ᴠ. ᴅɪꜱᴄʀᴇᴛᴀᴍᴇɴᴛᴇ ɪɴᴅɪꜱᴄʀᴇᴛᴏꜱ
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La brisa cálida de la noche jugueteaba con las hojas de los árboles en el tranquilo jardín de Nueva Orleans. Ambos seguían abrazados, mirando las estrellas brillantes en el oscuro cielo, sintiendo sus corazones latir de manera sincronizada y experimentando la emoción de ese primer beso..
—Lex . . . Hay algo que tengo que hablar contigo.—Spencer finalmente rompió el silencio con un tono lleno de duda, como si eligiera las palabras correctas.—Me gustaría que tuviéramos un tiempo solo para nosotros.
—¿De que hablas?—pregunto la castaña creyendo que prefería tener una relación oculta.—¿No quieres que nadie se entere?
—No, no, nada de eso . . . solo quiero explorar esto sin presiones externas.—explico el genio con mayor detenimiento, tratando de que viera el panorama mejor.—Ya sabes sin bromas por parte del equipo, sin que alguien quiera una cita doble, sin alguna amenaza de tu hermano o tu padre.
—Si, supongo que entiendo lo que dices— respondió Alexandra imaginándose todos esos escenarios que comento. —Creo que es una buena idea.
—Bueno, entonces . . . gracias por entenderlo, significa mucho para mí.—murmuro Reid dándole un beso corto a la chica.
La atmósfera entre ellos era cálida, incluso mientras comenzaban a separarse para irse a sus respectivas habitaciones. La pequeña Hotchner estaba acostada en su cama, con una gran sonrisa mientras recordaba el beso.
El brillo travieso en los ojos de Alexandra parecía iluminar la habitación mientras sostenía su teléfono y marcaba el número de Penélope. Con un latido de emoción, esperó mientras el teléfono sonaba en el otro extremo.
—Hablas con el ser más sabio del mundo informático.—contestó Penélope desde el otro lado de la línea telefónica.—¿Dime que ocurre pequeño mortal?
—Tengo un secreto que contarte, pero debes guardarlo muy bien.—confesó la castaña apenas conteniendo su emoción.
—Ohhh . . . Soy una tumba, cariño.—respondió García con tono conspirador, escuchando una respiración agitada como si le costara trabajo hablar.
—Spencer y yo nos besamos —chilló la melliza, dejando escapar la emoción que había estado acumulando.
Hubo un momento de silencio en la línea antes de que ambas dejaran escapar un grito emocionado. Se podía sentir la euforia de lo que sentían.
—¡Finalmente pasó! ¡Ah, estoy tan feliz por ustedes dos!—la rubia comento agradeciendo al universo de la cercanía que tuvieron los 'venaditos'.—¡El gran genio y la gran ladronzuela finalmente dieron el paso!
—¡Sí, lo hicimos! Pero, es algo 'secreto' por ahora . . . aunque eso no aplica en ti, tu 'eres mi persona'.—confeso la castaña con una sonrisa traviesa a pesar de que no podía verla.
—Confía en mi, ya sabes que tus secretos están seguros conmigo.—aseguró Penny ignorando todas esas veces que se le escapaban las cosas.—Aunque no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo tardara el equipo en notarlo.
—Tranquila seremos totalmente discretos.—la voz de Alexandra se escuchaba segura, creyendo que podrían desviar la atención de lo que pasaba.
La conversación continuó durante un par de horas y cuando finalmente terminaron la llamada, la melliza se tumbo en la cama, con una sonrisa en sus labios. Esperaba que no fuera nada igual que lo que paso con su ex novio, quería un amor sincero mientras repasaba ese beso en la mente, poco a poco fue cayendo en un sueño profundo.
Sin embargo, a la mañana siguiente todo fue lo contrario de lo que habían pensado, llegaron unos minutos tarde al Jet, dándose cuenta que la mayoría de lugares estaban ocupados, así que tuvieron que buscar o calcular su próximo paso.
Spencer y Alexandra se sentaron en un rincón, apartado de los demás. Las miradas cómplices y sonrisas compartidas, ayudaron a creaban su propia burbuja, era como si solo existieran ellos dos, hablaban en voz baja, compartiendo risas y secretos que solo ellos entendían.
