ɪᴠ. ᴇᴠᴀɴɢᴇʟɪɴᴇ




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✨ Capítulo editado ✨

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La oficina de la Directora Strauss irradiaba una tensión notable en el ambiente; todo estaba meticulosamente ordenado, como si fuera un reflejo de su propia alma. Había convocado a Alexandra a su oficina, ya que su período de recuperación había sido registrado sin motivo alguno adjunto. No obstante, esa mañana, los rumores sobre el secuestro de la chico llegaron a sus oídos. Motivada por averiguar qué fue lo que sucedió, decidió buscar respuestas por cuenta propia, 


—Ahora sé que tus días de descanso son por tu reciente secuestro.—Erín rompió el silencio mientras la miraba fijamente.—Háblame de cómo piensas recuperarte de eso.

—En cuanto llegue un testigo, tendrá toda la información que dese.—informó Lexie, mirando hacia la puerta de manera nerviosa.

—Creo que no fui clara cuando dije que existían intereses de conflicto si el agente Hotchner presenciaba la reunión.—Strauss menciono antes de sacar la hoja de reporte para anotar las partes omitidas. 


Sin embargo, sus acciones fueron interrumpidas cuando Miranda entro por la puerta, brindando una suave sonrisa para disculparse por la demora que pudo haber tenido. Dejando a la directora totalmente confundida.


—Lamento mucho la tardanza, cuando me notificaron estaba del otro lado de la unidad.—explico la mujer de Recursos humanos antes de tomar asienta a lado de Alexandra.

—Hobbes, ¿Qué haces aquí?—pregunto la rubia, molesta ante la entrada no autorizada de otra empleada.

—Bueno, debido a los reportes en contra . . . —confeso la pelirroja intentando explicarle que no podía estar a solas con Alex, pero la impaciencia de la directora era notable.

—Lo se, pero solo fueron dos.—Erín se defendió, recordando que tanto padre e hija se iban a apoyar en todo momento.

-En realidad son 7, Erín -dijo, mostrando los informes que Strauss intentó tomar pero Miranda no la dejo-. Todos declarando el mal comportamiento que le das a la señorita Hotchner. Así que en cada junta que tengas, un miembro de recursos humanos tendrá que estar presente.


La directora era ajena a que Eduardo, Spencer, JJ, Penélope y Morgan habían reportado el acoso que recibió su amiga en la sala de juntas, citando que era abuso de poder por como se estaba burlándose de la mala relación que tenia en ese momento con su hermano.


—No, eso no puede ser, este es mi equipo y debería poder manejarlo como considere necesario.—Strauss reclamo mirando directamente a Lexie, delatando que su odio hacia ella estaba justificado de alguna manera.

—Tu autoridad, no te da carta blanca para crear un ambiente hostil. Todos merecen respeto y equidad en el trabajo.—Miranda expreso intentando ser la mediadora, esperando llegar aún punto medio.—Dinos mejor que es lo que buscas saber, ¿Para que la citaste aquí?

—Bueno, ella sufrió un secuestro y por lo que escuché, le administraron alguna sustancia . . . alucinógena.—explico Strauss el 'propósito' de la reunión, esperando dejar en claro algunas preocupaciones externas.—Quiero saber si tiene algún plan para su desintoxicación.

—No hemos tenido la oportunidad de hablar sobre eso.—respondió Miranda, evitando que Alex se defendiera directamente.

—Propongo que tenga un par de sesiones con un experto . . . tengo algunos conocidos que podrían ayudarla a desahogar su trauma.—menciono Erín dispuesta a poner a alguien que le otorgara información de lo que se comentara en esas sesiones.

-No hace falta. Tengo un contacto en Nueva York, el Dr. George Huang. Antes trabajaba para la UAC, pero ahora está trabajando para víctimas especiales. No tendrá ningún problema en tratar a Lexie. Él me reportará a mí y cualquier indicio preocupante te avisaré.-Miranda dio esa solución a favor de la melliza

—¿Qué tan confiable es?—preguntó la rubia visiblemente irritada ante la interrupción de sus planes.

