Buenos amigos
Regresar a la escuela después de los sucesos ocurridos... se sentía raro, no quería volver y ser el pobre huérfano, pero el chisme me estaba llamando y si algo el aburrimiento.
—Estas seguro, puedes quedarte otro día más en casa si quieres —insistió mi hermana acomodando mi bufanda.
—Como extrañaba escuchar eso de ti —dije burlón— pero voy a estar bien.
Mi hermana asintió para besar mi frente y abrazarme con fuerza.
—Mujer tienes que dejarme ir —pedí ante su largo abrazo.
Ella asintió para suspirar y liberarme... ahí estaba él en la rampa esperándome.
—Ya decía yo que tantos días de paz se iban acabar —murmuró apagando su cigarro.
—Ya se que me extrañaste no tienes que ocultarlo —mencioné burlón.
El chico negó para ayudarme a subir.
—¿Cómo estas? —preguntó nervioso.
—Cansado... pero bien —asentí— gracias.
El chico asintió para botarme con mi amiga, literalmente me aventó para que ella me atrapara.
La chica me abrazó con fuerza.
—Te extrañe muchísimo —dijo aferrada a mi.
—Yo también —me recargue en ella— pero más te vale no llorar sobre mi.
Ella se sorbió los mocos para limpiarse las lágrimas de cocodrilo.
—Me caería bien un abrazo de tu hermano para este pobre huérfano —dije burlón.
—Ya veremos —me miró juiciosa— vamos tenemos clase.
Al parecer el recién huerfanito tenía sus ventajas, no me dejaron tarea, los profesores me dieron permiso de no entregar tareas... incluso Carl me había dado de sus galletas.
Mientras desayunába sentí unos brazos rodearme, junto con un beso en la mejilla.
—No me digas que ya te enamoraste de mi perra —adivine.
—No tienes tanta suerte —señaló sentándose a mi lado— vine a darte mi pésame... otra vez.
—Solo si viene con una dona, si no es así estamos bien —condicione, había estado muy atento conmigo durante el funeral mandándome su apoyo.
—Crees que no te conozco —bufó dándome el postre.
Asentí gustoso, me conocía bien.
—También quería decirte que no es necesario que asistas a mi festival el viernes, entiendo que no estes de ánimos —me recordó.
—Que mi madre este muerta no es impedimento para ver a Xenon —me negué— ya mejor dime que no me quieres en tu casa.
—Tengo todo listo —afirmó entusiasmado.
—Pues ahí me verás —acepté— nos verás no es así —dije mirando a los chicos.
—No me lo perdería —me siguió la morena.
—No —contestó el león siempre de aburrido.
—Estará ahí —afirme, claro que si.
Mi hermana no tuvo objeción alguna, le parecía bien que saliera con mi amigo y no estuviera "triste" por lo de mamá, a Dani no le hizo mucha gracia.
—Claro abandóname —chilló el menor, andaba un poco sensible.
—De acuerdo —asenti ignorándolo guardando mis cosas.
El moreno sacó las cosas que habia guardado en mi mochila de inmediato.
—Dani —dije fastidiado.
—Quédate conmigo si —pidió triste.
—Será un día solamente, porque no invitas a tu nuevo noviecito—lo anime.
El niño gruñó desganado pero no le quedó de otra, el día llegó así que me fui feliz con mi maleta para irme a quedar a casa del rubio.
—Perra —dijo él sonriéndome para abrazarme.
—Perrita —conteste burlón.
—¿Listo guapo? —preguntó tomando mis cosas.
Asentí divertido.
—Tenemos transporte especial —me guiño.
Ahí estaba el blanquito esperándonos para llevarnos.
—Te quedarás a dormir —dije emocionado.
—Prefiero morir antes de pasar una noche con ustedes —gruño, casual como siempre.
—Somos demasiado para ti guapo —sonrió Klaus— pero dado a que yo no tengo auto y no subes a autobuses el chico lindo nos llevará.
—Así qué haces de Uber otra vez —me burle.
