ᴠ. ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏꜱ ᴅᴇʟ ᴘᴀꜱᴀᴅᴏ
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✨ Capítulo editado ✨
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El equipo había decidido tomarse un pequeño y merecido descanso, para relajarse después de una tarde llena de papeleo, así que la mayoría de ellos decidieron seguir a Morgan al bar.
Al llegar pudieron notando que el lugar estaba alumbrado con luces tenues y música de fondo que creaban un ambiente relajado. Conseguido una mesa grande para que todos pudieran estar cómodos.
—Propongo un brindis, que sea por los . . . nuevos comienzos, nuevas amistades y lo más importante, las segundas oportunidades. —Derek le guiño un ojo a los mellizos tratando de hacerlos sentir como parte de esa familia.
—Si Debbie nos viera en este momento seguro nos odiaría. —murmuro Eduardo muy cerca de su hermana antes de darle un sorbo a su cerveza.
—Creo que Morgan tiene razón. —confeso Alexandra haciendo que su hermano la mirara con incredulidad. —Tan solo piénsalo . . . no podíamos robar toda la vida . . . podemos aprovechar esta segunda oportunidad, solo necesitamos eso para demostrar nuestro valor.
—¿Estas escuchando lo que dices? —pregunto Eddie riendo de manera 'discreta', provocando que su hermana agachara la mirada. —Ok . . . Lo siento, tal vez tengas razón . . . no seas tan sensible.
—¿Niña quieres bailar? —Morgan noto la incomodidad entre los hermanos así que quiso distraer a la chica para que pasara un buen rato en vez de estar discutiendo.
—Tengo dos pies izquierdos . . . espero que no te quejes si te piso. —murmuro la castaña tomando la mano de su nuevo amigo sintiéndose algo nerviosa.
—Tranquila, será igual que bailar con Reid. —se burló el moreno escuchando una queja por parte de su amigo.
Ambos caminaron al centro de la pista escuchando las burlas del resto del equipo, cada vez que la melliza pisaba al chico, las disculpas llenaron el momento al igual de que las risas.
—Debes de relajarte. —sugirió Derek entre risas antes de darle una vuelta. —Saca de tu mente todo lo que te distraiga.
—No suelo bailar muy seguido. —confeso Alexandra sintiendo un poco más de confianza en sus movimientos. —Pero creo que ya lo tengo.
—Si creo que sí . . . bueno al menos no me has dado otro rodillazo. —bromeo Morgan sintiendo a la chica más relajada. —Tal vez es un tema que no me interese, pero si llegaras a necesitar ayuda en lo que sea . . . estoy a una llamada de distancia.
—Ohh, gracias . . . no siempre es así solo que . . . a veces tiene un mal temperamento . . . jamás ha sido una persona violenta . . . al menos no conmigo. —informo Lexie mirando indirectamente a su hermano. —Pero desde pequeño, siempre le molestaban cosas chiquitas, pero se les pasaba a los dos minutos.
—Aun así, recuerda que somos un equipo. —expreso Derek guiando de nuevo a la chica a la mesa—Se que son nuevo y tal vez no exista confianza entre nosotros, pero estoy aquí para ayudarte . . . bueno todos lo estamos.
—Gracias fortachón, lo tendré en cuenta. —la melliza le aseguro notando el cambio de Eduardo, en esos momentos ya estaba de un mejor humor.
A medida que el tiempo pasaba, los mellizos comenzaron a soltarse y dejarse llevar por el momento. Habían encontrado un grupo de personas que los aceptaban tal como eran. Aunque al principio no fue fácil, lograron limar sus asperezas.
Un par de horas más tarde Eddie y Lexie regresaron a su hogar. Había sido una experiencia de otro mundo, ya que normalmente cuando iban a un bar, era para relacionarse con sus futuras víctimas o planear más de cerca alguna estafa en algún casino.
—Esa fue una noche . . . interesante, ¿Verdad? —pregunto el chico dejándose caer en su sillón antes de prender el televisor.
—Sí, definitivamente lo fue. ¿Quién hubiera pensado que terminaríamos compartiendo historias de nuestros robos con agentes del FBI en un bar? —comento la castaña provocando una gran carcajada de parte de su hermano.
