HEAD
Desperté con un terrible dolor de cabeza lo que indicaba una sola cosa: no iba a ser un buen día para nada, si lo sabía bien.
Desde los nueve años empecé a sufrir de dolores de cabeza y migrañas, usualmente era por no traer el aparato auditivo pues al tener una audición baja me concentraba demasiado en tratar de escuchar que solo terminaba con dolor de cabeza, papá sabía controlarlos bien y por mucho tiempo casi no tenía, pero la adultez llega y con ella la ansiedad, la autoexigencia y tener a niños jodiendo no eran de ayuda.
Al despertar me quedé un par de minutos más acostado cuando llegó Ander para besar mi mejilla.
—Te traje una aspirina—me dijo dejándola en la mesa— si no te sientes mejor no deberías ir.
—No es tan fácil —bufé sentándome para tomar la pastilla
—Pobre de mi bebé —me jalo besando mis labios— venga yo me encargo del desayuno tú báñate.
Asentí para hacerle caso, después de bañarme salí para desayunar un poco y rezar que el dolor disminuyera... no pasó.
—Está bien que te sientas mal pero no has halagado mi traje y eso si me lastima —se quejó el moreno.
Le miré, apenas recaía en que traía su traje elegante que lo hacía verse muy bien.
—Que le hiciste a mi novio, y si puedes quédate tu que el fodongo de el —bufé.
—Auch —se queje— ya te tengo no tengo porque vestirme bien todos los días
Negué para jalarlo de su silla y besar sus labios, para posteriormente encajar mi cabeza en su hombro y quedarme así un momento, no estaba soportando la luz.
—Prométeme que si te sientes peor lo reportaras —pidió abrazándome
—¿Qué soy tu para dejarme morir? —negué— estaré bien.
—Bueno entonces yo te llevo hoy —sonrió.
Como dije mi novio tenía su auto adaptado, sin embargo no le gustaba manejar y hoy era el día que si, me sirvió pues me pude dormir un momento para descansar un poco.
—Bueno llegamos, hubo heridos tal vez pero ningún muerto —sonrió Ander
—No mates a nadie —pedí.
Mi chico me besó, ni dos pasos abajo del coche y ya estaba a toda marcha... era un peligro como conductor.
Traía los lentes oscuros apesar de que estuviera un poco nublado.
—Hola Cas —saludaron los gemelos al unísono
—No me hablen me duele la cabeza —bufé.
—Ni una palabra —asintieron.
Poco me duró pues a los diez minutos empezaron hablar como si no tuvieran botón de silencio
Teníamos clase en el hospital el día de hoy por lo que era de los días pesados, me senté hasta adelante para no tener que forzar la audición, aunque siempre me gustó sentarme atrás.
La rubia no tardo en llegar con una carriola y el niño dormido en ella.
—Se te perdió el sol —señaló burlóna
—Y a ti se te perdió la guardería —miré al niño.
—Tuvo fiebre en la mañana así que no me lo aceptaron en la escuela —explicó— supongo que tienes dolor de cabeza
—Sip, así que controla a los niños quieres —pedí con brusquedad
—Max se porta muy bien —dejó en claro
—No me refería a él —mire a los gemelos que estaban haciendo sus payasadas, una regañada y se callaron, poder de madre supongo.
No me concentré para nada en la clase aunque si se me bajo un poco el dolor, lo suficiente para poder empezar con las prácticas que era lo que me importaba.
El hijo de Amber despertó, pero no de tan buen ánimo pues comenzó a chillar como si no hubiera mañana por veinte minutos sin parar, sí que tenía buenos pulmones.
—Vamos Max ya te dije que no te vamos a vacunar a ti —le insistió su madre desesperada por calmarlo
—Si no se calla si —murmure mientras preparaba una jeringa, me estaba doliendo la cabeza otra vez.
—No quiero —chilloneo.
Tomé la jeringa para quitarle la aguja y mojarlo tantito, el niño se detuvo de inmediato.
—Anda diviértete un rato —se la di
El niño sonrió divertido para tomarla y dispararla a Tyler para soltar una gran carcajada.
—¡Oh vas a ver ven aquí! —ordenó corretiendo al niño.
—Había necesidad de mojarlo —se enojó la madre
—Pues funcionó no ya no está llorando —señale— si tú no puedes controlar a tu hijo no es mi problema.
