Fiesta

Estaba castigado, si... al parecer mi huida aunque bien merecida no le había hecho gracia a mi hermana, pero aún con eso había aceptado dejarme ir a la fiesta de Klaus.

—Bien, entonces repasémoslo una vez más —dijo mi hermana manteniéndome cautivo en el auto sin dejarme ir a la escuela.

—Ya lo hicimos veinte veces ayer soso —me quejé

—Te quieres quedar si o no —regaño molesta.

Bufé irritado para asentir.

—Entonces, al salir te vas a casa de Xime ahí comes y se van a la fiesta —repaso— qué haces al llegar

—Te mandó mi ubicación al llegar e irme de la fiesta —repetí tal cual me lo había dicho.

—Puedes beber —alzó la ceja

—Hasta caerme de borracho —asentí burlón

—Ander —regaño.

—Ya se que no por la medicina, mi hora máxima es a las doce y Xime se queda a dormir conmigo en la casa —repetí— Soso lo tengo

—Y si pasa algo tu...

—Te llamó y Marck está disponible si necesito algo —repetí.

—Ese es mi chico —sonrió para darme un largo abrazo—Te amo —señaló

—Yo más, pero ya déjame ir que se me hará tarde —ordené.

Mi hermanita sonrió para besar mi frente y dejarme ir, pasaría un fin de semana solo y eso me emocionaba.

Entré a la escuela para encontrarme con mi chica, ahí estaba ella emocionada.

—Listo para nuestra primera peda juntos —me animó emocionada.

—Listo para perrear hasta abajo —afirmé— que es en la posición que estoy ahora pero será más divertido en la fiesta.

La chica soltó una pequeña risa para negar, al llegar a la clase ahí estaba el león en su teléfono como siempre.

—Estoy seguro que te la pasas viendo porno ahí —molesté acomodándome a su lado.

—Quien me crees, tú —bufo para verme.

—Yo ni lo niego —asentí— listo para esta tarde.

—Ya te dije que no iré —gruño.

—Es tu obligación acompañarme en eventos escolares como mi Carer —le recordé

—Esto no es escolar —séllalo listillo.

—Y crees que la escuela se enterará —señale burlón— mi hermana ya reviso el documento y un juicio...

El chico levantó el dedo medio para restregármelo en la cara.

—Anda Cas, será muy divertido —le miró ella con sus ojitos de amor

—No —negó.

—Me debes una y te la cobraré hoy así que irás —resolví.

—Tu también....

—¿Y quieres utilizarla en esto? —cuestione— porque apenas has conocido el diez por ciento de mi estupidez habitúal y creeme  querrás aprovechar ese pase después

El chico bufó incrédulo a lo que Xim asintió.

—Bien maldito idiota —gruñó.

Se quejó todo el día pero al menos estaba dentro, al salir de la escuela fuimos a casa de Xim, para mi suerte estaba mi héroe para ayudarme a subir.

—Me alegra verte de nuevo —sonreí mientras me cargaba.

—Quieres repetir —me guiño burlón.

—Quieren un cuchillo enterrado en el culo —gruñó Xim subiendo mi silla.

—Adelante no lo sentiría —me burlé.

—Tengo mucho culo para que me afecte —se me unió Santi.

Nos golpeó a los dos pero valió la pena, después de comer y hacernos pendejos por un buen rato nos arreglamos para la fiesta.

—Te ves muy guapo —dijo Santi mientras cubría a su hermana con un suéter

—Que dices unos besos para reforzar la amistad —bromee.

—No empiecen cabrones —regañó Xim quitándose el suéter.

Unos besos y nos fuimos a la fiesta, llegamos a un bar que contaba con rampas de acceso bien equipadas y puertas amplias para poder entrar

Ahí estaba mi perra con una corona y una cinta que decía chico del cumpleaños.

—Pero que tenemos aquí, mi perra favorita —sonrió para saludarme besando mis mejillas.

—Feliz cumpleaños perra —sonreí para darle su abrazo

—Chica te ves espectacular —le dijo a mi morena dándole una vueltita— perfecta para el chico apuesto pero con cara de malhumorado por ahí.

