the end. ( pt 1)
[ segundo grado de preparatoria ]
No había duda alguna, Sumire e Izuku hacían una hermosa pareja.
Midoriya Izuku era todo lo que Hirahara Sumire buscaba.
Y Hirahara Sumire era todo lo que Midoriya Izuku buscaba.
Se amaban, se respetaban y había confianza hasta de sobra.
Se apoyaban el uno al otro.
El primer aniversario de ambos se acercaba, estaban nerviosos, buscando el regalo ideal.
Y la solución, la tenía nada más y nada menos que Kaminari Denki.
Así que el rubio, observó a Midoriya, quién iba hablando animadamente con su novia, Sumire. Se acercó a ellos.
-¡Sumi, te voy a robar a tu novio unos minutos!- la ojiazul no tuvo tiempo de reaccionar, Izuku estaba siendo jalado por Kaminari.
Cuando Denki se aseguró estar lo suficientemente lejos de Sumire, habló con el pecoso.
-¿Por qué no la llevas al festival de fuegos artificiales del río Sumidagawa?- Izuku lo miro con asombro.
-Eh... N-No sé si quiera ir...- respondió el pecoso, con un poco de inseguridad.
Denki rió.
-¿Con quién crees que estás?- el rubio pasó uno de sus brazos por el cuello de Midoriya, sonriéndole.
-Eh...- Izuku iba a responder, pero Denki no se lo permitió.
-¡Estas con el mejor amigo de tu novia!- dijo, más bien, gritó el rubio -¡Lo sé todo sobre ella! Y por eso te digo que uno de sus sueños frustrados es ir a esos festivales, especialmente contigo- los ojos de Midoriya brillaron y su corazón comenzó a latir con fuerza -¿Entonces? ¿La invitaras?-
-¡Si!- el pecoso asintió.
• • •
Los días transcurrían, y el aniversario de Izuku y Sumire se acercaba. Sin embargo, el pecoso aún no encontraba la forma de invitarla al festival.
Era un tanto gracioso, pues han salido varias veces antes, claramente son citas, pero Midoriya prefiere llamarle "actividades".
Mientras tanto, Sumire por única vez uso la influencia de los Hirahara para conseguir una figura de acción de All Might, no era cualquier figura de acción, era la única en su tipo y además estaba autografiada por el mismísimo All Might.
-¡Wow! Si eso no es amor, no sé que sea- dijo Kirishima -Ah, como quisiera tener una novia como tú- el pelirrojo soltó un suspiro con pesadez.
-Ya encontrarás a la indicada, Eijiro- Sumire colocó su mano en el hombro del pelirrojo, dándole ánimos.
• • •
Faltaban tan solo 3 días para el aniversario, y Midoriya seguía sin saber cómo invitarla a salir. Sus miles de planes, por primera vez fallaban, y, es que el quería que todo fuera perfecto.
Y de repente, la ocasión perfecta para invitarla a salir apareció ante sus ojos.
Era la hora del descanso, y, por alguna razón, Sumire no se encontraba por ningún lado, algo en Midoriya le decía que estaba en la azotea. Así que, amablemente rechazó las invitaciones de sus amigos de comer con ellos y subió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían.
Una vez en la azotea, Sumire simplemente estaba sentada en el suelo, tomando unas cuantas fotos.
-Sumi- dijo el pecoso, una vez que recobró el aliento, la ojiazul sonrió y se levantó, corriendo a abrazar a su novio.
-Izuku- Sumire colocó sus brazos alrededor del cuello de Midoriya, y el colocó sus manos en la cintura de Sumire -¿Pasa algo?- la fémina ladeó la cabeza un poco.
-Bueno... E-Eh, pues, de pasar... N-No, no pasa nada solo... U-Uh... Quería saber si tú... Y-Ya sabes...-
Sumire lo conocía a la perfección, sabía que la estaba intentando invitar a salir, así que la fémina depósito un corto beso en los labios del peliverde.
-Si, quiero ir a donde sea que me estés invitando- ambos sonrieron, sin embargo, Sumire fingió una cara de dolor -Agh, Izuku, basta, deja de ser tan lindo o tendré que demandarte- el nombrado rió y comenzó a plantar besos por toda la cara de la ojiazul, causando un sonrojo por parte de ella -¡Es enserio! Te voy a demandar-
Se miraron con seriedad.
