after ending.
Hace dos años que Sumire e Izuku se graduaron de la UA para convertirse en verdaderos héroes.
Ambos pro héroes se encontraban combatiendo contra un villano, y ver a Deku, el héroe número uno junto con Ashya, no era sorpresa.
Ambos eran compatibles en todo sentido, incluso al momento de pelear, no eran necesarias las palabras, Izuku y Sumire sabían que hacer con tan solo brindarse una mirada cómplice. El villano fue derrotado en cuestión de minutos, el público, eufórico, se acercaron a los dos héroes.
Incluso reporteros.
El peliverde miró hacía una cámara, brindó una sonrisa y, los flashes se hacían presentes.
El grupo de fangirls del héroe Deku se acercó a ambos.
—¡Deku eres tan grandioso!
—¡Kya!
—¡Cásate conmigo!
—¡Lo hiciste bien! ¡Te amo!
El peliverde, un poco avergonzado, saludó a sus fans, mirando como su novia, Sumire, miraba con un poco de odio a aquellas fans.
—Ah, chicas, como lo lamento— Ashya entró en acción, sonriendo de forma socarrona —Pero Deku ya está apartado— la pelinegra tomó la mano del ya mencionado.
Ahora, los fanboys de Ashya comenzaron a gritar.
—¡Eres grandiosa, Ashya-sama!
—¡Eres mi diosa!
—¡Gloriosa como siempre!
—¿¡Cómo puedes pelear y verte tan sexy al mismo tiempo!?
Era ahora cuando una guerra entre los fans de Deku y los fans de Ashya peleaban.
Por que algunos, más bien, la gran mayoría, apoyaban el SumiDeku, mientras que una minoría estaba en contra de aquella relación.
—No era necesario decir eso...— Deku susurró cerca del oído de la ojiazul.
—Dejame pensar...— Sumire colocó un dedo en su barbilla, a la vez que colocaba su otra mano en su cintura —Si, era muy necesario—
—¡Ashya me estás atacando de la peor manera!— gritó un chico entre la multitud, provocando que la héroe sonriera, derritiendo el corazón de muchos, y el de Midoriya igualmente.
• • •
Sumire se encontraba viendo la televisión, cambiando el canal constantemente, pues no encontraba nada de su agrado.
Bostezó y se levantó hacía la cocina donde Izuku estaba lavando los platos. Hubo una pequeña discusión entre quien debía lavar los platos y quien no.
Si, ahora vivían juntos en un departamento con una vista preciosa.
— ¡No hay nada bueno en la tele! — gritó la fémina, abrazando al peliverde por detrás, este sólo la miró por sobre el hombro y le sonrió — Estoy aburrida, Izuku —
Midoriya dejó de lavar los platos, pues ya había terminado y cerró la llave del agua, se giró quedando de frente a la azabache.
— ¿Quieres hacer algo en especial? — preguntó el chico, tomando a Sumire por las mejillas y dándole un corto beso.
Sumire se separó del beso — No sé, ¿Hay algo que quieras hacer tú? —
El pecoso solo miró fijamente a los ojos azules de Sumire.
Había algo que quería hacer hace mucho tiempo. Después de todo, sigue siendo un chico.
— P-Pues... Hay algo... — los colores subían rápidamente al rostro del chico, mientras esté pasaba una de sus manos detrás de su nuca.
— ¿Qué es? — preguntó la fémina, esperando pacientemente la respuesta.
Midoriya se encontraba en shock.
No tenía idea alguna de cómo explicarle con palabras lo que quería hacer.
Decidió decirle con acciones.
Izuku comenzó a besar a Sumire, ella correspondió al instante. Los labios de la ojiazul encajaban a la perfección con los de Midoriya.
Aquél beso comenzó a subir de temperatura.
Sumire averiguó en seguida a lo que se refería Midoriya.
Ella, simplemente dejó que las cosas siguieran su curso, y no detuvo a Izuku ni una sola vez. Por qué si, ella también había esperado por este momento desde hace mucho.
Terminaron en la habitación, con Izuku encima de la pelinegra.
Ambos sin playera.
— ¿E-Estas se-segura?— preguntó el pecoso, mientras su respiración se volvía irregular.
