Las defenderé cueste lo que cueste- se dijo y miró a su oponente.
-Tranquilo no se atrevió a tocarla.
-¿Cómo sabes eso?
-El día que la dijo que se quitara el vestido ella me aviso. Aquel día yo me encargué de asustarle tanto que no se atreviera a volver a acercarse a ella.
-¿Llego a ese punto?- tenía los ojos rojos.
-Sí, pero no se lo tuvo que quitar, no la dio tiempo- me senté delante suyo apoyando mi cabeza en la escalera de caracol.
-¿Qué más le ha hecho ese desgraciado?- lloraba por lo que la voz le temblaba.
-¡¡¡Ehhh!!! Relájate. De mi prisa me ocupo yo.
-¿Qué significa eso?
-Que solo yo puedo jugar con mis juguetes, el resto no los puede ni rozar.
-Tus... tus ojos.
-¿Qué?
-Son azules- se me ponen así cuando pienso cómo voy a jugar con alguien.
-Ya ¿y qué?
-Que antes eran morados.
-Fijate en ellos ¿vale?
Me miró fijamente y yo empecé a cambiar pasando por todos los colores y tonos, los puse normal y cambie la forma de mi pupila, por último la hice más pequeña hasta no verla y grande hasta cubrir todo el ojo.
-¿Cómo haces eso?
-No estoy segura, desde muy pequeña me cambian por mi estado de animo, mis pensamientos, el ambiente. Con el tiempo aprendí a controlarlo y más a delante a dilatar la pupila.
-¿Eres feliz aquí?- supongo que ese comentario vino a que dije que mis ojos cambiaban por mis ánimos.
-Aún es pronto para decidirlo.
-Por ahora...
-Creo que esto es diferente.
Pasamos unos minutos en silencio, aproveché para mirar qué libros había en aquellos estantes, cogí uno de tapas marrones muy deteriorado a primera vista en el lomo no pone el nombre por eso lo cogí. Abrí la tapa y pasé la primera página, en la siguiente ponía "Infernum" lo que más llamó mi atención es que estaba en letras de infierno [en mi imaginación en cada lugar tienen idioma propio que solo saben los altos cargos, esto es así por si entran en combate con otras etnias poder hablar y que los contrarios no descubran lo que dicen, y usan el japonés para hablar para acuerdos, declarar guerras, etc]. Me di la vuelta y leí la primera página escrita, en ella había una pequeña introducción, explicaba de lo que trataba el libro, cuando pasé la página Thor alzó la cabeza.
-¿Entiendes lo que pone?
-Sí.
-Pero eso solo los altos cargos saben el idioma.
-Soy hija del segundo demonio más poderoso.
-Pero ¿no habías estado encerrada?
-Sí, J bajaba a veces a verme, a conocerme mejor dicho- se levantó y se acercó a mí-. Un día me dio un papel y un libro, me dijo que era un libro de modales y me lo tenía que aprender para cuando él llegase a ser rey y me sacase no tener que empezar de cero. Le hice caso y después de ese libro me dio otro, luego otro y así durante unos siete años por lo que me aprendí el idioma.
-Vaya, yo... yo no sabía... nada de eso.
-Claro que no lo sabes, no tienes ni puñetera idea de lo que aprendí allí. Se mates por él y Jeff. Español por mi madre, la del lago, no Maléfica. Hay tantas cosas que ni siquiera os esperáis de mí- hice una pequeña pausa porque no se si seguir contando-. De hecho no sabrías que me crié en una prisión si no te lo dicen.
Volví a leer pero de nuevo me interrumpió.
-J es el otro bebé ¿verdad?- ya estaba a unos pasos de mí.
-Sí, es tu otro hijo.
-¿Me hablaras de él algún día?
-No creo que quieras saber de él.
-Claro que quiero, es mi hijo, tanto como tú y Angélica. Los tres sois importantes para mí, al igual que Samantha, Trud, Odín y Magni. Ya he perdido un hijo, no quiero perder más.
-¿Tienes más hijos?
-Magni.
-Pero él no está muerto.
