Luz y Oscuridad.
Yo soy Grogu banda...
Llevo cincuenta años viviendo en este sistema remoto XD.
Ando muy inspirado con esta historia, espero que lean los capítulos, estoy dándolo todo en ellos jajaja.
Y lamento la demora, tuve que revisarlo y editarlo más de una vez porque no me estaba gustando cómo quedó jajajaja.
Pero aquí está el resultado final.
Créanme, les va a gustar mucho.
Ya falta menos para la sería de Ahsoka XD.
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Se encontraba recostado sobre una cama con vista a las cascadas de su hogar, podía oír el flujo del agua cayendo al río, el sonido de los árboles, sentir la frescura del viento y la calidad del sol que iluminaba la mañana.
Entonces lo sintió, un par de labios buscando reclamar los suyos, no hizo falta saber quién buscaba sentirlo en la calidad de aquel momento que era solamente de ellos.
Su presencia lo relajaba, el olor de su cabello fino cayendo en cascada por sus hombros y espalda, la suavidad de su extensa y fina piel.
Sus ojos se abrieron pada ver los de ella, no tenían que decir nada para transmitir todo el amor que ellos tienen el uno por el otro.
Con delicadeza ella se recostó sobre el, con su cabeza sobre su pecho para darse el deleite de escuchar el latir de su corazón.
Sabían que su relación estaba prohibida por muchos, un ser mortal con el poder de un dios enamorado de una diosa de samgre pura.
Aún recordaba esas palabras que ella le dedicó la vez en que ambos admitieron sus sentimientos...
"La luz de la estrella de la tarde no aumenta ni disminuye, es mía y se la doy a quién me plazca... cómo mi corazón"
-¿Estoy dormido? ¿esto es un sueño?. -habló en un susurro buscando una respuesta clara.
-Un sueño muy hermoso. -le respondió ella besándolo nuevamente.
No había necesidad de lujuria en su momento, solo eran ellos dos disfrutando de esa vida que compartían desde hace mucho tiempo.
El se dedicó a mirar su fino rostro mientras su mano derecha acaricia su mejilla derecha.
-Sueña. -dijo ella alejándose de él para apreciar la vista.
El se quedó un momento recostado, sabía que estaba en guerra contra toda la orden de los Elegidos y que no podía darse el lujo de quedarse con ella mucho tiempo.
-Tú me dijiste una vez.. qué este día llegaría. -esas palabras llamaron la atención de su amada esposa que se giró para verlo.
-Éste no es el final, sino el principio, debes ir y terminar lo que empezaste, ése es tu camino. -le respondió ella con claridad y paciencia.
Lentamente se fue levantando para acercarse a ella, la tomó de su brazo derecho para abrazarla, juntando sus caras para sentir la respiración del otro.
Ella podía sentirlo, estaba asustado.
-Mi camino no está claro, se lo que debo hacer pero.... eso me alejará de ti. -él habló con sinceridad y un rastro de miedo en su voz.
No quería perderla...
-Tu camino yace ante tus ojos, no puedes titubear ahora y abandonar todo por lo que estás luchando. -dijo ella diciéndole que se debe ir para acabar con esto de una vez por todas.
Ella y los demás no podían interferir, esas eran las reglas.
-Por favor.... no me pidas que me valla. -diría él no queriendo ceder.
-Si no confías en que podrás ganar.... confía en esto.... confía en nosotros. -respondió ella señalando sus corazones y a ellos mismos.
Entonces el se despertó....
Estaba agitado, sudando, todas esos sueños o memorias lo estaban atormentando desde que entró a este lugar.
Se veía a el mismo con una mujer, pero por más que intentaba ver quién era ella... no podía.
Ese recuerdo terminaba al igual que el resto, en lo mismo.
Miró su prótesis y su única mano real que tenía, sin poder evitarlo se sujetó la cabeza para tratar de calmar ese dolor que poco a poco lo estaba fastidiando.
Todavía era de noche, así que se puso su calzado y parte superior de su ropa para salir, necesitaba caminar un poco para despejar su mente y relajarse.
Rápidamente fue a la habitación de su padawan para asegurarse de que esté bien dormida, la conocía bastante y si ella se daba cuenta de que el estaba despierto no se le va a despegar.
No es que le moleste, pero si necesita un tiempo para el solo.
Una pequeña sonrisa se mostró en sus facciones, Ahsoka estaba a nada de caerse de la cama.
Si, ella aprendió mucho sobre el, cómo destruir droides de batalla, como sobrevivir en ambientes hostiles de todo tipo.
Lo que más aprendió de él, fue su temperamento, sus acciones, su forma de dormir.
Sin necesidad de acercarse usó la fuerza para acomodarla sin que fuera a caerse.
Después de eso salió, Barris y su maestro se encontraban bien, al menos ellos duermen como personas normales.
