16
Ambos se separaron del beso. Y ambos estaban más rojos que un tomate.
Pero Sumire no podía ocultar su felicidad y tomó por los cachetes a Midoriya.
—¿Por qué eres tan lindo?— la pelinegra le dió un corto beso a Midoriya en sus labios.
Pobre Izuku, estaba demasiado rojo.
Sumire se sentó en el columpio en el que estaba anteriormente y tomó las flores. Izuku se sentó en el otro columpio.
Comenzaron a hablar sobre cómo estuvo el día de Midoriya, hablaron sobre las clases que tuvo el pecoso y sobre las cosas nuevas que había aprendido.
Sumire le prestaba atención y lo miraba fijamente a los ojos con una sonrisa. Mientras que Izuku de vez en cuando desviaba la mirada y sonreía tímidamente.
La pelinegra pensaba que Izuku era la persona más pura e inocente que hay en el mundo.
—Ah, sobre las flores...— decía Izuku mientras rascaba su mejilla —No... N-No sabía cuáles eran tus flores favoritas... Así que compre esas... P-Porque se parecen al color de tus ojos— Sumire nunca había sonreído tanto en un día, se sentía afortunada de tener a un novio tan lindo cómo Izuku.
De repente, Midoriya comenzó a murmurar sobre las diferentes flores que quería comprar para ella, tulipanes, orquídeas, girasoles... etc. Sumire soltó una risilla. Tomó la mano de Midoriya, logrando sacar a este de su trance.
—Te voy a decir un secreto— Sumire miró a todos lados, confirmando que solo estaban ellos dos —Puede que no lo parezca, pero me gustan las flores, mis favoritas son las magnolias— la ojiazul sonrió abiertamente.
"Cuando está feliz, no para de sonreír" pensó Izuku, para más tarde anotarlo en su libreta dedicada a Sumire.
Después, prosiguieron hablando sobre su día. Sumire le contaba lo que pasaba en la guarida y de lo aburrido que era estar ahí.
Claro que le contó sobre lo molesto que era Dabi y que la había sacado de sus casillas en tan solo dos días.
—Incluso lo amenace de muerte— decía Sumire, mientras tocaba con delicadeza una de las flores.
Izuku se sorprendió, pero, estaba celoso. Sin embargo, no iba a decirle que estaba celoso a ella. Se lo iba a guardar.
—Eh... S-Supongo que está bien que lo hayas puesto en su lugar— el pecoso comenzó a balancearse, Sumire imitó su acción.
Hubo un silencio. Pues al parecer, Sumire no esperaba esa reacción por parte del pecoso. Pensó que iba a ponerse celoso, y al parecer, debía dejar de leer esos mangas shoujo que le llenan la cabeza de ideas erróneas.
—Te lo cuento por qué te tengo confianza— soltó Sumire.
Dejaron el tema de Dabi a un lado y comenzaron a hablar sobre otra cosa, de vez en cuando Sumire tomaba a mano de Izuku, por qué le gustaba ver su reacción. Pero también le encantaban sus manos suaves y que encajaban a la perfección con las de ella.
Poco a poco Izuku perdió la timidez y comenzaba a hablar normal. A veces reían, por qué Izuku contaba anécdotas graciosas sobre Denki.
—Te quiero— soltó Sumire de la nada. Agachando la cabeza para ocultar su sonrojo.
— Y-Yo igual— el móvil de Izuku sonó, era su madre, preguntándole donde estaba y que ya casi iban a dar las 10:00pm, cuando en realidad eran las 8:43pm —Ya debo irme— Sumire asintió.
Aunque en realidad quería estar más tiempo con el.
—Entonces... Te veo mañana— Sumire se levantó del columpio y se despidió de Midoriya con un corto beso. El sonrió y se despidió con un ademán.
La pelinegra apenas dió tres pasos en la direccion contraria hacía Midoriya, despues, se detuvo, se giró y fue corriendo hacia Midoriya, quién estaba de espaldas y lo abrazó, sorprendiendo a Izuku.
Sumire besó la mejilla de el pecoso, causando un leve sonrojo por parte de el.
Rió —Ahora si ya me voy... Y gracias por las flores— sonrió.
—¿Q-Quieres que... Qué te acompañe?— preguntó Izuku, con un sonrojo.