—¿Crees que somos discretos?—pregunto la melliza dando miradas fugaces al resto del equipo, quienes parecían ajenos a ellos.
—Si . . . nadie esta prestando atención.—aseguro el genio cruzando los dedos para que pudieran estar más tiempo así.
—Bueno, confío en ti.—murmuro Lexie sintiendo un cosquilleo en su estomago, no estaba segura de que era exactamente, pero no quería dejar de sentirlo.
La cercanía los llevó a jugar de manera juguetona. Ella, con una sonrisa traviesa, se recostó suavemente en el hombro del hombre, disfrutando de la comodidad que le otorgaba en ese momento. Mientras que Reid respondió con la misma complicidad, despeinando el cabello de su enamorada, recargando su cabeza contra la suya.
Ambos se encontraron "discretamente", sus dedos se entrelazaron suavemente, transmitiendo un cariño que no necesitaba palabras. Se miraban el uno al otro como si el resto del mundo desapareciera a su alrededor, creando un vínculo íntimo y especial que solo ellos compartían.
—¿Alguien más está viendo lo mismo que yo? ¿Dónde quedó el Spencer que odiaba el contacto?, miren esa sonrisa —preguntó Morgan, inclinando la cabeza hacia el lado donde se encontraban sus amigos.
—Están demasiado cerca, podría jurar que si no estuviéramos nosotros, se estarían besando.—comentó Emily, observando la escena con una sonrisa divertida.
—Conozco bien a mi hermana . . . como la palma de mi mano, ya se besaron.—Eduardo contestó confiado en sus argumentos antes de cruzarse de brazos.
—Chicos, tranquilos, tal vez están interpretando mal las cosas.—dijo JJ, mirando a Prentiss y Derek.—Y tú . . . nada de presionar a tu hermana para que te cuente algo, ¿Entendido?
—Eso es injusto.—murmuro Eddie haciendo una mueca ante la advertencia de su novia.—Emily dile algo.
—Tiene razón . . . Es que mira cómo juega con su cabello . . . Eso es un signo revelador.—justificó la pelinegra señalando discretamente a la pareja lejana.
—Deberíamos hacer una apuesta . . . sobre cuánto tiempo pasará antes de que ellos finalmente confirmen lo que todos ya sabemos.—propuso Morgan, con una sonrisa traviesa.
—¿Qué? No, yo no meteré a mi hermana en una apuesta.—negó el mellizo antes de mirar a su pareja, quien le sonrió en señal de que estaba haciendo lo correcto. Sin embargo, poco a poco se acercó al moreno, intercambiando un billete con él.—Apuesto que se delatan en menos de una semana.
—Acepto tu apuesta, amigo.—respondió Morgan, guardando el billete en su bolsillo con una risa.
—También estoy dentro . . . pero creo que les tomará un poco más de tiempo.—comentó Emily tratando de calcular alguna posibilidad.
Mientras el equipo continuaba bromeando sobre la relación entre sus compañeros, Gideon y Aaron se encontraban observando todo desde la distancia. Ambos compartían una sonrisa discreta, sabiendo que los dos jóvenes habían dado finalmente ese paso.
—Parece que están pasando un buen rato.—comentó Jason ahogando una sonrisa para no revelar lo de la noche anterior.
—Sí, lo parece.—asintió Hotch sin mostrar alguna emoción de complicidad, intentaba mantenerse neutro aunque en su mente ya tenía un sermón para su hija.—Parece que finalmente aceptaron lo que tenían.
—A veces, es necesario encontrar algo así para sobrevivir a este trabajo.—el mayor confeso antes de desviar su atención aún libro que tenía pendiente.
Sin embargo, la paz y tranquilidad no duro demasiado cuando el equipo tomo la decisión de meterlos a su pequeña pelea.
—Hotch, ¿has visto lo cerca que están Spencer y Lexie?—pregunto Derek con un tono burlón, esperando que activara el modo de papá protector e interviniera.
—Sí, lo he notado.—respondió el líder del equipo mientras evitaba algún tipo de contacto visual.
—¿Qué tal si Reid se está robando a tu hija?—comento Morgan planteando un escenario bastante exagerado solo para provocar una reacción.
—Son adultos y si son felices juntos eso no debe de molestar a nadie.—intervino Jason con la intención de que el viaje sea tranquilo.
