xᴠ. ɴᴜᴇᴠᴏꜱ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏꜱ
•✦───────────•✧
✨ Capítulo editado ✨
Ya solo me faltan editar 47 capítulos jaja
•✦───────────•✧
━━✧♡✧━━━✧♡✧━━━✧♡✧━━
━━✧♡✧━━━✧♡✧━━━✧♡✧━━
Muchos buscamos un espacio seguro, un lugar donde podamos sentirnos cómodos y estar en casa debería hacernos sentir seguros, ¿Verdad? Incluso llegamos a considerar una habitación como nuestro santuario, donde podemos ser libres, desahogarnos, reír, disfrutar de una buena película o tener un momento de paz cuando todo se viene abajo, pero ¿Qué pasa cuando ese lugar que consideramos nuestro santuario es profanado? ¿A dónde vamos cuando nuestro lugar seguro deja de existir? ¿Nos refugiamos en personas en quienes confiamos o solo ignoramos para 'salir' adelante?
El equipo de la UAC se enfrentó a esa pregunta sin ni siquiera saberlo o darse cuenta. Después del trauma que sufrió la agente Greenaway, ella prefirió seguir adelante a pesar de haber sido atacada en la comodidad de su casa y de haber sobrevivido a una cirugía complicada. No quería descansar, pero los directivos le dieron dos meses de reposo obligatorio. Aunque insistía en que estaba bien y podía regresar, no quería hablar de eso con nadie. Quería mostrarse valiente.
Sin embargo, la melliza fue todo lo contrario. Ella ya no se sentía segura en esa casa, ese hombre la había estado acechando y no se sabía por cuánto tiempo. Decidió compartir ese temor y esas preocupaciones con su jefe, haciendo una mudanza 'provisional' a la casa de los Hotchner. Era increíble como encontró refugio en personas a las que nunca imaginó al principio, y eso fue lo que la motivó a tomar la decisión final.
¿Cambiarse de apellido sería difícil? Claro, nada es fácil, pero se sentía feliz de tener una familia que se preocupara por ella a pesar de todo lo malo. Hotch inicio con el papeleo, es abogado y sus contactos disminuirían el tiempo de proceso.
A pesar de que la adopción debía de ser un 'secreto', debido a los conflictos de interés y rumores que podían correr en el trabajo, no pudo evitar contárselo a su mejor amiga mientras iban de compras, estaban buscando un atuendo aprobado para conocer a la familia de Hailey.
—Así que ahora seras Alexandra Hotchner Brooks, ¿Eh? suena . . . bien.—comento Penélope escuchando los acontecimientos que le estaba compartiendo su amiga.
—Supongo.—murmuro Alexandra algo desacostumbrada ante sus futuros apellidos.—Solo tengo que adaptarme y tratar de no equivocarme cuando tenga que escribir mi 'nuevo' nombre en un documento.
—Con el tiempo te acostumbraras.—contesto la rubia buscando un vestido para la ocasión.—Y hablando de eso . . . ¿Le vas a decir a Eduardo?
—Bueno, creo que si no le importa lo que me pase, no veo porque ahora debería de decirle lo que haga o deje de hacer.—respondió la melliza con un tono de resignación.
— Si se lo dices, que esté presente, quiero ver su cara — bromeó Penélope, imaginando la posible reacción de Eduardo. — Por cierto, ahora que eres hija del jefe, ¿no podrías hacer que me den un aumento? — bromeo con un guiño juguetón.
—Ojala, pero primero tengo que ver que me lo den a mi.—comento Alexandra riéndose de manera contagiosa, había estado acostumbrada a gastar con excesos y ahora no le rendía viviendo legalmente.
—Que no se diga que no lo intentaste.—continuo la bromo García antes de levantar un vestido largo y de color negro.—Lex . . . ¿Qué te parece este? Tiene un lindo corte y guantes . . . Dios los guantes hermosos.
—No lo sé, es bastante elegante, pero no quiero que piensen que voy a un funeral.— respondió Lexie mientras observaba el vestido con una mueca.
