Capítulo 11. Si solo fueras mío.

"-No sabes lo que dices hermano-reclamó Ahmet. El faraón daba grandes zancadas por la enorme sala del trono. Por su voz y su postura, era más que evidente su enfado.

-Aléjate de él Ahmet, tu enlace con Sitre es inminente-ordenó con un tono demasiado frio parándose delante de su hermano que lo miraba con los ojos muy abiertos.

-Aunque me aleje, jamás dejaré de amarle-añadió Ahmet exponiendo su corazón a su hermano. Este negó con la cabeza.

-¿Y qué harás? ¿Tener un amante en la corte mientras tu esposa es repudiada de tu alcoba? Es un futuro sacerdote de Amón, si se enteran de ello jamás será perdonado y querrán desterrarlo-aclaró intentando hacer recapacitar al joven.

-No me importa Ramsés, yo lo protegeré, soy un príncipe de Egipto, el señor de todo esto, acaso tu crees que nadie va a osar meterse conmigo-justificó como si aquello pudiese salvarlo...como si aquello pudiese salvarlos.

-¡Eres tan insensato! ¿Y Sitre? ¡¿Qué pasa con ella?!-gritó el faraón caminando amenazante hacia Ahmet que se quedó impasible y no se movió de su sitio.

-Por todos los dioses, Sitre es mi amiga y procuraré por ella. Será una esposa cuidada y querida de cara a la sociedad-se justificó. Tocó levemente su piel por encima de su corazón y lo sintió alborotado en su pecho.

-Meryatum...-advirtió su hermano. Aquella advertencia resonó por toda la sala del trono. -Has de tener hijos, tras la muerte de nuestro hermano Masud y si me pasase algo a mi, tu serías el siguiente sucesor y faraón de Egipto-añadió. Como si Ahmet no lo supiese, ya lo había pensado y aunque adoraba a Sitre tenía claro que no era así como la quería.

Ahmet se mareó y por un segundo su hermano se volvió un borrón en el espacio. -Solo acéptalo, Kadid es mi vida, la vida que yo he elegido y siempre será así-reiteró con debilidad. Cada vez que lo repetía parecía más real en su cuerpo, Kadid era su vida, su vida no impuesta, la que él quería y con quien compartía un vínculo fuerte y hermoso que parecía no poder romperse por nada.

-Pues no lo acepto hermano y me temo que no lo aceptaré-sentenció el faraón con resignación mientras le daba la espalda a su hermano que respiraba un poco acelerado.

-No puedes...-Ahmet tosió con fuerza agarrándose el pecho mientras Ramsés subía la escalinata hacia el trono dorado y se sentaba con desgana. -Da igual...necesito descansar-se excusó el príncipe intentando acabar con aquel sinsentido.

-Retírate-ordenó el faraón con un movimiento desinteresado de la mano. Lo observó marchar sin decir nada más y se frotó pellizcó el puente de la nariz con desesperación.

-Escriba...¡Ramoset!-gritó escuchando el propio eco de su voz. Un hombre bajito y casi encorvado entró a la sala con un vaso de tinta y un rollo de pergamino. -Hoy escribiremos sobre mi hermano-dijo firmemente.

El joven príncipe caminó despacio por los pasillos del enorme palacio tambaleándose con un punzante dolor de cabeza y se desplomó con un quejido contra la pared. Contempló el sol por la ventana y apretó los ojos cuando una sirvienta se acercó a él preocupada.

-¿Majestad estáis bien?-preguntó con dulzura intentando mirarlo a los ojos.

-Istair, si, gracias, solo estoy agotado-dijo él en un murmullo. Pensó un segundo en Kadid y en su encuentro de aquel día. -¿Podrías hacerme un favor y acompañarme a mis aposentos? Tengo una tarea que encomendarte-pidió el chico mirando los ojos de ella agrandarse.

La joven Istair acompañó al príncipe velando por su estado y por aquella tos horrible que estaba volviendo loca a toda la corte. Ya en sus aposentos, Ahmet rasgó un pedazo de pergamino de unas escrituras que había estado elaborando aquellos días y escribió una pequeña nota rápida.

-Se que ahora no puedes escaparte de tu trabajo, pero llévale en cuanto puedas esta nota a Kadid, lo encontrarás enseguida si lo buscas en el jardín posterior frente a la orilla del Nilo, solo dásela y vuelve a tu trabajo-explicó Ahmet. La joven doncella asintió levemente y remangando su túnica blanca salió de la alcoba con la nota a buen recaudo.

