20 Final


El agua caía en las calles, la gente desprevenida corría  para tratar de escapar se la lluvia, entre ellos iba una chica que cargaba un maletín enorme, ahí llevaba sus pinturas. Buscaba refugio, temía que se dañaran si se mojaban. Tuvo que detenerse en medio del  parque, bajo un árbol. Sabía que era muy peligroso hacer eso en medio de una tormenta por la alta probabilidad de que callera un rayo, pero en ese momento solo pensaba en mantener a salvo su trabajo.

Entre la lluvia caminaba tranquilamente un hombre, contrastaba entre los demás por su enorme altura y tranquilidad al disfrutar del agua que caía en su piel. A la distancia vio a una chica que le parecía familiar. Es la artista del parque, pensó. Si más acción continuó su camino.

Cuando el agua se detuvo un poco comenzó a correr de nuevo, debía buscar un mejor lugar para resguardarse, recordó el almacén donde un viejo hombre guardaba sus cosas para el  mantenimiento del predio. Fue directo hasta ahí con la esperanza de que él hombre la dejará entrar o en caso de que no estuviera, que la puerta estuviera abierta. Llegó y tocó varias veces. No obtuvo respuesta, procedió al plan B, tratar de abrir la puerta, para su suerte no tenías el candado. La lluvia arreció, no había opción, era ahora o nunca.
Al entrar se encontró con alguien, un hombre que permanecía sentado en una vieja silla de madera. Al verla le sonrió.
-¿También huyes de la lluvia?- preguntó ella, seguro que por su traje caro no era conocido del viejo de mantenimiento.
-Me cansé de caminar, y decidí entrar. Eso es todo.- contestó en tono cínico. -¿él árbol no te brindó suficientes protección?
- No, yo puedo mojarme, y no me molesta.- Respondió ella mientras exprimía un poco su ropa -Pero mi trabajo no debe sufrir daños.
-¿No era más fácil pedir un UBER o en su defecto un taxi?
-Mi teléfono se apagó y olvidé mi cartera.
-Que despistada.- término por decir. El hombre revisaba su teléfono miraba algunos mensajes y notificaciones de redes sociales. -Esto va para largo.- agregó mientras la chica se quitaba algunas prendas y las colocaba cuidadosamente en un perchero que el viejo tenía ahí.
-¿Qué quieres decir?
-Es un tifón. Algunas calles ya están inundadas y no hay tráfico vehicular. Dicen que es mejor no salir.
- Eso será un problema.- dijo ella. Estornudó levemente. Después él la imitó.
-Creo que deberíamos quitarnos lo más que podamos, o ambos tomaremos un resfrío o una hipotermia.
-Si, claro.
-Prometo no mirar si tu no lo haces.- dijo él. Ella volvió a estornudar. Decidió hacer caso.
- Esta bien. Lo haré. 
Ambos se quitaron la ropa de la parte superior de su cuerpo, aunque ella decidió dejarse el sujetador, también sé quitaron zapatos y ella se quitó las medias que llevaba bajó la falda. Eso era lo mejor que podía hacer al estar con un completo desconocido. Él se quitó el pantalón lo acomodó de forma que se secara un poco, trató de darle la espalda a la chica para cumplir su palabra y no mirar.
ÉL buscó entre las cosas y encontró una frazada, se la ofreció a la chica, ella la aceptó girando levemente y viéndolo de reojo. Se mordió el labio inferior. Algo la hizo sentir en ese momento, una sensación que no había experimentado jamás. Calma, Rey. Ni siquiera sabes quien es, pensó mientras se abrigaba con la frazadita.
-Sabes…- soltó él – No estaba en mis planes estar con una chica linda atrapado.
- Ni en los míos. Pero supongo que así es el destino.- Rey volvió a verlo de reojo, admiro el detalle de su espalda, sus músculos marcados, sus enormes brazos, el cabello húmedo que caía por su cuello. Comenzó a desearlo.
