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18 de abril de 2014.

"Bleach bar" indicaba el enorme cartel de neón a las afueras de un hermoso pub situado en el centro de la ciudad de Londres, apenas a unas cuadras del ya conocido y concurrido Funky Buddha. En el transcurso de casi dos meses, Louise y su hermana melliza, Sam, no sólo habían logrado inaugurar su propio salón de belleza, si no que también pudieron abrir un bar con el mismo nombre. Bleach London.

Me enorgullecía haber sido una pequeña parte de aquello, habiendo utilizado unos cuantos "contactos" para ellas y, cómo no, ayudado con la promoción del bar y la concurrencia de gente.

En aquel viernes de primavera, había elegido vestir una colorida pollera con un top rosa claro, dándole oficialmente la bienvenida a los días de "calor" - si es que así se podía llamar a unos simple veinte grados -, después de haber sufrido un invierno más largo de lo normal.

La ocasión de esa noche era más que especial: festejábamos el lanzamiento del libro de tips de belleza de Lou: The craft. Así que sí, se podía decir que habían sido unos meses ocupados para mi amiga, pero finalmente su trabajo estaba dando frutos que hacían valer todo su sacrificio.

Meredith y yo caminábamos de par en par hacia la entrada del lugar, nuestros brazos anclados mientras tratábamos de esquivar a los grupos de personas reunidas en la calle. Como si fuéramos expertas, nos acercamos hacia el guardia de seguridad, y tras decirle nuestros nombres, corrió una cuerda y nos indicó el camino hacia dentro con un simple gesto con la mano.

— ¡Estoy tan emocionada! —Chilló Mer, soltando mi brazo y corriendo hacia el sector VIP del salón, que no era más que una pequeña porción del lugar, en la que había sillones y una salida al precioso patio trasero. El pub era, en sí, una enorme pista de baile con dos barras enfrentadas la una a la otra y mesas en el medio de éstas—. ¿Sabes quiénes vienen?

—Harry, creo que Liam y Sophia y... Sólo ellos, —dije, tratando de recordar la lista de invitados que tantas veces había leído—, mira, ¡ahí está Lou!

La peli-gris corrió hacia nosotras totalmente exaltada, haciendo notar que ya contaba con unos cuantos tragos en su sistema. Sonriendo, sacudí la cabeza antes de abrazarla con fuerza y felicitarla una y otra vez por todo lo que había obtenido. Mer hizo lo mismo, y las dos hicimos incontables cumplidos sobre su vestido, que era demasiado Lou. Era de color rosa, decorado con una especie de collage con arcoíris, flores, fotos, periódicos, unicornios y demás cosas que prácticamente gritaban "tumblr".

—Tu novio te está esperando —dijo dirigiéndose a mí. La miré confundida al recordar mi conversación con Harry de esa tarde, en la que me había asegurado que llegaría extra-tarde al evento debido al ensayo que tenía con los chicos, razón por la cual Louis, Niall y Zayn habían directamente descartado la idea de asistir al festejo—, ¿piensan que el bar se llenará? Sería un fracaso si no lo hiciera...

Dejé que mi mejor amiga contestara por las dos y me adentré aún más en el lugar, dirigiéndome hacia donde estaba haciéndolo antes de haber encontrado a Louise; el sector vip. Allí se encontraban alrededor de veinte personas, entre las que pude reconocer Ed Sheeran. ¿Cómo no reconocerlo? Su cabellera colorada se distinguía hasta en un lugar tan oscuro como lo era un pub, y a su lado se encontraba él, vestido todo de negro, con su típica bandana/bufanda sujetando sus incontrolables rulos.

—Hola, tú —lo sorprendí por detrás y abracé su cintura. Giró sobre sí mismo para enfrentarme, y tomó mi rostro entre sus manos para besar suavemente mis labios. Sonreí en medio del beso y lo abracé aún más fuerte—. Te extrañé mucho. Y eres un mentiroso.

—Quería sorprenderte —dijo y volvió a besarme, para después voltear y estar de frente a su amigo.

—Hey, Ronnie —me saludó el pelirrojo, y me acerqué a él para abrazarlo—, ¿hace cuánto no nos vemos?

Traté de recordar hacía cuánto no veía a Ed y fallé miserablemente. Últimamente, mi memoria estaba en un estado peor de lo normal, y apenas podía recordar las cosas de hacía una semana atrás. Harry me abrazó por detrás mientras me unía a la conversación que estaban teniendo previo a mi llegada.