—Créame es perfecto para esta ocasión.—aseguro Hobbes recordando toda esa trayectoria académica que habían compartido.—Además, no hay conflicto de interés. 

—Está bien, pero quiero informes regulares y cualquier detalle relevante debe ser compartido inmediatamente.—exigió Strauss bastante incrédula ante el hecho de que la melliza hubiera cambiado por completo su vida.—Es importante que recuerden que esto es confidencial, ni amigos, ni hermano, ni Hotch deben saberlo.

—Pero es mi jefe y mi padre, él debe de saberlo porque. . . —Alexandra trato de insistir con eso, debido a que para ella era esencial que lo supiera.

—Precisamente, esa es la razón.—menciono Erín como si fuera lo más obvio del mundo.—Quiero que esta parte de tu recuperación se mantenga confidencial. Entre más personas sepan sobre esto, mayor serán las interferencias.

—¿Usted esta loca o que diablos de pasa?—grito Lexie bastante enojada, sintiendo un leve temblor en su mano a falta del Dilaudid.—¿No se supone que debo de tener una red de apoyo?

—Alex, tranquilízate . . . Yo lo resuelvo—murmuro la jefa de recursos humanos la tomo del brazo para volverá a sentar.—¿Por qué esa decisión? ¿Por qué mantenerlo en secreto de Hotch y del equipo?

—Es una medida de precaución.—informo Strauss notando como la mayoría del equipo invadía la delgada de los limites.—Quiero que pueda concentrarse en su recuperación sin distracciones ni interferencias.

—Son mi familia, merecen saber lo que está sucediendo.—Alexandra trato de defender su punto de vista, aunque admitía que muchas veces lograban asfixiarla con su ayuda.

—Lexie, entiendo que quieras que estén al tanto, pero tal vez Strauss tiene razón.—murmuro Hobbes intentando de suavizar la decisión.

Sin más que decir, Alexandra asintió aunque no estaba convencida de mantener su recuperación en secreto, pero no podía ponerse a discutir con Strauss, era como pelear con la pared e incluso sería más fácil ganarle a una. Así que ambas mujeres salieron de la oficina dispuestas a retomar sus actividades pendientes. Sin embargo Hotch llego a ellas pidiéndole a su hija hablar en privado.


—¿Todo bien?—pregunto Aarón preocupado cuando por fin Miranda los había dejado solos.

—Si todo bien, no dejamos que se saliera con la suya.—respondió Lexie con una sonrisa, evitando que su padre, mirara los moretones visibles en su rostro.

—¿Qué paso? ¿Para que te querían?—cuestiono el azabache yendo directamente al grano.

—Bueno, ¿Recuerdas la regla que tenemos, todo asunto de trabajo es confidencial?—Alexandra pregunto de manera discreta, delatando hacía donde iba el asunto.—Este tema esta dentro de esa regla . . . pero estaré bien, te lo aseguro

—Si . . . bueno, esa regla esta clausurada durante los próximos cinco minutos.—bromeo Hotch esperando que su hija cediera y le contara que había pasado.

—Eso es injusto y la respuesta sigue siendo la misma.—argumento la castaña tentada ante la idea de compartir esos detalles.—Tienes que confiar en que estaré bien.

—Solo quiero asegurarme de que estés a salvo.—Aarón expreso mientras esperaban a que llegara otro elevador.—Prométeme que no harás una estupidez.

—Lo prometo.—murmuro Lexie antes de decidir marcharse por las escaleras del lugar.






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Estaban a pocos días para que esas dos semanas de recuperación terminara, pero la lucha de la melliza continuaba en silencio. Cada día su autocontrol cruzaba los limites, estaba lidiando con la abstinencia en su cuerpo, presenciando temblores en varios momentos del día, al igual que sus cambios de humor. 