— Bueno, olvidemos el negro entonces.— respondió Penny con un tono divertido, posiblemente se vería mejor en una gran fiesta de noche.
Alexandra siguió buscando entre las opciones, revolviendo la pila de ropa que estaba en rebaja, hasta que finalmente encontró un vestido que le gustó.
—¿Qué te parece este?—preguntó Lexie bastante convencida ante el color y estilo, aunque la expresión de su amiga le indicaba que algo no iba bien.
—¿Ese color? Parece un poco . . . aburrido.—argumento Penélope arrugando la nariz ante el tono tierra del vestido.
La melliza suspiró pesado y siguió buscando en diferentes anaqueles, necesitaba algo que se viera formal, pero al mismo tiempo casual. Finalmente, ambas soltaron un chillido cuando se toparon con el mismo vestido blanco con flores bordadas, aunque en colores diferentes: el de Alex tenía flores rojas y el de García tenía flores azules.
—Oh, mira, ¡Este es lindo!—exclamó Lexie al ver el vestido con flores rojas, sintiendo que podía quedar bien con su tez morena.
—La versión en azul creo que es mucho más alegre que el anterior.—Penélope murmuro al ver la otra versión antes de compartir una mirada cansada al ver que se vendría otra discusión sobre el color a elegir.— ¿Sabes qué? Mejor me llévate los dos vestidos.
—Si, supongo que le pediré Hotch y Hailey que me ayuden a decidir cuál usar.—confirmo la melliza caminando hacia la caja.
—Me perece bien, pero si terminas usando el azul . . . tendrás que invitarme a cenar la próxima semana.—Penélope aposto con una sonrisa juguetona.
Una vez que salieron de la tienda, decidieron comprar un helado para distraerse. Era bastante raro poder hablar de cualquier tema con alguien sin que la juzgara. Además, de que ambas compartían un pasado similar, era como si el destino las hubiera puesto en el camino de la otra con la esperanza de que se cuidaran entre ellas.
—¿Qué accesorios usarás con el vestido? ¿Collares, anillos, pendientes?—cuestiono la rubia mientras caminaban sin un rumbo fijo.—¿Tacones o zapato bajo?
—La verdad . . . no tengo ni idea, creí que se notaba que no tengo mucha experiencia, solo sé lo básico.—confesó Lexie señalando su sombra de ojos.
—¡No te preocupes, mi pequeña ladronzuela! Estoy aquí para ayudarte en todo eso. Vamos a hacer que deslumbres a tu nueva familia, iremos a comprar algunas cosas por allá y te enseñare a peinarte para que resaltes.—la rubia la miro como si tuviera enfrente a un pequeño maniquí para sus locos conjuntos.
—Gracias, Penny . . . Espero no ser una molestia o que mi cartera sufro demasiado.—Alexandra agradeció con un buen sentido del humor, mirando al rededor algunas madres con sus hijas.
— Es un placer! Vamos a hacer que todos se queden boquiabiertos cuando te vean. Tienes una belleza natural, solo necesitamos resaltarla un poco más y quien sabe, tal vez . . . — Penélope miró a la entrada del centro comercial antes de dar pequeños saltitos.—No te muevas, Morgan está ahí en frente, ¿Me veo bien?
—Super sexy, como siempre.—confirmo la melliza admirando su buen sentido de la moda.
Morgan se iba acercando a las chicas, iba acompañado de un hombre de estatura media, con una complexión atlética y bien definida. Sus ojos son intensos y expresivos, con un color que varía entre el azul profundo y el gris. Su cabello es oscuro y corto un estilo que realza su mandíbula. El hombre tiene una tez clara, que resalta sus pómulos bien definidos y su sonrisa cautivadora. Sus hombros eran anchos, con brazos bien formados y tal vez un abdomen marcado en su postura se veía que era elegante y confiado.
—Que no se te caiga la baba.—jugueteo la rubia dándole un ligero empujón a su amiga.
—Cállate.—murmuro Lexie sintiendo sus mejillas ruborizadas ante la mirada del otro chico.
