Una mañana, en la compañía de Kylo, todo marchaba con normalidad. Los pintores trabajaban en los talleres, los empleados caminaban apresurados de un lado a otro llevando documentos, o materiales. Kylo revisaba algunos papeles sentado en su oficina. Rey dibujaba mientras su equipo de trabajo pintaba. Y Hux, terminaba una llamada mientras sonreía a la foto de un gato naranja que adornaba su escritorio.

Hux colgó el teléfono, sonreía maliciosamente, tenía un plan, uno extraño que rondaba por su retorcida mete. Siempre había sido amigo de Ren, desde que se conocieron el primer día en el preescolar, en ese entonces solo eran Ren, Hux y Phasma, la hermanastra del pelirrojo.

Su unión era clara, así como había una valiosa unión entre Rey, Poe y Finn, la había entre ellos.

O al menos eso le hacía creer a Kylo. En el pasado no había porqué preocuparse, eran cómplices de sus travesuras, peleas y regaños, hasta que un día apareció Tahiri. Era un día cualquiera de verano, estaban en clases. Ya eran mayores, iban en preparatoria. Bromeaban sobre el aspecto senil de su maestro, quien parecían que caería muerto en cualquier momento. Una mujer mayor de aspecto elegante toco a la puerta del salón, esta se permanecía abierta, pero lo hizo para anunciar su llegada.

-Directora Organa -dijo el profesor.

-Profesor.

Ella miro a los alumnos que al sentir su presencia retomaron la compostura y fingieron poner atención a la clase.

-Lamento interrumpir -dijo mientras hacía un elegante ademan con las manos.

-No tiene por qué preocuparse, directora -parecía nervioso, y quien no lo estaría, la parecencia de la directora Organa era imponente.

Hux, que permanecía sentado detrás de Kylo le lanzo una nota, que tomó con destreza y leyó disimuladamente.

"¿Qué hiciste? ¿Porque está tu madre aquí?"

Kylo negó con la cabeza. Hux suspiró.

-He traído a una nueva estudiante. Fue trasferida de la escuela de mi hermano.

-Bienvenida -dijo el maestro indicándole que entrara.

Era una chica muy hermosa, de cabello rubio como el oro y ojos tan verdes que se podía ver una pradera en ellos, su cabello estaba realmente desordenado. Al verla Kylo y Hux se quedaron con la boca abierta, incluso Hux creyó que veía un ángel.

Con el paso del tiempo, se hicieron amigos de ella. Ren no perdió el tiempo, su corazón había sido flechado y no iba a perder la oportunidad de estar con la única chica que le había gustado; y Hux tenía que resignarse, a él también le atraía, pero ella había elegido a su mejor amigo.

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Esa tarde Tahiri llegó a la compañía. No era usual que ella pasara por ahí, no le gustaba molestar a su esposo en el trabajo.

El taller de Rey le quedaba de paso, por lo que desdió entrar a ver como estaba la pintora.

Entró y vio la concentración de todos, incluso sintió un poco de lastima por interrumpir su trabajo.

Al levantar la vista, Rey se encontró con la mirada atenta de la señora Ren. Se sorprendió un poco, no se percató del momento en que Tahiri entró al taller.

Le dio una sonrisa, muestra del nerviosismo que le provocó.

-Tahiri... -dijo Rey haciendo notar su sorpresa – De haber sabido que vendría, hubiera preparado algo.

Tahiri rio levemente.

-Solo vengo de paso, y se me hizo buena idea pasar a saludar -dijo con una sonrisa realmente sincera.

-Le agradezco que se acuerde de mí.

-Como no hacerlo, tu trabajo deja huella -respondió -. Sigue sorprendiéndome tu trabajo.

- No es para tanto -dijo Rey un poco cohibida -Existen pintores mucho mejores que yo.

Tahiri tomó las manos de Rey, la miró a los ojos con un poco de molestia. Rey sentía que el corazón se le saldría del pecho o que en cualquier momento descubriría su secreto.

-Deja de ser tan modesta -ordenó la señora Ren –. No trabajas aquí por tu bonita cara. Deberías ver cuántas personas ha echado mi esposo...- hay de nuevo esa palabra "esposo" -...hay quienes no pasan ni el primer filtro. Así que aprovecha.

"¿incluso a su esposo?", pensó Rey.

-Sí, lo haré.

-Ánimo y continúa tu labor.

Rey asintió a sus palabras y le dio la sonrisa más sincera que pudo. En ese momento se sintió culpable por lo que le estaba haciendo, pero no podía competir contra su deseo.