—Supongo . . . Tienen un punto, pero deben de tener en cuenta que mientras menos esperemos, ¡Podríamos tener un Reid Jr. en camino!—bromeo el moreno, sentándose junto con los otros hombres para poder platicar.
—Morgan tardaron un año para verse así, así que no lo creo—comento Hotch negando con la cabeza.
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El fin de semana finalmente llegó, Alexandra y Spencer estaban emocionados por pasar todo el día juntos. Habían planeado comenzar su día visitando un museo que tenía una rara exposición sobre la Edad Media, algo que el genio estaba ansioso por ver, explicaba cualquier detalle que veía mientras exploraban las vitrinas llenas de artefactos antiguos y armaduras imponentes.
Al terminar su visita, comenzaron a caminar sin un rumbo fijo, tomados de la mano. El sol comenzaba a ponerse y una suave brisa de la tarde jugaba con sus cabellos.
—¿Qué te parece si ponemos fin a este día viendo una película?—sugirió Spencer robándole un pequeño beso a la chica que le robaba últimamente sus sueños.
—¡Me parece perfecto! ¿Tienes alguna película en mente?—pregunto Lexie con curiosidad
—Lo averiguaremos llegando te parece.—propuso Reid despejando su mente a la tentación de recordar la cartelera que había visto en el camino.
La pareja podía sentir como todo su alrededor se pintaba de color rosa, como si se pintara a cada paso, desapareciendo lo malo y vil del lugar. Dejando solo lo más hermoso del momento, poniendo un curita donde había una desilusión.
Al llegar el ambiente no cambio mucho, debido a que el cine estaba iluminado por la tenue luz de los letreros de neón que resaltaban los carteles de películas y la dulcería. Los murmullos de la gente emocionada por ver sus películas favoritas creaban un ambiente animado en las taquillas. El olor a palomitas recién hechas flotaba en el aire, mezclándose con el aroma dulce de los dulces y las sodas.
—Entonces . . . ¿Cuál quieres ver?—pregunto el castaño viendo las opciones disponibles.
—¡Crepúsculo! He oído que es genial.—dijo Lexie mientras daba saltitos de emoción
—Mmmm, debo confesar que no soy fan de las historias de vampiros que brillan. Parece un poco ilógico desde el punto de vista científico.—confeso Reid recordando leves platicas que tenía con JJ.
—¿Y desde cuando el punto de vista científico cree en los vampiros?—pregunto la castaña con un tono cargado de burla.
—Touché mademoiselle.—respondió Spencer viendo que lo habían derrotado contra su propia lógica.
—Además, te acompañé a ver ese documental coreano con subtítulos la semana pasada, ¡Así que ahora es tu turno!—defendió su punto Lexie, aburrida al pensar que pasarían otras tres horas viendo algo que no entendía.
—Tu sabes cuánto disfruto los documentales y en mi defensa, al menos tenía un propósito educativo.—Reid trataba de resistirse ante la idea de ver brillitos vs lobos.
—Este podría ser un experimento social interesante para ti, analizar la reacción de la audiencia ante conceptos sobrenaturales.—sugirió la castaña esperanzada de ganar esa discusión, debido a que con su hermano jamás lo logro.
Él se limito a miraba a la chica usando los mismos argumentos que el uso para llevarla al documental, estaba siendo atacado con sus propias palabras, negó con la cabeza varias veces, hasta que deslizó sus dedos por las mejillas de Lexie, sintiendo la suavidad de su piel bajo sus yemas.
El mundo parecía ir en cámara lenta mientras se inclinaban el uno hacia el otro, la distancia entre sus labios disminuyendo con cada latido de su corazón. El aliento cálido del chico rozó su piel, haciendo que ella cerrara los ojos instintivamente. Fue en ese momento en que sus labios se encontraron en un beso suave pero mostrando que los dos sentían lo mismo.
Los labios de ambos eran cálidos y tiernos contra los suyos, sintiendo los movimientos lentos y deliberados, todo lo contrario al beso anterior. Sin embargo, el tiempo pareció perder sentido mientras se perdían en el beso, hasta que finalmente, se separaron por falta de aire.
