Bye bye Mónaco, hello Italy
real life and instagram
No pregunten cómo, pero logré que Lando se quitara ese horrible sombrero 😜
👤 landonorris
landonorris: APARECÍ EN LA PORTADA, wait what? ES UN GORRITO Y NO ES HORRIBLE
lanat4: lo que sea que te ayude a dormir
brigittegrimaldi: no es que le esté dando la razón a Lana peeeeero, si está bien feo ese sombrero.
landonorris: literalmente le estas dando la razón Y POR ÚLTIMA VEZ ES UN MALDITO GORRITO, EXISTE UNA DIFERENCIA
Carlosainz55: iba a decir algo pero mejor no, después salgo regañado
theordj: yo te entiendo Lando, a veces no saben que hacer con tanta luz y prefieren apagar tu brillo
lanat4: desde cuándo fraternizas con el enemigo?
landonorris: JA, I'm beter than you baby
maxverstappen1: Woah, that's my type 💗
lanat4: only you type ✨
landonorris: QUE ASCO, FUERA DE AQUÍ
lanat4: ehh no, es mi publicación Y DEJA DE HABLAR CON MAYÚSCULAS
landonorris: NO QUIERO
lanat4: te voy a bloquear
landonorris: como si pudieras
imyoungforthat: AYUDA SI PUDO (soy Lando)
reeserdxs: no sé por qué siento que Lana y Lando se andaban viendo cara a cara en las imágenes, creo que ya estoy loca
Aeropuerto de Portofino, Italia
9:45 a.m.
El grupo desembarcó del avión con un aire de entusiasmo y algo de cansancio acumulado. Después de un vuelo super largo, finalmente estaban en Italia, listos para comenzar sus vacaciones.
—¿Es normal que haya tantas maletas para solo una semana? —preguntó Carlos, levantando una ceja al ver las cinco enormes valijas que Rebecca arrastraba.
—Primero que todo, es una semana en Italia. Segundo, ¿acaso crees que las fotos perfectas se logran con solo un atuendo? —respondió Rebecca, claramente indignada.
—Deberíamos haber contratado un camión para llevar todo esto —añadió Charles con una sonrisa mientras intentaba cargar las maletas de Charlotte.
—Agradezcan que Brigitte y yo somos minimalistas —comentó Alana, ajustándose las gafas de sol y sosteniendo una pequeña mochila.
—No empieces, Lana —rió Brigitte—. Todos sabemos que logras empacar poco porque terminas usando mi ropa.
Lando, que había estado entretenido buscando memes en su teléfono, finalmente levantó la vista.
—¿Ya nadie va a hablar de lo importante aquí? ¡Estamos en Italia! —dijo con emoción, extendiendo los brazos como si quisiera abrazar el lugar entero.
—¿Y qué es lo importante? —preguntó Logan mientras intentaba sacar una botella de agua de su bolso.
—La comida. La pasta, las pizzas, los postres... —Lando hizo una pausa dramática—. ¿No sienten ya el olor?
—Eso es el perfume de Brigitte, genio —dijo Nicky, empujándolo ligeramente.
El grupo salió del aeropuerto y se subió a la camioneta que los llevaría a su villa en la Costa Amalfitana. Desde el primer segundo, el viaje fue un caos.
—¿Quién eligió esta playlist? —preguntó Charles mientras en los parlantes sonaba una versión techno de una canción italiana que nadie reconocía.
—Yo —admitió Carlos con una sonrisa de orgullo—. Es arte, no lo entenderían.
—Cambiemos esto antes de que alguien decida saltar del auto —intervino Alana, tomando el control del Bluetooth y poniendo algo más relajado.
El resto del viaje estuvo lleno de bromas y comentarios. Nicky insistió en que necesitaban hacer una parada para tomarse fotos con vistas al mar, pero cuando lo intentaron, casi pierden a Lando, quien tropezó mientras intentaba subirse a una roca.
Finalmente, llegaron a la villa. Era un lugar sacado de un sueño: paredes blancas, balcones llenos de flores y una vista impresionante del Mediterráneo.
—Vale, esto es mucho mejor de lo que esperaba —dijo Charlotte, mirando alrededor con asombro.
—Yo reclamo la habitación más grande —anunció Logan, corriendo hacia la casa con Rebecca justo detrás de él.
—Ni lo sueñes, es mía —gritó Rebecca mientras desaparecía por la puerta principal.
