ᴠɪɪ. ᴠɪɴᴄᴜʟᴏ
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✨ Capítulo editado ✨
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El fin de semana había llegado y el sol de la tarde comenzaba a teñir el cielo con tonos cálidos. Alexandra estaba en su habitación arreglándose para su 'cita', los sentimientos que tenía en ese momento iban desde el nerviosismo hasta la incomodidad de estar con alguien muy inteligente cuando ella ni siquiera había terminado el instituto.
Había pasado muchas atuendos, hasta que llego a un vestido de color azul, estaba debatiendo entre si era buena opción, pero luego de un rato decidió que era la elección perfecta, claro junto con un maquillaje discreto para acompañar la ocasión.
Justo cuando terminaba de ponerse unos aretes que complementaran su look, Eduardo entró en su habitación con una bolsa de papas y una sonrisa traviesa en el rostro.
—¿Así que te estás arreglando para tu cita con Reid?—comento el mellizo dejándose caer en la cama, quejándose cuando un libro escondido debajo de su almohada se clavo en su espalda.—¿Desde cuando te interesa la biología marina?
—Te he dicho mil veces que es solo una salida entre amigos.—Alexandra replico la 'excusa' de la cita mientras le arrebataba el libro.—Y no . . . no me interesa la biología marina, solo que . . . Reid sabe mucho de esto y no quiero quedar como tonta.
—Si . . . claro, lo que digas, pero no puedo evitar notar que te has arreglado más de lo habitual.—Eduardo bromeo ante el atuendo de su hermana.—Sabes . . . creo que tu galán esta siendo una buena influencia, al rato vas querer entrar a la universidad.
—¿Y si así fuera que tendría de malo?—Lexie le lanzó una almohada a manera de juego.—No seas un exagerado . . .solo es una simple salida.
-Solo recuerda que a veces las salidas más simples son las más significativas. - comento con una sonrisa Eduardo - y si te pide poner tus huellas en un arma corre. - trato de bromear
La castaña estaba a punto de regañar a su hermano por las insinuaciones de que Reid pudiera tener algún interés en ella. Sin embargo el sonido del celular llamo su atención distrayéndola del tema principal.
—Ahí viene tu 'amigo'.—el mellizo se levanto de un salto mientras empujaba a Lexie hacía la planta baja.—Solo diviértete y no pienses tanto las cosas . . . Relájate.
La puerta sonó unos minutos después y Alexandra fue a abrir. Spencer estaba allí, luciendo su característica camisa y corbata, pero con un toque de informalidad que le daba un aire relajado. Se saludaron con algo de nerviosismo; Eduardo comparaba la situación con dos venaditos asustados.
—Te encargo a mi hermana Reid.—el Rivera mayor hizo contacto con el genio mientras recibía un codazo por parte de la castaña.
—Cállate.—murmuro la melliza enojada ante el comentario de Eduardo.—Estaremos bien . . . además deberías de estar más preocupado por ordenar un poco la casa antes de que lleguen Morgan y JJ.
—Bueno . . . bueno, si llegan temprano pueden unirse a nosotros, claro si es que a Reid le gustan los deportes . . . aunque no importa el propósito es convivir.—menciono Eduardo a la distancia mirando como su hermana subía al carro del genio.
Spencer se despidió del mellizo desde el asiento del copiloto antes de arrancar el vehículo para dirigirse al acuario. El trayecto estuvo marcado por un par de risas cada vez que Lexie contaba un chiste y su nuevo amigo no lo entendía, así que ella se encargaba de explicarle qué era lo gracioso, lo que provocaba otra carcajada por parte de ambos.
Sin darse cuenta la atmosfera comenzó a cambiar, la noche comenzaba a caer y las primeras estrellas estaban apareciendo ambos llegaron a su destino.
El sonido del agua y el suave resplandor de las luces creaban un ambiente mágico mientras paseaban por los pasillos, observando los diversos tanques de peces y criaturas marinas.
