A Chan le importa una mierda la opinión de la gente. No necesita la aprobación de nadie, si a él le gusta algo, lo hace. Nada más.

Pero cuando llegó a la escuela, por alguna razón comenzó a buscar con la mirada a cierto bajito que estaba muy presente en sus días. Y lo encontró, por supuesto. A Chan se le hacía fácil encontrar a Felix. Esa media coleta de cabello castaño y espalda delicada era la misma vista de todos los días. Le gustaba sentarse atrás del salón por comodidad, ahora no estaba seguro si era sólo eso.

Sonrió con burla cuando atrapó sus ojos. Felix estaba con sus amigos esperando a entrar como siempre, esta vez los dejó un momento y caminó hacia Chan.

— Vaya, gran cambio — comentó Felix.

Chan se había cortado más el cabello y ahora era negro totalmente. A Felix le había gustado verlo así.

— Gracias.

— También estás más... No lo sé, ¿Calmado?

— ¿Ah?

Felix rió.

— No te has vuelto un problema últimamente — observó —. No molestas a la gente, incluso saludas ¿Estás bien?

Chan no lo estaba. Él había notado su cambio y por alguna razón le había agradado más esa versión suya. No es que fuera un amor con la gente, pero ahora los toleraba. Y llevaba semanas sin faltar a clase. Chan no estaba bien.

Chan se estaba enamorando.

— Está todo bien — terminó por contestar — Sólo un poco estresado.

— ¿Tú? ¿Estresado? — Felix parpadeó —. Chan, a ti no te importan las cosas lo suficiente como para estresarte por eso.

Él ahora pelinegro suspiró rendido.

— Lo sé, estoy cambiando mucho. Pero, supongo que es bueno, ¿Verdad?

Felix notó algo en los ojos de Chan. Estaba con una expresión calmada, casi totalmente pacífica. No había enojo y rabia como las primeras veces que cruzaron miradas. Incluso tenían brillos. Los ojitos de Chan brillaban mucho.

— Es muy bueno — asintió de acuerdo — Más bonito así.

— El bonito eres tú aquí.

Felix había escuchado mucho esa palabra por parte de Chan. Enseguida notó que no se la decía a nadie más. "Bonito" era para Felix, sólo para Felix.

Pero no evitaba que, cuando lo decía de esa forma casi cariñosa y sincera, sus mejillas lo traicionaran en su expresión seria, volviéndose en un tono rojizo.

Justo como ahora.

— ¡Ah! Tengo que ir con el profesor Park, es un dolor en el trasero pero su materia supuestamente es importante para mi futuro. No sé de qué me servirá la física pero bueno. Tengo que aprobar su examen de la próxima semana y no estudié.

Felix notaba a Chan. Siempre lo notaba. Siempre sabía que estaba cerca y se pasaba buen tiempo mirándolo. Por eso, él se dió cuenta que cuando está nervioso busca irse rápidamente.

Y sólo se ponía nervioso con él.

— Chan.

Él mencionado seguía hablando, pero sólo con ese susurro calló y lo miró.

— ¿Sí?

— Estudia conmigo.