-Esperen un poco más, pronto saldré de aquí. -dijo Anakin en un susurro.
Su amada esposa debe estar esperando por su regreso.
Caminó de forma tranquila hasta llegar a la zona de entrenamiento, mirando el cielo lleno de estrellas sonrió.
Inhaló con lentitud para sentir la frescura del viento entrando por sus fosas nasales, sentir ese aroma que destaca lo natural sobre lo artificial.
Luego de unos segundos dejó escapar el aire.
Vive...
Muere...
Repite...
Una ley simple que fue impuesta por la madre naturaleza.
Todo crece, todo vive y todo muere.
Decir que no hay luz sin oscuridad es simple vanidad.
Rápidamente su mirada se tornó seria, extendió su cuerpo y juntó las palmas de sus manos con tal fuerza que esto provocó un eco en la zona.
"Tú le darás a la gente un ideal al que podrán aspirar"
Aquellas palabras llenas de sabiduría que su madre le dedicó durante su niñez empezaban a tener peso y significado ahora que se encuentra en este lugar.
Ella siempre creyó en el, que su futuro será mejor que el de cualquier otro ser en este enorme y basto universo.
Gran parte de su vida estuvo dudando de el mismos, de sus habilidades, de su poder.
El miedo era lo más natural, la única cuestión es como decidimos afrontarlo.
"Te seguirán... tropezarán... y fracasarán"
Por breves momentos pudo sentir la sangre de su madre en sus manos.
El peso de su cuerpo rendido.
El dolor de sus heridas.
Sus sentimientos.
Su temor de no encontrarse con él.
Y lo más importante... el amor que ella le transmitió en sus últimos momentos de vida.
Después la Guerra comenzó
Vidas perdidas.
Mundos destruidos.
Todo el equilibrio entre la vida y la muerte en desbalance total.
El ocultar su matrimonio.
Tener que llevar a una niña al frente de batalla.
El no poder salvar a todos como el se prometió.
"Y con el tiempo... se unirán contigo en las estrellas"
Una pequeña y fina lágrima caía de su ojo derecho.
Esta carga que tiene en sus manos es demasiado para el solo, pese a que nunca pidió esto.
¿Que pasaría si se muestra como es frente a la galaxia?
¿Le temerán?
¿Lo apoyarán?
Con el tiempo conoció la naturaleza de cada ser vivo.
Sus dudas crecían conforme transcurría la guerra.
No sabía si puede confiar en los habitantes de la galaxia.
Era conciente de que el es admirado por muchos.
Pero... ¿realmente el es la solución?.
Sus desbalances emocionales.
El descontrol de su poder.
Su miedo de quedarse solo.
Inesperadamente sintió una cálidas manos sobre sus mejillas.
"Con el tiempo.... los ayudarás a lograr maravillas"
Abrió sus ojos...
Un nudo se formó en su garganta.
Su madre estaba frente a él, dedicándole una sonrisa maternal.
Un simple gesto que disipaba sus miedos, sus inseguridades.
¿Que es lo que hizo para tener una madre amorosa y tierna?
"Tendrás que decidir en qué clase de hombre te convertirás porque... quien sea ese hombre... bueno o malo cambiará al universo"
¿Era buen Jedi?
¿Acaso luchar por la República era lo correcto?
¿Por qué seguir luchando?
Si existe la mínima posibilidad de ganar esta guerra... ¿debería hacerlo sabiendo que puede morir?
¿Que puede perder a la mujer que ama?
Su padawan, su maestro, sus amigos.
La enfermedad es la Guerra...
Y ellos son el virus que la propaga.
¿Acaso él es bueno a ojos de los Separatistas?
¿Qué era el bien?
¿Qué era el mal?
Todos eran malos, asesinos.
Jedis, Sith, droides, clones.
Se han hecho cosas horribles... terribles y terroríficas en nombre de "la paz" que usan como excusa para fomentar una guerra sin sentido ni propósito.
El obedecía órdenes directas de su gobierno y de la Orden Jedi.
¿El resultado?
Destrucción en todos los mundos dónde el y su Legión combatían.
Él, Un Caballero Jedi altamente poderoso enviado con la misión de eliminar la amenaza Separatista.
Y creía que estaba haciendo el bien... que estaban haciendo lo correcto para formar un mejor mundo.
Siempre creyó que lo verían cómo el Héroe que vino a liberar una Galaxia oprimida, llena de penas y de dolor gobernada por políticos "crueles"
En lugar de eso, resulta que es visto como un asesino por aquellos que están fuera del yugo Separatista.
El sólo es un jóven Jedi... manipulado por sus superiores.
Extrañaba a su madre y explotaron eso a su favor con falsas esperanzas de que llegado el momento lo dejarían ir a liberarla.
Le llenaron la cabeza con tonterías sobre ser un protector, un salvador.