El joven se estiró sobre el lecho de sábanas blancas y techumbre dorada que tantas veces había compartido con su amor y respiró entrecortadamente cuando una arcada asfixiante le sobrevino.

Desde ese momento el destino sentenció a Meryatum y a Kadid, y sentenció a todos aquellos que habían vivido su historia a su lado"

-¡No!-gritó Jimin saliendo del sueño y volviendo a la realidad. Se incorporó en la cama y contempló la leve luz del amanecer colándose por las rendijas de la ventana abierta. La brisa de la mañana movió las finas cortinas y un escalofrío se coló por toda su espalda.

-¿Jimin? ¿Estás bien?-preguntó la voz aún dormida de Yoongi. La mano del mayor se colocó en su espalda desnuda y la acarició de arriba abajo. Al final habían terminado durmiendo juntos. Una noche Jimin se había despertado sumamente asustado por un sueño y había abandonado su habitación en busca del arqueologo que tras oír la voz del chico al otro lado de la puerta no dudó en levantarse y acogerlo entre sus brazos durante toda la noche para que pudiese descansar. Y desde entonces no volvieron a dejarse, dormían juntos cada día y habían empezado a dormir mejor así. Pero esa noche había sido la diferencia. Ninguno de los dos sabría explicarlo pero quizás los nervios o las ganas del viaje que estaba por ocurrir unas horas después habían alterado aquellos sueños.

-Estaba soñando-dijo es un susurro mientras Yoongi se incorporaba y lo miraba a los ojos a través de la oscuridad del cuarto. -Joder, parecía que lo estaba viviendo- volvió a quejarse mientras se pasaba las manos por la cara para intentar despejarse y liberarse de aquel sueño tan real.

-¿Que soñabas?-inquirió el mayor tocándole el pelo con dulzura. El joven negó con la cabeza.

-Ya no lo recuerdo...-contestó Jimin intentando recordar.

-Ya cariño, ven, vuelve a echarte, aún nos queda un poco más de una hora para poder dormir-murmuró el arqueologo atrapándolo entre sus brazos y recostándose con él en la cama.

-Yoon-susurró el joven rompiendo el intenso silencio que poblaba el cuarto en el que estaban y la propia calle donde no se oía nada.

-Dime-contestó simplemente el aludido después de un segundo.

-¿Tu crees que algún día pararán estos sueños?-preguntó el chico con un quejido lastimero acompañando su pregunta.

Yoongi suspiró fuertemente y entrelazó la mano de Jimin con la suya en la oscuridad. -Espero que si, que algún día todo esto termine-dijo sinceramente.

Escuchó a Jimin suspirar y acurrucarse en su hombro bajo la liviana sabana que los cubría. Ninguno de los dos volvió a dormir pero descansaron en silencio hasta que sus móviles sonaron avisándoles de que era hora de prepararse para el viaje.

-No he dormido en toda la noche-chillo Sammi tirando de su maleta por el estrecho pasillo que salía de las habitaciones a la recepción.

-Entonces hemos pasado todos una noche increíble-afirmó Jimin irónicamente caminando a su lado. Yoongi asintió.

-¿Mala noche?-preguntó ella de nuevo ajustándose la camisa que llevaba alrededor de la cintura. Jimin la miró y levantó los pulgares en señal de aprobación.

-No ha parado de soñar-aclaró Yoongi simplemente mirando a los ojos a Jimin que parecía tan cansado como si no hubiese pegado ojo en toda la noche. Abrió el todoterreno que esperaba bajo el sol y resplandecía otra vez lleno de arena de la excavación. Subieron todo el equipaje al coche y se acomodaron cada uno en sus asientos.

-Bueno...tenemos once largas horas para descansar en el avión-informó Samara tirándose derrotada en el asiento trasero.

-Once horas, me suena fatal-se quejó Jimin con una pequeña sonrisilla.

-No te quejes, vas con tu amiga del alma y tu...¿tu Yoongi?-atajó la chica. Se quedó pensando en como había sonado y soltó una pequeña risita.

-Samara por dios...-se quejó Jimin sonrojándose. Su Yoongi, aquello había sonado demasiado íntimo y demasiado personal.

Al contrario de lo que pensaban Yoongi se echó a reír mientras maniobraba con el todoterreno para meterse en la autopista dirección a la capital egipcia.

Cuando llegaron al aeropuerto, dejaron el todoterreno en la plaza de parking asignada para que se quedase durante esos días en los que ellos iban a viajar y después de firmar el papeleo correspondiente y pagar el alquiler de la plaza, bajaron todo su equipaje para dirigirse hacia los mostradores de facturación.

