El inicio de una amistad.

La verdad no se que decir, aparenta muy bien y sabe controlar las situaciones, pero no entiendo muy bien lo que tiene con el guardia.

Recuerdo.

Estaba desayunando junto a la familia de Angélica, al terminar les avise de que me iba a dar una vuelta para conocer el lugar, nadie se opuso y salí de las portillas, al poco rato note que de nuevo aquel chico me seguía, es de la guardia del castillo así que otra vez decidí dejarle atrás, cuando lo logré encendí un cigarro. A mitad de este se pasaron de nuevo las preguntas por mi cabeza.

-¿Por qué se empeña tanto en seguirme, en encontrarme, en seguirme por donde quiera que vaya? ¿Por qué si le miro se pone rojo, pero si yo no le miro se puede pasar horas mirando hacia mi? ¿Por qué no se va a la cama sino que duerme frente a mi puerta?

Decidí buscarle y preguntar todo eso que me ronda desde hace unas semanas. Le encontré preguntando por mi a una vendedora, es una frutera la verdad es que me cae bastante bien, la conocí porque su hijo me vino a preguntar si era cierto que yo vengo del infierno y la mujer muy avergonzada salió a pedirme disculpas y desde entonces siempre paro en su tienda ha hablar con ella y ayudarla a lo que pueda. Ella dice que no se cree que yo venga del infierno y que me puede la bondad. Como iba contando el le pregunto a la mujer.

C(Chis): ¿Hablais de tata?

J(Joanna): Sí cariño, la has visto?

C: Si corría en aquella dirección.

J: Es muy importante que digas la verdad, ¿estás seguro de que era ella?

C: Si, estoy seguro ella me dijo adiós con la mano.

N(Nicholas): Bien, gracias. Y gracias pequeño- le revolvió el pelo.

Se dio la vuelta y yo le toque el hombro.

-Tenemos que hablar.

-¿Cómo...?

-Son muchos años a la espalda- le agarré la muñeca-. Vamos.

Caminamos hasta la entrada de una gran plaza, estaba abandonada pero tenía buen aspecto. Nos sentamos en el borde de la fuente, estaba casi vacía y el poco agua que le quedaba estaba verde. Yo le miré y me reí, él ya me estaba mirando antes y apartó la mirada al cruzarla con la mia, estoy acostumbrada a que esto ocurra pero esta vez no me aguante la risa. Me miro extrañado con el ceño fruncido y la cabeza ladeada.

-¿Por qué siempre haces eso?

-El qué majestad?

-Mirarme cuando crees que no te veo y apartar la mirada cuando te cruzas con mis ojos.

-Yo no hago eso?- hablo entre contado y cuando se dio cuenta- perdone mis modales señora.

-Watashi wa uso o kaimasu [odio las mentiras].

-¿Eso es japonés?

Me encogí de hombros.

-Es la frase favorita de mi padre.

-Nunca he escuchado decir eso a su majestad- me rei.

-Esque yo no hablo de Thor, habló de Foster.

Asintió procesando la información, supongo que estaba pensando si le conocía o por lo menos había escuchado hablar de él. No llegó a un minuto cuando un temblor recorrió su cuerpo.

-Disculpe la osadía pero ¿estamos hablando de Isaac Foster?

-Así es.

-¿Y realmente cree que es su padre?

-Se que no es mi padre de sangre, pero me vio crecer desde que tenía apenas dos meses hasta el día en el que me escape del infierno.

-Pero es un psicópata sin sentimientos.

-Y mi familia.

Se quedó callado.

-Se podrá ser feliz en el infierno?- se lo pregunto a si mismo pero le logre entender.

-Por supuesto- me miró no se exactamente como llamarlo es una mezcla entre sorpresa y vergüenza- si las personas que te rodean son las adecuadas si. Yo era más feliz allí de lo que lo soy aquí.

-Eso cambiará con el tiempo, entiendo que ahora no veas lo feliz que se puede ser pero en cuanto te integres lo veras.

-¿Por qué todos dicen lo mismo?

-No piensa que puede que sea verdad? Sin ofenderla por supuesto.

-Pienso que si nadie sabe por lo que he pasado como creen saber lo que me hace feliz.

Se quedó en silencio y de nuevo las preguntas volvieron a mi cabeza.

-No me has contestado- me miró-. ¿Por qué apartas la mirada cuando soy yo quien te mira pero si no te miro puedes pasar un montón mirándome?

-No lo sé, me gusta mirarte pero no pensé que te dabas cuenta de eso.

-Es un mecanismo de defensa, es algo que noto aunque no quiera- de nuevo asintió-. Y la apartas porque...

-No se nos permite acercarnos demasiado a ustedes.

-Por eso siempre hablas con él usted?

-Si, es una manera de mantener la distancia entre ustedes y nosotros.

-O sea, que duermes frente a mi cuarto pero no me puedes decir tu.

-¿Cómo sabe eso?

-Deja de tratarme de usted ¿y el qué se?

-No puedo.

-¿Decirme el qué?

-Tratarla de tú.

-Claro que puedes.

-No me echarán del castillo si lo hago.

-Haré que te echen a patadas si no me tratas de tú.

-¿Y como haras eso?- me rei.

-Ves como sí puedes.

-Esta bien, tu ganas- rodó los ojos riendo.

-Bueno, me explicas por qué me sigues siempre.

-No te lo han dicho ya?- negué-. Cada miembro de la realeza, de tu familia, necesita un guardia por si tiene problemas, nosotros debemos defendernos si alguien o algo pretende haceros daño.

-¿Necesita? Pero si yo os gano a todos en combate.

-¿Cómo estás tan segura?

Enarque las cejas.

-¿Con cuantos monstruos has peleado?

-Con... En entrenamientos.

-¿Y que enserio fuesen a intentar matarte?

-No, de eso no.

-¿A cuantos asesinos has vencido?

-No tratamos con ellos.

-Otra mentira.

-No, es cierto.

-Ahh, entonces yo que soy?

-Pero... tu... tu no...

-Oh si- dije asintiendo- y no sabes lo divertido que es eso.

Otro escalofrío recorrió desde sus pies hasta su cabeza.

-Te doy miedo?

-No. Puede que un poco.

Sonreí, me senté en el suelo y encendí otro cigarro. Le miré de reojo y me volví a reír, él también sonrió.

-Puedo preguntarte algo?

-No lo estas haciendo ya?

-Nos han contado que desde que eras un bebé te estuvieron torturando.

-Es cierto.

-¿Y por qué no tienes ninguna marca?¿Desaparece o algo?

-Si las tengo, solo que no las dejo ver- me miró entrecerrando los ojos- tengo un modo ilusión, un modo terrorífico y como soy realmente. Por lo general uso el ilusión para que si no se ha contado mi historia no sospechen de mí y en vuestro caso para que no os de miedo.

(1107 palabras).

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