—Bueno tu casi le cuentas todo a un policía en cubierto. —menciono Eduardo sin preocupación alguna notando como la sonrisa de la chica desaparecía. —Era broma . . . no te tomes las cosas tan personales Lex.
—Me hace sentir incomoda cualquier broma relacionada con él. —confeso Alexandra viendo como su mellizo rodeaba los ojos en blanco. —Estoy bromeando . . . no me molesta. —mintió con una sonrisa bastante incomoda.
—Por un momento creí que hablabas en serio. —murmuro el azabache antes de perderse en su celular.
—¿Te diste cuenta de cómo todos compartían cosas personales? Parecía que se tenían mucha confianza, como si fueran una familia. —comento Lexie sentándose a su lado, recordando las palabras de Morgan. —¿Crees que deberíamos hacer lo mismo?
—Si . . . ¿Por qué no?, la próxima vez les hablare de mis problemas para despertarme temprano. —se burló el chico haciendo que ella lo mirara fijamente, dándole a entender que era un tema importante para ella. —Odio cuando usas ese truco de los ojos de cachorro.
—Vamos hablo enserio Eddie, ya vez al Sr. seriedad hizo todo lo que el FBI demando solo para que nos dejaran libre. —la castaña le recordó mientras picaba su cabeza con un dedo.
—Lo hizo solo porque nos necesitaba, no porque le agrademos. — contestó Eduardo de manera directa y sin rodeos. —Si te hace sentir mejor, creo que con el tiempo podríamos confiar en ellos, pero por el momento solo somos nosotros dos.
—Siempre ha sido así. —afirmo Alexandra con una gran sonrisa recordando todos los problemas en los que se metían en su infancia.
—Si . . . Bueno . . . descansa pulga. —el mellizo se apartó del lado de su hermana antes de alborotarle el cabello en un movimiento juguetón. —No te desveles esta vez.
La noche transcurrió con suma tranquilidad y sin darse cuenta la mañana ya había inundado la ciudad de Quántico. Iluminando las calles con tonalidades naranjas, siendo testigo del tráfico matutino al igual de las personas que corrían por algunos parques en un intento de ejercitarse. Mientras que la mayoría de los agentes ya se encontraban en las oficinas de la UAC.
—Voy a admitir que tienes buena resistencia al alcohol niña. —murmuro Elle tomando un café muy cargado en búsqueda de aliviar la resaca.
—Bueno . . . vivir en Las Vegas tuvo sus ventajas. —bromeo la melliza quitándole los lentes oscuros que llevaba su compañera. —¿Crees que se me ven bien o los lentes no son mi estilo?
—Pareces una mosca con ellos. —se burló Greenaway recuperando sus anteojos, ocultando de nuevo sus ojeras. —Tal vez unos menos llamativos.
—Es una Rivera . . . la discreción no va con nosotros. —expreso Eduardo dejando un pequeño panque de chocolate enfrente de su hermana, como una disculpa de su comportamiento de anoche.
—Gracias Eddie, eres el mejor . . . ¡OYE! —se quejó Lexie cuando Morgan le dio una gran mordida a su desayuno.
—Lo siento yo tampoco desayune. —se disculpó el moreno regresando lo que sobraba de su postre matutino.
Sin embargo, antes de intercambiar cualquier otra palabra Gideon apareció indicándoles que todos a la sala de conferencias, provocando que algunos se quejarán y caminarán de manera lenta hacia el lugar. Esperando a que Aaron y JJ aparecieran con la información del caso.
—Tenemos un caso urgente y sumamente peligroso entre manos. Hasta el momento, se ha reportado la detonación de dos bombas en un solo día en Palm Beach. —informó Hotch de manera rápida repartiendo informes a todos menos a los mellizos.
—Puedes leer conmigo. —Spencer le murmuro a la castaña con una sonrisa tímida, haciendo que ella se inclinara un poco hacia él.
—Si te incomoda mi acercamiento puedes decírmelo, con confianza. —Alexandra le susurro esperando no invadir su espacio personal, recibiendo un asentamiento del parte del genio.
—No debemos alarmar a nadie, así que actuaremos con la mayor discreción posible. —confirmó Gideon mientras hojeaba el caso.