Y después se echaron a reír.
-Te amo, de verdad- la ojiazul lo miró con ternura.
Lo que Sumire amaba de Izuku, era que podía ser extremadamente tierno con ella, caballeroso y, ponerse nervioso por cualquier cosa que ella le decía.
Por otro lado, lo que Izuku amaba de su pelinegra favorita, era que solo con el mostraba su lado amable, tierno y dulce, era bromista y, amaba estar abrazada a él, y siempre le motivaba a ser mejor en todo.
Uno era el soporte del otro y viceversa.
• • •
Faltaba solo un día para el aniversario de Midoriya y Hirahara, y ambos no se separaban ni por un segundo.
Se daban miradas tímidas y sonrisas, Sumire era más cariñosa de lo habitual. Al igual que Midoriya.
-¿Recuerdas aquella vez que Mina me obligó a usar una falda y una correa para perros?- la pelinegra rió, recordando que aquel día, Mina arruinó su pantalón favorito con barniz rosa.
El pecoso rió de igual manera, recordaba muy bien ese día, el día en el que su cerebro, hizo corto circuito -Te veías... L-Linda-
Así se la pasaron, hablando de anécdotas del pasado.
La costumbre de que Sumire fuera a la habitación de Izuku no se había ido, cada que podía, iba a su habitación y hablaban sobre cualquier cosa.
Era ahí donde Sumire se encontraba en este instante.
Izuku salió por un momento de su habitación, Sumire aprovecho para leer uno de sus tantos manuales para ser héroe.
Tomó una libreta que llamó su atención, el nombre era "Hirahara Sumire #8", la pelinegra se sonrojó a más no poder, sentía sus mejillas arder.
Miró la libreta y, con sumo cuidado, la abrió en una página al azar.
- Recientemente descubrí que Sumire es alérgica al mango - leyó la ojiazul en voz alta.
Pasó las páginas, encontrándose con un dibujo de ella, hecho por Midoriya.
Era ella, con su traje de héroe, donde Midoriya hacía unas observaciones y sugerencias que Sumire podría añadir a su traje.
Siguió pasando las hojas.
- Viene de Hiroshima, pero por alguna razón, nunca lo menciona, ni a su familia- Sumire sintió un poco de culpa, pues, a pesar de llevar tanto tiempo juntos, nunca se animó a contarle con exactitud lo que ocurrió con su familia.
En ese instante, el pecoso entró a su habitación -Sumi, dice Ashido-san que...- ambos se miraron fijamente, Sumire inmediatamente colocó la libreta en su lugar y se quedó estática.
-Puedo explicarlo- Sumire pensó que Izuku se había enojado, pues había agachado la cabeza, sin embargo, logró notar que sus orejas comenzaron a ponerse rojas, al igual que su cara.
Izuku no sabía que decir.
-Perdón, yo realmente no quería- la pelinegra miró hacia el suelo, apenada.
-No... No importa... Y-Ya lo viste... No te culpo si... Si crees que es ra-raro...- soltó Midoriya, haciéndose a la idea de que todo terminaba aquí.
El silencio que se formó lo inquietó aún más.
-¿¡Estas bromeando!?- gritó Sumire -¡Es lo mejor que alguien ha hecho por mí!- se abalanzó contra el peliverde, provocando que ambos cayeran al suelo, Sumire encima de Izuku -¿Por qué no me lo habías dicho antes?- la fémina tenía una gran sonrisa en su rostro, y sus ojos brillaban.
-Bueno... Es que yo... Pensé que... Te harías a la idea de que te acoso...- Sumire soltó una carcajada.
-¡Para nada!- Sumire se acercó lentamente al rostro de Midoriya, con la intensión de besarlo.
Sin embargo, Katsuki, acompañado por Denki entraron a la habitación del pecoso, encontrándose con la sorpresa de que estaban en una muy comprometedora posición.
-¿Pero que mierda?- dijo Bakugou, su expresión facial era digna de un retrato.
Sumire e Izuku miraron a los chicos que estaban en el marco de la puerta y después se miraron, sonrojandose a más no poder y separándose lo más rápido que les fue posible.