Ambos estaban sonrojados.
Ante la pregunta de Midoriya, Sumire acarició con ternura y miró al pecoso.
—Mas que segura — la fémina sonrió.
Ambos se miraron por unos cuantos segundos. Una mirada llena de lujuria y amor.
Izuku tomó la iniciativa.
Y que el tomara la iniciativa volvía loca a Sumire.
• • •
Ambos estaban acostados, Izuku abrazando a Sumire.
La primera en despertar fue la de cabellos azabache. Se giró para mirar al pecoso, quien se encontraba durmiendo plácidamente, Sumire acarició con las yemas de sus dedos la mejilla de Izuku. Este, al sentir el tacto de su novia, sonrió.
—Buenos días— dijo dulcemente Sumire, Izuku posó su mano en la de Sumire y su sonrisa de ensanchó.
—Hola— Izuku depositó un beso en la frente de la fémina, causando un pequeño sonrojo de su parte —¿Cómo estás?—
—Un poco adolorida, pero bien.
—¡Lo siento mucho!— Izuku comenzó a alarmarse —¡N-No fue mi intención!—
—Estabas emocionado, ¿Eh?— Sumire se levantó para buscar algo que ponerse, al no escuchar respuesta alguna por parte del pecoso, ella solamente comenzó a reír —Ahora volteate, no mires, pequeño pervertido— el color comenzó a subir a las mejillas de Midoriya, provocando nuevamente una carcajada por parte de Sumire.
Ella, con una sábana cubriendo su cuerpo, se levantó y se dirigió al armario, sacó lo primero que vió y se lo puso.
Asimismo, también sacó ropa interior.
Después, miró a Midoriya, quien simplemente estaba mirando a su amada novia con una sonrisa.
—¿Qué pasa?— preguntó Sumire, con un poco de extrañeza, mirando a todos lados incómoda.
—Veia lo hermosa que eres— el chico no dijo nada más, solamente observó cómo su novia lentamente comenzaba a sonrojarse.
Ella no dijo más y con un poco de torpeza, comenzó a irse directo al baño, sin embargo, tropezó con un zapato y cayó al suelo.
—¿Te puse nerviosa?— habló Midoriya, con un tono de voz muy seductor.
Sumire tomó el zapato con el que anteriormente había tropezado y lo lanzó hacia Izuku, dándole en el brazo. El río tiernamente.
—¡Ya verás Midoriya! ¡En cuanto me vista te irá mal!— Sumire se reincorporó y miró con un poco de enojo al chico.
• • •
Pasaron varios meses después de aquella noche. En la que Izuku, había tenido su primera vez. Lamentablemente, no fue la primera vez de Sumire, debido a algunos acontecimientos, para nada agradables.
Sumire cada vez estaba más agotada, y las náuseas eran cada vez más constantes.
Un día como cualquier otro, notó que probablemente, esté esperando un hijo, o hija.
Con los nervios a flor de piel, llamó a Denki, su mejor amigo.
Quien no dudó ni un segundo en ir al departamento de Izuku y Sumire.
—¡Ya llegué!— gritó Denki, viendo como su mejor amiga lo miraba.
—Acompañame a comprar algo.
Denki no replicó ante aquella petición de su mejor amiga y fueron conversando durante el camino, hasta que llegaron a una farmacia y Sumire pidió una prueba de embarazo.
Ahí fue cuando Denki entendió todo.
—¿Por qué no le pediste a Midoriya que te acompañará?— preguntó el rubio, mientras miraba a Sumire. Ella simplemente se encogió de hombros.
—El está trabajando, no quise interrumpirlo.
—Ya veo.
Llegaron nuevamente al departamento de la ojiazul y Sumire se dirigió al baño.
Denki no sabía muy bien que hacer exactamente, así que se sentó cómodamente en el sillón y prendió el televisor.
—Supongo que será una sorpresa para Midoriya, ¿Cuando le dirás?— Denki habló lo suficientemente alto para que Sumire pudiera escuchar.
—¡No sé! ¡Ni siquiera sé si estoy embarazada!— obviamente, Sumire mentía, ella sabía muy bien que esos eran los síntomas del embarazo —¡Por eso hago la maldita prueba!— Denki rió.
