xɪɪ. ᴛᴏʀᴍᴇɴᴛᴀ
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✨ Capítulo editado ✨
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28 de enero del 2006
Dos semanas habían pasado desde su viaje a San Diego. Muchas emociones habían salido a la luz, y durante ese tiempo de reflexión, los mellizos tomaron la decisión de mudarse a una nueva casa. Necesitaban más espacio, ya que habían crecido en casas pequeñas, limitando a muy poca privacidad y movilidad. Además, deseaban un hogar donde el pequeño cachorro pudiera correr sin restricciones.
Así que buscaron la casa "perfecta", eligiendo diversos vecindarios para una mayor comodidad y que no sobrepasara el presupuesto legal que tenían que tener como agentes del FBI. Porque si resultara ser una propiedad costosa, atraerían la atención de la policía y esta vez podrían darse cuenta que aún tienen el dinero robado.
Sin embargo, ninguna de las casas que visitaron lograba adaptarse a sus necesidades. Hasta que finalmente, llegaron a una cuadra tranquila casi a los limites de Quántico. Donde los árboles abundaban, creando una sensación pacífica y natural.
—La casa cuenta con cuatro habitaciones y tres baños completos . . . una sala de estar con un estilo abierto, además de que es espaciosa y llena de luz gracias a esas grandes ventanas.—dijo el Sr. Milton con entusiasmo mientras seguía recorriendo la casa junto con los presentes.—Creo que es una buena elección para unos recién casados como ustedes.
—Somos hermanos.—Eduardo contesto fríamente escuchando a Lexie reír de la situación, no era la primera vez que los confundían. Así que la jaló hacía una esquina para hablar con ella.—¿Quieres comportarte?
—No hice nada malo.—respondió Alexandra confundida por la molestia de su hermano antes de que la abrazara como una disculpa.
—Olvídalo . . . lo siento, solo estoy cansado.—contesto Eddie antes de alejarse de ella, dejándola totalmente confundida ante su cambio de humor.
La castaña camino detrás de los hombres en silencio, sin saber que decir o sentir y antes tocar el tema. El agente inmobiliario abrió una puerta doble para mostrar el gran patio, tan pronto como salieron al espacio abierto, Nova se emocionó y luchó por bajar de los brazos de su dueña. Una vez en el suelo, comenzó a olfatear y explorar el área.
—Creo que este patio es perfecto para él.—dijo Alexandra mientras observaba a su cachorro disfrutar del aire libre.
—Supongo . . . tal vez así deje de estar ladrando en las mañanas.—intervino Eduardo recordando como tenía que luchar con el perro para que dejara de morder sus cosas.
—Es un perro, es lógico que ladre cuando algo lo emociona o lo asusta . . . ¿Acaso quieres que maúlle?—pregunto Lexie con un tono sarcástico, sintiendo una pequeña molestia ante los comentarios de su hermano.
Sin embargo, ajeno a todo el drama a su al rededor Nova se distanció de ellos, su nariz seguía un rastro entre los arbustos, haciéndolo mover su cola de manera juguetona antes de comenzar a ladrar.
—¿Ves?, esta loco.—Eddie señalo al perro que estaba concentrado en algo más.
De repente, una ardilla salió corriendo a través del césped. Haciendo que el cachorro activara sus instintos caninos y lanzarse detrás de la ella, corriendo con una velocidad asombrosa. La roedor zigzagueaba entre los pequeños arboles y saltaba, desafiando al perro a seguir su ritmo.
Los rostros de los mellizos cambio de enojo a una expresión divertida, riendo ante la energía y determinación de Nova. Hasta que finalmente, la ardilla subió a su refugio en un árbol cercano, fuera del alcance de todos, el cachorro se dio por vencido, tumbándose en el suelo exhausto con la lengua afuera.
—Parece que él pequeño disfruto del patio tanto como ustedes.—menciono el agente sacando 'discretamente' los papeles de compra.
—Podemos dividir el precio entre los dos.—propuso Alexandra notando que la expresión de su hermano se ponía seria de nuevo.
