilloso dormir, recordando todo lo que había pasado la noche anterior y luego tras ponerse la camisa de Yoongi del día anterior para cubrir su desnudez, había vuelto a la cama.

Estuvo repasando las fotos de la boda que había hecho con su móvil y también las que habían pasado por el nuevo grupo al que le habían unido. Haciendo eco de la foto que Yoongi había publicado para felicitar a sus amigos, decidió subir una también para anunciar su felicidad al mundo y contar a todos que lo suyo con Yoongi por fin era oficial.

Calculó la hora de diferencia con Corea y contó los minutos esperando a la inmediata respuesta de alguno de sus dos amigos cuando les pasó la foto. Como ya se esperaba, la respuesta no se hizo de rogar y los mensajes comenzaron a llegar a su móvil sin descanso por parte de sus amigos. Una risita atropellada escapó de sus labios con un de los mensajes de Taehyung que quería saber todos los detalles escabrosos de su noche, y con un ligero movimiento Yoongi abrió los ojos y lo miró con una ceja alzada y cara de dormido pendiente de saber que le parecía tan divertido. Terminó de subir otra historia y lo miró sonriente.

-Buenos días príncipe-murmuró Yoongi con la voz aún ronca de haberse despertado en ese momento. Jimin lo contempló allí somnoliento, despeinado y cubierto únicamente con una sábana y tuvo que desviar la vista un segundo para no comérselo a besos allí mismo. Lo escuchó esbozar una pequeña risita y apretó los ojos

-Tu a mi también me estás provocando eh-advirtió el mayor alzándose un poco para colocar su propia camisa que en ese momento vestía Jimin y que se había deslizado por su hombro mostrando su clavícula.

-¿Has dormido bien?-preguntó intentando desviar el tema. El arqueólogo asintió con una dulce sonrisa que lo inundó todo en aquella habitación.

-¿Y te acuerdas de todo?-preguntó de nuevo Jimin mientras veía al mayor arquear una ceja. -Digo, ha sido una noche intensa y...-comenzó a explicar. Yoongi se acercó a él y recortó aquella distancia dejando un pequeño beso en sus labios para hacer que se callase. Cuando se separó de nuevo, el joven mantenía los ojos cerrados disfrutando de aquel delicado toque.

-¿Me estás preguntando si me acuerdo de que te dije que te quiero, que quiero ir en serio contigo y que tu dijiste que si?-preguntó incrédulo intentando no reírse por la manera en la que se lo estaba preguntando. Jimin se sonrojó por lo estúpido que sonaba dicho en voz alta pero asintió firme ante la pregunta.

-¿No te ha quedado claro?-volvió a preguntar con una sonrisilla maligna y la ceja alzada.

-Es solo que...parece tan irreal...-se defendió el joven moreno.

-Es como un sueño-reiteró el mayor atrayéndolo hacia su cuerpo para volver a besar esos labios que lo traían demente. Y es que así se sentía él, en un sueño del que no quería despertar, con aquel muchacho entre sus brazos de nuevo, tantos años después.

Pasaron un rato allí, en aquella amplia habitación, simplemente echados en la cama, con el aire haciéndose espeso cada vez que se rozaban, hablando de todo y de nada, haciéndose fotos, besándose y acariciándose como si ninguno de los dos quisiera salir de aquella burbuja en la que llevaban encerrados desde la noche anterior. Pelearon por la ducha entre carcajadas y al final el mayor tuvo que ceder ante aquella carita de ángel.

Jimin se marchó directo al baño con sus cosas en la mano ante la mirada fija de aquel hombre que lo estaba volviendo loco.

Se metió en la ducha y dejó el agua correr durante largo rato sobre su cuerpo sin dejar ir todas aquellas sensaciones nuevas que se alojaban en cada poro de su piel. Salió un rato después y se miró al espejo. No sabía muy bien porque, si por los besos marcados levemente en su cuerpo, las marcas de los dedos largos y poderosos de Yoongi en sus caderas o simplemente porque si, pero aquel reflejo que el enorme cristal le devolvió no parecía ser el mismo Jimin de siempre. Sonrió negando con la cabeza dándole vueltas y agarró una toalla blanca y mullida para secarse.

Después de vestirse, mientras se secaba el pelo con la toalla, un mensaje sacudió su móvil anunciando a Sammi en la pantalla.

-¿Has visto lo que ha subido a Instagram tu queridísimo arqueólogo?-había escrito la chica. Jimin arqueó la ceja confuso y dejando a la chica con el mensaje leído abrió la otra aplicación para ver de qué le estaba hablando.

Paso por las fotos subidas la noche anterior por el chico y cuando llegó a la última se quedó sin respiración.

-¡MIN YOONGI!-escuchó el arqueólogo desde el baño. Inmediatamente una carcajada se le escapó de los labios. Sabía perfectamente el "delito" que había cometido. Estaba allí, con la camisa abierta y aquel pantalón negro cubriendo sus piernas de infarto, echándole la bronca y ni siquiera le estaba escuchando. O se concentraba o iba a caérsele la baba en cualquier momento.