Casi una hora después una amable azafata les indicaba sus asientos y un buen rato después, unos minutos antes de las ocho de la mañana el enorme avión despegaba dejando atrás Egipto y poniendo rumbo a Nueva York; La tierra de los sueños quedaba relegada por unos días y viajaban hacia la ciudad de la libertad, donde podrían ser ellos mismos.

Pasaron gran parte del viaje descansando, Jimin acurrucado dulcemente contra los brazos Yoongi que lo apretaba contra su cuerpo como si fuese a escaparse y Sammi reposaba la cabeza sobre el costado de Jimin en una postura que parecía demasiado incómoda. Jugaron a las cartas, vieron videos en las pantallas incorporadas en los asientos y charlaron durante horas deseando poder encender sus móviles en espera de alguna noticia sobre la tumba del príncipe que había quedado al cuidado del señor Abdel.

Un poco pasadas las siete de la tarde, hora americana, el piloto anunciaba el inminente descenso ante la evidente alegría de todos los pasajeros. Yoongi y Jimin lo celebraban a su manera, besándose sin pudor alguno con Sammi gritando de fondo aliviada.

Después de dejar el avión, se dirigieron con calma y algún bostezo disimulado hacia la zona de salida de maletas y por fin la pareja pudo tomarse de la mano para caminar juntos después de recoger su equipaje. Sammi parloteaba sin control, nerviosa y en el fondo asustada, pero feliz al fin y al cabo por volver a ver a sus amigos y por el motivo principal por el que se reunían.

Yoongi vio a sus amigos entre todo aquel gentío que esperaba a sus seres queridos y con una enorme sonrisa, que caldeó el corazón del moreno, los saludo desde lejos con la mano. Namjoon y Jin se acercaron a ellos sonrientes.

-¡Jinnie! Nami!-gritó Sammi soltando la maleta para abrazarse al cuello de los dos chicos que la acogieron con cariño. Jimin sonrió cuando los vio interactuar con la chica como si se conociesen mucho tiempo atrás. Según le habían contado, de vez en cuando, cuando ambos conseguían unas vacaciones en sus concurridos trabajos, habían viajado a Egipto a ver a Yoongi y habían trabado una muy buena amistad con la arqueóloga.

Yoongi soltó a Jimin un segundo y cuando la chica le dejó espacio, abrazó a sus amigos. Primero a Jin y luego a Namjoon que lo acogieron con cariño y con bromas hacia su altura. Jimin los contemplo y grabó aquella imagen en su mente. La imagen de una bonita familia de la que sin saberlo quería formar parte.

-¿Y Hobi?-preguntó el arqueólogo buscando a su amigo cuando todos dejaron de abrazarse.

-Ha ido al baño un segundo, enseguida vuelve-explicó Jin mirando de reojo a la chica que inmediatamente había desviado su mirada al suelo.

-Creo que se ha puesto nervioso de ver a Sammi-masculló el más alto haciendo sonreír a los demás. Sammi elevó la vista y le lanzó una mirada letal.

-Cállate Kim Namjoon-rechistó nerviosa ante la mención de su nombre.

-¡Déjala tranquila!-gritó el otro chico abrazando a la chica que sonrió abrazándolo también.

-Porque tenéis que ser tan iguales, dais un miedo...-se quejó Yoongi.

Jimin rió por la comparación. Y como si lo notase, como si aquella risa tan bonita hiciese eco en sus oídos, el mayor se volvió hacia él y dedicándole una sonrisa enorme le tendió la mano para acercarlo hacia el corrillo bajo la atenta mirada de todos los que estaban allí. 

-Jimin, estos son Namjoon y Jin, los protagonistas de mañana, chicos, este es Jimin, mi...es Jimin-presentó torpemente Yoongi mientras su piel se sonrojaba levemente por aquella conversación que aún no había tenido lugar. El aludido sonrió tímidamente y se acercó hacia ellos para estrecharles las manos con cariño.

-Encantado Jimin, bienvenido-Dijo Namjoon acercándose e imitando su gesto.

-Por fin, encantado, hemos oído hablar tanto de ti que ya casi te conocemos-dijo a modo de saludo el más mayor del grupo.

-Jin, por dios-se quejó Yoongi.

-Cariño...-le imitó Nam haciendo reír a los demás.

-Doy fe de que es verdad, no sabes la guerra que les ha dado por el grupo en el que estamos todos-dijo Sammi corriendo a chocar los cinco con Jin que sonrió encantado.