Pasaron unos cuantos minutos, Denki seguía en aquél sillón viendo un programa de comedia. Se preocupó ligeramente al ver que su mejor amiga no salía del baño.
Y lo que pasó a continuación, fue aún más extraño.
En el momento en el que Sumire abrió la puerta del baño, Izuku iba llegando del trabajo.
—¡El ave está en el nido!— Denki gritó, alertando así a Sumire, quien no supo que hacer con aquella prueba de embarazo.
—¿Eh?— Sumire escuchó la voz de Midoriya y comenzó a ponerse aún más nerviosa.
No se le ocurrió nada más que teletransportar aquella prueba a una caja.
—¿Qué haces aquí, Kaminari-kun?— preguntó Izuku.
—¡Eso quisiera saber!— gritó el rubio, a lo que Izuku lo miró extrañeza —¡D-Digo! ¡Se lo que hago!
—¿Y Sumi?— preguntó Midoriya, buscando a su novia, la miró ahí parada en el baño, con la mano levantada.
—¡Ah! No sabía que llegarías tan temprano...— la fémina sonrió, intentando ocultar su nerviosismo.
Sumire miró a Denki, quien movía sus labios, instantáneamente, Sumire supo lo que estaba diciendo.
— Po-si-ti-vo — dijo Sumire. Causando confusión en Deku —¡Qué hay que ser positivos en la vida!—
Denki estaba al borde de sufrir un desmayo.
• • •
Ya había pasado una semana y Sumire aún no encontraba la manera en la que podría decirle a Izuku que estaba embarazada.
Cada vez que intentaba decirle, ella terminaba diciendo cualquier estupidez, los nervios la carcomian.
Era un día tranquilo, y ambos tenían el día libre, por lo que aprovecharon, para limpiar un poco la casa y tirar lo que no servía.
Por azares del destino, Izuku encontró aquella caja en la que Sumire había ocultado la prueba de embarazo. Ella se encontraba limpiando la cocina.
—¿En esta caja no hay nada importante?— preguntó Izuku, alzando la voz.
—Creo que no— Sumire pensó que se refería a otra caja, en la que guardaba unos cuantos papeles y tickets.
—Echare un vistazo.
Midoriya abrió aquella caja, habían unos cuantos cuadernos, un diccionario, un calcetín, y... Una prueba de embarazo.
—Encontre uno de tus cuader...— Sumire miró como Izuku tenía la prueba de embarazo en su mano —¿Sorpresa?— sonrió con un poco de timidez, mientras se encogía de hombros.
Su sonrisa se borró en cuanto vió a Izuku llorar. No supo cómo reaccionar o que hacer al respecto.
—¡Quería decirte, de verdad! Pero yo— fue interrumpida, Izuku se encontraba abrazándola con fuerza y plantando pequeños besos por toda la cara de la ojiazul.
• • •
Después de dos meses, la boda de Izuku y Sumire finalmente llegó, todos sus ex compañeros estaban invitados, unos cuantos compañeros de trabajo y, por supuesto, familiares.
Los Hirahara se hicieron cargo de que aquella boda fuera de ensueño.
Y así fue.
Sumire se encontraba nerviosa, dando vueltas por toda la habitación, cada tanto mirándose al espejo y viendo el hermoso vestido de novia que traía puesto, se veía bien, no lo podía negar.
El padre de Sumire, Takumi, entró por ella, para llevarla al altar.
— Mi pequeña hija... Mira cuánto has crecido— su padre sonrió con melancolía, conteniendo las lágrimas.
—No llores, se me correrá el rimel— Sumire rió, su padre, segundos después, comenzó a reír con ella.
Ambos se dirigieron al altar, Izuku, am verla, se sonrojó completamente y sonrió.
Sumire no podía despegar la vista de Midoriya, se veía tan apuesto y extrañamente, más alto de lo habitual.
Caminó hasta quedar a un lado del pecoso.
El padre comenzó a decir los votos de matrimonio, ambos dijeron el "si, acepto" y entonces, pasó a la parte más graciosa y tierna de todas.