—Chicos, las noticias. . . — comentó JJ mientras cambiaba el canal. Donde una reportera local estaba informando sobre los acontecimientos ocurridos esa mañana, cuando de repente otra explosión paso en el lugar.
—Nos vamos ahora, no tenemos tiempo para detallar más sobre el caso, todo lo veremos en el Jet . . . —comenzó a hablar Hotch antes de que Morgan lo interrumpiera.
—Los restos de las bombas serán enviados aquí. Soy el único con experiencia en cosas así, me quedaré para reconstruirlas. —informó Morgan señalando la orden de traslado de explosivos.
—Bien, cualquier detalle que encuentres, avísanos. —Aaron observó cómo todos comenzaban a levantarse para dirigirse al Jet, incluido los mellizos. —Riveras . . . ustedes no irán.
—Te dije que al primer error nos mandarían de vuelta a prisión. —expreso Eduardo en el oído de su hermana haciéndola enojar ante sus deducciones.
—¿A qué te refieres con que ellos no iras?, en el último caso fueron de mucha ayuda . . . no entiendo porque esta vez los excluyes. —menciono Elle en un tono bajo debido a su resaca antes de tomar la mano de su compañera de tragos.
El agente Hotchner estaba desconcertado por el cambio de actitud de la mujer cuando hace pocas horas estaban dispuestas a golpearse entre sí. Estaba seguro de que algo había dentro de la melliza que hacía que las personas confiaran tan rápido en ella, tal vez sea su torpeza o la forma en la que ve la vida.
—Nadie regresara a prisión Eduardo. —Aaron aclaro las dudas del chico que en ese momento parecía un pequeño diablillo en el hombro de su hermana. —Erín Strauss quiere tener la sesión de evaluación ahora.
—Que dios se apiade de tu alma. —Greenaway se despidió de la castaña dándole una palmadita en el hombro de la chica, como si fuera directo a la hoguera.
—Morgan llévalos con Strauss, supervísalos mientras no estoy. —ordeno el pelinegro notando la melliza sostenía firmemente el brazo de su hermano. —No caigan a sus provocaciones, cuando terminen busquen a Derek.
Los mellizos asintieron sin comprender el 'No caigan en provocaciones'. Pero al no tener otra opción se dirigieron hacia la oficina de la jefa, sintiendo el ambiente tenso, tal vez comparando la situación con dos niños metidos en problemas caminando hacia la dirección de la escuela.
Morgan estaba un par de pasos adelante que ellos y su expresión era seria reflejando la gravedad del asunto, pero no sabían si era por el caso o por la 'sesión' que iban a tener esa mujer.
—Estaré en la sala de reuniones, si necesitan algo, no duden en llamarme. —informo Derek tocando la puerta de la oficina, señalando a los chicos para que se acercaran.
—Gracias. —dijo Alexandra en un suave tono, sintiendo como su hermano la empujaba para que entrara ella primero. —Mejor detente ahora antes de que te rompa de nuevo la nariz.
El mellizo solo le brindo una sonrisa apenas visible antes de que ingresaran al lugar junto con su hermana. Notando el cambio de ambiente, estaba más que elegante y ordenado, con muebles de madera oscura y estanterías llenas de libros. Mientras que la pared estaba decorada con varios diplomas y fotos con varias personas, tal vez familiares.
Erín Strauss estaba sentada detrás de su escritorio, revisando algunos informes. Al escuchar la puerta cerrarse, levantó la vista y les dedicó una mirada seria.
—Vaya, llegaron un poco antes de lo previsto. —dijo la rubia mientras guardaba los informes —Es raro encontrar puntualidad en alguien como ustedes. —menciono de manera pasiva-agresiva.
—Es todo un encanto. —bromeo la melliza en voz baja, encontrando ciertas similitudes entre sus las mujeres que estafaban en Las Vegas.
—Como ya sabrán, soy la jefa de este departamento de la UAC, Erín Strauss. —se presentó con un tono frío, como si estuviera planeando su próximo movimiento. —Iniciemos la sesión solo con la señorita Rivera.
—El agente Hotchner dijo que era juntos. —Alexandra recordó las palabras de su jefe, notando la falta de interés de Erín.
—Eduardo . . . por favor, espere en la oficina contigua. —pidió Strauss asegurándose que no compartieran información al momento de cambiar de lugares.