—Esto va a ser divertido —comentó Max en voz baja, acercándose a Alana, quien observaba la escena con una sonrisa.
—Lo dices ahora, pero esperemos al primer problema con el baño compartido —respondió ella.
Max rió y, sin pensarlo, apoyó una mano en su espalda mientras se dirigían hacia la casa. Alana sintió un pequeño escalofrío, pero no dijo nada. Había algo en la forma en que él se comportaba que hacía que todo pareciera más fácil.
Por ahora, todo lo que importaba era que estaban en Italia.
Dentro de la villa
11:30 a.m.
El caos comenzó tan pronto como cruzaron la puerta principal. Rebecca y Logan seguían peleando por la habitación más grande—que obviamente compartirán—, mientras Charlotte y Brigitte revisaban la cocina con la esperanza de encontrar algo que se pudiera convertir en un almuerzo improvisado.
—¿Por qué esto se siente como un reality show? —murmuró Alana a Max mientras observaban a sus amigos correr de un lado a otro.
—Porque básicamente lo es. Sólo falta una cámara y una banda sonora dramática —respondió él, inclinándose hacia ella con una sonrisa.
Carlos entró a la sala principal con un grito triunfal.
—¡He encontrado el control del aire acondicionado!
—¿Eso es importante? —preguntó Charles, que estaba inspeccionando una de las terrazas.
—Por supuesto que lo es. ¿Tú quieres dormir sudando? No, ¿verdad? Pues de nada.
Mientras tanto, Lando había desaparecido, lo cual nunca era buena señal. Brigitte lo encontró un par de minutos después en el jardín, intentando subir a una de las palmeras.
—¡Lando, baja de ahí! —gritó ella, claramente exasperada.
—Quiero ver si hay cocos —respondió él con total seriedad.
—¡Esto no es una isla desierta!
—¿Y eso qué tiene que ver?
De vuelta en el interior, Rebecca salió victoriosa del enfrentamiento por la habitación más grande, aunque no sin dejar una advertencia a Logan.
—Ni se te ocurra usar mi baño.
—¿Y si me da una emergencia? —preguntó él con una sonrisa burlona.
—Pues buena suerte, porque no te voy a dejar entrar.
Alana decidió escapar del bullicio por un momento y salió a la terraza principal. La vista era impresionante: el azul del Mediterráneo se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y el sol reflejaba destellos dorados en el agua. Estaba absorta en el paisaje cuando sintió una presencia detrás de ella.
—Hermoso, ¿verdad? —dijo Max, apoyándose en la barandilla junto a ella.
—Mucho —respondió ella, sin apartar la mirada del horizonte.
Hubo un silencio cómodo entre ellos, roto sólo por el sonido del viento y el lejano murmullo de sus amigos dentro de la casa.
—Gracias por invitarme, Max. Esto… Esto es justo lo que necesitaba.
Él la miró de reojo, notando la sinceridad en su voz.
—Me alegra que estés aquí. —Hizo una pausa, como si dudara antes de continuar—. No sería lo mismo sin ti.
Alana sintió un calor inesperado en sus mejillas, pero no respondió. En lugar de eso, se limitó a sonreír, dejando que el momento hablara por sí solo.
Un grito desde adentro rompió el momento.
—¡Brigitte, dile a Lando que deje de intentar cocinar con la cafetera! —vociferó Charlotte.
—Voy —respondió Brigitte, claramente agotada antes de que el día siquiera empezara.
—Esto va a ser interesante —murmuró Alana con una sonrisa divertida.
—Definitivamente lo será —respondió Max, ofreciéndole una mano para volver al interior.
Cuando entraron, encontraron a Carlos y Charles en la sala, discutiendo sobre quién sería el encargado de organizar el primer paseo por la ciudad.
—¡Pero tú siempre eliges restaurantes demasiado formales! —decía Carlos.
—Y tú siempre eliges bares que parecen sacados de los años noventa —replicó Charles.
—¿Por qué no simplemente votamos? —intervino Alana, tratando de calmar las cosas.
—Buena idea —respondió Max, con una sonrisa que dejaba claro que él prefería dejar que el drama se resolviera solo.
La mañana en Italia había comenzado con demasiado alboroto, pero para todos estaba claro que este viaje sería inolvidable, tanto por los momentos caóticos como por los instantes en los que el tiempo parecía detenerse.
Autor's note
Una disculpa por no actualizar, es que andaba (y aún estoy) sin inspo 😔
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