Esta muerta
Después de una semana enfermo me habían dado el alta para volver a la escuela.
Xim había venido a verme un par de veces para traerme las tareas... sin embargo no sabía nada de el león.
—Yo también quiero una semana de vacaciones —se quejó Dani en el desayuno.
—No son vacaciones si estas enfermo —me quejé.
—Lo importante es que ya te recuperaste —señaló mi hermana besando mi mejilla— y que les parece si para celebrar los llevo por hamburguesas.
—Si —dijo Dani feliz bailoteando.
—Mínimo —asentí feliz.
Me llevaron a la escuela para abrigarme bien.
—Necesitas que te lleve —dijo mi hermana besando mi frente
—Estoy bien —asentí— seguro ahí debe estar el león estorbando como siempre.
—Bien, vengo por ti al rato —señaló besando mi frente.
Me fui... pero no estaba ahí... ¿Por qué no estaba ahí?
—Hola guapo —dijo Klaus— quieres una mano.
—Si y qué haces aquí, nunca llegas temprano —me queje.
—Un pajarito me dijo que probablemente necesitarías ayuda —dijo ayudándome.
—Xime —asentí
—Otro pajarito —me guiño.
Bufé cansado, al entrar ya me esperaba mi chica para llenarme de besitos.
—Te extrañe, tienes prohibido faltar otra vez —se quejó.
—Ya veremos —bufé— llévame a mi salón.
—Mm no —dijo revolviendo mi cabello— voy tarde.
—El doctor dijo que no podía hacer esfuerzos —hice carita de enfermero.
—Bien jugado Macotela —me miró molesto— vamos.
La chica me dejo en mi salón para irse corriendo, mientras más llegaban las personas sentía nervio por no verlo llegar... pero al final llegó.
El chico se sentó lo más alejado que el pupitre le permitió
—No seas dramático ya no soy contagioso —rompí el hielo.
—No me voy arriesgar —señaló sin mirarme.
Asentí... sabía que sería incómodo y como no si la última vez que lo había visto nos habíamos besado...
—Pensé que al menos me mandarías mensaje para asegurarte que no morí —murmuré
—Me mantenía al margen esperando el mensaje de tu hermana de que te moriste —señaló.
—Eh que te quedas sin trabajo si me muero —le recordé
El blanquito asintió para verme por fin... mirándome con esos jodidos ojos castaños que me encantaban.
—Bien tienes que pasarme las tareas porque no hice ni madres —asentí
—¿Qué Xim no te dió mis apuntes? —arqueó las ceja.
—No lo se tuve fiebres de cuarenta no me acuerdo de mucho —me quejé.
Un brilloso se hizo en su rostro.
—Aunque si debiste irme a visitar cabron —me queje.
—Si lo hice... el primer día, me pediste que fuera —comentó.
—Ay mierda... no hice nada vergonzoso o si —me queje— mi hermana dice que estuve cantando la Macarena mientras deliraba.
Él me miró y por unos segundos se quedó pensando.
—No... nada —señaló— sólo te me insinuaste, lo de siempre,
—Eso lo hago hasta normal —me burlé.
El blanquito asintió riendo dándome la razón.
—Hoy vuelves a la terapia me escuchaste —me miró arqueando la ceja.
—Dame un respiro hombre —me quejé.
Pero el muy cabron no le importo ni que aún estaba convaleciente.
El día de hoy Xime nos acompaño pues quería ver de qué me quejaba tanto.
—Vamos Ander esto te hace bien —dijo Xim besando mi frente.
—Mentiras, son actos de odio en contra de mi persona —me queje.
—Esto no es un acto de odio —dejó en claro el leon acomodando las colchonetas
—Pues lo odio —gruñi.
—Y eso que no hemos empezado —sonrío burlón.
—Ese lado me gusta de ti —señaló Xim— divertido
—Oye —me queje.
Todo era risas y diversión hasta que la directora entró para hablar con el entrenador.
—Ah Ander tu hermana vino por ti antes —interrumpió— cámbiate y puedes irte.
—Ja en su cara perdedores —me burlé triunfante.
—¿Ocurre algo? —pregunté Xim confundida.
—Todo bien chicos no se alarmen —los calmó el— vamos Ander te libraste por hoy.
—A veces pienso que Diosito si me quiere —asentí subiéndome a la silla— me voy así no hay necesidad de cambiarme.