-¿Ya estáis los dos haciendo de las vuestras?-comentó con sorna una voz a sus espaldas

Jimin vio a su amiga tensarse y todos se miraron de reojo antes de volverse a saludar al recién llegado. Jimin se volvió también sin despegar la vista de Sammi que se había quedado tiesa como un palo con el chico a su espalda.

-Ya estas aquí, te estábamos esperando-replicó Yoongi seriamente para romper el tenso ambiente que se había formado. Ambos se miraron serios y luego esbozaron una enorme sonrisa cada uno mientras se fundían en un amistoso abrazo lleno de emoción y  palmadas en la espalda.

-¿Tanto me has echado de menos Min Yoongi?-rió jocoso cuando ambos se miraron sin soltarse después de separarse de aquel apretado abrazo.

-Sabes que no-contradijo el arqueólogo sonriente. Luego se volvió hacia Jimin que permanecía a su lado y Hoseok se acercó a él para darle un cálido abrazo.

-Encantado, debes de ser Jimin, soy Jung Hoseok, pero llámame Hobi, al fin y al cabo ya eres casi de la familia-se presentó. Le sonrió de aquella manera y entendió lo que le había dicho Sammi aquel día. "Su sonrisa, Jimin..."

-¡Quieres callarte Hoseok! joder...-gritó el arqueólogo por detrás haciéndolos reír a todos.

-Encantado Hobi, yo también he oído hablar mucho de vosotros-comentó el chico dedicándole una bonita sonrisa cuando lo liberó del abrazo. Se apartó un poco de su lado para dejarle paso y Yoongi echó cómodamente su brazo alrededor de sus hombros para tenerlo a su lado.

Hobi asintió complacido y como si no pudiese retrasarlo más, su mirada se dirigió a la chica cabizbaja que esperaba el momento con un nudo de nervios en el estómago. Dio un par de pasos inseguro y se acercó a ella que lo miró con sus grandes ojos verdes como si no supiese qué decir.

-Hola-dijo simplemente.

-Hola-contestó Sammi. Se miraron durante segundos eternos antes de que él tomase la iniciativa y se acercase para abrazarla. Contemplaron a Sammi destruir en un segundo la dura coraza que siempre llevaba y desmoronarse entre los brazos de aquel hombre que la abrazó aún más fuerte y con los ojos cerrados la beso en la frente como si los otros cuatro no estuviesen allí.

Jin y Namjoon se miraron enternecidos y Yoongi carraspeó un poco con el brazo aún alrededor de los hombros de Jimin llamando la atención de sus dos amigos que se separaron sonrojados hasta la raíz del pelo.

-Bueno, ya estamos todos, vamos al hotel a dejar vuestras cosas y a cenar si os parece bien-comentó Namjoon contándoles el plan para intentar romper el ensordecedor silencio que se había creado.

-Y luego...-dijo Sammi mirando de reojo a su cómplice. Jin sonrió y Yoongi masculló algo que nadie pudo entender.

-¡Despedida de solteros!-gritó el chico vitoreado por su amiga.

-No me habías dicho que Sammi tiene un doble-murmuró Jimin hacia Yoongi como si nadie pudiese escucharlos.

Todos se echaron a reír y entre carcajadas se marcharon hacia fuera del aeropuerto.

-¡Otro!-gritó Jin alzando el brazo con el vaso vacío en la mano. Sammi rió a su lado.

-No, no, otro no que sino mañana no llegas al altar y me dejas plantado-se quejó Namjoon con una enorme sonrisa llena de hoyuelos.

-Mi futuro marido es un aguafiestas-se quejó el mayor entrecerrando los ojos hacia el aludido.

-Y más que me voy a volver-picó Nam golpeando la nariz de su chico. Este sonrió y se enganchó de su cuello alegremente.

-Yo creo que Nam tiene razón, es tarde y mañana nos espera un largo día, no va a haber quien nos despierte si no-apoyó Yoongi.

-Habla por ti, abuelito-masculló Jimin apretando los labios en una sonrisa. Yoongi lo miró con los ojos abiertos, el alcohol le había soltado la lengua.

-¿Dices algo?-preguntó atrayéndolo hacia sí mismo con una mano apretando su cintura. Jimin rió y todo a su alrededor desapareció, envolviéndolos en aquella burbuja particular suya.

-Que estas mayor cariño, eso digo-volvió a decir pasando los brazos por sus hombros hasta enlazarlos detrás de su cuello.

-Solo tengo...-empezó a decir mientras veía a Jimin mirarle descaradamente los labios. Tragó saliva y se apretó más contra él en un gesto posesivo.

-Un par de años más que yo, me lo repites constantemente-susurró el más joven pasándose la lengua por el labio inferior de forma provocativa.