—Tranquila yo me encargo de esto.—murmuro Eddie dándole palmaditas en la cabeza a su melliza como si fuera un cachorro herido.—Solo cuida que pulgoso no destrocé los arbustos.
Alexandra solo giro los ojos en forma de molestia, entendía que su hermano se molestara por el comportamiento juguetón del pequeño, pero no podía entender que estaba mal, además de que estaba en contra de educarlo con gritos y golpes como algunos vecinos.
No paso mucho tiempo antes de comenzar la mudanza, a pesar de levantar sospechas de Hotch tuvieron que mentir y decir que ambos habían aportado dinero en vez de decir que Eduardo fue quien pago todos los gastos, solo así tranquilizaron las dudas de su jefe.
Así que cuando terminaron de acomodar las cosas en su nueva casa, los mellizos decidieron organizar una pequeña fiesta para celebrar el inicio de esta nueva etapa y dar la bienvenida al lugar que ahora sería su hogar. La noche transcurrió sin contratiempos y la tranquilidad se apoderó de todos mientras la fiesta llegaba a su fin. Nadie podía haber predicho que detrás de esa calma se avecinaba una tormenta de problemas.
25 de marzo del 2006
Habían transcurrido de cinco meses desde que Jennifer y Eduardo comenzaron a salir solo para ver si podrían llevarlo al siguiente nivel y al ver que la dinámica estaba funcionando finalmente decidieron formalizar su relación y oficialmente se hicieron novios. Debido a la regla de no salir o involucrarse con personas del trabajo la pareja tenía que mantener su romance en secreto. Se convirtió en costumbre que JJ pasara los fines de semana en la casa de los mellizos, sumando una cantidad significativa de tiempo juntos.
Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar al menos para Alexandre debido a que la pareja pasaba todo el tiempo riendo de manera exagerada, haciendo bromas que solo ellos dos podían entender y haciendo gestos cariñosamente sugerentes.
Incluso en las pequeñas cosas, como decidir qué película ver o qué actividad hacer juntos, el voto de la melliza a menudo no contaba a pesar de estar viviendo ahí. Había momentos en los que ansiaba ver una película en particular, solo para que la pareja le cambiara sin consultar primero. Aunque trataba de no demostrarlo, a veces se sentía como si su espacio se hubiera reducido desde que JJ se había convertido en parte de la casa.
—Eduardo, ¿Has visto los chocolates que compré? —preguntó Lexie, tratando de sonar tranquila pero su voz denotaba una leve molestia.
—Lo siento, enana.—murmuro Eduardo recordando hasta ahora que tenía que reponerlos.—En la mañana veíamos una película y teníamos antojo de algo dulce, así que nos los comimos.
Alexandra se sentía frustraba, era ella quien compraba el super y justamente lo que etiquetaba de 'No tocar', terminaba siendo devorado sin importar nada. Pasó sus manos sobre su rostro en un intento por mantener la calma. Sin embargo, ese movimiento no cambio nada en su sentir.
—¿Hay algún problema? —preguntó Eduardo, notando el cambio en la actitud de su hermana.
— No, para nada . . . Me encanta comprar cosas para que alguien más las termine comiendo.—contestó Lexie con un tono que denotaba su molestia, había tenido un pésimo día y solo quería comer algo que por derecho era de ella.
El mellizo la miró sorprendido por su respuesta, su hermana por lo regular trataba de ser muy amable con él, así que no entendía de donde había sacado ese mal humor o el comentario de mal gusto. Sin embargo, intentó calmar todo . . . a su manera claro.
—No hagas drama, Alex. Solo son chocolates, tranquilízate.— el azabache intento sonar un poco calmado, aunque el tono sonó más como algo pasivo-agresivo.
Pero como todos sabemos, el "tranquilízate" nunca ha servido para mantener la calma de nadie. Así que en ese momento, Alexandra estalló, decidió ya no quedarse callada y dar su opinión de todo. Ella vivía ahí hacia las compras, cocinaba e incluso lavaba su voz tenía que valer.