—Este lugar es increíble en la oscuridad, ¿Verdad? —comento Lexie mientras veía los diferentes peces en sus habitad.—Parece que brilla aún más de lo normal.
—Bueno . . . los acuarios tienen su propio tipo de encanto, ¿Sabes? Este ambiente esta diseñado para combinar la falta de, el agua y las criaturas marinas ayudan a crear una experiencia mágica.—informo Spencer jugando con sus dedos de manera nerviosa.
—¿De donde aprendes todo eso?—pregunto Alexandra de manera directa, buscando algún tipo de notas en su mano.
—Creo que soy bueno aprendiendo datos que nadie quiere saber.—comento Reid caminando a lado de la melliza.
—Se que no nos conocemos y tal vez no importe mucho mi opinión . . . pero creo que es genial que sepas todo eso . . . esas pequeñas diferencias nos hace ser únicos.—la castaña intentaba levantarle el animo a su nuevo amigo.
—Gracias, eres muy amable. — se aclaró un poco la garganta intentando desaparecer los nervios que le había provocado la chica, apartando la vista hacia el lado contrario. -¡Oye! . . . ¿Ves esos peces luminosos allá?—pregunto escuchando un suave 'Si'.— Bueno . . . Son llamados peces linterna y producen luz para atraer a sus presas y para comunicarse entre ellos.—intento desviar la conversación para ocultar su sonrojo.
—Siempre pensé que tenían esa cosa para lucir menos horribles.—Lexie se acerco al estanque con Reid a su lado, sabía que él estaba lleno de datos curiosos, muchos lo interrumpían, pero ella encontraba interesante, bien dicen todos los días se aprende algo nuevo. —Recuerdo que cuando salía en buscando a Nemo me asustaba su forma.
—Hay mucho más en la naturaleza de lo que parece. —comento el genio para luego seguir su recorrido.—Por ejemplo . . . los pulpos tienen la habilidad de cambiar de color y textura para camuflarse y comunicarse.
—Sabes . . . te apuesto que todas estas personas están completamente celosas, por no tenerte como acompañante, eres como un guía.—comento la melliza entre risas tomando el brazo del castaño, sin embargo lo soltó en cuestión de segundos.—Lo siento a veces simplemente olvido tu incomodidad al contacto físico.
—Tranquila, esta bien . . . supongo que tengo que acostumbrarme a cosas nuevas.—Reid trato de no darle tanta importancia acomodando de nuevo el brazo de su nueva amiga.
A medida que avanzaban por el lugar, Reid continuaba compartiendo datos fascinantes sobre las criaturas marinas que veían, mientras que la castaña lo escuchaba atentamente, a veces lo interrumpía para que volviera a explicar más despacio lo que había dicho.
Sus ojos estaban brillando de interés y curiosidad. Con cada palabra y risa compartida, ambos estaban construyendo un vínculo inigualable, sin que ninguno de los dos lo notara.
-Awww mira esas tortugas, ¿Tienes algún dato curioso sobre ellas? - Lexie fotografiaba a las pequeñas tortugas en su estanque.
- De hecho, las tortugas marinas pueden viajar miles de kilómetros durante su migración anual, y algunas de ellas regresan a la misma playa donde nacieron para poner sus huevos. - Reid estaba mas que feliz en compartir sus conocimientos sin ser interrumpidos.
—Tal vez pueda tener una pequeña tortuga, como las que venden en la tienda de mascotas.—dijo la melliza mientras miraba a los adorables seres que estaban nadando.
—¿No te gustan las mascotas grandes? —preguntó el genio con cierto interés.
- Claro, siempre quise tener un perrito. Cuando era pequeña, juntaba algo de dinero para poder mantenerlo cuando fuera grande. Sin embargo, luego mamá enfermó y, aunque no era mucho dinero, lo necesitamos para la casa - recordó con melancolía Lexie.
—Si te sirve de ayuda, creo que serías una gran dueña — intentó animarla Spencer al ver que había recordado un mal momento.