-Príncipe...-murmuró rozando ya sus labios. Jimin jadeó cuando una voz a lo lejos los llamó interrumpiéndoles el momento.

-¡Eh vosotros! Nos vamos, dejaos de arrumacos-gritó Sammi devolviéndolos a la realidad.

Los dos se miraron y rieron en alto y en esa vuelta al hotel, Yoongi cumplió su promesa; libre y tranquilo besó a Jimin por todas las esquinas de Nueva York sin importarle nada más. Olvidándose de Egipto y de todo lo demás que no fuese el hermoso chico que tenía entre sus brazos.

Un rato más tarde cuando llegaron al hotel, caminaron por los pasillos todos juntos, riendo y burlándose los unos de los otros por tonterías. Por un momento Yoongi los miró a todos y comprendió porque era tan feliz en aquellos momentos. Una única palabra pasó rozando por su mente, "familia" y sin querer su sonrisa se desdibujó en su rostro con un recuerdo llegándole feroz a la cabeza.

"Tu, Sitre y yo somos una familia, Kadid y siempre lo seremos...siempre lo seremos"

Sintió un escalofrío y tuvo que apoyarse con una mano en la pared para no caerse.

-¿Yoon te encuentras bien?-preguntó Sammi en susurros acudiendo en su ayuda. Los demás se perdieron de vista por el pasillo.

-Solo me he mareado, me pasa a veces si llevo mucho sin despertar a Kadid dentro de mi-explicó Yoongi a su amiga.

-Tienes que decírselo ya...a Jimin digo-sentenció ella como si no quedase otra opción. Yoongi negó levemente.

-No puedo, antes tenemos que encontrar la tumba, por eso volví a Egipto, es mi última vida y si no cumplo con la profecía...-intentó explicar el arqueologo. Sammi lo miró asustado comprendiendo.

-Te desvanecerás para siempre...no, no lo permitiré-afirmó la chica agarrando con fuerza los brazos de Yoongi que todavía se tambaleaba inestable. -¿Cuanto nos puede quedar?-preguntó de nuevo.

-No lo se Sammi, como un mes, ¿dos? No mucho más...-contestó Yoongi con inseguridad.

-No me digas eso Yoongi, no puedo perderte-añadió ella.

-¿No vas a perderme vale? Vamos en la dirección correcta y si encuentro esa tumba podré decirle a Jimin quien es y llevar a cabo el ritual-dijo Yoongi intentando consolar a la chica.

-¿Y si no te cree? ¿Y si no accede?-cuestionó ella de nuevo con miles de preguntas pasándole por la cabeza. La idea de perder a Yoongi la aterraba.

-Lo hará en cuanto sepa quien es, su alma lo hará, me reconocerá. Ahmet y yo hicimos una promesa de amor sellada con sangre, estamos destinados a encontrarnos. Ahora solo podemos seguir trabajando y rezar porque aparezca cuanto antes...-explicó él intentando grabarlo a sí mismo en la cabeza.

-Haré horas extras si hace falta, no voy a permitir que te mueras y nos dejes a nosotros con todo el peso de las excavaciones-murmuró Sammi entre sollozos.

-Que cosas dices-contestó él de la con una sonrisa apoyando la frente en la de su amiga. -No llores Sammi, no voy a morirme, Jimin puede salvarme la vida-afirmó con una pequeña sonrisa mientras retiraba las pequeñas lágrimas de sus mejillas con los pulgares para intentar calmarla.

-¿Qué está pasando aquí?-preguntó la voz de Hoseok al final del pasillo. Ambos se separaron intentando calmar el disgusto que llevaban para que no se les notase. Cuando levantaron la vista todos sus amigos se encontraban allí. Jimin corrió a ver qué le pasaba a su amiga.

-Nada, solo estábamos hablando-contestó Yoongi.

-Veníamos a buscaros porque habéis desaparecido de repente y mira. Igual te piensas que soy tonto Yoongi, pero parecía otra cosa, estabas a punto de besarla-reclamó Hobi disgustado mientras se pasaba las manos por el pelo alborotándolo todo.

-No está pasando nada que no sea lo que hayas visto-volvió a decir Yoongi tranquilamente.

-¿Y que si hubiese pasado?-contestó ella. Hoseok ladeó la cabeza.

-Sam, no...-intentó decir Yoongi queriendo evitar lo que se venía.

-No Yoongi, si, merece saberlo-chilló Samara volviéndose de nuevo hacia su amigo que levantó las manos y se echó un poco para atrás para dejarle su espacio.