-¡Finalmente subieron al siguiente escalón!- gritó Denki con entusiasmo.
-¡Cállate mierda!- ahora el que gritaba era el rubio ceniza, Denki fingió llorar -¿Que tanto hacías con la emo, maldito nerd?-
Katsuki no lo quería admitir, probablemente nunca lo haría, pero, en este año, se encariño con Sumire, y la cuida como si fuera su propia hermana. Muy a su manera, pero la cuida.
-Solo es un mal entendido, Bakugou- dijo Sumire, conteniendo las ganas de reír.
-Hay que dejarlos solos, Bakugou- sugirió Denki.
-¡Tu no opines, maldito Pikachu!- las manos de Katsuki comenzaban a sacar humo -¡Te vienes conmigo, maldita emo!-
Izuku estaba a punto de morir, pues Kacchan pensó que estaba a punto de hacer... Eso. Y, de tan solo pensarlo, se puso extremadamente rojo y nervioso.
-¿Que? ¿Por qué?- Sumire frunció el seño.
-Por que Mina te quiere ver, no sé para qué, pero te quiere ver maldita sea- la vista de él de ojos color carmín viajo de Sumire a Izuku, solo chasqueo la lengua.
• • •
Sumire soltó una risa fingida -Disculpa pero no, yo no me vuelvo a maquillar-
Mina hizo un puchero -¡Anda! Te verás bien, recuerda que mañana es un día especial~ - canturreo la pelirosa, intentando convencer a Sumire.
—¿No es mejor ir natural?— a Mina pareció darle un infarto.
—¡Pero eso no va con la ocasión!— Sumire hizo una mueca.
—¿Cual ocasión? Si sólo la pasaremos juntos, Mina— a la pelirrosa le dió un ataque de pánico, pues estuvo a punto de revelar el regalo de Izuku —Además maquillarse no es necesario— a Mina le dió un segundo infarto.
—¡Es necesario! ¡Te hace ver más bonita!—
Así se la pasaron, debatiendo por 10 minutos si Sumire debía maquillarse para el día de mañana o no. ¿Cómo lo resolvieron? Jugando piedra, papel, o tijeras.
Y para desgracia de Sumire, ella había perdido.
—¡Ja! Toma esa, mañana debes estar aquí a las tres en punto, ¿Me escuchaste?— Sumire soltó un suspiro con pesadez y asintió.
—Aun me debes un pantalón— la ojiazul se cruzó de brazos, mirando expectante a Mina.
—¡Ay qué sí ya! Te compro tú pantalón— una tenue sonrisa se formó en Sumire.
• • •
El tan ansiado día finalmente había llegado, Midoriya Izuku y Hirahara Sumire cumplían un año de novios.
Así que, lo primero que hizo Sumire fue teletransportarse a la habitación del pecoso, con el regalo para él bien envuelto en un papel color menta, Sumire se colocó encima del pecoso, quién aún se encontraba durmiendo.
—¡Izuku! ¡Despierta!— dijo alegremente la pelinegra, sosteniendo el regalo detrás de su espalda.
—5 minutos— murmuró el pecoso.
—¡Despierta!— Sumire realmente estaba muy emocionada, Izuku lo noto, así que, se sentó, dejando sus piernas estiradas, donde Sumire se encontraba sentada.
—Buenos días— Izuku le sonrió cálidamente y bostezó.
—¡Buenos días!— Sumire le sonrió de igual manera y le mostró el regalo, Izuku abrió sus ojos de par en par.
—No tenías que...— antes de que el pecoso pudiera concluir su oración, la pelinegra le hizo guardar silencio con un beso.
—¡Ábrelo! ¡Anda, anda!— Izuku soltó una ligera risa ante la emoción de su novia, y comenzó a retirar con cuidado la envoltura.
Observó que era aquella figura de acción de All Might, la única en su tipo y además, autografiada por el mismísimo All Might.
Los ojos color esmeralda del chico se comenzaron a cristalizar.
—¿Te gusta?— Sumire sonrió.
En cuanto escucho esas palabras provenientes de su novia, las lágrimas comenzaron a salir, parecía que había una cascada en los ojos de Midoriya, lo que alertó a Sumire.
—Santo cielo que hice...— Sumire miró a Izuku, quién seguía llorando.