—Con permiso. —respondió el mellizo, saliendo de la oficina de esa mujer, sintiendo un nudo en el estómago, pensando en su hermana.
Ambos compartieron una mirada al ver que los 'entrevistarían' por separado, sin embargo, solo basto una señal sutil para darle entender a su hermana que no dijera nada relacionado a las estafas que hacían.
—Bien, Alexandra, empecemos con algunas preguntas sencillas para conocerte mejor. ¿Puedes decirme tu nombre completo y edad? —preguntó Strauss tomando su libreta antes de hacer contacto visual con la melliza.
—Ammm, claro. Mi nombre completo es Alexandra Rivera Sánchez y cumplí 24 años el 19 de julio. —Alexandra contesto con suma confianza, no es que hubiera una pregunta trampa.
—¿Cuáles son tus gustos personales?, ya sabes . . . color favorito, pasatiempos, animal favorito, música . . . cosas que te definen. —cuestiono la rubia sin apartar la mirada de la chica, era como si un depredador mirara a su presa.
Lexie soltó un suspiro, sintiendo un alivio en el pecho, como si le quitaras un peso de encima, porque la situación parecía muy simple, nada del otro mundo.
— Claro, me gusta la repostería, leo en mis tardes libres y también disfruto de la fotografía y cuando tengo tiempo, me gusta correr. —mencionó Alexandra, haciendo una pausa para recordar otros intereses. —Mi color favorito es el morado, pero ese tono que se encuentra en las lavandas o en algunos atardeceres, además del negro. — detalló la melliza —. Me gustan los animales, especialmente los zorros — señaló el pequeño collar con la silueta de uno —. En cuanto a la música, soy más de rock y algo de pop.
—Es fascinante cómo nuestras preferencias pueden revelar mucho sobre nosotros —Strauss la observo fijamente —. La lectura te permite sumergirte en mundos distintos; de esa forma, podrías plantear diferentes escenarios en tus robos. La fotografía te permite capturar instantes irrepetibles, una oportunidad perfecta para recordar datos específicos que te servirían en sus estafas. La repostería te enseñó a ser meticulosa y creativa, prestando atención a los detalles y buscando la perfección en cada creación — afirmó Strauss con seguridad.
La castaña se quedó en blanco ante las palabras que habían salido de la boca de la mujer, ella la había perfilado y no se había dado cuenta el camino de esa conversación. Lo que compartió de manera despreocupada lo vinculó a su personalidad. Solo le quedó fingir que estaba tranquila.
—El morado puede estar asociado con la espiritualidad y la transformación, como tu cambio de mentalidad al unirte al FBI. Por otro lado, el negro es un color que a menudo se vincula con lo misterioso, lo oculto, tal vez vinculado a tu pasado. —Erín comento de manera despreocupada mientras sacaba una carpeta con información de la chica.
Alexandra sentía un remolino en su estómago, inconscientemente comenzó a buscar la mano de su hermano, olvidando que los habían separado para esa conversación, así que jugaba con sus dedos de manera nerviosa debajo de la mesa, fingiendo que esta situación no le afectaba ni en lo más mínimo.
—Además de que el zorro es conocido por su astucia y su habilidad para adaptarse a diferentes situaciones. Son criaturas solitarias, a menudo evitando el contacto directo. —informo Strauss mientras se levantaba de su asiento para pasearse por la oficina. —Al igual que usted con su capacidad para el engaño y la manipulación.
—Yo jamás estuve sola. —respondió Alexandra sintiendo a la mujer detrás de ella. —Mi hermano siempre estuvo conmigo . . . Siempre hemos sido nosotros dos desde que tengo memoria.
—Claro, el hermano que prácticamente la empujo para que usted pasara primero. —comento de sarcástica haciendo que la castaña se tensara. —Pero tranquila, todos tenemos a alguien así en la familia . . .
—Me sorprende que tenga familia. —murmuro la melliza para sí misma mientras se tenía una disociación de la realidad, saliendo de ella cuando sintió una mano en su hombro.
—Necesito repetirle la pregunta . . . ¿Por qué el agente Hotchner decidió mantener en secreto sus expedientes? ←pregunto Strauss esperando que la chica contestara sus dudas.