Tenia la necesidad de contarle a quien sea, así que decidió decirle a Hailey, prácticamente no rompió la confidencialidad. Porque su madre no estaba incluida en lo que dijo Strauss, debido a que especifico que ningún miembro del equipo. Volviendo a la Sra. Hotchner la única informada sobre sus terapias y la rehabilitación por las tardes.

Sin embargo,  todo cambio cuando Hotch llegó temprano a casa, después de terminar un caso que dejo a toda la UAC agotaba, notando algo diferente. Debido a que el ambiente cotidiano que encontraba en su casa fue remplazado por la ausencia de su esposa y de sus hijos. Así que solo tomo el teléfono esperando que alguno de ellos contestara.



—Hola cariño, ¿Están todos bien? . . . acabo de llegar y no se si . . . .—Aarón hablo en cuando la línea de su esposa fue contestada, esperaba que no tardarán, ya que quería cenar en familia.

—Ohhh, lo siento amor.—Hailey lo interrumpió rápido mirando el reloj de su muñeca, notando que llevaban más de dos horas fuera de casa.—Estamos con mi hermana, pero no te preocupes, ya vamos para allá.

—Tranquilos, los esperare para cenar.—juro el azabache entre comillas antes de levantarse al refrigerador para tomar algún bocadillo.—¿Quieres que comience a preparar algo? . . . prometo no incendiar la cocina esta vez.

—Eres un peligro en la cocina, así que no.—respondió su esposa soltando un par de risitas ante ese recuerdo.—Pero, a juzgar por la hora Alexandra debe estar por llegar, podría sacar algo a descongelar.


Aarón frunció el ceño al escuchar el comentario sobre la hora y el posible regreso de su hija.


—¿A juzgar por la hora? ¿Qué . . . me estás diciendo que sale y regresa a esta hora?—pregunto el azabache con un tono bastante alterado.—Creí que estaba contigo.

—Ella está bien, solo . . . sale a caminar.—Hailey intento tranquilizarlo, pero a su vez no podía romper la promesa que le hizo a su hija.

-Alexandra podría estar en las calles consumiendo esa porquería. ¿Por qué no me lo dijiste? Te sugerí que la lleváramos a buscar ayuda.-comento enojado Hotch

—Confía en ella, esta tratando de encontrar su camino.—la rubia buscaba las palabras para hacerlo entrar en razón, pero era imposible.

—Hablaremos en cuanto llegues a casa.-se despidió Hotch antes de colgar


El agente Hotchner se quedó con la mirada perdida en el espacio, sumido en sus pensamientos. La preocupación por su hija lo atormentaba y su mente reavivaba la imágenes de cuando la encontraron bajo los efectos del Dilaudid. Hasta que finalmente tomó el asunto en sus propias manos, dirigiéndose hacia el cuarto de Alex, decidido a averiguar de que no hubiera rastros de la droga en su cuarto. Abrió cajones y armarios, buscando cualquier indicio de la sustancia. 

Revolvió bajo la cama, buscando en cada rincón en busca de respuestas. A medida que revolvía las cosas, su frustración y preocupación aumentaban, pero al mismo tiempo, un alivio crecía dentro de él. Estaba sumergido en su búsqueda, no se dio cuenta de que ella estaba parada en el umbral de la puerta, observándolo en silencio.


—Puedes parar.—murmuro Alexandra, haciendo que él se sobresaltara y se diera vuelta hacia ella. 

—Yo . . . no quería, no sabía que  . . . desapareces por horas y la . . . verdad.—Aarón intentaba justificar la invasión a su privacidad, notando la tristeza en los ojos de Lexie.

—He pensado en ello.—admitió la melliza en voz baja, como si finalmente esa barrera que había construido de nuevo fuera demolida.

—Pero no lo has hecho.—el azabache intento hablar por ella, estaba seguro de que no había recaído, debido a que ocasionalmente revisaba los brazos de su hija.—Eso es lo importante, yo . . . solo quería reafirmar lo que sabía.