El entrenador asintió, el león me trajo mis cosas.
—Cualquier cosa avísame —mencionó.
—Aw el leoncito se preocupa por mi —sonreí burlón.
—Y lo arruinaste, adiós rueditas —se despidió.
—León —asintió.
El entrenador me llevó con mi hermana que me esperaba afuera, algo andaba mal si mi hermanito también estaba.
—¿Ocurre algo?—pregunte nervioso.
—Tranquilo —evadió— vamos a casa hay algo que tengo que contarles.
Si... algo no andaba bien, el camino fue silencioso y a mi solo me llegaba que mi abuela estuviera bien.
Al llegar mi hermana nos sentó en la sala.
—La abuela está bien verdad Soso —Sacó el tema Dani, nuestra principal preocupación— por que ella es vieja y los viejos se mueren.
—Ella está bien amor, y que no te escuché llamara la vieja porque nos asesina —señaló con una liguera sonrisa.
—¿Entonces que ocurre? —pregunté nervioso.
Mi hermana suspiró para tomar nuestras manos.
—La abuela llamó —dijo nerviosa— al parecer mamá falleció esta mañana —contó.
Nos quedamos en silencio sin saber que decir.
—¿Cómo? —preguntó mi hermano.
—Ella estaba conduciendo ebria —contestó.
Mi hermanito se levantó para refugiarse en los brazos de mi hermana, no dijo nada, no lloró.
Para Dani ella sólo era la persona que vivía en casa.
Yo por mi cuenta solo me empecé a reír.
—Vaya ironía... —dije riendo— para esto me sacaste de clases.
—Ander —me dijo extrañada.
—Bueno aprovecharé para dormir —afirmé.
Me fui acostar a mi habitación para caer rendido, desperté con un besito de mi hermana.
—Venga flojito es hora de comer —dijo ella.
—Mejor ceno doble —me acomodé en mi camita.
—No, no, si no te dolerá la panza en la noche y mañana nos despertamos temprano para tomar el avión —mencionó.
—¿Cuál avión? —pregunté confundido.
—Para ir al entierro amor —dijo revolviendo mi cabello
Me empecé a reír otra vez.
—No iré Soso —afirmé riendo.
—Andy...
—No, en lo que a mí concierne ya murió hace mucho para mi —me quejé— y no merece que vaya a su funeral, y dado a que estoy en esta silla y no puedo bailar sobre su tumba no hay razón para ir.
—Mi niño...
—No dire más, me quedaré con Xim si te preocupa dejarme solo —aclaré— pero no me hagas esto por favor... no me obligues a ir...
Mi hermana asintió para besar mi frente.
—Acompáñanos a cenar al menos —pidió— puedes hacer esto por mi.
—¿Y mis hamburguesas? —me queje.
—Hice hamburguesas —me calmó.
Salí, mi hermanito tenía los ojos un poco rojos de llorar pero no para tanto... había llorado más antier cuando se le había caída la cena.
El niño fue a mi para recibir mimos y se los di, aunque fuera ridiculo para mi tenía que respetar sus sentimientos.
Comimos viendo la novela, me volví acostar para descansar la cena.
La puerta se abrió dejando entrar a mi niña.
—Hola guapo —dijo entrando— puedo pasar
—Solo si me trajiste chocolate —la miré
Ella asintió mostrándomelo, entró para acostarse a mi lado y abrazarme.
—¿Cómo estas? —me pregunto.
—Supongo que ya te fueron con el chisme —mencioné
—Nos dijo tu entrenador, Klaus, mi hermano y Cas querían venir apoyarte pero no sabíamos de qué ánimo estarías —se adelantó.
—Estoy bien —la calmé.
Ella suspiró para mirarme.
—No tienes porque estarlo, era tu madre después de todo —dijo revolviendo mi cabello.
—Ella ya no era mi madre, no era la madre que me besaba y arropaba todos los noche, o que me llevaba por helados a la salida aunque estuviera resfriado —sonreí ligeramente— esa madre murió junto con mi padre... pero esta madre... la que ni siquiera me miraba los ojos, que me odiaba aunque lo quisiera ocultar...
—Ella no te odiaba cariño...
—Si, lo hacía —afirme— sabes cuál fue nuestra última conversación... ella me dijo que deseaba que me hubiera muerto yo que mi padre... que clase de madre le dice eso a su hijo...