Cuando Tahiri se retiró, Rey calló en el respaldo de la silla aliviada, por lo menos ya no la vería en lo que restaba del día.

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Tahiri se dirigió a la oficina de su esposo, entró sin avisar. Al escuchar la puerta Kylo levantó la mirada, al ver quien era regresó a sus documentos sin mostrar alguna expresión de aprobación o negación por la visita de su mujer.

Ella caminó hasta donde permanecía sentado, se recargó un poco en el escritorio para observar que hacía. Pasados varios segundos de silencio hasta que se decidió a hablar.

-No te da gusto tenerme aquí, ¿cierto?

Sin mirarla Kylo respondió.

-Sabes que no me molesta, pero ahora estoy ocupado.

Ver que no le prestaba atención la enfureció, tanto que estalló sin aviso.

-Siempre sucede lo mismo, vez con más deseo esos documentos o esas pinturas que a mí -comenzó a sollozar -. Solo quería verte, pero no te tomas la molestia ni de saludarme.

Kylo se puso de pie, la abrazo mientras ella se cubría el rostro con sus manos.

-Lo siento mucho, sabes que te amo -pero ¿era cierto? Hasta ese punto ni siquiera él sabía lo que sentía por su esposa, o por Rey -. Si pudiera hacer algo para que te sientas mejor... sólo pídelo -dijo dudando por sus propias palabras.

-Quiero estar contigo, aquí y ahora -respondió ella y sin darle tiempo a Kylo de negarse.

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Rey estaba llegando a la oficina de Hux. Antes de hablar con la secretaria miró a la puerta de la oficina de Ren, un impulso se estaba apoderado de ella para ir a verlo, pero se contuvo al recordar que probablemente Tahiri estaba hablando con él. Agitó la cabeza en negación y recobró su compostura, pidió hablar con el pelirrojo y de inmediato fue recibida.

- ¿Me llamó? -dijo Rey lo más cortés posible.

-Por supuesto, señorita Kenobi -dijo él extendiéndole la mano para indicarle que tomará asiento -. Tengo un par de negocios que quiero discutir con usted.

- ¿De qué se trata?

-Como sabrá, nuestra compañía a pesar de ser pequeña, tiene una segunda sucursal en otra ciudad, una que necesita de su talento para poder posicionarse -decía Hux con ánimo -. Lo que trató de decir, es que me gustaría transferirla por un periodo corto a esa sucursal -Rey lo veía dudosa, sentía que había dobles intenciones en esa proposición -. Claro, se le pagaran viáticos y un generoso aumento de sueldo.

Al ver la indecisión de Rey, Hux decidió darle una oportunidad de pensarlo.

-Claro que lo pensaré, ciertamente no me gustaría dejar mi hogar.

-Solo será un periodo de entre seis y diez meses.

- Lo entiendo. Le daré una respuesta está semana.

-Si no recurre a mí para darme la respuesta este viernes, asumiré que es un no.

-Sí, señor -respondió Rey levantándose de la silla -. Con su permiso.

Rey salió de la oficina. le animaba la idea de un cambio, estaba indecisa. Si se marchaba tendría que dejar a Ren, sería imposible incluso sospechoso que se vieran a una distancia tan grande. Cerró detrás de ella la puerta y miró de nuevo la oficina de Kylo. Se decidió en hablar con él. La excusa sería la propuesta de su socio. Antes de pedir hablar con él, vio como la puerta de su oficina se abrió y salió Tahiri más animada que lo de costumbre y con la ropa y el cabello desarreglados. Era obvio lo que había ocurrido en esa oficina.

Rey decidió retirarse ignorando todo. Un nudo en la garganta se le formó y sintió como si algo se le hubiera roto en el pecho. Llegó a su taller, recogió sus cosas y salió dirigiéndose directamente a su departamento.

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Al llegar a su casa, Rey lanzó todas sus cosas al sofá, sentía como se humedecían sus mejillas, esa sensación de vacío abundaban en su pecho y no encontraba forma de sacarla. Él timbre sonó. Se limpió el rostro con sus manos y se dirigió al umbral. Miró por la mirilla y vio a Poe, parado, con un ramo de flores esperando a que le abrieran la puerta. Sin dudarlo abrió, y actuó por impulso, se lanzó a sus labios con pasión.

Poe se sorprendió al ver y sentir la reacción de Rey. Siempre era más reservada, incluso se atrevía a llamarla tímida, excusa perfecta para no estar con él íntimamente. Le siguió el ritmo, si ella lo buscaba de esa forma, iba a aprovechar la situación y cumplir uno de sus sueños.

