Tras varios días de esa repentina visita, Rey había reanudado su rutina, de nuevo se encontraba pintando en el parque al pie de la sombra de un árbol tan viejo como la ciudad.

Está vez hacía un paisaje nevado, con montañas y criaturas peludas que había visto sólo en sueños. Agregó unas máquinas gigantes con cuatro patas, similares a elegantes.

Una mujer se acercó a ella, veía la galería que se encontraba alrededor de la artista, varios cuadros de su trabajo. Parecía experta ya que se fijaba más en los detalles que el resto de personas que se paraban por ahí a mirar.

La mujer se paró detrás de Rey para para verla trazar.

-Es hermoso -dijo ella -. Todos lo son.

-Muchas gracias -dijo Rey y le sonrió.

-Quiero comprar está- señaló a una que tenía ilustrada mucha vegetación que rodeaba a una ciudad en lo alto de una cascada, tenía lagos y ríos que se mezclaban y formaba una perfecta armonía.

-Claro que sí. Si me permite decirlo, es una de mis favoritas.

-Es hermosa- dijo de nuevo la mujer - ¿En qué se basó para realizarla?

-En un sueño la vi, no estuve tranquila hasta que logré pintarla.

-Ya veo, ¿quién es su inspiración? ¿qué artista?

-Siempre he amado a Monet... y Van Gogh.

-Me atrevo a decir que su pintura...

-Naboo -interrumpió Rey, la mujer la miró -La nombre Naboo.

-Me atrevo a decir que Naboo tiene un ligero aire a "Le Grant Canal" de Monet -Rey miró su pintura e hizo una comparación mental.

-Tiene razón, tienen similitudes.

-Monet también es uno de mis favoritos -le extendió la mano a Rey -Mi nombre es Tahiri, es un placer conocerla.

Rey se limpió la mano con una franela para quitarse los restos de pintura y la estrecho dándole una sonrisa.

-Rey Kenobi, el placer es todo mío.

-Desgraciadamente tengo algunas cosas que hacer -dijo Tahiri soltando su mano -Debo marcharme ¿Qué precio tiene la pintura?

-Cien dólares -la mujer se sorprendió y negó con la cabeza.

-Te daré mil dólares -dijo mientras sacaba su chequera y comenzaba a llenar el formato. Rey se quedó boquiabierta y negó con la cabeza.

-No puedo aceptarlo, es demasiado.

-No me molesta pagarlo cuando hay verdadero talento -respondió mientras firmaba el cheque y se lo entregaba -. También te voy a dar mi número telefónico por si algo sale mal con el pago.

-Se lo agradezco de verdad.

-Hasta pronto, Rey -dijo despidiéndose de la muchacha.

Cuando se perdió de vista revisó de nuevo el cheque y en efecto, estaba firmado por la cantidad que le había ofrecido. Vio el nombre completo de Thairi, "Ren", pensó, "Kylo Ren". No le tomó mucha importancia. Miró al cielo. Vio unas nubes grises que se acercaba. Guardó sus cosas para marcharse, no podía esperar a que cayera la primera gota.

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Habían pasado varios días. Era mitad de semana y debía ir a cambiar el cheque, volteó a la barra que dividía la cocina y vio el papel que se encontraba bajo un pequeño florero que adornaba el mueble.

Caminó hacía la ventana y vio la lluvia caer. No eran días buenos para salir al parque y aún no recibía noticias sobre la empresa de arte de Kylo Ren. Al repetir su nombre mentalmente se le formó un ligero nudo en la garganta, algo le decía que esa tal Tahiri tenía algo que ver con el hombre que mantenía una relación con ella.

Escucho el timbre sonar, eso la sacó de sus pensamientos. No esperaba a nadie, sus amigos trabajaban hasta tarde y el único que llegaba a su casa sin avisar era el hombre que la hacía pensar tanto desde que conoció a Tahiri.

Se dirigió a la puerta para abrirla, vio por el mirador y al reconocer la figura abrió.

-Hola linda, te traje algo de comer.

-Solo pasa. No te esperaba -dijo ella mientras cerraba la puerta.

-Fue un día largo, y tu esencia me brinda tranquilidad -le dijo él mientras ponías las bolsas que llevaba consigo en la barra. Vio de reojo el papel que estaba bajo el florero y alcanzó a distinguir la firma. Le pertenecía a alguien a quien conocía bien. Su esposa. No dijo nada, ella no sabía que él era casado, y si quería seguir con esa relación debía mantener el secreto.

Dio un gran suspiró y vagó por el apartamento. Se detuvo en la ventana, giró a la izquierda y miró un caballete, en él se encontraban los inicios de una nueva pintura, un nuevo paisaje, miró el boceto "Jakku" decía en letras pequeñas. Miró de nuevo el dibujo y se trataba de una mujer dando la espalda mientras sujetaba el alambre de una cerca y veía directamente a una nave espacial, todo en lo que parecía un desierto.

-Mi nuevo trabajo -dijo Rey mientras le entregaba una copa con vino.

-Muy hermosa.

-Gracias, señor Ren.

Rey sirvió la comida que le había llevado, parecía italiana, de un restaurante que sólo había visto de lejos.

-Parece que te gustan las cosas caras -dijo mientras tomaba asiento.

-Digamos que teniendo un trabajo y separando el dinero de los gastos más importantes uno se puede dar ciertos lujos.

- ¿Ciertos lujos? Sí mis padres no me hubieran dejado un techo seguramente estaría en las calles.

-Déjame preguntarte algo -le dijo viéndola a los ojos, ella creyó que le preguntaría sobre sus padres o por qué no conseguía un mejor trabajo. Ya formulada las respuestas en su cabeza para cualquiera de sus preguntas sobre el tema. Si era sobre sus padres diría la verdad, murieron en un accidente. Sí era sobre su trabajo, diría doblemente la verdad, no tenía estudios de arte y siempre que fue a solicitar un trabajo la rechazaban por no tener un título universitario. Entonces el continuó - ¿Has vendido cuadros últimamente? -la pregunta la extrañó.

- Sí, hace unos días vendí uno. Naboo. Quería cien dólares, pero Tahiri, la mujer que me lo compró ofreció más -al escuchar el nombre se le formó un nudo en la garganta -me pagó con un cheque que aún no he ido a cobrar.

-Entiendo, por lo menos ahora no regalaste tu trabajo.

-No soy reconocida, no puedo ponerme exigente cuando alguien quiere comprar una de mis pinturas. Me conformo con tener de vuelta lo del material que utilicé en ellas. Aunque cada vez que compran una siento que se llevan un trozo de mi alma.

-Típico de una artista- se burló.

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Le Grand Canal, Monet