Un par de lágrimas salieron de mis ojitos las que seque de inmediato.
—No... no voy a llorar, no se merece ni una sola de mis lágrimas —asentí— para mi mi madre ya murió hace años, y no necesito que vengas a decirme lo que tengo que hacer.
Mi chica me miró para asentir.
—Que necesitas que haga por ti en estos momentos —me miró.
—Yo... solo quiero que me abraces y veamos videos tontos si —pedi.
Ella asintió para acomodarse a mi lado y abrazarme con fuerza para darme mimos mientras veíamos un show de comedia.
Me quedé dormido después de un par de horas, mi hermana se fue muy temprano con mi hermanito pues debían tomar un avión.
Desperté por el olor a tocino ahumado.
—Tocino —murmuré.
—Podía temblar pero no te despertarías de no ser por comida —señaló el león a mi lado.
Le miré para ver que me había traído el almuerzo.
—Mamá dijo que necesitarías un buen almuerzo—asintió
—Tu madres es una santa —asentí acomodándome— no solo veniste a traerme el almuerzo o si.
—Vine a ver cómo estabas —mencionó.
—¿Por qué? —cuestione abalanzándone a los panques.
—Me harás decirlo —arqueó las ceja.
—Eso me levantaría el animo —insistí.
—Porque eres mi amigo —murmuro.
—¿Qué no te escuché? —dije burlón.
—No te pases cabron —gruño.
Asentí comiendo mi tocino gustoso.
—Así que no irás al funeral —mencionó mientras jugaba con mi silla dando vueltas
—Si vienes a tratar de convencerme...
—No tengo la cara para decírtelo... siendo que yo tampoco fui al de mi padre —contó.
Le miré por unos segundos.
—¿Te arrepientes? —pregunté interesado.
El chico se quedó pensando.
—Sabes siempre me molestas que soy un niño de mamá, pero la verdad es que era un niño de papá, hacía todo con el, era mi mejor amigo —contó— como todas las noches me dió mi beso de buenas noches y me arropó... las nacionales eran al día siguiente por lo que estaba muy nervioso... él me dijo que iba a estar bien por que él estaba conmigo.
Se veía que lo decía con mucha dificultad y era algo que le agradecía...
—Él se encargaba de despertarme todos los días pero cuando me desperté vi que ya era tarde y fui a despertarlo... lo abracé como cada mañana pero estaba helado, lo llamé y lo moví pero no me respondió... mamá despertó y fue cuando se dió cuenta... me dijo que llamará a emergencias mientras ella trataba de darle RCP... cuando los paramédicos llegaron dijeron que ya llevaba varias horas muerto...
El chico suspiró para mirarme.
—Mi mamá me intento obligar a ir pero me negué, me encerré en el armario y no salí —contó
Todo mi ser quería hacer una broma de eso... pero me detuve.
—Al final mi tío se quedó conmigo y por muchos años no le tomé importancia... pero ahora que entiendo que ni siquiera me pude despedir de mi padre no hay día que no me arrepienta...
—Ya pero es muy diferente... tu amas a tu padre y para mi la mía ya está muerta —señalé
—Por mucho tiempo lo odie, lo odie por morir... por abandonarme —explicó— y tal vez lo hubiera odiado menos si me hubiera dado la oportunidad de despedirme.
Me quedé pensado por un momento.
—No te hagas más daño del que ya te hizo —expresó.
Una lágrima corrió por mis mejillas.
—Ya es demasiado tarde... mi hermana ya se fue...
—Bueno tenemos una hora para llegar al aeropuerto —dijo sacando los boletos— tu hermana confiaba en que alguno de nosotros te hiciera cambiar de opinión.
—Muy lista —asentí— vamos.
El chico me ayudó para irnos en putiza, el novio de mi hermana se había quedado a cuidarme.
—Bueno yo los dejo aquí —dijo el león dejándonos en el estacionamiento.
—Pensé que ibas a venir conmigo —se quejó
—No estoy tan loco como para volar cinco horas atrapado contigo en un ave de metal que se puede caer en cualquier momento —se quejó.
Asentí para atraerlo a mi sin importar que dijera.
—Gracias —susurre.
El chico correspondió al abrazo.
—Vas a estar bien rueditas —dijo él apartándose
—Si no te culpare a ti leon —sonreí.
—Es hora de irnos —dijo Marck
Asentí para despedirme e irnos... tenía que despedirme de una vez...
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