—Gracias, creo que sí me ayudará. —sonrió la castaña un poco sonrojada.— Sabes . . . también investigué algunos datos antes de venir.—comento de manera divertida mientras miraba a su acompañante.
—¡Ohhh! . . . Por favor profesora, guíame en lo que queda de la visita.— bromeó Spencer con la chica, siendo la primera vez que él iniciaba un 'chiste', lo cual la hizo sentir especial, jamás había tenido otro amigo además de su hermano.
- Solo hasta que veamos algo de lo que leí - rio entre dientes - no voy a mentir por convivir
Caminaron juntos por los pasillos oscuros del acuario, el suave ruido del agua y los destellos de luz de los tanques creaban un ambiente mágico. Sin embargo la sonrisa de la melliza se amplio cuando pasaron junto a las medusas, cuyos cuerpos transparentes parecían flotar en el agua como fantasmas.
—Espera . . . espera, leí algo sobre . . . que las medusas no tienen cerebro y . . . — comentó Lexie con entusiasmo intentando recordar todo a la perfección. — Dependen de su sistema nervioso para responder a estímulos y moverse.
—Y su forma de moverse es tan fluida y grácil. Al igual que brillan en la oscuridad debido a la bioluminiscencia.— complemento Spencer viendo que era verdad que ella había leído para hacer la conversación más interesante.
—¡REID!, eso es lo que iba decir.—menciono Alexandra soltando una risa ante la interrupción.
—UPS . . . Lo siento—Spencer sonrió de manera apenada al ver que le había robado su dato curioso.
Se quedaron allí, observando los majestuosos tiburones nadar sobre ellos mientras compartían risas y comentarios casuales. A medida que la noche avanzaba, un silencio cómodo se instaló entre ellos mientras caminaban juntos.
—Spence . . . Gracias, realmente me alegra que me hayas invitado. Ha sido una noche increíble.—reconoció Lexie lo bien que la estaba pasando
—La verdad es que no podría haber pedido una mejor compañía. — el genio podía sentir un calor reconfortante al saber que había encontrado una buena amiga. — Estoy muy contento de que aceptaras venir. Debo admitir que me sorprendió lo bien que nos llevamos.
Continuaron explorando el lugar, disfrutando de cada momento juntos y dejando que los sentimientos florecieran, incluso si aún no sabían cómo etiquetarlos. llegaron a una tienda de regalos del acuario. Era un lugar lleno de recuerdos y souvenirs relacionados con el mundo marino. Se detuvieron frente a un estante de peluches de animales marinos y sonrieron.
—Podemos elegir un peluche para recordar esta noche.—sugirió Alexandra, tomando una tortuga marina haciéndola bailar.
Spencer asintió y rio de las ocurrencias de su compañera, echando un vistazo rápido al montón de opciones que tenía hasta que finalmente levanto un pulpo.
—Tengo al elegido.—Reid murmuro para si mismo mientras regresaba con la chica.
El acuario se había convertido en un lugar especial, donde dos 'compañeros de trabajo' se adentraron en una nueva etapa, sin darse cuenta de que el camino que recorrían juntos los llevaría a descubrir algo más profundo y significativo con el tiempo.
Un par de minutos pasaron antes de que llegaran a la casa de la chica, tal y como le había prometido Reid al mellizo.
—Gracias por esta noche, Spence.—dijo Alexandra con una sonrisa sincera. — Enserio me la pasé muy bien.
—Tengo que confesarte . . . Bueno . . . Es raro, pero es el primer cumpleaños donde realmente me divierto.—murmuro Spencer mientras la ayudaba a ponerse un abrigo.
—Mientras seamos amigos, prometo no dejarte solo en ningún cumpleaños.—afirmo Alexandra recordando lo bien que se sentía salir con alguien.
Ambos se quedaron mirándose durante un momento que parecía eterno, estaban envueltos en un silencio cómodo mientras parecían sumergirse en sus propios pensamientos.
