Mandalore el grande.
Ya pude imaginarlo desde el otro mundo jajajaja.
Antes de empezar quiero darles las gracias por el apoyo a la historia y la paciencia que le tienen al momento de actualizarla.
Aquí usaré algunas imágenes de otras películas para describir las escenas.
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Mandalore - Órbita del Planeta.
Una gran concentración de Destructores clase Resurgente se encuentra sobre el planeta de la Duquesa.
Permanece inmóvil, con sus armas y escudos al máximo para repeler un ataque no declarado del planeta mismo.
Aquel que lidera esta fuerza de invasión conoce muy bien las capacidades del pueblo Mandaloriano, subestimarlos sería la muerte.
Es por eso que decidió mandar un ultimátum, tenían hasta el alba para rendirse, sino, todos van a morir.
Se le notificó de que la actual gobernante es una pacifista en toda la palabra, algo que en cierto modo lo decepcionó, un mundo lleno de guerreros rebajado a una neutralidad innecesaria por parte de su regente.
Esperaba una buena pelea, cosa que al final se le negó, aunque si lo vez por el lado positivo, no tendrá perdidas en recursos.
Sabe que la Duquesa aceptará rendirse antes de derramar la sangre de sus clanes.
Con el pasar de la horas, la idea de una invasión regular se fue desechando.
"La paz es una mentira..."
Lentamente fue estirando su cuerpo, dejando que el crujir de sus huesos sonara en el puente del destructor.
Hay algo que lo perturba, señal de que una futura pelea se acerca, eso encendió su llama interior.
Necesita estar listo para lo que viene, ya que puede acabar mal si no pelea con todo lo que tiene.
Algo que aprendió en su larga vida... nunca subestimes al oponente.
El sonido de naves caza sobrevolando provocó unas vibraciones en la estructura de la nave ya que la velocidad a la que vuelan es rápida.
"Solo hay pasión"
Miró al vacío infinito del espacio, como si estuviera esperando que algo saliera de la velocidad luz.
No podía verlo, pero si podía sentirlo, esa presencia era poderosa sin duda alguna.
Y se acercaba a ellos...
Lentamente su cuerpo mostró pequeños espasmos, uno pensaría que tenía alguna convulsión, pero no era el caso.
Esos temblores en su cuerpo eran por una sola razón.
La emoción de un combate.
Ante la idea de ello sus ojos amarillos brillaron haciendo que los oficiales se le quedaran viendo por breves instantes.
"Con la pasión... obtengo fuerza"
El sonido de pasos metálicos resonó en el puente, alguien de gran importancia para este Imperio ingresó con su escolta.
Esto era un fastidio para él, como Sith'ari de la Orden, su orgullo es grande y el hecho de que le manden una niñera no ayuda en nada.
Reconoce que este ser tiene habilidades con el sable de luz, pero ante sus ojos solo era basura que será fácilmente aplastado si comete tan solo un error en su campaña.
Sin ser conciente, terminó por matar a un oficial que se encarga de las comunicaciones, pues el sonido de su cuello tronar fue una advertencia de lo que está por venir.
"Con la fuerza... obtengo poder"
Nihilus...
Sidious...
Y el resto de su Orden de Sith'aris están en movimiento.
La furia lo está proveyendo de poder, una fuerza que lo hace tan poderoso que ni siquiera un caballero Jedi podría con él.
Entrenó día y noche.
Semana tras semana.
Mes con mes.
Año con año.
Toda su preparación lo trajo ha este instante, dónde una vez más hará gala de su poder.
-La flota está en posición, mi Lord. -dijo aquel General de Legiones con una expresión vacía y llena de seriedad.
Su respuesta fue la mano del Sith'ari indicándole que no haga ningún tipo de ruido.
-No tenemos respuesta alguna del planeta. -diría nuevamente el General sin tenerle miedo al Lord Sith delante de él.
"Con el poder... obtengo la victoria"
Algunos cristales del puente poco a poco se hiban agrietando.
Paneles de control de la nave estallaban en chispas y humo.
Sus labios cubiertos por una máscara que le ayuda con su respiración se torcian en una sonrisa que no era de felicidad.