—Es un niño —insistió poniendo los ojos en blanco
—Si bueno este no es lugar para traer niños —me queje
—Disculpa —se enojó— quien eres tú para criticar mi crianza
—No estoy criticando tu crianza, pero si tienes un hijo es tu responsabilidad propiciarle un ambiente seguro lo que no estás haciendo —corregí
—Eres un cabron —gruñó con molestia.
—Lo soy y eso me quita el sueño por las noches —me burlé, no era la primera vez que me lo decían
Ella se quedó seria mirando a su hijo que reía feliz jugando con los gemelos
—Es un niño feliz, eso habla muy bien de mi crianza —dijo sería— tú estás amargado y eres irritante, eso habla de la tuya.
Auch, en mi defensa no me terminaron de criar pues papá murió... era él quien se encargaba de eso, mamá hizo lo que pudo.
—Bien por ti —halagué— pero tu hijo está por romperse algo si lo dejas ser feliz
La rubia se giró para ver que en efecto su hijo estaba trepando el librero, la chica corrió para regañarlo y claro de paso a los gemelos por incitarlos.
Me recosté en la banca para descansar unos minutos de nuestro almuerzo, al poco rato iniciamos con nuestras prácticas.
Canalizar era una cosa de mucha práctica, buen pulso y destreza, cosa que dominaba bien.
—No me dolió nada — dijo Tyler asombrado— que buena mano tienes, mi turno.
—Si me duele haré que te duela —amenacé.
El chico me miró aterrado para asentir, le costó un poco pero lo consiguió.
—No estuvo mal —halagué, lo único que sacaría de mi.
El chico sonrió emocionado.
—Ahora tu —miró al pequeño Max que veía como trabajábamos
—Nunca —se enojó para patear la pantorrilla del gemelo
Negué divertido,Peta hizo de las suyas para pasarme medicamento para el dolor, a esa mujer no se le pasaba nada... mientras eso ocurría me llegó la llamada de teléfono de mi novio.
—Si Andy sigo vivo —contesté, a veces era un poco borde
—Me alegro —dijo nervioso— te voy a decir algo pero por favor no te enojes.
—Te expulsaron —me supuse, al igual que Max no se sabía controlar
—No yo... yo estoy bien solo que me acaban de chocar —confesó con una risita nervios.
—¿Qué tu que... ¿estás bien?... ¿dónde estás? —asalte con preguntas ahora ya igual de nervioso
—En el estacionamiento de la universidad, ya llame al seguro tú tranquilo solo era para decirte que no iré por ti, perdón —me calmó
—Voy para haya —asegure.
—Espera no...
Sin darle tiempo a refutarme colgué, me levanté para pedirle permiso al profesor para irme.
—Por mi esta bien ya acabamos por hoy, pero acábate el medicamento primero —aceptó
—Pero todavía me queda una hora —me queje— y si me lo llevo, me lo puedo quitar yo solo.
El profesor miró a Peta que asintió para dejarme ir.
—Ty me puedes llevar a un lado —le pedí al chico
—Am yo no manejo, Tara tampoco —dijo torpe— tenemos chofer pero tardará en llegar unos quince minutos...
—Gracias —lo detuve— a la mierda me voy caminando.
—¿Cas a donde vas? —cuestionó Tara— no te puedes ir así
—El pendejo de mi novio chocó debo ir a ver cómo está —dije tomando mis cosas para irme, no era un camino tan largo
—Espera —me detuvo Amber suspirando— yo te llevo, pero que quedé claro que lo hago por él, no por ti.
—Bien, gracias —asentí.
Entramos a su coche que era un desastre lleno de juguetes por todos lados, el niño en su silla solo me miraba curioso
—¿Y tu amigo? —preguntó.
—Vamos por él —contestó su madre viéndolo por el retrovisor.
El pequeño rubio se emocionó, con mi pase llegamos al estacionamiento, el choque no estaba tan mal tenía un gran rayón en la parte lateral sin embargo la parte trasera del coche tenía la defensa caída y una gran abolladura, ya había una ambulancia y un par de policías en el lugar.
Con la vista lo miré, ahí estaba en la ambulancia, me acerqué a él.
—No que estabas bien —regañé.
—No estás para regañarme cuando traes un suero en tu brazo —se cruzó de brazos molesto.
—Está bien, solo se le bajo la presión un poco por el susto, lo pusieron aquí para que se calmara —explicó Gaby su amiga
Suspiré agotado para besar sus labios y suspirar.