La tensión acumulada en su cuerpo, la sensación de no ser escuchada y respetada, todo eso se convirtió en una ola de emociones, haciendo que sus manos temblaran.
—No es solo eso, Eduardo. Es el hecho de que me siento incómoda en mi propia casa. Si quiero un fin de semana relajado tengo que salir de aquí para poder tener algo de tranquilidad. A veces tengo encerrarme en mi cuarto porque no puedo hacer algo sin que me digan que está mal o me pidas que baje la voz porque no te molesta mis 'chillidos quejumbrosos'.—Lexie al fin confeso a pesar de que su voz temblaba por la mezcla de enojo y frustración. Estaba decidida a no seguir callada.
Eddie también comenzó a sentir que su paciencia se agotaba. Creyendo erróneamente que la molestia de Lexie se debía a su propia felicidad, sin entender que el problema principal era la falta de respeto por sus decisiones y su espacio personal.
—Si estar aquí te molesta tanto, entonces simplemente vete. Esta casa la compré con mi propio dinero. Eres una invitada aquí, sin voz ni voto. Por primera vez, encuentro felicidad con alguien y tú actúas como si todo girara en torno a ti. He arriesgado mucho por ti y, ¿Qué he recibido a cambio? —preguntó con un toque de ironía —¡Ah, sí! Treinta años en la cárcel. Permíteme recordarte que fue tu culpa que nos atraparan y termináramos en prisión. Eres mi hermana, pero ya no eres mi responsabilidad —su voz sonó dura, como una respuesta impulsiva.
La castaña sintió que un golpe en el estomago le habría dolido menos que las palabras dichas por su hermano. Aunque el dinero nunca había sido un problema entre ellos, esas palabras la golpearon en el corazón. Lagrimas amenazaban por salir mientras asentía derrotada, como si aún tratara de procesar lo que estaba pasando.
—Alex, lo siento yo . . . —el azabache trato de disculparse, sintiendo que su ataque de ira había cruzado limites que jamás había echo.
—Es verdad . . . esta es tu casa y parece que estas bien sin mi . . . me haces sentir que solo soy una carga para ti y todo empeoro cuando te conté como murió mamá.—Lexie se agacho para tomar a Nova en brazos y con un nudo en su pecho tomo una decisión.—Ya tienes tu 'hogar' y supongo que ahora debo encontrar el mío.
La castaña prácticamente corrió a la que fue en algún momento su habitación, trabando la puerta cuando escucho a su hermano detrás de ella. Y cuando por fin pararon los golpes, se quedó parada mirando hacia un punto fijo. Sintiendo su corazón apachurrarse, jamás había estado tan sola en su vida, así que era demasiado doloroso empacar.
Cada prenda que doblaba y cada objeto que colocaba en su maleta parecían representar un fragmento de su corazón roto. Las palabras de su hermano resonaban en su mente. Era difícil aceptar que algo tan profundo pudiera fracturarse de esta manera, sobre todo considerando que era su familia.
—Estaremos bien . . . solo seremos tu y yo.—la melliza le susurro a su cachorro, quien no entendía nada de lo que estaba pasando.
Con trabajo pudo dormir, sintió que solo fueron unos minutos cuando cerro los ojos, como si algo en su interior siguiera tratando de armar las piezas. Hasta que la mañana llegó, ella había hecho un plan de escape, solo faltaba que ese idiota no cambiara nada, se quedo en un silencio total esperando que su hermano saliera a su partido de beisbol y así podría irse sin problemas.
Cuando finalmente escuchó la puerta cerrarse y auto alejarse. Tuvo que respirar hondo, como si buscara el verdadero valor para hacerlo y sin esperar más se puso de pie para salir de la casa de su hermano. Trataba de no mirar hacia atrás, se centro en cargar a Nova mientras arrastraba su maleta.
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La melliza logro entrar a su vieja casa por la ventana, esperando a que llegara el lunes para ir a ver a su antiguo casero y quedarse legalmente ahí.