Su sed de pelea reclama la sangre de los Mandalorianos.
Los quiere doblegar.
Torturar.
Hacer que imploren por su vida.
Matar a cada uno de ellos frente a la población civil restante.
Hasta que imploren la muerte.
Un final que no tendrán ya que eso sería demasiado bueno para ellos.
No, el los romperá física y mentalmente.
-Mi Lord, nos acercamos al fin del tiempo establecido y la Duquesa no parece tener intenciones de rendirse. -dijo el general sintiendo impaciencia ante el silencio del líder de los ejércitos.
"Con la victoria... mis cadenas se romperán"
Se estaban burlando de él al no mandar su declaración de rendición.
Ladeaba su cabeza de derecha a izquierda de forma lenta ante la vista de todos.
Una risa seca salió de él.
Esos imbéciles de hay abajo no saben lo que les espera, se les dió la oportunidad de vivir y se negaron.
Incluso estaba dispuesto a dejar que se les unan, pero se acabó.
Lentamente se fue dando vuelta para encarar al General y al resto de la tripulación que estaban expectantes de la situación.
"La fuerza me liberará"
-Mi Lord. -habló una vez más esperando una orden.
-Mandalore tuvo su oportunidad, comiencen con el desembarco de los ejércitos sobre la superficie del planeta, atacaremos con todo lo que tenemos. -dijo el Sith'ari mirando al General.
-Debe recordar que las órdenes son capturar a la Duquesa y su hermana, no puede matarlas. -dijo el General recordándole su propósito secundario.
-Órdenes irrelevantes, las voy a matar por su insolencia. -dijo el Sith'ari dejando en claro su autoridad.
Pasó de lado al General y caminó hasta el hangar dónde todos sus hombres lo miraban con admiración.
-Hoy, no solo nuestros enemigos sabrán de nuestro regreso, hoy todo el Multiverso volverá a temer a los Sith'aris y si nadie tiene la voluntad de hacer mi voluntad los voy a matar sin dudarlo, ¿queda claro?. -dijo el Sith'ari en voz alta.
Todos levantaron su mano derecha y con el puño cerrado.
Están listos para atacar Sundari.
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Sundari - Capital de Mandalore.
Y desde lo alto de la fragua, mirando el calor derretir el acero sustraído del planeta en cuestión, Satine se cuestionaba en su mente.
La Guerra llegó a su mundo.
Este ejército no era solo un montón de imbéciles droides de batalla, venían con algo mucho más aterrador y letal, una fuerza tan antigua como el universo mismo.
Qui-Gon Jinn se lo dijo hace años, no importa en que lugar de la galaxia o universo vivan, no importa cuánta luz exista, pues la oscuridad fue la primera en estar presente en todos lados y así será por toda la eternidad.
Podía ver a todos trabajar con preocupación, con miedo.
-Son tiempos sombríos, eso es innegable. -dijo la Duquesa Satine mirando a todos que de inmediato dejaron lo que estaban haciendo.
Por años se preparó para esto.
Es por esa misma razón por la cuál nunca se unió a la República.
Pues en secreto, mando a construir una flota armada tan grande como la armada Republicana.
Reunió todo un ejército capaz de someter sistemas estelares en cuestión de días.
Realizó negocios debajo de la mesa para asegurarse de tener siempre un plan de respaldo en caso de que los Separatistas e incluso la misma República quisieran levantar sus armas en su contra.
Confiaba en pocas personas para esto y Obi Wan no era una de ellas.
Si, puede sonar mal, pero lo conoce muy bien y si el se llegaba a enterar de sus operaciones le diría al concejo Jedi.
Lo entendía, era su trabajo después de todo.
Y pese a que sostenían una relación formal que pocos conocían, sabía que tarde o temprano tendrían que enfrentar este tipo de adversidades.
En dónde el por órdenes de la República tuviera que luchar contra ella, porque eso eran los Jedi hoy en día.
Soldados.
Odiaba la posibilidad de esa idea, por eso cuando el esposo de su mejor amiga vino en secreto a ofrecerle un trato, no se negó para nada al ver lo que el pretendía hacer en caso de que las cosas fueran de mal en peor.