-¿Qué? Te has liado con Yoongi-articuló incrédulo más como una afirmación que como una pregunta.

-Tu y yo no somos nada-recordó la chica. Aquellas palabras se clavaron como dagas en el corazón de Hobi.

-¿Me estás diciendo, que mientras yo estaba en Corea trabajando, deseando estar contigo, vosotros andabais por ahí acostándoos juntos?-preguntó irónicamente. Todos los allí presentes contuvieron el aliento y solo pudieron esperar hasta que Sammi se adelantó a encarar al chico.

-Eres tu el que no me llamaste y eres tu el que ha decidido pasar de mi como un cobarde. Ni siquiera sé lo que has estado haciendo por ahí, Hoseok-reclamó la chica exasperada.

-¿Vas a contestarme y a dejar de evadir la respuesta? Quiero oíros, y quiero oíros a los dos-exigió únicamente.

-¿Quieres oírlo? Muy bien, pues si, me acosté con Yoongi y no, no me arrepiento. Hemos estado casi un año sin vernos y esto pasó hace tiempo ya. Que tu ahora vengas con tus exigencias y tus prisas no quita nada de lo que ha pasado desde la ultima vez que nos vimos. No pretendas que pare mi vida por ti-dictaminó Sammi hipando por el disgusto.

Jimin jamás había visto a alguien ponerse rojo de ira tan rápido y Yoongi lo apartó con una mano poniéndolo a un lado de él por lo que pudiera pasar. Para ese momento Sammi respiraba entrecortadamente y él solo quería acercarse a su amiga y abrazarla hasta que se calmase, pero si daban un paso en falso, todo se iría a la mierda más profunda. Aquello se había salido de quicio pero bien. Hacía un rato estaban en un bar riendo todos juntos, celebrando por los futuros esposos y ahora todo se había ido al garete.

-No estáis juntos-recordó Yoongi metiendo el dedo en la yaga. El chico se encogió sobre si mismo con aquellas acusadoras palabras.

-¡Eres mi mejor amigo joder, sabes lo que siento por ella!-volvió a reclamar Hoseok perdiendo los nervios por segundos.

-¡Si hubieses sido claro desde el primer momento jamás hubiese pasado nada entre nosotros! Fue hace mucho ya, yo no sabía nada y fue cosa de los dos Hobi, aunque sería fácil y sencillo, no es lo que ninguno de los dos desea, yo ahora estoy con Jimin y Sammi...mírala, solo mírala por una vez y observa como cuando te dicen que te...-dijo el arqueólogo todo de carrerilla. De imprevisto fue interrumpido por un gruñido feroz por parte de su amigo que lanzó amenazante su dedo hacia su cara.

-Mira Yoongi, no te mato porque eres mi mejor amigo, pero aléjate de mi vista ahora mismo o no respondo-contestó amenazante avanzando a grandes zancadas

-Hobi, por favor para-gritó la chica plantándose en medio de su camino. Él la miró desafiante y Jimin vio como Sammi se hacía pequeñita y temblaba acongojada.

-Dices que me quieres Samara y de repente me entero de que te acostaste con mi mejor amigo, ¿Cómo eres tan cínica?-espetó el chico venenosamente mientras los ojos de la chica se anegaban en lágrimas por el ataque tan directo. Jimin quiso salir en su ayuda pero la vio erguirse dignamente delante de él y con su baja estatura abarcar todo aquel espacio que se volvía asfixiante por momentos. Rió negando con la cabeza luchando con las lágrimas que amenazaban con desbordarse de sus ojos sin remedio.

-Si, digo que te quiero, pero sabes que, que tienes razón, no te quiero, te amo Jung Hoseok, te amo con toda mi alma y si, me acosté con tu mejor amigo, que también es el mío, para poder olvidarte porque llevabas meses sin darme una señal de vida y el dolor de amarte me estaba consumiendo. No tengo otra excusa, hice lo que hice a sabiendas de que no tenías intención de buscarme ni por un segundo, lo hice para intentar olvidarte, use a Yoongi porque era quien más cerca tenía y...¿te crees que no me siento como un monstruo? Joder, porque siempre tienes que estar equivocado en todo-reprochó Sammi de carrerilla haciendo aspavientos con los brazos.

-Sam, no es tu culpa, fue cosa de los dos, ya hemos hablado de esto...-intentó decir Yoongi para evitar que su amiga se sintiese tan mal.

La chica asintió y bajo la intensa mirada de todos los allí presentes solo pudo sentirse inmensamente pequeña y desdichada, así que echó a correr a través del pasillo para ir a encerrarse en su habitación, ya sin poder contener las lágrimas que hacía rato intentaba retener.