- Oye, ¿te gustaría tomar un café en algún momento? - preguntó Spencer de repente - Digo, como amigos, por supuesto. Solo para seguir compartiendo datos interesantes y charlando.
—Me encantaría . . . Quiero decir que suena como una gran idea, no tengo muchos amigos y creo que por algo se empieza. —Alexandra asintió con entusiasmo una pequeña sonrisa salía de su rostro.
Justo cuando estaban a punto de despedirse y dirigirse a descansar. Una risa apagada llegó a sus oídos, de manera rápida se giraron para mirar hacia la ventana encontrándose con Morgan, JJ y Eduardo 'escondidos' entre las cortinas.
—Oh, no . . . Lo siento mucho.—murmuró Alexandra, sintiéndose un poco avergonzada mientras veía a su hermano y amigos aventándose al suelo al momento de ser descubiertos.
—Creo que te espera una larga noche.—menciono Spencer al ver la escena tan divertida.
—Si, eso creo.— Lexie suspiro cansada ante la idea del 'interrogatorio' de su hermano.
—Bueno . . . esa es mi señal para salir corriendo antes de que el drama me siga.—comento el genio besando la mejilla de la castaña dejándola sorprendida ante su movimiento.—Gracias por la bonita tarde, nos vemos el lunes.
Lexie solo se despidió con la mano dejando una sonrisa boba en sus labios. Comenzó a caminar hacia la puerta de su casa escuchando un par de risas ahogadas mientras fingían ver el partido.
—¡Oh! . . . ya llegaste, no te había visto.—dijo Eduardo despegando la vista del televisor.
—¿En serio, chicos? ¿Nos estaban espiando? —la melliza fingió estar molesta, pero la delato su sonrisa mientras mostraba su tortuga.
—Tranquila . . . solo queríamos asegurarnos de que llegaras a casa sana y salva después de tu 'cita cumpleañera'.—JJ se encogió de hombros antes de acomodarse en el hombro del mellizo.
—Bueno . . . bueno . . .Nuestro pequeño Eddie está deseando el resumen completo de la noche.— Morgan le dio una palmada en el hombro a Eduardo, ganándose una mala mirada por delatarlo.
—Lo siento chicos, pero estoy muy cansada para contar detalles.—confeso Alexandra fingiendo un bostezo.— Es más divertido dejarlos con la duda.
JJ no quiso quedarse con la duda y siguió a la melliza para poder hablar a solas, mientras los otros dos seguían viendo el partido.
Alexandra al notar su presencia la invitó a pasar a su habitación, acomodando su peluche en la cama.
—¿Entonces? ¿Te fue bien? ¿De que hablaron?— la rubia quiso averiguar, temiendo que el genio la hubiera espantado.
—Me divertí bastante . . . Sabes, cuando pasas mucho tiempo evitando a la policía, evitas tener contacto con muchas personas, porque podríamos meterlos en problemas o ser descubiertos, y hoy me di cuenta de que ya no debe de ser así.—confeso la melliza jugando con su collar.
—Te diría que lo entiendo, pero la verdad no . . . No viví las mismas carencias, crecí rodeada de mi familia en un pequeño pueblo.—Jennifer confeso jalando a su nueva amiga a la cama para poder platicar mejor. —Ya no están solos si necesitan a alguien con quien hablar, no duden en buscarme. Ahora somos familia y sus problemas me importan. Si necesitan un hombro para llorar, aquí estoy.—la chica le ofreció la mano para estrecharla antes de abrazarla.
—Gracias . . . todos ustedes han sido muy amables, bueno . . . hubo excepciones.— Alexandra recordó cuando Morgan y su hermano se enfrentaron, pero ahora estaban en la sala bebiendo y riendo por el partido.
—Me alegra que poco a poco se vayan integrando.—JJ le sonrió a Lexie, hasta que escuchó gritos de emoción. — Bueno, te dejo . . . tengo que ver quien esta ganando, hay una apuesta pendiente . . . Descansa, Alex. — se despidió mientras se dirigía a la puerta.