El sentía igual, cuando la vio quitarse la ropa, miró atentamente sus piernas, su vientre, su pequeño pecho. Se estaba conteniendo, y le daba la espalda por la reacción que había tenido su miembro. Tragó saliva. No la conocía en ese momento. No iba a perder la oportunidad de estar con ella en forma sexual. Si se negaba, se detendría por supuesto.
-Sé que es inapropiado, y que no nos conocemos. Pero…- pensó en decir las siguientes palabras. Rey pensó en un millón de posibilidades en ese momento, le estaba haciendo alguna proposición, ¿que rayos estaba pasando?; de cualquier modo si le pedía que tuvieran sexo en ese momento, ella accedería sin pensarlo dos veces, el le gustaba y no iba a desaprovechar el tenerlo, de entregarse – Quiero que estemos juntos…- Lo dijo, ¡Rayos, lo dijo!, pensó la chica. Lo volteó a ver, se puso de pie y dejó caer la frazada al suelo. Esa era su señal. Era un sí.
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Rey despertó, tenía los ojos vendados  y las manos y pies atados, estaba en una silla. No podías ver nada, sólo escuchaba a personas hablando. Parecía que unos jugaban sabacc, lo dedujo por como escuchaba las apuestas y  las cartas que se nombraba. Eran mas de dos personas no debía ser bueno. Se escucharon pasos que se acercaban a ella. Sólo frunció los labios, no debía demostrar que tenía miedo.
-Esta chica es mi bonita, no me quiero imaginar como sería en la cama.- escuchar eso hizo que se le formara un nudo en la garganta.
-Tranquilo, Bane.- reconoció la segunda voz, era el tal Rotta -Si no responden a nuestro llamado, podrás hacer lo que quieras con ella.
Una persona se alejo, sentía la mirada de otro sobre ella. Después un par de manos sujetando su mentón. Al oído le susurraron.
-Ruego por que ignoren nuestra advertencia para poder hacerte mía.
Rey se tensó  completamente. Tragó saliva con dificultad, el nudo de su garganta era cada vez más grande. Al ver su reacción el hombre sonrió, se burló. Caminó en dirección a sus compañeros y ahí se quedó ella, sin saber en donde o como estaba. Varias opciones giraron por su mente, una más terrorífica que la anterior.
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Peleas comenzaron en la casa de los Ren. Por más que insistían no podía comunicarse con nadie, ni con los Kenobi, ni con Leia o Luke. Debían resolverlo solos.
-¡No puedes hacer eso Kylo!- dijo Tahiri preocupada – No los conoces, son capaces de cualquier cosa.
-Lo sé. Y no puedo dejar a Rey con ellos.
-Iré contigo.- dijo suplicante.
- No te puedo permitir hacer eso.
-Si mi padre está con ellos…
- No puedes hacer nada para cambiar las cosas.
Tahiri tomó el hombro de Kylo. Sabía que esa preocupación no podía ser sólo por una amiga, sabía que él estaba enamorado, que amaba a Rey más de lo que se atrevía a imaginar.  Y lo único que podía hacer, era ayudarlo, pero no sólo, necesitaban ayuda de sus amigos, de su antigua “banda” de pandilleros, aquellos que dejaron de pintar en las calles para dedicarse a la industria. Había muchos mitos, muchas historias sobre ellos, algunos decían que realmente eran matones, otros que extorsionaban a los profesores y que por eso habían terminado sus estudios con buenas notas. Lo cierto era que si se practicaban artes marciales, Pashma incluso llegó a ganar un torneo nacional. Y Kylo, el era experto en esgrima. 
Kylo tomó la mano de su esposa, ella le sonrió. Comenzaron a hacer llamadas, todos accedieron a ayudar, ahora sólo debía buscar si vieja espada, una de hoja roja que le había regalado su maestro. Buscando en sus cosas encontró el viejo bláster de su padre, un DL 44 que siempre cargaba con él.
