012 - anillos de promesa.
genderbend (fem! Draken) | todos viven y tienen una vida familiar relativamente normal | probable presencia de ooc | la mayoría está entre los 11 - 13 | Shinichiro tiene 17
Un día Mikey quiere una caja de cereal muy diferente a la que juró, por mucho tiempo, que tenía como favorita. Los instintos de Shinichiro se activan una vez se da cuenta de que ha comprado cuatro cajas en un lapso menor a un mes y que no ha podido comer de ninguna.
-¿Podrías comprarme otra?- le pide su hermanito cuando se encontraba en el taller -Ya se acabó la última.
-...Pero no ha pasado ni una semana desde que la compré- responde confundido. El menor solo encoge los hombros con indiferencia.
-Tengo mucha hambre últimamente.
Ni siquiera es del sabor que te gusta, quiere comentar. Sin embargo, ambos ya se están subiendo a su motocicleta con rumbo al centro comercial. Shinichiro decide en el trayecto que, nada más volver, van a tener una buena charla sobre ahorros y mesada.
Espera que eso ayude a que su billetera no sufra tanto.
Ha sido una semana agotadora en el taller. En la calle. En todos lados.
Shinichiro se encuentra recostado en el sofá, junto a una pequeña Emma y el viejo ventilador que (increíblemente) lleva funcionando desde la mañana. Este les ha ayudado un poco a refrescarse porque el clima parece estar jugándoles una mala pasada desde que el mes inició, y ni siquiera la sandía que el abuelo compró ha sido de ayuda para vencer la sensación tan molesta de sofocación.
-Quiero otro helado- murmura Emma, no dudando en acercarse más al ventilador -. No sé cómo Mikey no ha salido de su cuarto en todo el día. Ni siquiera Izana aguantó tanto tiempo encerrado.
El mayor solo responde con un "hm". Tiene el cuerpo casi tocando el piso por la extraña posición en la que se puso para recibir todo el aire posible. La revista que estuvo usando como abanico ya no le es de utilidad.
-Me voy a fusionar con el suelo- anuncia con pesadez.
No puede decir algo más porque es interrumpido por un fuerte "¡Eureka!" gritado desde la habitación de Mikey, seguido del ruido que hacen varios objetos al caer.
No va a levantarse a preguntar.
Ken luce como si quisiera estar en cualquier otro lugar que no sea la puerta principal de la casa Sano a las tres de la tarde.
Shinichiro se compadece de ella.
La muchacha no trae puesta su típica chaqueta, en esta ocasión la tiene amarrada en la cintura, probablemente porque nadie está tan loco como para andar abrigado con semejante ola de calor. Se estaba rascando la cabeza cuando Shinichiro abrió la puerta, seguramente porque le daba algo de vergüenza aparecer de forma repentina y sin avisar.
-Mikey me dijo que sucedió algo urgente- dice, levantando su teléfono para que el mayor pueda comprobar esto último -. Prometo que no demoraré mucho...
-Tranquila, Kenia- contesta él con cariño, fingiendo ignorar el sonrojo que aparece en el rostro de la menor por usar su nombre -. Sabes que esta es también tu casa.
Ella hace aún así una reverencia antes de entrar. Shinichiro supone que se necesitará algo más de tiempo para que se sienta lo suficientemente cómoda como para no verse en la obligación de actuar de forma tan formal todo el tiempo.
Ese "algo urgente" no parece haber sido tan urgente, es lo que supone Shinichiro, y sabe que Emma piensa lo mismo.
Están escondidos en el dojo, tratando de hacer el menor ruido posible mientras traen helados en la boca y toda la atención puesta en lo que están haciendo los otros dos chicos al centro del patio.
-¿Para qué se supone que me llamaste?- reclama Ken. Mikey se metió en su habitación nada más la vio entrar y le pidió que esperara un momento -¿Otra vez ocurrió algo con los idiotas del parque? Ya te dije que podemos llamar a Baji e ir los tres a ponerlos en su lugar...
Su diatriba se detiene cuando Mikey sale con un pequeño paquete en las manos. Shinichiro no puede verlo bien desde su posición; pero él y Emma sueltan un grito ahogado cuando ven la forma en que su hermano lo abre y lo que está en su interior destella un momento a causa del sol.
-Hace dos meses me dijiste que nos casaríamos de adultos si conseguía anillos- explica Mikey, su expresión es la más decidida que sus hermanos han visto -. ¡Y aquí los tengo!- y dicho eso saca uno del empaque y se lo extiende a su compañera.
Ken luce muy; pero muy sorprendida. Cuando lo toma, Emma nota que está temblando un poco y se lo comenta a su hermano.
-Es...- comienza la mayor, girando el pequeño artilugio entre sus dedos -Es muy bonito, Mikey.
-Me comí seis cajas de cereales para conseguirlo- dice su amigo con bastante orgullo -. Es el símbolo de mi eterna devoción hacia ti...¡He cumplido!- grita de repente señalando a Ken -¡Así que tú y yo nos casaremos cuando seamos adultos!
Emma parece lista para saltar en puntillas de la emoción. Shinichiro siente que todo el dinero gastado en esas cajas de cereal ha valido totalmente la pena cuando ve a los dos chicos ponerse los anillos y unir sus meñiques en un acto de promesa.
»palabras: 861.
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