Cuando estuvieron en la cama desnudos, Rey entró en razón, no quería eso, pero ya no podía retroceder el tiempo. Poe comenzó a penetrarla, ella se quedó inmóvil, como si de una muñeca se tratará. Lo dejó continuar. Él trataba de hacer que ambos disfrutaran, pero no lograba estimular esa parte pasional de Rey.

Su mirada estaba clavada en el techo. Esperaba que terminará rápido. Evitó llorar. Una sensación indeseada crecía en su cuerpo, con el paso del acto. Al terminar Poe, la besó delicadamente en los labios, y le sonrió.

Después de un rato, decidió irse a su casa, lamentándose por dejar a su chica sola después de lo que él aseguraba era un acto de amor.

Al despedirse, Rey trató de sonreír. En cuanto cerró la puerta, la castaña se dirigió a la ducha comenzó a tallar su cuerpo con desesperación. Se sentía miserable y sucia, sensación que nunca sintió estando con Kylo Ren, a pesar de ser casado.

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Una nueva mañana se asomaba, los rayos de luz se reflejaban en los cristales de las enormes construcciones que formaban la ciudad de Coruscant, el ruido del tráfico despertó junto con esos rayos de sol. Era una mañana perfecta para muchos, pero para otros, sólo era un día lleno de desdicha, pena y dolor.

En un departamento a las afueras de esa maravillosa ciudad, estaba una chica sentada en el suelo de su habitación sintiéndose basura, sin ánimos de continuar su rutina.

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Era medio día, Kylo Ren creía que su día iba de maravilla, había cerrado un nuevo trató en una cadena comercial. Entró a su oficina no sin antes pedirle a su secretaria su almuerzo, ella asintió.

Al tomar asiento revisó su teléfono celular y marcó a Rey, a quien quería presumir su nuevo triunfo. Ella tomó la llamada. Él habló con su tono coqueto. Al cabo de unos segundos, que duró la llamada, salió de su oficina preocupado, casi corriendo dejando atrás a su secretaria que llevaba la charola con sus alimentos.

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Hux estaba revisando los reportes de asistencia de sus empleados. Tenía que verificar quien se había presentado y quien no para preparar la nómina y continuar con sus actividades administrativas. Pasó varios nombres hasta llegar a Rey, una marca roja se encontraba en la fecha del día. No se había presentado. Le extrañó ver eso en su nombre y verificó que no fuese un error. Si algo caracterizaba a la muchacha era su puntualidad.

Sonó su teléfono celular, revisó la pantalla encontrándose con una llamada de Tahiri. El día no dejaba de sorprenderle. Contestó sin vacilar.

- ¿Qué tal va tu día? -dijo Hux dejándose caer en el respaldo de su silla.

- De maravilla, voy a ir hacia allá y pensé en llevarles algo a ti y a Kylo.

- No tienes porqué molestarte – respondió un poco sonrojado.

-Sabes que no es molestia –dijo ella -. También quiero llevarle algo a Rey, ¿Qué será bueno?

-Lamento decirte que no asistió al trabajo -Hux suspiró profundamente –Ni si quiera nos informó.

-Debería ir a verla, quizá está enferma -así como a Rey la caracterizaba su puntualidad, a Tahiri la caracterizaba su humanidad y empatía por los demás, características que llegarían al corazón de cualquiera -. Sé de buena fuente que vive sola, me preocupa que siendo tan responsable no haya informado que faltaría.

El foco se le prendió a Hux, quizá si deberían ir a hacerle una pequeña visita a Rey.

-Ven a la oficina, de aquí iremos a verla -dijo Hux mientras imaginaba como un par de cuernos de crecían en la cabeza -Tengo su dirección en los documentos que me entregó cuando fue contratada.

-Muy bien, te veré en un par de horas.

Hux colgó el teléfono, y miró pensativo la foto de gato naranja que adornaba su escritorio.

-Tal vez... haya una pequeña oportunidad -dijo en voz baja.

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Kylo llegó al departamento de Rey. Tocó varias veces el timbre, incluso golpeó la puerta, pero no obtuvo respuesta. Giró la perilla para probar suerte. Estaba abierto. Entró con precaución, no sabía que era lo que tenía Rey.

Al entrar la comenzó a buscar por toda la casa. La encontró en penumbras en su habitación. En un rincón cubierta únicamente por una sábana. De inmediato fue a abrazarla. Rey se soltó en llanto. Kylo no comprendía que era lo que le pasaba. La abrazó lo más fuerte que pudo, trataba de darle consuelo.

