6. Citas no romanticas
Intenté hacer la invitación durante las clases, pero Camus estaba muy ocupado ignorando mis intentos de llamar su atención, probablemente no fue la mejor idea interrumpir las clases, siempre actuó de forma impulsiva, gracias a eso ahora estoy escuchando los reclamos del profesor de matemáticas mientras los demás abandonan el aula, si soy honesto no estoy escuchando casi nada, solo me limito a dar respuestas cortas, pude ver que Aioria hacia un gesto mientras salía, probablemente una burla, Camus estaba con él, espero que ese gato deje de ser tan insoportable y me haga el favor de retener al pelirrojo.
Los dos minutos de reclamos del profesor y los otros tres que tardo en darme una hoja con ejercicios extra parecieron una eternidad, también es una molestia tener más tarea que el resto, la próxima vez tendré cuidado con mis acciones en clase.
Por suerte Aioria detuvo a Camus en la entrada, estaban conversando, no se de que podrían hablar ellos dos, al verme Aioria se despidió de ambos para dejarnos solos, creo que escuche pequeñas risas mientras se alejaba, me preocuparé por eso más tarde.
–¿Tuviste suerte con el profesor?– Camus rompió el silencio, su curiosidad parecía auténtica.
–Ahora tengo ejercicios extra, puedo vivir con eso –Le enseñe la hoja de ejercicios que llevaba en la mano.
–No parece que te afecte demasiado, aunque se supone que es un castigo– Sujeto la hoja para revisar su contenido durante algunos segundos–Al menos no parecen complicados.
–Si es tan fácil podrías hacerlos por mi, te los regalo –Sujete la hoja e intenté meterla en su bolso.
–No gracias, yo no soy el que está castigado–Aparto mi mano y se alejó de mi, parecía listo para escapar si era necesario.
–Ya lo sé, yo las haré, no pienso dejar que algo de trabajo extra me derrote– Una sonrisa confiada acompaño mis palabras–No soy una persona que escapa cuando se presenta un desafío.
–Eso podría considerarse una de tus buenas características.
–¿Cuáles son las otras? –una curiosidad genuina se ocultaba tras esa pregunta.
–Las demás las guardaré para mí.
Intenté ocultar mi decepción, al menos tengo el consuelo de saber que él tiene una imagen positiva de mi, luego podría intentar adivinar cuales son esas características, por ahora debía regresar a mi objetivo principal, la invitación.
–Quiero invitarte a salir–Fui directo y hablé con toda la confianza del mundo.
–¿A dónde quieres ir?–Me vio directamente a los ojos, parecía que estaba analizando algo, tampoco se veía sorprendido.
–Al acuario. ¿Entonces si vendrás conmigo?–Pregunte con una pequeña sonrisa decorando mi rostro, tenía la esperanza de recibir una respuesta positiva.
–Esta bien, ¿Hoy te parece bien?. Podríamos encontrarnos en aproximadamente dos horas frente al acuario. Tengo cosas que hacer los otros días–Saco su celular antes de continuar hablando– Dame tu número de teléfono, así podremos comunicarnos cuando lleguemos.
–Hoy está bien, no sabía que tenías una vida tan ocupada– Agarre su celular para escribir mi número en él, le entregué el mío para que hiciera lo mismo.
–Esos días tengo que ayudar en la librería de mi familia, prefiero no tener otros compromisos cuando tengo que concentrarme en otras responsabilidades– escribió su número de teléfono en mi celular mientras hablaba, al terminar me lo regresó.
–Entiendo, entonces nos vemos en dos horas frente al acuario –Extendi mi mano para regresarle su teléfono.
Se despidió de mi y luego se fue, aún me sorprende la facilidad que tiene para acomodarse a diferentes situaciones, de un momento a otro él comenzó a tomar el mando a pesar de que yo era el que hizo la invitación.
[...]
Me apresuré en arreglarme para llegar a tiempo, Camus parece el tipo de persona que siempre llega puntual, no quiero molestarlo en los primeros minutos de esta salida.
Saque mi celular para avisarle de mi llegada, una vez en la entrada no tarde en encontrarlo entre la multitud, esa cabellera roja siempre destaca.
Lo saludé antes de comprar las entradas, él tenía la intención de pagar las entradas, pero yo luche para ocuparme de todos los gastos, no quiero que pagué por mi, yo lo invite a salir y pienso ocuparme de todo.
Una vez en el interior comenzamos a recorrer los ambientes, Camus estaba callado al principio, su mirada estaba perdida en los diferentes peces que nadaban frente al cristal, su rostro se veía hermoso, tan tranquilo perdido en su propio mundo, un poco diferente a las típicas expresiones neutrales que llegan a ser algo frías, me atrevería a decir que hay un pequeño brillo en sus ojos, por más que intente mantenerse bajo control sus ojos siempre lo delatan.
–No sabía que los acuarios te gustarán tanto– Decidí iniciar una conversación aunque estaba disfrutando del silencio.
