...Promesas repletas de amor...

Narra autora

La brisa suave del océano acariciaba la isla desolada, un pequeño refugio alejado de las miradas curiosas del mundo. En una cabaña modesta que habían construido juntos, Fushichou Marco y Portgas D. Ace encontraron el lugar perfecto para alejarse de las miradas burlonas y divertidas de su estúpida familia.

Las paredes de madera crujían suavemente con el vaivén del viento, pero dentro, el ambiente estaba lleno de calor y promesas.

Era un rincón del extenso mundo donde podían dejar de lado las responsabilidades, las luchas y la monotonía que llegaba a venir de ser piratas y simplemente ser dos hombres enamorados.

La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando la estancia con destellos dorados. Marco había colgado varias conchas que habían recolectado durante sus paseos por la playa, dando un toque personal a su hogar temporal. Ace, al ver la decoración improvisada, sonrió mientras jugaba con una de las conchas, recordando cada instante compartido.

- ¿Te acuerdas de cómo luchamos contra el mar para conseguir estas? - preguntó Ace con una sonrisa divertida mientras levantaba la concha hacia el rayo de sol que entraba por la ventana.

- Por supuesto-yoi - respondió Marco, acercándose a él - Casi nos tragó una ola gigantesca. Pero valió la pena, ¿no? - Marco miro a su amante con diversión y fingida frustración al recordar como su luciérnaga había insistido tanto en recolectar conchas cuando ambos eran débiles al mar

Ace solo se rió divertido ante la expresión molesta de su amante.

Cuando las risas cesaron, un comodo silencio llego siendo solo llenado solo con el sonido de las olas rompiendo en la orilla.

Marco se inclinó hacia Ace, sintiendo la calidez de su cuerpo y el aroma salino que siempre llevaba consigo. Sus labios se encontraron en un beso suave, uno que hablaba más de mil palabras. Era un beso que prometía lealtad, aventura y un futuro que, aunque incierto, querían enfrentar juntos.

- Quisiera que este momento durara para siempre - susurró Ace, tomando la mano de Marco entre las suyas.

Marco lo miró fijamente, ese fuego que siempre ardía en los ojos de Ace era ahora un faro de esperanza que apartaba los miedos y pesadillas que Marco suele llegar a tener con lo que antes fue una realidad devastadora para el y su familia

Marco aún recuerda claramente la guerra, el dolor y la desesperación que sintió cuando vio a su amada lama gemela morir por salvar a su hermano pequeño

Apartando esos horribles recuerdos, Marco acercó más el cuerpo de su amor hacia el.

Marco abrazo con fuerza y con cierta posesividad la cintura de Ace y mientras lo miraba a los ojos con desbordante amor, el beso sus carnosos labios con dulzura, amor y obsesión.

Mientras la tarde avanzaba, decidieron salir de la cabaña, dejando atrás la calidez del hogar que habían creado. Pasearon por la playa, compartiendo risas y sueños. La arena crujía bajo sus pies descalzos, y las olas parecían danzar a su alrededor. Cada mirada entre ellos era una promesa de amor eterno

-¿Cuál es tu mayor sueño, Marco? -preguntó Ace, deteniéndose en medio de la playa, con el océano como telón de fondo.

Marco sonrió e hizo una fingida expresión pensativa. El no necesitaba pensar ya que el ya sabía la respuesta pero mientras miraba el horizonte debatía si debía compartir sus pensamientos y deseos más profundos

El tomo una decisión.

- Quiero construir un sueño contigo, Ace. Un lugar donde podamos vivir en paz, lejos de todo el caos, donde el mar sea nuestro único testigo - dijo Marco, su voz firme y su mirada llena de amor hizo sonrojar profundamente a Ace

Ace sonrió, su corazón latiendo con fuerza. Se acercó y rodeó a Marco con sus brazos, sintiendo la conexión que había entre ellos, no solo gracias a sus marcas de almas gemelas, sino también gracias a su amor mutuo y verdadero.

- Yo también lo quiero. Un hogar, una familia contigo, sin más enemigos que las tormentas del océano. Eso sería suficiente para mí - susurró en su oído, provocando que una corriente eléctrica recorriera la piel de Marco.

A medida que el cielo comenzaba a cambiar de color, transformándose en tonos anaranjados y morados, regresaron a la cabaña. Allí, encendieron una pequeña fogata. La llama danzante proyectaba sombras sobre las paredes, creando un ambiente íntimo. La conversación fluyó con naturalidad, entre risas y confesiones, cada momento se sentía eterno.

- ¿Crees que te sientes listo para formar una familia? - preguntó Marco, su tono más serio, aunque sus ojos brillaban con esperanza.

Ace se inclinó hacia adelante, tocando la mejilla de Marco con ternura.

- Estoy seguro de que lo soy y no me importa lo que venga, siempre estaré a tu lado, enfrentando el ciclo de tormentas y calma que nos ofrece la vida.

Las palabras de Ace resonaban en el aire como un eco de certeza. Se acercaron uno al otro, y en un instante, el mundo exterior dejó de existir. Los besos que compartieron estaban impregnados de pasión y promesas, mientras la fogata iluminaba su unión. Las balas del pasado y las incertidumbres del futuro se desvanecieron, y solo importaban ellos, el calor de sus cuerpos y el fuego de su amor.

Cuando finalmente se separaron, el aire estaba cargado de un nuevo entendimiento. Habían descubierto un refugio en el corazón del otro, un lugar donde todo era posible si estaban juntos.

En esa isla desolada, la cabaña no solo era un refugio físico, sino también un símbolo de su amor inquebrantable. Mientras las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Marco y Ace se aferraron a la promesa de un futuro compartido, un futuro donde su amor reinara por encima de las adversidades.

Y así, en el rincón más alejado del mundo, dos almas errantes encontraron su hogar. El eco de su amor se oyó en cada rincón de la isla, un canto armónico que se seguiría escuchando aún en la eternidad. Sin duda, era el principio de su historia, una historia de amor que no conocía límites.

Y, por supuesto, era el comienzo de la aventura y el desafío que les estaba a punto de llegar en forma de un pequeño bebé desbordante de energía y felicidad

Feliz navidad atrasada!

Quise escribir este pequeño especial como un regalo por navidad, solo que no pude subirlo antes por las fiestas y exámenes que estaba teniendo, en fin.

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