—Me encantaría... Pero, ya sabes... Vivo con villanos... El punto es que no quiero que te pase nada— Sumire sonrió con tristeza —Tal vez cuando me libre de ellos— nuevamente, Sumire dejó otro beso en la mejilla de Midoriya —Ya me voy—
En menos de un segundo, la pelinegra había desaparecido.
Midoriya también estaba muy feliz, por la razón de que Sumire solo se portaba cariñosa y amable con el, mientras que con los villanos era fría y para nada amble. De alguna forma, lo hacía sentir especial.
"Tal vez cuando me libre de ellos"
Esas palabras resonaban en la cabeza del pecoso. Sabía que Sumire detestaba con toda su alma ser una villana. Pero había algo que lo inquietaba, comenzó a murmurar formulando probables teorías referente a lo que había querido decir Sumire con esas siete palabras. Decidió pensar que todo estará bien y que mañana o pasado mañana, le preguntará a Sumire sobre eso.
Se dirigía a su casa, con una felicidad enorme. Izuku pensaba que era afortunado, pero también pensaba que el no era suficiente para ella, que ella merecía estar con alguien como Todoroki o como Bakugou. Incluso ella merecía estar con alguien como Kirishima.
Se prometió a si mismo volverse más fuerte. Para así, ser alguien digno de Sumire.
Alejó los pensamientos negativos por un momento y saludo a su madre. Juntos, cenaron. Y en medio de la cena, su madre comenzó con la famosa charla sobre las relaciones y el cuidado.
• • •
Sumire debía hacer creíble su mentira de ir a matar personas, y no se le ocurrió algo más que hacer lo que dijo. Matar personas.
Antes de eso, fue a dejar las flores a su habitación, las colocó en un florero y las dejo cerca de la ventana, donde habían otras flores y plantas. Se colocó su traje de villana, que para ser sinceros, a ella le encantaba.
Tomó el cuchillo que había ocultado horas atrás y fue a un lugar, más bien, un callejón donde habían personas pasadas de copas, y que para su suerte, eran los tipos que habían intentado violarla.
Inmediatamente los tipos comenzaron a insultarla, incluso le lanzaron una botella, pero gracias a sus buenos reflejos, logró esquivarla.
—Veamos... ¿Prefieren una muerte lenta y dolorosa o una muerte rápida y sin dolor?— preguntó la pelinegra, a la vez que jugaba con el afilado cuchillo. Hubo risas por parte de los hombres —Bien, tomaré eso como una respuesta— se colocó la capucha que traía su traje.
—¡Mierda, mierda, mierda! ¡Es Kysen!— uno de los hombres entró en pánico y corrió para salvar su vida.
Había cometido un grave error.
La pelinegra lanzó el cuchillo y este se clavó en la cabeza de el tipo que salió corriendo, pero no llego a salir del callejón. Los cuatro hombres restantes pusieron cara de horror. Sumire, inexpresiva, fue por el cuchillo y lo tomó entre su mano.
—¡Lo sentimos! ¡Por favor perdonanos!— decía el que aparentemente era el líder, quién ahora estaba en el suelo, pidiendo piedad. Ella soltó una risa —Por favor—
—¿Por favor? Una escoria como tú ¿Pidiendo algo porfavor?— lágrimas comenzaron a salir del hombre mayor, de unos 30 años, quién era el líder —Patetico—
Comenzaba la matanza y el peor lado de Sumire salía nuevamente a la luz.
Esa sensación de odio y venganza volvía a ella. Esa misma sensación que sintió al matar a su propia familia.
Había sangre por todos lados.
Cuerpos desangrándose.
Hombres pidiendo piedad.
Y Sumire indiferente, sabía que eso era lo que se merecían.
Dejó lo mejor para el final, el líder estaba vivo, aunque había perdido mucha sangre.
—¡Por favor lo siento! ¡Lo siento! ¡Tengo familia! ¡Lo siento de verdad! ¡Cambiaré!— decía el hombre, besando los pies de Sumire. Ella lo miraba con indiferencia.
—De seguro has violado a otras chicas... Dime— tomó al hombre por los cabellos y lo obligó a mirarla —¿Les hiciste caso cuando ellas te pedían llorando que por favor que te detuvieras? ¿Pensaste en sus familias? ¿En el dolor que sintió su madre?— Sumire azotó la cabeza de el hombre contra la pared más cerca, pero no lo hizo con la fuerza suficiente como para matarlo —¿Por que piensas que te dejaré vivir?— el hombre comenzó a llorar.