-No te quedes ahí parado joder, haz algo por una vez, pídele lo que llevas meses queriendo pedirle, sé valiente Hobi, ella merece que lo seas-atacó el arqueologo intentando acercarse a su amigo que respiraba fuertemente mirando hacia el pasillo por el que había desaparecido Sammi.

-¡Cállate!-gritó Hoseok fuera de si hacia su amigo. Jimin casi bufó agarrando la mano de Yoongi firmemente que se irguió de nuevo para contraatacar.

-No te pases, si quieres que nos peguemos estupendo, pero ve con ella, acaba de decirte que está enamorada de ti y tu solo te has quedado callado como un imbécil pensando en lo que pasó entre Sammi y yo mientras pierdes una vez más la oportunidad de tenerla a tu lado para siempre-reprochó Yoongi intentando hacerle entender de una vez por todas lo que parecía no querer entender.

Sin decir nada más el chico salió del lugar a grandes zancadas y todos los allí presentes pudieron volver a respirar.

-Jin...Nam...lo siento muchísimo-se disculpó Yoongi con un suntuoso movimiento de cabeza. Jin movió la mano restando importancia.

-No es culpa tuya, Hobi se ha vuelto loco por los celos-dijo simplemente.

-¿Sammi le perdonará no?-cuestionó Nam muy serio.

-No es que le vaya a perdonar tan fácil, se tirará un día entero sin hablarle, luego le va a gritar hasta cansarse y le contará cien veces lo idiota que es y pasado mañana como muy tarde los tendrás por ahí besuqueándose. Y si dios quiere y tenemos suerte, Hobi dará por fin el paso y le pedirá que cuando acabeis la temporada se mude con él a Corea-explicó Jin que se encontraba cruzado de brazos apoyado contra la pared.

-Sammi está aún muy indecisa-afirmó Jimin en un pequeño susurro. Jin lo miró y asintió. No había abierto la boca en todo el rato pero había visto como intentaba defender a Yoongi a pesar de ser mucho más bajito que los demás.

-Necesitan hablar, pero hablar en serio, sin gritarse y ver que van a hacer, si seguir así o dar un pasito adelante-confirmó el mayor de todos. Los allí presentes asintieron y Namjoon se volvió un poco hacia Yoongi que parecía estar pegado al suelo únicamente anclado al mundo por la mano de Jimin que se aferraba a la suya con fuerza.

-¿Y tu? ¿Vas a ir a hablar con él?-preguntó.

-Ya sabéis como es, cuando recapacite y entienda que no hay nada entre nosotros vendrá, o iré yo y lo solucionaremos-explicó con la voz un poco apagada.

-Anda que tú también, acostarte con Sammi...-empezó a decir Namjoon sin pretender echarle nada en cara.

-Es una larga historia, no lo entenderíais-se excusó el chico sumiéndolos a todos en un intenso silencio cargado de sentimientos. Permanecieron durante unos minutos cada uno metido en sus pensamientos hasta que un carraspeo incómodo desmanteló toda aquella tensión.

-Yo os dejo, voy a dar un paseo, chicos, os veo mañana en el altar, que descanséis-se despidió Jimin de repente rompiendo el silencio. Necesitaba pensar y necesitaba hacerlo solo.

-Buenas noches-se despidió la pareja hablando a la vez como si estuviesen sincronizados. Yoongi ni siquiera se movió ya que algo muy dentro de si mismo le decía que Jimin no quería ser acompañado y lo vio perderse por una esquina hacia la recepción después de dedicarle una mirada indescriptible.

-¿No vas con él?-preguntó Namjoon mientras entrelazaba sus dedos con los de Jin y se encaminaban los tres juntos por el pasillo.

Yoongi negó levemente. -No quiere compañía por el momento-dijo muy seguro. Sus amigos se miraron entre si muy serios comprendiéndolo todo.

-¿Así que por fin lo has encontrado?-inquirió Seokjin con la voz un poco aguda aún por el alcohol de esa noche.

El arqueólogo miró a sus espaldas por donde el chico había desaparecido.

-Si Jin, lo he encontrado-confirmó seriamente.

Yoongi había estado buscando a Jimin por todo el hotel. Después de la discusión de esa noche había desaparecido y no había vuelto a la habitación. Caminó buscando por los pasillos y por las zonas comunes hasta que llegó a una gran sala que se encontraba poblada por mesas redondas con manteles blancos decoradas con lazos violetas y contempló la etérea imagen del chico al que llevaba rato buscando, sentado al piano rodeado de ese aura maravillosa mientras la música del propio instrumento resonaba por toda la estancia. Se acercó despacio por detrás hasta él y pasó delicadamente las manos por sus hombros. Jimin dejó de tocar y reposó con dulzura su cabeza contra la mano de Yoongi que lo acarició con cariño.