Vió cómo Izuku dejó con extrema delicadeza la cajita que contenía la figura acción y abrazó con todas sus fuerzas a Sumire.
—¡Gracias! ¡Muchas gracias de verdad!— el pecoso sorbió por la nariz —¡Gracias!—
—No es nada— Sumire miró a Izuku —Me alegro de que te haya gustado—
Izuku no paraba de llorar.
No sabía cómo agradecerle a su tan amada novia.
—¿P-Pero como lo conseguiste?— preguntó Izuku, intentando dejar de llorar.
—Digamos que... Use la influencia de los Hirahara— la fémina se encogió de hombros.
• • •
Finalmente, era la hora del festival de fuegos artificiales del río Sumidagawa, y las chicas de la clase 2-A le impidieron a Midoriya ver a Sumire.
Fue una verdadera batalla hacer que Sumire se dejará poner el kimono, que se dejara poner el maquillaje y, lo que realmente les costó más trabajo, fue que se dejara peinar.
Mina se encargó, obviamente, del maquillaje.
Momo del peinado.
Y Tsuyu, se encargó de escoger el kimono.
( n/a: ahí está el kimono, el peinado y el maquillaje )
—Me veo...— Sumire se encontraba mirándose en el espejo, las chicas la miraban expectantes —¿Bien?—
Las chicas gritaron y se abrazaron entre ellas.
— Hirahara-san, te ves muy linda— dijo Yaoyorozu, sonriéndole a la nombrada.
—Si, te ves más linda, kero— ahora Tsuyu la halagaba.
—¡Nunca subestimen el poder del maquillaje!— gritó eufórica la chica de tez rosada, a lo que todas rieron.
—Gracias...— murmuró la pelinegra.
—Diculpa ¿Que dijiste, Hirahara-san?— preguntó Momo, haciendo enojar un poco a Sumire.
—¡Dije que gracias!— gritó Sumire.
Alguien tocó la puerta.
—¡Pase!— respondieron todas las chicas al unísono, Denki abrió a puerta.
—Venimos por la emo— dijo Katsuki, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—¡Déjenme ver a mi mejor amiga!— el rubio se acercó a Sumire —¡Miren nada más!— Kaminari iba a decir algo, pero Katsuki se le adelantó.
—Te vez menos fea—
• • •
Sumire estaba a solo un metro de llegar al festival, y fue ahí cuando ella se dió cuenta de lo que todos planeaban.
—Pikachu, llama al nerd, dile que su novia ya está aquí— el de orbes doradas asintió, y sacó su móvil —¡Pero rápido! Me quiero ir de aquí de una puta vez— Sumire rió.
—¿Midoriya?— ... —Si, el ave está en el nido— ... —¡Que el ave está en el nido!— ... —¡Tu novia está en la entrada, ven por ella tigre!—
Tanto Bakugou como Sumire miraban anonadados a Denki, quién después de unos segundos colgó. Y después de otros segundos gritó:
—¡El príncipe azul está entrando en acción!— Sumire comenzó a sentir nervios.
Katsuki solo chasqueo la lengua y llevo a Denki a rastras.
—¡Es hora de irnos, mierda!— Denki comenzó a quejarse, pues quería quedarse ahí y ver lo que pasaba con esos dos.
Izuku vestía una camisa de manga corta blanca abierta y abajo de esta, una playera color azul marino y unos pantalones negros.
Se quedó estático al ver a Sumire. ¿Qué debería decir? No lo sabía, simplemente verla tan hermosa lo dejó sin palabras.
El sonrojo lentamente se fue haciendo presente en ambos.
—Wow— fue todo lo que Midoriya fue capaz de decir.
—Te vez muy bien...— dijo Sumire, admirando lo bien que se veía su novio.
—Tu... E-Eh... Te ves... L-Linda— soltó Midoriya, rascando su mejilla y desviando la mirada hacia otro lugar.
Sumire sonrió ante el cumplido y se acercó a Midoriya, colocando sus manos en su mejilla para después besarlo, el pecoso no tardó en corresponder y colocó sus manos sobre las de Sumire.
A unos cuantos metros, lejos de ahí, se encontraba Mina, Eijiro y Shouto.