Cuando por fin llegó el lunes el ambiente en las oficina de la UAC se sentía diferente. A pesar de que los pasillos estaban llenos de los sonidos regulares de teclados y teléfonos sonando como era costumbre en el área de escritorios pasaba una ligera tensión. Poco a poco los miembros del equipo notaron que los mellizos, que normalmente compartían una conexión casi telepática, apenas se dirigían la palabra.
Alexandra estaba sentada en su escritorio, tratando de concentrarse en su trabajo y evitando cualquier mirada que se dirigiera hacia ella. No quería explicarle a nadie que ahora estaba viviendo en una casa abandonada, no quería generar lastima entre sus amigos.
—Niña . . . ¿Todo bien?—Elle le pregunto poniendo sus brazos en sus hombros sintiendo como se tensaba en ese momento.
—Si, todo esta bien.—contesto Lexie casi en un susurro, como si tratara de creerlo.
—¿Acaso ya te rompió el corazón el geniecillo?—cuestiono Greenaway siendo consiente de los sentimientos de la chica hacia Reid.
—En realidad, no estoy bien . . . —confeso la melliza intentando tener un punto de vista ajeno, pero una parte de ella no quería que odiaran a su hermano. Sin embargo alguien la interrumpió.
—¡Alexandra!—la voz de Hotch se lleno en el lugar, ganándose la atención de todos, era como si vieran como un prisionero a punto de recibir su sentencia.—A mi oficina.
—Te explico mañana.—comento la castaña a su amiga abriéndose paso para levantarse, pero las piernas no les respondían.
Los pasos hacia la oficina de Hotch parecían más largos de lo usual. Cada paso estaba cargado de anticipación y ansiedad. Ella entró y cerró la puerta tras de sí, sintiendo como si estuviera a punto de enfrentar un interrogatorio.
—Algo te esta pasando.—Aarón la observó con una expresión seria, notando las ojeras en su rostro.
— Solo . . . solo he tenido un mal día. No es nada importante.—contesto la chica sintiéndose un poco atrapada, pero suficiente había hecho ese hombre como para sumarle más problemas.
—No me parece que sea solo un sea un mal día. He notado que has estado distante, evitando a los demás. ¿Quieres hablar al respecto?—menciono el azabache tratando de perfilarla rápido necesitaba saber si quería huir.
Lexie pareció dudar por un momento, pero luego exhaló y pareció rendirse ante la necesidad de hablar con alguien.
—Tuve una pelea con Eduardo el fin de semana. Fue una discusión bastante rara y terminó con la 'sugerencia' de que me mudara. Así que eso es lo que hice, estoy viviendo ilegalmente en la casa que nos otorgo el FBI aún inicio, esta vacía y sola, pero . . . supongo que ya estoy acostumbrada a que las personas se alejen . . . Siempre terminan haciéndolo.— menciono la chica recordando todas a esas personas que perdió o decidieron alejarse.
—La familia suele ser difícil, créeme. Pero no significa que estés sola. Si necesitas hablar con alguien, no dudes en tocar mi puerta.—expreso Hotch notando las similitudes que ambos compartían.
Las palabras de Hotch resonaron en el corazón de Alexandra. Sus ojos se llenaron de gratitud y emoción mientras lo escuchaba. Se sintió reconfortada por su apoyo sincero y por la seguridad de que tenía un equipo en el que podía confiar.
—Tienes una gran determinación, un gran corazón debajo de toda esa armadura.— informo Aarón esperando que no se enojara por hacerle su perfil—Y eso te llevará lejos. A veces, empezar de cero puede ser una oportunidad para construir algo mejor.
—Gracias . . . señor.—Alexandra se mordió su labio en búsqueda de aguantar el derrumbe emocional que sentía. Odiaba llorar en frente de extraños o personas de menor confianza.
—Ya que tienes tu casa vacía, puedes ir a cenar con nosotros.— sugirió Hotch con un tono amable deduciendo que la chica no estaba comiendo bien.—A Hailey le encantaría poner un lugar extra.