Al sentir sus enormes brazos, Rey sintió toda la seguridad que necesitaba, el calor de Kylo las hacía sentir mejor.

Cuando se tranquilizó un poco trató de hablar con ella, pero no le decía nada.

Mientras lloraba, Rey pensaba y reflexionaba sobre sus verdaderos sentimientos, se estaba enamorando de él, le dolía porque debía terminar su relación. Cuando se tranquilizó un poco lo miró a los ojos, de alguna forma sentía que estando con él se quitaría esa sensación de vacío y suciedad que había sentido desde el día anterior.

Ren no sabía si corresponder, pero lo hizo. Si eso le brindaba consuelo a Rey, lo aria aún preocupado por no saber qué era lo que le ocurría.

Rey se mostró con la misma entrega y pasión de siempre, pero ahora había algo más, algo que la llenaba. Las caricias de Ren las hacían sentir mejor, la hacían sentir plena y en paz.

Esa vez no estaban teniendo sexo, estaban dándose una muestra de amor en cada movimiento, besó y caricia. Lo único que esperaba Rey era que Ren sintiera lo mismo por ella y que esos sentimientos que le transmitía fueran reales.

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Rey se estaba vistiendo con un pijama, Ren ya permanecía vestido, ya que debía regresar a su oficina, o alguien notaría su ausencia. Antes de despedirse le besó la frente con ternura, una que nunca había demostrado.

Al salir del departamento se encontró con Hux y Tahiri frete a la puerta. Ren se quedó anonadado, no sabía cómo reaccionar. Por suerte Rey pensó rápido.

-Buenas tardes -dijo Rey tosiendo, un poco simulando un resfrío.

Tahiri contuvo su coraje al ver a su esposo en casa de una de sus empleadas. El plan de Hux había resultado. Su corazonada había acertado.

- ¿Cómo te encuentras, Rey? -cuestionó Tahiri lanzándole una mirada asesina a ambos. Rey sonrió levemente aun fingiendo malestar.

-Un poco enferma -respondió Rey volviendo a torcer y fingiendo tener un poco de frío -lamentó causar confusión, por favor, no se moleste -continuó –pero no tenía a nadie más a quien llamar para que me trajeran unos remedios y medicamentos para la fiebre. No pude localizar a mis amigos y mis abuelos están de viaje. No se me hacía una buena idea salir.

La mujer entró al departamento y examinó a la chica, quien si tenía la temperatura un poco alta.

-Debiste llamarme -le dijo mientras la guiaba a su sofá -Hubiera venido de inmediato.

-Lo sé, pero el señor Ren me dijo que estaría ocupada, por eso se ofreció a venir él personalmente.

-Suele ser así, no piensa antes de actuar -Rey soltó una leve risita.

Ren respiró con alivio y Hux sonreía maliciosamente. Ambos sabían que Kylo estaba en serios problemas.

La actitud maternal de Tahiri hizo que Rey se sintiera más culpable por lo que había hecho, entonces tomó la decisión más difícil del mundo, dejar a Kylo Ren. Sabía que sería difícil, pero no quería causar daño a terceros, y menos cuando eran tan buenas personas como la señora de Ren.

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Al cabo de unos minutos y de asegurarse que Rey estaría bien sola, Hux, Tahiri y Ren se marcharon. La mujer decidió regresar con en el auto de su esposo, tenía algunos cabos sueltos que atar.

Conforme avanzaban en el tráfico, Ren meditaba sobre sus sentimientos hacía Rey. Sabía que no era sólo pasión lo que sentía por la muchacha, era un sentimiento totalmente diferente. Se atrevía a compararlo con lo que alguna vez sintió por Tahiri en su juventud, aunque esto era más grande que en el pasado.

-No me dijiste que eras amigo de Rey -dijo Tahiri rompiendo el hielo.

-No creí que fuera relevante.

-Claro que lo es, casi no tienes amigos y cuando haces una me entero de esta manera -reclamó la mujer, aunque sabía que ella no era sólo su amiga. Mientras estuvieron en el departamento de Rey, lo observó con cuidado y notó aquella mirada, la misma que vio en el cuándo observaba aquella pintura, hecha por la artista.

-Iremos a casa - dijo Ren a su esposa sin quitar la mirada del camino

- ¿Y el trabajo?

-No me siento tan bien como para regresar a la oficina.

-Entonces a casa -dijo ella viendo el rostro serio y pensativo de Ren.

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