El pelirrojo traía una cámara en las manos, y tomó varias fotos de aquél momento.
—Esa muchacha me llena de orgullo— soltó Mina, cruzándose de brazos y sonriendo.
—Quiero soba frío— Shouto ni siquiera sabía que hacía ahí.
• • •
Izuku estaba tan feliz por ver a Sumire emocionarse con cualquier cosa que veía en aquel festival. Parecía una pequeña niña en una tienda de juguetes.
—¡Izuku, mira!— Sumire señaló hacía un local, en el cual podías atrapar un pez dorado y llevártelo a casa.
—¿Quieres uno?— preguntaron ambos al unísono, mirándose y riendo.
—Intentalo tú, Izuku— Sumire golpeó a Midoriya suavemente en el hombro, este rió ante su acto y asintió.
El chico se sentó a la altura de aquél lugar en el que se encontraban los peces, nadando de un lugar a otro. El encargado del local habló.
—No está permitido usar quirks— ambos asintieron y Midoriya le pasó a Sumire un recipiente con agua, para poner ahí al pez una vez que haya sido capturado.
Izuku miró a un pequeño pez, de color anaranjado con blanco, así que espero a que se alejara del resto para poder atraparlo.
Metió rápidamente la red y aquél pez, había sido capturado exitosamente.
—¡Mira! ¡Lo atrapé!— el pecoso le enseñó el pequeño pecesito a su novia u lo colocó en el recipiente con agua.
—Felicidades— dijo el dueño del local, tomando amablemente el recipiente y colocando con cuidado al pez en una bolsa de plástico con agua.
—Ten— formuló el pecoso, entregándole el pecesito a Sumire —Es para ti— la ojiazul sonrió y aceptó con gusto aquel regalo.
A unos metros de ahí, Mina, Eijiro y Shouto miraban todo.
—¿Esta permitido tener mascotas?— preguntó el pelirrojo, señalando al pez que estaba en la bolsa.
—Ni idea— Mina se encogió de brazos —Vamos, solo es un pez, ¿Que tan difícil ha de ser?— Shouto se limitó a asentir ante el comentario.
• • •
Finalmente, el tan codiciado momento había llegado, los fuegos artificiales estaban a punto de dar inicio.
Con el quirk de Sumire, se teletransportaron al mejor lugar para ver los fuegos artificiales. La gente comenzaba a acercarse al rededor de ellos, Izuku tomo la mano de Sumire y las entrelazaron.
—Ojala se besen cuando estén los fuegos artificiales, será una buena foto— soltó el pelirrojo.
—Kirishima, recuerda que no estamos en un manga shojo, eso no pasará— Mina observó a la pareja, Shouto se mantenía en silencio.
Los fuegos artificiales comenzaron.
Sumire miró a Izuku.
—¡Eres lo mejor que me ha pasado!— la ojiazul se vió forzada gritar, debido al estruendo de los fuegos artificiales, Midoriya sonrió con ternura.
—¡Se van a besar, Ashido, se van a besar!— Eijiro comenzó a mover a Mina de un lado a otro, mirando con emoción aquél momento, tenían suerte de que el pecoso aún no había notado la presencia de aquél trío.
—Midoriya dió el primer paso— informó Shouto.
Cuando el trío miró hacía Izuku y Sumire, ellos estaban besándose, la fémina comenzó a enroscar sus brazos detras del cuello del pecoso, y este, comenzó a bajar sus manos, de las mejillas de la pelinegra a su delgada cintura.
—¡Se están besando! ¡Kirishima toma fotos!— Mina estaba extremadamente emocionada.
El pelirrojo comenzó a tomar muchas fotos, mientras Mina parecía desprender una especie de brillos, ¿Shouto? El se encontraba acariciando a un gato callejero.
—Esta foto es buena— dijo Eijiro, orgulloso de su trabajo.
Cuando los fuegos artificiales acabaron, Sumire e Izuku solamente se encontraban con las manos entrelazadas, viéndose mutuamente.
Después, Sumire comenzó a caminar hacía el lugar en el que aquél trío se encontraba, sin embargo, ellos no se dieron cuenta, pues estaban viendo todas las fotos que tomaron a lo largo de aquella cita, el único que pareció notarlo fue el de ojos heterocromaticos.