Sumire lo torturó hasta la muerte.
Era un lado de ella que odiaba. Un lado de ella que por nada del mundo, Midoriya Izuku debía ver.
Aún que era algo tonto, pues los noticieros hablaban sobre las atrocidades que hacía la villana Kysen; la villana más cruel de todos los tiempos.
Y como acostumbraba hacer Sumire, en la pared escribió su nombre de villana con sangre. Eso simplemente lo hacía para molestar a Shigaraki, pues a él le enfurecía que solo hablarán de ella y no de la liga de villanos.
Salió de aquél lugar como si nada hubiera pasado y se teletransportó al bar.
Entró llena de sangre, se quitó la capucha y los guantes.
—¡Sumi-chan! ¡Te ves aún más linda con toda esa sangre!— decía Toga con un rubor en sus mejillas, Sumire solo rodó los ojos, pasó de largo de ella.
Dabi la seguía con la mirada. Cosa que notó Sumire.
—¿Se te perdió algo?— decía la pelinegra, mirando sobre su hombro a Dabi, el solo sonrió y miró a otro lado.
La pelinegra se sentó en una mesa (alejada de Dabi) y Kurogiri le trajo un vaso con agua.
—¿Te divertiste?— preguntó la niebla.
"No"
—Si, me divertí bastante— Sumire fingió felicidad y soltó un suspiro. Era buena engañando a la liga de villanos.
—¡Sumi-chan y yo nos parecemos en tantas cosas!— Toga abrazó a Sumire, no parecía importarle llenarse de sangre.
—Aja— la pelinegra dejo de prestar atención a lo que pasaba a su alrededor, era un hábito que hacía, especialmente cuando estaba con los villanos.
No tardó mucho para que en los noticieros apareciera sobre la matanza que había hecho Sumire minutos antes. En ese instante, ella salió del bar, pues Shigaraki iba a comenzar a comportarse como un niño y le empezaría a reclamar. Prefería evitarse la molestia. Y para su desgracia Dabi la seguía.
—¿Qué tengo que hacer para tener 5 minutos en paz?— preguntó girándose, quedando frente a frente con Dabi.
El tenía una expresión de aburrimiento.
—¿Por qué me sigues?— preguntó cruzándose de brazos, a la vez que se recargaba en una pared.
—Creo que me atraes— Sumire enarco una ceja.
—Ah mira, felicidades— decía con indiferencia. Realmente no le importaba lo que Dabi pensara.
Sumire sacó su móvil y Dabi comenzó a decir cosas que ella no escuchaba, solo asentía.
Dabi le quitó el móvil.
—Dame eso, pedazo de mier...— Dabi se acercó peligrosamente a Sumire, con toda la intención de besarla. Pero ella afortunadamente fue más rápida y logró poner su mano en la boca de Dabi —Eres un imbecil— Sumire salto y le quitó su móvil. Enfurecida quería irse a su habitación, pero no podía.
Sus quirks tenían una desventaja, que nadie sabía. Ni siquiera Kurogiri sabía.
Esa desventaja, era que los dos quirks que poseía, no funcionaban si ella estaba muy enojada, muy nerviosa o muy asustada.
Suspiro pesadamente.
—Has logrado caerme tan mal en tan solo dos días— pasó a un lado de Dabi, empujándolo con su hombro.
Nuevamente entró al bar.
—Es para ti— decía Kurogiri, extendiendole su móvil. Dabi no tardo en entrar al establecimiento
Ella, extrañada, tomó el móvil.
—¿Hola?— preguntó.
—¡Sumire! ¡Soy yo, Ryousuke!— ella rodó los ojos, aunque le sorprendía que su supuesto hermano le marcara.
—¿Y qué quieres?— respondió la pelinegra.
Se escuchó una risa por parte de Ryousuke —Le conté a mamá sobre nuestro reencuentro, me dijo que quería invitarte a cenar y si querías, podías volver a vivir con nosotros ¡Serías una Hirahara otra vez!—
Era la oportunidad de Sumire para irse lejos de este lugar lleno de lunáticos.
Quedó pensativa.
Miró a Kurogiri.
Por primera vez había silencio en el bar.