Cuando la cruda realidad es que el se convirtió en un destructor al formar parte de esa línea viciosa de dolor.
Una risa se escuchó.
El solo hacia el trabajo sucio de la República.
Había una cosa que considerar.
Si lo hubieran dejado actuar en diversas situaciones dónde realmente lo ameritaba, habría asesinado a la cabeza de los Hutt, la esclavitud del pueblo de Ahsoka, la matanza de muchos clones.
El viaje jamás termina, no existe una eterna recompensa para ellos.
Bien y mal.
Luz y Oscuridad.
Todo esto, las Guerras, las muertes, la destrucción de planetas.
Cada acontecimiento habido y por haber en el Universo... tiene que pasar.
Con ello, viene el estado mental que cada quién adquiere para cumplir con su rol específico dentro de la línea trazada.
Era igual que todos.
Un peón de sus líderes... cegado por la lealtad y el ideal de libertad.
Si tiene que matar para traer equilibrio...
¿Cuántos estarían dispuestos a morir para que así miles más puedan vivir?
¿Cuántos aceptarían el destino que el impondrá para crear nuevos mundos?
"La decisión es tuya... solo... asegúrate de elegir bien"
-Dime... te has preguntado el por qué a los Jedis no se les permite tener esposa e hijos. -la voz del Padre sacó al Elegido de sus pensamientos.
-Para que no amén, el amor es la muerte del deber para nosotros. -respondió Anakin con simpleza.
-Si llegara el día en que tuvieras que escoger entre el deber y el honor de un lado y a los que amas del otro ¿que es lo que harías?. -le preguntó el Padre de Mortis.
-Haría lo que fuera correcto, sin importar el costo. -dijo Anakin sin dudarlo.
-Entonces ya entiendes porque eres único, la mayoría de los Jedi no son tan fuertes, después de todo... ¿que es el honor y el deber comparado con el amor de una mujer?. -diría el Padre acercándose.
Eso ganó la mirada absoluta del Elegido, sabía que se refiere a Padme.
-¿Qué es el deber comparado con el sentir a un recién nacido entre tus manos?. -explicó el Dios.
Esto era de total ignorancia para Anakin, el no sabe que será padre.
-O la sonrisa de un hermano. -dijo el Padre.
La imagen de Obi Wan llegó a su mente, cada aventura, cada charla, cada risa e incluso las discusiones.
-Tu y yo somos descendientes de una línea de sangre divina, hacemos nuestro deber cuando no hay costo, el honor nos llega fácil entonces, pero... tarde o temprano, en la vida de un Elegido llega el día que no es sencillo, el día en que debe elegir. -dijo el Padre seriamente.
-¿Y este es mi día?. -le preguntó Anakin mirándolo directamente.
Nuevamente lo obligaban a elegir entre el deber y a los que ama.
Solo que en esta ocasión, se siente diferente.
-Duele Skywalker, si, yo lo sé. -respondió el Padre.
-Tú no lo sabes, nadie lo sabe!. -dijo Anakin pasando de largo.
Su ira quería tomar control de él.
-Tal vez sea un Elegido, reconozco mi deber para con la Galaxia, pero Padme es mi esposa, Ahsoka es como mi hija y Obi Wan es mi hermano!. -respondió Anakin deteniendo su caminar para volver a darle la mirada por sobre su hombro.
-La fuerza fue muy cruel cuando puso a prueba mis votos, esperó a que me enamorara de la mujer a la que llegue a amar. -dijo el Padre.
Eso tomó por sorpresa al Elegido, no sabía que el estuvo casado.
-¿Que podría hacer cuando me llegaron noticias sobre mi esposa?, ella fue corrompida por los Nexos de la fuerza, la ruina de nuestra casa, la muerte de aquellos a los que consideré amigos, me encontraba triste, desvalido, frágil. -dijo el Padre mirando a las estrellas.
Tener que enfrentar a la mujer que ama fue lo más difícil que hizo.
-Aún así, cuándo escuché sus lamentos, ver sus ojos llenos de tristeza en un mar de oscuridad, no me quedó más opción que intervenir. -dijo el Padre.
El nunca hablaba de eso, le era muy doloroso.
Ni que decir de sus hijos, ellos estaban en una situación similar.
Su hija no pudo estar con el hombre que ama debido a que le se lo negó.
Su hijo tenía un fuerte vínculo con su madre, una vez ella murió el regresó a ser lo mismo, un demonio de oscuridad absoluta.
Eso llenó de sorpresa al Jedi...
¿Acaso el Padre de Mortis fue el primer Elegido?
-No te diré ve o quédate, debes tomar esa decisión tu mismo y vivir con ella por el resto de la eternidad... al igual que yo. -dijo el Padre alejándose.
Fue inesperado el tiempo que pasó meditando y pensando.
Tan absorto estaba en su plática con el Padre y en su lluvia de pensamientos que no se dió cuenta de que Barris y Ahsoka practicaban sus formas de combate sobre el monasterio.