Amaba simples acciones como aquella, en la que parecíamos no poder mantener ningún tipo de distancia entre nosotros y necesitábamos estar así; abrazados, con sus manos entrelazadas sobre mi abdomen y su mentón apoyado en mi hombro derecho, una forma de abrazarnos que, según nuestros amigos, era "marca registrada" de Harry y Ronnie, porque siempre nos veían de esa manera.

Las últimas semanas habían sido más que estresantes para mí. Daisy ya estaba trabajando en la colección de la nueva temporada, y, por ende, estábamos más ocupadas que nunca, considerando que la "audiencia" de la marca había crecido generosamente después del éxito de la campaña de One Knight; aumentando la cantidad de gente a la que había que intentar satisfacer.

Una noche afuera era exactamente lo que necesitaba.

Harry tenía la agenda tan - o más - completa que yo. Sus días consistían en estar encerrado en el estudio en el que ensayaban el show para su gira mundial, que comenzaba en simplemente una semana. Por mucho que tratábamos de evitar el tema, se nos estaba volviendo complicado encontrar el tiempo para el otro, y era por eso que cada vez que tenía la oportunidad de estar con él, no me despegaba de su lado.

—Hey, ¡tortolitos! —Nos gritó Liam desde el sillón, invitándonos a sentarnos con él y su novia.

—Ustedes se ven más tórtolos que nosotros, Liam —me quejé y revoleé los ojos, antes acercarme a él y golpear su hombro en forma de saludo; ya se había vuelto costumbre. Sophia carcajeó, probablemente sin poder creer que nuestros encuentros fueran siempre igual de infantiles.

— ¿Y cómo crees que lo manejarás? —Me preguntó la morocha únicamente a mí, apartando a Liam y Harry de la seria conversación que estábamos por iniciar. Sentí los brazos de mi novio alrededor de mi cintura y apoyé mi mano en la suya, tratando de pensar positivamente en todo lo que estaba a punto de vivir, y no solamente en lo que me dolería tenerlo tan lejos.

—Estoy esperando que el trabajo me mantenga muyocupada, así no tendría tiempo de pensar en ello —reí y ella me imitó—, ¿y tú? ¿Es la primer gira que padeces?

—Sí, pero no es la primera vez que lo tengo lejos. De todas nosotras, la más experta es definitivamente El, aunque ya sabes, creo que esta vez es mejor para ellos...

¿Mejor? ¿Por qué mejor? ¿Acaso había pasado algo entre Louis y Eleanor? ¿Por qué yo no sabía nada sobre eso?

—Sí... —fingí saber de qué hablaba e hice una nota mental para preguntarle a Tommo qué rayos estaba pasando—, hey, amor, ¿podemos ir afuera un segundo?

Bueno, quizás no esperaría hasta hablar con Louis.

Excusándonos con los chicos, caminamos entre la enorme cantidad de gente hasta el patio trasero. No podía evitar que la sonrisa de mi rostro creciera hasta ser una de oreja a oreja al ver lo poblado que estaba Bleach, después de tan sólo unas horas de haber abierto sus puertas a todo público.

— ¿Está todo bien? —Preguntó tomándome de las manos y comenzó a balancearse hacia delante y hacia atrás, provocando que yo también lo hiciera.

— ¿Louis está bien?

Inhaló profundamente antes de contestarme.

—Sí, sólo está pasando un momento difícil con Eleanor.

— ¿Por qué no me lo dijo? ¿Es idiota? ¿Cuántas veces él me ayudó a mí? Yo hubiera hecho lo mismo por él... —Suspiré.

—No lo sé, Ron. Pero está bien, no tienes que preocuparte por él. —Abrí mi boca para quejarme, pero impidió que hablara callándome con un beso—, ¿ves? Tienes otras cosas por las que preocuparte.

—Oh, ¿sí? —Pregunté pícaramente y me apegué a él, rodeando su cuello con mis brazos— ¿qué cosas?

—No lo sé, me dijeron que tenías un novio muy apuesto...

—Lamento decirte que te llegó información incorrecta. No es para nada apuesto —bromeé arrugando la nariz y él puso cara de ofendido, llevándose una mano al pecho y me besó una vez más, automáticamente haciendo que todo lo demás desapareciera de mi mente. Como si fuéramos las únicas dos personas en el patio, en el pub e incluso en el mundo.

— ¿Vamos a casa? —Sugirió al separarnos, y no me quedó otra que aceptar su propuesta.

Tenía que aprovechar nuestra última semana juntos de la mejor manera que pudiera.

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