—Puedes ir con ellos, pero seguirás trabajando con nosotros— Kurogiri siguió limpiando un vaso —Y no te preocupes, ellos saben que eres una villana, para eso naciste— Kurogiri no miró ni una sola vez a la ojiazul.
—Bueno— la pelinegra acepto la propuesta.
—¡Genial! Le avisaré a mamá, no cuelgues eh— al otro lado de la línea, se escuchó como Ryousuke llamaba, más bien, le gritaba a su madre para confirmar que Sumire vendrá, ella rodó los ojos, despues de varios segundos en silencio, Ryousuke volvió a tomar el móvil —Dice mamá que mañana puedes venir—
—Claro, me imagino que quiere que vaya bien vestida— Sumire observó a Shigaraki, quién ya se encontraba peleando con Dabi.
—¡Whoa! ¿Cómo lo supiste? Bueno, en todo caso, mamá comprara un vestido para ti, así que mañana te espero, a las 6:00pm, no lo olvides eh, no lo olvides— Sumire nuevamente rodó los ojos —¿¡Eh!? Izumi-chan que haces— la pelinegra se sorprendió por el alboroto que había al otro lado de la línea.
—¿Hola?— preguntó, al no escuchar a nadie.
—Hola, soy Izumi, tu hermana menor, disculpa a Ryousuke, es un idiota, en fin, mañana te veré, adiós—
Sumire soltó un largo suspiro.
Notó que cada quién estaba en su propio mundo, Dabi y Shigaraki peleando, Toga fantaseando sobre quién sabe que, Kurogiri limpiando más vasos.
No dijo nada más y simplemente se teletransportó a su habitación. Le agradaba un poco al fin irse de aquí y no tener que estar todos los días con Shigaraki, pero a la vez, sentía que sus planes de matarlos a todos se iban al caño.
Tenía algo de miedo. Temía que volviera a pasar lo mismo que pasó con los Aoyama, por alguna razón, temía no ser aceptada en la familia de los Hirahara.
Se tomó una ducha, pues no era muy higiénico tener sangre de otras personas en tus mejillas y manos.
Abrió la llave del agua fría.
Y esta era la parte en la que ella se salía de control. Pongamoslo de esta forma, Sumire es una bomba de tiempo. En algún momento, ella va a explotar en algun momento.
Intentaba con todas su fuerzas no golpear las paredes. Intentaba concentrarse en el agua fría cayendo por su cuerpo.
Ella a veces ni siquiera tenía una buena razón para golpear paredes, su mente le decía "házlo".
Comenzó a sentir un nudo en la garganta.
Tenía asco de si misma.
Y lo que más le daba miedo, era que Midoriya Izuku, su primer amor, vea la mierda de persona que es. Ella podía jurar que en cuanto le cuente toda su vida, el dejará de hablarle y la tratara como una verdadera villana.
Comenzó a golpear la pared, un golpe, dos golpes, tres, cuatro... Así hasta que perdió la cuenta y hasta que vió sus nudillos sangrar.
Otras cicatrices más a la lista.
Se limpió las manos y lavó su cabello y cuerpo. Hizo todo lo que una persona normal hace cuando se termina de bañar.
Salió del baño secándose su cabello con una toalla de color gris. Miró las flores que Izuku le había dado, sonrío inconscientemente.
"No mereces estar con Midoriya"
"¿Crees que te seguirá queriendo despues de saber todo lo que has hecho?"
"Un héroe y una villana no pueden estar juntos, grabate eso en la cabeza"
"Eres una asesina Sumire"
"No puedes ocultar lo que realmente eres"
"No seas tan ilusa"
El mayor daño es el que nos causamos nosotros mismos.
Sumire se ha prometido muchas veces no llorar, pero, eso es lo que está haciendo. Intentaba calmarse, cuando finalmente lo logró, uso su quirk de teletransportación. Apareciendo en la habitación de cierto pecoso. El notó su presencia y sonrió, pero su linda sonrisa se borró al ver que Sumire comenzaba a llorar de nuevo. Por inercia fue hacía ella y la abrazó.
Wenas tardes :v
Le dejaré hasta aquí por qué si le sigo, no tendré que poner en el próximo capítulo alv. Pd: IZUKU ES MUY LINDOOOO AHHHH POR QUE NO ES REAL.
Pd2: El mariachi *c va*
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