Ambas ya tenían un estilo más rápido y fluido.
Ganaron fuerza, velocidad, resistencia.
Su entrenamiento era algo distinto a lo que normalmente se acostumbra.
Aprendieron a estar en total armonía con ellas mismas.
Lo que le sorprendió fue lo que pudo ver, en un instante sus sables de luz empezaron a pelear por voluntad propia.
Mientras ellas dieron comienzo al combate cuerpo a cuerpo.
Tal vez era lo que su maestro Qui-Gon trataba de explicarle.
El cristal del Jedi es su esencia, su se logra un control perfecto sobre el sable de luz, todo estará en calma.
-El cristal es el corazón del sable de luz, el corazón es el cristal del Jedi, el Jedi es el cristal en la fuerza, la fuerza es el sable del corazón, todo perfectamente entrelazado, el cristal, el sable y el Jedi. -se escuchó la voz de Obi Wan.
-Valla, jamás pensé que fueras así de sabio. -dijo Anakin con una expresión divertida.
-Si tuvieras la paciencia requerida te habría enseñado eso. -dijo Obi Wan colocándose a lado de su aprendiz.
-Podría decir lo mismo, si tan solo no tuvieras miedo de volar te mostraría varios trucos. -dijo Anakin mirando a las padawan entrenar.
-Aprecio mi vida. -dijo Obi Wan naturalmente.
-La vida es aburrida sin un poco de diversión. -dijo Anakin viendo con orgullo a las niñas.
Luego de un silencio monótono, ambos rieron un poco.
-¿Que tienes?. -le preguntó Obi Wan.
El podía sentir el conflicto en su interior.
-¿Alguna vez has pensado en abandonar todo e irte con Satine?. -preguntó Anakin con sus manos atrás de su espalda.
-Se lo que piensas, honestamente crecí bajo el pensamiento e ideal que la Orden quería que siguiera de forma ciega. -dijo Obi Wan pensando en sus días como iniciado en el templo.
Su única respuesta fue el silencio de Anakin.
-También fuí alguien imprudente a tu edad, obstinado, rebelde, después el maestro Qui-Gon me eligió cómo su aprendiz. -dijo Obi Wan sonriendo.
No dirá una mentira, al principio le costó adaptarse, afortunadamente su maestro es alguien muy paciente y sabio.
-Estaba nervioso, asustado, no sabía si estaría a la altura de sus estándares, por eso daba todo de mi mismo en las misiones. -explicó el Jedi.
-¿Alguna vez te preguntaste el por qué te eligió?. -diría Anakin con duda.
-En un lugar común... en una hora inapropiada... ¿somos capaces de percibir la belleza? ¿nos detenemos a disfrutar? ¿reconocemos el talento en un contexto inesperado?. -diría Obi Wan.
Eso dejó pensando al jóven Elegido, esa respuesta acompañada de unas preguntas eran interesantes.
-El poder no lo es todo Anakin, lo que nos distingue de entre los demás es lo que tenemos en nuestro interior. -respondió Obi Wan con calma.
Entendía lo que trataba de decir, el en su momento tenía algo de pureza y humanidad en él.
-¿Crees que esto tenga un buen final?. -preguntó Anakin viendo cómo ambas jóvenes se detenían un poco para descansar.
-He llegado a pensar... que no existe el final perfecto, claro que existen finales infinitos, o quizás, una vez que se empieza lo único que existen son los finales, ya sean buenos o malos. -dijo el maestro del Soresu.
-Supongo que tienes razón. -diría Anakin disfrutando de la conversación.
-La tormenta pasará, créeme, experimentarás nuevamente esa sensación ligera después de haber lidiado con las dificultades ajenas en tu camino, no se exactamente como sucederá, tal vez nisiquiera tu lo sepas, pero siempre has enfrentado cualquier desafío y permaneces firme, la tormenta llegará a su fin, o tal vez no en su totalidad, pero ya no serás la misma persona que resistió cada impacto de violencia, eso es lo que implica la vida Anakin, aprender a no dejarte ahogar por cada tormenta que sacude tu realidad. -dijo Obi Wan mirando a las aprendices.
-Espero que así sea. -dijo Anakin relajado.
Pero en su interior se encontraba en shock por las palabras de su maestro.
-Además, esto es algo confuso, ¿no crees?, hay tanto que decir, que vivir, que hacer y todo pasa demasiado rápido... la represión avanza a un gran ritmo que no somos capaces de entenderla, ese es el truco de la maquinaría ideológica de este Universo. -dijo Obi Wan viendo cómo las aprendices continúan con el entrenamiento.
-¿Y cuál es tu respuesta?. -dijo Anakin expectante.