-Nuestro mundo y nuestra gente quizás nunca han enfrentado una amenaza más grande que esta. -dijo Satine con una expresión seria.
Prepárate para lo peor y espera lo mejor.
Anakin Skywalker era un Jedi fuera de lo ordinario, muy diferente a todos los que llegó a conocer y en cierto sentido, parecido a Qui-Gon.
El le contó sus intenciones, le dijo sobre un mal sin nombre que tarde o temprano saldría a la luz para acabar con todo lo que conocen.
Le mostró todo lo que pasaba, que tipo de vida llevan las personas en la galaxia con la guerra presente.
¿Cómo pudo ser tan ciega ante el sufrimiento de la gente?
Lo peor llegó cuando tuvo que matar en varias ocasiones para proteger su vida.
Porque esto era así, vivir o morir.
Por eso decidió hacer un cambió en ella y en su hogar.
Con ayuda de algunos senadores empezó a recibir fondos casi ilimitados para la construcción de su propia armada.
Reclutó a miles de hombres, compró armamento del mercado negro.
Hizo tratos con los demonios para traer luz a su planeta.
Traicionó y vendió a gente que intentaron matarla con el mejor postor.
Incluso Anakin le mostró como se debe matar a un Jedi, él mismo sabía que hasta en las mejores intenciones siempre habrá codicia de por medio.
-¡Pero le diré esto a todos aquellos que intenten atacarnos!. -dijo la Duquesa usando un tono más alto que pocos conocían.
Un día ella recordará todo esto.
Todo lo que pasó.
Lo bueno y lo malo.
Los que vivieron y aquellos que no pudieron.
Eran guerreros, con miles de años de historial en combates con cientos de mundos a los cuales pusieron de rodillas.
Y ahora que tiene la fuerza para defender no solo su hogar, sino a los que ama, no dudará en usar todo de su parte.
Incluso si debe hacer un genocidio para salvar a su pueblo.
¿Era suficiente?
Tiene el control de miles de sistemas estelares que la eligieron como su representante ante la galaxia.
Una líder que era cuestionada y subestimada.
Era momento de proteger todo esto.
-¡Nosotros, un pueblo con la sangre guerrera en nuestras venas continuaremos defendiendo las libertades de aquellos que intentan arrebatarselos!. -gritó Satine con furia en sus voz.
Atrás de elle estaba Bo-Katan mirando con orgullo a su hermana.
Pudo ver cómo el miedo presente en los hombres y mujeres es reemplazado por determinación, valor y honor.
Durante un tiempo estuvo pensando en que ella debía ser al regente de su pueblo, pues la actitud bondadosa y pacifista de Satine estaba llevando a su mundo al caos interno.
Golpes de estado que ella mismo detuvo.
Intentos de asesinato fallidos.
Intento de secuestro frustrado.
Siempre cuidó de su hermana sin importar lo que dijeran de ella misma.
Con el tiempo vió que gobernar no era tarea fácil, se necesitan virtudes que ella no tiene, pues en su mente solo vive la idea de entrenar y pelear, algo que no será de utilidad al momento de dirigir un mundo entero.
Eran la luz y oscuridad de Mandalore.
-Mandalore permanece... fuerte. -dijo Satine dejando en silencio a todos.
Esas palabras fueron suficientes para darles motivación a todos dentro de las instalaciones.
-No sabía que eras buena con las palabras, claro, al menos de este tipo que no involucren la palabra "pacifista". -dijo Bo-Katan con cierta burla.
-Digamos que estar en misiones con la Legión de Anakin ayuda en mucho, además me sirvió para conocer más de Obi. -dijo Satine indicándole a su hermana que la siga.
-Los ejércitos estarán listos dentro de una hora, avisé a la flota de nuestra situación y vienen en camino para la batalla. -dijo Bo-Katan mostrándole el rumbo de su armada.
-Bien, necesito que me ayudes, debemos alistarnos. -dijo Satine caminando un poco más rápido.
-¿Acaso estás pensando en...?. -dijo Bo-Katan sintiendo sus ojos agrandarse por las palabras de su hermana.