—Yo . . . No tenía idea de que hubiera encontrado información de nosotros, tratamos de pasar siempre desapercibidos. —respondió Alexandra cansada de ese tipo de interrogatorios.
—Al parecer es un tema que tendré que discutirlo con el agente Hotchner. —informo antes de soltarla de sus hombros, regresando al registro incompleto de la melliza. —Porque no me sorprende, padre . . . desconocido y madre fallecida.
—Somos toda una caja de sorpresas, ¿Cierto? —Alexandra intento sonar divertida, aunque por dentro solo quería salir corriendo al baño más cercano.
—Bueno . . . es normal que al no tener una figura de autoridad en sus vidas . . . hayan terminado. así. —contraataco Strauss haciendo que la sonrisa de su 'prisionera' desapareciera—Dime . . . ¿De que murió tu madre? —pregunto con curiosidad notando que ni siquiera había registros de la desconocida.
—Prefiero no contestar esa pregunta. —contesto Lexie de manera cortante, queriendo arreglar esa situación de otra manera.
—Comprendo que pueda ser doloroso, pero necesito entender. ¿Sientes que ella te obligó a tomar el camino que elegiste? ¿Culpas a tu madre por las decisiones que tomaron? —cuestiono sin tacto alguno, como si mereciera ese trato solo por su pasado.
—Mi madre enfrentó sus propios demonios, y yo los míos. Fue mi elección seguir ese camino, mis razones. Ella siempre hizo lo que creyó que, hacia lo mejor para nosotros, lo superamos y seguimos adelante. —dijo Alexandra mientras apretaba los puños, sabía que si hubieran estado en otro lugar la tendría en el suelo.
—¿Has superado también la traición de aquellos en quienes confiaste o por qué crees que te resulta tan difícil confiar en los demás? —pregunto Strauss para aliviar la pequeña duda sobre si era una persona vengativa.
La castaña se quedó callada, sentía un nuevo nivel de frustración que era inexplicable, había lidiado con muchas personas prepotentes, pero era la primera vez donde no se encontraba en una posición donde pudiera tener el control y salirse con la suya.
—Me gustaría tocar el tema de tu exnovio, Richard. Sabemos que en realidad es Jackson, quien pasó de ser un policía encubierto a capitán de estación. ¿Qué es lo que sientes por el después de todo lo que ha sucedido? — Strauss estaba exprimiendo toda oportunidad de dejarla vulnerable para tener control sobre ellos.
— No siento nada hacia él. Lo que pasó, pasó. No hay espacio para el odio o la venganza en mi vida. — contesto Alexandra tratando de controlarse.
—Es una respuesta interesante, considerando que gracias a su pequeño romance ustedes fueron condenaros. ¿No siente ningún arrepentimiento por cómo resultaron las cosas? ¿Por cómo logro afectar a su hermano? —volvió a preguntar, al parecer quería sacarla de sus casillas. — ¿Alguna vez has sentido que mereces algo mejor?
—¿Puedo irme ya? —contesto la castaña bastante cansada de la incomodidad que le provocaba esa mujer y lo peor es que su hermano seguiría en esta cruel jugada. Tal vez no pudo hacer nada por ella, pero si por él.
—Alexandra, estas secciones es para poder integrarte en el equipo, saber que estas de nuestro lado, espero lo entiendas. — informo Strauss de manera 'amigable'.
—Si entendí, pero señorita Strauss tiene que saber que, si alguna vez tengo que elegir entre mi hermano y cualquier otro miembro de esta unidad, siempre lo elegiré a él. No importa a quién tenga que sacrificar, mi lealtad está con él y eso la incluye, no crea que dudare en avisarle a Hotch el hostigamiento que recibí para contar detalles sobre la muerte de mi madre o incluso ir con recursos humanos, créame conmigo puede meterse lo que quiera, pero si se atreve a hacerle algo a mi hermano llevare esta situación muy lejos. — amenazo Alexandra a Strauss antes de salir.
