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"Prometiste no volver a llorar y, mírate, llorando por unas simples palabras"

"Que débil te has vuelto"

Sumire trataba de conciliar el sueño, cambiaba de posición para estar más cómoda, pero todo era inútil. Hasta intentó contar ovejas.
Siempre terminaba viendo hacía el techo. La luz de la luna entraba por la pequeña y redonda ventana, la cual estaba rota. El viento soplaba, lo cual provocaba que las cortinas de color gris se movieran.
Sumire se levantó de la cama, y salió de su habitación.
En ocaciones cómo esta, ella agradece tener el quirk de teletransportación. Pues en un abrir y cerrar de ojos, ella puede estar en cualquier lugar del mundo.
Se encontraba en su lugar secreto; una pequeña cabaña en medio de un bosque, entró en esta y subió al segundo piso, el cual constaba de una cama, una lámpara y una repisa con libros. También había un balcón, en el cual podías ver la hermosa vista; un lago y el cielo estrellado. Las estrellas se reflejan en el lago. Sumire salió al balcón y se recargó en el barandal a admirar la hermosa vista. Soltó un suspiro.
No estaba segura de si quería llorar por la hermosa vista o por todo lo malo que ha pasado en su vida.

Se quedó ahí un buen rato.

Después, bajó al primer piso, en donde había una mesa con 4 sillas y un florero -con flores ya secas- había un sillón y una televisión rota, una cocina y un baño completo.
Sumire le dio un recorrido a esa cabaña, la cual le traía buenos y malos recuerdos.
Pasó su mano por la mesa, la cual estába llena de polvo. Siguió observando detenidamente el lugar, sin querer, pisó algo de cristal. Observó lo que había pisado y era una foto familiar, había una mujer, un hombre y dos niñas, una de ellas no tenía cara, pues pareció haber sido quemada.

Sumire observaba la foto. Y una lágrima cayó de su ojo, enseguida limpió la lágrima con la manga de su sudadera. Dejó la fotografía familiar en la mesa y continuó observando el lugar. Hasta que se encontró con otra fotografía, esta fotografía era de Sumire con otra chica, de unos 20 años. Pero la fotografía tenía una mancha de sangre. La respiración de Sumire se comenzó a agitar y rápidamente subió al segundo piso. Se acostó en la cama, se quitó el cubre bocas y la sudadera, quedando en una playera y jeans  y cerró los ojos con fuerza.

Finalmente, logró conciliar el sueño.

Nunca sabremos que estaba soñando Sumire, pero lloraba. Ella no parecía darse cuenta de esto.

Al día siguiente, despertó gracias a los rayos del sol, se levantó y se dirigió al balcón. Miró el paisaje y deseaba nunca irse de ahí. En aquella cabaña, ella se sentía tranquila y segura. Pero aquella tranquilidad y paz se vió interrumpida por el tono de llamada de su celular, no hacía falta adivinar quién era, pues solo tenía el número de Kurogiri. Así que supo que debía regresar, o volvería a estar en graves problemas. Acomodó un poco la cabaña y la dejó tal y como estaba.

Ahora se encontraba en la guarida. Kurogiri se encontraba de brazos cruzados y Shigaraki estaba sentado, en cuanto notó la presencia de Sumire y comenzó a reírse, ella chasqueó la lengua.

—En cuanto termines con tu plan, te mataremos— Sumire fingió desinterés, la risa de Shigaraki se intensificó —Yo recomendaría que aproveches el tiempo que te queda, nos fuiste útil estos últimos 4 años— Kurogiri se acercó a ella —Te recomendaría que no intentes escapar a otro lugar, por qué tarde o temprano te encontraremos— Sumire solo asintió —Ahora vete— Shigaraki reía y reía. Sumire hacía su mayor esfuerzo por contenerse las ganas de soltarle un puñetazo en la cara.

Sumire salió de la guardia y caminó hasta la casa de Midoriya Izuku. Ahora estaba decidida a tomarse en serio esto, y también planeaba alargar el plan. ¿La razón? Quería matar a todo aquel que confirmara la liga de villanos. Sumire de solo pensarlo, se emocionó y se imaginó como aparecería en las noticias "¡Villana mata a todo aquel que conforma la Liga de Villanos en tan solo 5 minutos!"
Le emocionaba el hecho de deshacerse de esa bola de idiotas. Y no le importaría el precio, ella ya había tomado una decisión.
Pasó a una papelería a comprar unos cuadernos.

Era un domingo por la tarde y llegó a casa de Midoriya Izuku. Tocó el timbre y abrió su madre.

—Soy... Aoyama Sumire y soy compañera de clases de su hijo— Sumire se mostró amable.