—Miren que tenemos aquí . . . a mis chicas favoritas, ¿Qué hacen aquí, señoritas?—pregunto Morgan con un tono coqueto haciendo reír tontamente a García.
—¡COMPRAS!—contestaron las dos al mismo tiempo mientras señalaban las bolsas.
—Morgan, me dijiste que Quántico era entretenido, pero nunca mencionaste nada sobre . . . la hermosa vista.—mencionó el hombre viendo directamente a Lexie.
—Lo siento amigo . . . olvide mis modales. . . Chicas, él es James.—Morgan señaló al chico quien no quitaba esa sonrisa encantadora.—James, ellas son mis amigas y compañeras del trabajo Penélope y Alexandra.—señaló a cada una de ellas, notando los movimientos torpes de la ladronzuela.
—Es un placer.—contestó James besando la mano de Alexandra, con una sonrisa seductora en el rostro.
Derek logro notar la química inmediata entre ambos, así que decidió tomar la iniciativa para dejarlos a solas. Tocando el hombro discretamente de García para llamar su atención.
—Muñeca, ¿Puedo hablar a solas contigo? . . . es de algo sumamente importante —dijo Morgan haciéndole un gesto para que entendiera el mensaje y no decidiera quedarse a jugar como cupido.
Penélope asintió con una sonrisa divertida, entendiendo la situación. Aunque no estaba segura sobre si ese chico fuera el tipo de su amiga. Bueno, más bien aún no lograba saber si ella tenía un tipo, debido a la diferencia entre Spencer y 'Richard'.
Con el policía encubierto siempre se veían por 'casualidad', creyendo que se enamoro más de una idea que formaron para facilitar su captura que algo verdadero, en cambio Reid era una conexión inexplicables, tal vez eran esos amores que no estaban destinados a terminar juntos.
—Entonces . . . Alexandra, ¿Verdad?—pregunto James buscando cortar la tensión y el silencio instalado.
—Si, aunque puedes decirme Lexie.—menciono la melliza mirando 'discretamente' los músculos del hombre, pero se dio cuenta que la habían atrapado cuando noto su sonrisa victoriosa.
—Y . . . Bueno . . . ¿Qué haces aquí en Quántico? Aparte de aportar tu encantadora presencia, por supuesto—dijo James, acercándose a la chica para acomodarle un mechón detrás de su oreja.
—Soy agente del FBI, futura perfiladora.—contesto Lexie omitiendo el detalle de su pasado y su verdadero puesto de consultora.
—Una chica ruda, me gusta eso.—informo el azabache mientras miraba los labios de la melliza, tentado hacer una locura.
—¿Y tú? ¿A qué te dedicas? Debes tener un trabajo emocionante para estar aquí en Quántico.—Alexandra recordó todos los departamentos gubernamentales que los rodeaban, desde la UAC hasta la marina.
—Digamos que estoy en el negocio de la seguridad, pero eso es solo una parte de lo que hago. Tengo muchos otros talentos que podría mostrarte si estás interesada.—propuso James en un tono coqueto, viendo el efecto que causaba en ella.
—Si tal vez.—contesto la rubia 'falsa' devolviéndole el coqueteo antes de hacerle una señal a Penélope que regresara, estaba segura de que podían terminar en otro lado.—Pero tengo que irme, no quiero hacer esperar a mi amiga, sería de muy mala educación.—se excuso Lexie sintiendo su rostro ruborizado.
—¿Podría tener el honor de obtener tu número?—preguntó James a Lexie, mostrando un brillo de interés en sus ojos.—Me evitarías tener que rogarle a Morgan por tu contacto.
—Por su puesto.—Alexandra tomo el celular del chico antes de escribir su número telefónico.—Aquí tienes, aunque es una lastima que Derek no me pueda contar las cosas que le hubieras dicho para conseguirlo.
—Tranquila preciosa . . . aún así hablare de ti.—el hombre le aseguro antes de volver a besar el dorso de su mano como despedida.
