8

Sumire comenzó esquivando cada ataque por parte de Midoriya, él parecía muy determinado.
Pero todo lo que hace Sumire, tiene un motivo, y en este caso, era ver los movimientos de Midoriya, para después predecir sus movimientos y atacar.
Midoriya sé detuvo.

—¿Tienes miedo?— Sumire rió —Ataca— decía Midoriya, quitando un poco del sudor que había en su frente.

— Si eso quieres— Sumire sonrió de lado y comenzó a atacar, tal y como lo pidió Midoriya.

(N/A: no se escribir peleas, así que haré mi mejor esfuerzo c:)

Ahí Midoriya notó que Sumire era rápida. Del 1 al 5, un 5 sin duda. También notó que tenía buenos reflejos y que era fuerte.
Sumire logró golpear a Midoriya 3 veces.

—Oh, ¿Quieres que me detenga?— dijo Sumire sonriendo, Midoriya negó —¿Que te parece si hacemos 3 rondas?— sugirió Sumire —El que haga 2/3 gana, cada ronda será de 1 minuto— Sumire tomó su móvil que estaba en la arena y puso el temporizador.

—Muy bien— ambos parecían cansados —¿Hay reglas?— preguntó el ojiverde.

—Claro, no usar nuestros quirks y el primero en inmovilizar al otro gana— Sumire sonrió.

El tiempo comenzó a correr.

Sumire esquivaba y contraatacaba. Varías veces intentó tirar a Midoriya pero no lo lograba. Así que simplemente se enfocó en golpearlo. Ponía en práctica todo lo que Kurogiri le había enseñado.
Sumire dio una patada frontal y Midoriya cayó al suelo, era la oportunidad de Sumire para inmovilizarlo.

—Parece que gané— decía Sumire encima de la espalda de Midoriya, pues este había caído boca abajo.

Midoriya Izuku puede llegar a tener la actitud de Katsuki Bakugou cuando se trata de pelear. Pero eso no era un impedimento para la pelinegra.

• • •

En la segunda ronda, nuevamente había ganado Sumire, pero a pesar de eso, recibió varios golpes por parte de Izuku.

—Parece que gané ¿Quieres seguir intentándolo?— Sumire respiraba pesadamente.

—Claro— respondió Izuku.

Ambos comenzaron a pelear nuevamente, Izuku logró golpearla más veces que en la ronda anterior, dado que Sumire comenzó a desconcentrarse. ¿La culpa? De Midoriya.
La pelinegra no pudo evitar pensar que Izuku se ve tan bien cuando pelea. Sumire daba uno que otro puñetazo o un golpe con el codo, una que otra patada lateral y con la punta del pie.

"¿Como puede verse tan bien mientras pelea?"

Mientras Sumire pensaba eso, Izuku había logrado derribar a Sumire.
Izuku estaba encima de ella, mirándose cara a cara, mientras Izuku sostenía las manos de Sumire con las suyas para evitar que la pelinegra pueda golpearlo.

—Gane— dijo Izuku sonriendo de lado.

"Mierda... Piensa en la biblia Sumire"

—De hecho gané yo— Sumire miraba a Izuku —Ahora... ¿Podrías soltarme?—

Izuku no parecía ser consciente de la posición en la que se encontraban, así que miró sus manos y luego a Sumire. El color rápidamente subió a su cara, se levantó lo más rápido que pudo.

—¡Lo... Lo siento mucho!— Izuku ayudó a que Sumire se levantara —Re-realmente lo-lo siento, no era mi intención— Izuku hizo varías reverencias.

—Oye tranquilo, no pasa nada— Sumire tomó su celular —¿Quieres ir a tomar algo?— se dió la vuelta dándole la espalda a Izuku fingiendo mandar un mensaje, cuando en realidad se moría de vergüenza.

—Cla-claro— Izuku nunca había estado tan nervioso como hoy.

—El perdedor invita— Sumire se giró poniendo sus manos en su cintura —O sea tú— Izuku abrió los ojos como platos.

—¡Eso nunca lo acordamos Aoyama-san!— Sumire frunció el ceño.

—Solo dime Sumire— y enseguida comenzó a reír —Es cierto, nunca lo acordamos, pero recuerda que soy una villana— alzó los hombros.

—Que mala— Izuku hizo un pequeño puchero.

—Por algo soy una villana ¿No?— Sumire se acercó a Izuku y tomó su mano, llevándolo a rastras a su heladería favorita.

Una vez ahí, Sumire pidió su helado favorito; galleta oreo. Y al parecer, este también era el helado favorito de Izuku.
Llegó el momento de pagar, y Sumire fingió hacerse la que no sabía nada, Izuku soltó un suspiro y pagó.
Ambos se fueron a un parque que estaba cerca de ahí.

—Espera aquí— Sumire se levantó —No te vayas, no tardo más de un minuto— la pelinegra desapareció y después de unos 25 segundos volvió a aparecer sin el helado.

—¿Y el helado?— preguntó Izuku, algo sorprendido.