—¿Que pasó? —pregunte sosteniendo su cabeza entre mis manos
—Bueno yo iba saliendo y una tonta me chocó —miró a su amiga con molestia
—Iba tarde —sonrió torpe— tranquilo ya llamamos a los seguros y pagaré por los daños
Asentí aprovechando para colocar mi suero en el portasuero que había y recargarme en el
—¿Cómo te siente? —me preguntó.
—Tu eres el causante de mis jaquecas sabes —bufé.
El cabroncito se limitó a revolver mi cabello, la voz del niño nos llamó.
—¿Andy estás bien? —le preguntó el niño asustado.
—Estoy bien Max —lo calmó confundido
—Lo siento trajimos a Aslan pero Max quería saludar —explicó la madre con el niño en brazos
—Gracias por traer a mi novio —le agradeció
—Tu novio —dijo riendo el nene cubriendo su boca con sus manitas
—Si Max —murmuró la mamá nerviosa— ellos son gays, quiere decir que es cuando un hombre le gusta a otro hombre.
—Yo no soy gay —corregí— Ander si.
—¿Am entonces que eres? —preguntó más nerviosa mirando al Niño
—Si leoncito, ¿que eres? —insistió el cabron.
—Se quedarán con las ganas de saber —asentí burlón.
—Soy gay entonces —proclamó el rubio orgulloso.
Solo vi la cara de Amber sin saber que decirle a su hijo, pidiendo ayuda con la mirada.
—Me alegro por ti —asintió Andy con una pequeña risa— pero eso lleva su tiempo de acuerdo, lo descubrirás después
—Despídete Max —suspiró ella.
Realmente aún hay prejuicios en la sexualidad, a diferencia de Andy mi padre era bisexual por lo que supo explicarme el tema desde pequeño, y dado que él dijo que yo no tenía que darle explicaciones a nadie sobre mi sexualidad me abstenía a revelar mi sexualidad, incluso con Ander.
—Adiós Andy —se despidió desde lejos con su manita
—Adiós Max —correspondió el moreno a la despedida con el mismo gesto.
Ander me miró molesto.
—Tengo derecho a saber —se cruzó de brazos
—Nop, no lo tienes —señale.
Una media hora después llegó Sofia para ver lo del coche, como dijo su amiga solo se le había bajado la presión pero lejos de eso estaban bien.
Cuando se acabó mi suero me lo quité, me sentía mejor a decir verdad.
Llegamos a casa con Luffy esperándonos.
—Pediré de comer —le dije Ander — ¿que se te antoja?
—Lo que quieras —suspiré— tomaré una ducha de acuerdo
—De acuerdo —asentí mirando ya mi teléfono.
Después de diez minutos de una ardua indagación de que es lo que quería mi apetito decidió pedir pizza con extra queso.
Entré a la habitación para ver a Andy envuelto en la toalla de baño sentado en la orilla mirando la nada.
—Andy. ¿estas bien amor? lo llamé.
El solo suspiró para negar un poco.
—Si solo... cuando estaba en el coche y me golpeó yo... tuve un recuerdo del accidente que tuve —contó
Me senté a su lado para atraerlo a mi y abrazarlo
—Está bien Andy, ¿quieres contarme? —le pregunté
—No recuerdo mucho de ese día más que a papá y a mi cantando a todo pulmón antes de que todo se pusiera negro... pero ahora recordé como si fueran escenas cortadas en mi mente... momentos en la ambulancia, en el hospital y a Soso, su cara de desesperación, llorando y pidiendo que me quedara con ella... fue de esa noche León, y ahora no puedo dejar de pensar... que ella solo tenía catorce años cuando todo esto pasó...
—Debió ser horrible —asentí, sabía que Soso era una mujer fuerte pero reconsiderar todo lo que a pasado, realmente ella era de las personas que más admiraba— porque no lo hablas con ella —le tendí el teléfono— eso aliviará tu corazoncito y sabes que a ella le encanta que le cuentes todo
Mi moreno asintió tomando el teléfono para llamar con su hermana por horas, al final del día todos luchábamos con peleas internas que no decíamos... y esperaba que lo pudiera resolver
Solo diré que amo con todo mi corazón a Sofi 🥺🫀
Pobre leoncito 🥲 pero ahora ya saben que el nene nunca nos dirá su orientación 🏳️🌈 y así está bien
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