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La ciudad donde vivían, tenía una zona de naves industriales, en la parte más remota había unas cuantas que se encontraban abandonadas. Había muchos rumores de ellas, uno de ellos era que pertenecía a los Jawas, un pequeño grupo que trabajaba en el mercado negro traficando tecnología, y su principal cliente era Rotta. Una de esas naves estaba ocupada en ese momento, servía como punto de encuentro para realizar un intercambio, los asesinos de Jabba por la chica inocente. El inconveniente era que el intercambio no iba a salir como esperaba.
Kylo, antes de partir consiguió con uno de sus amigos los planos de la nave en la que debía realizar el intercambio, ya tenían un plan trazado y habían ordenado a su secretaria que llamara a los policía a cierta hora, por si todo salía mal.
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-Ya casi es hora, Rotta.- dijo Cad Bane molesto y emocionado a la vez. Hizo una señal con la mano para hacer que sus cómplices salieran a realizar su rondín. -Si encuentran algo sospechoso, repórtenlo de inmediato. 
Unos hombres salieron, otros simplemente se quedaron en una habitación que les servía de dormitorio. Rotta armaba y desarmada un bláster sin prestar mucha atención alrededor.
Bane le quitó la venda de los ojos a Rey. Al fin podían verse a la cara. En ese momento ella supo que el no era tan terrorífico como ella creyó en un inicio, aún así se preocupaba por lo que le podría llegar a pasar. Ya era un hombre, uno con rostro al que hubiese querido golpear en ese momento. Sin embargo sus ataduras se lo impedían.
El hombre buscó entre sus cosas un par de cadenas con grilletes, fue hasta ella y se los colocó en las muñecas de sus manos. Con un aparato acercó un gancho que colgaba del techo, atoró ahí la cadena, después liberó los pies de la chica, seguidos de sus manos  con el aparato hizo que se suspendiera en el aire, sólo tocaba el suelo con la punta de sus pies.
Afuera se escucho el sonido del disparo de un bláster. Rotta envío a alguien a verificar que estuvieran a salvo.
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Hux, era experto con el bláster, tenía una puntería impecable, gracias a eso pudo neutralizar a varios enemigos a distancia. Pashma lo hacía cara a cara, dejaba salir todo el coraje que sentía ante las personas que secuestraron a su amiga.
Cuando el hombre al que enviaron a verificar el perímetro se encontró con sus amigos inconscientes se asustó y comenzó a correr de regreso, Kylo lo detuvo y lo golpeó en la nuca para dejarlo inconsciente.
- Ve a buscar a Rey.- dijo Pashma -Nosotros revisaremos que no haya más hombres afuera. Ya no tardan en llamar a la policía.
Kylo asintió y corrió buscando la entrada a la nave. A su lado estaba Tahiri acompañándolo.
Encontraron la puerta de entrada,  con precaución procedieron, Kylo se aferraba al mango de su espada. Buscaba alrededor señales de vida sin tener resultado. Continuaron caminando varios minutos, a lo lejos él vio a Rey, se mantenía suspendiera y atada con cadenas. Sintió furia al verla así, corrió hasta ella sin hacer caso a la advertencia que le hacía. De un momento a otro sintió un dolor que se originada desde su espalda, no pudo mantener el equilibrio y cayó. Tahiri quiso correr hasta él, pero fue detenida por un par de brazos que la sujetaron firmemente.
De las sombras salió Rotta, sujetando un arma en sus manos, caminó hasta el herido Kylo, que en su hombro se formaba una mancha de sangre producto de un disparo. Se paró a su lado, lo miró al suelo con desdén y sonrió al ver a su enemigo tirado. Rotta tomó impulso con su pie derecho y lo pateó fuertemente en el estómago. Kylo gimió de dolor. Rotta sonrió de nuevo. Se sentía vencedor.