-Si, por mucho que odie esto debo tener claros mis objetivos, avísale a Din Djarin que se reúna con nosotras. -dijo Satine sabiendo que necesita de toda la ayuda posible.
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Mandalore - A 270 Km de Sundari.
Lo que una vez fue verde, ahora era gris.
Se dice que en tiempos antiguos el planeta era tan verde y hermoso como lo son Naboo, Alderaan, entre otros.
Con el tiempo se perdió esa imágen de vida, es por eso que se formó la guardia real de Mandalore, personas dispuestas a explorar el universo con el propósito de traer nuevamente la vida a su hogar.
Lamentablemente nunca pudieron cambiar el destino que estaba sufriendo su mundo, es por eso que decidieron esperar, a qué un líder naciera entre todos ellos para que los guíe al mañana.
Seguían teniendo la esperanza de que llegado el momento, todo fuera diferente.
Y ahora, con la ocupación de media galaxia, la guerra de los clones y más y más atentados, ese gramo de esperanza comenzaba a perderse.
La poca vida animal que aún seguia con vida empezó a correr con fuerza, ya que inmediatamente la tierra empezó a temblar.
Las rocas sobre algunas crestas cayeron al suelo.
Objetos enterrados salían a la luz por el movimiento de la tierra que los cubría.
Fue entonces cuando se escuchó.
El marchar de cientos de miles de hombres y droides de batalla.
Normalmente uno pensaría que aterrizarán frente a la capital, incluso atacarla desde la órbita superior.
Pero aquél Sith'ari no era tonto, los Mandalorianos tienen sistemas de defensa a lo largo de la ciudad, generadores de escudo que fácilmente pueden resistir un bombardeo planetario.
Es por eso que decidió desembarcar a los ejércitos de este lado, así tendrán tiempo de realizar un plan que les dará la victoria sobre Mandalore.
-Mi Lord, hemos hecho el trazo de rumbo que solicitó, ya encontramos una forma de crear un pasaje para el resto de las tropas. -habló un súper droide táctico.
-Dile a nuestro querido General que es momento, me ocuparé de hacerlos salir a todos, que el espere hasta que de la señal para que se nos una. -dijo el Sith'ari a la punta de sus fuerzas.
Los van a tomar con la guardia baja una vez que tengan paso libre, ellos tendrán que concentrar sus fuerzas sobre él mientras dejan sin protección su flanco.
Es hay dónde su segundo al mando hará acto de aparición.
-¿Reglas de combate?. -preguntó el súper droide táctico.
-Guerra sin cuartel, eso le dará la motivación a las tropas. -dijo el Sith'ari con sus ojos brillando de emoción.
-Entendido, con el ritmo que llevamos arribaremos al amanecer. -dijo el súper droide táctico enviándole los planos de guerra al otro general.
-Espero que tú pueblo siga siendo fuerte Tarre Vizla, sería una pena que se hayan vuelto débiles bajo el liderazgo de una patética pacifista. -dijo el Sith'ari recordando a viejos adversarios.
Discretamente elevó su mirada, había un hombre espiando sus movimientos, algo que no le preocupa ya que al final el será quién gane.
Poco después se escuchó como se activó un jet-pack que el sentinela usó para irse rápidamente.
-Eso es, avísales que el pasado alcanzó su presente. -dijo el hombre riendo un poco.
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Residencia Kryze.
El sonido de las puertas abrirse con desespero y rapidez llamó la atención de los presentes.
-Informa. -dijo Bo-Katan reconociendo a uno de sus sentinelas.
-Ya pude ver al ejército enemigo, es una gran horda. -dijo el sentinela respirando con pesadez.
Había volado lo más rápido que pudo para entregar esta información.
-¿Una gran horda?. -preguntó Bo-Katan sintiendo el estrés con tan solo pensar la magnitud de la fuerza de ataque.
-¿Cuántos son?. -dijo Satine seriamente.
-Tuve que usar sondas de desplazamiento para hacer un cálculo rápido. -dijo el hombre sacando la tarjeta de memoria.
-Solo dinos. -dijo Din Djarin sintiendo como una gota de sudor bajaba por su mejilla.