—Me pagó diez dólares —afirmó— pero les cobraré por cada idiotez que digan en el trayecto.
—Ten piedad no somos ricos —bufé.
—Calladito te ves más bonito —bufó riendo.
—Yo siempre soy bonito —guiñe coqueto.
El león se quedó mirándome con esa sonrisita burlona, a lo que contesté con la misma sonrisa sin apartar la vista.
—Bien si no se van a besar vámonos que tengo relleno que meterme —ordenó el rubio.
Gané claramente así que subí al auto, estuvimos molestándonos todo el camino y me refiero a mi.
—Mi madre murió no puedes decirme que no —señale.
—No —se negó.
—Es lo único que sanara mi corazón — insistí riendo.
—Tequila y terapia lo harán no yo —gruño.
—Por treinta vas —le ofreció Klaus sacando el billete.
El blanquito lo tomó para aceptar.
—Así qué haces todo por dinero —dije burlon.
—Solo si puede pagarme —me miró— pero con la mesada que te da tu hermana no te alcanza para lo que quieres.
—Ya veremos —sonrei.
Klaus solo se limitaba a sonreírme con esa cara pícara, al llegar el león nos dejó para irse, la casa de Klaus no se veía muy lujosa, tenía una elevación con una rampa improvisada.
—Tu... la hiciste para mi —dije sorprendido.
—Mi hermano —asintió orgulloso.
—Y tu hermano es...
—Muy hetero para tu desgracia folla hermanos —negó— vamos...
Entramos a su casa, una casa que tenía esa vibra de hogar.
—Tía ya llegamos —saludó Klaus gritando.
Una mujer de caballera larga hasta la cintura salió de la cocina para saludar, unos grandes anteojos y ropa en escala de grises... era todo lo contrario a mi chico.
—Que bueno que llegaron con bien, mucho gusto Ander —saludó— puedes llamarme Ellen, soy la tía de mi Klaus.
—Mucho gusto señora Ellen, gracias por recibirme —le extendí la mano.
—Si necesitas algo Klaus esta a tu disposición —asintió.
—Gracias Tía, nos iremos a cambiar —beso su mejilla para irnos.
Nos dirigimos a su habitación, me quedé observando su puerta la cual no había.
—Ah no iba caber tu silla —explicó— leí que son noventa centímetros como ley para una puerta, me sorprende que no lo tomen en consideración al hacer casas.
—Si supera —asentí recordando cuando en una etapa de mi vida mi hermana tenía que cargarme para entrar a la casa y luego mi silla.
Su cuarto... no era como me lo imaginaba, la verdad si tenía expectativas gays para su habitación, pero era bastante simple.
—Que vintage —dije mirando su cama con un par de maderas.
—La bajé para que te quedara a la altura, pero en cuanto te vayas mi cama alta con dosel volverá —amenazó.
Una sonrisita se hizo en mi, parecían cosas sin importancia pero que valían demasiado para mi.
—Ven aquí te lo ganaste —dije jalándolo para abrazarle—gracias.
El chico me devolvió el abrazo con fuerza.
—Bueno bueno no nos pongamos sentimentales, me voy a bañar para prepararnos —sonrió.
Asentí para estrenar la cama que me quedaba perfecta, no sé en qué momento pero me quedé dormido, desperté con el remolineo de unos dedos en mi cabello.
—Tranquilo —me calmó Klaus tendiéndome un pañuelo.
Estaba llorando dormido.
—Lo siento —dije secándome con el pañuelo,
—No tienes de que preocuparte —asintió palmeando mi espalda— estabas soñando que caminabas verdad.
Asentí algo triste.
—Lo extrañas no —murmuró sobando mi espalda.
—Trató de no pensar en eso pero la verdad es que si... digo a veces me gusta estar en silla de ruedas, ya sabes en especial en navidad con las compras de último momento pero... la verdad es que si.
Me quedé un momento pensando hasta que caí en cuenta.
—No digo... yo extrañaría caminar si pudiera... pero no puedo... porque nunca he caminado —traté de arreglar
—Ya te echaste de cabeza chismoso —dijo riendo.