-Cada vez que cierro los ojos, esa noche se reproduce una y otra vez en mi mente. Te necesito ahora más que nunca. Ese hombre me hizo adicta, y mi cuerpo anhela esa sustancia. He intentado mantenerme fuerte y no consumir nada, por todos ustedes, para no mostrarles mi debilidad, pero ya no puedo luchar, estoy perdiendo mi autocontrol.


Aarón se acerco a ella para abrazarla y ese pequeño acto hizo que su hija se derrumbara. Las lágrimas comenzaron a caer, su resistencia finalmente cediendo bajo la presión abrumadora de su lucha interna.


—Se supone que no debía decirte nada, creían que era mejor superarlo sola, pero no es verdad, solo que no quiero ser un desastre para ti . . . —murmuro Alexandra sintiendo de nuevo su mano temblar con urgencia, como si su estado fuera motivo para echarla a la calle.— No quiero que piensen que soy un mal ejemplo para Jack.


Hotch la acurrucó en su pecho mientras sentía cómo su dolor resonaba en su propia alma. La tristeza y necesidad de quedarse como familia se transmitían a través de ese abrazo.


—Shh, estoy aquí, tranquila.—susurro Aarón esperando despejar todas esas dudas que podía tener su hija.

—Perdón.—Lexie intentaba dejar de llorar, pero era como si por fin sus emociones salieran, todo lo reprimido esas dos semanas se desbordaran.

-Close your eyes, have no fear...-Hotch comenzó a cantar en un tono suave y reconfortante. Su voz llenaba la habitación, creando una especie de refugio en medio de la tormenta emocional que Lexie estaba experimentando.-The monster's gone, he's on the run and your daddy's here...-Lexie cerró los ojos, esa era la canción con la que calmaban a Jack cuando lloraba sin parar-Beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy...

—Gracias, papá . . . —Alex se separo de él, borrando sus lagrimas en un intento de fingir que no paso nada en ese momento.—Pero eso no te salva de que tengas que acomodar todo de nuevo.

—Bueno, podemos culpar a Nova.—sugirió Hotch viendo el raro comportamiento de su hija, como de las lagrimas pasaba a las bromas.





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En un 'abrir y cerrar de ojos', el día esperado había llegado, Alex se encontraba en el elevador junto a Hotch, rumbo a su escritorio. Su cabello estaba un poco más corto y acomodado de manera distinta solo para poder ocultar la cruz marcada en su frente. Estaba completamente nerviosa como si fuera su primer día en el trabajo, pero cuando las puertas del elevador se abrieron, el equipo la recibió con sonrisas.


-¡Te extrañé tanto, mi pequeño engendro del mal!-dijo Penélope que había corrido hacia su amiga


La melliza rio ligeramente mientras aceptaba el abrazo de su mejor amiga. Era evidente que a pesar de haberse visto recientemente, la conexión entre ellas era tan fuerte que la ausencia de un día ya se sentía como demasiado tiempo.


—Penny, me viste apenas ayer.—comento entre risas Alexandra sintiendo como la rubia le apretaba las mejillas con fuerza.

—Aún lado . . . aún lado . . . Déjenme pasar, el mellizo mayor quiere ver a su otra mitad.—dijo Eduardo abrazando a su hermana con fuerza.

—¡EDUARDO!—Hotch lo llamo con un tono de advertencia, lo que hizo que la soltara de inmediato.

—Lo siento, olvide sus costillas.—Eddie retrocedió recordando el vendaje que tenía la castaña.

—Quítate.—Morgan se abrió paso para estar frente a la chica, era su turno de abrazarla.—Eres como un pollito de colores, debemos de estar detrás de ti para asegurarnos de que no mueras.

—JA . . . JA, ese chiste es nuevo.—se quejo Alexandra arrugando su nariz en forma de disgusto antes de ver al genio acercarse.