Xim sonrió emocionada para ir con él dejándome con Klaus

—Y tu guapo, te presentaré unos amigos —me guiño

—Me vendría bien —asentí.

Me presento a sus amigos y aunque eran muy agradables seguía en pésame por mi amor perdido.

—Bien hora del yo nunca nunca —anunció Klaus animado— acérquense mis niños hora de beber.

Era una sala privada por lo que estábamos cómodos ahí.

—Bien iniciemos con una fácil para entrar en calor, yo nunca, nunca me he cojido con alguien —inicio Klaus riendo y bebiendo.

La mayoría empezó a beber excepto los dos Virgenes a mi lado.

—Eh guapo no se vale mentir —me regaño Klaus ya un poco ebrio.

—Pero si yo soy Virgen, me estoy guardando para el matrimonio —dije burlon.

Todos se rieron... dios pues como me veían

—Anda ya —insistió Klaus

—Yo me los tomó por el ustedes tranquilos —sonrió Xim tomando mi trago sin hacer caras— se le sube rápido.

—De acuerdo —aceptó Klaus agarrando la onda— venga Alex emborráchanos a todos

Fue un sacrificio noble el que hizo mi chica, solo no contaba que la mayoría de las cosas que decían ya las había hecho... grave error pues sólo podía ver como se iba sonrojando cada vez más.

Y el león no era la excepción, este solo estaba bebiendo por que si.

—Que tal si nos ponemos calientes —metió alboroto Klaus ya ebrio— el juego de la botella.

—Que tenemos ocho años —me burlé

—Te da miedo o que nene —dijo riendo para guiñarme.

—Quien tiene miedo a morir que no nazca —acepté.

La frase que me había llevado a morir más de una vez.

Empezaron a girar la botella, aquí era más simple, si te señalaba la botella tenías que elegir a quien besar entre las personas a tu lado.

La chica linda de mi lado me besó y aunque fue un buen beso no era la mio, sin embargo en esa última vuelta la botella se detuvo en el leoncito sentado a mi lado... sentado entre los dos.

Me giré para lanzarle un beso.

—Venga guapo que ya sé que te mueres por mi —sonreí.

El chico me miró para tomarle un tremendo trago de la botella que no se despegaba de su mano.

El leoncito se acercó a mí para tomarme de la nuca y acercarme a él lentamente, el olor a alcohol era intenso, nos quedamos cerca el uno del otro para acercarse a mi oído.

—Quien se muere por quien —susurró para girarse y besar a mi amiga que ya había cerrado los ojos porque ojos que no ven corazón que no siente.

El león se besó a mi amiga... bueno con esa boca parecía que se la iba a comer, después de unos minutos el beso terminó, la sonrisa de mi amiga... valía la pena.

Tras el juego los dos estaban tan ebrios que terminaron en la pista de baile, y si que bailaban bien.

El rubio llegó a mi bailando para sentarse en mis piernas.

—Te estás divirtiendo guapo —dijo presionando mi mejilla.

—Bastante—asentí— y tú... estás ebrio.

—Lo estoy dijo riendo, venga yo te doy ese besito que veo que te quedaste con ganas —dijo dándome un besito fugaz.

—Que dices —negue riendo— pensé que te estabas tratando de ligar a Robert.

—Eso no impide venirte a levantar el ánimo —señaló jugando con mi bufanda.

—Yo... pero si yo estoy bien —dije revolviendo su cabello.

—Ah Andy, Andy —suspiró— cuando vas a dejar de negarlo.

—Negar que...

—Que te gusta Aslan —me miró sonriendo.

Negué para mirarlos ahí estaban bailando hasta que mi chica se detuvo para girarse y vomitar sobre algunos otros chicos que bailaban felices.

—Esa es mi señal —bufé.

Fui hasta ella para palmear su espalda.

—Venga será mejor que nos vayamos —negue pasándole una servilletas.

—Tranquilo estoy bien —dijo sin poderse sostener de una.

—No, no lo estás —dije atrayéndola para mi y sentándola en mis piernas— tu también vienes conmigo —insistí tomando la mano del león.