Erin Strauss al escuchar lo que la melliza dijo anoto algo más en su libreta, protectora, tendría que cambiar la táctica de la sección ya que Lexie tenía razón si llevaba esto a recursos humanos podrían sancionar gravemente a Strauss
Mientras que en la habitación continua se encontraba un Eduardo aburrido, no tenía a nadie con quien hablar en ese momento y después de unos minutos de estar solo, decidió por ponerse cómodo, recostándose en la silla y subiendo los pies al escritorio. Sin darse cuenta se quedó dormido alrededor de una hora hasta que escucho la puerta cerrarse con fuerza.
—Lo siento . . . Estaba . . . perdido en mis pensamientos—murmuro el mellizo acomodándose en su lugar, quitándose el resto de baba que bajaba por la comisura de los labios.
—Lamento mucho la tardanza, la sesión con la señorita Rivera tomo más tiempo de lo que creí. —informo Strauss sentándose enfrente del hombre. —Bien . . . empecemos con sus datos personales.
—Claro, ammm Eduardo Rivera Sanchez, tengo 24 años, mi madre era mexicana, pero nacimos aquí en Estados Unidos. —respondió el mellizo despreocupado ante las preguntas.
—¿Puedes decirme cuáles son tus hobbies? —pregunto la rubia, siendo consciente de que esta vez no lo iba a perfilar en su cara, lo haría de manera privada
—Disfruto mucho de los juegos de estrategia o supervivencia. El ajedrez o aprender algún tipo de programación. — contesto Eddie sin detallar mucho en sus gustos, siendo sincero no sabía con claridad que decir.
—¿Animal o color favorito?, ¿Género favorito de películas o música? —la rubia comenzaba a encontrar las diferencias entre los dos, Lexie era más abierta y emocional. Mientras que él . . . parecía un libro cerrado.
—Desde pequeño me gustaron los búhos. —Eduardo recordó cuando llegaba el correo, él y su hermana corrían buscando su carta de aceptación a Hogwarts— De color me gusta el azul oscuro, en cuanto a música comparto el amor por el rock con mi hermana y algo de electrónica.
—¿Tienes algún tipo de objetivos a corto, mediano y largo plazo? —Erín quería saber si el chico tenía planes a futuro o buscaba una oportunidad de escapar.
—Creo que, a corto plazo, me gustaría fortalecer mis habilidades en el análisis de perfiles criminales con ayuda de Reid, él es muy bueno en eso y que mejor que aprender del mejor. —comento el azabache siendo consciente de que podía tener un beneficio de esto. —A mediano plazo me gustaría aprender un poco más sobre computación, tal vez terminando una carrera. Y a largo plazo, me gustaría tener una familia propia, ya sabe esposa, hijos tal vez un gato que se llame Lucifer.
—Si claro. . . —respondió la jefa de una manera de poco interés. —¿Y qué hay de tu hermana? . . . no la mencionaste en ninguno de tus planes.
—Bueno es que . . . Alex y yo hemos pasado tantos años juntos que creo que sería bueno que cada uno siga su camino. —confeso Eduardo recordando todo ese año que pasaron separados. —No quiero que me malentienda . . . la quiero, es mi hermana, pero siempre estuvimos juntos, no había algo que hiciéramos por separado.
—¿Aprendiste a estar sin ella? —pregunto Erín algo curiosa ante las palabras del chico, mirando como esa 'lealtad' entre mellizos desaparecía.
—En prisión tuve la oportunidad de conocer una parte de mi . . . una que no tuve la oportunidad de aprovechar por cuidarla. —murmuro Rivera antes de que las imágenes llegaran a su mente. —Creo que ya puedo vivir sin ella.
—Bueno . . . hare mi evaluación en privado y le pasare los resultados a Hotch. —informo Strauss anotando sobre el futuro distanciamiento que se avecinaba.
—¿Eso es todo? presentía que sería todo más incómodo, supongo que se tardó con Lexie porque ella suele ser muy parlanchina —contesto el mellizo con una gran sonrisa. —Bueno gracias y con permiso
Eduardo se retiró triunfante, creía que se podría abrir la caja de pandora, pero todo resulto bien para él y creía que también para su hermana, mientras que pequeña Lexie estaba pasando por un horrible nudo el estómago que lo único que causo fue vomitar su almuerzo, solo esperaría a que llegara Hotch, él era su jefe y le informaría lo que paso, al igual que a su hermano ella sería incapaz de esconderle algo a su hermano.