—Bueno, esa es la señal para irnos.—informo Eduardo mirando como Reid le hacía una señal para que los dejaran solos.

—¡Oh vamos! verlos interactuar es como ver a unos venaditos asustados.—Penny se negaba ante la idea de perderse esa interacción, pero sus compañeros se la tuvieron que llevar.


Spencer sonrió con un visible sonrojo en sus mejillas, se acerco lentamente mientras le daba un beso en su mejilla.


—Te extrañe.—confeso el genio, dándole una caja de sus chocolates favoritos, junto con una pequeña nota.—No vuelvas a hacer eso, es . . . difícil para mi encariñarme con alguien y que luego desaparezca . . . es horrible.

—Créeme tampoco quiero que se repita.—murmuro Alex sintiendo un calor en su rostro, sabía el efecto que tenía en ella.

—Bueno, quiero que sepas que si en algún momento te sientes insegura o crees que no estas lista, dime.—expreso Spencer mientras comenzaban a caminar hacia los escritorios.—No quiero que te esfuerzos o te presiones.

—Gracias, todos son muy amables, pero no me traten como si regresara de la muerte.—pidió Lexie notando como todos esperaban que se tomara las cosas con cuidado.

—Sala de reuniones, es un caso serio.—Gideon paso corriendo a su lado antes de detenerse cuando vio a la chica.—¿Te sientes segura para ir.

—La pregunta me ofende.—respondió la melliza tomando sus cosas para seguirlo.






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La atmósfera en Nueva Orleans estaba cargada de tensión mientras el equipo de la Unidad de Análisis de Conducta (UAC) se preparaba para enfrentar un nuevo caso. El asesino en serie que simulaba a Jack el destripador, dejaba un rastro escalofriante de víctimas, y todos sentían la urgencia de detenerlo antes de que cobrara más vidas. Entre los miembros del equipo, una preocupación especial rodeaba a Lexie, después del trauma que vivió estaba de regreso el los casos.


—Creo que . . . bueno, deberías de llenar informes en vez de .—sugirió Emily mientras caminaba a lado de su amiga, tenía una misión por parte de Reid y era vigilarla en todo momento.

—Estoy bien.—Alexandra volvió a repetir después de nueve sugerencias similares.—Solo dejen de respirar en mi oído, no voy a enloquecer y matar al primer ignoto que vea.

—Lo siento, es que tu les agradas a la mayoría.—explico Prentiss entrelazando el brazo con la chica antes de seguir.—Y todos se sorprendieron cuando pediste ir conmigo y me encargaron vigilarte.

—Elegí venir contigo porque ellos harían exactamente lo que estas haciendo.—informo Lexie algo frustrada ante la situación.—Así que por favor no lo hagas o empezare a correr hacía . . . donde sea que sea.

—Esta bien tu ganas.—se rindió la azabache acelerando el paso para ir más rápido.


Finalmente después de varias horas de investigación y algún viaje a otro lugar para interrogar testigos, se concluyo el caso, el equipo tuvo que dividirse en grupos ya que la asesina podría estar en diferentes lugares, pero al parecer Emily y Morgan corrieron con suerte, atraparon a la mujer. Dejándolos por fin descansar después de un día tan largo.

El cielo nocturno sobre Nueva Orleans estaba lleno de estrellas parpadeantes, creando un telón de fondo deslumbrante en la oscuridad. Spencer, incapaz de encontrar el sueño, decidió salir al pequeño jardín del hotel. A medida que caminaba por el suave césped, sus ojos se encontraron con una figura solitaria parada en medio del jardín, mirando fijamente las estrellas. No le sorprendió encontrar a Lexie allí, pues compartían esa atracción por el misterio del universo.



-Tampoco puedes dormir ¿verdad?-pregunto Spencer

—No, así que salí a ver las estrella, me da algo de paz.—respondió Lexie dándole una sonrisa antes de hacerse aún lado para que se sentara a su lado.