-Si... abandonaría todo para poder estar con ella el resto de mi vida, tener una muerte a su lado de viejos con nuestros hijos y nietos a nuestro lado, pero lamentablemente no puedo darme ese lujo, al menos hasta que resolvamos esta Guerra. -dijo Obi Wan comenzando a caminar.
El también debe reanudar su entrenamiento.
-Ambos sabemos que una buena muerte viene después de una buena vida, tanto tú cómo yo perdimos el derecho de vivir esa buena vida al jugar al soldado en la Guerra. -le dijo Anakin en voz alta.
-Y tampoco se te olvidé, que nadie, ni siquiera tú, puede matarlos a todos. -dijo Obi Wan sin detener su caminata.
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Regiones de Expansión.
Parte de la flota de los Destructores se encuentra haciendo un bombardeo orbital sobre otro de los sistemas que son clave para asegurar su victoria en todos los frentes de batalla.
-Mi Lord, el planeta se niega a ceder ante la ocupación militar. -informó uno de los droides tácticos.
-¿Qué recomiendas? ¿los ejecutamos uno a uno frente a sus seres queridos? ¿los obligo a que maten a sus hijos? ¿destruyo el planeta?. -diría el Lord Sith con calma.
-Me temo que ninguna, las órdenes fueron claras, debemos dejar sobrevivientes en cada sistema en el que estamos. -respondió el droide táctico.
-Hagan un cese al fuego, dejemos que los sobrevivientes mueran de hambre hasta que pidan nuestra ayuda. -ordenó el Lord Sith.
-Como ordene. -dijo el droide táctico.
Sin nada más que decir el señor oscuro de retiró del puente de mando, necesitaba un momento para pensar.
-Estos imbéciles, necesito buscar la forma de contactar con "él". -habló para su mismo.
Lo malo es que su aprendiz lo vigila por órdenes del diablo mayor.
-Le cortaré la cabeza si intenta oponerse. -diría sin pena alguna.
De su ropa sacó una foto, la nostalgia lo invadió al instante al ver todo lo que perdió por culpa de ese Imperio Oscuro.
Este no era el primero universo que invaden y destruyen, lamentablemente el se vió obligado a entrar con ellos para buscar el modo de traerlas de regreso.
De un momento a otro su facción cambió totalmente, ahora tenía una expresión de total seriedad por lo que acaba de sentir a través de la fuerza.
-Hijo de perra...-susurró con molestia.
¿Acaso ya empezó?
Era demasiado pronto, se supone que nadie tiene permitido enviarlo a algún sistema.
-Date prisa Skywalker. -murmuró el hombre caminando.
Necesita un cambio de planes urgente, ahora más que nunca.
Todos tenemos motivos para matar.
Otros tienen razones para vivir.
Y otros simplemente eligen la opción de morir.
Él tiene las tres.
Por eso debe fingir que sigues órdenes para que llegado el momento pueda escapar y ayudar en la guerra.
Lo malo, es que siempre son vigilados en todo momento.
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Coruscant.
-Las tropas están en posición, estamos listos para el asalto. -habló Mace Windu.
La sala estaba repleta de personal esencial.
Caballeros Jedi, miembros del concejo, guardianes del templo y el gran maestro Yoda.
-Montamos un perímetro de defensa, tiene un radio de 200 kilómetros, colocamos detonadores en puestos clave para frenar al avanzada terrestre en caso de que nos lleven al punto de quiebre. -explicó el Maestro Mundi señalando los edificios más altos de la capital.
-En caso de que el bloqueo en órbita sea destruido, usaremos los Cruceros Aclamator para la evacuación. -dijo Depa Billaba señalando el punto de evacuación.
-Si quieren vivir tendrán que correr lo más rápido que puedan, porque una vez que empiecen a despegar los cruceros no se van a detener. -dijo Jaro Tapal seriamente.
-Es por eso que usaremos el templo como vía de escape, ese será el último puesto de defensa. -dijo la maestra Luminaria.
-La cuestión es a dónde ir, toda la galaxia está en un estado de emergencia, nos quedaremos varados y moriremos de hambre antes de que alguien nos ayude. -dijo el Senador Organa.
Eso era un buen punto que debe ser considerado.
¿A dónde podrían ir?
-Los Mundos del Núcleo, Chandrila, Corellia, Duro, Kuat, Anaxes, Alderaan y Hosnian Prime, todos estos dejaron de ser una opción viable. -dijo Quinlan-Vos mostrando el holo-mapa de la galaxia.
-Las Colonias se encuentran entre los Mundos del Núcleo y el Borde Medio, Balmorra, Bardotta, Carida, Castell, Cato Neimoidia y Fondor, podríamos revisar enviando sondas de exploración. -sugirió Kit Fisto.
-El Borde Exterior cayó, Bestine, Calcoraan, Gorse, Jakku, Onderon, Quarzite y Taanab, todos están ocupados por fuerzas invasoras. -diría el Líder de los Guardianes del Templo.