La melliza consideró la idea, sintiendo un destello de interés y sincera preocupación, así que asintio. La propuesta de Hotch era una oportunidad para sentirse conectada y apoyada por su equipo, incluso en medio de su situación personal.
—Me encantaría.—la castaña respondió sintiendo su estomago gruñir de hambre, al parecer la comida rápida no la saciaba del todo.
Sin embargo, el ambiente fuera de la oficina parecía ajeno de las tensiones o al menos eso se creía. Algunos de los miembros del equipo comenzaron a retirarse, aunque Eduardo no estaba convencido de irse. Quería hablar con Lexie, pero JJ le aconsejó que no la presionara, ya que eso podría empeorar las cosas.
Todo iba bien hasta que finalmente salieron al estacionamiento, el mellizo se reía con ganas por la historia de cómo Morgan quedó atrapado en las puertas automáticas de la oficina, pero esa sonrisa se desvaneció en el aire. Nadie entendía lo que estaba pasando por la mente del chico.
Sus ojos se fijaron en su auto con una expresión distante, como si algo lo hubiera desconectado del momento presente. A medida que el grupo avanzaba hacia sus vehículos, una figura desconocida atrapó la atención de Eduardo.
—¿Estas bien Eddie?— pregunto JJ, mientras veía a su novio con una expresión fría
—Vine a ver a Alex—anunció el chico que estaba recargado en el auto del azabache, su voz sonaba desafiante, pero con una pizca de desesperación.— Merece oír mi lado de la historia, aquí no vas a poder esconderla.
Eduardo frunció el ceño, observando a Jackson con molestia. Los recuerdos de todo lo que había sucedido con Lexie volvieron a su mente de manera vívida. Habían pasado por mucho debido a las acciones de este hombre.
—¿Crees que después de todo lo que pasó, mereces su tiempo para explicarte? —respondió Eduardo, su tono de voz seco y cargado de frustración. Haciendo que Jackson se acercara listo para enfrentarlo.
—No vengo a hablar contigo, solo quiero que ella escuche lo que tengo que decir.—dijo el castaño con cierta amargura en su voz.—Esto es entre nosotros.
La actitud arrogante del chico solo genero que él apretara sus puños, sintiendo el pulso latir. El recuerdo de la vez que había visto a Alexandra herida por las acciones de Jackson estaba más que presente en su mente. La rabia de haber perdido un año de su vida en prisión se apodero de él.
—No tienes derecho a acercarte a ella después de lo que nos hiciste.—respondió el mayor de los Rivera harto de la sonrisa estúpida de ese hombre.
—Yo la puse a salvo . . . sabes nada. No tienes idea de lo que pasó entre nosotros —menciono el otro hombre empujándolo hacia atrás.
Eduardo lanzó un golpe que se estrelló contra el rostro de Jackson. El impacto hizo que ahora fuera él quien retrocediera, pero no se dio por vencido. Respondió con un puñetazo que golpeó la mandíbula del mellizo. La pelea se había desatado, con puños volando y el sonido de los impactos llenando el aire. Ambos intercambiaron golpes y empujones, cada uno luchando por dominar al otro. La tensión entre ellos se liberó en una mezcla de golpes y gritos, sus rostros reflejando una mezcla de ira y desesperación.
Hasta que los agentes del FBI salieron de su trance de sorpresa y decidieron intervenir.
—¡Deténganse! ¡Esto no solucionará nada!—gritó Morgan, haciendo un esfuerzo por calmar la situación.
Los guardias de las oficinas también se unieron al esfuerzo, usando su fuerza para apartar a Jackson de Eduardo, debido a que había sometido al mellizo dándole una paliza. La tensión se mantuvo en el aire mientras el equipo se esforzaba por recuperar el control de la situación. Los corazones latían acelerados, y el estacionamiento se llenó de un silencio pesado mientras todos intentaban recuperar el aliento.