García miró a Lexie con una sonrisa juguetona y cuando comenzaron alejarse lo chicos, ambas reían ante la situación, bromeando sobre como tendrían una cita doble con Spencer y Lila, solo para que el genio viera que ya estaba fuera de la competencia.
Una vez que la melliza llegó a casa de los Hotchner, pidió la opinión de sus futuros padre sobre qué vestido usar. Sin embargo, el resultado fue el mismo: uno votó por el azul y el otro por el rojo y sin tener más opciones tendría que decidir en el último momento. Aunque eso no era su ultima preocupación por el momento.
En ese momento sentía una mezcla de emociones en su pecho; nunca había conocido a alguien en el aspecto familiar. Pero ahora, estaba a punto de convertirse en una Hotchner, a punto de conocer a la familia de Hailey. No sabía si era necesario hablarles de su pasado criminal o fingir que nada paso. Gracias a esos pensamientos tuvo insomnio, así que decidió desempacar las pocas cajas que aún faltaban y poner en práctica las clases de maquillaje que le di su amiga.
A la mañana siguiente, el movimiento en la casa comenzó muy temprano, la presión se sentía en el ambiente. Alexandra se sentía bastante torpe en su coordinación y con ganas de vomitar. Una manía que tenía ante los nervios a pesar de sus ejercicios de respiración. Trato de tranquilizarse cuidando al pequeño Jack mientras Aarón iba al super por algunas cosas que habían olvidaron comprar y Hailey terminaba de acomodar el comedor.
—¿Qué opinas de este o de este?—Lexie hablaba con el bebé, pero a él solo le interesaba jugar con su dinosaurio de juguete.
—ba-ba-ba—balbuceo el pequeño antes de gritar y agitar su peluche.
—Si . . . creo que tienes, el azul se ve mejor, pero no se lo diremos nada de esto a Penélope.—dijo la melliza en un intento de no pagar la cena en la noche de chicas.—Esto es un secreto bebé.
Alexandra se recostó al lado del pequeño, mirando como jugaba sin preocupación alguna, preguntándose internamente ¿Cómo había sido ella de bebé o si se veía loca por hablarle a Jack cuando en el fondo sabía que no iba a contestarle?
—¿Crees que esto es lo correcto? ¿Y si no les agrado o piensan que soy mala influencia para ti?—pregunto la rubia bastante preocupada, pensando que podían verla como la peste, pero como una señal del universo, Jack golpeó a Lexie con su peluche.— Ok, ya entendí. Gracias de todos modos.
Ese momento entre casi hermanos fue interrumpido cuando el pequeño Nova comenzó a correr por todos lados, a el cachorro también le gustaba estar con los Hotchner y lo que más amaba era ir caminando detrás de Hailey mientras cargaba a Jack esperando que el pequeño le arrojara algo de comer, pero ese comportamiento de Nova era una señal de que ya habían llegado.
El corazón de Alexandra se aceleró; el momento de la verdad había llegado y esta vez no tenía escapatoria alguna. Con cuidado, cargó al bebé para bajar a la sala y dejarlo en brazos de Hotch, mientras se alejaba 'discretamente' hacia una esquina, sintiendo cómo sus palmas sudaban al ver cómo entraban varias personas.
Al principio, el foco de atención era el pequeño Jack, quien recibía abrazos y besos por parte de la familia. Aunque era la primera vez que los veía, ya conocía sus nombres, gracias a que Hailey le había mostrado fotos. Cuando su mente dejó de divagar, se dio cuenta de que todas las miradas estaban sobre ella, lo que aumentó sus nervios y la sensación de vómito regresó. Sentía como si todo estuviera ocurriendo en cámara lenta; no sabía qué hacer y quería salir corriendo.
— Tu debes de ser la pequeña, Lexie— dijo la madre de Hailey, mientras se acercaba a ella — Yo soy tu abuela Carolina Brooks, él es mi esposo Roy, mi hija Jessica, mi hijo Thomas y su esposa Natalia
—Es un verdadero placer . . . bueno, ya lo saben, pero soy Alexandra.—la chica se presentó con timidez, no esperaba este tipo de recibimiento. Tal vez estaba acostumbrada a que todo saliera mal.