-Hasta el momento solo pude contar un total de setecientos cincuenta mil hombres, entre droides de batalla de todas las generaciones y sujetos con capaz negras. -dijo el hombre.
-Avisa, que todos se alisten para la batalla, la guerra nos alcanzó y depende de nosotros protegernos. -dijo Bo-Katan casi gritándole.
Tan rápido como pudo el sentinela de retiró.
-Ya convoqué al ejército y la guardia real, cada hombre capaz de pelear fue llamado al servicio y enviado a la armería. -dijo Din Djarin esperando que sus números aumenten considerablemente con esta estrategia poco ortodoxa.
Satine no respondió, simplemente miró su retrato en las paredes de la residencia.
Todo la llevó a este momento.
Sintiendo su mano temblar la puso sobre la pared, un escáner se pudo ver analizando sus huellas para que emergiera de la pared un gran bloque de Beskar puro que se abrió mostrando algo que sorprendió al expósito y a su hermana.
-Mi Lady... a-aca-acaso está planeando lo que yo creo?. -dijo el Mandaloriano totalmente impresionado.
-¿Saben quién soy?. -preguntó Satine viendo cómo su guardia personal tomaba los objetos que estaban perfectamente guardados en el bloque.
Ni siquiera se tomó la molestia de verlos a los ojos.
-Usted es nuestra Duquesa, nuestra líder. -dijo Din Djarin sintiendo un nudo en su garganta por lo que está viendo.
-¿Y ustedes confían en su Duquesa?. -preguntó Satine extendiendo sus brazos.
De inmediato sintió cómo era colocada su armadura que tanto tiempo estuvo guardando.
-Tus tropas y yo te seguiremos sin importar el final. -dijo Bo-Katan colocando las placas de Beskar puro en las piernas de Satine.
Después en la espalda y hombros.
-¿Sin importar el final?. -dijo Satine con la mirada perdida.
¿Por qué debía ceder ante la violencia?
¿Por qué la guerra era el único lenguaje que todos entendían?
¿Por qué la paz no puede ser eterna?
Al mismo tiempo se ve al ejército enemigo marchando.
-¿Dónde está la Orden Jedi y sus ejércitos?. -preguntó Satine a la nada misma.
Sintiendo cómo el blindaje que va a la altura de su cintura al cuello es montado.
Si, ella se dijo que no dependerá de nadie, pero el miedo era un sentimiento tan normal en todos.
No puede haber coraje si no hay miedo.
-¿Dónde están nuestros amigos, nuestros aliados?. -diría Satine sintiendo unas finas lágrimas salir de sus ojos.
Escuchaba el sonido de las herramientas usadas para crear armas de Beskar puro, algo que está prohibido, pero viendo su situación le ordenó a sus mejores herreros y armeras trabajar en ello.
Nuevamente se enfoca a la fuerza enemiga y su magnitud.
-¿Dónde estás Obi?. -dijo Satine tomando el casco en sus manos.
¿Acaso estaba muerto?
¿Le ocurrió algo?
Lentamente fue poniéndose el artefacto en su cabeza ante la mirada de su hermana.
Sabiendo exactamente lo que debe estar sintiendo en esos momentos.
Miraba cómo las madres abrazaban a sus hijos.
Esposas abrazando a sus esposos.
Amigos de toda la vida estrechando sus hombros con fuerza.
A su hermana juntando su frente con la de Din Djarin.
Con elegancia caminó ante la vista de todos.
Se encaminó hasta quedar frente a la fragua que brillaba como el sol mismo.
Pues este era su hogar.
Su legado.
Y juraba por todos sus antepasados que si muere se llevará a tantos cómo pueda con ella.
Todos empezaron a chocar sus antebrazos, haciendo que el sonido del Beskar y de los clanes se haga presente.
Todo este tiempo se alistaron.
Se hicieron fuertes.
Rápidos.
Hicieron amistades.
Formaron familias.
Entrenaron a sus hijos.
Pudieron verlos crecer.
La vida dicta que ningún padre debe sepultar a sus hijos.
Ellos son quiénes los deben sepultar.