—Creo que ganaste esta vez.—mencionó Spencer con una enorme sonrisa, tomando la mano de su "amiga" dispuesto a comprar los boletos de esa tonta película.
Todo marchaba con forme al plan, hasta que el sonido de un celular reventó esa gran burbuja romántica que los envolvía. Sin más remedio tuvo que contestar, esperaba que fuera un asunto banal, pero bastaron solo un par de palabras para que su semblante cambiara por completo.
—¿Todo en orden?—preguntó Lexie preocupada por el cambio de actitud de su acompañante.
—Bueno . . . Es que . . . Hotch dijo que fuéramos a casa de Gideon, hubo un asesinato en ese lugar y él es el principal sospechoso.—confeso Reid guiando a la chica de regreso al auto, buscando en su mente la ruta más rápida para llegar.
Ella no entendía la gravedad del asunto, pero intentaba ir al paso del castaño. Sabía la presión que debía de sentir debido a que era muy unido con Jason, tenían una relación de protegido y mentor, así que no pidió detenerse.
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Al llegar al departamento, varios policías estaban presentes, sellando la escena del crimen. Las luces parpadeantes de las patrullas llenaban el oscuro callejón, resaltando la tensión en el ambiente, algunos forenses murmuraban que habían asesinado a una mujer con la que había estado saliendo Gideon.
Al parecer un ignoto llamado Frank había amenazado con regresar para matar mujeres si en algún momento perdía a su amada y justo fue eso lo que paso.
—¡REID! . . . ¡VEN!—Morgan le hizo una señal desde el otro lado de la casa, atrayendo la atención de Emily en el proceso.—Hay muchos policías de nuestra unidad y prefiero decírtelo ahorita antes de que alguien mas lo note.
—Tienes manchas de labial de Lexie en . . .—Prentiss señalo la boca de su amigo, viéndolo sonrojarse de inmediato.
—Gracias por decírmelo.—murmuro Spencer mientras limpiaba rápidamente, volteando a ver a Lexie para saber si tenia el labial corrido, dándose cuenta de que Eduardo era quien la ayudaba en ese momento.
Las horas pasaron y con forme iban avanzando encontraban más pequeñas pistas y gracias a que Penélope descubrió que el ignoto robó una hoja con los nombres de las personas a las que Gideon había salvado, dedujeron que posiblemente iría tras ellos.
Así que se dividieron en varios grupos para poner estas personas a salvo, encontrando a algunos de los sobrevivientes asesinados y una pequeña secuestrada. La castaña no logro continuar la búsqueda debido a que junto con JJ tuvieron que lidiar con padres extremadamente alterados y necesitaban mantenerlos calmados.
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Cuando finalmente el lunes llego, el ambiente podía sentirse diferente, era tenso y pesado, casi como una tormenta acercándose al equipo. Los pasillos, que siempre estaban llenos de risas y conversaciones, ahora estaban sumidos en un silencio cargado de preocupación. Estaban en problemas, debido a que todos desobedecieron la orden de no involucrarse esta vez y estaba más que claro que solo uno lo iba a pagar.
El agente Hotchner caminaba con pasos firmes pero con un nudo en el estómago, consciente de que algo importante estaba por suceder, sabía que el motivo por el cual fue llamado a la oficina de Erín era por algo más que solo tomas café. Los primeros minutos fueron sobre que no seguía el protocolo, que su equipo estaba fuera de control, menciono que no era un buen líder.
—¿A donde quiere llegar con esto?—pregunto Aarón intentando guardar algo de calma ante la situación.
—Tu equipo, no esta mostrando resultados y como tu superior puedo ver que no tienen el más mínimo respeto por lo que hacen.—menciono Strauss viendo fijamente a su subordinado.—Son desordenados, creen que pueden hacer lo que sea sin tener consecuencias, me encargare de ellos mientras se hacer una evaluación, nos quedaremos solo con los elementos que sean funcionales, porque esos no son un equipo.
—Usted no sabe nada acerca de ellos.—expreso el pelinegro, furioso con el simple hecho de que esa mujer intentara organizar y separar a los perfiladores.—Permítame hablarle de mi equipo. El agente Morgan luchó por proteger su identidad ante las personas que podrían delatarlo . . . ¿Por qué? Porque la confianza se gana y él confía en muy pocas personas.
