Prólogo

Dentro de una habitación en una casa abandonada se encontraba una sombra, que apenas se podía ver por la ausencia de luz, desarmando un dispositivo electrodoméstico.

— Vamos, por aquí debe estar la célula de energía.

Siguió buscando por unos segundo hasta que encontró un pequeño dispositivo de  dentro del aparato.

— Bien, con éste son 17 esta noche. De acuerdo vamos con el 18.

El sujeto se disponía a buscar otro aparato hasta que...

Bip Bip Bip... Bip Bip Bip.

¿? 

El sonido provenía de un reloj que llevaba puesto el sujeto, y éste indicaba que eran las 5:00 AM.

«Mierda, ya es tarde.» —pensó el sujeto un momento para después rápidamente apagar la alarma y recoger todo lo que había recolectado e irse del lugar.

«Espero no encontrarme con una de esas cosas en el camino.» —pensó la persona mientras salía del lugar corriendo de una forma para que sus pasos no sonarán por la solitaria y oscura calle.

«Vamos, vamos, debo apresurarme antes de que salga el sol.»pensó el sujeto mientras seguía corriendo.

El sujeto corría a través de las calles devastadas y oscuras, pero a la vez tratando de que sus pasos no resuenen por toda la calle.

«Quizás me vea estúpido, pero al menos así no llamaré su atención.»

El sujeto seguía corriendo sin darse un descanso, pero justo antes de que girara en una esquina, pudo ver rápidamente unas luces de un vehículo que venían de esa calle.

«Rayos, por favor que no vengan aquí, ¡Por favor que no vengan aquí!»

Oculto en la esquina rápidamente sacó un arma de su bolsillo y pudo ver como el vehículo daba vuelta en una calle un poco lejos de donde se encontraba. Dando un suspiro de alivio de repente pensó.

«Solo espero que hayan llamado la atención de esas cosas.»

Y como si la vida lo odiara, una especie de masa gigante y deforme por la calle que había pasado el vehículo, persiguiéndolo por el mismo camino en el que se fue.

«Esos tontos ya están muertos.» —fue lo que pensó el sujeto antes de que empezara a escuchar disparos provenientes del lugar de donde se fueron el vehículo y la criatura.

«Idiotas. Buena suerte intentando lastimar a esa cosa con esas armas de balines.»

El sujeto ignoro lo que ocurría en aquella dirección y se dispuso a correr lo que le queda de camino.

********

Después de 15 minutos el sujeto llegó a un fraccionamiento privado a las afueras de la ciudad. El lugar se encontraba hecho un desastre, pero era el destino de nuestro sujeto.

Caminando por el fraccionamiento, el sujeto entró a una de las casas, el cual como las otras estaban abandonadas y en un estado lamentable. Al entrar en la casa, el sujeto se dirigió al patio trasero y miró por todas partes asegurándose que no hubiera algo o alguien que lo observará. Después de asegurarse tocó el suelo para después encontrar una escotilla escondida y se dirigió a meterse en ella no si antes observar el cielo que estaba mostrando indicios de amanecer.

«A pasado tanto tiempo que ya olvide como se ve un amanecer.» —pensó el sujeto para después meterse dentro de la escotilla y está se volviera a camuflar con el suelo.

********

Ya habiendo bajado varios metros, el sujeto se encontraba dentro de un búnker el cual se había convertido en su hogar.

— Veamos, por aquí deberían de estar... aquí están. —dijo el sujeto buscando algo para después encontrar los interruptores del lugar cuales procedió a encender.

El lugar empezó a iluminarse mostrando todo lo que había en el búnker y era amplio. Una cocina, una habitación, baño, etc. Todo lo que llevaba una casa estaba aquí a excepción de una televisión o internet.

Si que fue larga noche de trabajo, primero me quitaré el traje, tomaré un baño y luego a dormir.

El sujeto fue a su habitación y prosiguió a quitarse su traje.

— Quisiera no usar esto, pero con la luna mostrando los mismos efectos que el sol, no puedo arriesgarme. —dijo el sujeto observando el traje, que parecía ser de un grupo militar. El traje cubría todo su cuerpo sin dejar un espacio libre. Parecía ser de un material ligero pero resistente y flexible.

********

Luego de haberse bañado y cenado, el sujeto se disponía a dormir.

*Suspiro* Otro día en este infierno. Pero, ¿Por qué sigo haciendo esto?, ¿Cuál es el punto de seguir viviendo en un mundo como este?, ¿Cuál es el punto de seguir sobreviviendo? —dijo el sujeto, para luego mover rápidamente la cabeza intentando alejar aquellos pensamientos.