Pero aquí no aplica eso, aquel que caiga lo hará con los más altos estándares de un Mandaloriano.
El día del Sol Rojo estaba por iniciar.
Todos ellos lo saben y aceptaron el destino que les depare la batalla.
No luchaban por la victoria o la muerte.
Luchaban por Mandalore.
-Nacimos juntas, morimos juntas. -dijo Bo-Katan haciendo reverencia a su líder.
-Sin importar el final, ni quién muera, si ellos quieren nuestro hogar, pues deberán sufrir para conseguirlo. -dijo Din Djarin colocando su puño en su pecho.
¿Cómo es que pasó esto?
Al final se vió al ejército del Sith'ari avanzar más rápido.
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Regiones de Expansión.
La noche había caído en aquel mundo dónde fue enviado, su tarea era la más simple.
Someter todos los mundos de su sector y asegurar todos los recursos disponibles para incrementar su flota.
Si era honesto consigo mismo, le disgustaba tener que hacer esto.
No hace mucho vió a los ojos de una madre sosteniendo el cuerpo inerte de su bebé que el mismo mató.
A su esposo lo decapitó.
Sus hijos mayores fueron ejecutados.
Y el resto de la ciudad pasó algo similar.
Algunos que tenían la mente retorcida no dudaron en aprovechar la situación y violar a tantas mujeres podían.
Tuvo que hacer odios sordos, vista ciega, ignorar todo lo que acontecía en su lado.
"El poder del enemigo sigue aumentando"
-¿Y crees que no lo sé?. -diría con sarcasmo.
No podía entender del todo como es que alguien así podía existir, un ser cuyo poder es de escala Multiversal.
Aquel que los buscó por todos los universos para reclutarlos.
Unir a los Sith'aris más poderosos del Multiverso para someter a este mismo.
"Tú señor mandó a una de sus marionetas para acabar con el pueblo Mandaloriano, todo el Imperio Oscuro está desatado"
Rodó sus ojos en señal de cansancio, honestamente no sabe que hacer.
Si, el tiene un plan, pero para eso se requiere de tiempo, algo que no tiene en este momento a menos que haga una estupidez.
De ante mano sabe la desconfianza de los otros sobre él, es conocedor de que es vigilado en todo momento.
"Los ojos del más fuerte de los nueve enfoca si vista en Coruscant, él último mundo libre de la galaxia, su guerra contra este Universo será fulminante, el siente que el Elegido se acerca"
-No solo eso, ellos pretenden liberarla, por eso Nihilus se está encargando de reunir la energía vital de cada Universo al que vamos. -dijo el Sith'ari mirando al cielo.
Sus ojos miraron por unos segundos la entrada por dónde el llegó hace rato.
Suspiró, seguramente ya saben lo que hizo y vienen por él para llevarlo ante su líder.
¿Qué debería hacer?
"Y en su corazón, Anakin comienza a comprender que está tarea que se le encomendó acabará con su vida... ¿lo entiendes?... lo has visto"
El sonido de varios droides de batalla y hombres armados se escuchaba por los pasillos de la nave.
Junto a dos presencias que el reconoce muy bien.
De entre su ropa sacó un temporizador que ajustó en un conteo de cinco minutos.
Eso será suficiente para él.
-Todos aceptamos este riesgo, en medio del reino de las sombras, la voluntad y poder del primero de todos se hace más grande, entrena sin descanso alguno para encarar al Elegido, no tendrá límite alguno sobre el Multiverso si logra liberarla de su prisión y él de alcanzar su apogeo, el tiempo de ustedes los dioses se terminó, por eso te pido que vengas y ayudes sin importar lo que tú jefe diga. -diría el Lord Sith estirando sus brazos, flexionando sus piernas y tronar su espalda y cuello para liberar tensión.
Ya estaban cerca de él, así que al diablo con todo lo que tenía en mente, después de todo nada sale como uno quiere.
Y eso era lo que le divertía.
"¿Que harás?... ¿los dejamos a su suerte otra vez?... ¿dejamos que se defiendan ellos solos?"
-Se estaban tardando. -dijo el señor oscuro sin voltear a verlos.
