WHAT IT IS : SIETE.

A sólo unos días de la graduación, Chan ya sabía lo suficiente de Felix como para hacerle un regalo.

Era cierto que llevaba un buen tiempo pensando qué hacer para darle las gracias, sólo que no sabía el qué. Ahora, era capaz de pensar en ello.

A Felix le gustaban los regalos hechos del corazón, no algo caro sino simples manualidades que demostraran que la otra persona puso esfuerzo. Así que Chan se pasó toda una tarde viendo tutoriales de YouTube para darle algo bonito.

Felix estaba con sus amigos como siempre, hablando de algo sin mucha importancia. Chan se sentía nervioso una vez más.

— Mh, ¿Felix? — llamó a su espalda.

Él chico se disculpó con sus amigos y se alejó para hablar en privado — ¿Qué pasa?

Bien, era el momento. Chan estaba nervioso, mucho. Pero sacó valentía para darle una bolsa de papel color rosa.

— ¿Qué es esto? — preguntó Felix tomándola y mirando su interior.

— Es por... Es para... — y Felix lo miró sonriente, Chan tragó saliva y miró a otra parte —. Para darte las gracias por ayudarme a graduarme.

Felix se dió cuenta de que era la bolsa de una panadería, con un cupcake de chocolate y al lado una figura. Sacó de la bolsa aquello y notó que era una rosa hecha de papel.

— ¡Es tan lindo, Chan!

Él mencionado dejó de mirar a la nada cuando Felix saltó y le dio un abrazo. Dios mío. Desde aquella vez Felix era más expresivo y con confianza para tocarlo, ya sean abrazos o tomando su mano o brazo. Algo que a Chan le alborotaba el corazón.

Estaba tan perdido en él. Estaba totalmente loco por Lee Felix y no sabía qué hacer al respecto.

Sabía desde hace poco que le gustaba, que estaba enamorado de él y no sabía cómo actuar. Su mente era confusa, pensaba que quizás había una oportunidad para él pero al mismo tiempo creía que se trataban de ilusiones y que en realidad a Felix no le gustaba.

— Soy muy torpe para las manualidades y está un poco fea pero creí que estaría bien para ti. Te mereces cosas bonitas, Felix.

Él castaño mordió su labio en un intento de borrar su sonrisa pero era inútil.

Felix sentía algo cálido en su corazón.

— ¿Bonito como tú?

— Tu eres él bonito, Felix, ya te lo he dicho muchas veces. Te daré las cosas bonitas que mereces, te diré que eres bonito siempre y trataré de ser bonito también para ti.

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