—Lo dejé en el refrigerador ¿Creías que me lo comería aquí con toda esta gente? Claro que no, corren peligro...— Sumire se puso la sudadera y se acostó en el pasto observando el cielo, el cual tenía colores anaranjados, púrpuras y rosados.

—¿Por que... Por qué dices que corren peligro?— preguntó Izuku acostándose a un lado de Sumire, respetando su espacio personal claro.

—Por mi quirk— respondió —Supongo que mi quirk es más peligroso que el de Shigaraki...— su tono de voz era desanimado —Por eso uso el cubre bocas, para no cometer los errores que había cometido antes—

—Tal vez aún no aprendes a controlar tu quirk— sugirió el peliverde, girando la cabeza para ver a Sumire, ella imitó su acción.

—¿Tú crees?— los ojos de Sumire brillaron. Izuku sonrió a la vez que asentía —Dime Izuku... ¿Que se siente tener una vida normal? Una vida en la que no te traten igual que a un perro... Una vida en la que seas libre— Sumire acariciaba el pasto y luego miró a Izuku.

La pregunta de Sumire tomó desprevenido a Izuku. ¿Que debía responder? Comenzó a entrar en pánico. Y el pánico aumento aún más cuándo vió los ojos llorosos de la pelinegra.

—No tienes que responder... Solo ignora todo lo que dije— Sumire se giró dándole la espalda a Izuku.

La pelinegra comenzaba a derramar algunas lágrimas. Se preguntaba... ¿Por qué le había tocado una vida tan mala? Su vida estuvo llena de maltratos, insultos, pérdidas de personas importantes... Todo eso la llevó a caer en depresión y a tener problemas alimenticios cuando era tan solo una niña.

"No seas débil" se repetía varías veces.

Sumire comenzó a sentir un nudo en la garganta.
Se negaba a que Izuku volviera a verla llorar.
También comenzó a sentir como el aire le faltaba, sentía un dolor en el pecho. Con las mangas de su sudadera se secó las lágrimas que habían logrado salir. Estaba harta de la vida que le había tocado, quería desaparecer. ¿Pero a donde va uno cuando quiere desaparecer?.
La necesidad por desaparecer se intensificaba cada vez más. Sumire tuvo el pensamiento de suicidarse, pero sabía que eso era una opción muy cobarde, ya que huyes de tus problemas... Ella no sería capaz de suicidarse.
Y como si Izuku tuviera telequinesis, jaló a Sumire del brazo obligando a que se sentara, y la abrazó. Sumire estaba sorprendida, no esperó está reacción de su parte.

—No tienes que guardarte todo, si quieres llorar, llora— Izuku la abrazó un poco más fuerte.

—Pero...— Sumire fue interrumpida por Izuku.

—¡No eres débil solo por mostrar tus emociones! Entiendelo...— Izuku alzó la voz y Sumire finalmente correspondió el abrazo, aferrándose a el, como aquella vez que Izuku la salvó.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo?— decía la pelinegra entre sollozos.

—Por que se que eres diferente a todos los demás, sé que no eres mala... Y tal vez actúas como si lo fueras para no salir lastimada— respondió Izuku, quién ahora comenzaba a acariciar la espalda de Sumire en forma de consuelo.

—Iida... El te dijo que te traicionaria... ¿No deberías de desconfiar de mí?— Sumire deshizo el abrazo y miró a Izuku.

Izuku miró con tristeza a Sumire —Yo confío en ti, por qué eres diferente, ¿Cuántas veces van que lo digo?— al decir esto último, se sonrojó levemente. Sumire no pudo evitar soltar una pequeña risa.

Izuku también rió un poco y miró fijamente a Sumire a los ojos, poniéndola un poco nerviosa. Izuku sonrió y se levantó, puso sus manos en las mejillas de Sumire y plantó un tierno beso en la frente de la chica. Inmediatamente ambos se sonrojaron.

—¡Lo... Lo siento mucho de verdad!— Izuku comenzó a disculparse —¡No tengo malas intenciones de verdad!— Izuku parecía que iba a explotar de lo rojo que estaba —¡Lo siento!— Sumire ocultó su rostro con sus manos, para evitar que Izuku la viera sonrojada, pero fue demasiado tarde, Izuku, por primera vez, vió a Sumire sonrojada, lo cual causó una pequeña risa por parte de Midoriya.

—¿De que te ríes?— dijo Sumire, aparentemente molesta.

—No, de nada— Izuku sonrió, mientras que Sumire bufó.

El móvil de Sumire sonó, era una llamada, y no había necesidad de revisar quién era. Colgó la llamada e inmediatamente recibió un mensaje de Kurogiri, el cual decía que necesitaban a Sumire para un trabajo.
Sumire pasó su mano por su cabello, guardó el móvil y se levantó.

Suspiró —Debo irme, me necesitan para ir a hacer algún trabajo sucio que ellos no puedan hacer... Adiós y gracias por todo— Sumire se giró y comenzó a caminar.

Izuku la agarró de su muñeca, obligando a que se girará, Sumire miró la mano de Izuku y luego lo miró a él.

—Izuku... De verdad debo— fue interrumpida por el peliverde.