-Sabes porque estamos aquí, sabíamos que este momento llegaría tarde o temprano maestro. -dijo el aprendiz acompañado de otro Lord Sith.
-Rindete y tal vez tengamos piedad contigo. -dijo el Conde Dooku seriamente.
-¿Que les hace creer que pueden contra mi?. -diría el Sith'ari mirando al suelo.
-Somos más que tú maestro, además, estuve entrenando para este momento, pues por fin te voy a superar y ocuparé el lugar que siempre debió ser mío. -dijo el aprendiz con arrogancia.
-Piensa bien lo que estás a punto de hacer aprendiz. -dijo el Sith'ari dándole la espalda a todos.
-Dilo por ti, solo mírate... salvador, conquistador, héroe y villano, eres todo eso y a la vez nada, al final no eres ni luz, ni oscuridad, no perteneces a ningún lugar y es por eso que permanecerás y morirás sólo maestro. -dijo el aprendiz con determinación en sus ojos.
Rápidamente tomó su sable de luz para atacar a matar, el muy tonto le está dando la espalda.
-Demasiado lento. -dijo el maestro tomando su propia arma y someter con la fuerza al aprendiz.
Después enfocó su mirada en Dooku.
-No pueden ganarme Dooku, llévate a tus hombres y deja que me ocupe de mi aprendiz. -dijo el Sith'ari sin vacilar en sus palabras.
-Sabes muy bien que no puedo hacer eso Lord Revan, traicionaste nuestra causa y debes morir por eso. -dijo Dooku activando su sable de luz.
-Tú estúpido Makashi no te será de utilidad. -dijo Darth Revan arrojando a Malak lejos de ahí.
El aprendiz de Lord Sidious intentó atacar a uno de los mejores duelistas de todos los tiempos.
Revan simplemente correspondió evadiendo de forma fácil sus ataques.
-La edad te volvió débil anciano. -dijo Revan caminando con porte y elegancia.
Dooku hizo una señal para que sus droides atacaran al Sith, cosa que hubiera funcionado de no ser porque Revan detuvo cada disparo sin necesidad de usar las manos.
Con un simple gesto destruyó y mató a las fuerzas que ambos trajeron para asesinarlo.
Ante eso, Dooku volvió al ataque.
Esto sería más fácil si Malak no fuera tan arrogante y fácil de manipular.
Su ayuda le caería muy bien en estos momentos.
-Eres bueno para ser un viejo acabado. -dijo Revan bloqueando en dos movimientos las estocadas de Dooku.
Su lucha apenas había comenzado, si quería ir en ayuda de la Duquesa tendría que eliminar a todo el ejército el solo.
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Entrada Norte de la Forja - A 15 Kilómetros de Sundari.
(Reproducir el vídeo a su gusto)
Apareciendo como un faro de esperanza entre la sombra que cubre su mundo, el sol apareció firme iluminando las enormes estatuas que simbolizan el trabajo de los herreros y armeras de todo Mandalore.
Todo estaba en juego, solo es cuestión de tiempo para ver quién será el claro vencedor en esta enorme batalla que se encuentra próxima a iniciar en los campos de Mandalore.
Este era el único paso libre para llegar a la capital de Sundari y el control total de todo el planeta.
Es por eso que Satine decidió mantener la pelea en este sector, con toda la fuerza enemiga enfocada sobre ellos la flota tendrá oportunidad de llegar y evacuar a todos los civiles que se encuentran en la ciudad.
Por eso tendrán que contenerlos todo lo que puedan hasta que sea oportuna la retirada.
Pues la Duquesa era conciente de que perderán el planeta ante semejante fuerza invasora.
Miró atrás de ella dónde toda la guardia real se encontraba lista y preparada portando con orgullo el acero Mandaloriano.
Su color dorado es un símbolo de que solo le son leales a la Duquesa, solo responden ante ella y con gusto darán la vida por ella.
-Están cerca, puedo sentirlo. -dijo Satine al frente de su ejército.
-Estaremos listos mi Lady, solo de la señal. -dijo Din Djarin comenzando a caminar.
Las reservas permanecen en espera hasta que sean requeridas.