—¡Ohhh! mira Roy creo que tiene mi nariz.—comento Carolina en señal de que la consideraba de la familia antes de que firmaran los papeles.
—Definitivamente tiene la nariz de los Brooks.—menciono su esposo con un tono divertido, viendo como le apretaban las mejillas a la chica.
Alexandra se sintió especial, como si la vida le estuviera ofreciendo una segunda oportunidad para ser feliz. Si bien perdió a Eduardo en el camino, había ganado algo mucho más grande: una familia que incluso trataba de encontrar rasgos similares para fortalecer la conexión.
La tarde familiar siguió pasando con tranquilidad, le explicaban algunas bromas internas junto con otras anécdotas. Sin embargo, ella se distancio unos segundos para tomar algo de aire, se sentía abrumada entre tantos abrazos y preguntas. No estaba acostumbrada a nada parecido.
—¿Todo bien Lexie?—pregunto Hotch notando como miraba a todos desde lejos.
—Si . . . solo son los nervios, no estoy acostumbrada a socializar tanto, es como si mi batería social se hubiera acabado . . . Con decirte que tarde 7 meses en ser amiga de Penny.—menciono Lexie recordando que era inseparable de Reid, notando como la hermana de Hailey se acercaba a ellos.
—Me la voy a robar, mamá le hizo un suéter y quiere conocer mejor a su nueva nieta, tranquila . . . no te espantes si te pregunta sobre algún galán, solo tratara de leer las cartas para saber si es para ti.—menciono Jessica riendo ante la cara de confusión de la chica.
El ambiente era relajado, lleno de bromas y risas. Alexandra disfrutaba tanto de la velada que olvidó por completo sus problemas. Estaba experimentando nuevos comienzos tanto en lo personal como con sus amigos y quizás también estaba esperando una llamada de James.
A pesar de sentir una oscuridad interior y de haber llegado a creer en las palabras de Eddie, los Hotchner le habían enseñado a brillar de nuevo. Ahora, los Brooks la estaban acogiendo como uno más de la familia. Estaba profundamente agradecida de que nadie le preguntara sobre su pasado o su familia biológica. Después de un par de horas, la reunión familiar llegó a su fin. Sin embargo, antes de despedirse, la invitaron a visitarlos de nuevo el próximo mes, para que pudiera conocer la "casa de los abuelos". Era tan feliz en esos momentos que no quería que nada lo arruinara. Sin darse cuenta, comenzó a pellizcarse el brazo hasta dejarlo morado, solo para asegurarse de que esto era real.
—Lexie, ¿Puedes venir con nosotros?, por favor.—Hailey la llamo interrumpiendo su acción de llevarse los trastes sucios al fregadero.—Ven, queremos que veas algo.
—¿Todo en orden?—Lexie preguntó intrigada, esperando que Nova no hubiera roto nada.
—Solo . . . cierra los ojos, sin trampas porque ya te conozco.—ordeno Hotch con un tono firme, pero nervioso a la vez.
—No van a aventarme por las escaleras, ¿verdad? — bromeó la melliza, tratando de aligerar el ambiente, en ese punto no sabía que esperar, así que tuvo que cerrar sus ojos. Antes de que la guiaran hacía la parte de arriba Alexandra siguió tras ellos, curiosa. Alexandra siguió tras ellos, curiosa y la empujaban hacia adentro de una habitación con suavidad.
—Listo.—la voz de la mujer salió como un chillido emocionado, quitando las manos de Lexie de sus ojos.—Tal vez no te dimos regalos como los que dieron mis padres, pero . . . terminamos tu habitación. Está al lado de la de Jack, porque sabemos que te gusta leerle un cuento antes de dormir. Tratamos de ponerle tu estilo al cuarto . . . Deberías de haber visto a Hotch buscando específicamente este tono de violeta, podría jurar que recorrió todo Quántico.