—Mi madre solía contarme una historia sobre una luciérnaga.—menciono Reid viendo las estrella, debatiendo si era una señal del universo.

—¿Una luciérnaga?—la melliza pregunto curiosa, creyendo no haber entendido bien. 

-Sí, una historia de amor inusual pero hermosa. Mi madre decía que una luciérnaga que se enamoro de una estrella, aunque claro ella no lo sabia, la llamo Evangeline. Lo curioso es que, aunque la luciérnaga sabía que nunca podría alcanzarla, eso no impidió que la amara con todo su corazón. Cada noche, brillaba intensamente, tratando de llegar a ella, aunque estuviera lejos en el cielo, hablaba con ella aunque no hubiera alguna respuesta. A medida que el tiempo pasaba, la luciérnaga nunca dejó de amar a Evangeline, a pesar de que no podía estar con ella. Y cuando finalmente la luciérnaga murió, dicen que se convirtió en una estrella brillante que se quedó cerca de Evangeline, acompañándola en el cielo nocturno..-conto Spencer

—Esa es una historia hermosa.—Lexie sonrió acercándose un poco al genio, sintiendo su corazón latir al mil por hora.

—No importa que tan lejos tenga que ir a rescatarte o cuantas veces tenga que intentarlo, arriesgaría todo por ti.—murmuro Reid sintiendo sus manos sudorosas, presintiendo lo que podría pasar en unos segundos.


Aunque las palabras eran innecesarias en ese instante, la tensión eléctrica entre ellos decía más que cualquier conversación, sus miradas se encontraron, como dos almas que habían estado buscándose en la oscuridad. 

Spencer extendió su mano y con un gesto suave, pero decidido se levanto atrayendo a Lexie a su lado tomándola por la cintura, sus cuerpos quedaron a centímetros de distancia, sintiendo el calor y la energía que emanaban el uno hacia el otro. El corazón de la melliza latía con fuerza, como si quisiera salir de su pecho ante la cercanía del castaño. Sus ojos no se apartaron de los de él y en ese momento, no había más el deseo de ese beso.

Sin más demora, los labios de Spencer se acercaron a los de Lexie en un beso lleno de pasión y deseo, la suavidad de sus labios se encontró en un encuentro dulce pero apasionado, y en ese momento, el mundo desapareció a su alrededor. El abrazo de Spencer en la cintura de Lexie se intensificó, acercándola más a él como si no quisiera dejar espacio entre sus cuerpos.

Lexie respondió el gesto igualmente intenso, la conexión entre ellos se intensificó, sus besos hablando de un amor y una pasión que habían estado ocultando durante tanto tiempo. Sus labios se movían en sincronía, explorándose con ternura y pasión a la vez. Cada caricia era un eco de los sentimientos que habían estado reprimiendo, una forma de comunicación que trascendía las palabras.


—Parece que finalmente encontraron algo más emocionante que resolver perfiles criminales.—informo Gideon mirando hacía el jardín del hotel, era una conciencia encontrarlos así, cuando solo iban a salir a platicar.

-Sí, parece que sí.-contesto Hotch con sarcasmo

Gideon soltó una risita y golpeó suavemente el hombro de Hotch-Bueno, Aaron, parece que ahora eres oficialmente suegro.

Hotch rodó los ojos-¿Puedo al menos disfrutar un momento de felicidad antes de que comiences con los chistes?

—Solo estoy siendo realista, después de todo, si alguien puede vigilar a esa pareja, eres tú.—comento Jason con un tono burlón, sabiendo a la perfección que estaría tras de ellos a todas horas. 

—A estas alturas solo quiero que sea feliz y que encuentre alguien que la haga sonreír como lo está haciendo ahora.—dijo Aarón mientras los veía jugar en el jardín, notando que su hija tenía esa chispa que creía haberla perdido.

—Estoy seguro de que tomarás buenas decisiones en cuanto a "cuidar" de ella, suegro.—bromeo Gideon para después comenzar a reír.







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