—Lexie. — hablo la melliza haciendo retroceder a la rubia.— Dime Lexie, odio que me digan Alex, además . . . creo que mis amigos debería de llamarme así.
—Esta bien . . . Que descanses Lexie.—murmuro JJ dejando a la chica sola en su habitación.
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El cuarto de Alexandra estaba iluminado por la luz tenue de una lámpara de noche, ella ya se había cambiado el vestido por su pijama. Después de su salida con Spencer, se encontraba sola, repasando mentalmente los momentos divertidos que habían compartido en el acuario, hace mucho tiempo que no se divertía tanto. Se recostó en su cama, dejando que su mente divagara, cuando notó un pequeño panda de peluche en una repisa cercana. Cerró los ojos y se sumergió inconscientemente en el recuerdo.
Luces parpadeantes, risas y el olor a algodón de azúcar llenaban el aire, creando una atmósfera mágica. La mano de Richard entrelazada con la de Alexandra, dándole una sensación de seguridad y felicidad. Los ojos de Alexandra brillaban con emoción mientras observaba los juegos y las atracciones que llenaban el lugar.
¿Qué te parece si jugamos? tal vez ganemos unos cuantos premios o acaso no te sientes con suerte, Alex - preguntaba Richard mientras le daba un beso a Lexie.
- Oh, estás retándome, ¿verdad? ¡Acepto! Pero si gano, tú tienes que comprarme un algodón de azúcar gigante - Alexandra le dio una mirada juguetona.
- Trato hecho. Si ganas, tendrás tu algodón de azúcar, pero si gano yo tendrás que darme muchos, muchos besos, te parece amor - dijo Richard mientras la abrazaba
- ¡Vamos a intentarlo! - Ella asintió, emocionada.
La pareja comenzó a caminar mientras reían y hacían tontos coqueteos para bromear, hasta que llegaron a una carpa de tiro al blanco.
—Tu primero, preciosa.—el castaño le entrego le hizo un ademan a su novia para que pasara
—Nunca he sido buena en este tipo de cosas.—confeso la melliza mirando el puesto con duda.
—Vamos, será divertido. Además, puedo enseñarte.—dijo Richard le dio un apretando suave en la mano de Lexie.
Alexandra dudo por un momento, pero finalmente asintió. Richard compró un par de boletos y les entregaron las pistolas de juguete.
—¿Ves esos blancos en movimiento?—Richard le preguntó mientras apretaba su cintura con un movimiento juguetón.—Intenta apuntar justo en el centro cuando estén más cerca.
Alexandra asintió, tratando de seguir sus instrucciones. Cuando los blancos comenzaron a moverse, ella apuntó y disparó, pero falló todos sus tiros.
—Está bien, no te preocupes. Solo necesitas práctica. Te enseñaré cómo disparar en unos días, iremos a un campo de tiro y veras que aprendes rápido—el hombre ofreció con una risa suave, al ver el puchero de Lexie
- Bueno, confiaré en ti, pero no prometo convertirme en una experta en tiros al blanco. - Lexie lo miraba con una sonrisa, mientras acariciaba su mejilla
—Eso es todo lo que necesito, te amo Alex .—murmuro Richard cerca de su novia mientras la besaba.
Con una sonrisa determinada, Richard apuntó y disparó varias veces. El sonido de la campana sonó, indicando que había acertado en el blanco.
Alexandra aplaudió emocionada, sorprendida por su habilidad, creía curioso que siendo un bibliotecario disparara tan bien. Richard se acercó al mostrador y eligió un pequeño panda de peluche. Cuando regresó a su lado, le entregó el peluche con una sonrisa.
—Aunque sé que no es el premio más grande, espero que siempre que lo veas me recuerdes, recuerdes a este loco enamorado, adicto a tus besos.—dramatizo el hombre besando todo su rostro.
—Me encanta, es muy lindo, gracias.—Lexie le dio un tierno beso.