— No pienses en eso Axel, no pienses en eso, recuerda lo que dijo papá.

Flashback...

— Recuerda hijo, si ves que esta luz cambia de rojo a azul, debes dirigirte a las afueras de Pendleton, Oregón en Estados Unidos. Cuando llegues ahí, lo sabrás todo. —dijo su padre mientras le entregaba un collar con una luz roja en el centro.

********

— Cuando la luz se ponga azul. Ya han pasado 3 años y no ha cambiado de color. Quizás ya todo está perdido, pero como decían, lo último que muere es la esperanza. —dijo Axel para después irse a dormir.

********

Se escuchaban sirenas en todos lados. La señal de emergencia resonaba en toda la ciudad mientras un gran sol rojo se postraba sobre el cielo iluminando todo de ese color. En una casa se encontraba Axel a sus 15 años escondido debajo de su cama esperando a que todo se calme, cuando de repente escucha un estruendo en la puerta principal, luego de pasos apresurados hacia su habitación.

—¡Hijo!, ¿¡Dónde estás!?  —gritó su padre con desesperación.

—¡Aquí papá, bajó de la cama! —dijo Axel, para después salir y observar a su padre que llevaba puesto un traje robusto que cubría todo su cuerpo incluyendo la cabeza.

— ¿Papá, por qué llevas eso?

— Te respondo luego, primero debo llevarte un lugar...

Crasssh

El sonido de una ventana rompiéndose llamó la atención de ambos, y luego se escucharon gritos que provenían de la casa de a lado.

— Diablos, están empezando a entrar en las casas, rápido hijo, sígueme.

El Padre llevó a Axel hasta el patio trasero, pero justo antes de que se dirigiera a la gran ventana que accedía al patio trasero, su padre lo jaló drásticamente.

— ¿Pa- papá? —preguntó Axel confuso por la acción de su padre.

— Hijo, nunca dejes que te pegue la luz del sol. ¡¡NUNCA!! ¿Entendiste? —gritó su padre dándole énfasis en la palabra nunca.

— Pero, ¿Por qué? —preguntó Axel confuso.

— Solo hazme caso, ¿si? Por favor. —dijo su padre para después agarra una silla y romper una parte de la gran ventana en el que había una gran sombra producida por un muro.

— Paso yo primero, obsérvame y luego lo haces tú. Solo tendrás unos segundos y no dejes que te dé el sol, ¿De acuerdo? —dijo su padre mientras le daba indicaciones a su hijo.

Papá caminó rápidamente por la sombra y llegó a una esquina del patio. Pateó un par de veces el suelo y luego de la nada apareció una escotilla el cual procedió a abrir.

— ¡Rápido hijo, métete ahí! —gritó su padre.

Axel iba en camino cuando de repente escuchó unos fuertes golpes que provenían de la puerta la cual tenía una barricada improvisada en ella.

— Ay no... ¡Apresúrate hijo! —gritó su padre mientras sacaba algo de su espalda.

Axel iba corriendo por la sombra asegurándose de que no le pegara el sol y justo cuando estaba cerca de su padre se escuchó un fuerte estruendo detrás suyo y ahí pudo verlo.

Una masa de carne que parecía estar derritiéndose había destrozado la puerta y al parecer notó la presencia de Axel y su padre.

—¡AXEL ENTRA AL BÚNKER DE INMEDIATO! —gritó su padre para después empezar a disparar lo que parecía ser una ballesta.

Axel pudo observar que las flechas no le hacían nada a la criatura.

—Fríete en el infierno maldita cosa. —dijo su padre y luego apretó un botón en su ballesta provocando que las flechas empaladas en la criatura empezarán a electrizarse para después explotar.

Luego de que la criatura explotara, Axel notó que su padre lo miraba.

— Axel, baja todo el camino hasta el búnker, encuentra unos interruptores que están al lado de una entrada y activalos. Voy detrás de ti. —dijo su padre con voz de autoridad.

— Sí papá. —dijo Axel para luego empezar a bajar.

********

— No pensé que soñaría con eso esta vez. —dijo Axel entre dormido. — Ahora solo espero soñar con otra cosa en este momento.  —dijo Axel para después regresar a dormir, ignorando los alaridos y gritos en pena que se podían escuchar en el exterior aún estando a unos metros bajo tierra.

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