—Esto no significa que dejare de buscarla.—menciono Jackson notando que el número de policías aumentara antes de irse.
—Nadie le diga a . . . Alex lo que paso.—pidió Eddie sintiendo su labio roto, notando la sangre que corría por su frente.
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15 de abril del 2006
La vida de la chica poco a poco comenzaba a mejorar, desde que comenzó a ser parte del FBI no había tocado nada del dinero de su pasado y pensaba que siguiera así. Compraba todo lo que necesitaba con lo que ganaba como consultora, por lo que se veía un poco limitada al amueblar su casa nueva.
Por otro lado seguía avanzando en su curso de perfiles y acompañando 'voluntariamente' a su amigo a distintas conferencias, haciendo que siempre este al pendiente de lo que ocurre en su entorno, buscando el rostro de la gente, algo que la hacia se sentía paranoica, rogando que no fuera herencia de la enfermedad de su madre.
Un mar de pensamientos la rodeaban mientras iba de aquí para allá en el supermercado.
—Maldición . . . no hay pan del que me gusta.—murmuro Alexandra buscando en los anaqueles. parándose de puntillas para ver hasta el fondo.—Tendré que llevar otra marca . . . pero . . . ¿Cual?
La chica se detuvo para examinar los diferentes precios e ingredientes, notó a un hombre que la miraba de manera 'discreta', pero al voltear para confrontarlo noto que su mirada estaba en otro sitio diferente, preguntándose si había imaginado las cosas o tal vez solo había sido casualidad.
Sin embargo, cuando se fue al siguiente pasillo, logro verlo desde el otro lado, se quedo en ese lugar sin saber que hacer, como si todo lo que había aprendido saliera de su mente. Quedo en blanco antes de fingir mirar los productos en los estantes, pero sus sentidos estaban en alerta se que buscando cualquier indicio de que el hombre la estuviera siguiendo.
—Actúa normal, actúa normal . . . no entres en pánico Lex.—Alexandra intentaba controlar su cuerpo de pánico mientras sacaba su teléfono para pedir ayuda.—¿Eduardo? . . . No, él se fue con JJ . . . ¿Spencer? tampoco esta en una conferencia de perfiles con Gideon.
Sus dedos marcaron de manera rápida al número de Hotch, disimulando un poco más tomo un producto cercano viendo la oportunidad perfecta- Fingiendo que estaba en una llamada para decidir qué llevar.
—Alexandra, cuando 'bromeé' sobre que no me molestarán en mi fin de semana . . . estabas incluida también.—comento Hotch desde el otro lado de la línea.
—Estoy en el supermercado . . . el que está en la salida dos . . . un hombre me está siguiendo.—Lexie cerró los ojos, tratando de recordar lo que escuchó en esa conferencia 'aburrida', sobre dar la descripción del sospechoso.—Mide 1.80 aproximadamente, complexión media . . . similar a la de Gideon, sonrisa espeluznante, ojos marrones . . . lleva traje gris.
—¡Hey! Escucha con atención . . . no salgas del supermercado, no te muevas, no te acerques, no sabemos si va acompañado, voy para allá.—ordeno Aarón con un tono preocupado mientras se escuchaba movimiento de su lado.
—Esta bien . . . estaré esperando.—la melliza respondió, tratando de controlar su respiración agitada.
Cuando finalizo su llamada se dio cuenta que el hombre estaba cerca de ella, trato de regular su respiración, el miedo se apodero de ella, pero no debía de mostrarlo. Solo tenía que esperar a que Hotch llegara.
—Disculpa si te he incomodado.—habló el hombre con amabilidad, guardando cierta distancia antes de sacar un papel de su bolsilla.—Pero no quise esperar más en conocerte.
—Usted me esta confundiendo.—respondió la castaña esforzándose por sonar tranquila.
El hombre la observó con atención el rostro de la chica, como si estuviera dudando o evaluando su respuesta.
—Lo siento . . . es que esta es la información que me dieron . . . estoy segura de que eres tu.—aseguro el hombre mostrando una foto de cuando los encerraron en la cárcel.