—Estoy genial —afirmó el otro ebrio tirando la botella.

—Aja como no —bufé jalándolo de la mano— vamos los llevaré a mi casa.

Para mi suerte estábamos a diez minutos caminando, y digo a mi suerte pues ningún taxi nos quiso llevar, y ahí iba yo con mi mejor amiga dormida sobre mi y el leoncito agarrado del mango de empuje mientra luchaba por empujarnos a los tres.

Estaba haciendo mucho frío para ser agosto.

—Venga niños llegamos —dije sudando abriendo la puerta.

—Andy —dijo el león recargado en el muro mientras abría— quiero vomitar.

—Tranquilo ya casi abro —dije empujando la puerta...

Demasiado tarde... había vomitado en las flores de mi hermana, ya veía mi fin...

Dejé a mi chica en la cama de mi hermanito para volver por el blanquito.

—Venga te ayudo —dije palmeando su espalda.

El castaño me miró algo aturdido para asentir.

—Solo si me llevas como a Xime —pidió riendo.

—Me vas a romper las piernas —señale.

El chico se sentó en mis piernas par reír

—Ni lo sentirás —dijo cerrando los ojitos.

Lo llevé al baño para mojarle la cara y que reaccionara un poco.

—Cámbiate que apestas —señale tirándole la ropa a la cara— prepararé café.

El chico volvió a vomitar y no me sorprendía después de la cantidad de alcohol que se había tomado.

Preparé el café para dárselo y ayudarlo a llegar a mi cama, lo acomodé de lado para prevenir errores.
Me acoste pues estaba muerto de cuidar niños ebrios.

—Si me vomitas te juro que haré tu vida un infierno...

—Ya lo es —dijo medio adormilado.

—Es por eso que tomaste como si no hubiera mañana —señale riéndose

El chico suspiró para darse vuelta y abrazarme atrayéndome a él como un niño abrazando a su peluche a la hora de dormir.

—Me quiero morir —susurró— excepto por algunas veces.

—Ah si —dije serio sin saber que decirle— y eso cuando es...

No dijo nada, se había muerto a mi parecer hasta que el silencio se interrumpió por su voz.

—Cuando estoy contigo —dijo ahora si quedándose dormido.

Me abrazó más fuerte, afferandose a mi como si me fuera a ir, una lágrima brotó de su ojito cuando estaba dormido, le miré para acariciar su cabello y calmarlo, funcionó, al menos para mi pues me quedé dormido.

Desperté atrapado entre los dos por alguna rara razón, sonreí burlón...

—¡Buenos días solecitos! —grité.

Los dos se retorcieron para caerse de la cama.

—Vete a la mierda rueditas —susurró en el suelo el león.

—No nos hagas esto cabron —dijo mi chica cubriéndose con la almohada.

—Afronten sus consecuencias par de borrachos —negué.

—Yo te cuide en nuestra primera peda con chocolate te toca —se quejó ella.

Suspiré para pasarme a mi silla y ayudarla a subir.

—Solo porque te amo —asentí— y contigo no tengo opción.

—Gracias —dijo tirado en el suelo.

Les calenté unos chilaquiles que había dejado mi hermana para el desayuno y un poco de café con una aspirana.

Nos dispusimos a desayunar, tenían cara de muertos y no era por menos.

—Porque apareciste en mi cama —señalé inseguro mirando a mi chica

—No recuerdo nada de lo qué pasó ayer —se quejó— es la última vez que tomo lo prometo.

—Yo tampoco —se quejó el blanquito enchilado por los chilaquiles.

—Que vergüenza —negó.

La puerta de la casa se abrió y mi corazón se detuvo hasta que vi que era Marck.

—Ahm Andy porque hay vomito en las plantas de afuera —dijo algo asqueado.

Mire al león que me miró pálido.

—Uo mejor me voy antes de que me demanden —dijo poniéndose su sudadera.

—Yo igual — dijo Xime huyendo.

Vaya cobardes... terminaron dejándome con Marck.

Buenas buenas 🥰 como saben acaba de ser san Valentín así que les dejo este Andy chiquito dándoles amor 😍 espero se la hayan pasado bien

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