–Son pacíficos, me gusta ver el movimiento que hacen los peces en el agua, también son hermosos a la vista– Su mirada se alejó de los peces para prestarme atención– Tú eres todo lo contrario –Añadio solo para provocarme.
–¿Insinúas que no soy hermoso?–Fingi sentirme ofendido– Perdoname por no ser como Afrodita –Una pequeña risita se escapó arruinando mi pequeña actuación.
–Me refería a que tú no eres pacífico, pero es obvio que Afrodita es mucho más hermoso que tú, es bueno ser realista– Comenzó a caminar para acercarse a una pecera ubicada en medio de la habitación.
–Para tu información muchas personas consideran que soy atractivo–Lo seguí hasta la pecera, estaba orgulloso de mi apariencia así que no pensaba dejarlo así.
–Yo no dije que no fueras atractivo–Dejo de evitarme, sus ojos volvieron a encontrarse con los míos, con una expresión de tranquilidad en todo su rostro– Tu también eres hermoso, no tienes rasgos tan delicados, pero sin duda llamarías la atención de cualquiera, tienes tu propia forma de atrapar la mirada– Sus ojos reflejaban la sinceridad de sus palabras.
–Pense que no eras bueno haciendo cumplidos– Comenté sintiéndome extrañamente nervioso, aparte la mirada en un intento de distraerme con los peces.
–No es un cumplido, es mi opinión– dijo antes de seguir con su camino como si nada pasará.
No le di importancia, a Camus no parecía importarle así que no le di muchas vueltas, me hacía feliz saber un poco más de lo que piensa de mi, esa alegría me acompañó durante gran parte del recorrido y en las charlas ocasionales sobre las diferentes especies que veíamos.
Nos detuvimos un momento en la zona de los pingüinos, el ambiente es mucha más frío y por alguna razón ver el terreno congelado en el que habitan me hace pensar en Camus, tal vez por mi idea inicial de darle un apodo relacionado con las cosas frías, aún no lo descarto, podría ser un apodo amistoso.
–¿Te sientes en tu habitad natural?– Pregunté entre pequeñas risas cuando lo vi acercarse.
–Muy gracioso Milo– Respondió sin inmutarse o apartar la mirada de los pequeños pingüinos– No soy un pingüino, ni nada que se relacione con el frió, pero tengo que admitir que si disfruto de las temperaturas bajas.
–Los pingüinos son lindos y adorables, tú eres lindo, pero no puedo decir que seas adorable.
–Es bueno saberlo, no quiero ser adorable– Dijo antes de verme durante algunos segundos de silencio, parecía que estaba pensando en algo– Si yo soy un pingüino...¿Qué animal serías tú?.
–Uno genial, como un depredador o algo así– Comencé a pensar en los animales que me parecían geniales para dar una mejor respuesta.
–Un escorpión– Sus palabras interrumpieron mis pensamientos.
–¿Por qué crees eso?– Ahora tenía curiosidad, en especial porque esa comparación me resulta familiar.
–Aioria dijo que eras un alacrán estúpido– Su forma de hablar y sus gestos lo hacían ver despreocupado– Así que pensé que era una especie de apodo para ti.
–Si es algo así, tiene que ver con mi signo del zodiaco, él me dice alacrán y yo le digo gato, así funciona– Decidí explicar para que entendiera mejor el origen– ¿Entonces estuvieron hablando de mi?
–Un poco, me contó cosas interesantes– Su atención regreso a los pingüinos cuando vio que empezaban a comer.
–¿Qué cosas interesantes?– Pregunté para saber si debería molestarme o no.
–Dijo que tenías planeado llevarme a una cita romántica– Su expresión no cambio aún se veía tranquilo, esta vez sus ojos no me dieron otra respuesta.
–¿Aceptaste venir aunque creías que era una cita?– No me esforcé en ocultar mi interés por la respuesta.
–Claro que no es una cita, supuse que Aioria estaba molestándote, para mí esto es una salida de amigos, tú mencionaste que querías trabajar en nuestra amistad.
–Creí que tú aún no me considerabas tu amigo así que pensé que sería buena idea pasar más tiempo juntos.
–Vamos por buen camino, disfruto de tu compañía, tal vez con el tiempo lleguemos a ser mejores amigos– Sus ojos se encontraron con los míos, transmitían tanta calma y seguridad que podía imaginar una sonrisa en el rostro de Camus aunque en realidad no estuviera ahí.
–Créeme, no voy a rendirme hasta que eso pasé– Respondí con determinación, se que puedo lograrlo si me lo propongo.
Luego de esa charla ambos terminamos con lo poco que nos quedaba por ver del acuario y nos despedimos, sé que los dos nos divertimos pasando tiempo juntos, también parece el inicio de una amistad más cercana. Debería agradecerle a Aioria por la sugerencia, también debería clavarle cientos de agujas en todo el cuerpo por darle una idea equivocada a Camus.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top