Caminaban entre los puestos comprando unas palomitas y se sentaron a llevaban un par de horas jugando, paso el tiempo entre platicas, risas y uno que otro beso. La música en el fondo cambió a una canción lenta. Richard se levantó de repente y extendió la mano hacia Alexandra.
—¿Bailas conmigo, hermosa señorita? — preguntó el castaño con una sonrisa.
Alexandra se levantó y aceptó su mano con entusiasmo. Se movieron juntos en el centro del espacio, bailando al ritmo de la melodía lenta. Richard la mantuvo cerca, sus ojos nunca se apartaron de los de ella.
- Te amo, Alex - susurró Richard, apenas audible sobre la música.
El mundo a su alrededor parecía desvanecerse mientras seguían bailando, completamente absortos el uno en el otro. La feria se convirtió en un lugar mágico donde solo existían ellos dos.
El flashback se desvaneció y Alexandra regresó a la realidad de su cuarto, con algunas lágrimas en su rostro.
Se levantó de la cama, sintiendo una mezcla de emociones revueltas en su interior por las imágenes de aquel día en la feria aún estaban frescas en su mente. Tomó el peluche en sus manos y con un suspiro profundo, soltó el peluche en la basura. Había luchado por mantenerse fuerte y fingir que no le dolió lo que le hizo, pero las emociones acumuladas finalmente habían encontrado una salida.
Las lágrimas fluían por sus mejillas, como si estuvieran liberándose de un peso que había estado cargando por mucho tiempo. La puerta se abrió suavemente y su mellizo entró corriendo, con preocupación en su rostro.
Sin decir una palabra, simplemente se acercó y la abrazó con fuerza. Era como si entendiera lo que pasaba sin necesidad de explicaciones. Lexie se aferró a su hermano, sintiendo su apoyo en cada latido de su corazón. A pesar de su deseo de ser fuerte y valiente, en ese momento, se permitió desahogarse, dejando que las lágrimas y los sollozos fluyeran.
—Estoy aquí Lex.—susurro Eduardo intentando arrullarla, recordando la emoción con la que su hermana hablaba de ese hombre.
Cuando Alexandra logró recuperar la calma, Eduardo se apartó ligeramente y le limpió suavemente las lágrimas de las mejillas con sus dedos. Ella le ofreció una pequeña sonrisa, agradecida por su apoyo incondicional.
—Gracias, Eddie.—murmuró ella con voz suave pero sincera.
—Siempre estaré aquí para ti, Lexie. No importa lo que pase, siempre seremos familia y siempre te cuidaré.—le devolvió la sonrisa antes de revolverle el cabello.
Alexandra asintió, sintiendo una gratitud profunda por tener a su hermano en su vida. Aunque había momentos difíciles y recuerdos dolorosos, sabía que él la apoyaba en cada paso del camino.
La habitación se llenó de un silencio tranquilo y reconfortante mientras los dos mellizos compartían un momento de conexión y amor. En ese instante, Alexandra sintió que, incluso en medio de las tormentas siempre llega la tempestad, siempre habría un refugio seguro en los brazos de su hermano.
- Tú y yo, viendo "La Bella y la Bestia", ¿Qué dices? - Eduardo buscaba animarla - mientras tú pones la película, yo preparo las palomitas.
- Me parece perfecto - contestó Lexie, limpiándose el rostro.
La propuesta de Eduardo logró sacarle una pequeña sonrisa a Lexie. Aunque su estado de ánimo seguía bajo, pero el gesto amable de su hermano lograba hacer que se sintiera un poco mejor. La idea de relajarse viendo una película familiar sonaba reconfortante. Eduardo se movió con rapidez, dirigiéndose hacia la sala de estar para preparar el espacio para su noche de película. Lexie se tomó un momento para lavarse las manos y el rostro, eliminando cualquier rastro de lágrimas. Después, siguió a su hermano corriendo, era claro el vinculo que tenían, no existía algo que uno no hiciera por el otro.
Espero les haya gustado
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