Alexandra miraba a detalle el cuarto, algunas lágrimas se estaban acumulando, sentía que los Hotchner le estaban quitando una armadura que usaba para ocultar su vulnerabilidad, las paredes estaban pintadas en un suave tono violeta que irradiaba tranquilidad, como ella misma mencionó, aquel tono que se encuentra en las lavandas.
Detalles cuidadosamente elegidos adornaban el entorno; una estantería repleta de libros, un pequeño sofá pegado a la ventana. Una cama, con una colcha en tonos similares y almohadas muy esponjadas, parecía un refugio, un nuevo santuario para ella, su nuevo lugar seguro. Cada rincón de la habitación hablaba de esfuerzo y amor, un lugar en el que se notaba que fue decorado con esmero.
—No tenían que hacer todo esto, créanme que en el cuarto de visitas estaba bien.—murmuro la melliza recordando las palabras de su hermano.—Ustedes son muy amables y tal vez yo sea un imán de problemas. No quiero arrastrarlos conmigo.
—¡Shhh! . . . Tranquila, ahora eres parte de nuestra familia y queremos que te sientas amada. No pretendemos reemplazar a tus padres; jamás lo intentaríamos. —Hailey la abrazó con fuerza, veía lo herida que estaba por dentro y eso la destrozaba. —Desde que llegaste a la vida de mi esposo, todo cambió . . . Dejó de ser serio y comenzó a ver la vida de otra manera. Al igual que yo, comprendí lo importante que es su trabajo. Verlos estudiar juntos y observar tu carita cada vez que logras aprender algo, créeme . . . no tiene precio.
—Tal vez las palabras de Eduardo te hicieron sentir que eras el problema, pero no es así; no eres un imán de problemas. Queremos que este sea tu hogar, donde te sientas segura y aceptada por quién eres.—expreso Hotch mirando a Lexie con una sonrisa suave; era la primera vez que la veía llorar abiertamente.
—No sé cómo agradecerles por todo esto . . . Ustedes no tenían ninguna obligación de hacerlo, pero lo hicieron de todas formas.—susurro la melliza sintiendo un nudo en la garganta ante lo que había dicho Aarón.
—No tienes que agradecer nada, cariño. La familia no siempre se trata de la sangre, nosotros te queremos aquí y estamos dispuestos a recorrer este camino contigo.—susurro la esposa de Hotch acariciando el cabello de Lexie con dulzura.
—Aunque no lo creas nos preocupamos por ti, tu felicidad y bienestar son importantes para nosotros.—confeso el azabache reconociendo lo mucho que se parecían, él en su adolescencia perdió a sus dos padres, siendo el responsable de su hermano menor y esa situación los había separado.
—Gracias por darme una familia que deseaba desde pequeña, en la que realmente siento que pertenezco.—menciono la melliza con un tono tembloroso, había soñado vivir esta experiencia con su hermano, pero le toco estar sola.
—Te lo mereces, Lexie. Siempre estaremos aquí para ti, en cada paso del camino.—Hailey la abrazó con fuerza y Hotch se unió al abrazo familiar.
Estaba lista para enterrar su pasado, daba fin al apellido Rivera y daba comienzo a Alexandra Hotchner. Ya no quería aferrarse al pasado; ahora tenía una hermosa familia en el presente, un nuevo hermanito al que estaba dispuesta a proteger con su vida. A pesar de que al principio la relación se sentía incómoda porque se percibía como una intrusa, pero poco a poco sentía que se iba convirtiendo en una familia.
Aunque tenía que admitir que en el fondo, agradecía que su hermano la hubiera abandonado, ya que tal vez no hubiera llegado tan abajo y no tendría a una nueva familia dispuesta a sanarla.
Quería dormir en su nueva habitación; la familia Brooks le regaló algunas cosas para decorar, tal vez ya sabían que le darían su propio cuarto esa noche, pero el cansancio era demasiado y solo quería dormir sin comenzar a mover sus cosas no quería despertar a nadie, así que acomodo a su pequeño Nova entre las cobijas para poder descansar en su nuevo hogar.