Inesperadamente es detenido por unas finas manos que le tomaron sus hombros, volteando a ver quién detuvo su caminata, se encontró con esos hermosos ojos verdes que siempre le han gustado desde que los vio por primera vez.
-Cuidate mucho. -dijo Bo-Katan recargando su cabeza en el pecho del exposito.
-Siempre lo hago. -dijo Din Djarin tomando una de sus manos para unirlas.
-¿Puedes prometerme algo?. -preguntó Bo-Katan mirándolo directamente.
-Lo que sea. -dijo Din Djarin haciendo algo que sorprendió a la hermana de la Regente.
Se había quitado el casco para que pudiera verlo.
Él apenas era un poco más alto que ella.
-Si algo sale mal...-dijo Bo-Katan sintiendo un nudo en su garganta.
-No, saldremos de esta, siempre lo hacemos. -dijo Din Djarin acercándose un poco más a ella.
-Escúchame, si algo sale mal... prométeme que salvarás a mi hermana y te irás con ella. -dijo Bo-Katan esperando que el acepte.
-¿Y dejarte?. -dijo Din Djarin negándose.
Ella es la mujer más valiente que ha conocido en su vida, la persona que más ama en esta vida y por nada en el mundo la dejará.
-Solo prométemelo. -dijo Bo-Katan mirándolo con súplica en sus ojos.
Satine era la única que puede dirigir y ser el símbolo que todo su pueblo necesita.
-Por favor. -dijo Bo-Katan juntando sus labios con los del exposito.
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Regiones Desconocidas.
Algunos cruceros Venator se encuentran orbitando un planeta que al parecer está fuera del alcance de la fuerza enemiga que ocupaba cada sector libre en la galaxia.
Después de revisar la información y autentificar las datos tomaron rumbo al planeta especificado por el General Skywalker.
-¿Seguros que estamos en el lugar correcto?. -preguntó el Capitán Rex mirando el mundo al que llegaron.
-Si, estas son las coordenadas que marca el holo-mapa que el General Skywalker le entregó a R-2. -dijo el comandante Cody.
-Preparen una nave de transporte, bajaremos. -dijo Rex saliendo rumbo al hangar seguido de Cody.
"Si están viendo este mensaje es porque decidieron unirse a mi causa"
Ambos clones caminaban por los pasillos de la nave con un solo objetivo en su mente.
Anakin confiaba en ellos para que realicen esta tarea de búsqueda.
En un principio pensaron que tendrían dificultades al navegar por todas las Regiones inexploradas, ya que existen pozos de gravedad en puntos específicos que dejan inútiles los sistemas de navegación.
Agujeros negros con una fuerza de atracción gravitacional que fácilmente pueden despedazar los cruceros.
Pero no fue su caso, ya que al parecer Anakin estuvo en este sector hace tiempo.
"Puede que surgiera una nueva facción enemiga que se una a los Separatistas, seremos superados en fuerza y en armamento"
Una vez abordaron la nave descendieron a la superficie, dónde encontraron una ciudad con cierto parecido a Naboo.
Era un lugar asombroso tenían que admitir.
Aterrizando, fueron a la Residencia del actual gobernante.
Habían hecho un gran viaje para llegar hasta aquí, más vale que valga la pena y puedan obtener ayuda porque sino todos los que conocen, amigos, familia y hogares van a desaparecer para siempre.
"Es por eso que hace un tiempo me hice amigo de alguien importante para cumplir mis metas, trabajamos juntos una temporada y él me juró que si en algún momento necesitamos ayuda, podemos acudir con él"
En la torre principal de la ciudad una persona caminaba con elegancia, con sus manos unidas atrás de su espalda.
Hace poco se le notificó de la llegada de una flota armada de la República.
Tal vez era Skywalker, era lo más seguro ya que solo el conoce la ubicación actual de su hogar.
Eso quiere decir que el momento había llegado.
El tiempo de darse a conocer frente a sus oponentes que tenían miedo de ellos y sus capacidades bélicas.
"Es por eso que deben encontrarlo... busquen al Gran Almirante Thrawn "
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Aquí dejo el capítulo panitas, espero que les guste.
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