-¿Pero como se te ocurre subir esa foto?-reclamó el joven dando vueltas por la habitación.

-Tampoco es para tanto-rechistó el mayor haciéndole señales para que se acercase. Jimin suspiró y caminó hacia el terminando de abrocharse la camisa que llevaba a medio poner.

-¿Que pasa?¿Es que no puedo gritarle al mundo que eres mío?-insistió Yoongi con una sonrisa para intentar picarle.

-Puedes gritarle al mundo lo que te dé la gana, pero avísame que casi me da un infarto en el baño cuando me he visto ahí de esa guisa-gesticuló el chico haciendo sonreír al arqueologo.

-Bueno, yo te reanimo-murmuró pícaramente atrayendo hacia si al joven cogiéndolo por la hebilla del pantalón. Jimin sonrió como un idiota sin remedio y se dejó caer rendido entre sus brazos.

-¿La próxima vez qué será? ¿Subir una foto mía desnudo?-preguntó Jimin irónicamente mientras golpeaba delicadamente la nariz del mayor con la suya. Yoongi paseó sus manos por aquellas firmes caderas y lo atrajo más hacia su cuerpo.

-Todos me envidiarían-murmuró simplemente ganándose un golpe del chico que intentaba escapar de su apretado abrazo.

-Anda, no me hagas hablar, ve a la ducha, te espero en el comedor, ¿te parece?-cortó Jimin levantándose de encima de su chico mientras este se incorporaba en la cama que aún seguía deshecha.

-Ve, se que te mueres de hambre, voy en nada-comentó dirigiéndose hacia la puerta del baño. Jimin le imito acercándose a la salida.

Abrió la puerta y se giró un segundo para ver a Yoongi mirarlo embobado. Se despidió con la mano y cuando este le respondió cerró la puerta y se apoyó con un suspiro en la puerta. Salir de aquella habitación era como respirar un aire diferente, un aire que no le gustaba si no compartía con Yoongi.

Dio un pequeño saltito cuando la puerta frente a la de su habitación y la figura de de Sammi abandonó la estancia con un pequeño portazo. Escuchó a la chica rechistar sin percatarse de su presencia y se dio cuenta de que llevaba el vestido que había llevado en la boda e iba descalza con los zapatos de tacón en la mano. Jimin carraspeó risueño por aquel espectáculo y su amiga se volvió despacio maldiciendo en español.

-No voy a preguntarte que tal has pasado la noche porque me puedo hacer la ligera idea-bromeó el chico viendo a su amiga sonrojarse hasta la raíz del pelo.

-Pues como tu, idiota-se quejó elevando un poco el vestido para no tropezarse. Jimin le quito los zapatos de la mano y ella le agradeció con la mirada mientras ambos se encaminaban por el pasillo.

-Touché...¿Te acompaño a tu habitación a cambiarte y desayunamos juntos?-preguntó con una sonrisa enorme. Su amiga sonrió un poco y asintió. -He dejado a Yoon en la ducha, así que tardará un poco aún-añadió.

-Por favor-dijo simplemente. Jimin asintió y juntos se encaminaron por el pasillo hasta la habitación de la chica. Se quedó sentado en la cama de esta mientras se duchaba y luego cambiaba el precioso vestido del día anterior por unos estrechos vaqueros rotos y una cómoda sudadera gris para contrarrestar el fresco día que los había sorprendido en la gran ciudad.

-¿Entonces todo bien con Hobi?-preguntó Jimin atreviéndose a sacar el tema mientras caminaban hacia la entrada del comedor. Sammi hizo una mueca de frustración y cuando les dieron paso se dirigieron hacia una mesa al lado de la cristalera del comedor desde donde podía verse todo el cielo nublado y amenazando lluvia de Nueva York.

-No lo se, sinceramente. Ayer se no fue de las manos como siempre, nuestra atracción es demasiado intensa y acabamos besándonos por los pasillos-admitió Samara retirando una silla de la mesa para poder sentarse a esperar a los demás.

-Ya ves, de pelear como borregos a hoy...lo mejor de las peleas son la reconciliaciones dicen-argumentó Jimin tomando asiento frente a su amiga.

-No seas básico-se quejó ella con las mejillas totalmente coloreadas de un dulce rubor que hizo reír al chico. -Y esta noche otra vez a separarme de él-se quejó llevándose las manos a los ojos.

-¿Has hablado con él sobre lo que te dije?-preguntó Jimin contemplando como su amiga se quitaba las manos de la cara en un gesto de desesperación. Sammi asintió.

-Es por lo que discutíamos ayer por en la fiesta cuando nos viste, quiere que me vaya con él a Corea en cuanto pueda, le dije que tenía que pensarlo bien, hablar con mis padres y organizarme y entonces se relajó un poco y bueno, el final ya lo sabes-explicó ella. Llevó las manos hacia el centro de la mesa y Jimin las acogió entre las suyas mirando con una pequeña sonrisa a su amiga.