-¿Que haces aquí? No sabía que tocabas el piano-comentó el arqueologo casualmente.

-Mi padre me enseñó. Solo estaba relajándome un poco, necesitaba respirar tranquilo después de lo de antes-respondió Jimin mientras se ponía de pie para no seguir dándole la espalda.

-¿Estás bien?-preguntó Yoongi simplemente sin saber que más decir.

-Me he asustado, pero estoy perfectamente, tranquilo-respondió Jimin para tranquilizarlo esbozando una pequeña sonrisilla. -Además estoy preocupado por Sammi-añadió.

-No te preocupes, Hobi es inofensivo, cuando se calme hablaremos y todo volverá a estar bien. Es muy buen chico, pero tiene un carácter terrible cuando se trata de Sammi, por eso ha cargado contra mi-explicó sacando la cara a su amigo. Al fin y al cabo ellos se conocían desde muy pequeños y habían pasado por aquello más de una vez.

-No se porque pero me siento extrañamente protector cuando se trata de ti-murmuró tímidamente Jimin evitando mirarle a los ojos.

-Me pasa lo mismo, te lo aseguro-dijo firmemente. Al contrario que Jimin, Yoongi si podía saber porque se sentían así, y es que aunque la maldición los hubiese separado, a través de sus vidas ese hilo invisible, esa promesa eterna hecha miles de años atrás perduraba en el tiempo. Las palabras de aquella noche resonaron en su cabeza martilleando fuerte como siempre hacían.

"Te protegeré siempre, Kadid, no importa dónde o cuando, siempre lo haré".

"Estaré contigo Ahmet, para siempre, no permitiré que nada te pase".

-No ibas a besarla ¿verdad?-preguntó Jimin rompiendo el silencio que se había formado en aquella enorme sala, con un poco de inseguridad en su voz. Yoongi abrió ligeramente los ojos y se acercó un poco más al joven que se había levantado para encarar mejor a Yoongi.

-Jimin te lo juro, Hobi ha visto lo que le ha apetecido ver. Estoy por ti al 150% y no hay nada con Sammi, es mi amiga y ya está-explicó con voz realmente asustada.

-¿Sabías lo que sentía él cuando te acostaste con ella?-volvió a preguntar Jimin con la misma voz.

-Te juro que no, hablé con él al poco tiempo y me lo dijo. No le dijimos nada por esto mismo y casi que prefiero que se haya enterado por nosotros en persona aunque ahora quiera matarme-dijo Yoongi seriamente acariciando la mano del menor que no dudo en entrelazar sus dedos. Algo en el fondo de su ser le decía que le estaba diciendo la verdad y aquel calor intenso se posicionó en su pecho cuando lo miró a los ojos descubriendo en ellos la incertidumbre y la veracidad de sus palabras.

-Te creo...-murmuró Jimin dejándose caer sobre las teclas del piano que había estado pulsando hacía un rato. El instrumentos soltó un desagradable sonido que no consiguió distraerlos de aquella conversación tan intensa. -No me preguntes porqué pero en el fondo de mi corazón siento que me estás diciendo la verdad-explicó llevándose una mano al pecho con sinceridad.

Yoongi se apretó un poco más contra él y besó sus labios mientras reían como dos niños por el ruido que hacía el piano incluso por el menor movimiento.

-¿Ahora me dejas demostrarte que estas manos no solo desentierran muertos de maravilla?-comentó Yoongi con sorna sentándose en el alargado banco que tenía detrás.

-Aish, no lo digas así. Dime que tocamos, te acompaño-murmuró Jimin sentándose a su lado en el enorme piano. Yoongi le sonrió y comenzó a presionar las teclas al ritmo de una hermosa melodía.

Las manos de ambos sobre las teclas del piano tocaban una bonita canción de amor.

-----------------------------------------------------------------------------------------

Hola a todooos :)

Ya estoy aquí, un capitulito más. No tengo mucho que decir así que seré breve. Ya estamos en Nueva York y menuda llegada...pero en fin tenía que pasar.

Y esos sueños, que cada vez son más frecuentes...ahora sabemos lo que le pasa a Yoongi y vamos un poco contrarreloj pero bueno, confiemos y crucemos los dedos.

Espero que os esté gustando mucho. Sin más que decir.

Nos leemos en el siguiente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top