Escena 8
—¡Oh cielos nishishi! Pero miren a quien tenemos aquí—su risa hizo eco por las paredes de concreto, los escalofríos recorrieron el cuerpo de la persona amarrada a la silla y el dueño de aquella risa siguió escondido en la oscuridad. Sus manos enguantadas en cuero negro acariciaba cada estante, pared o recipiente que encontraba con tal de poner nerviosa a su presa—Te dije que iba a encontrarte—
—Aunque no fue tan sencillo como creíste que sería—el hombre oculto en las sombras soltó un gruñido molesto—Tardaste más de lo que te esperabas—
—La persona amarrada en la silla no tiene posición para decir algo—
—¿Y tú desde cuando me mandas? —cruzó su pierna por encima de la otra con una risita burlona a nada de salir de los labios, cuando el monstruo en la oscuridad finalmente encontró lo que quería, dio dos pasos firmes y salió a la luz para que esa única lámpara que los alumbraba a ambos le revelará lo molesto, decepcionado e incluso triste de haber tenido a la persona ahí amarrada.
—Desde que te doy órdenes en la cama y las cumples, tal vez—se sentó enfrente de la joven que se puso colorada de inmediato y frunció el ceño, inconscientemente cerró las piernas intentando evitar la humedad que luchaba por dejarse ver—Oh tal vez desde que aceptaste entrar a mi grupo, aceptandome como jefe—volvió a decir y dejó que la afilada hoja de la navaja en su mano enguantada llamara la atención de la joven.
—Eso no es...—
—Yo no te obligue a entrar a esto, ni te obligue a aceptarme como jefe, lo hiciste tu sola así que paga las consecuencias, Elizabeth—la de ojos azules lo miro con sus iris llenas de un fuego que amenazaba con quemar todo a su paso con su enojo, claramente él tenía razón, nadie la había obligado a eso, solo ella misma había hecho tal cosa. Para su disgusto y excitacion a la vez, los ojos verdes del rubio estaban tan calmados como una marea que la amenazaba a ella con apagar todo el fuego que iba a causar, no importaba lo que hiciera, él siempre iba a detenerla—Y lo quieras o no, sigo siendo tu jefe. No importa que seas esa asesina sexy que asesino a dos de los míos, no importa que me hayas traicionado, sigues siendo mia—susurro esto último muy cerca de su rostro, un gemido inconsciente salió de los labios de la mujer cosa que complació al rubio y puso aun más colorada a Elizabeth.
—Eso no lo decides tu, yo me pertenezco a mi nada más—
—Lo siento preciosa, le vendiste tu alma al diablo—volvió a contraatacar completamente complacido de ver como ella se ponía colorada e incluso empezaba a jadear, a ella le gustaba la situación en la que estaban, no importaba que ambos estuvieran en peligro de morir, el deseo era más grande que eso. Aún así, siguió con su máscara de serenidad fría y molesta para divertirse más con ella—Al momento en el que decidiste entrar a mi grupo me vendiste tu cuerpo y tu alma. Tu vida es completamente mía, si yo te digo que hagas algo lo cumples—
—¿Y si me niego? —preguntó en un jadeo haciendo su sonrisa de niña pequeña aún más ancha—¿Qué pasa si decido no hacer lo que me dices, meliodas? —en cinco segundos ya lo tenía tan cerca de su rostro que sentía su respiración, con su mano derecha aferrada a su cintura y la navaja acariciando su cuello blanquecino generandole escalofríos de placer y miedo a elizabeth.
—Tendría que hacerle unos cambios a ese hermoso rostro que tienes—sus labios estaban tan cerca que se estaban rozando—Y sería una pena desfigurar esa bonita cara que tienes—
—Ay mi amor, pero ya no voy a gustarte si desfiguras mi rostro—hizo un puchero adorable que derritió al asesino por dentro.
—Oh Elizabeth—río un poco remarcando su figura con la navaja—Pero tú de cualquier forma me gustas, por eso eres mi esposa. Podrás ser una perra traicionera, pero te amo—
—Callate y bésame mi amor—y lo hicieron, se besaron intensamente disfrutando de la oscuridad y el reencuentro que habían estado esperando. Meliodas siguió acariciando con la navaja el cuerpo de elizabeth, ella abrió las piernas permitiéndole acomodarse bien, mordieron sus labios, juntaron sus lenguas, se devoraron con toda la rabia y amor que sentían el uno por el otro.
*
Esta idea surgió por un arte que vi en tik tok y también porque me acorde de la historia de señor y señora smith.
Básicamente se quieren matar entre los dos, pero se aman con pasión y locura XD
Me encanta la idea, tal vez lo use en alguna historia
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