-Kiros, Minbam, Shili, Umbara y la estación minera conocida como Anillo de Kafrene son de las Regiones de Expansión, no es conveniente sabiendo que esa zona es campo de batalla. -dijo el Senador On Free Taa.
-Bothawui, Falleen, Iridonia, Ithor, Kashyyyk, Malastare, Naboo, Jedha, Ord Mantell, Ringo Vinda, Ruusan, Shu-Torun, Tibrin, Toydaria, Trandosha y Wobani, son del Borde Medio, si logramos establecer contacto con alguno de esos mundo tendremos dónde aterrizar en caso de que nos quedemos sin combustible. -dijo el maestro Cin Drallig.
-¿Y que pasa con los Sistemas Exteriores?. -preguntó Riyo Chuchi.
-Los Sistemas Exteriores son Arkanis, Mon Calamari, Kessel, Ryloth, Eriadu, Sullust, Geonosis, Mustafar, Tatooine, Lothal, Bespin, Mandalore, Dagobah, Hoth, Dathomir, Malachor, Moraband/Korriban, Nal Hutta, Ossus, Raxus, Ryloth, Scarif, Yavin 4, Sullust y Utapau, tenemos silencio radial, cero comunicación, esa parte es la que más me preocupa. -respondió Mace Windu.
-Debemos ir al antiguo templo Jedi en Lothal, escondernos ahí podremos. -propuso el maestro Yoda.
-El problema es llegar, lo cruceros que serán usados para la evacuación no cuentan con un sistema de armas lo suficientemente capaz de protegernos. -dijo Adi Gallia.
-¡¿Dónde malditas están la 501 y la 212?!. -se escuchó el grito de Padme.
Ya llevan varios días sin señal alguna de las Legiones más fuertes del ejército.
Sin ninguna noticia sobre su esposo y su pequeña estudiante a la que adora como su hija.
Su familia.
Satine.
Estaba aterrada y el estar con los cambios de humor por el embarazo no ayudaban en nada.
-Él volverá, deber ser paciente. -le recomendó su amiga Riyo Chuchi.
-Ella tiene razón, debemos estar juntos y colaborar para tener una posibilidad de sobrevivir. -diría Mon Mothma.
Yoda se limitó a mirarla, él sabía del porque la preocupación de la Senadora.
En su vientre lleva el linaje de Skywalker, unos niños cuyo poder y potencial son iguales que el de su padre.
Si ellos fracasan, esos pequeños serán la salvación de todo esto.
Cuidarla deben, la esperanza y supervivencia de todos los Jedi están en ese vientre.
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Mortis
-Nuestro tiempo aquí se agota... el de mi hija se extingue. -habló el Padre de la mujer que ama.
Lo entendía, se supone que ellos siendo deidades deben ir a las tierras imperecederas.
Dónde podrán estar toda la eternidad.
-Déjala ir, deja que ella parta con nosotros, que se lleve su amor a nuestro hogar dónde jamás lo olvidará. -dijo aquel hombre de mirada dura.
-Pero se lleva nada más que memorias. -diría él negándose a dejarla ir.
-No dejaré que mi hija muera aquí ¿entiendes?. -dijo el Padre con mirada dura.
-Aún tiene esperanza, eso la hace quedarse. -respondió el Elegido tratando de convencerlo.
-Se queda por ti, ella debe estar con su familia!. -respondió de forma cortante y severa.
Ante lo dicho el Elegido se alejó con un sentimiento de derrota.
Sabía que ellos dos estaban destinados a estar juntos.
¿Pero ha qué precio?
El creía firmemente en que ella lo amaba.
Valla error.
Al final ella lo abandonó, se fue sin decir nada.
Estuvo días esperando en aquel lugar donde vivían.
Los días se volvieron semanas.
Las semana meses.
Los meses años.
Y los años en milenios.
Inesperadamente un golpe en la cara le hizo recobrar el enfoque.
-Deja de distraerte. -le diría la Hija.
Se puso de pie, con la mirada sombría y el cuerpo rígido.
-Debes pelear enserio, me estás dejando las cosas muy fáciles. -dijo la Hija lista para la pelea.
En cambio, la respuesta del Jedi fue dejar la guardia baja.
-Bien, si así lo quieres. -diría ella moviéndose rápidamente.
En esta ocasión, Anakin terminó alejándose varios metros por tan duro golpe en su estómago.
-Me estás haciendo enojar. -diría Anakin en un susurro.
Ante la vista de la Hija, varias líneas rojas surgieron sobre el cuerpo del Elegido.
Estas poco a poco lo envolvían.
-Es suficiente. -dijo el Padre haciendo que Anakin cayera desmayado.
-Interesante, jamás pensé que alguien pudiera acceder a ese estado. -habló el Hijo maravillado con el poder que estaba viendo.