—Descansa pequeñito, aquí nadie nos va hacer daño.—le melliza le murmuro a su cachorro, quien al igual que ella estaba cansado de tantas mudanzas.
Mientras sus ojos comenzaban a cerrarse recordaba todo lo que había dicho Hailey, viendo que tenía razón, ella merece ser feliz. Ya no iba a sabotear su felicidad. Habían pasado cosas buenas y algunas malas, pero ¿Qué es lo bueno de la vida cuando estás abajo? . . . Pues que puedes volver a subir. Sentía que con ellos su niña interior estaba sanando. Poco a poco comenzó a despejar su mente hasta quedarse dormida. Hace mucho tiempo dejó de tener pesadillas con su madre. Al fin podía descansar.
Alexandra estaba tan a gusto durmiendo, hasta que comenzó a escuchar un sonido extraño. Al despertar, se dio cuenta de que era su teléfono debajo de su almohada. Eran las 7 de la mañana, pero ¿Quién llama por teléfono a esa hora en un domingo?
—Bueno . . . ¿Quién habla?—Lexie pregunto tratando de no sonar tan adormilada.
—¿Alexandra? Soy James. Lo siento, no quería despertarte, pero anoche me quedé sin batería y cuando llegué ya era tarde.— mencionó el chico con un tono apenado ante la situación.
—No, para nada.—la melliza intento despertar de golpe, sintiendo la emoción de la llamada.—No estaba dormida . . . Acabo de volver de correr con mi cachorro, por eso es sueno así.—intentó defenderse. Sin embargo, Nova volteo a verla como si supiera que estaba mintiendo, con una carita juzgadora.
—Oh, me alegro escuchar eso. Me hubiera sentido muy culpable.—comento el hombre soltando un suspiro ante la sensación de escuchar su voz.—Bueno, esta semana estaré acomodándome en Quántico. Tengo que terminar mi mudanza y me preguntaba si me concederías el honor de salir conmigo.
—Me encantaría.—confeso Alexandra brincando de felicidad mentalmente.
—¿Te parece si vamos al Acuario?—propuso el azabache recordando una lista de cosas que le gustaría hacer que le dio Morgan.
—Mmm, no . . . no, bueno es que acabo de ir con mi familia y creo que hay otros lugares que podrían ser mejores opciones.—la melliza rechazo la idea de repetir un lugar que había sido especial.
—Entonces propongo que tengamos 3 opciones cada uno y lo discutimos con un café.—propuso James bastante interesado en la chica.
—Perfecto.—acepto la rubia con una sonrisa boba, recordando lo guapo que era, tenía un aire muy interesante, además que ella no quería seguir sentada esperando a que Spencer se diera cuenta que ella sentía algo por él. Ahora era su turno de salir con alguien más, de enamorarse.
—¿Puedo verte esta tarde?—pregunto el hombre esperando que la chica aceptara.
—Puedo saber, ¿Por qué la prisa?—cuestiono Lexie esperando escuchar lo que pensaba.
—Porque no me basta escuchar tu voz.—contesto James con un poco coqueto.
—Entonces . . . Te veo en unas horas.—confirmo Alexandra antes de finalizar la llamada.
Todo iba saliendo bien en la vida de Alexandra. Sin embargo lo que no sabía es que Reid estaba comenzando a tener problemas con Lila. La relación a distancia no estaba funcionando, ya que ella no dejaba sus compromisos para ir a verlo mientras que él estaba estresándose por los frecuentes viajes para verla.
Ya no tenía tiempo para hacer lo que lo apasionaba; poco a poco, comenzó a extrañar a su 'mejor amiga', las salidas a la biblioteca, los fines de semanas de maratones de películas, las pláticas interminables. No sabía cuándo había sido su última conversación. Él sabía que ya no era lo mismo, que ella había dejado de confiar en él y no la culpaba
Comprendió que el hecho de haberse distanciado de ella lo había afectado. Había perdido su esencia solo para complacer a su nueva novia, fingiendo un estilo de vida lujoso, cuando eso jamás le había importado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top