—No doy autógrafos.—Lexie logro decir creyendo que se trataba de un fan loco por el crimen.
—Creo que no me estoy dando a entender.—contesto el hombre notándose bastante nervioso como si quisiera escapar también de la situación.—Si me das 10 minutos podre explicarte todo con más calma.
—Déjeme en paz, lárguese antes de que comience a gritar.—Alexandra lo amenazo poniendo su carrito de compras como barrera entre ellos.—Soy agente del FBI, pediré refuerzos ahora mismo y usted estará en problemas.
—Espera tengo otra foto.—dijo el hombre, ganándose la atención de Lexie.—Conocía a tu madre, digamos que éramos amigos.
La foto mostraba a su madre con una sonrisa radiante, junto a ella estaba ese hombre. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verla ahí . . . se miraba completamente diferente a lo que recordaba, se veía tan alegre, cuando sus últimos días era como un zombie. Estaban rodeados de muchas personas notando a dos bebés en la imagen vestidos del mismo color.
—Si mi madre era solo una amiga, ¿Por qué carga esta foto con usted? —Lexie levantó la vista para hacerle más preguntas, pero cuando lo hizo, se dio cuenta de que el hombre había huido.
Su corazón latía con rapidez mientras miraba a su alrededor, tratando de ver si lo encontraba en medio de los pasillos abarrotados del supermercado, pero antes de que pudiera encontrarlo, sus ojos se posaron en la figura conocida, Hotch iba corriendo hacia ella. Su preocupación era visible y Alexandra se sintió un poco aliviada al ver a alguien familiar en medio de la confusión.
—¿Estás bien?— preguntó Hotch, su voz llena de preocupación, observaba meticulosamente su rostro, buscando algún tipo de agresión —Estaba buscándote por todas partes, ¿Dónde está ese hombre?
La melliza tomó un respiro profundo, tratando de calmarse lo suficiente para poder explicar la situación. Con manos temblorosas, le mostró la foto, observando cómo la expresión de su jefe se volvía más seria a medida que examinaba la imagen y conectaba los puntos.
—Alexandra, no has pensado en la posibilidad de que el hombre con el que estuvieras hablando sea tu padre.—murmuro el agente Hotchner en voz baja, tratando de no alterar a la chica. En tan pocos días había notado su problema de abandono junto con el de dependencia emocional así que intentaba ser cauteloso.
Las palabras de Aarón la golpearon como un golpe en el dedito pequeño pie. La idea de que el hombre podría ser su padre, alguien que los abandono desde pequeño era abrumadora. Todo su pasado, su identidad se tambaleaban mientras intentaba asimilar la información. Miró de nuevo la foto, sintiendo un nudo en el estómago.
—Respira . . . respira, estoy aquí contigo. Lo descubriremos juntos, pase lo que pase.—Hotch la abrazó suavemente, tratando de ofrecer consuelo en medio de la confusión.
•✦───────────•✧ NOTA DE LA AUTORA:
¡Hola, gente hermos@! Les saludo deseándoles buenos días, tardes o noches, según la hora en la que estén leyendo esto.
Sé que este fanfic estaba muy adelantado, pero quiero explicar la razón por la que mande casi todo a borradores. En menos de un mes he recibido mucho hate porque una historia se parecía mucho a la mía a pesar de que publique primero. Hable con la chica que no tenía idea de lo que ocurría, debido a que no los había mandado.
Estaré modificando mi gramática y ortografía debido a que fue lo que más me criticaron. Les recuerdo que este fue mi primer intento de escribir, desconocía los pasos que tenía que llevar una historia. Me comprometo a darles algo de calidad y estaré corrigiendo de ese lado. Cuando termine de subir los borradores iniciare las actualizaciones.
Quiero volverme a enamorar de esta obra porque es mi bebé y después de tantas cosas la comencé a odiar, así que daré lo mejor para encontrar la pasión y no dejar inconclusa la historia.
Los amo, gracias por su apoyo.
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