Comenzó a pisar la cabeza de Kylo, como si de una basura se tratará. Rey lloraba, suplicaba que no le hicieran más daño.
Tahiri forcejeaba contra quien la tenía sujeta. Volteó para ver la cara del hombre y se encontró con su padre. El líder de los moradores de las arenas. Este se agachó hasta su hombro y burlón dijo a su oído:
-Observa como la familia a la que elegiste paga por tus actos.- entonces entendió, todo había sido planeado para castigarla por abandonar a su familia, por elegir ser diferente, por aceptar la ayuda de Jabba The Hutt y dejar que Han Solo se involucrarse. En ese momento sólo pudo llorar.
-Esperaba que estuviera aquí tu familia, Pequeño Kylo.- Dijo Rotta -Quería vengarme de la Mata Hutts.
-¡Nunca tocaras a mi madre!.- gritó tomando coraje y poniéndose de pie, en ese momento se olvidó del dolor gracias a la adrenalina que corría por sus venas. Tomó su espada de hoja roja y con ella atravesó su brazo. Rotta retrocedió, comenzó a disparar, con una bala rompió el sable de Kylo.
Tahiri trataba de liberarse de su padre, dio codazos y pistones sin obtener resultado. Se cansó al poco tiempo, aún no se rendía.
Rey trataba de liberarse de las cadenas, se movía impulsivamente, no era tan fuerte ni tan ágil. Cad Bane se dio cuenta y dejando a Rotta pelear puño a puño contra Kylo, fue hasta ella.
- No te irás sin que pueda hacer lo que quiero contigo, Querida Rey.- comenzó a pasar sus manos por su cuerpo sobre su ropa. Rey gritó, no quería que la tocará, ella sólo se lo iba a permitir a Kylo, Ben…
-¡BEN!- gritó ella. El volteó a verla, se distrajo unos segundos, un disparo del bláster de Rotta hirió su pierna. Ben volvió a caer mirando como otro hombre tocaba el cuerpo de Rey.
Para llevar a la chica a un lugar más “privado”, Bane la bajó del gancho. Se relamió los labios y después sintió como un dolor crecía en sus genitales, Rey mantenía su pie aún en esa parte del cuerpo de su captor. La dejó caer al suelo. Cuando la chica levantó la cabeza, el agua que salía de sus ojos sólo dejó que viera una figura que apuntaba a Ben, tomó impulso y cayó sobre el pecho de su amado, recibiendo el impacto del tiro. Kylo recordó el bláster de su padre y lo utilizo para neutralizar a Rotta.
El padre de Tahiri la hacía ver el espectáculo, reía al ver que todo iba de maravilla, con Bane y Rotta muertos el sería el nuevo líder y  único de la mafia, pero no contaba con que ellos no estarían solos. A su espalda se encontraba Hux, el hombre que estaba enamorado de la rubia. Y estaba furioso, tanto que con un solo golpe noqueó al hombre.  Cuando estuvo libre, Tahiri corrió a sus brazos. Lo sujeto tan fuerte que él se quedó sin aliento y esa sensación se combinó con el extremo latido de su corazón al sentir sus labios sobre los suyos. El pequeño beso culminó. Ahora sólo pensaba en sacar a la chica de ahí.
Kylo comenzó a revisar a Rey, era demasiado tarde, el impacto había perforado su pulmón. Ella sólo lo miraba sollozar. Trató de demostrar que estaba bien. Le sonrió con ternura, acarició su mejilla.
-Que nada te detenga, Ben,- el sujetó su mano contra su mejilla, no quería soltarla ni un instante. – Gracias por todo.
- No digas eso, ya viene la ayuda.
-Ambos sabemos que es demasiado tarde.
-¡No, no…!
-Te amo, Ben.- dijo con lo poco que le quedaba de energía. Cuando Rey cerró los ojos su mano cayó sin vida.


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