Después de tomar un momento en el baño para tranquilizar su respiración y arreglarse de manera que pareciera que todo salió bien o eliminar cualquier rastro de lágrimas, se dirigió hacia la sala de reuniones. Encontrándose a una rubia muy colorida, charlando con Morgan.
—Oye, ¿Cómo te fue pequeña? —preguntó Morgan con una sonrisa, acortando la distancia entre ellos.
—Todo está bien. —respondió Lexie con una sonrisa forzada, viendo como la rubia se abría paso para llegar a ella.
—Permíteme presentarte a nuestro genio en tecnología, Penélope García —Morgan señaló a la chica quien no paraba de sonreír, claramente era un arcoíris andante.
—Un placer, soy Alexandra, pero puedes llamarme Lexie o Rivera 2 como dice Hotch—la melliza se presentó de manera divertida, sin apartar la mirada de su contraparte.
—El placer es todo mío, mi pequeña ladronzuela —bromeó Penélope apretando las mejillas de la chica con fuerza. —puedes llamarme García, Penny o diosa, como prefieras, preciosa.
—Penny suena bien. —murmuro Alexandra sintiéndose extraña a lado de la mujer, era como un contraste entre colores oscuros y un rosa chillante. —Ammm . . . ¿Qué paso con el caso?
—Tienen a un rehén, no podemos hacer mucho más que esperar —informó Morgan mirando los documentos que había recibido por parte de Hotch.
Alexandra asintió antes de apartarse de manera lenta, buscando asiento en un rincón de la sala. Usualmente odiaba convivir con las personas, sentía que sus habilidades sociales eran muy torpes. Se encerró en sus pensamientos como solía hacerlo cuando no estaba Eduardo, hasta que vio al susodicho cruzar por la puerta.
—¿Quién es este dios griego y por qué no lo había visto antes? —comentó Penélope al ver a Eduardo.
—Cariño, él es Eduardo Rivera, hermano de Alexandra —presentó Morgan a los chicos —Eduardo, te presento a Penélope García, nuestra diosa del conocimiento.
—Un piacere amore mio —se presentó coquetamente el mellizo mientras besaba el dorso de su mano, dejando a la chica sin palabras.
La melliza intentaba no mirar la rara escena de su hermano coqueteando, porque sentía que comenzaría a reírse ante sus intentos de casanova. Así que decidió voltear, pero no fue tan rápido, ya que él la vio y por su expresión noto que había algo mal.
—¿Qué pasó? ¿Por qué lloraste? —preguntó Eduardo a su hermana. La conocía como la palma de su mano; era inútil ocultarle algo. Esas palabras hicieron que García y Morgan la miraran.
—Cállate. —se limitó a decir la melliza antes de agachar la mirada, sin embargo, ya era muy tarde, los presentes estaban acercándose.
—¿Quieres decirnos que fue lo que paso? —Morgan se agacho hasta estar a la altura de la chica.
—Fue demasiado invasiva con sus preguntas. —confeso Alexandra sintiéndose vulnerable, no sabía porque, era algo nuevo para ella. —Me perfilo y . . . toco temas delicados e incluso intento hacerme hablar sobre la muerte de mi madre, no . . . no quiero hablar de eso.
—Lo que te hizo no fue nada ético, se supone que debe existir el mismo trato para todos. —hablo Derek notando que el mellizo solo se quedó callado. —Tranquila . . . respira, estas con nosotros ahora.
—¿Sabes por qué no vamos a almorzar? Recuerden que barriga llena, corazón contento. —Penny la tomo del brazo levantándola de un movimiento. —Ven e incluso podríamos ponerte algo de color o ¿Tienes algún estilo gótico? . . . porque solo distingo negro y blanco.
El ambiente se volvió más ligero entre risas y bromas de los dos. Penélope no dejaba de sugerirle a la melliza que podría mejorar su estilo, solo tenía que teñirse de un rubio y quedaría espectacular. Los mellizos solo esperarían a que llegara Hotch; él estaba a cargo de ellos, así que necesitaba estar al tanto de lo que hizo Strauss. Lexie sabía que tarde o temprano los secretos del pasado saldrían a la luz. Quizás Hotch ya lo sabía y agradecía que no hubiera divulgado nada. Lo que menos quería era que los vieran con lástima.
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