La rubia solo miraba al grupo por la ventana, todos estaban sentados en el pasillo como si fueran niños pequeños.
—El intelecto de Reid es un escudo que lo resguarda de sus sentimientos y poco a poco ha empezado a salir de su caparazón.—Aarón menciono mientras recordaba cómo, con la ayuda de Lexie, había ido cambiando gradualmente.—La agente Prentiss respalda las decisiones del resto del equipo porque todavía no se siente parte de él y trata de compensarlo.
—Justamente esas personas son las que necesitamos, solo ellos.—interrumpió Strauss claramente frustrada ante la negativa del hombre.
—No, he terminado . . . Porque aún Eduardo ha mostrado avances en los casos, busca recuperar la confianza de su hermana y esforzarse por ser una mejor persona.—menciono Hotch aunque aún no muy convencido, debido a que notaba aún sus cambios de humor.—Cada día, la agente Jareau filtra múltiples casos para el equipo, regresando a casa con la esperanza de haber tomado buenas decisiones y García llena su oficina de objetos coloridos para recordar sonreír cuando todo se oscurece.
—Agente Hotchner . . . .—Erín trato hablar levantando una mano para que por una vez se callara.
—Alexandra ha cambiado; ya no es la chica que creía que podía con todo. Se dio cuenta de que pedir ayuda está bien, a pesar de lo que ha vivido . . . trata de sonreír sin importar cuán bajo esté. Ella lucha por ponerse de pie.—Aarón sonaba como todo un padre orgulloso de su pollito de colores.—Y el agente Gideon se siente perseguido debido al conocimiento que otros tienen sobre él. Por eso habla tan poco de sí mismo, pero pone su corazón en cada caso.
—¿Eso de que debería servirme?—pregunto la rubia sin entender porque debía de tener simpatía o lastima por ellos.
—Para usted son solo trabajadores, pero ellos han encontrado una familia aquí y me incluyo en eso, soy fiel a mis actos, soy fiel a mi equipo y si cree que puede encontrar a alguien mejor para el equipo adelante.—Hotch hablo de manera firme, siendo creyente en lo que su hija sobre defender sus creencias.
—Debe saber que será puesto bajo investigación. Usted estaba liderando cuando la agente Elle Greenaway fue atacada en su casa. Usted estaba al mando cuando ella mató a ese hombre.—Strauss estaba apunto de darle donde sabia que le iba a doler a Hotch— También fue usted quien envió a su hija por ese testigo. Usted fue el responsable de que la señorita Alexandra fuera secuestrada y ese hombre la convirtiera en adicta. ¿No sintió remordimiento por sus actos cada vez que la miraba con golpes en su cara? ¿O cuando temblaba debido a la abstinencia?—Hotch se tenso ante las palabras de Strauss— Además, fue responsable del caso al que Gideon se enfrentaba. No creo que sean coincidencias. Tengo un muy buen prospecto en mente, así que si yo fuera usted, dejaría de cometer tantos errores —dijo Strauss mientras Hotch se dirigía a la puerta.
Uno a uno, los miembros del equipo fueron convocados a la oficina de Strauss. El aire estaba cargado de tensión mientras cada persona compartía su versión de los eventos que habían ocurrido en el caso de Gideon. Los murmullos nerviosos llenaban la sala mientras las miradas evitaban cualquier contacto visual. Finalmente, llegó el turno del último miembro del equipo, cuyo semblante reflejaba una mezcla de desesperación y ansiedad, pero eso cambio cuando Strauss hablo.
—Yo te puse en la UAC, sé cuánto lo deseabas; lo dejabas en claro y todos lo sabíamos. Nunca fuiste discreta al hacérnoslo saber.—menciono mirando fijamente—Hubo quienes creyeron que asignarte a ese puesto no era una buena idea, pero yo creía en ti. Ha llegado el momento de demostrar la confianza que deposité en ti.—dijo en manera de chantaje—Tu equipo está en problemas; ya no ve el panorama claro. Creo que las tensiones son explosivas y en ocasiones se les escapa de control. Ha llegado el momento de ponerle fin a la carrera del agente Hotchner y si se puede regresar a esos dos criminales que rondan por los pasillos a prisión. Si deseas quedarte en la UAC, agente Prentiss, vas a ayudarme a lograr que eso ocurra
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