—Puedes besar a la novia— Izuku y Sumire estaban tomados de la mano, sin embargo, el peliverde no reaccionaba —¿Puedes besar al novio?— Sumire rió y por supuesto que besó al novio.
Colocó sus manos detrás de la nuca del chico y lo atrajo hacia ella, Midoriya no tardó en corresponder y pasar sus manos por la cintura de Sumire, atrayendola más a su cuerpo. La gente gritó eufórica, algunos simplemente aplaudían.
Toshinori miraba orgulloso a su discípulo. Y su felicidad fue enorme cuando Izuku le preguntó si le era posible que el asistiera como su padre. Inko lloraba de felicidad, Fujiko estaba igual. Ryousuke aplaudía con eufória mientras que Izumi le sonreía a su hermana.
Ahora, Sumire era una Midoriya. E Izuku, estaba seguro que tenía a la mejor esposa de todas.
[ siete años después ]
—¡Mamá! ¡Asahi está desapareciendo mis muñecas otra vez!— una pequeña niña con cabello tan negro como la noche, cabello alborotado, hermosas pecas y ojos color menta entró a la sala, haciendo un puchero.
Una Sumire, ya adulta, acarició con ternura la cabeza de su pequeña hija, Nanami, mientras contenía las risas.
—¡Ella miente!— Asahi entró corriendo a la sala, un niño bastante lindo, de cabello verdoso tirando a negro, ojos azules y cabello lacio —¡Solo practicaba con mi quirk! ¡De verdad!—
—Bien bien, ustedes dos— Sumire se levantó para después incarse a la altura de ambos niños de siete años —Dejen de molestarse mutuamente ¿Bien?— miró a sus dos hijos.
—Bien— dijeron los pequeños al unísono.
—¿Y papá?— preguntó Asahi.
—¡Está trabajando! ¡Salvando al mundo y siendo el mejor héroe de todos!— Nanami sonrió, a lo que Sumire asintió.
—Maldicion.
Sumire rió —¿Quien te enseño esa palabra?—
—Hana...— un pequeño sonrojo apareció en Asahi.
—No esperaba menos de la hija de Bakugou— Sumire sonrió con melancolía.
La puerta se abrió, dejando ver a Midoriya. Sus hijos, al verlo, corrieron hacía él con una gran sonrisa en el rostro. Izuku se las ingenió para cargarlos a ambos.
—¡Asahi tenía una pregunta muy importante, papá!— Nanami jugaba con el cabello de Midoriya.
—¿Es cierto, Asahi?— Midoriya miró a su hijo, este asintió —Bien ¿Cual es?— Sumire fue por un vaso de agua y bebió
—¿De dónde vienen los bebés?— ahora, Sumire estuvo a punto de morir ahogada mientras que Izuku estaba tan rojo como un tomate.
—Tus hijos te han echo una pregunta— decía Sumire entre risas —¿No piensas responderles?—
—Eres cruel, Midoriya Sumire— la nombrada simplemente se encogió de hombros.
—¿Entonces papá? ¿De dónde venimos?— preguntó Nanami.
—Cuando sean mayores lo sabrán— Izuku besó en la mejilla a sus dos hijos.
Después de ese incómodo momento para Izuku, cenaron y después, los pequeños tenían que ir a dormir.
Izuku y Sumire se quedaron en la sala, viendo una película.
—Nanami sacó tú personalidad— decía Sumire, acariciando lentamente la mano del pecoso.
— Y Asahi la tuya— Izuku besó la cabeza de su esposa.
Ambos se amaban mucho, y sus hijos, eran la más grande adoración de ambos.
Sin duda, los sueños de ambos se cumplieron. Izuku se volvió el héroe número uno, mientras que Sumire, finalmente era feliz.
Ellos dos, demostraron que el amor es más fuerte que nada.
Sumire miró a Izuku y comenzó a besarlo con mucho amor, el no tardó en corresponder y poco a poco el beso se fue intensificando.
—¡Mamá! ¡Asahi se hizo pipí otra vez!— la voz de Nanami interrumpió el momento, provocando una sonrisa en Sumire e Izuku.
—¡Nanami miente!
The End.
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