—Oh... ¿En qué puedo ayudarte?— la señora amablemente sonrió.

—Su hijo me prestó unos cuadernos para ponerme al corriente con los apuntes ya que la semana pasada me enferme y falté varios días— Sumire enseñó los cuadernos recién comprados.

—Ya veo, ¿Podrías pasar y dejar los cuadernos en su cuarto? Los llevaría yo, pero estoy ocupada haciendo la comida— la madre de Izuku sonrió apenada.

—No se preocupe, yo llevo sus cuadernos— Sumire entro y se quitó los tenis, subió las escaleras.

—¡Es la primera puerta a la derecha!— escuchó decir a la madre de Izuku, ella agradeció.

Entró al cuarto de Izuku, sin importarle si el estaba ahí o no. Abrió la puerta y sus ojos se abrieron como platos. Cerró la puerta.
Nunca había visto tantas cosas de All Might en un solo lugar, incluso la colcha y las almohadas eran de All Might. Había una taza de All Might, pantuflas, lápices, cuadernos, pósters, figuras de acción, peluches, y muchas cosas más.

"Este chico tiene serios problemas"
Pensó.

Dejó los cuadernos por ahí y comenzó a buscar alguna pista. Algo que le sea de ayuda. Lo que le llamo la atención fue que había una gran cantidad de libretas. Tomó una al azar y esa libreta llevaba por nombre "Manual para ser un héroe 27º" .

Revisó que nadie estuviera observándola y abrió la libreta.

• • •

Izuku regresaba de su duro entrenamiento, entró a su casa y saludó a su querida madre.

—Izuku... ¿Por qué no me habías dicho que tenías una novia tan bonita?— Izuku parecía confundido —Hablo de Aoyama Sumire— Izuku abrió los ojos —Vino a dejarte unos cuadernos, no tiene mucho que llegó—

Izuku subió las escaleras corriendo y abrió la puerta de su cuarto.
Sumire se giró, tenía uno de sus libros en sus manos. Izuku temía que fuera el libro que está escribiendo sobre ella.

—Seria una pena si esto cae en manos equivocadas ¿No lo crees... Deku?— Sumire miró el libro y después lo miró a él. Izuku se acercó a ella e intentó tomar la libreta, pero Sumire se resbaló con una figura de All Might y Izuku no pudo contenerse y comenzó a reírse.

Izuku se rió tanto, que comenzó a llorar.
Sumire lo miraba, como si fuera una obra de arte que debía ser admirada todo el día. Pensó que su risa era... ¿Linda? Bueno, a comparación de la risa de Shigaraki, cualquier risa es más agradable que su desesperante risa de loco maniático.
Cuando Izuku terminó de reírse, notó que Sumire lo estaba viendo, y el quedó perdido en sus azules ojos.
Nuevamente, ninguno de los dos decía palabra alguna. Izuku se acercó a ella y extendió su mano, con la intención de ayudarla a levantarse pues seguía en el suelo.
Ella tomó su mano e Izuku la ayudó a levantarse. Sumire pareció reaccionar y soltó la mano de Deku. Se alejó de el unos pasos y salió de su habitación, cerrando la puerta detrás de ella, Sumire se recargó en la puerta y quitó un mechón de su cara.

—¿Que diablos pasa?— se preguntó Sumire —¡Mierda Sumire! ¡Concéntrate!— se dijo a si misma.

Ella bajaba las escaleras y vió que aún tenía la libreta de Izuku. Hizo una mueca.

—Me arrepentiré por esto— Sumire volvió a la puerta de Izuku, dejó la libreta enfrente de la puerta y tocó. Antes de que Izuku pudiera abrir, Sumire ya había desaparecido.

Izuku miró la libreta y sonrió. La recogió del suelo y la volvió a colocar en su respectivo lugar. Buscó la libreta dedicada a Sumire, y comenzó a escribir. Cada día aprendía algo nuevo sobre ella y cada día la conocía más a fondo.

No es necesario conocer a Sumire desde hace años para darse cuenta de que actúa de manera agresiva e indiferente cuando en realidad es una chica tranquila y con sentimientos. Izuku está convencido de que Sumire no es mala persona y de que no es una villana por gusto.

—Si en realidad fuera una villana, se habría llevado la libreta— dijo Izuku, mientras escribía. Y comenzó a murmurar, perdiéndose así en su mundo.

Y gracias a sus murmullos se dio cuenta en el dilema en el que estaba.
Le gusta Uraraka Ochako, pero recientemente se ha sentido interesado en Aoyama Sumire. Dejó de escribir en la libreta y se acostó en su cama. Necesitaba aclarar sus ideas y tomar una decisión pronto.

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