—Ya lo sabías verdad —cuestióne cayendo en cuenta que me había manipulado para decirlo.
—Se le escapó a Xime —asintió— aunque me siento un poco ofendido por que no me lo habías contado perra
—No es algo de lo que me guste hablar —suspiré— no lo cuentes por favor.
—Tu secreto está a salvo con tu perra de confianza—asintió— ahora empecemos —cambio el tema tomando la cinta— quedarás fabulosa.
—Espera no necesito eso no es como que se me vaya a ver —dije un poco preocupado.
—Tienes que vivir la experiencia completa —sonrió malicioso.
Terminamos por desechar la idea pues si me daban ganas de orinar no iba a llegar.
Su hermano llegó más tarde, un chico grande igual de rubio que su hermano con unos ojazos preciosos, Liam su hermano nos llevó pues nos dejaba andar así por las calles a su hermanito.
Al llegar ya estaba Xim ahí, la chica sonrió para tomarse fotos con mi alter ego sin nombre pues aún no tenía un nombre cool.
Mientras Klaus se preparaba un par de chicos me coquetearon hasta que escuché el clic de la foto.
—Linda —dijo burlón.
—Te encanto no es así —sonreí sabiendo que si.
El blanquito negó rodando los ojos para sentarse en nuestra mesa analizando el lugar.
—Demasiado gay para ti —me burle.
—No lo molestes —lo defendió Xim— está haciendo un esfuerzo para estar aquí.
—Aplicó chantaje emocional —se quejo.
—Yo diría que acepta trabajos por pagos —insistí.
El chico asintió orgulloso mostrándome su cartera.
—Mierda... y si me pagas por estar callado —me emocioné.
El chico estaba sacando el dinero cuando Xime lo detuvo.
—Grosera —me queje.
El show inició por lo que me centré en mi perra que lo dió todo, era como un Ru Paul pero más divertido, al finalizar su show nos quedamos platicando y tomando un par de tragos ya que ahora no estaba tomando medicamentos.
Al final Xim y Aslan se fueron dejándonos solos.
—Gracias por venir Andy —dijo el rubio un poco ebrio
—Ah me encanta estar aquí —asentí.
—No de verdad, nunca había tenido un amigo así —dijo sentimental
—En silla de ruedas —dije burlón.
—No... bueno si —asintió— pero uno que no me juzga.
—Pensé que tienes amiges Drag —me quedé pensando.
—Si pero es diferente, en la escuela yo soy la perra más grande, solo me ven y ven al chico gay... nadie se toma el tiempo de conocerme... pero tú si —sonrió— así que gracias.
—Ya veo —dije abrazándolo— ven aquí estas sentimental.
—Un poco, o tal vez es el alcohol—asintió recostándose en mi— Mi papá... era un imbecil, dijo que prefería no tener hijo a tener uno gay, así que tome mis cosas y huí de casa.
Le miré palmeando su espalda.
—Viví en las calles como por un año —contó— hasta que mi tía me encontró, me llevó a su casa y me quedé a vivir con ella, mis padres ni siquiera me buscaron y mandaron muy lejos a mi hermano para que él si quiera lo intentará.
—Lo siento amigo —suspiré— debió ser difícil.
—Fue lo mejor que me pasó en la vida —sonrió— ella me deja ser quien soy y mi tío también, mi hermano volvió y tengo amigos... así que si, es lo mejor que me pasó.
—A veces de un mal sale un bien —asenti— y ahora por tu bien iremos a dormir a casa.
El rubio asintió riendo, nos fuimos a casa para quitarnos el maquilla y el relleno y acostarnos a dormir.
—Abrazó al dormir —señaló el rubio.
—Y yo pateo —me burlé.
El chico se empezó a reír, para terminar abrazándome con fuerza.
Xim era mi amiga del pasado, Aslan un amigo en el camino obligado por las circunstancias pero Klaus... era un amigo de verdad, él primero que siendo como soy me acepto... un buen amigo.
Se tenía que hacer un capítulo de las perritas como de que no 🥰
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