-Sammi, sabes lo que quiere él, ¿pero te has parado a pensar bien qué es lo que quieres tú?- preguntó compasivo mirando a su amiga como si ansiase saber lo que pasaba por su cabeza en aquellos momentos.

-Le quiero a él- afirmó sin titubear mirando a Jimin a los ojos.

-¿Entonces cuál es el problema?-preguntó el chico compasivo.

-Me ablanda Chim, no debería haberle perdonado tan fácil lo que pasó el otro día, las cosas que me dijo, que nos dijo a todos...he estado casi un año sin saber nada de él y ahora viene con que quiere que me vaya con él a Corea mientras no estemos en Egipto-explicó la chica suspirando. -Me vuelvo idiota cuando me lo pide con esa sonrisa, ¿te pasa con Yoongi?-añadió con una pequeña sonrisa tonta intentando desviar un poco el tema.

-Claro que me pasa, me vuelvo un niño a su lado, un adolescente hormonal y solo pienso en Yoongi todo el día, pero Sammi, de eso va el amor, de ser feliz. Nos han enseñado que el amor es tóxico y feo todo el rato, pero no, el amor es intenso y frenético, el amor es volverse loco-contestó Jimin. Mientras decía aquello se dio cuenta de que no hablaba de cualquier tipo de amor sino del suyo. De su amor por Yoongi. Su amiga se reacomodó en la silla y recuperó un poco su sonrisa.

-Pues si que estamos bien-dijo simplemente. Jimin rió. Pues si que estaban bien si...

-Míralos, ahí vienen, como si nada hubiese pasado-dijo Jimin señalando con la cabeza hacia la entrada. Sammi se giró un poco y vio a los dos amigos entrando por la puerta mientras se reían a carcajadas los dos juntos. Caminaron hasta ellos y Yoongi se sentó al lado de Jimin mientras le daba un pequeño beso tan dulce que al joven se le pusieron los pelos de punta.

Jimin vio Sammi hacerle un hueco a su lado a Hobi que la miró con aquella sonrisa embobada y se sentó a su lado dejando un dulce beso en su mejilla.

-¿Ya habéis desayunado?-preguntó el arqueólogo.

-Acabamos de sentarnos, yo iba ahora...-comenzó a explicar la chica levantándose precipitadamente de la mesa. Hobi la miró desde su asiento e imitó el gesto.

-Te acompaño-dijo tranquilamente pasando una mano por su cintura para guiarla hacia el buffet.

-No pueden estar el uno sin el otro-rió Jimin. Su chico asintió.

-Si...creo que los entiendo-farfulló Yoongi con una sonrisa.

-Por cierto, he visto tu tatuaje-susurró Jimin inclinándose risueño para apoyar ligeramente su cabeza en el hombro de Yoongi. Este hizo un pequeño sonidito de fastidio con la boca y empujó delicadamente con su hombro el cuerpo del moreno que se apoyaba contra él.

-Se veía venir-confirmó el mayor haciendo reír levemente al chico. -¿Has conseguido traducirlo, listillo?-preguntó mirándolo de reojo. Jimin asintió complacido.

-Puede-contestó únicamente. El arqueologo lo miró enternecido y esbozó una pequeña sonrisa mientras veía a sus amigos a lo lejos picándose de nuevo intentando no alborotar a todo el hotel. Sumido en sus pensamientos como estaba sintió la pequeña manita del su chico trazar el tatuaje sobre la tela de su antebrazo. La tinta volvió a arder en su piel, pero esa vez de una manera diferente.

¿Acaso era posible enamorarse más fuerte de lo que ya lo estaba con el propio Ahmet?

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Hola a todooooos :)

Por aquí una autora que casi se vuelve loca. Si, como leéis, estáis ante uno de los capítulos que más difícil me ha resultado escribir, entré en un bloqueo monumental que me ha tenido una semana sin poder redactar una sola frase con sentido, pero bueno, aquí estoy, gracias a mi trabajo de constancia y a una personita increíble, aquí estoy.

Último capítulo fuera de Egipto, el Namjin ya se nos ha casado, algo que os debía desde Bullets, Sammi y Hobi...son Sammi y Hobi, que os voy a decir y nuestros dos protagonistas, mis niños...todo lo que ha pasado entre ellos en este capítulo...en fin, que espero que estéis contentos y os esté gustando.

Por último, quiero dedicarle este capitulo a Raquel, una vez más por su incansable ayuda, por obligarme a descubrir el origen de mi bloqueo y por quedarse conmigo hasta que han salido las palabras. Podría dedicarte el fanfic entero, pero eso ya lo sabes. Te adoro mi niña.

A los demás, espero que os haya gustado el capitulo y que os esté gustando muchísimo el fanfic.

Nos leemos en el siguiente :)

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