-¿Se puede saber que estaban haciendo?. -demandó saber el Padre.
-Entrenando. -respondió su Hija un tanto cortante.
-Se lo que tramas, pero debo decirte que estás cometiendo un error. -le diría su hermano.
-Desde este momento dejarás de entrenarlo, Hijo, es tu turno, el Elegido debe dejar de perder tiempo. -eso fue lo último que dijo el Padre antes de irse.
-Lo siento hermana, tuviste la oportunidad y la desaprovechaste. -dijo su hermano sonriendo de forma oscura.
Era momento de explotar los miedos del Elegido.
-Estás hecho un asco. -dijo Obi Wan levitando en flor de loto.
Sus ojos estaban cerrados, pero podía ver sin la necesidad de ellos.
-No es gracioso maestro. -se quejó Ahsoka revisando a su figura paterna.
-Nunca lo ví tan desorientado. -dijo Barris mirando el estado del maestro Skywalker.
-Seguramente esa bruja le hizo un hechizo para llevárselo con el y alejarlo de mi!. -dijo Ahsoka perdida en su mente paranoica.
Si, ella se hizo un poco dependiente de Anakin, al menos en un aspecto emocional ya que lo quiere mucho.
-Serenate Ahsoka, solo están entrenando. -dijo Barris tomando el hombro de su amiga.
-Esa perra!. -dijo Anakin despertando repentinamente.
Ahora lo entendía, el porque lo miraba con esos ojos.
Eso no se quedaba así, Anakin Skywalker es obstinado y le sacará toda la verdad a esa bruja.
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Naboo.
Sobre el planeta natal del Canciller Palpatine y de la Senadora Amidala se encuentra un destructor del Imperio Oscuro.
La nave estaba estática sobre la órbita superior del planeta, sin ninguna escolta que lo proteja de algún ataque enemigo.
Lo curioso de esta nave es que se encuentra totalmente vacía, no había droides de batalla.
Ni siquiera algunos Sith del nuevo orden.
Todo estaba en total silencio.
Lo único que había abordo se encontraba en el puente de la nave.
Era un hombre de vestimenta negra que miraba con codicia todo el planeta.
No tenía ojos.
Ni boca.
Ni siquiera una nariz, orejas o labios.
No tenía nada que lo describa como un humano.
No.
El no pertenece al orden natural, el nació de la oscuridad misma.
Incluso trataron de sepultarlo vivo una vez.
Lentamente sus brazos se elevaron a la mitad de su cuerpo con las palmas de las manos abiertas.
El momento había llegado.
Era el momento de recordarle a la Galaxia que las leyendas nunca mueren.
Sobre la superficie del planeta, la luz del sol comenzó a regresar.
Algo que extraño a muchos que permanecen ocultos.
-¿Creen que sea una trampa?. -habló uno de tantos civiles.
-No podemos saberlo, a menos que alguien salga. -respondió otro.
Muchos negaron, no estaban locos para salir y exponerse a una muerte segura.
-Yo lo haré. -dijo una persona.
Todos enfocaron su vista en el señor Ruwee, padre de su antigua regente Padme Amidala.
-¿Estás seguro?, podría ser peligroso. -dijo su esposa Jobal preocupada.
-Estaré bien, además, debemos ver si nuestra hija sigue con vida. -dijo Ruwee dándole una cálida sonrisa.
-Ve con cuidado. -dijo su hija Sola abrazándolo antes de que el saliera a la calle.
Por las dudas y para protección suya, el señor Naberrie llevó un arma cargada en caso de que todo sea un simple engaño.
Lo primero que hizo fue revisar todo el corredor sobre el que salió, los mismos muertos tirados en el suelo, algo lamentable tenía que admitir.
-Vamos, puedo hacerlo. -diría para si mismo caminando con paso acelerado.
Una vez llegó a la plaza de la capital pudo ver que todo seguía igual, las fuentes no dejaban de expulsar agua, los vehículos de exploración aparcados sobre un pequeño muelle y canales de transmisión proyectados sobre algunas mesas encendidos.
-Parece que todo está bien. -dijo Ruwee mientras tomaba aire.
Para no exponerse en su totalidad, solo dejó que su mano reciba rayos del sol.
Para su fortuna, nada le pasó, eso era algo bueno.
"Habla el General Mace Windu, este mensaje es para todos nuestros aliados en la Galaxia, necesitamos ayuda, Coruscant está bajo zona cero"
"Hago el llamado a todos los que oigan este mensaje, tenemos sobrevivientes, necesitamos ayuda con la evacuación antes de que sea demasiado tarde, el enemigo ya tomó todo el Borde Exterior, los Sistemas Exteriores, será cuestión de tiempo antes de que vayan al Borde Medio para tomar todos los sistemas libres"
Eso fue lo último que se escuchó del mensaje antes de que todo quedara incomunicado.
