Después de 20 minutos que me parecieron una eternidad Sebastián llegó a casa. Mamá y papá estaban ocupados viendo una película, así que cuando notaran mi ausencia, yo ya estaría bastante lejos.

— Entonces... —dice él mientras caminamos. Tiene las manos en los bolsillos y camina lento, siguiéndome el ritmo — ¿Qué viene después de todo esto, Karina? — me gusta cómo suena mi nombre en su boca, me da la sensación de que no sonaría tan bello dicho por otros labios — ¿Nos daremos otra oportunidad?

— Pues —suspiro y miro al cielo. Hay pocas estrellas, pero brillan como si desearan ser suficientes para el mundo — ¿Tú qué crees, nos merecemos otra oportunidad?

— Sin duda alguna ya sabrás mi respuesta — se ha instalado cierto aire de tensión entre nosotros, un punto al cual deseaba no llegar porque no sé cómo romperlo.

Llegamos a un pequeño parque y nos sentamos en una banca que está debajo de un árbol, la cercanía y calidez de Sebastián me hacen sentir segura. Observo su bello perfil, el viento alborota algunos cabellos negros y el sube y baja tranquilo de su pecho lo hacen ver como si estuviera esperando a que un pintor lo retrate. Se percata de que lo miro y gira hacia mi

— Karina yo... —no lo dejo terminar, no sé realmente qué es lo que estoy haciendo, pero el impulso es más fuerte que yo.

Lo besé. Con la intensidad de alguien que ha reprimido su amor por tanto tiempo que ya perdió la cuenta, pero con la delicadeza de un niño pequeño tocando la más hermosa de las flores.

Por un momento temo que él no me corresponda o que crea que es algo indebido cuando está tratando de conquistarme de una buena manera, pero nada de eso pasa. Pone sus manos en mis mejillas e intensifica el beso. No sé cuánto tiempo duramos allí, pero hubiese deseado que fuera más.

— Lo siento —digo, separándome de él, tratando de recuperar el aliento — No sé... lo siento, yo no ...

— No te preocupes — me corta, sonriendo ampliamente — Deberías hacer esas cosas más a menudo—no pude evitar sonreír — Entonces ...¿esto significa un sí para lo nuestro?

No tuve que meditarlo mucho, me había pasado todo este tiempo haciéndolo, la respuesta había llegado a mi hace mucho, pero yo no lo había aceptado. Pero aquí, con él, con la luz de las pocas estrellas en el cielo y el sonido suave del viento la respuesta podía salir de mí y llegar hasta él. Esa respuesta que había estado esperando hace tanto, y que ahora por fin había llegado, la respuesta que podría hundirnos o hacernos volar.

— Sí —respondo, suave pero claro.

Después de todo el tiempo que pasé evitando lo que ya sabía me di cuenta de que pude empezar a ser feliz desde hace mucho tiempo, a veces el miedo hace que dejemos pasar oportunidades únicas o que, simplemente, dejemos para luego lo que podemos empezar a disfrutar antes.

Diez meses después de aquella noche debajo del árbol puedo decir que las segundas oportunidades no siempre son malas. Hoy estoy de aniversario, y estoy feliz por ello. Aunque a veces me detengo y pienso, ¿qué tal si mañana él vuelve a romperme el corazón? Muchas veces lo medito y recuerdo que mis padres me apoyarán y que el fin del mundo no será eso, puede que sufra, no estamos exentos del dolor, pero aprenderé algo, no sé qué será, pero sé que me ayudará a crecer un poco más.

Cada persona es una experiencia, y pienso que personas como Sebastián están hechas para darle color a vidas grises. Lo veo llegar a casa a través de la ventana, con un ramo de flores y una caja de chocolates y pienso, "No me molestaría que él me dejara una cicatriz" Porque, después de todo, las cicatrices son las marcas que nos demuestran que hemos llegado a vivir un poco y que, a diferencia de muchas personas, no hemos pasado por la vida flotando.

Cada persona es una experiencia, cada persona es una cicatriz. Tenemos marcas que nos recuerdan el dolor que un ser humano puede llegar a causar, pero también tenemos marcas que nos recuerdan cuán felices podemos llegar a ser. No le temas al dolor, porque quien le teme sufre el doble. ¡Solo vive, que las experiencias llegan solas y se quedan para siempre!

Ama todas tus cicatrices y piensa "¿qué tipo de marca quieres dejar en el mundo?"