—¡No tienes que hacer eso! ¡Nadie te obliga!— Sumire agachó la cabeza.

—Recuerda que soy el perro de la liga de villanos... Debo hacerlo, quiera o no— Sumire se zafó del agarre de Izuku, se giró dándole la espalda y comenzó a caminar.

Izuku volvió a detenerla, parándose enfrente de la ojiazul.

Sumire vió que lejos de ahí, se encontraba Shigaraki, a espaldas de Izuku por lo que él no podía verlo, Shigaraki usaba su sudadera negra y sonreía. Sumire comenzó a inquietarse, escuchaba muy lejana la voz de Izuku, Shigaraki levantó una mano y comenzó a acercarse. La mirada de Sumire se mantenía en la de aquél chico con cabellos azules claros.

—¡Sumire!— la mirada de Sumire se posó en Izuku —De verdad no tienes que hacerlo—

—Izuku de verdad debo irme y tengo que hacerlo si quiero seguir con vida— Sumire miró cómo Shigaraki comenzaba a contenerse las ganas de reír, chasqueó la lengua —Maldito loco— susurró y se fue en dirección a dónde estaba Shigaraki.

Izuku únicamente logró ver qué un chico con sudadera negra pasaba su brazo por el cuello de Sumire y también logró observar que le dijo algo al oído. Izuku supuso que era alguien de la liga de villanos. Comenzó a sentir la necesidad de querer separar a aquél chico y mandarlo lejos de Sumire. Decidió irse de ahí, antes de cometer alguna locura.
De la nada, se preguntó si Sumire había estado presente en el incidente de la USJ, ahora tenía más preguntas por hacerle a la pelinegra.

• • •

Sumire junto con Shigaraki habían llegado a la guarida, ahí, Kurogiri le dió un papel a Sumire con un nombre, fotos y una dirección.

—¿Por qué debo matarlo?— preguntó fría.

—Este chico, fue el que difundió tu noticia sobre aquellas personas que mataste ¿Lo recuerdas?— Sumire se limitó a asentir —Bien, pues al parecer el ha averiguado varías cosas sobre nosotros y debemos eliminar cualquier evidencia— nuevamente, la pelinegra asintió.

—Entonces me voy— guardó los papeles en una de sus bolsas de la sudadera -la cuál había amarrado a su cintura- y caminó hacia la salida.

—Y una cosa más— habló Kurogiri, haciendo que la chica se detuviera —Espero que no empieces a sentir algo por Midoriya— Sumire abrió los ojos y escuchó las risas de Shigaraki.

—¿De verdad crees que sentiría algo por el?— Sumire soltó una risa y se dirigió a Shigaraki —Que no sepas diferenciar entre sentimientos reales y jugar con los sentimientos no es problema mío— Shigaraki se levantó de su asiento y tomó a Sumire por el cuello de su playera.

—Maldita mocosa— Shigaraki levantó su puño, con intenciones de golpear a Sumire, ella se encontraba sonriendo. Esperaba que Kurogiri lo detuviera, como normalmente hace, pero hoy fue la excepción. Kurogiri observaba mientras limpiaba un vaso.

Shigaraki golpeó el estómago de Sumire, provocando que la pelinegra cayera al suelo. Después, Shigaraki continuó por patear el cuerpo de Sumire, principalmente el estómago, ahora Shigaraki levantó a Sumire tomándola por el cuello de su camisa y golpeó su cara, dejándole un gran dolor en la mejilla derecha. Finalizó lanzando a Sumire contra una pared.

—Fue suficiente— dijo Kurogiri, Shigaraki solo reía y reía.

Sumire se reincorporó con dificultad y miró a Shigaraki.

—Necesitaras más si quieres matarme— escupió sangre, se limpió la boca y Kurogiri detenía a Shigaraki.

—Lárgate Sumire, debes hacer algo— la mencionada chasqueó la lengua y desapareció.

Sumire se encontraba en un barrio de personas con dinero, pues había grandes casas, más bien, mansiones. Cada mansión tenía un gran jardín. Sumire quedó sorprendida. ¿Aquel chico es de una familia con dinero?
Había varias personas que pasaban a sus perros, Sumire supuso que los perros tenían pedigrí. Un golden retriver se acercó a ella y ella no pudo resistirse, comenzó a jugar con el perro, acariciándolo y dirigiéndose al perro de manera extremadamente afectiva.
La debilidad de Sumire son los animales.
Comenzó a rascarle la panza al perro.

—¡August ven acá!— oyó que alguien gritó, así que supuso que era un niño.

Pero Sumire quedó sorprendida cuando el perro que estaba acariciando se dirigió hacia un chico.

—¿El perro se llama August?— Sumire quería reírse, era un nombre poco común para un perro —Que ridículo— dijo en voz baja.

—Gracias por encontrar a mi perro, no se que haría si llega a pasarle algo— Sumire miró cómo el chico acariciaba cariñosamente al perro y después la miró a ella.

—¿Sumire?— dijo el chico con cierto asombro.

—Eh... ¿Te conozco?—

—¡Soy yo! ¡Ryousuke!— Sumire parecía confundida.

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