-Debo avisar, puede que mi hija siga con vida. -dijo Ruwee corriendo al refugio.
Todo estaba despejado.
(Reproducir el vídeo a su gusto)
Al cabo de unas horas, todas las naves caza de Naboo están siendo preparadas para ir a la Guerra.
Coruscant necesita ayuda, los Jedi y todos aquellos que viven en la capital necesitan ser evacuados.
Ahora que ellos tienen luz pueden recibir a tantos cómo pueden.
Ya luego se ocuparán de los suministros, lo importante es salvar a todos.
La Reina en persona se ofreció a ir para ayudar, solo era cuestión de tiempo antes de que Legiones Sith llegaran a su planeta.
Aquí podrían formar un punto de defensa, los civiles serán enviados a las minas de Plasma dónde estarán a salvo y con energía para la atención médica que algunos necesitan.
"Nuestra hora ha llegado"
Repentinamente una flor que se encontraba en los campos verdes del planeta murió y se convirtió en una especie de masa oscura.
"Durante 300 años nos hemos preparado, nos hemos fortalecido"
Todo el hermoso verde natural estaba siendo reemplazado por un lugar inhóspito y muerto.
Toda forma de vida, por muy grande o diminuta que fuera, estaba muriendo.
-Aquí líder Bravo, estamos listos para partir. -dijo uno de los pilotos sobrevolando la capital de Theed.
Nadie era conciente de lo que estaba pasando.
"Mientras todos ustedes permanecían cegados en la cuna de su poder"
Para sorpresa de muchos, las naves caza empezaron a caer al suelo.
Algo estaba pasando.
-¿Que pasa?. -preguntó la Reina mirando como todas las naves de apoyo estaban cayendo.
Todos se alarmaron, tal vez el enemigo llegó antes de lo que anticiparon.
-Papá. -dijo Sola antes de caer inerte al suelo.
-¡Sola!. -gritó Jobal desesperada.
Segundos después ella también cayó inerte.
-¡No!. -gritó Ruwee con sus últimas fuerzas antes de caer.
Uno a uno fueron muriendo.
Sorprendentemente una flama violeta empezó a emerger de las profundidades del planeta.
Los océanos, los lagos, todo moría rápidamente.
El cielo antes azul se volvió negro, desprovisto de toda la vida que lo caracterizaba.
"Creyendo que su gente estaría a salvo"
Toda esa flama violeta empezó a rodear todo el planeta, dejándolo gris, dejándolo sin vida.
Nubianos...
Los Gan Gan's
Toda la población de Naboo murió en menos de un minuto.
Todo lo que una vez fue verde, lleno de vida, alegría y un futuro próspero... se terminó.
"Estaban seguros de que la República podría ser la gobernante"
Toda la energía del planeta fue en dirección del destructor que estaba sobrevolando la órbita superior del planeta.
No importa lo que hubieran tratado de hacer, nada podían hacer para detener lo que empezó.
Nadie en la galaxia sabía que todos eran un simple festín.
Algo de lo que una persona, una leyenda puede comer.
"Pero todos ustedes fueron engañados"
Dos minutos, tan solo 120 segundos le tomó aniquilar un planeta con sus manos.
Él...
Una leyenda que se creyó un mito.
Alguien que nunca existió.
Un devorador de mundos.
La misma muerte en persona.
"Pues el poder del Lado Oscuro los cegó por completo"
Caminando sobre un planeta seco y sin vida.
Aquél que lo consumió caminaba tranquilamente sobre lo que alguna vez fue vida.
Él es la contraparte del Elegido.
Aquél Sith, aquel ser inmortal.
Pues él es el Sith'ari de la Oscuridad.
"Creyendo que no habría ninguna fuerza capaz de vencerlos a ustedes"
-A... ayuda. -se escuchó una voz cerca.
Tomando el arma de su cintura la encendió.
A paso lento se fue acercando a la única persona que logró salir con vida.
Ella se veía débil, sin ningún tipo de fuerza para levantarse.
-Por favor... ayúdame. -suplicó la mujer estirando su mano.
Ella no lo podia ver, su vista se esfumó, no veía nada por sus ojos blancos.
-Mi hija... salvela... por favor!. -dijo Jobal Naberrie elevando la voz tanto como sus cuerdas vocales le permitían.
"Pero ahora... al fin... hemos regresado"
Al final se pudo ver quién era el portador de ese sable de luz carmesí.
Bien dicen que siempre hay algo de cierto en las leyendas.
Algunas de ellas nunca mueren.
Ni siquiera el diablo, porque el siempre vuelve de un modo u otro.
Porque después de todo...
¿Cómo matas algo que ya está muerto?
Ese era el Lord Sith... Darth Nihilus.
Un muerto en vida.
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Aquí les dejo el capítulo mis panitas.
Dejen sus comentarios y digan que les pareció el capítulo.
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