-No, Magni se llama así por su hermano. Él- cogió aire y me fije en su rostro percatandome de que de nuevo estaba llorando- murió defendiendo a- otra vez cogió aire pero yo le corté.
Posé el libro, me acerque a él y lo abracé.
-Entonces murió feliz- dije acariciando su pelo-. Siéntete orgulloso de tu hijo, pues siendo solo un crío ya sabía que era lo que debía hacer y además tenía el coraje para hacerlo aun a sabiendas de que era peligroso para él.
Pasamos un poco abrazados, él lloró hasta quedarse sin lágrimas y yo actuaba como tantas veces lo había hecho con Zack, aunque esta vez sin risas psicópatas. Cuando sentí que estaba mejor me aparté de él
-Parece que lo hubieses vivido.
-No pero lo ví, aunque no sabía quién era él.
La mirada que tenía me lo dijo todo.
-Aquel día Magni le dijo a Angélica que se escondiesen, ella y Trud. Ella me hablo a mí, me preguntó dónde era el último sitio en el que se miraba cuando vas a matar. Me dejo ver y le dije cuál era el lugar más adecuado, con tan buena suerte que el bicho entró en el cuarto con el niño medio desangrado ya y lo mató, con ellas allí pero sin saber que estaban.
-¿Y lo vieron?
-No, Angélica le tapo los ojos a su hermana y yo se lo evite a ella.
-No lo entiendo.
-Abre un libro- cogió uno y lo abrió por una hoja al azar- lo tienes- le dí la espalda.
-Sí.
-Marca un párrafo y yo te lo leo.
-A la mañana siguiente una voz conocida me despertó dándome pequeños golpecitos en mi costado.
-¿Cómo has...?- no le dejé terminar.
-Cambia de hoja- lo hizo-, ahora tu no vas a poder ver. Señala.
De nuevo me obedeció.
-Ya había pasado una semana entera desde la última vez que había hablado con Nicholas. Una semana entera que llevaba trabajando y la primera semana que no recibía mensaje alguno de mi ex, Dan, lo que era de agradecer. [Para quien se le interese es un párrafo del libro CULPA MÍA, escrito por Mercedes Ron, se encuentra en wattpad y yo se lo recomiendo a cualquiera que le guste el tema de amor y desamor este libro les va a gustar mucho y además tiene dos libros más seguidos a este, de aquí viene Nicholas, el escolta de Diabla].
-¿Cómo...?
-La mayoría de mis habilidades están en los ojos. Al igual que tu no veias nada hace diez segundos mi hermana no vio como mataban a Magni, yo lo ví por ella.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por ayudarlas, podrías haber escogido otro lugar donde supieses que las iban a ver.
-Ella es mi ángel, nadie- recalcando la palabra- va a apartarla de mi lado.
-Pero pudiste dejar que lo viera, no se hubiese alejado de tí por eso.
-Es duro entender que lo que tienes alrededor es malo- hice una pausa- pero lei que todos dando igual la creencia, color de piel, forma de pensar, cargo, edad o de donde seas, por alguien que te importa haces más de lo que puedes, más de lo que deberías, tan solo por saber que esa persona estará bien. En mi caso particular, tuve que aceptar que mi realidad no es del color que yo la pinto, esa realidad solo tiene color rojo.
-¿Lo cambiarias?
-¿Mi pasado?- asintió-. ¿No contesté a eso ya?
-Podrías cambiar de idea- me soltó aguantando las lágrimas.
-Ni una sola coma, es él que es y estoy orgullosa de la marca que tiene en mí.
-¿Por qué no tienes heridas?
Los astros se alinearon a mi favor y la puerta se abrió. Entró Samantha quejándose de que sus sirvientas, como ella las dice, se habían pasado apretando el corsé. Yo cogí el libro de la mesa donde lo había dejado.
-Me lo llevo, lo quiero terminar.
-Claro, necesitarás aprender mucho para alcanzarnos- dijo la estúpida.
-Y tú tratar con más gente para no ser tan vanidosa.
-¿Qué es eso?
-Parece que la que necesita aprender no soy yo- la guiñé un ojo y me marché.
Fin del recuerdo.
(1340 palabras).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top