Sumire carraspeo, haciendo que Mina e Eijiro se sobresaltaran y miraran a la ojiazul horrorizados.
—No sabía que estaban aquí, que coincidencia, ¿No?— preguntó Midoriya, sonriendo de una manera inocente.
—Uh, cla-claro, coincidencias— Mina sonaba nerviosa, y constantemente miraba a Sumire, quién había soltado la mano de Midoriya y ahora se encontraba de brazos cruzados.
—Izuku, no es una coincidencia, nos han estado siguiendo todo el tiempo— finalmente habló Sumire, Eijiro tragó saliva.
—¡¿Que?!— gritó el pecoso, llamando la atención de las personas que pacíficamente caminaban por ahí —¡¿Vi-Vieron todo!?—
—Tomaron foto de todo— la mirada de Sumire se posó en Shouto, el seguía mimando a aquel felino —Al menos espero que las fotos hayan salido bien— un tenue sonrojo apareció en las mejillas de Izuku.
• • •
Izuku iba caminando con Sumire, agarrados de la mano, se dirigían a sus habitaciones correspondientes.
Sin embargo, Sumire no quería separarse de él ni un solo momento. Así que cuándo llegó a la puerta de la ojiazul, ella solo se quedó mirando expectante a Midoriya.
—Sabes que no puedo estar aquí, debo irme antes de que Aizawa-sensei venga— Sumire hizo un puchero ante el comentario del peliverde.
—¿Por favor?— Sumire intentó parecer adorable, y parecía estar resultando —Cualquier cosa, puedo usar mi quirk y ya estarías en tu habitación en menos de un segundo— Izuku no parecía estar convencido del todo —¿Si? Solo un ratito—
Izuku terminó por caer rendido ante los encantos de Sumire y terminó aceptando, Sumire estaba muy feliz y se notaba a kilómetros, abrió la puerta de su habitación e Izuku se sentó en la cama.
—Me voy a cambiar, mas te vale que no veas nada, eh— Sumire sonrió de forma socarrona y, tomando las primeras prendas que encontró, entró al pequeño baño a cambiarse y deshacerse del molesto maquillaje.
Izuku, nuevamente, se había sonrojado.
Se levantó de la cama y empezó a observar la habitación con detenimiento, sentándose en el escritorio que estaba enfrente de una ventana, vió varios cuadernos y lápices esparcidos a lo largo de aquél escritorio, había una foto de Sumire -con 5 años-, y una chica pelirroja sentada a su lado.
—Esa foto no es de mis favoritas— Sumire ya había salido del baño, traía un pants gris y una sudadera que le había robado a Midoriya, la cual era de color verde claro —Por que estoy usando un vestido rosa— soltó un suspiro, más parecido a una risa.
—¿Es Reiko?— Izuku se giró hacía la pelinegra, ella asintió.
—Prometo que algún día te contaré todo sobre los Aoyama— Sumire se acercó a Midoriya y plantó un beso en su mejilla.
Después de aquello, ambos se acostaron en la cama de la pelinegra y comenzaron a platicar sobre cualquier cosa que se les venga a la mente.
• • •
Ambos habían quedado profundamente dormidos, no era la primera vez que dormían juntos.
Izuku fue el primero en despertar.
Se la pasó mirando con detenimiento cada detalle del rostro de Sumire, comenzó a acariciar con delicadeza la cabeza de la pelinegra, sintiendo su sedoso cabello.
—Te amo mucho— susurró el pecoso, sonriendo con ternura.
—Escuche eso— la ojiazul abrió un ojo y sonrió de forma divertida, Izuku se levantó rápidamente y el color iba subiendo a sus mejillas.
—¿¡Estabas despierta!?— Sumire rió.
—No sé, puede que sí, puede que no— la fémina se giró, dándole la espalda a Izuku, conteniendo las risas.
♡♡♡
Hola~ aquí está la primera parte del capítulo final, lo separaré en dos partes por qué, si lo ponía todo junto en un solo capítulo, esto se iba a hacer extremadamente largo jiji
Estoy muy emocionada ♡ pues es el primer libro que voy a acabar, espero que les esté gustando tanto como a mí, saludos 🤗 si cometí algún error, cómo un dedazo o así, háganmelo saber, Porfi ♡
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